Skip to main content

Autor: Patricio Osiadacz

EDD. miércoles 01 de mayo de 2024.

Primera Lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (15,1-6):

EN aquellos días, unos que bajaron de Judea se pusieron a enseñar a los hermanos que, si no se circuncidaban conforme al uso de Moisés, no podían salvarse. Esto provocó un altercado y una violenta discusión con Pablo y Bernabé; y se decidió que Pablo, Bernabé y algunos más de entre ellos subieran a Jerusalén a consultar a los apóstoles y presbíteros sobre esta controversia. Ellos, pues, enviados por la Iglesia provistos de lo necesario, atravesaron Fenicia y Samaría, contando cómo se convertían los gentiles, con lo que causaron gran alegría a todos los hermanos. Al llegar a Jerusalén, fueron acogidos por la Iglesia, los apóstoles y los presbíteros; ellos contaron lo que Dios había hecho con ellos.
Pero algunos de la secta de los fariseos, que habían abrazado la fe, se levantaron, diciendo:
«Es necesario circuncidarlos y ordenarles que guarden la ley de Moisés».
Los apóstoles y los presbíteros se reunieron a examinar el asunto.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 121,1-2.4-5

R/. Vamos alegres a la casa del Señor

¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestro pies
tus umbrales, Jerusalén. R/.

Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor. R/.

Según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David. R/.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Juan (15,1-8):

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento que no da fruto en mí lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto.
Vosotros ya estáis limpios por la palabra que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros.
Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.
Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden.
Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará.
Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos».

Palabra del Señor

REFLEXIÓN :

En los discursos de despedida en el contexto de la última cena (según san Juan), y que la liturgia usa en esta fase del tiempo pascual como preparación para la solemnidad de la Ascensión (según san Lucas), Jesús insiste de diversos modos en que, por un lado, se va: no va a estar ya presente como lo estuvo por los caminos de Galilea (despedida antes de la Pasión), pero tampoco exactamente con esa presencia misteriosa pero evidente del periodo de las apariciones del Resucitado (despedida antes de la Ascensión). Por otro lado, dice también que no se va del todo, que seguirá presente entre sus discípulos. Hoy, para indicar esa nueva forma de presencia, usa la imagen, tan cara a la tradición judía, de la vid y los sarmientos. Porque Jesús está presente, los que creen en él pueden permanecer unidos a él, literalmente “en él”. Se trata de un vínculo de gran intimidad, que no se reduce a una cercanía por yuxtaposición, sino de una comunicación interna, que da vida, como la savia, y permite dar frutos. Solo esa interna vinculación y permanencia hace fructífera la vida de los creyentes y de la comunidad que forman. En el asunto del Reino de Dios y del Evangelio, sin Cristo “no podemos hacer nada”, nuestra vida se seca y muere estéril.

Todo intento de reducir el Evangelio a una moral, a una cosmovisión o a un plan de transformación del mundo, pero sin esa comunicación personal y profunda con la persona de Jesús, sin esa, digamos, dimensión mística, está condenado al fracaso.

Es una unión fructífera, pero también exigente, esforzada, difícil: para que esos frutos se produzcan hay que pasar por la poda (la purificación) de la Cruz. Y sólo desde ahí es posible abordar y solucionar los problemas que inevitablemente aborda la comunidad en su devenir temporal.

Nos sirve como ejemplo el primer gran conflicto interno de la Iglesia: la cuestión de la circuncisión (y la obligación de someterse a toda la ley de Moisés). Es un asunto no menor, porque está en juego la novedad radical de Cristo, la verdad de su identidad como Mesías y Salvador, aquel en el que se cumplen las Escrituras, el que lleva la ley a su cumplimiento y perfección. Si la circuncisión y la ley mosaica siguen siendo necesarias para la salvación, Jesús se reduce a un añadido más o menos significativo, pero no esencial, en la historia de Israel, como podían serlo profetas como Elías o Jeremías. 

Permanecer en Cristo, como los sarmientos en la vid, significa reconocer el problema, abordarlo con espíritu de discernimiento, de escucha de la Palabra, de sumisión al Espíritu Santo, y confiar en su asistencia y guía, reconociendo que el Espíritu Santo actúa a través de los apóstoles y sus sucesores.

San José, un obrero manual, se convirtió en un obrero del Reino de Dios. Es para todos un ejemplo de cómo, cada uno desde su particular vocación y profesión, puede poner sus cualidades al servicio de Cristo, el Dios con nosotros, que nació de la esposa virgen de José para quedarse con nosotros, para que nosotros pudiéramos permanecer en él.

Cordialmente,

José María Vegas CMF

Fuente : https://www.ciudadredonda.org/events/lecturas-del-miercoles-de-la-v-semana-de-pascua-2/?occurrence=2024-05-01&nskip=38018

EDD. martes 30 de abril de 2024

Primera Lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (14,19-28):

EN aquellos días, llegaron unos judíos de Antioquía y de Iconio y se ganaron a la gente; apedrearon a Pablo y lo arrastraron fuera de la ciudad, dejándolo ya por muerto. Entonces lo rodearon los discípulos; él se levantó y volvió a la ciudad.
Al día siguiente, salió con Bernabé para Derbe. Después de predicar el Evangelio en aquella ciudad y de ganar bastantes discípulos, volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquia, animando a los discípulos y exhortándolos a perseverar en la fe, diciéndoles que hay que pasar muchas tribulaciones para entrar en el reino de Dios.
En cada Iglesia designaban presbíteros, oraban, ayunaban y los encomendaban al Señor, en quien habían creído. Atravesaron Pisidia y llegaron a Panfilia. Y después de predicar la Palabra en Perge, bajaron a Atalía y allí se embarcaron para Antioquia, de donde los habían encomendado a la gracia de Dios para la misión que acababan de cumplir. Al llegar, reunieron a la Iglesia, les contaron lo que Dios había hecho por medio de ellos y cómo había abierto a los gentiles la puerta de la fe. Se quedaron allí bastante tiempo con los discípulos.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 144,10-11.12-13ab.21

R/. Que tus fieles, Señor, proclamen la gloria de tu reinado

Que todas tus criaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles.
Que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas. R/.

Explicando tus hazañas a los hombres,
la gloria y majestad de tu reinado.
Tu reinado es un reinado perpetuo,
tu gobierno va de edad en edad. R/.

Pronuncie mi boca la alabanza del Señor,
todo viviente bendiga su santo nombre
por siempre jamás. R/.

Salmo

Sal 144,10-11.12-13ab.21

R/. Que tus fieles, Señor, proclamen la gloria de tu reinado

Que todas tus criaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles.
Que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas. R/.

Explicando tus hazañas a los hombres,
la gloria y majestad de tu reinado.
Tu reinado es un reinado perpetuo,
tu gobierno va de edad en edad. R/.

Pronuncie mi boca la alabanza del Señor,
todo viviente bendiga su santo nombre
por siempre jamás. R/.

Segunda Lectura

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Juan (14,27-31a):

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no turbe vuestro corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir: “Me voy y vuelvo a vuestro lado”. Si me amarais, os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es más que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda creáis.
Ya no hablaré mucho con vosotros, pues se acerca el príncipe del mundo; no es que él tenga poder sobre mi, pero es necesario que el mundo comprenda que yo amo al Padre, y que, como el Padre me ha ordenado, así actúo yo».

Palabra del Señor

REFLEXIÓN :

El amor y los mandamientos

Hacer el bien, con ser una exigencia incondicional, tiene también sus peligros: el orgullo, la autoglorificación, la tentación de usar el bien realizado en provecho propio. El fariseísmo es su forma religiosa más típica. Por eso es sano y conveniente que, en ocasiones, hacer el bien (como denunciar el mal, negarse a cooperar con él, decir la verdad, ser honesto contracorriente…) pueda conllevar consecuencias negativas para el que lo hace (y la historia es generosa en ejemplos de esto, con Cristo a la cabeza). Porque así podemos ejercer la difícil libertad de elegir el bien por razón del bien mismo, y no por las ventajas que nos reporta. Pablo y Bernabé tenían todas las papeletas para aprovecharse de la situación, de dejarse agasajar como dioses y convertirse en los dueños del garito.

Fuente : https://www.ciudadredonda.org/events/lecturas-del-martes-de-la-v-semana-de-pascua-3/?occurrence=2024-04-30

EDD. lunes 29 de abril de 2024.

Primera Lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan (1,5–2,2):

Os anunciamos el mensaje que hemos oído a Jesucristo: Dios es luz sin tiniebla alguna. Si decimos que estamos unidos a él, mientras vivimos en las tinieblas, mentimos con palabras y obras. Pero, si vivimos en la luz, lo mismo que él está en la luz, entonces estamos unidos unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesús nos limpia los pecados. Sí decimos que no hemos pecado, nos engañamos y no somos sinceros. Pero, si confesamos nuestros pecados, él, que es fiel y justo, nos perdonará los pecados y nos limpiará de toda injusticia. Si decimos que no hemos pecado, lo hacemos mentiroso y no poseemos su palabra. Hijos míos, os escribo esto para que no pequéis. Pero, si alguno peca, tenemos a uno que abogue ante el Padre: a Jesucristo, el Justo. Él es víctima de propiciación por nuestros pecados, no sólo por los nuestros, sino también por los del mundo entero.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 102

R/. Bendice, alma mía, al Señor

Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios. R/.

Él perdona todas tus culpas
y cura todas tus enfermedades,
él rescata tu vida de la fosa
y te colma de gracia y de ternura. R/.

El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia;
no está siempre acusando
ni guarda rencor perpetuo. R/.

Como un padre siente ternura por sus hijos,
siente el Señor ternura por sus fieles;
porque él conoce nuestra masa,
se acuerda de que somos barro. R/.

Pero la misericordia del Señor dura siempre,
su justicia pasa de hijos a nietos,
para los que guardan la alianza. R/.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Mateo (11,25-30):

En aquel tiempo, exclamó Jesús: «Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.»

Palabra del Señor

REFLEXIÓN :

El amor y los mandamientos

Hacer el bien, con ser una exigencia incondicional, tiene también sus peligros: el orgullo, la autoglorificación, la tentación de usar el bien realizado en provecho propio. El fariseísmo es su forma religiosa más típica. Por eso es sano y conveniente que, en ocasiones, hacer el bien (como denunciar el mal, negarse a cooperar con él, decir la verdad, ser honesto contracorriente…) pueda conllevar consecuencias negativas para el que lo hace (y la historia es generosa en ejemplos de esto, con Cristo a la cabeza). Porque así podemos ejercer la difícil libertad de elegir el bien por razón del bien mismo, y no por las ventajas que nos reporta.

Pablo y Bernabé tenían todas las papeletas para aprovecharse de la situación, de dejarse agasajar como dioses y convertirse en los dueños del garito. Pero ellos, fieles a su fe en Cristo, protestan con energía y desvían la atención de su buena acción a su verdadero origen: Jesucristo, al que anuncian a aquellos hombres asombrados por el milagroso bien realizado.

Esa fidelidad es parte del verdadero amor. Amar no es sólo sentir, sino, sobre todo, vivir, decidir, hacer. Por eso Jesús vincula con tanta fuerza el amor a él con el cumplimiento de los mandamientos, con hacer efectivamente su voluntad. Así pues, el verdadero amor, sin excluir el sentimiento, pero sin reducirlo a él, es cosa de la voluntad; pero también de la razón: al que ama a Jesucristo este se le manifiesta y revela.

El que ama de verdad ve, repara y presta atención, decide y pone manos a la obra, y también, claro, siente, aunque el sentimiento no siempre acompañe, como en el caso del amor a los enemigos.

Ahora entendemos que el amor verdadero brota del mismo centro de la realidad personal, allí donde habita escondido el misterio de Dios, la imagen suya que somos. Y es que el amor, más que una exigencia moral es la vida misma de Dios actuando en nosotros, la acción del Espíritu Santo, que el Padre nos ha enviado en nombre de Cristo.

Los santos, como hoy santa Catalina de Siena, son un ejemplo preclaro de ese amor que consiste en hacer, pero no de modo meramente voluntarista, sino bajo la guía del Espíritu del amor.

Santa Catalina realizó obras inimaginables para una persona de su juventud y su condición femenina, que tanto condicionaba en aquellos tiempos: fue capaz de ejercer eficazmente el ministerio profético ante el mismo Papa. En este enlace se puede leer una síntesis de su biografía.

Cordialmente,

José María Vegas CMF

Fuente : https://www.ciudadredonda.org/events/lecturas-del-santa-catalina-de-siena/?occurrence=2024-04-29&nskip=38012

Homilia para la Eucaristía del domingo 28 de abril de 2024.

DOMINGO QUINTO DE PASCUA.

Hechos 9,26-31: Pablo es presentado a la Iglesia Madre de Jerusalén y allí también predica a Jesús, pero tiene que sufrir mucho.

1Juan 3,18-24: Se nos presenta un binomio esencial: Fe –Amor, que conforman un solo mandamiento.

Juan 15,1-8: Con la imagen de la vid y los sarmientos se ilustra la unión del discípulo con Jesús para poder dar frutos.

1.- Si leemos atentamente los textos nos daremos cuenta que la vida de discipulado es vida de comunión, y no cualquier comunión. Porque puede haber una institución, y las hay,  que saben vivir en comunión-solidaridad. Pero esto no basta.

Un discípulo, un cristiano, es el que ha tenido un encuentro con Jesús. Sin este encuentro con el Señor es imposible ser cristiano-discípulo. Saulo se encontró con el Señor y fue transformado en un celoso apóstol. Pero no u discípulo aislado, sino en comunión. Dice el texto que Bernabé lo presentó a los Apóstoles, que éstos le dieron la mano en señal de comunión (cfr. Gálatas 2,9). En Pablo vemos cómo se realiza este binomio: Fe-Comunión, que se vuelve luego en un trinomio: Discípulo- Comunión-Misionero. Un verdadero creyente vive en comunión y así proyecta a Jesús en el ambiente.

2.- Y san Juan en su carta vuelve a insistir en lo mismo. El cristiano conforme va madurando en su fe llega a la certeza que el amor es lo único que cuenta. Amor, es decir, vivencia de comunión. El amor no puede existir sin la Fe y la Fe se hace viva en el Amor, como dice el Apóstol Santiago (cfr. Santiago 2,14-17). Y se trata de un amor real, concreto, no pura palabrería o sentimentalismo. San Pablo nos dice que el amor sea sin fingimiento (Romanos 12,9). La mejor expresión sincera de amor es la sincera comunión fraterna. De modo que la Iglesia es una Comunidad de Fe y comunión, cuya tarea es predicar a Jesucristo

3.- Uno de los grandes males que se ha incubado en la sociedad es el individualismo. Mal que no sólo contagia y afecta a la sociedad, sino también a la Iglesia, a los cristianos. En época moderna comenzó a cultivarse una espiritualidad individualista (yo me entiendo con Dios, yo me tengo que salvar, etc.) Tanto ha infectado esto a los cristianos que cuesta vivir la comunión. Todavía hay corrientes espiritualistas que expresan el individualismo.

Gente que se acerca al templo no para encontrarse con el hermano y la comunidad, sino sólo con Dios. Es por eso también que ha costado entender y asumir que la única manera de vivir el discipulado es la comunión, la Sinodalidad.

4.- Y es el evangelio el que viene a completar lo que estamos viendo. No puede haber una auténtica comunión fraterna si no hay una auténtica comunión con Cristo, que es la Fuente de donde mana la auténtica vida cristiana.

Llama la atención que san Juan repite los términos: Padre-Permanecer-Producir frutos. Esto sintetiza una verdadera espiritualidad. Sólo quien permanece en Cristo, en comunión con el Padre, puede dar fruto. Sin comunión con Jesús no hay amor verdadero y somos estériles.

¿Por qué a veces hay vidas cristianas secas? Porque no están vitalmente unidos a Jesús y vitalmente unidos a la comunidad, Cuerpo de Cristo. Porque la Comunidad-la Iglesia es el verdadero Cuerpo de Cristo. Y Él nos dice: “Separados de Mí nada pueden hacer”.

San Pablo dio muchos frutos porque vivió plenamente unido a Jesús y a la comunidad.

Si estamos hoy aquí es para hacer y celebrar la Comunión con el Señor y los hermanos. Por eso, con el salmo podemos decir: “Te alabaré, Señor, en la gran Asamblea”, poque ha mostrado a todos su salvación. ¡Celebremos y hagamos Comunión!

Hno. Pastor.

EDD. sábado 27 de abril de 2024.

Primera Lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (13,44-52):

EL sábado siguiente, casi toda la ciudad acudió a oír la palabra del Señor. Al ver el gentío, los judíos se llenaron de envidia y respondían con blasfemias a las palabras de Pablo. Entonces Pablo y Bernabé dijeron con toda valentía:
«Teníamos que anunciaros primero a vosotros la palabra de Dios; pero como la rechazáis y no os consideráis dignos de la vida eterna, sabed que nos dedicamos a los gentiles. Así nos lo ha mandado el Señor: “Yo te he puesto como luz de los gentiles, para que lleves la salvación hasta el confín de la tierra”».
Cuando los gentiles oyeron esto, se alegraron y alababan la palabra del Señor; y creyeron los que estaban destinados a la vida eterna.
La palabra del Señor se iba difundiendo por toda la región. Pero los judíos incitaron a las señoras distinguidas, adoradoras de Dios, y a los principales de la ciudad, provocaron una persecución contra Pablo y Bernabé y los expulsaron de su territorio.
Estos sacudieron el polvo de los pies contra ellos y se fueron a Iconio. Los discípulos, por su parte, quedaban llenos de alegría y de Espíritu Santo.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 97,1-2ab.2cd.3ab.3cd-4

R/. Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios

Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas.
Su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R/.

El Señor da a conocer su salvación,
revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. R/.

Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad. R/.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Juan (14,7-14):

«Si me conocierais a mí, conoceríais también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto».
Felipe le dice:
«Señor, muéstranos al Padre y nos basta».
Jesús le replica:
«Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: “Muéstranos al Padre”? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, él mismo hace las obras. Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre en mí. Si no, creed a las obras.
En verdad, en verdad os digo: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aun mayores, porque yo me voy al Padre. Y lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré».

Palabra del Señor

REFLEXIÓN :

Ver, pedir, anunciar

El tono de despedida al que aludíamos ayer se prolonga en el Evangelio de hoy: “yo me voy al Padre”. Pero, al tiempo, es una ida que sigue siendo presencia y permanencia, pues Jesús es el vínculo real que nos une con Dios Padre. Se cumple plenamente el primer anuncio de la predicación de Jesús: el Reino de Dios se ha hecho cercano y presente. Estando en Cristo, estamos en el Padre, viendo a Cristo en fe (en su Palabra, en la Eucaristía, en su Cuerpo que es la Iglesia, en sus pequeños hermanos), vemos a Dios mismo, y no sólo, sino que vivimos en Él y, en consecuencia, podemos y debemos actuar como él, realizar las mismas obras que él realiza, porque es el mismo Dios en Cristo el que actúa en nosotros.

Realizamos en verdad la función sacerdotal, de mediación entre Dios y los hombres, que realiza Jesús. Así debemos entender esa oración eficaz de sus discípulos, realizada en su nombre y siempre escuchada. Es la oración de intercesión por el bien de toda la humanidad (y no el recurso mágico para salir de apuros puntuales).

La obra que hemos de hacer, iluminados por la oración en su nombre, es la de la extensión a todo el mundo del Evangelio de Cristo. Recordábamos ayer que, según el mandato de Jesús, la proclamación de la Buena Nueva debe empezar por los más cercanos. Pero no debe detenerse en ellos, sino continuar hasta alcanzar a todos.

Vemos hoy como, ante el rechazo por parte de los judíos (un primer fracaso de la misión), Pablo no se amilana, sino que sigue adelante y se vuelve a los gentiles. Si estamos en Cristo, si en él vemos al Padre que nos habilita para hacer sus obras, no podemos desalentarnos ante el rechazo del Evangelio, como podemos experimentar hoy en grandes ámbitos de nuestra cultura occidental. Son los nuevos judíos renegando de sus propias raíces. La situación, como vemos no es nueva. Pero, si hay quienes rechazan, también habrá quienes se llenan de alegría y de Espíritu Santo al acoger la Palabra, que sin descanso debemos seguir anunciando.

Cordialmente,

José María Vegas CMF

Fuente : https://www.ciudadredonda.org/events/lecturas-del-sabado-de-la-iv-semana-de-pascua-2/?occurrence=2024-04-27&nskip=52670

EDD viernes 26 de abril de 2024

Primera Lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (13,26-33):

EN aquellos días, cuando llegó Pablo a Antioquía de Pisidia, decía en la sinagoga:
«Hermanos, hijos del linaje de Abrahán y todos vosotros los que teméis a Dios: a nosotros se nos ha enviado esta palabra de salvación. En efecto, los habitantes de Jerusalén y sus autoridades no reconocieron a Jesús ni entendieron las palabras de los profetas que se leen los sábados, pero las cumplieron al condenarlo. Y, aunque no encontraron nada que mereciera la muerte, le pidieron a Pilato que lo mandara ejecutar. Y, cuando cumplieron todo lo que estaba escrito de él, lo bajaron del madero y lo enterraron. Pero Dios lo resucitó de entre los muertos. Durante muchos días, se apareció a los que habían subido con él de Galilea a Jerusalén, y ellos son ahora sus testigos ante el pueblo. También nosotros os anunciamos la Buena Noticia de que la promesa que Dios hizo a nuestros padres, nos la ha cumplido a nosotros, sus hijos, resucitando a Jesús. Así está escrito en el salmo segundo:
“Tú eres mi Hijo: yo te he engendrado hoy”».

Palabra de Dios

Salmo

Sal 2,6-7.8-9.10-11

R/. Tu eres mi Hijo: yo te he engendrado hoy

«Yo mismo he establecido a mi Rey
en Sión, mi monte santo».
Voy a proclamar el decreto del Señor;
él me ha dicho: «Tú eres mi Hijo:
yo te he engendrado hoy. R/.

Pídemelo:
te daré en herencia las naciones,
en posesión, los confines de la tierra:
los gobernarás con cetro de hierro,
los quebrarás como jarro de loza». R/.

Y ahora, reyes, sed sensatos;
escarmentad, los que regís la tierra:
servid al Señor con temor,
rendidle homenaje temblando. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Juan (14,1-6):

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No se turbe vuestro corazón, creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas moradas; si no, os lo habría dicho, porque me voy a prepararos un lugar. Cuando vaya y os prepare un lugar, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino».
Tomás le dice:
«Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?».
Jesús le responde:
«Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí».

Palabra del Señor

REFLEXIÓN :

Camino, verdad y vida

La Palabra de Dios da hoy un giro en el camino pascual (en realidad lo dio en las lecturas del jueves que no hemos leído por la fiesta de san Marcos). Hasta ahora hemos estado contemplando las presencias del Resucitado (en la comunidad de sus discípulos, en la Eucaristía, en los Pastores), y no solo contemplando, sino reproduciendo en nuestra propia vida la experiencia de encuentro con él. Afincados en nuestro presente histórico hemos estado mirando hacia atrás, hacia esos intensos momentos en los que los discípulos, tras la traumática experiencia de la muerte en cruz, experimentaron la certeza de que estaba vivo. Hemos mirado atrás, para asimilar hoy y hacer nuestra esa misma experiencia.

Camino, verdad y vida

La Palabra de Dios da hoy un giro en el camino pascual (en realidad lo dio en las lecturas del jueves que no hemos leído por la fiesta de san Marcos). Hasta ahora hemos estado contemplando las presencias del Resucitado (en la comunidad de sus discípulos, en la Eucaristía, en los Pastores), y no solo contemplando, sino reproduciendo en nuestra propia vida la experiencia de encuentro con él. Afincados en nuestro presente histórico hemos estado mirando hacia atrás, hacia esos intensos momentos en los que los discípulos, tras la traumática experiencia de la muerte en cruz, experimentaron la certeza de que estaba vivo. Hemos mirado atrás, para asimilar hoy y hacer nuestra esa misma experiencia.

fundamental de la Pascua. Por eso el corazón de los discípulos no debe turbarse, sino mantenerse en calma: Jesús no nos deja, sino que nos acompaña de un modo nuevo. Ese camino es precisamente el de la misión universal. Es un camino que tiene una meta bien definida: la plena comunión con Dios en Cristo. Esa comunión no es un nirvana impersonal, en ella seremos plenamente nosotros mismos, de ahí la alusión a la muchas moradas de la casa del Padre: no sólo hay morada para todos, sino que hay toda clase de moradas. Pero, de momento, tenemos que hacernos al camino, que, ya lo hemos dicho, es el mismo Cristo.

Ese camino, el tiempo de la misión, es lo que estamos considerando desde el principio de la Pascua en la lectura continua de los Hechos de los Apóstoles, una especie de “quinto Evangelio”, el de su transmisión a todo el mundo. Pablo, siguiendo el mandato de Jesús (ser testigos en Jerusalén, Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra: Hch 1, 8) empieza su predicación por los más cercanos, por los judíos, presentando a Jesús como aquel en el que se cumplen las antiguas promesas, el objeto de su esperanza. Esta síntesis de continuidad y novedad indica un rasgo esencial del anuncio evangélico: partir de las más profundas y auténticas expectativas humanas (partiendo del contexto cultural en que nos encontremos), para presentar con claridad, sin miedos y sin complejos, a Jesús como el único que puede responderlas plenamente: él es la verdad de nuestra vida, la vida en plenitud, el camino que conduce a ella.

Cordialmente,

José María Vegas CMF

Fuente : https://www.ciudadredonda.org/events/lectura-del-viernes-de-la-iv-semana-de-pascua-227/?occurrence=2024-04-26&nskip=52264

EDD. jueves 25 de abril de 2024.

Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro (5,5b-14):

Tened sentimientos de humildad unos con otros, porque Dios resiste a los soberbios, pero da su gracia a los humildes. Inclinaos, pues, bajo la mano poderosa de Dios, para que, a su tiempo, os ensalce. Descargad en él todo vuestro agobio, que él se interesa por vosotros. Sed sobrios, estad alerta, que vuestro enemigo, el diablo, como león rugiente, ronda buscando a quién devorar. Resistidle firmes en la fe, sabiendo que vuestros hermanos en el mundo entero pasan por los mismos sufrimientos. Tras un breve padecer, el mismo Dios de toda gracia, que os ha llamado en Cristo a su eterna gloria, os restablecerá, os afianzará, os robustecerá. Suyo es el poder por los siglos. Amén. Os he escrito esta breve carta por mano de Silvano, al que tengo por hermano fiel, para exhortaros y atestiguaros que ésta es la verdadera gracia de Dios. Manteneos en ella. Os saluda la comunidad de Babilonia, y también Marcos, mi hijo. Saludaos entre vosotros con el beso del amor fraterno. Paz a todos vosotros, los cristianos.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 88,2-3.6-7.16-17

R/. Cantaré eternamente tus misericordias, Señor

Cantaré eternamente las misericordias del Señor,
anunciaré tu fidelidad por todas las edades.
Porque dije: «Tu misericordia es un edificio eterno,
más que el cielo has afianzado tu fidelidad.» R/.

El cielo proclama tus maravillas, Señor,
y tu fidelidad, en la asamblea de los ángeles.
¿Quién sobre las nubes se compara a Dios?
¿Quién como el Señor entre los seres divinos? R/.

Dichoso el pueblo que sabe aclamarte:
caminará, oh Señor, a la luz de tu rostro;
tu nombre es su gozo cada día,
tu justicia es su orgullo. R/.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Marcos (16,15-20):

En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo: «ld al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y se bautice se salvará; el que se resista a creer será condenado. A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos.»
Después de hablarles, el Señor Jesús subió al cielo y se sentó a la derecha de Dios. Ellos se fueron a pregonar el Evangelio por todas partes, y el Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales que los acompañaban.

Palabra del Señor

REFLEXIÓN :

Apóstoles y evangelistas

Las lecturas que vamos haciendo en este tiempo pascual se interrumpen hoy por la fiesta de san Marcos, evangelista. Sin embargo, el final del Evangelio de Marcos nos sitúa en el corazón mismo de la Pascua: la aparición de Jesús resucitado a los discípulos y el envío a todo el mundo. La experiencia pascual es el punto de partida de un dinamismo universal en el espacio y en el tiempo. Los creyentes en Cristo Jesús tienen la misión, el deber y la responsabilidad de transmitir lo que han visto y oído, de no guardarse para sí la Buena Noticia de la salvación, sino que deben proclamarla, dice Jesús, no solo a toda la humanidad, sino “a toda la creación”. Se trata de una misión de enorme responsabilidad, pues lo que se juega en ella es la salvación o la condenación. No solemos hablar mucho de esta última posibilidad (a diferencia de lo que se hacía antes, todavía lo recuerdo de mi infancia, en que se hablaba tal vez demasiado), pero no tenemos el derecho de mutilar a voluntad las palabras de Jesús, y, en definitiva, con esa palabra (condenación) estamos diciendo que el asunto que nos confía Jesús es de enorme seriedad e importancia. También es de gran dificultad, erizada de amenazas y peligros (demonios, serpientes y venenos), pero ante la que no hay que tener miedo: Jesús nos ha dado el poder de vencer a demonios, serpientes y venenos, y aunque podamos, pese a todo, sucumbir en el empeño, lo hacemos fiados del que muriendo ha vencido a la muerte, y nos hace vencedores a nosotros, incluso en la misma muerte. Ante las fuerzas del mal que nos amenazan, Jesús nos manda actuar sólo con la fuerza del bien y hablando el lenguaje nuevo del amor.

Aquella generación de apóstoles y evangelistas, entre los que se cuenta Marcos, cumplieron su misión, y muchos de ellos, como Pedro, según una venerable tradición el maestro y padre espiritual de Marcos, sellaron con su sangre la fidelidad al mandato de Jesús, y gracias a ellos nosotros hemos recibido la Buena Nueva del Evangelio y hemos creído en Cristo

Por eso, nosotros, depositarios de ese mensaje, somos también ahora responsables de seguir adelante con aquella misión, sin miedo a las dificultades, con disposición al martirio y con el poder del amor que Jesús nos sigue transmitiendo por su Espíritu Santo. La Iglesia es apostólica por definición y por gracia de Dios, y debe ser evangélica en su modo de vida y en el de sus miembros. San Marcos evangelista ruega por nosotros para que sea así.

Cordialmente,

José María Vegas CMF

Fuente : https://www.ciudadredonda.org/events/lecturas-de-san-marcos-evangelista-25-04-2024/?occurrence=2024-04-25

EDD. miércoles 24 de abril de 2024

Primera Lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (12,24–13,5):

EN aquellos días, la palabra de Dios iba creciendo y se multiplicaba. Cuando cumplieron su servicio, Bernabé y Saulo se volvieron de Jerusalén, llevándose con ellos a Juan, por sobrenombre Marcos.
En la Iglesia que estaba en Antioquía había profetas y maestros: Bernabé, Simeón, llamado Níger; Lucio, el de Cirene; Manahén, hermano de leche del tetrarca Herodes, y Saulo.
Un día que estaban celebrando el culto al Señor y ayunaban, dijo el Espíritu Santo:
«Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado».
Entonces, después de ayunar y orar, les impusieron las manos y los enviaron. Con esta misión del Espíritu Santo, bajaron a Seleucia y de allí zarparon para Chipre.
Llegados a Salamina, anunciaron la palabra de Dios en las sinagogas de los judíos.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 66,2-3.5.6.8

R/. Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben

Que Dios tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación. R/.

Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
y gobiernas las naciones de la tierra. R/.

Oh, Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
Que Dios nos bendiga; que le teman
todos los confines de la tierra. R/.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Juan (12,44-50):

EN aquel tiempo, Jesús gritó diciendo:
«El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me ha enviado. Y el que me ve a mí, ve al que me ha enviado. Yo he venido al mundo como luz, y así, el que cree en mí no quedará en tinieblas.
Al que oiga mis palabras y no las cumpla, yo no lo juzgo, porque no he venido para juzgar al mundo, sino para salvar al mundo. El que me rechaza y no acepta mis palabras tiene quien lo juzgue: la palabra que yo he pronunciado, esa lo juzgará en el último día. Porque yo no he hablado por cuenta mía; el Padre que me envió es quien me ha ordenado lo que he de decir y cómo he de hablar. Y sé que su mandato es vida eterna. Por tanto, lo que yo hablo, lo hablo como me ha encargado el Padre».

Palabra del Señor

REFLEXIÓN

La luz de la Palabra y la misión de la Iglesia

Las palabras de Jesús que hemos escuchado en el Evangelio de hoy son las últimas de su actividad pública, y concluyen el “libro de los signos”, que dan paso a la Pasión, precedida por el largo relato de la última cena. Esas palabras de hoy suenan como una seria advertencia: no son palabras cualesquiera, sino que en ellas el mismo Dios Padre se dirige a nosotros. Lo hace para darnos luz, para salvarnos de las tinieblas, esto es, para darnos vida. Pero si no se acogen, los mismos que las rechazan se hacen culpables y se condenan a sí mismos. Jesús vuelve a repetir, como le dijo a Nicodemo: que no ha venido a condenar al mundo, sino para salvarlo. Pero la salvación no se puede imponer, requiere de la cooperación humana, a la que Dios llama por medio de Cristo. Dios, por medio de su Palabra, apela a nuestra libertad, al tiempo que ilumina nuestro espíritu para que podamos entenderla y acogerla. Pero esto último depende de nosotros. Es decir, la acción salvífica de Dios no elimina la responsabilidad humana, sino que la supone (al tiempo que la sana, iluminándola).

Esta combinación de gracia y libertad responsable preside también la misión de la Iglesia. La comunidad de Antioquía es un hervidero de carismas y actividades. Se ve que la Palabra actúa a pleno rendimiento. Esto genera un diálogo vivo con esa Palabra que debe ser discernida por medio de la oración y el ayuno. La consecuencia es la apertura universal de la misión. La comunidad prescinde de sus mejores elementos para que el Evangelio trascienda todas la fronteras. Una comunidad cristiana viva no puede no ser una comunidad generosa y misionera.

Cordialmente

José M. Vegas CMF

Fuente : https://www.ciudadredonda.org/events/lecturas-del-miercoles-de-la-iv-semana-de-pascua-2/?occurrence=2024-04-24

EDD. martes 23 de abril de 2024.

Primera Lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (11,19-26):

EN aquellos días, los que se habían dispersado en la persecución provocada por lo de Esteban llegaron hasta Fenicia, Chipre y Antioquía, sin predicar la palabra más que a los judíos. Pero algunos, naturales de Chipre y de Cirene, al llegar a Antioquía, se pusieron a hablar también a los griegos, anunciándoles la Buena Nueva del Señor Jesús. Como la mano del Señor estaba con ellos, gran número creyó y se convirtió al Señor.
Llegó la noticia a oídos de la Iglesia de Jerusalén, y enviaron a Bernabé a Antioquía; al llegar y ver la acción de la gracia de Dios, se alegró y exhortaba a todos a seguir unidos al Señor con todo empeño, porque era un hombre bueno, lleno de Espíritu Santo y de fe. Y una multitud considerable se adhirió al Señor.
Bernabé salió para Tarso en busca de Saulo; cuando lo encontró, se lo llevó a Antioquía. Durante todo un año estuvieron juntos en aquella Iglesia e instruyeron a muchos. Fue en Antioquía donde por primera vez los discípulos fueron llamados cristianos.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 86,1-3.4-5.6-7

R/. Alabad al Señor, todas las naciones

Él la ha cimentado sobre el monte santo;
y el Señor prefiere las puertas de Sión
a todas las moradas de Jacob.
¡Qué pregón tan glorioso para ti,
ciudad de Dios! R/.

«Contaré a Egipto y a Babilonia
entre mis fieles;
filisteos, tirios y etíopes
han nacido allí».
Se dirá de Sión: «Uno por uno
odos han nacido en ella;
el Altísimo en persona la ha fundado». R/.

El Señor escribirá en el registro de los pueblos:
«Éste ha nacido allí».
Y cantarán mientras danzan:
«Todas mis fuentes están en ti». R/.

Evangelio

Lectura del evangelio según san Juan (10,22-30):

SE celebraba en Jerusalén la fiesta de la Dedicación del templo. Era invierno, y Jesús se paseaba en el templo por el pórtico de Salomón.
Los judíos, rodeándolo, le preguntaban:
«¿Hasta cuándo nos vas a tener en suspenso? Si tú eres el Mesías, dínoslo francamente».
Jesús les respondió:
«Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, esas dan testimonio de mí. Pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas. Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano. Lo que mi Padre me ha dado es más que todas las cosas, y nadie puede arrebatar nada de la mano de mi Padre. Yo y el Padre somos uno».

Palabra del Señor

REFLEXIÓN :

Que las obras testimonien que somos cristianos

Es bueno volver a los orígenes. No, ciertamente, por el gusto regresivo de canonizar el pasado, sino para descubrir vitalmente sentidos originarios, que con el paso del tiempo han podido ir perdiendo su significado primero. ¿A qué suena hoy el adjetivo “cristiano”? A una pertenencia religiosa, eclesial y, en un sentido más amplio, cultural, distinta y con frecuencia enfrentada a otras pertenencias e identidades. Pero cuando surgió el término, concretamente, en Antioquía, carecía de todas esas connotaciones. Y no fueron los mismos discípulos los que se dieron ese nombre, sino que “fueron llamados cristianos”. No podía ser por otro motivo que el que, en su vida y con sus obras, hacían visible a Cristo. Eran un testimonio vivo de alguien que no era una mera referencia histórica, sino una presencia viva y activa.

De este modo, reproducían en sí mismos lo mismo que Cristo había realizado en los días de su vida mortal: no se mostraba como Mesías a base de argumentos teológicos o reivindicaciones genealógicas, sino que lo decía con obras, que lo mostraban como verdadero Hijo de Dios.

En este tiempo pascual, cuando nos hemos renovado haciendo memoria viva de los acontecimientos centrales de nuestra fe, los que nos consideramos cristianos estamos llamados a serlo reflejando en nuestra vida la presencia del que vive para siempre, por medio de las obras que nos atestiguan como verdaderos hijos de Dios, como verdaderas ovejas del rebaño del Buen Pastor que dio su vida para darles, a ellas, y por ellas, a todos, la vida eterna.

Cordialmente,

José María Vegas CMF

Fuente : https://www.ciudadredonda.org/events/lecturas-del-martes-de-la-iv-semana-de-pascua-san-adalberto-obispo-y-martir-san-jorge-martir/?occurrence=2024-04-23&nskip=38002

EDD. lunes 22 de abril de 2024.

Primera Lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (11,1-18):

EN aquellos días, los apóstoles y los hermanos de Judea se enteraron de que también los gentiles habían recibido la palabra de Dios. Cuando Pedro subió a Jerusalén, los de la circuncisión le dijeron en son de reproche:
«Has entrado en casa de incircuncisos y has comido con ellos».
Pedro entonces comenzó a exponerles los hechos por su orden, diciendo:
«Estaba yo orando en la ciudad de Jafa, cuando tuve en éxtasis una visión: una especie de recipiente que bajaba, semejante a un gran lienzo que era descolgado del cielo sostenido por los cuatro extremos, hasta donde yo estaba. Miré dentro y vi cuadrúpedos de la tierra, fieras, reptiles y pájaros del cielo. Luego oí una voz que me decía: “Levántate, Pedro, mata y come”. Yo respondí:
«De ningún modo, Señor, pues nunca entró en mi boca cosa profana o impura”. Pero la voz del cielo habló de nuevo: «Lo que Dios ha purificado, tú no lo consideres profano”. Esto sucedió hasta tres veces, y de un tirón lo subieron todo de nuevo al cielo.
En aquel preciso momento llegaron a la casa donde estábamos tres hombres enviados desde Cesarea en busca mía. Entonces el Espíritu me dijo que me fuera con ellos sin dudar. Me acompañaron estos seis hermanos, y entramos en casa de aquel hombre. Él nos contó que había visto en su casa al ángel que, en pie, le decía: “Manda recado a Jafa y haz venir a Simón, llamado Pedro; él te dirá palabras que traerán la salvación a ti y a tu casa”.
En cuanto empecé a hablar, bajó sobre ellos el Espíritu Santo, igual que había bajado sobre nosotros al principio; entonces me acordé de lo que el Señor había dicho: “Juan bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados con Espíritu Santo”. Pues, si Dios les ha dado a ellos el mismo don que a nosotros, por haber creído en el Señor Jesucristo, ¿quién era yo para oponerme a Dios?».
Oyendo esto, se calmaron y alabaron a Dios diciendo:
«Así pues, también a los gentiles les ha otorgado Dios la conversión que lleva a la vida».

Palabra de Dios

Salmo

Sal 41,2-3;42,3.4

R/. Mi alma tiene sed de ti, Dios vivo

Como busca la cierva corrientes de agua,
así mi alma te busca a ti, Dios mío;
mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo:
¿cuándo entraré a ver el rostro de Dios? R/.

Envía tu luz y tu verdad:
que ellas me guíen
y me conduzcan hasta tu monte santo,
hasta tu morada. R/.

Me acercaré al altar de Dios,
al Dios de mi alegría,
y te daré gracias al son de la cítara,
Dios, Dios mío. R/.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Juan (10,1-10):

EN aquel tiempo, dijo Jesús:
«En verdad, en verdad os digo: el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ese es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A este le abre el guarda y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz: a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños».
Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió Jesús:
«En verdad, en verdad os digo: yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon.
Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos.
El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estragos; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante».

Palabra del Señor

REFLEXIÓN :

Quien haya tenido la suerte de visitar Tierra Santa, probablemente haya estado también en lo que sería la cueva de los pastores cerca de Belén. En ella, la salida de la cueva tiene una pequeña pared de apenas un metro de altura, en medio del cual hay un hueco en el que dormía el pastor principal, y mientras él estuviera allí tumbado las ovejas, que lo conocían, no salían del aprisco. Jesús no es sólo el Buen Pastor, sino también la puerta del redil. Es una puerta abierta. El único modo de entrar en este rebaño y formar parte de él es el mismo Cristo, la fe en él, la inserción en él por el bautismo que limpia y purifica. Mucho se insiste, con razón, en que “todos” tienen cabida en este redil, pues la puerta está siempre abierta. Pero sin olvidar que hay que entrar precisamente por la puerta, pues, como avisa Jesús, se puede entrar saltando por otra parte, sin pasar por ese baño purificador que es la conversión y el bautismo, y el que lo hace así, dice Jesús, es un ladrón y un bandido que viene para robar, matar y hacer estragos. Es inquietante, pero es una posibilidad real, según las palabras de Jesús.

La relación personal que Jesús establece con sus metafóricas ovejas evita entender esta imagen en un sentido peyorativo, de pura dependencia servil. De hecho, Jesús, pastor y puerta del redil, no sólo es puerta de entrada, sino también de salida: Jesús no encierra, sino que libera, guía a la verdadera libertad, a la vida plena, a la vida nueva de la resurrección. Todo líder humano que pretenda erigirse en salvador (y no solo en gestor delegado) es un impostor, un ladrón y un bandido, que promete lo que no puede dar y conduce a la muerte, de la que sólo el Dios de Jesucristo nos puede salvar.

Esa puerta de salida, que se prolonga en el ministerio de los pastores, nos la muestra bien a las claras Pedro en su encuentro con los gentiles en Cesárea. La tentación de la cerrazón, por la inercia de la tradición judía fue muy fuerte en la primera generación cristiana. Pero fue vencida por la fuerza del Espíritu, al que no se le pueden poner muros ni cerrojos. Con mucho discernimiento y sumisión al Espíritu la Iglesia debe seguir saliendo al encuentro de todos, para anunciarles el Evangelio de Jesús y la llamada a la conversión que lleva a la vida. Eso sí, igual que la puerta de entrada siempre abierta es el mismo Cristo, también él, y no otras motivaciones extrañas, como modas o tendencias mundanas, debe ser la puerta de salida que nos conduce a nuestros hermanos.

Cordialmente,

José María Vegas CMF

Fuente : https://www.ciudadredonda.org/events/lecturas-del-lunes-de-la-iv-semana-de-pascua/?occurrence=2024-04-22