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Homilia para la Eucaristía del domingo 28 de abril de 2024.

DOMINGO QUINTO DE PASCUA.

Hechos 9,26-31: Pablo es presentado a la Iglesia Madre de Jerusalén y allí también predica a Jesús, pero tiene que sufrir mucho.

1Juan 3,18-24: Se nos presenta un binomio esencial: Fe –Amor, que conforman un solo mandamiento.

Juan 15,1-8: Con la imagen de la vid y los sarmientos se ilustra la unión del discípulo con Jesús para poder dar frutos.

1.- Si leemos atentamente los textos nos daremos cuenta que la vida de discipulado es vida de comunión, y no cualquier comunión. Porque puede haber una institución, y las hay,  que saben vivir en comunión-solidaridad. Pero esto no basta.

Un discípulo, un cristiano, es el que ha tenido un encuentro con Jesús. Sin este encuentro con el Señor es imposible ser cristiano-discípulo. Saulo se encontró con el Señor y fue transformado en un celoso apóstol. Pero no u discípulo aislado, sino en comunión. Dice el texto que Bernabé lo presentó a los Apóstoles, que éstos le dieron la mano en señal de comunión (cfr. Gálatas 2,9). En Pablo vemos cómo se realiza este binomio: Fe-Comunión, que se vuelve luego en un trinomio: Discípulo- Comunión-Misionero. Un verdadero creyente vive en comunión y así proyecta a Jesús en el ambiente.

2.- Y san Juan en su carta vuelve a insistir en lo mismo. El cristiano conforme va madurando en su fe llega a la certeza que el amor es lo único que cuenta. Amor, es decir, vivencia de comunión. El amor no puede existir sin la Fe y la Fe se hace viva en el Amor, como dice el Apóstol Santiago (cfr. Santiago 2,14-17). Y se trata de un amor real, concreto, no pura palabrería o sentimentalismo. San Pablo nos dice que el amor sea sin fingimiento (Romanos 12,9). La mejor expresión sincera de amor es la sincera comunión fraterna. De modo que la Iglesia es una Comunidad de Fe y comunión, cuya tarea es predicar a Jesucristo

3.- Uno de los grandes males que se ha incubado en la sociedad es el individualismo. Mal que no sólo contagia y afecta a la sociedad, sino también a la Iglesia, a los cristianos. En época moderna comenzó a cultivarse una espiritualidad individualista (yo me entiendo con Dios, yo me tengo que salvar, etc.) Tanto ha infectado esto a los cristianos que cuesta vivir la comunión. Todavía hay corrientes espiritualistas que expresan el individualismo.

Gente que se acerca al templo no para encontrarse con el hermano y la comunidad, sino sólo con Dios. Es por eso también que ha costado entender y asumir que la única manera de vivir el discipulado es la comunión, la Sinodalidad.

4.- Y es el evangelio el que viene a completar lo que estamos viendo. No puede haber una auténtica comunión fraterna si no hay una auténtica comunión con Cristo, que es la Fuente de donde mana la auténtica vida cristiana.

Llama la atención que san Juan repite los términos: Padre-Permanecer-Producir frutos. Esto sintetiza una verdadera espiritualidad. Sólo quien permanece en Cristo, en comunión con el Padre, puede dar fruto. Sin comunión con Jesús no hay amor verdadero y somos estériles.

¿Por qué a veces hay vidas cristianas secas? Porque no están vitalmente unidos a Jesús y vitalmente unidos a la comunidad, Cuerpo de Cristo. Porque la Comunidad-la Iglesia es el verdadero Cuerpo de Cristo. Y Él nos dice: “Separados de Mí nada pueden hacer”.

San Pablo dio muchos frutos porque vivió plenamente unido a Jesús y a la comunidad.

Si estamos hoy aquí es para hacer y celebrar la Comunión con el Señor y los hermanos. Por eso, con el salmo podemos decir: “Te alabaré, Señor, en la gran Asamblea”, poque ha mostrado a todos su salvación. ¡Celebremos y hagamos Comunión!

Hno. Pastor.