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Autor: Patricio Osiadacz

EDD. lunes 30 de diciembre de 2024.

Primera Lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan (2,12-17):

Os escribo a vosotros, hijos míos, porque se os han perdonado vuestros pecados por su nombre. Os escribo a vosotros, padres, porque conocéis al que es desde el principio. Os escribo a vosotros, jóvenes, porque habéis vencido al Maligno. Os he escrito a vosotros, hijos míos, porque conocéis al Padre. Os he escrito, padres, porque conocéis al que es desde el principio. Os escribo a vosotros, los jóvenes, porque sois fuertes, y la palabra de Dios permanece en vosotros, y habéis vencido al maligno. No améis al mundo ni lo que hay en el mundo. Si alguno ama al mundo, no está en él el amor del Padre. Porque lo que hay en el mundo –las pasiones del hombre terreno, y la codicia de los ojos, y la arrogancia del dinero–, eso no procede del Padre, sino que procede del mundo. Y el mundo pasa, con sus pasiones. Pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 95,7-8a.8b-9.10

R/. Alégrese el cielo, goce la tierra

Familias de los pueblos, aclamad al Señor,
aclamad la gloria y el poder del Señor,
aclamad la gloria del nombre del Señor. R/.

Entrad en sus atrios trayéndole ofrendas,
postraos ante el Señor en el atrio sagrado,
tiemble en su presencia la tierra toda. R/.

Decid a los pueblos: «El Señor es rey,
él afianzó el orbe, y no se moverá;
él gobierna a los pueblos rectamente.» R/.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Lucas (2,36-40):

En aquel tiempo, había una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era una mujer muy anciana; de jovencita había vivido siete años casada, y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo día y noche, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. Acercándose en aquel momento, daba gracias a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén.
Y cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño iba creciendo y robusteciéndose, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios lo acompañaba.

Palabra del Señor

REFLEXIÓN :

Quien hace la voluntad de Dios

Hay quien busca desesperadamente la fuente de la juventud. Hay quienes, de alguna manera, “odian” la vejez. Hoy día se habla mucho del “edadismo”, de esa actitud de semi-desprecio de quienes ya tienen muchos años. El ya no contar con ellos, el hablarles como si fueran niños pequeños, o lo que es peor, tontos. Por mucho cariño que cuidadores pongan en ello, resulta algo insultante muchas veces. La vejez, ciertamente, trae consigo muchas dolencias y a veces indignidades. Y en esta sociedad se da frecuentemente un gran culto a la juventud. Y por otro lado, con ternurismo, se habla de que los ancianos “nos lo han dado todo”… Pues sí; algunos sí y otros no. No se quiere ni a los ancianos ni a los jóvenes porque sean buenos, sino porque son hijos de Dios. En la primera lectura, Juan escribe a personas de todas las edades; en cada etapa, Dios se les ha manifestado de alguna manera. Y al final, señala: quien hace la voluntad de Dios, vive eternamente. No se trata de edad, sino de pertenencia. No se trata de ser eternamente jóvenes, sino de escuchar lo que hay para cada día y en cada momento. Se trata de poder vivir eternamente.

¿Qué significa para cada uno de nosotros vivir eternamente? ¿De qué maneras se nos ha manifestado Dios en cada etapa de nuestra vida? ¿Cómo escuchamos, en nuestras distintas edades, la voz de Dios?

En el evangelio de hoy, José y María cumplen lo establecido; Jesús regresa a Nazaret con sus padres, y les “está sujeto”. Es decir, todos cumplen la voluntad de Dios. El resultado es que el niño crece lleno de salud y sabiduría. No se trata de la edad; se trata de la escucha y de cumplir la voluntad de Dios. Se puede crecer siempre; se puede vivir eternamente. Esto va mucho más allá de la edad. A nosotros nos escribe Juan en cualquier momento de la vida en que conozcamos al Padre, sintamos que nuestros pecados hayan sido perdonados, vencemos al Maligno… A nosotros se nos dice que, al estar sujetos al Padre, podemos crecer en salud y en sabiduría. Ya tenemos la fuente, no de la juventud eterna, sino de la vida eterna.

Cármen Aguinaco

Fuente : https://www.ciudadredonda.org/evangelio-lecturas-hoy/

Comentario al Evangelio del sábado 28 de diciembre de 2024.

Fiesta de los Santos Inocentes – san Mateo 2, 13-18

Que podamos ser luz en un mundo a menudo sumido en tinieblas, confiando siempre en su promesa de justicia y paz, sin olvidar que esta fiesta nos llama a ser guardianes de la inocencia y la justicia a nuestro alrededor.

Queridos hermanos y hermanas en Cristo, hoy, en la Fiesta de los Santos Inocentes, recordamos un evento trágico y doloroso descrito en el Evangelio de Mateo que acabamos de escuchar. Esta celebración nos invita a reflexionar sobre la crueldad del rey Herodes y el martirio de los niños inocentes, al mismo tiempo que renovamos nuestro compromiso de proteger la vida y la dignidad de cada ser humano. El Evangelio nos relata cómo Herodes, al sentirse amenazado por el nacimiento de un nuevo «rey de los judíos», ordena la matanza de todos los niños menores de dos años en Belén y sus alrededores. Este acto de crueldad y desesperación muestra hasta dónde puede llegar el abuso de poder y el miedo a perder el control. En nuestra reflexión, estamos llamados a rechazar cualquier forma de violencia y opresión que atente contra a toda persona humana. Estamos llamados a ser siempre constructores de relaciones sanas y siempre en favor de la vida y de la vida en toda su plenitud. Antes de que ocurra la matanza, un ángel del Señor se aparece en sueños a José, advirtiéndole que lleve al niño y a su madre a Egipto para salvarlos de Herodes. Esta intervención divina nos recuerda que Dios siempre cuida y protege a los suyos, incluso en medio de las adversidades. Para nosotros, es un llamado a confiar en la providencia de Dios y a buscar su guía en momentos de peligro y dificultad. Los niños de Belén, que fueron víctimas de la brutalidad de Herodes, son recordados como los primeros mártires de la Iglesia. Aunque no comprendieron ni eligieron su destino, sus vidas fueron arrebatadas a causa de Cristo. Este martirio nos desafía a valorar y proteger la vida de los más inocentes y vulnerables, y a comprometernos en la defensa de los derechos humanos y la dignidad de cada persona. El lamento de las madres de Belén, evocadas en la profecía de Jeremías: «Un grito se oye en Ramá, llanto y gran lamentación; es Raquel que llora por sus hijos y no quiere ser consolada, porque ya no existen», nos invita a desarrollar un corazón compasivo y solidario. Estamos llamados a estar cerca de aquellos que sufren, a consolar a los afligidos y a trabajar por un mundo más justo y misericordioso. Queridos hermanos y hermanas, en esta Fiesta de los Santos Inocentes, renovemos nuestro compromiso de proteger y defender la vida de los más vulnerables entre nosotros. Que aprendamos a rechazar la violencia y la injusticia, a confiar en la protección divina y a ser instrumentos de compasión y solidaridad de justicia y paz en nuestro mundo. Que el recuerdo de los Santos Inocentes nos inspire a ser defensores incansables de la vida y la dignidad de cada ser humano. Que Dios me ayude y que Dios te ayude hoy y siempre. Amén. – Hno. Mauricio Silva dos Anjos – Hermano Menor Capuchino de Chile.

HOMILIA PARA LA EUCARISTÍA DEL DOMINGO 29 DE DICIEMBRE DE 2024.

SAGRADA FAMILIA.

1Samuel 1, 20-22.24-28; Ana reconoce que el hijo que tuvo es puro don de Dios y a Él se lo consagra.

1Juan 3,1-2.20-24: Por amor de Dios nosotros tenemos una condición y vida nueva en desarrollo. Se describe la nueva relación que se estableció con Dios.

Lucas 2, 41-52: Jesús perdido en el templo. Todo es un símbolo. Jesús vivió sujeto a sus padres.

1.- A la luz de la Palabra nos damos cuenta qué es un hijo.
Ana, la estéril, reconoce que el hijo que tuvo fue un don de Dios; por eso va al Templo y allí consagra su hijo al Señor.
José y María también van al templo para cumplir con sus deberes religiosos y allí se percatan que el Hijo que tienen es más de Dios que de ellos mismo. Es que, en verdad, los hijos no son propiedad privada de nadie, sino u regalo de Dios que se debe cuidar.
Ya en la noche de navidad Isaías proclamaba: “Un Niño nos ha nacido, un Hijo se nos ha dado”. Sí, Jesús es el don más precioso que Dios regaló al mundo. Sí, bien podemos decir que Jesús es el Hijo por excelencia, don de Dios al mundo y por Él todos nosotros somos “Miembros de la familia de Dios” (1Pedro 2,9), ya que hemos llegado ser hijos y herederos de Dios por medio de Cristo (cfr. Gálatas 4,7).

2.- Y en la carta de Juan se nos dice claramente lo que nosotros, gracias al amor que Dios nos tiene, tenemos una condición y vida nueva, pero en desarrollo.
Con la Encarnación Dios, en Jesús, pasó a formar parte de la familia humana, pero al mismo tiempo nosotros pasamos a formar parte de la Familia de Dios, porque esa es la verdad: Dios es Familia Divina, es Padre, es Hijo y es Espíritu Santo. Y a esta divina familia pasamos a formar parte, aunque en desarrollo, es decir, todavía no se manifiesta en plenitud lo que somos.

3.- En el mundo en que vivimos tambalea la familia, que es casa y escuela de Comunión, como diría san Juan Pablo II. Hace rato que se echan hijos al mundo, pero a una sociedad tecnificada, sin Dios, ni familia. Es una sociedad deshumanizada. En un contexto terriblemente individualista y hostil es preciso crear un clima que favorezca el desarrollo integral de la persona, del ser humano.
Si la Familia es casa y escuela de comunión, almácigo de una humanidad madura y equilibrada, no aniquilemos a la familia, no reemplacemos al hijo por una mascota. Los hijos no son una carga, sino un don, un regalo del Señor. Y si es un don, es preciso valorarlo, cuidarlo, educarlo.
Y la sociedad debe favorecer y cuidar a la familia con una legislación adecuada.

4.- El relato del evangelio es todo un lenguaje profético. Lo que sucede con Jesús Niño en Jerusalén es un anticipo de la muerte de Cristo. Dice Lucas que fueron al Templo por Pascua; y fue por Pascua cuando Él fue apresado y ajusticiado. Jesús se pierde durante tres días en el Templo. Y después de tres días Él venció al pecado y a la muerte con su resurrección. Dice Lucas que luego que fue hallado vivió sometido a sus padres, del mismo modo que vivió toda su vida haciendo la Voluntad de su Padre.
El Misterio de la Sagrada Familia contiene un gran mensaje para el hombre de hoy: cómo formar, educar al hombre de hoy. La Familia de Nazaret nos enseña que toda familia es una comunidad de amor. En ella aprendemos a amar, a ser personas humanas.
Somos miembros de la Familia de Dios. Nos hemos desarrollado y crecido en el seno de nuestra familia humana y esperamos formar parte un día de la Familia de Dios.
Valoremos lo que tenemos. Hoy aquí, como Familia de Dios nos reunimos en torno al altar para alimentar nuestra comunión como hermanos.
Hno. Pastor.

EDD. sábado 28 de diciembre de 2024.

Primera Lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan (1,5–2,2):

Os anunciamos el mensaje que hemos oído a Jesucristo: Dios es luz sin tiniebla alguna. Si decimos que estamos unidos a él, mientras vivimos en las tinieblas, mentimos con palabras y obras. Pero, si vivimos en la luz, lo mismo que él está en la luz, entonces estamos unidos unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesús nos limpia los pecados. Si decimos que no hemos pecado, nos engañamos y no somos sinceros. Pero, si confesamos nuestros pecados, él, que es fiel y justo, nos perdonará los pecados y nos limpiará de toda injusticia. Si decimos que no hemos pecado, lo hacemos mentiroso y no poseemos su palabra. Hijos míos, os escribo esto para que no pequéis. Pero, si alguno peca, tenemos a uno que abogue ante el Padre: a Jesucristo, el Justo. Él es víctima de propiciación por nuestros pecados, no sólo por los nuestros, sino también por los del mundo entero.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 123,2-3.4-5.7b-8

R/. Hemos salvado la vida,
como un pájaro de la trampa del cazador

Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte,
cuando nos asaltaban los hombres,
nos habrían tragado vivos:
tanto ardía su ira contra nosotros. R/.

Nos habrían arrollado las aguas,
llegándonos el torrente hasta el cuello;
nos habrían llegado hasta el cuello
las aguas espumantes. R/.

La trampa se rompió, y escapamos.
Nuestro auxilio es el nombre del Señor,
que hizo el cielo y la tierra. R/.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Mateo (2,13-18):

Cuando se marcharon los magos, el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: «Levántate, coge al niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo.»
José se levantó, cogió al niño y a su madre, de noche, se fue a Egipto y se quedó hasta la muerte de Herodes. Así se cumplió lo que dijo el Señor por el profeta: «Llamé a mi hijo, para que saliera de Egipto.» Al verse burlado por los magos, Herodes montó en cólera y mandó matar a todos los niños de dos años para abajo, en Belén y sus alrededores, calculando el tiempo por lo que había averiguado de los magos. Entonces se cumplió el oráculo del profeta Jeremías: «Un grito se oye en Ramá, llanto y lamentos grandes; es Raquel que llora por sus hijos, y rehúsa el consuelo, porque ya no viven.»

Palabra del Señor

REFLEXIÓN

La verdad es que no tenemos una noticia cierta de que la matanza de los inocentes, de todos los niños nacidos en Belén fuese real. Eso no significa que no lo fuese porque de aquellos tiempos no tenemos muchas noticias de lo que sucedía en una parte remota del imperio romano. Pero más allá del hecho histórico, vamos a tener presente que los evangelios de la infancia son el prólogo que tanto Lucas como Mateo ponen en sus evangelios. Y, como ya he indicado en los comentarios de los días pasados, un prólogo tienen que anticipar las ideas fundamentales de lo que se va a desarrollar en el texto.

Aquí lo importante es que Mateo nos plantea desde el mismo principio que la vida de Jesús está amenazada de muerte. Jesús va a estar siempre en peligro y, más de una vez, va a escapar de los que atentaban contra su vida. Hasta que al final ya no pudo escapar y terminó en la cruz, entregando la vida. ¿Por qué esa violencia mortal dirigida contra Jesús?

No es difícil encontrar la respuesta. Jesús, a lo largo de su vida, se va a salir de los caminos trillados, de lo que estaba bien visto en el mundo judío. Jesús va a hablar de Dios pero de una manera muy diferente a como hablaban los sacerdotes, los fariseos y los estudiosos de la ley. Si ellos decían que la presencia de Dios estaba en el Templo de Jerusalén y que solo los que cumplían las normas de la Torá eran dignos de contarse entre los preferidos de Dios, Jesús convierte los caminos y las calles de los pueblos de Judea en su templo. Insiste en que los preferidos de Dios son los pobres, los enfermos, los pecadores, los marginados. Todos los que las autoridades religiosas de su tiempo consideraban como excluidos de la religión, como indignos. Se entiende perfectamente que ante su forma de actuar y de hablar, surgiese la violencia. Hasta terminar con su vida.

La historia de los inocentes y la misma huida de Jesús, José y María a Egipto, nos hablan de esa violencia que desde el principio va a amenazar la vida del que no hizo más que hablar de Dios como Padre de todos y que puso en el amor fraterno el centro del Reino de Dios.

Fernando Torres, cmf

Fuente : https://www.ciudadredonda.org/evangelio-lecturas-hoy/

EDD. viernes 27 de diciembre de 2024.

Primera Lectura

Comienzo de la primera carta del apóstol san Juan (1,1-4):

Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros propios ojos, lo que contemplamos y palparon nuestras manos: la Palabra de la vida (pues la vida se hizo visible), nosotros la hemos visto, os damos testimonio y os anunciamos la vida eterna que estaba con el Padre y se nos manifestó. Eso que hemos visto y oído os lo anunciamos, para que estéis unidos con nosotros en esa unión que tenemos con el Padre y con su Hijo Jesucristo. Os escribimos esto, para que nuestra alegría sea completa.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 96,1-2.5-6.11-12

R/. Alegraos, justos, con el Señor

El Señor reina, la tierra goza,
se alegran las islas innumerables.
Tiniebla y nube lo rodean,
justicia y derecho sostienen su trono. R/.

Los montes se derriten como cera
ante el dueño de toda la tierra;
los cielos pregonan su justicia,
y todos los pueblos contemplan su gloria. R/.

Amanece la luz para el justo,
y la alegría para los rectos de corazón.
Alegraos, justos, con el Señor,
celebrad su santo nombre. R/.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Juan (20,2-8):

El primer día de la semana, María Magdalena echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a quien tanto quería Jesús, y les dijo: «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto.»
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; y, asomándose, vio las vendas en el suelo; pero no entró. Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio las vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no por el suelo con las vendas, sino enrollado en un sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.

Palabra del Señor

REFLEXIÓN

Se supone que Juan es el autor del cuarto Evangelio. Es uno de los apóstoles. Se le llama el discípulo amado porque parece ser que Jesús tenía alguna preferencia por él. Lo que no debemos creer en absoluto es esa imagen que aparece en tantos cuadros donde se ve a Juan como un jovencito. No eran tiempos aquellos para jovencitos inocentes. Ni era el seguimiento de Jesús algo para gente inmadura sino algo muy exigente, que pedía compromiso y entrega total. Más bien, conviene que imaginemos a un hombre hecho y derecho, libre y responsable de su vida, que se comprometió a seguir a Jesús con todas sus consecuencias.

El texto evangélico de hoy nos le presenta en el momento final, cuando el camino de Juan con su maestro ha llegado a su final. Ha tenido ya lugar la pasión de Jesús y, por tanto, su muerte. Todo ha terminado desde los ojos de los hombres. Pero no desde los ojos de la fe, que van más allá y son capaces de contemplar el triunfo de la vida donde los demás no vemos más que muerte.

La historia de la tumba vacía se podía interpretar de diversas maneras. De hecho, parece que en el mundo judío de la época se contemplo otra hipótesis: la de que los mismos discípulos habían robado el cuerpo de Jesús para luego hablar de que estaba vivo, de que había resucitado. Pero los ojos de la fe contemplan otra realidad: la tumba vacía es el signo claro y contundente de que la apuesta de Jesús por el reino, por su Padre, había recibido una respuesta inesperada y que iba más allá de lo que los hombres podemos imaginar. La tumba vacía era el signo de que Jesús había resucitado. Nadie había robado el cuerpo inerte de Jesús. Simplemente, Dios Padre le había devuelto a la vida.

Celebrar hoy la fiesta de san Juan apóstol nos hace pensar que este niño que nos ha nacido nos a abrir las puertas a una vida más plena, a una esperanza llena de luz, que va más allá de todo lo imaginable, que va más allá de la muerte.

Fernando Torres, cmf

Fuente : https://www.ciudadredonda.org/evangelio-lecturas-hoy/

EDD. jueves 26 de diciembre de 2024.

Primera Lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (6,8-10;7,54-60):

En aquellos días, Esteban, lleno de gracia y poder, realizaba grandes prodigios y signos en medio del pueblo. Unos cuantos de la sinagoga llamada de los libertos, oriundos de Cirene, Alejandría, Cilicia y Asia, se pusieron a discutir con Esteban; pero no lograban hacer frente a la sabiduría y al espíritu con que hablaba. Oyendo estas palabras, se recomían por dentro y rechinaban los dientes de rabia. Esteban, lleno de Espíritu Santo, fijó la mirada en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús de pie a la derecha de Dios, y dijo: «Veo el cielo abierto y al Hijo del hombre de pie a la derecha de Dios.»
Dando un grito estentóreo, se taparon los oídos; y, como un solo hombre, se abalanzaron sobre él, lo empujaron fuera de la ciudad y se pusieron a apedrearlo. Los testigos, dejando sus capas a los pies de un joven llamado Saulo, se pusieron también a apedrear a Esteban, que repetía esta invocación: «Señor Jesús, recibe mi espíritu.»
Luego, cayendo de rodillas, lanzó un grito: «Señor, no les tengas en cuenta este pecado.»
Y, con estas palabras, expiró.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 30,3cd-4.6 y Sab 16bc-17

R/. A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu

Sé la roca de mi refugio,
un baluarte donde me salve,
tú que eres mi roca y mi baluarte;
por tu nombre dirigeme y guíame. R/.

A tus manos encomiendo mi espíritu:
tú, el Dios leal, me librarás.
Tu misericordia sea mi gozo y mi alegría.
Te has fijado en mi aflicción. R/.

Líbrame de los enemigos que me persiguen;
haz brillar tu rostro sobre tu siervo,
sálvame por tu misericordia. R/.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Mateo (10,17-22):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: «No os fiéis de la gente, porque os entregarán a los tribunales, os azotarán en las sinagogas y os harán comparecer ante gobernadores y reyes, por mi causa; así daréis testimonio ante ellos y ante los gentiles. Cuando os arresten, no os preocupéis de lo que vais a decir o de cómo lo diréis: en su momento se os sugerirá lo que tenéis que decir; no seréis vosotros los que habléis, el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros. Los hermanos entregarán a sus hermanos para que los maten, los padres a los hijos; se rebelarán los hijos contra sus padres, y los matarán. Todos os odiarán por mi nombre; el que persevere hasta el final se salvará.»

Palabra del Señor

REFLEXIÓN :

Justo después del nacimiento de Jesús, la gran fiesta de la alegría, de la vida y de la esperanza, el día en que reconocemos en ese niño recién nacido la salvación gratuita de Dios para todos nosotros, la Iglesia nos propone celebrar a san Esteban, el primer mártir. El primer mártir después de Jesús, ¡claro!, que fue el que dio la vida por todos nosotros, que todo tiene su orden. Para decir la verdad, después de Esteban ha habido otros muchos. De bastantes de ellos conocemos el nombre y han sido canonizados por la iglesia. Pero seguro que hay otros muchos que han quedado en el anonimato, el olvido, de tantas matanzas que ha habido a lo largo de la historia. Además, la iglesia celebra a los mártires pero también celebra, con muy buen sentido, a los confesores. El mártir es el que ha muerto por su fe. El confesor quizá ha muerto en la cama pero lo es porque ha ido confesando su fe en Jesús a lo largo de toda su vida. Es decir, en el fondo, confesores y mártires no se diferencian tanto.

Lo importante no es, pues, si la muerte ha sido cruenta o no. Lo verdaderamente importante es que tanto unos como otros han dado su vida por seguir a Jesús, han arrimado el hombro para construir el reino de fraternidad y justicia que predicó e intentó hacer realidad Jesús. Ese es el reino de Dios, que más que cuestión de teología o de sacramentos o de oraciones, es cuestión ante todo y sobre todo de caridad, de amor fraterno, de perdón y reconciliación.

San Esteban fue el primero de una larga serie de mártires y confesores que con su vida, con sus hechos, con su muerte, lo dieron todo por construir ese reino de Dios, abrieron la mano al hermano, se dejaron llevar por la compasión ante el sufrimiento ajeno y no pensaron primero en sus necesidades sino en las necesidades y pobrezas de los demás.

Estoy seguro de que si abrimos los ojos a nuestro alrededor, vamos a encontrar personas, hombres y mujeres, que están viviendo así: dándolo todo, dándose todo, dando la vida, sin medida, para que todos, especialmente los más pobres, tengan vida. Como lo hizo Jesús, como nos invita a hacerlo a cada uno de nosotros.

Fernando Torres, cmf

Fuente : https://www.ciudadredonda.org/evangelio-lecturas-hoy/

EDD. miércoles 25 de diciembre de 2024.

Primera Lectura

Lectura del libro de Isaías (52,7-10):

¡QUÉ hermosos son sobre los montes
los pies del mensajero que proclama la paz,
que anuncia la buena noticia,
que pregona la justicia,
que dice a Sión: «¡Tu Dios reina!».
Escucha: tus vigías gritan, cantan a coro,
porque ven cara a cara al Señor,
que vuelve a Sión.
Romped a cantar a coro,
ruinas de Jerusalén,
porque el Señor ha consolado a su pueblo,
ha rescatado a Jerusalén.
Ha descubierto el Señor su santo brazo
a los ojos de todas las naciones,
y verán los confines de la tierra
la salvación de nuestro Dios.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 97,1.2-3ab.3cd-4.5-6

R/. Los confines de la tierra han contemplado la salvación de nuestro Dios.

V/. Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas.
Su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R/.

V/. El Señor da a conocer su salvación,
revela a las naciones su justicia.
Se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. R/.

V/. Los confines de la tierra han contemplado
la salvación de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad. R/.

V/. Tañed la cítara para el Señor,
suenen los instrumentos:
con clarines y al son de trompetas,
aclamad al Rey y Señor. R/.

Segunda Lectura

Lectura de la carta a los Hebreos (1,1-6):

EN muchas ocasiones y de muchas maneras habló Dios antiguamente a los padres por los profetas.
En esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo, al que ha nombrado heredero de todo, y por medio del cual ha realizado los siglos.
Él es reflejo de su gloria, impronta de su ser. Él sostiene el universo con su palabra poderosa. Y, habiendo realizado la purificación de los pecados, está sentado a la derecha de la Majestad en las alturas; tanto más encumbrado sobre los ángeles, cuanto más sublime es el nombre que ha heredado.
Pues, ¿a qué ángel dijo jamás: «Hijo mío eres tú, yo te he engendrado hoy»; y en otro lugar: «Yo seré para él un padre, y el será para mi un hijo»?
Asimismo, cuando introduce en el mundo al primogénito, dice: «Adórenlo todos los ángeles de Dios».

Palabra de Dios

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Juan (1,1-18):

EN el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios.
Él estaba en el principio junto a Dios.
Por medio de él se hizo todo, y sin él no se hizo nada de cuanto se ha hecho.
En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
Y la luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no lo recibió.
Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio d él.
No era él la luz, sino el que daba testimonio de la luz.
El Verbo era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre, viniendo al mundo.
En el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de él, y el mundo no lo conoció.
Vino a su casa, y los suyos no lo recibieron.
Pero a cuantos lo recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre.
Estos no han nacido de sangre, ni de deseo de carne,
ni de deseo de varón, sino que han nacido de Dios.
Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.
Juan da testimonio de él y grita diciendo:
«Este es de quien dije: el que viene detrás de mí se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo».
Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia.
Porque la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad nos ha llegado por medio de Jesucristo.
A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios Unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.

Palabra del Señor

REFLEXIÓN

Todo llega. Después de las cuatro semanas de Adviento, hoy celebramos la Navidad y echamos la casa por la ventana. La Iglesia se nos llena de blanco, de flores, de cantos de alegría. Hasta nuestras calles y nuestras casas están adornadas de mil maneras. La tradición de cada país ha sido riquísima en formas. Hasta muchos de los que no creen en Dios en el mundo occidental se dejan llevar por la alegría de esta celebración. Es una fiesta emotiva y familiar. Es una fiesta que a muchos les toca el corazón. Y eso es bueno. No hay por qué despreciarlo, que los caminos de Dios para llegar al corazón de las personas son muchos y muy variados.

Pero quizá conviene que nosotros los creyentes hagamos el esfuerzo de atravesar las capas más superficiales de esta fiesta, que no nos dejemos engañar por las apariencias ni por las lucecitas ni por las bolas de colores. Y que vayamos a lo más central de esta celebración que recuerda un momento decisivo en nuestra historia. Porque esto que llamamos Navidad sería casi mejor que lo llamásemos la fiesta de la Encarnación. Hacemos memoria de la entrada gloriosa de Dios en nuestro mundo, cuando se hizo uno de nosotros, uno de nuestra carne y sangre, cuando nos demostró que no le somos indiferentes sino que su amor es tan grande que se manifestó, se hizo carne, entre nosotros.

Pero conviene que vayamos todavía un poco más allá. Porque siendo importante el hecho, Dios se encarna, también son importantes las circunstancias de la encarnación. No es lo mismo nacer en un palacio que en un estable maloliente y sucio. No es lo mismo ser hijo del rico y poderoso que nacer en una familia humilde y pobre, para los que no hubo sitio en la posada (y para los ricos siempre hay sitio, como sabemos todos). Conviene mirar al belén y desnudarle de todos sus adornos. Porque Dios, nuestro Dios, el Todopoderoso, se encarnó pero lo hizo en la criatura más frágil, vulnerable e indefensa que uno se pueda imaginar: un niño recién nacido. Así se abajó Dios para hacerse uno de nosotros. Se encarnó en todo lo contrario del Todopoderoso, que es como imaginamos a Dios. En Navidad Dios se hizo nada-poderoso. Como nosotros. Eso sí es cercanía y solidaridad. Eso sí es “Dios-con-nosotros”.

Fernando Torres, cmf

Fuente ; https://www.ciudadredonda.org/evangelio-lecturas-hoy/

Comentario al Evangelio del 24 de diciembre de 2024.

Vamos a Belén, como los pastores. lo importante es no quedarnos quietos. Y si en lugar de un Dios glorioso, nos encontramos con la fragilidad de un niño, no nos venga la duda de haber equivocado el camino. El rostro asustado de los oprimidos, la soledad de los infelices, el sufrimiento de todos los pueblos de la tierra, son el lugar donde él sigue viviendo en la clandestinidad. Nos corresponde a nosotros la tarea de buscarlo. Pongámonos en camino sin miedo.

En vísperas de la Navidad, vamos a tomar la sonrisa y poner en el rostro de quien dejó de sonreír? Tomar el valor y poner en los hombros de quien ha renunciado a luchar? Tomar la bondad y poner en los corazones mezquinos? Hagamos que el amor reverberar por todo el mundo… ven, Señor Jesús. Dios te bendiga.