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Autor: Patricio Osiadacz

EDD. martes 24 de diciembre de 2024.

Primera Lectura

Lectura del segundo libro de Samuel (7,1-5.8b-12.14a.16):

CUANDO el rey David se asentó en su casa y el Señor le hubo dado reposo de todos sus enemigos de alrededor, dijo al profeta Natán:
«Mira, yo habito en una casa de cedro, mientras el Arca de Dios habita en una tienda».
Natán dijo al rey:
«Ve y haz lo que desea tu corazón, pues el Señor está contigo».
Aquella noche vino esta palabra del Señor a Natán:
«Ve y habla a mi siervo David: «Así dice el Señor: ¿Tú me va a construir una casa para morada mía?
Yo te tomé del pastizal, de andar tras el rebaño, para que fueras jefe de mi pueblo Israel. He estado a tu lado por donde quiera que has ido, he suprimido a todos tus enemigos ante ti y te he hecho tan famoso como los grandes de la tierra. Dispondré un lugar para mi pueblo Israel y lo plantaré para que resida en él sin que lo inquieten, ni le hagan más daño los malvados, como antaño, cuando nombraba jueces sobre mi pueblo Israel. A ti te he dado reposo de todos tus enemigos. Pues bien, el Señor te anuncia que te va a edificar una casa.
En efecto, cuando se cumplan tus días y reposes con tus padres, yo suscitaré descendencia tuya después de ti. Al que salga de tus entrañas le afirmaré su reino. Yo seré para él un padre, y él será para mi un hijo.
Tu casa y tu reino se mantendrán siempre firmes ante mi; tu trono durará para siempre»».

Palabra de Dios

Salmo

Sal 88

R/. Cantaré eternamente tus misericordias, Señor

V/. Cantaré eternamente las misericordias del Señor,
anunciaré tu fidelidad por todas las edades.
Porque dijiste: «La misericordia es un edificio eterno»,
más que el cielo has afianzado tu fidelidad. R/.

V/. «Sellé una alianza con mi elegido,
jurando a David, mi siervo:
Te fundaré un linaje perpetuo,
edificaré tu trono para todas las edades». R/.

V/. «Él me invocará: “Tú eres mi padre,
mi Dios, mi Roca salvadora”;
Le mantendré eternamente mi favor,
y mí alianza con él será estable». R/.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Lucas (1,67-79):

EN aquel tiempo, Zacarías, padre de Juan, se llenó de Espíritu Santo y profetizó diciendo:
«“Bendito sea el Señor, Dios de Israel”,
porque ha visitado y “redimido a su pueblo”,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la “misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza”
y “el juramento que juró a nuestro padre Abrahán” para concedernos
que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante “del Señor a preparar sus caminos”,
anunciando a su pueblo la salvación
por el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos por el camino de la paz».

Palabra del Señor

REFLEXIÓN :

Hoy toca en el evangelio de Lucas justo el último texto antes del relato del nacimiento de Jesús. Se nota que mañana es Navidad. Se trata de un antiguo canto de alabanza a Dios, que el evangelista pone en labios de Zacarías. Como en todos estos textos de la infancia de Jesús, que sirven de prólogo a los Evangelios, Lucas trata de sintetizar lo que es fundamental de lo que luego se va a exponer, cuando relate la vida, hechos y palabras de Jesús.

Sería bueno que utilizásemos este cántico como parte de nuestra oración diaria. Así lo hace la Iglesia desde tiempos inmemoriales en su oración de la mañana. Cada verso se podría comentar con detalle porque no hay ni una palabra puesta al azar. Da para meditar y alabar y orar.

Pero me voy a centrar en la parte que empieza por “Es la salvación… y termina en “en su presencia todos nuestros días”. El párrafo anterior se ha dedicado a alabar a Dios por la salvación que está por venir. Es esa fuerza de salvación que Dios ha suscitado en la casa de David. Pero las líneas que siguen nos dicen cuál es el objetivo de esa acción de Dios, que es nuestra salvación.

El cántico lo expresa con mucha claridad: la salvación de Dios nos libra de nuestros enemigos y de la mano de los que nos odian. Es decir, la salvación se orienta a liberarnos de todo lo que puede amenazar nuestra vida. Es una salvación que, ante los peligros, nos devuelve la esperanza. Es el cumplimiento de la antigua promesa. Dios no se ha olvidado de nosotros.

Lo que sigue es más importante aún. Esa salvación nos concede que libres de temor… le sirvamos con santidad y justicia. Hay que subrayar ese “libres de temor”. Seguir a Jesús no lo hacemos porque tengamos miedo a la condenación o vete tú a saber qué otras razones. Seguir a Jesús lo hacemos en libertad. Una libertad y una vida que se pone al servicio de la santidad y la justicia. Dicho con las palabras que aparecerán más adelante repetidamente en los Evangelios, es una libertad puesta al servicio del amor. Con Jesús se supera la ley y entra en el camino del amor. Para eso nos ha liberado su salvación. Para amar.

Fernando Torres, cmf

Fuente : https://www.ciudadredonda.org/evangelio-lecturas-hoy/

Comentario al Evangelio del lunes 23 de diciembre de 2024

Padre que todo puede en el amor
quiero aprender
a ser vecino de otras vidas
de la misma manera que
Tú te acercas a mi
Ya soy capaz de alegrarme con
la sorpresa de los nuevos embarazos
que Tú nos concedes
como participación en tu fecundidad
Pero aún insisto en dar nombres conocidos
Al Inédito que se presenta ante mí
Todavía estoy tentado a desautorizar el saber
de quien modela en su propia carne
el milagro de un cuerpo todo otro
Todavía me asusto cuando
una voz antes de que vuelva a hablar
No más para dudar o imponer
pero para autorizar y sostener
la palabra callada de una persona amada
Despierta en mí
menos certezas
y más encantamientos
menos imposiciones
y más despojamiento
menos repeticiones
y más apertura al nuevo
Solo así experimentaré la alegría
sentir tu mano sobre mí y
de ofrecer mis manos a otros
como un partero del Misterio
Solo desea ofrecer su ayuda
al hermoso y dramático nacimiento
de muchos hijos e hijas del Alto
siempre libremente únicos
a la imagen de tu Hijo unigénito. – Hno. Mauricio Silva dos Anjos – Hermano Menor Capuchino de Chile.

EDD. lunes 23 de diciembre de 2024

Primera Lectura

Lectura de la profecía de Malaquías (3,1-4.23-24):

ESTO dice el Señor Dios:
«Voy a enviar a mi mensajero, para que prepare el camino ante mí.
De repente llegará a su santuario el Señor a quien vosotros andáis buscando; y el mensajero de la alianza en quien os regocijáis, mirad que está llegando, dice el Señor del universo.
¿Quién resistirá el día de su llegada? ¿Quién se mantendrá en pie ante su mirada? Pues es como el fuego de fundidor, como lejía de lavandero. Se sentará como fundidor que refina la plata; refinará a los levitas y los acrisolará como oro y plata, y el Señor recibirá ofrenda y oblación justas.
Entonces agradará al Señor la ofrenda de Judá y de Jerusalén, como en tiempos pasados, como antaño.
Mirad, os envío al profeta Elías, antes de que venga el Día del Señor, día grande y terrible. Él convertirá el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, para que no tenga que venir a castigar y destruir la tierra».

Palabra de Dios

Salmo

Sal 24,4-5ab.8-9.10.14

R/. Levantaos, alzad la cabeza;
se acerca vuestra liberación.

V/. Señor, enséñame tus caminos,
instrúyeme en tus sendas:
haz que camine con lealtad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador. R/.

V/. El Señor es bueno y es recto,
y enseña el camino a los pecadores;
hace caminar a los humildes con rectitud,
enseña su camino a los humildes. R/.

V/. Las sendas del Señor son misericordia y lealtad
para los que guardan su alianza y sus mandatos.
El Señor se confía a los que lo temen,
y les da a conocer su alianza. R/.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Lucas (1,57-66):

A Isabel se le cumplió el tiempo del parto y dio a luz un hijo. Se enteraron sus vecinos y parientes de que el Señor le había hecho una gran misericordia, y se alegraban con ella.
A los ocho días vinieron a circuncidar al niño, y querían llamarlo Zacarías, como su padre; pero la madre intervino diciendo:
«¡No! Se va a llamar Juan».
Y le dijeron:
«Ninguno de tus parientes se llama así».
Entonces preguntaban por señas al padre cómo quería que se llamase. Él pidió una tablilla y escribió: «Juan es su nombre». Y todos se quedaron maravillados.
Inmediatamente se le soltó la boca y la lengua, y empezó a hablar bendiciendo a Dios.
Los vecinos quedaron sobrecogidos, y se comentaban todos estos hechos por toda la montaña de Judea. Y todos los que los oían reflexionaban diciendo:
«Pues ¿qué será este niño?»
Porque la mano del Señor estaba con él.

Palabra del Señor

REFLEXIÓN :

Estamos leyendo estos días los llamados “evangelios de la infancia”. En realidad, sirven como prólogos para que luego tanto Mateo como Lucas se explayen en la vida pública de Jesús, contándonos sus andanzas como predicador itinerante y, sobre todo, el relato de su pasión. Como todo prólogo, estos relatos tratan de plantear al lector lo fundamental de la vida de Jesús.

El relato de hoy cuenta el nacimiento de Juan Bautista. Él es el precursor, el que va anunciar la llegada del Mesías, de Jesús. En el relato hay una discusión o debate entre los padres de Juan y el resto de los familiares. Estos se extrañan de que le vayan a llamar Juan. Parece ser que era un nombre nuevo en la familia. Los padres se llamaban Zacarías e Isabel. Nadie antes se había llamado Juan. Pero tanto Isabel como Zacarías afirman con rotundidad que el niño que ha nacido se va a llamar Juan. Rompen así con la tradición, con lo que se hacía siempre. Comienza una nueva historia en esa familia.

El nombre “Juan” viene del hebreo y se podría traducir por “Dios es misericordioso” o “Dios es bueno” pero también por “aquel que está lleno de la gracia de Dios”. En cualquier caso, la bendición de Dios está con aquel al que van a llamar Juan.

Esa bendición se mezcla con la ruptura con la tradición que supone el que sea un nombre nuevo en la familia. De esta forma, el evangelista nos está indicando que hay un comienzo nuevo en la historia. El nacimiento de Juan, su nombre nuevo, marca un final y un comienzo. Lo que se había hecho hasta entonces ya no valía. Lo nuevo que viene rompe esquemas e invita al asombro. Es exactamente eso lo que piensan los vecinos de Zacarías e Isabel, que se preguntaban “¿Qué va a ser de este niño?” Porque en su mismo nombre veían que la mano de Dios estaba con él. Y Dios es siempre sorprendente.

De esta manera el evangelista nos va invitando a seguir leyendo, a dejarnos llevar por la sorpresa al conocer la historia de Juan y de Jesús. Por ahora, nos quedamos en la admiración. Ya tendremos muchos días para conocer más de cerca lo que la vida de Jesús nos va a ofrecer.

Fernando Torres

Fuente ; https://www.ciudadredonda.org/evangelio-lecturas-hoy/

Comentario al Evangelio del domingo 22 de diciembre de 2024.

El Adviento es un tiempo de esperanza y preparación, donde nos acercamos al nacimiento de nuestro Salvador, Jesucristo. Encendemos cada vela de la corona de Adviento con la expectativa y el anhelo de la luz que viene al mundo.

En esta temporada, «Alabado Seas» nos invita a reflexionar, a estar atentos a las señales de Dios y a prepararnos espiritualmente. Es un momento para abrir nuestros corazones a la misericordia y el amor, y para extender nuestra mano al prójimo en necesidad.

Unámonos en oración y acción, esperando con alegría la llegada de nuestro Redentor. ¡Alabado seas, Señor, por el don de tu Hijo!

AlabadoSeas #OFMCap #VocaciónCapuchina #QuéQuieresDeMi #OFMCapMedia

Homilía para la Eucaristía del domingo 22 de diciembre de 2024.

CUARTO DOMINGO DE ADVIENTO. C.

Miqueas 5,1-4: -anuncio enigmático en el que se vaticina el nacimiento del futuro Rey-Pastor del Pueblo de Dios, entroncado con la dinastía de David. Él traerá un Reino de Paz.

Hebreos 10,5-10: El autor presenta el auténtico y verdadero sacrificio: el de Cristo, el Hombre-Dios, que viene a cumplir con la Voluntad de Dios. Se muestra el misterio de la Encarnación como la ofrenda que agradó a Dios.

Lucas 1,39-45: María visita a Isabel, Dios a la humanidad, por medio de la Encarnación. La familia del Bautista es la primera en ser beneficiada, es objeto de bendición.

1.- Ya no queda nada para que llegue la visita esperada; Ya llega el Salvador. Dios entra al mundo, a la humanidad, por medio de la Encarnación del Verbo. Dios llega al hombre haciéndose hombre.
Ya el profeta anuncia que esta visita no trae la paz, sino Él mismo es la Paz que viene a instalarse en medio de la humanidad
Dentro de las muchas cosas que se pueden decir de la Encarnación hoy podemos decir que con la entrada de Dios en el mundo se instaura una nueva y definitiva Alianza, mejor que las anteriores, ya que es Dios mismo el que se hace presente, se instala en la humanidad al encarnarse. El Verbo eterno del Padre se une a la humanidad en Alianza eterna, nos trae algo nuevo.

2.- Por eso, el autor de la carta a los Hebreos, haciendo una exégesis del salmo 39 dice: Me has dado un cuerpo…entonces dije: aquí estoy para hacer tu Voluntad”. Es un sacrificio porque es la oblación-entrega de lo mejor que tiene: su voluntad. “He aquí que vengo para hacer tu Voluntad”; es la mejor manera de expresar la Alianza con Dios.
Si nos preguntamos ¿Por qué Dios se hace hombre? Podríamos decir, porque, al encarnarse el Verbo, es lo mejor que pudo hacer: realizar en plenitud la Voluntad de Dios. Y este es el mejor sacrificio, el único que agradó a Dios.
Nos podemos dar cuenta, hermanos, que poco a poco la liturgia nos va metiendo en el núcleo del Misterio de la Encarnación, el Misterio de la Navidad.

3.- El Señor hizo en su Encarnación lo que el hombre no ha sido capaz de hacer. El ser humano no fue capaz de hacer la Voluntad de Dios, sino que siempre ha pretendido suplantar a Dios, se cree Dios. Y ese es su mayor pecado, que se ha manifestado con el correr del tiempo de diversas maneras. No hemos sabido ser fieles a Dios; por eso no sabemos tener ni vivir en paz, en reconciliación.

4.- Es interesante constatar que en la Sagrada Escritura las intervenciones de Dios son calificadas como “Visitas” del Señor, ya sea a su Pueblo, o algún personaje determinado.
Lucas en esta escena nos presenta al Señor, que está en gestación, que visita a Juan, que también está en gestación en el seno de su madre. Si por la Encarnación Dios “Visita”, interviene en la humanidad, la primera beneficiada, después de María, es la familia de Isabel.
María, como otrora en Israel, es el Arca de la Alianza, ya que Ella trae a Cristo, la Paz de Dios.
No sólo Ella es la Bendita entre todas las mujeres, sino todo aquel que acepta y se deja visitar por el Señor.
El Señor siempre está visitando a la humanidad. Pero como dice san Juan 1,11: “El Verbo vino a los suyos y los suyos no lo recibieron”. Lo mismo sucede hoy.
Dejémonos visitar, invadir por el Señor que viene. Entonces sí que también nosotros seremos objeto de bendición de parte de Dios.
Ya llega el Señor; preparémonos para recibirlo.

Hno. Pastor.

Comentario al Evangelio de hoy sábado 21 de diciembre de 2024.

“Bendita tú entre las mujeres”

Benditos los hombres y mujeres que al recibir la visita de Dios no se miran a sí mismos, pero son capaces de reconocer, bendecir y servir la obra que Él ha realizado en la vida de los demás. Esta es la señal inequívoca de la alegría del Evangelio. Deberíamos ser, en estos días, portadores de alegría a los demás; saliendo de nosotros mismos para transmitir la experiencia de Dios, en un mundo que no conoce demasiado la gratuidad del amor. Si lo hacemos así la Navidad será una experiencia gozosa.

La misión de María es tan importante y particular que la hace única entre todas las mujeres. A ninguna otra, Dios había pedido algo tan importante: ser madre del Verbo encarnado. Por eso, Dios con ella tuvo un cuidado especial. Pidamos a María que nos ayude a prepararnos para recibir a Jesús como ella se dispuso. Creo que nadie mejor que ella se preparó para la Navidad. Ella sabe qué necesitamos limpiar, qué necesitamos arreglar y qué necesitamos preparar para recibir bien al fruto de sus entrañas. Recibamos a María, que, apresurada, viene a nuestra casa para servirnos. María, mujer y modelo del camino y de la disponibilidad, ruega por nosotros. ¡Amén!

– Hermano Mauricio Silva dos Anjos – Hermano Menor Capuchino de Chile.

EDD. sabado 21 de diciembre de 2024

Primera Lectura

Lectura del libro del Cantar de los Cantares (2,8-14):

¡LA voz de mi amado!
Vedlo, aquí llega,
saltando por los montes,
brincando por las colinas.
Es mi amado un gamo,
parece un cervatillo.
Vedlo parado tras la cerca,
mirando por la ventana,
atisbando por la celosía.
Habla mi amado y me dice:
«Levántate, amada mía,
hermosa mía y ven.
Mira, el invierno ya ha pasado,
las lluvias cesaron, se han ido.
Brotan las flores en el campo,
llega la estación de la poda,
el arrullo de la tórtola
se oye en nuestra tierra.
En la higuera despuntan las yemas,
las viñas en flor exhalan se perfume.
Levántate, amada mía,
hermosa mía, y vente.
Paloma mía, en las oquedades de la roca,
en el escondrijo escarpado,
déjame ver tu figura,
déjame escuchar tu voz:
es muy dulce tu voz
y fascinante tu figura».

Palabra de Dios

Salmo

Sal 32,2-3.11-12.20-21

R/. Aclamad, justos, al Señor;
cantadle un cántico nuevo.

V/. Dad gracias al Señor con la cítara,
tocad en su honor el arpa de diez cuerdas;
cantadle un cántico nuevo,
acompañando los vítores con bordones. R/.

V/. El plan del Señor subsiste por siempre;
los proyectos de su corazón, de edad en edad.
Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que él se escogió como heredad. R/.

V/. Nosotros aguardamos al Señor:
él es nuestro auxilio y escudo;
con él se alegra nuestro corazón,
en su santo nombre confiamos. R/.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Lucas (1,39-45):

EN aquellos días, María se levantó y puso en camino de prisa hacia la montaña, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.
Aconteció que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y, levantando la voz exclamó:
«¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!
¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? Pues, en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Bienaventurada la que ha creído, porque lo que le ha dicho el Señor se cumplirá».

Palabra del Señor

REFLEXIÓN :

El Evangelio de hoy pertenece a lo que se ha dado en llamar los evangelios de la infancia. También se podrían llamar el prólogo que ponen los evangelistas Mateo y Lucas a la historia de Jesús. Y, como todo buen prologo, se presenta al personaje y se plantean las ideas fundamentales que luego se van a desarrollar en el libro. En nuestro cosa los elementos que van a ser más característicos de la vida del personaje protagonista del libro.

Por eso me parece que este relato de la visita de María, ya embarazada de Jesús a su prima Isabel no es un relato inocente que cuenta esa visita de una prima a otra, curiosamente las dos embarazadas, como quien cuenta la visita que hace una familiar a otra. Nos quiere decir algo más que eso.

La interpretación más tradicional que se ha hecho de esta visita es que María, al conocer por el ángel la noticia de que su primera está embarazada corre aprisa para ayudarla en todo lo que sea necesario. Se solía apuntar que al estar Isabel ya entrada en años necesitaría más ayuda en esos momentos. De ahí la presencia y la mano generosa de María cerca de su prima. Pero creo que hay algo más.

Esta visita me hace pensar en Jesús cuando dice, ya de adulto, que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido sino a servir y dar su vida en rescate por muchos. Me hace pensar en las muchas veces que Jesús se preocupa por las necesidades de los que se acercan a él. Me hace pensar en la última cena cuando Jesús se inclina para lavar los pies a sus discípulos. Y todo ello me hace pensar que Lucas nos está poniendo ya en María, la madre de Jesús, una dimensión que es fundamental en la vida de Jesús y que deberá ser fundamental en la vida de sus seguidores: ponerse al servicio de los demás. Ya María se pone al servicio de su prima necesitada de ayuda. Y así nos prepara para entender que la vida de Jesús va a ser un ponerse siempre al servicio de los demás: de los que tienen hambre, de los que sufren por cualquier causa. Jesús se va a poner en todo momento al lado de los más pobres y necesitados. Y ya en el prólogo lo vemos en la actitud de la misma María, que había entendido ya que el Mesías no venía para ser servido sino para servir.

Fernando Torres, cmf

Fuente : https://www.ciudadredonda.org/evangelio-lecturas-hoy/

EDD. viernes 20 de diciembre de 2024.

Primera Lectura

Lectura del libro de Isaías (7,10-14):

EN aquellos días, el Señor habló a Ajaz y le dijo:
«Pide un signo al Señor, tu Dios: en lo hondo del abismo o en lo alto del cielo».
Respondió Ajaz:
«No lo pido, no quiero tentar al Señor».
Entonces dijo Isaías:
«Escucha, casa de David: ¿no basta cansar a los hombres, que cansáis incluso a mi Dios? Pues el Señor, por su cuenta, os dará un signo. Mirad: la virgen está encinta y da a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel».

Palabra de Dios

Salmo

Sal 23,1-2.3-4ab.5-6

R/. Va a entrar el Señor; él es el Rey de la gloria.

V/. Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos. R/.

V/. ¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede entrar en el recinto sacro?
El hombre de manos inocentes y puro corazón,
que no confía en los ídolos. R/.

V/. Ese recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.
Esta es la generación que busca al Señor,
que busca tu rostro, Dios de Jacob. R/.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Lucas (1,26-38):

EN el sexto mes, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazarat, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María.
Él ángel, entrando en su presencia, dijo:
«Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo».
Ella se turbó grandemente ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquel. El ángel le dijo:
«No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin».
Y María dijo al ángel:
«¿Cómo será eso, pues no conozco varón?»
El ángel le contestó:
«El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer será llamado Hijo de Dios. También tu pariente Isabel ha concebido en hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, “porque para Dios nada hay imposible”».
María contestó:
«He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra».
Y el ángel se retiró.

Palabra del Señor

REFLEXIÓN :

Ya hemos leído o escuchado cientos de veces el texto de la anunciación del ángel Gabriel a la doncella de Nazaret, a María. Y seguro que nos siguen asombrando dos cuestiones fundamentales en el relato. Por una parte, está la sencillez de aquella mujer. Por otra parte, la envergadura del anuncio.

He dicho que nos asombra, en primer lugar, la sencillez de María. Para hoy más. Aquel era un mundo donde la mujer no tenía presencia social. Ni siquiera su testimonio era válido ante un tribunal. La mujer no era entonces ciudadana de segunda sino de tercera o cuarta o quinta. Todavía las mujeres de las familias poderosas y ricas podían tener relevancia, podían influir en las decisiones. Pero estamos hablando de María, una mujer de Nazaret, una “ciudad” de Galilea. Galilea era una zona marginal para los judíos. Sus habitantes no eran considerados siquiera verdaderos judíos. Había una mucha mezcla pagana. Pero es que, además, los arqueólogos nos dicen que en aquellos tiempos la “ciudad” de Nazaret no debía pasar de ser unas cuantas cuevas habitadas por gente muy pobre. Mucha cultura ni erudición no se podía esperar de las gentes de Nazaret y mucho menos de sus mujeres. Así que María sería una pobre mujer (lejos de las casas en que suele representarla las pinturas e imágenes que hemos hecho de ella). Sencilla y pobre.

Precisamente a esa mujer y en ese contexto es donde se hace presente el ángel Gabriel para anunciar que va a nacer el salvador, el mesías esperado. La altura del anuncio contrasta con la sencillez y la pobreza del lugar y de María. Dios precisamente ha escogido la pobreza, me atrevería a decir que la miseria, para hacerse presente en la historia. Si Juan era hijo de un sacerdote del tiempo, toda una categoría en la sociedad de la época, Jesús va a ser hijo de una pobre mujer y de un artesano, ambos situados en lo último de la escala social.

La anunciación es, pues, toda una declaración de intenciones de por donde va a ir la presencia de Dios en la historia. Lejos quedan los palacios de Jerusalén y la solemnidad del Templo. Toda queda en una paupérrima cueva de una aldeilla de Galilea. Ahí es donde Dios quiso dar un nuevo comienzo a la historia, a nuestra historia, a su historia con nosotros.

Fernando Torres, cmf

Fuente : https://www.ciudadredonda.org/evangelio-lecturas-hoy/

EDD. jueves 19 de diciembre de 2024

Primera Lectura

Lectura del libro de los Jueces (13,2-7.24-25a):

EN aquellos días, había en Sorá un hombre de estirpe danita, llamado Manoj. Su esposa era estéril y no tenía hijos.
El ángel del Señor se apareció a la mujer y le dijo:
«Eres estéril y no has engendrado. Pero concebirás y darás a luz un hijo. Ahora guárdate de beber vino o licor, y no comas nada impuro, pues concebirás y darás a luz un hijo. La navaja no pasará por su cabeza, porque el niño será un nazir de Dios desde el seno materno. Él comenzará a salvar a Israel de la mano de los filisteos».
La mujer dijo al esposo:
«Ha venido a verme un hombre de Dios. Su semblante era como el semblante de un ángel de Dios, muy terrible. No le pregunté de dónde era, ni me dio a conocer su nombre. Me dijo: “He aquí que concebirás y darás a luz un hijo. Ahora, pues, no bebas vino o licor, y no comas nada impuro; porque el niño será nazir de Dios desde el seno materno hasta el día de su muerte”».
La mujer dio a luz un hijo, al que puso de nombre Sansón. El niño creció, y el Señor lo bendijo. El espíritu del Señor comenzó a agitarlo.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 70,3-4a.5-6ab.16-17

R/. Que se llene mi boca de tu alabanza,
y así cantaré tu gloria.

V/. Sé tú mi roca de refugio,
el alcázar donde me salve,
porque mi peña y mi alcázar eres tú.
Dios mío, líbrame de la mano perversa. R/.

V/. Porque tú, Señor, fuiste mi esperanza
y mi confianza, Señor, desde mi juventud.
En el vientre materno ya me apoyaba en ti,
en el seno tú me sostenías. R/.

V/. Contaré tus proezas, Señor mío;
narraré tu justicia, tuya entera.
Dios mío, me instruiste desde mi juventud,
y hasta hoy relato tus maravillas. R/.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Lucas (1,5-25):

EN los días de Herodes, rey de Judea, había un sacerdote de nombre Zacarías, del turno de Abías, casado con una descendiente de Aarón, cuyo nombre era Isabel.
Los dos eran justos ante Dios, y caminaban sin falta según los mandamientos y leyes del Señor. No tenían hijos, porque Isabel era estéril, y los dos eran de edad avanzada.
Una vez que Zacarías oficiaba delante de Dios con el grupo de su turno, según la costumbre de los sacerdotes, le tocó en suerte a él entrar en el santuario del Señor a ofrecer el incienso; la muchedumbre del pueblo estaba fuera rezando durante la ofrenda del incienso.
Y se le apareció el ángel del Señor, de pie a la derecha del altar del incienso. Al verlo, Zacarías se sobresaltó y quedó sobrecogido de temor.
Pero el ángel le dijo:
«No temas, Zacarías, porque tu ruego ha sido escuchado: tu mujer Isabel te dará un hijo, y le pondrás por nombre Juan. Te llenarás de alegría y gozo, y muchos se alegrarán de su nacimiento.

Pues será grande a los ojos del Señor: no beberá vino ni licor; estará lleno del Espíritu Santo ya en el vientre materno, y convertirá muchos hijos de Israel al Señor, su Dios. Irá delante del Señor, con el espíritu y poder de Elías, “para convertir los corazones de los padres hacía los hijos”, y a los desobedientes, a la sensatez de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto».
Zacarías replicó al ángel:
«¿Cómo estaré seguro de eso? Porque yo soy viejo, y mi mujer es de edad avanzada».
Respondiendo el ángel, le dijo:
«Yo soy Gabriel, que sirvo en presencia de Dios; he sido enviado para hablarte y comunicarte esta buena noticia. Pero te quedarás mudo, sin poder hablar, hasta el día en que esto suceda, porque no has dado fe a mis palabras, que se cumplirán en su momento oportuno».

El pueblo, que estaba aguardando a Zacarías, se sorprendía de que tardase tanto en el santuario. Al salir no podía hablarles, y ellos comprendieron que había tenido una visión en el santuario. Él les hablaba por señas, porque seguía mudo.
Al cumplirse los días de su servicio en el templo, volvió a casa. Días después concibió Isabel, su mujer, y estuvo sin salir de casa cinco meses, diciendo:
«Esto es lo que ha hecho por mí el Señor, cuando se ha fijado en mi para quitar mi oprobio ante la gente».

Palabra del Señor

REFLEXIÓN :

El Mesías tiene su precursor. Es Juan, el hijo de Zacarías e Isabel. Como veremos en los próximos días con Jesús, también el nacimiento de Juan está envuelto en el misterio. Dios mismo interviene en su nacimiento, haciendo que esa pareja de ancianos, de ella se dice expresamente que era estéril y él de edad avanzada, pueda concebir.

Según el texto, Juan va a ocupar el lugar de Elías, el que tenía que venir a anunciar al Mesías. Su misión será la de preparar un pueblo bien dispuesto para acoger al Mesías. Estará lleno del Espíritu santo ya desde el vientre de su madre.

El efecto de esta anunciación es diferente en Zacarías y en Isabel. A Zacarías le cuesta creer en el anuncio del ángel, pone sus dificultades. Como señal y casi también como castigo, Zacarías queda mudo. Pierde la palabra hasta el momento del nacimiento del niño Juan. Sin embargo, Isabel, al darse cuenta de que se queda encinta, se llena de alegría porque el Señor le ha quitado su afrenta ante los hombres.

Quizá estas dos actitudes nos puedan ayudar a vivir estos días de Adviento. Por una parte, guardar silencio ante lo que va a acontecer. Es algo asombroso, casi imposible de creer. Es como si la historia se detuviese por un momento porque Dios va a intervenir directamente en ella. Toda la espera de tantos años y siglos se concentra en estos acontecimientos y en estos tiempos: Dios va a nacer. Su precursor ya está aquí. Es algo tanto novedoso, tan radicalmente diferente que nos quedamos, como Zacarías, sin palabra. Solo podemos admirar y contemplar.

Pero es una contemplación llena de alegría. Como Isabel, nos sentimos liberados de un destino que parece abocado siempre a la esterilidad, a la muerte, al sin sentido. El nacimiento de este niño, y en el fondo de cualquier niño, es siempre una puerta abierta a la esperanza. La vida sigue, la vida crece y renace en nosotros el optimismo y la fe. A pesar de todo lo que nos puedan decir los agoreros de turno, Dios está con nosotros.

Fernando Torres, cmf

Fuente : https://www.ciudadredonda.org/evangelio-lecturas-hoy/