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Comentario al evangelio de hoy martes 17 de mayo de 2016.

 
El primero es el último de todos.
Tiempo Ordinario
Para ser discípulos de Cristo tenemos que cambiar, aceptar que el sufrimiento es camino de redención.
Por: P . Clemente González
Fuente: Catholic.net
http://es.catholic.net/op/articulos/17943/el-primero-es-el-ltimo-de-todos.html
Del santo Evangelio según san Marcos 9, 30-37
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se marcharon del monte y atravesaron Galilea; él no quería que se supiera, porque iba enseñando a sus discípulos. Les decía: El Hijo del hombre será entregado en manos de los hombres; le matarán y a los tres días de haber muerto resucitará. Pero ellos no entendían lo que les decía y temían preguntarle. Llegaron a Cafarnaúm, y una vez en casa, les preguntaba: ¿De qué discutíais por el camino? Ellos callaron, pues por el camino habían discutido entre sí quién era el mayor. Entonces se sentó, llamó a los Doce, y les dijo: Si uno quiere ser el primero, sea el último de todos y el servidor de todos. Y tomando un niño, le puso en medio de ellos, le estrechó entre sus brazos y les dijo: El que reciba a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe; y el que me reciba a mí, no me recibe a mí sino a Aquel que me ha enviado.
Oración introductoria
Señor y Padre mío, dame la inocencia de un niño que confía plenamente en su padre. Tú me invitas a estar contigo en la oración para transformar mi corazón y, así, puede salir de mí mismo y servir a los demás. Permite que sepa responder.
Petición
Señor, ayúdame a ser el último y el servidor de todos, especialmente en mi familia.
Meditación del Papa Francisco
Jesús invita a sus discípulos a hacerse como niños porque “a quien es como ellos pertenece el Reino de Dios”. Queridos hermanos y hermanas, los niños llevan vida, alegría, esperanza, también disgustos, pero la vida es así. Ciertamente llevan también preocupaciones y a veces problemas; pero es mejor una sociedad con estas preocupaciones y estos problemas, que una sociedad triste y gris porque se ha quedado sin niños. (Homilía de S.S. Francisco, 18 de marzo de 2015).
Reflexión:
A los discípulos de Jesús no les entraba en la cabeza el que su Maestro tuviera que pasar por el túnel del sufrimiento, que para ser el primero se tenga que ser el servidor de todos, que en las nuevas categorías del Reino de Cristo el niño ocupe un lugar primordial. No era fácil para ellos dejar la concepción en la que se habían educado desde su infancia. Pero para ser discípulos de Cristo tenían que cambiar. Debían aceptar que el sufrimiento es camino de redención para Jesucristo, y lo sigue siendo para los cristianos de hoy.
La cultura en la que vivimos y la mentalidad de nuestros contemporáneos está hecha al cambio. Se cambia más fácilmente que antes de trabajo, de computadora, de coche, de casa, de país… Se cambian también los modos de pensar y vivir, los valores de comportamiento, y hasta la misma religión.
El cambio está a la orden del día, y quien no cambia, pronto pasa a formar parte de los retros. Pero, ¡claro!, no todo cambio es bueno para el hombre. Ni todo cambio indica progreso. Hay cambios que son una desgracia, como el tener que dejar el país y la familia para buscar trabajo. El cambio al que la liturgia nos invita es el cambio desde Dios. Es decir, aquel cambio que Dios quiere y espera del hombre para que sea más hombre, para que viva mejor y más plenamente su dignidad humana. El cambio que Dios quiere es el de la injusticia a la justicia, del abuso al servicio de los demás, de la infidelidad a la fidelidad, del odio al amor, de la venganza al perdón, de la cultura de muerte a la cultura de la vida, del pecado a la gracia y a la santidad.
Propósito
Ofrecer una sonrisa para demostrar el amor de Dios a los niños que me encuentre.
Diálogo con Cristo
Señor, dame la gracia de vivir entregado para que el mayor número posible de personas lleguen a conocer tu amor en profundidad; que gaste mi vida para que muchos otros lleguen a gozar de tu amistad. Quiero ser el primero en ponerme al servicio de los demás, a fin de ejercer un influjo positivo, ser guía de los demás dentro de mi ambiente para ayudar a otros a hacer la experiencia personal de Cristo.

Comentario al evangelio de hoy lunes 16 de mayo de 2016.

Creo, Señor; pero dame tú la fe que me falta.
Tiempo Ordinario.
La fe es capaz de mover montañas, las montañas del dolor, es capaz de arrebatar el milagro a Cristo.
Por: Luis Felipe Nájar
Fuente: Catholic.net
http://es.catholic.net/op/articulos/17941/curacin-de-un-endemoniado.html
Del santo Evangelio según san Marcos 9, 14-29
En aquel tiempo, cuando Jesús bajó del monte y llegó al sitio donde estaban sus discípulos, vio que mucha gente los rodeaba y que algunos escribas discutían con ellos. Cuando la gente vio a Jesús, se impresionó mucho y corrió a saludarlo. Él les preguntó: “¿De qué están discutiendo?” De entre la gente, uno le contestó: “Maestro, te he traído a mi hijo, que tiene un espíritu que no lo deja hablar; cada vez que se apodera de él, lo tira al suelo y el muchacho echa espumarajos, rechina los dientes y se queda tieso. Les he pedido a tus discípulos que lo expulsen, pero no han podido”. Jesús les contestó: “¡Gente incrédula! ¿Hasta cuándo tendré que estar con ustedes? ¿Hasta cuándo tendré que soportarlos? Tráiganme al muchacho”. Y se lo trajeron. En cuanto el espíritu vio a Jesús, se puso a retorcer al muchacho; lo derribó por tierra y lo revolcó, haciéndolo echar espumarajos. Jesús le preguntó al padre: “Cuánto tiempo hace que le pasa esto?” Contestó el padre: “Desde pequeño. Y muchas veces lo ha arrojado al fuego y al agua para acabar con él. Por eso, si algo puedes, ten compasión de nosotros y ayúdanos”. Jesús le replicó: “¿Qué quiere decir eso de ‘si puedes’? Todo es posible para el que tiene fe”. Entonces el padre del muchacho exclamó entre lágrimas: “Creo, Señor; pero dame tú la fe que me falta”. Jesús, al ver que la gente acudía corriendo, reprendió al espíritu inmundo, diciéndole: “Espíritu mudo y sordo, yo te lo mando: Sal de él y no vuelvas a entrar en él”. Entre gritos y convulsiones violentas salió el espíritu. El muchacho se quedó como muerto, de modo que la mayoría decía que estaba muerto. Pero Jesús lo tomó de la mano, lo levantó y el muchacho se puso de pie. Al entrar en una casa con sus discípulos, éstos le preguntaron a Jesús en privado: “¿Por qué nosotros no pudimos expulsarlo?” Él les respondió: “Esta clase de demonios no sale sino a fuerza de oración y de ayuno”.
Oración introductoria
Una vez más, Señor, me acerco a Ti en esta oración. Aunque no te puedo ver, confío en que estás presente y quieres sanarme de mi debilidad. Aquí estoy para escucharte. Alimenta mi espíritu de fe, de confianza, de atención, para responderte con amor, eficacia y prontitud.
Petición
Señor, como el hombre del Evangelio te repito: ten compasión de mí y ayúdame.
Meditación del Papa Francisco
La confianza de Dios en el hombre y en la mujer, a los cuáles confía la Tierra, es generosa, directa, plena. Pero es aquí donde el maligno introduce en su mente la sospecha, la incredulidad, la desconfianza. Y finalmente, llega la desobediencia al mandamiento que les protegía. Caen en ese delirio de omnipotencia que contamina todo y destruye la armonía. También nosotros lo sentimos dentro de nosotros, tantas veces, todos. (Homilía de S.S. Francisco, 22 de abril de 2015).
Reflexión
En estos tiempos donde la ciencia es la primera en levantar la voz altanera, donde la misma razón quiere solucionarlo todo, tratando de imponerse a Dios; se desata la tormenta que golpea contra nuestra barca. Se podría exclamar como el Evangelio: ¡oh generación sin fe!
Este pasaje del evangelio nos recuerda la siguiente historia. En alta mar se desató una tormenta, el vendaval golpeaba contra la pobre embarcación y las olas la movían con ferocidad. Pero un niño que se encontraba en la proa jugando no parecía enterarse del problema. Un marinero sorprendido por su actitud corre hacia él cuando la tormenta ha pasado y le pregunta: -¿no tenias miedo? «No»-, responde con voz aguda, «porque mi papá era el timonel»
Es en los momentos difíciles de la vida, en la tormenta, en un dolor grade, como el del evangelio cuando desde la niñez ha sufrido. Cristo sólo pide un poco de fe, basta un poco de fe para obrar el milagro. «Todo es posible para el que tiene fe». La fe es capaz de mover montañas, las montañas del dolor, es capaz de arrebatar el milagro a Cristo, como la hemorroisa, la fe es el faro que nos muestra el camino. Por eso debemos pedir siempre, «Señor, creo pero suple mi falta de fe». ¿Cuando venga el hijo del hombre encontrará fe en el mundo?
Diálogo con Cristo
Gracias, Jesús, por recordarme tan claramente que hay una clase de demonios que no salen sino a fuerza de oración y de ayuno. Sin vida espiritual es inútil cualquier esfuerzo evangelizador, por eso te ofrezco alimentar mi trabajo con la fuerza de la oración. Convénceme que sólo podré ser instrumento de salvación para mis hermanos en la medida en que esté unido a Ti.
Propósito
Hacer una comunión espiritual durante el día para unirme constantemente a Jesús en la oración.
 

Preparando Encuentro de Guardianes : Hualpén – 21 y 22 de Mayo de 2016.

LA GRACIA DE REUNIRNOS: Viviendo la misericordia de Dios.
 
En la historia vocacional de nuestro hermano Francisco descubrimos como Dios ha fue obrando en su vida misericordiosamente: le dio una norma, el  Evangelio; un lugar donde vivirlo, la Iglesia; un medio concreto, la fraternidad; etc… Desde esta óptica, para Francisco como para nosotros sus seguidores, la fraternidad es un Gracia, un don que Dios nos regala para vivir en su misericordia. Es la fraternidad un lugar de gracia porque nos permite compartir nuestra vida, nuestra fe… es un espacio de diálogo, de alegría, de proyección, de encuentro… es un espacio de comunión.
 
Como Laicos Capuchinos estamos llamados a reconocer precisamente esto, en clave de misericordia: la gracia de reconocernos hermanos. Hijos de un mismo Padre, que buscan hacer en su vida el camino de amor que Dios nos ofrece.
 
Nuestro hermano Francisco nos invita a reconocer la fraternidad como el espacio ideal para vivir como hermanos el Evangelio de una manera más profunda. Este espacio es una exigencia del Evangelio. Como tal, estamos llamados a abrirnos a la acción del Espíritu Santo que nos abre la mente y el corazón a la voz de Dios; a la voluntad de Dios Padre, manifestada en su hijo Jesuscristo, de transformar las relaciones humanas desde su raíz para que el hombre pueda vivir de una manera nueva.
 
Como discípulos (creyentes) en Dios e hijos espirituales de Francisco estamos llamados a reconocer como hermanos, es decir, como un don para los hermanos. Y esto nos lleva a comprometernos a vivir de una manera profunda la misericordia de Dios. Estamos llamados a vivir el amor gratuito, universal y total de Dios;  de forma comunitaria y recíproca.
 
Como Laicos Capuchinos debemos ser signo vivo de este amor; por eso al reunirnos no debemos tener miedo de expresar nuestra fe y cariño, de manifestar la alegría de estar juntos, y por sobretodo de reconocernos hijos amados de Dios.
 
El reunirnos es una gracia porque nos permite renovarnos en nuestro camino de fe Cristiana, nos vuelve a comprometer en la tarea de ser dignos servidores de Dios entre los más humildes y sencillos, y nos desafía nuevamente a ser testigos del amor de Dios en el mundo.
 
Hno. Clenic Muñoz.

EDD. Lunes 16 de mayo de 2016.

EDD. Lunes 16 de mayo de 2016.
Lunes de la séptima semana del tiempo ordinario.
http://evangeliodeldia.org/main.php?language=SP&module=readings&localdate=20160514
Epístola de Santiago 3,13-18.
Hermanos:
El que se tenga por sabio y prudente, demuestre con su buena conducta que sus actos tienen la sencillez propia de la sabiduría.
Pero si ustedes están dominados por la rivalidad y por el espíritu de discordia, no se vanagloríen ni falten a la verdad.
Semejante sabiduría no desciende de lo alto sino que es terrena, sensual y demoníaca.
Porque donde hay rivalidad y discordia, hay también desorden y toda clase de maldad.
En cambio, la sabiduría que viene de lo alto es, ante todo, pura; y además, pacífica, benévola y conciliadora; está llena de misericordia y dispuesta a hacer el bien; es imparcial y sincera.
Un fruto de justicia se siembra pacíficamente para los que trabajan por la paz.
Salmo 19(18),8.9.10.15.
La ley del Señor es perfecta,
reconforta el alma;
el testimonio del Señor es verdadero,
da sabiduría al simple.
Los preceptos del Señor son rectos,
alegran el corazón;
los mandamientos del Señor son claros,
iluminan los ojos.
La palabra del Señor es pura,
permanece para siempre;
los juicios del Señor son la verdad,
enteramente justos.
¡Ojalá sean de tu agrado
las palabras de mi boca,
y lleguen hasta ti mis pensamientos,
Señor, mi Roca y mi redentor!
Evangelio según San Marcos 9,14-29.
Cuando volvieron a donde estaban los otros discípulos, los encontraron en medio de una gran multitud, discutiendo con algunos escribas.
En cuanto la multitud distinguió a Jesús, quedó asombrada y corrieron a saludarlo.
El les preguntó: «¿Sobre qué estaban discutiendo?».
Uno de ellos le dijo: «Maestro, te he traído a mi hijo, que está poseído de un espíritu mudo.
Cuando se apodera de él, lo tira al suelo y le hace echar espuma por la boca; entonces le crujen sus dientes y se queda rígido. Le pedí a tus discípulos que lo expulsaran pero no pudieron».
«Generación incrédula, respondió Jesús, ¿hasta cuando estaré con ustedes? ¿Hasta cuando tendré que soportarlos? Tráiganmelo».
Y ellos se lo trajeron. En cuanto vio a Jesús, el espíritu sacudió violentamente al niño, que cayó al suelo y se revolcaba, echando espuma por la boca.
Jesús le preguntó al padre: «¿Cuánto tiempo hace que está así?». «Desde la infancia, le respondió,
y a menudo lo hace caer en el fuego o en el agua para matarlo. Si puedes hacer algo, ten piedad de nosotros y ayúdanos».
«¡Si puedes…!», respondió Jesús. «Todo es posible para el que cree».
Inmediatamente el padre del niño exclamó: «Creo, ayúdame porque tengo poca fe».
Al ver que llegaba más gente, Jesús increpó al espíritu impuro, diciéndole: «Espíritu mudo y sordo, yo te lo ordeno, sal de él y no vuelvas más».
El demonio gritó, sacudió violentamente al niño y salió de él, dejándolo como muerto, tanto que muchos decían: «Está muerto».
Pero Jesús, tomándolo de la mano, lo levantó, y el niño se puso de pie.
Cuando entró en la casa y quedaron solos, los discípulos le preguntaron: «¿Por qué nosotros no pudimos expulsarlo?».
El les respondió: «Esta clase de demonios se expulsa sólo con la oración».
Comentario del Evangelio por San Cirilo de Jerusalén (313-350), obispo de Jerusalén, doctor de la Iglesia. Catequesis 5 sobre la fe y el símbolo (12-13).
«Creo ¡Ven en ayuda de mi poca fe!».
Al aprender o profesar la fe, adhiérete y conserva solamente la que ahora te entrega la Iglesia, la única que las santas Escrituras acreditan y defienden. Todos no pueden leer las –Escrituras-, unos porque no saben leer, otros porque sus ocupaciones se lo impiden, para que ningún alma perezca por ignorancia, hemos resumido, en los pocos versículos del Credo, el conjunto de los dogmas de la fe.
La fe te viene de entender el texto, guárdala en tu memoria. Recíbela también, y cuando llegue el momento, comprenderás, cada uno de sus artículos, el testimonio de las divinas Escrituras. Porque tenéis que saber que el símbolo de la fe no lo han compuesto los hombres según su capricho; sino que los puntos más importantes, han sido entresacados del conjunto de las santas Escrituras y resume toda la doctrina de la fe. Y a la manera de la semilla de mostaza, que, a pesar de ser un grano tan pequeño, contiene ya en sí la magnitud de sus diversas ramas, del mismo modo el símbolo de la fe, en pocas palabras, todo lo que nos da a conocer el antiguo y el nuevo Testamento.
Poned todo el cuidado, mis hermanos, y conservad la tradición que ahora habéis recibido y «grabadla en el interior de vuestro corazón»(Jr 17,1)… Como dice el Apóstol, «yo os recomiendo, delante de Dios que da la vida a todas las cosas, y delante de Cristo Jesús, que dio testimonio ante Poncio Pilato con tan noble profesión, que guardéis sin mancha la fe que habéis recibido, hasta el día de la manifestación de Cristo Jesús»(1Tm 6, 13-14).

El Papa recuerda que el Espíritu Santo nos enseña a amar como ama Dios.

Texto completo del Regina Coeli del papa Francisco – 15 de mayo de 2016.
El Papa recuerda que el Espíritu Santo nos enseña a amar como ama Dios.
https://es.zenit.org/articles/texto-completo-del-regina-coeli-del-papa-francisco-15-de-mayo-de-2016/
15 mayo 2016.
(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- En la Solemnidad de Pentecostés, el Santo Padre se ha asomado a la ventana del estudio del Palacio Apostólico, para rezar la oración del Regina Coeli con los fieles reunidos en la plaza.
Estas son las palabras del Papa para introducir la oración mariana del tiempo pascual:
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Hoy celebramos la gran fiesta de Pentecostés, que cierra el Tiempo Pascual, cincuenta días después de la Resurrección de Cristo. La liturgia nos invita a abrir nuestra mente y nuestro corazón al don del Espíritu Santo, que Jesús prometió varias veces a sus discípulos, el primer y principal don que Él nos ha dado con su Resurrección. Este don, Jesús mismo lo ha pedido al Padre, como indica el Evangelio de hoy, que está ambientado en la Última Cena. Jesús dice a sus discípulos: “Si me amáis, guardad mis mandamientos. Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre” (Jn 14,15-16). Estas palabras nos recuerdan sobre todo que el amor por una persona, y también por el Señor, se demuestra no solo con las palabras, sino con los hechos; y también “cumplir los mandamientos” va entendido en sentido existencial, de forma que toda la vida esté implicada. De hecho, ser cristiano no significa principalmente pertenecer a una cierta cultura o adherirse a una cierta doctrina, sino más bien unir la propia vida, en cada aspecto, a la persona de Jesús, y a través de Él, al Padre. Con este fin, Jesús promete la efusión del Espíritu Santo a sus discípulos. Precisamente gracias al Espíritu Santo, Amor que une al Padre y al Hijo y procede de ellos, todos podemos vivir la vida misma de Jesús. El Espíritu, de hecho, nos enseña todas las cosas, y la única cosa indispensable: amar como ama Dios.
En el prometer el Espíritu Santo, Jesús lo define “otro Paráclito” (v. 16), que significa Consolador, Abogado, Intercesor, es decir Aquel que nos asiste, nos defiende, está a nuestro lado en el camino de la vida y en la lucha por el bien y contra el mal. Jesús dice “otro Paráclito” porque el primero es Él mismo, que se ha hecho carne precisamente para asumir sobre él nuestra condición humana y liberarla de la esclavitud del pecado.
Además, el Espíritu Santo ejercita una función de enseñanza y de memoria. Enseñanza y memoria. Nos lo ha dicho Jesús: “El Consolador, el Espíritu Santo, al cual el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todas las cosas que os he dicho” (v. 26). El Espíritu Santo no lleva una enseñanza diferente, pero hace vivo y operante la enseñanza de Jesús, para que el tiempo que pasa no lo cancele y no lo borre. El Espíritu Santo coloca esta enseñanza dentro de nuestro corazón, nos ayuda a interiorizarlo, haciéndolo ser parte de nosotros, carne de nuestra carne. Al mismo tiempo, prepara nuestro corazón para que sea capaz realmente de recibir las palabras y los ejemplos del Señor. Todas las veces que la palabra de Jesús es acogida con alegría en nuestro corazón, esto es obra del Espíritu Santo.
Rezamos ahora juntos el Regina Coeli –por última vez este año–, invocando la materna intercesión de la Virgen María. Ella nos dé la gracia de ser fuertemente animados por el Espíritu Santo, para testimoniar a Cristo con franqueza evangélica y abrirse cada vez más a la plenitud de su amor.
Después del Regina Coeli,
Queridos hermanos y hermanas:
Hoy, en el contexto apropiado de Pentecostés, se publica mi Mensaje para la próxima Jornada Mundial de las Misiones que se celebra cada año el tercer domingo de octubre. El Espíritu dé fuerza a todos los misioneros ad gentes y sostenga la misión de la Iglesia en el mundo entero. El Espíritu Santo nos dé jóvenes, chicos y chicas, fuertes que tengan ganas de ir a anunciar el Evangelio. Pedimos esto hoy al Espíritu Santo.
Os saludo a todos vosotros, familias, grupos parroquiales, asociaciones, peregrinos procedentes de Italia y de tantas partes del mundo, en particular de Madrid, de Praga y de Tailandia; como también los miembros de la Comunidad católica coreana de Londres.
Saludo a los fieles de Casalbuttano, Cortona, Terni, Ragusa; los jóvenes de Romagnano de Massa; y la “Sacra Corale Jónica” de la Provincia de Taranto. Saludo de forma particular a todos los que participan en la Jornada de hoy de la Fiesta de los Pueblos, en el 25º aniversario, que se celebra en la plaza de San Juan de Letrán. Que esta fiesta, signo de unidad y de la diversidad el culturas,nos ayude a entender que el camino hacia la paz es este, hacer la unidad respetando las diversidades.
Dirijo un pensamiento especial a los Alpinos, reunidos en Asti para el Encuentro Nacional. Les exhorto a ser testigos de misericordia y de esperanza, imitando el ejemplo del beato Don Carlo Gnocchi, del beato Fratel Luigi Bordino y del venerable Teresio Olivelli, que honran el Cuerpo de los Alpinos con la santidad de su vida.
A todos os deseo una buena fiesta de Pentecostés, este domingo. Por favor, no os olvidéis de rezar por mí. ¡Buen almuerzo y hasta pronto!

Comentario al evangelio de hoy sábado 14 de mayo de 2016.

Ámense los unos a los otros como yo los he amado
Fiesta de San Matías apóstol.
Si llevamos en nuestro corazón a Dios tendremos el verdadero amor.
Por: Estanislao García
Fuente: Catholic.net
http://es.catholic.net/op/articulos/17365/los-discpulos-amigos-de-jess.html
Del santo Evangelio según san Juan 15, 9-17
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: Como el Padre me amó, yo también os he amado a vosotros; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor. Os he dicho esto, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea colmado. Este es el mandamiento mío: que os améis los unos a los otros como yo os he amado. Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. No os llamo ya siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo; a vosotros os he llamado amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer. No me habéis elegido vosotros a mí, sino que yo os he elegido a vosotros, y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y que vuestro fruto permanezca; de modo que todo lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo conceda. Lo que os mando es que os améis los unos a los otros.
Oración introductoria
Señor, dame a entender que el amor es la esencia del cristianismo, que éste debe ser mi distintivo como cristiano, no dejes que olvide la necesidad urgente de vivir a fondo el espíritu de caridad. Tú, que eres todo Amor, infunde en mi corazón, en esta oración, tu divino amor.
Petición
Jesús, hazme comprender que la verdadera caridad cristiana se dirige a todos, sin distinciones ni medidas.
Meditación del Papa Francisco
Esta palabra «amor» es una palabra que se usa muchas veces y no se sabe, cuando se dice, qué significa exactamente. Pensamos en el amor de las telenovelas: no, eso no se parece al amor. Eso que parece amor es en realidad entusiasmo por una persona y después se apaga. ¿De dónde proviene el verdadero amor? Escribe san Juan: «Todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios, porque Dios es amor”. El apóstol no dice todo amor es Dios. Lo que dice es «Dios es amor». Y continúa Juan, «Dios nos ha amado tanto que envió a su Hijo unigénito, para que vivamos por medio de él». Por ello, es Dios quien da su vida en Jesús, para darnos a nosotros la vida. El amor es hermoso, amar es hermoso y en el cielo habrá sólo amor, la caridad: lo dice Pablo. Y si el amor es hermoso, se hace siempre fuerte y crece en el don de la propia vida: crece en el darse a los demás. (Homilía de S.S. Francisco, 15 de enero de 2016).
Reflexión
«Amaos los unos a los otros como yo os he amado»; es el nuevo mandamiento que sale del Corazón de Dios; no sale de la ley, ni de una prohibición. Sale de un reclamo de Cristo que quiere que le imitemos hasta dar nuestra vida por nuestros hermanos, porque así lo ha hecho Cristo muriendo en la cruz.
Muy cerca de nosotros está la Virgen María; nadie mejor que ella ha amado a Dios y a todos los hombres, pues por su amor en la Anunciación se convirtió en Madre de Dios, y por su amor en la cruz en Madre de todos los hombres; su amor ha sido tan grande que ni siquiera el pecado, se ha atrevido a tocarla. La clave de todo está en el amor, donde se encuentra la paz, donde se encuentra la fortaleza en el seguimiento de la voluntad de Dios.
Como dice san Juan: «Dios es amor». Por lo tanto si llevamos en nuestro corazón a Dios tendremos el verdadero amor, y la medida del amor a Dios está en el amor a nuestros hermanos, porque si no somos unos mentirosos, como dice la carta de Santiago.
Propósito
Ser un auténtico testigo del amor de Dios al hacer hoy, en su nombre, una obra buena, aunque sea difícil.
Diálogo con Cristo
El cristianismo es una llamada al verdadero amor, por eso estoy llamado a ser un auténtico testigo del amor. La caridad nunca debe limitarse a evitar el mal sino que debe concentrarse en hacer a todos el bien, brindándoles apoyo en todo lo que es posible y dando de lo propio con generosidad. Jesús, no dejes que me olvide que el sí amoroso a mi vocación cristiana debe también llevarme un sí a las demás personas, especialmente a las más cercanas.

EDD. Sábado 14 de mayo de 2016.

Fiesta de san Matías, apóstol.
http://evangeliodeldia.org/main.php?language=SP&module=readings&localdate=20160514
Libro de los Hechos de los Apóstoles 1,15-17.20-26.
Uno de esos días, Pedro se puso de pie en medio de los hermanos -los que estaban reunidos eran alrededor de ciento veinte personas- y dijo:
«Hermanos, era necesario que se cumpliera la Escritura en la que el Espíritu Santo, por boca de David, habla de Judas, que fue el jefe de los que apresaron a Jesús.
El era uno de los nuestros y había recibido su parte en nuestro ministerio.
En el libro de los Salmos está escrito: Que su casa quede desierta y nadie la habite. Y más adelante: Que otro ocupe su cargo.
Es necesario que uno de los que han estado en nuestra compañía durante todo el tiempo que el Señor Jesús permaneció con nosotros,
desde el bautismo de Juan hasta el día de la ascensión, sea constituido junto con nosotros testigo de su resurrección».
Se propusieron dos: José, llamado Barsabás, de sobrenombre el Justo, y Matías.
Y oraron así: «Señor, tú que conoces los corazones de todos, muéstranos a cuál de los dos elegiste
para desempeñar el ministerio del apostolado, dejado por Judas al irse al lugar que le correspondía».
Echaron suertes, y la elección cayó sobre Matías, que fue agregado a los once Apóstoles.
Salmo 113(112),1-2.3-4.5-6.7-8.
Alaben, servidores del Señor,
alaben el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
desde ahora y para siempre.
Desde la salida del sol hasta su ocaso,
sea alabado el nombre del Señor.
El Señor está sobre todas las naciones,
su gloria se eleva sobre el cielo.
¿Quién es como el Señor, nuestro Dios,
que tiene su morada en las alturas,
y se inclina para contemplar
el cielo y la tierra?
El levanta del polvo al desvalido,
alza al pobre de su miseria.
para hacerlo sentar entre los nobles,
entre los nobles de su pueblo.
Evangelio según San Juan 15,9-17.
Jesús dijo a sus discípulos:
«Como el Padre me amó, también yo los he amado a ustedes. Permanezcan en mi amor.
Si cumplen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, como yo cumplí los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.
Les he dicho esto para que mi gozo sea el de ustedes, y ese gozo sea perfecto.»
Este es mi mandamiento: Amense los unos a los otros, como yo los he amado.
No hay amor más grande que dar la vida por los amigos.
Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando.
Ya no los llamo servidores, porque el servidor ignora lo que hace su señor; yo los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que oí de mi Padre.
No son ustedes los que me eligieron a mí, sino yo el que los elegí a ustedes, y los destiné para que vayan y den fruto, y ese fruto sea duradero. Así todo lo que pidan al Padre en mi Nombre, él se lo concederá.
Lo que yo les mando es que se amen los unos a los otros.»
Comentario del Evangelio por San Lorenzo Justiniano (1381-1455), canónigo regular, Patriarca de Venecia. Sermón para la fiesta de San Matías.
Dios escogió al apóstol Matías.
El apóstol Pablo escribe: ¡Oh abismo de la riqueza, de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios e inescrutables sus caminos!» (Rm 11,33)… «Lo has hecho todo con sabiduría», dice el salmo (103, 24), es decir, en tu Verbo. Si todo ha sido hecho en el Verbo y por el Verbo (Jn 1,3), ¿quién dudará que se ha hecho con sabiduría, y que eligió perfectamente sus discípulos sin acepción de personas? «Nos eligió en él, dice el apóstol, antes de la creación del mundo» (Ef 1,4)…
Consideremos la elección de Matías. Los apóstoles había elegido a Barsabas, llamado Justo, y a Matías…; a continuación se pusieron a invocar al que juzga según el corazón y que «conoce el corazón de cada uno» de ellos para que indicase quién era el elegido. Y seguramente que él tenía ya elegido a Matías para este honor antes que se echaran las suertes, incluso antes que el mundo fuera creado…
«Todo cuanto pidáis en la oración, dice el Señor, creed que ya lo habéis recibido y lo obtendréis» (Mc 11,24). Por eso la Iglesia acostumbra a orar unánimemente todas las veces que se ve necesitada de pedir algo al Señor; y no hay medio tan eficaz sobre el querer divino como la oración, al menos si se hace con fe, serenidad, humildad y perseverancia. El echar las suertes no ha supuesto ningún prejuicio a la elección de este glorioso apóstol ya que, como dice la Escritura, los apóstoles comenzaron por orar; el echarlo a suerte fue más bien una inspiración del Señor en respuesta a su oración. Por otra parte, Matías no obtuvo una gracia menor que Pedro o cualquier otro de los apóstoles, aunque fuese el último. Recibió el Espíritu con la misma plenitud que los demás, y los mismos dones espirituales que ellos. El Espíritu Santo, viniendo sobre él, lo llenó de caridad, le concedió expresarse en todas las lenguas, hacer milagros, convertir naciones, predicar a Cristo y alcanzar el triunfo del martirio.

Homilía para la Eucaristía de Solemnidad de Pentecostés. Domingo 15 de mayo de 2016.

SOLEMNIDAD DE PENTECOSTÉS.
Hechos 2,1-11: En el contexto de una fiesta judía muy importante sucede la venida del Espíritu Santo con gran estrépito.
1Corintios 12,3-7.12-13: Dios, que es Uno, concede la manifestación de múltiples dones mediante su Espíritu al que cree en Jesús, para la edificación de su Cuerpo, que es la Iglesia.
Juan 20,19-23: Jesús comunica su Espíritu a sus discípulos para que puedan continuar su obra, el perdón de los pecados.
1.- Pentecostés, para los cristianos, es fiesta del Espíritu. Para los israelitas es fiesta de las Semanas, dedicada a recordar cuando en el Sinaí el Señor hizo Alianza con las doce tribus de Israel y les dio la Ley para hacer de ellos el Pueblo de Dios. En el Pentecostés cristiano Dios forma su nuevo Pueblo, el que no está constituido sólo por las doce tribus, sino por todas las naciones de la tierra, unificadas no por la ley, sino por el Espíritu. Es la fiesta de la Nueva Alianza sellada con el Espíritu.
Si en Babel se produjo dispersión por la confusión de lenguas, ahora es el Espíritu el que produce y realiza la reunificación. El hecho de que cada uno entienda el mensaje en su propia lengua indica que la Buena Nueva es para toda raza, pueblo y nación. El Espíritu Santo, tantas veces significado con el agua, se adapta y amolda a todos.
2.- Pentecostés – Espíritu Santo = unidad – vida. Donde está el Espíritu hay vida y hay unidad. Existe una vida nueva, rica y variada. Son los distintos dones que el Señor regala a cada uno, pero para beneficio de todos, para beneficio del Pueblo de Dios, que es el Cuerpo de Cristo. Lo importante es el Pueblo de Dios y no se puede privar al Pueblo de Dios lo que es propio del Pueblo de Dios: la vida.
El error que ha cometido por mucho tiempo la Iglesia fue privatizar lo que es del Pueblo de Dios y dejarlo en manos de la Jerarquía, al punto que entre nosotros (y en el común de la gente) Iglesia es sinónimo de Jerarquía. No. Dice san Pablo que “todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo y todos hemos bebido de un solo Espíritu”. No se puede monopolizar al Espíritu, ya que Dios lo da a todos. Y todos los dones vienen de El; de modo que todos los dones valen.
3.- Jesús sopló sobre sus discípulos. Gesto que evoca lo del Génesis, cuando Dios sopló sobre el cuerpo inanimado del hombre para darle vida. Jesús, Fuente de vida, , quien ha venido para que nosotros tengamos vida en abundancia (Juan 10,10), al soplar sobre ellos comunica el Espíritu Santo, Señor y dador de vida. Dice el mismo evangelio de Juan que Jesús en la cruz, inclinando la cabeza, entregó el Espíritu (cfr. Juan 19,30). ¿A quién? A sus discípulos, a todos, para que tengamos vida nueva.
Somos recreados por el Señor por medio de su Espíritu. Se nos da vida nueva, significada en el perdón de los pecados. De modo que el Señor a todos regala vida nueva a través de su Espíritu. Sin el Espíritu Santo nada somos, tanto a nivel personal como comunitario.
No basta con pedir el Espíritu Santo, hay que tomar conciencia que somos inhabitados por El y debemos dejarnos conducir por El; llevar una vida espiritual.
4.- No nos conformemos con la fiesta religiosa. Que en nuestra vida sea una realidad Pentecostés. Hoy el Señor está presente entre nosotros y quiere también comunicarnos su Espíritu.
La Eucaristía es comunión con el Señor; aquí se nos da el Espíritu Santo y aquí renovamos la Alianza con Dios. Somos su Pueblo y a El pertenecemos.
Como el viento aviva el fuego e impulsa a las naves, Así nuestras vidas sean impulsadas, avivadas por la acción de este Divino Espíritu.
Hermano Pastor Salvo Beas.

Homilía para la Eucaristía de la Vigilia de Pentecostés.

Homilía para la Eucaristía de la Vigilia de Pentecostés.
Génesis 11,1-9: La autosuficiencia del hombre produce la confusión y el caos.
Ezequiel 37,1-14: profecía de la restauración de Israel. El pecado es muerte anticipada, ya que es huida de Dios, que es la Fuente de la vida. Dios con su Soplo todo lo recrea.
Juan 7,37-39: en el contexto de una fiesta en la que se llevaba agua al Templo Jesús se presenta como la Fuente de agua y el que hace brotar el agua en el que crea en El.
1.- Esta fiesta es tan importante que la liturgia dedica dos Eucaristía distintas para celebrar este Misterio. En esta Misa de la Vigilia se destaca la necesidad de Dios en la existencia del ser humano.
La autosuficiencia siempre ha sido dañina para el ser humano. La maldad del hombre no está en querer construir una torre, sino en querer suplantar a Dios, prescindir de Dios, querer ser Dios.
En muchos pasajes de la Escritura aparece esta misma idea. Así, por ejemplo, en Jeremías 2,13 se lee: “Me abandonaron a Mí, la Fuente de agua viva, para cavarse cisternas, cisternas agrietadas, que no retienen el agua”. Darle la espalda al Señor siempre será pernicioso.
¿Acaso hoy día no sucede lo mismo que dice el Génesis? El progreso económico y técnico ha llevado a la humanidad a prescindir de Dios, ha llevado a la humanidad a la autosuficiencia. Ya no necesita de Dios. La técnica no necesita de la ética. Resultado: el caos, el relativismo moral. Nuestra sociedad se ha convertido en una verdadera torre de Babel.
2.- Sólo Dios, con su Espíritu, puede restaurar, regenerarlo todo. La situación de Israel descrita en Ezequiel es una situación de muerte. La intervención de Dios es la que regenera todo, lo recrea todo. La historia de Israel es la historia de la humanidad, de la persona que prescinde de Dios. Es el típico abandono de la Fuente de agua viva.
El agua es signo de vida, del Espíritu de Dios. El es quien engendra vida. Claramente lo dice el salmo responsorial: Señor, envía tu Espíritu y renueva la faz de la tierra. Necesitamos este Espíritu de Dios.
3.- Muchas veces nos quejamos de que andamos mal, que hay aridez en nuestra vida interior. Nos invade una pereza interior, estamos desganados. Creo que esto es señal, síntoma de una sed interior. El hombre siempre ha tenido sed de Dios, sed de infinito.
Hoy el Señor nos hace una invitación: “el que tenga sed venga a Mí, y beba el que cree en Mí”. En el vocabulario de san Juan hay dos expresiones que son muy elocuentes y están indicando la importancia de la fe. Estas expresiones son: beber – comer. Hoy nos dice: beba el que cree en Mí. En el capítulo 6 del evangelio dice: “quien me come vivirá por Mí”. Comer – beber = dejar entrar en nuestra vida. Quien admite en su vida a Jesús está admitiendo a la Fuente de la vida y El es quien hace brotar en nosotros esta agua.
4.- Hoy se nos ofrece esta agua, que es el Espíritu de Dios, como lo sugiere el mismo evangelio. Al aceptar a Jesús estamos ingiriendo vida ya que estamos realizando un acto de fe. El secreto está, entonces, en aceptar por la fe al Señor. La fe es la única actitud válida que puede tener el hombre frente a Dios. La fe es contraria a la autosuficiencia y soberbia. Fe es humildad y obediencia ante Dios. “Quien me come vivirá por Mí”. “Beba el que cree en Mí”. Hagamos realidad todo esto en esta Eucaristía, en la que se nos da generosamente el Espíritu de Dios.
Hermano Pastor Salvo Beas.

Comentario al evangelio de hoy viernes 13 de mayo de 2016.

Sí, Señor, tú sabes que te quiero
Pascua
Nos pregunta hoy Cristo a cada uno de nosotros como a Pedro: ¿me amas?
Por: Misael Cisneros
Fuente: Catholic.net
http://es.catholic.net/op/articulos/17382/la-triple-confesin-de-pedro.html
Del santo Evangelio según san Juan 21, 15-19
Después de haber comido, dice Jesús a Simón Pedro: «Simón de Juan, ¿me amas más que éstos?» Le dice él: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero». Le dice Jesús: «Apacienta mis corderos». Vuelve a decirle por segunda vez:«Simón de Juan, ¿me amas?» Le dice él: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero». Le dice Jesús: «Apacienta mis ovejas». Le dice por tercera vez:«Simón de Juan, ¿me quieres?» Se entristeció Pedro de que le preguntase por tercera vez: «¿Me quieres?» y le dijo: «Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero». Le dice Jesús: «Apacienta mis ovejas. «En verdad, en verdad te digo: cuando eras joven, tú mismo te ceñías, e ibas adonde querías; pero cuando llegues a viejo, extenderás tus manos y otro te ceñirá y te llevará adonde tú no quieras». Con esto indicaba la clase de muerte con que iba a glorificar a Dios. Dicho ésto, añadió: «Sígueme».
Oración introductoria
Jesucristo, hoy me preguntas si te amo. Te respondo con todo mi corazón: ¡Sí, te amo! Quiero decírtelo no sólo con mis palabras, sino con mi vida toda: te amo, creo en Ti y en Ti confío.
Petición
Señor, acrecienta en mi alma la virtud de la fe para amarte por encima de todas las cosas y amar a mi prójimo, como a mí mismo.
Meditación del Papa Francisco
Pedro lloró amargamente. Ese entusiasmo de seguir a Jesús se ha convertido en llanto, porque él ha pecado: él ha negado a Jesús. Esa mirada cambia el corazón de Pedro, más que antes. El primer cambio es el cambio de nombre y también de vocación. Esta segunda mirada es una mirada que cambia el corazón y es un cambio de conversión al amor. La tercera mirada es la confirmación de la misión, pero en las tres ocasiones, la mirada de Jesús pide la manifestación y confirmación del amor de Pedro. (Homilía de S.S. Francisco, 22 de mayo de 2015, en Santa Marta).
«¿Me amas?… Apacienta mis ovejas». Las palabras de Jesús a Pedro en el Evangelio de hoy son las primeras que os dirijo, queridos hermanos. Estas palabras nos recuerdan algo esencial. Todo ministerio pastoral nace del amor… nace del amor. […]
Ser embajador de Cristo significa, en primer lugar, invitar a todos a un renovado encuentro personal con el Señor Jesús (Evangelii Gaudium, 3), nuestro encuentro personal con él. Esta invitación debe estar en el centro de vuestra conmemoración de la evangelización de Filipinas. Pero el Evangelio es también una llamada a la conversión, a examinar nuestra conciencia, como personas y como pueblo. Como los obispos de Filipinas han enseñado justamente, la Iglesia en Filipinas está llamada a reconocer y combatir las causas de la desigualdad y la injusticia, profundamente arraigadas, que deforman el rostro de la sociedad filipina, contradiciendo claramente las enseñanzas de Cristo.
El Evangelio llama a cada cristiano a vivir una vida de honestidad, integridad e interés por el bien común. Pero también llama a las comunidades cristianas a crear “ambientes de integridad”, redes de solidaridad que se extienden hasta abrazar y transformar la sociedad mediante su testimonio profético. (Homilía de S.S. Francisco, 16 de enero de 2015).
Reflexión
Cristo conoce nuestra debilidad en el amor y así como alguno le entregó nefastamente, otro en cambio se arrepintió y pidió perdón. Y no dudamos que Jesús quería el bien tanto de Pedro como el de Judas, pero uno supo corresponder al amor de su maestro levantándose de su caída y el otro en cambio prefirió ahorcarse en la maldad de su pecado.
Pedro, ¿me quieres?, ¿me amas?, ¿me amas de verdad, incluso más que éstos? Cristo se lo pregunta tres veces porque quiere escuchar de sus mismos labios que le ama de verdad, se lo pregunta tres veces porque busca confirmarle en el amor. Seguramente Jesús sabía que Pedro le amaba pero no es lo mismo saber que alguien nos ama a que nos diga con sus mismo labios tú sabes que te quiero.
El evangelio nos dice que Pedro se entristeció de que por tercera vez Cristo le hubiera preguntado ¿me amas? y no era para más, porque ¿quién de nosotros no se apenaría si escuchamos estas preguntas de aquel que sabemos que nos ama? Nos haría pensar que quien nos lo pregunta duda de nuestro amor o que realmente busca que le digamos que le amamos. De igual forma nos pregunta hoy Cristo a cada uno de nosotros, ¿me amas? ¿me amas incluso más que tu padre y tu madre, tu esposa y tu esposo, un amigo o una amiga, incluso por encima de cualquier objeto material? Y no temamos reponer con un sí sostenido, con un sí que hará de nuestro amor un amor no de sentimientos sino un amor fundado en la entrega y donación, como el amor de Pedro.
Propósito
Hacer una visita a Cristo Eucaristía para pedirle perdón por todas mis faltas de amor hacia Él..
Diálogo con Cristo
Jesús, decirte cuánto te quiero con palabras es fácil, lo complicado es demostrártelo permanente en mi quehacer diario. Te ofrezco ser fiel a la oración, a la formación, al apostolado. Con tu gracia, lo puedo lograr.