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Homilía para la Eucaristía de Solemnidad de Pentecostés. Domingo 15 de mayo de 2016.

SOLEMNIDAD DE PENTECOSTÉS.
Hechos 2,1-11: En el contexto de una fiesta judía muy importante sucede la venida del Espíritu Santo con gran estrépito.
1Corintios 12,3-7.12-13: Dios, que es Uno, concede la manifestación de múltiples dones mediante su Espíritu al que cree en Jesús, para la edificación de su Cuerpo, que es la Iglesia.
Juan 20,19-23: Jesús comunica su Espíritu a sus discípulos para que puedan continuar su obra, el perdón de los pecados.
1.- Pentecostés, para los cristianos, es fiesta del Espíritu. Para los israelitas es fiesta de las Semanas, dedicada a recordar cuando en el Sinaí el Señor hizo Alianza con las doce tribus de Israel y les dio la Ley para hacer de ellos el Pueblo de Dios. En el Pentecostés cristiano Dios forma su nuevo Pueblo, el que no está constituido sólo por las doce tribus, sino por todas las naciones de la tierra, unificadas no por la ley, sino por el Espíritu. Es la fiesta de la Nueva Alianza sellada con el Espíritu.
Si en Babel se produjo dispersión por la confusión de lenguas, ahora es el Espíritu el que produce y realiza la reunificación. El hecho de que cada uno entienda el mensaje en su propia lengua indica que la Buena Nueva es para toda raza, pueblo y nación. El Espíritu Santo, tantas veces significado con el agua, se adapta y amolda a todos.
2.- Pentecostés – Espíritu Santo = unidad – vida. Donde está el Espíritu hay vida y hay unidad. Existe una vida nueva, rica y variada. Son los distintos dones que el Señor regala a cada uno, pero para beneficio de todos, para beneficio del Pueblo de Dios, que es el Cuerpo de Cristo. Lo importante es el Pueblo de Dios y no se puede privar al Pueblo de Dios lo que es propio del Pueblo de Dios: la vida.
El error que ha cometido por mucho tiempo la Iglesia fue privatizar lo que es del Pueblo de Dios y dejarlo en manos de la Jerarquía, al punto que entre nosotros (y en el común de la gente) Iglesia es sinónimo de Jerarquía. No. Dice san Pablo que “todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo y todos hemos bebido de un solo Espíritu”. No se puede monopolizar al Espíritu, ya que Dios lo da a todos. Y todos los dones vienen de El; de modo que todos los dones valen.
3.- Jesús sopló sobre sus discípulos. Gesto que evoca lo del Génesis, cuando Dios sopló sobre el cuerpo inanimado del hombre para darle vida. Jesús, Fuente de vida, , quien ha venido para que nosotros tengamos vida en abundancia (Juan 10,10), al soplar sobre ellos comunica el Espíritu Santo, Señor y dador de vida. Dice el mismo evangelio de Juan que Jesús en la cruz, inclinando la cabeza, entregó el Espíritu (cfr. Juan 19,30). ¿A quién? A sus discípulos, a todos, para que tengamos vida nueva.
Somos recreados por el Señor por medio de su Espíritu. Se nos da vida nueva, significada en el perdón de los pecados. De modo que el Señor a todos regala vida nueva a través de su Espíritu. Sin el Espíritu Santo nada somos, tanto a nivel personal como comunitario.
No basta con pedir el Espíritu Santo, hay que tomar conciencia que somos inhabitados por El y debemos dejarnos conducir por El; llevar una vida espiritual.
4.- No nos conformemos con la fiesta religiosa. Que en nuestra vida sea una realidad Pentecostés. Hoy el Señor está presente entre nosotros y quiere también comunicarnos su Espíritu.
La Eucaristía es comunión con el Señor; aquí se nos da el Espíritu Santo y aquí renovamos la Alianza con Dios. Somos su Pueblo y a El pertenecemos.
Como el viento aviva el fuego e impulsa a las naves, Así nuestras vidas sean impulsadas, avivadas por la acción de este Divino Espíritu.
Hermano Pastor Salvo Beas.