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Autor: Patricio Osiadacz

EDD. lunes 29 de julio de 2024.

Primera Lectura

Lectura del libro de Jeremías (13,1-11):

Así me dijo el Señor: «Vete y cómprate un cinturón de lino, y rodéate con él la cintura; pero que no toque el agua.»
Me compré el cinturón, según me lo mandó el Señor, y me lo ceñí.
Me volvió a hablar el Señor: «Torna el cinturón que has comprado y llevas ceñido, levántate y ve al río Éufrates, y escóndelo allí, entre las hendiduras de las piedras.»
Fui y lo escondí en el Éufrates, según me había mandado el Señor.
Pasados muchos días, me dijo el Señor: «Levántate, vete al río Éufrates y recoge el cinturón que te mandé esconder allí.»
Fui al Éufrates, cavé, y recogí el cinturón del sitio donde lo había escondido: estaba estropeado, no servía para nada.
Entonces me vino la siguiente palabra del Señor:

«Así dice el Señor: De este modo consumiré la soberbia de Judá, la gran soberbia de Jerusalén. Este pueblo malvado que se niega a escuchar mis palabras, que se comporta con corazón obstinado y sigue a dioses extranjeros, para rendirles culto y adoración, será como ese cinturón, que ya no sirve para nada. Como se adhiere el cinturón a la cintura del hombre, así me adherí la casa de Judá y la casa de Israel –oráculo del Señor–, para que ellas fueran mi pueblo, mi fama, mi alabanza, mi ornamento; pero no me escucharon.»

Palabra de Dios

Salmo

Dt 32,18-19.20.21

R/. Despreciaste a la Roca que te engendró

Despreciaste a la Roca que te engendró,
y olvidaste al Dios que te dio a luz.
Lo vio el Señor, e irritado
rechazó a sus hijos e hijas. R/.

Pensando: «Les esconderé mi rostro
y veré en qué acaban,
porque son una generación depravada,
unos hijos desleales.» R/.

«Ellos me han dado celos con un dios ilusorio,
me han irritado con ídolos vacíos;
pues yo les daré celos con un pueblo ilusorio,
los irritaré con una nación fatua.» R/.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Mateo (13,31-35):

En aquel tiempo, Jesús propuso esta otra parábola a la gente: «El reino de los cielos se parece a un grano de mostaza que uno siembra en su huerta; aunque es la más pequeña de las semillas, cuando crece es más alta que las hortalizas; se hace un arbusto más alto que las hortalizas, y vienen los pájaros a anidar en sus ramas.»
Les dijo otra parábola: «El reino de los cielos se parece a la levadura; una mujer la amasa con tres medidas de harina, y basta para que todo fermente.»

Jesús expuso todo esto a la gente en parábolas y sin parábolas no les exponía nada. Así se cumplió el oráculo del profeta: «Abriré mi boca diciendo parábolas, anunciaré lo secreto desde la fundación del mundo.»

Palabra del Señor

REFLEXIÓN :

29 de julio de 2024

Queridos amigos:

Hace exactamente una semana celebrábamos la fiesta (con la merecida calificación de “fiesta” que ahora le da la liturgia) de Sta. María Magdalena; y en el día de hoy, hasta hace unos tres años, se celebraba Sta. Marta. Probablemente esta proximidad de celebraciones, muy antigua, se debía al error, también muy antiguo, de considerar que Marta y María Magdalena eran hermanas. Hoy, con mejores conocimientos histórico-bíblicos, se sabe que no fue así; Marta y sus hermanos eran de Betania, en Judea, mientras que María Magdalena era de Magdala, que debe situarse en Galilea; tampoco debe confundirse con la mujer pecadora pública, anónima, que, según Lc 7,36ss, ungió los pies de Jesús (o la cabeza, según Mc 14,3-9). La tradición popular, siempre propensa al concordismo, ha hecho de tres mujeres diferentes una sola. Esta tendencia ya comenzó en época bíblica: una de las múltiples redacciones del cuarto evangelio identificó a María de Betania (Jn 11,2) con la mujer -no se dice que pecadora, que ungió los pies de Jesús.

Tras el concilio Vaticano II se realizó una revisión del calendario litúrgico, con rigor histórico en cuanto a la selección de santos y en cuanto contribuyese a su mejor conocimiento; en la medida de lo posible, se los situó en la fecha de su muerte. Pero quedaban algunos flecos que, en años sucesivos, se van recogiendo.

Hoy celebramos sencillamente la santidad de tres hermanos, dos mujeres y un varón, en cuya casa, quizá repetidas veces (cf. Lc 10,38-42), se hospedó Jesús. Al parecer son solteros, cosa rara en el judaísmo de la época (¿pertenecerían a algún grupo integrista, tal vez esenio?). El evangelio destaca la actitud de Jesús para con ellos: “amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro” (Jn 11,5), y este es calificado como “amigo” (Jn 11,11) de Jesús y de sus seguidores: “nuestro amigo”. El evangelista tenido por más tendente a la espiritualización es el que repara en los sentimientos humanos de Jesús, que “se conmovió y se turbó en su interior” (11,33), y “derramó lágrimas” (11,35) por la muerte de Lázaro.

Se nos ofrece una gran lección de humanidad, o insistencia en la verdadera encarnación, al mismo tiempo que la confesión de fe en el mesianismo, omnipotencia y divinidad de Jesús: “el Cristo, el Hijo de Dios, el esperado del mundo” (Jn 11,27). Lázaro cultiva la amistad, María escucha a Jesús sentada a sus pies, Marta procura que en la casa no falte nada en las atenciones al singular visitante. Previamente ha confesado que, donde está Jesús, la muerte no tiene poder: “no hubiera muerto mi hermano” (11,32).

Sobra toda reivindicación feminista barata o malsana, pero quizá convenga observar que, en el cuarto evangelio, la confesión de fe de Marta está en paralelo con la de Pedro: “nosotros creemos y sabemos que tú eres el santo de Dios” (Jn 6,69). Seamos varones o mujeres, jóvenes o mayores, sanos o enfermos… estamos llamados a cultivar la amistad con Jesús, a escuchar su palabra y atender a los detalles de su causa, sobre todo a confesar y proclamar que él es la vida y el único que tiene palabras de vida eterna.

Vuestro hermano

Severiano Blanco cmf

Fuente : https://www.ciudadredonda.org/evangelio-lecturas-hoy/

Homilia para la Eucaristía del domingo 28 de julio de 2024.

DOMINGO XVII DEL CICLO B.

2Reyes 4,42-44: Milagro que prueba la misión del Profeta como portavoz de Dios, que alimenta a su pueblo.

Efesios 4,1-6: Urgente llamado a la unidad, que es la característica del Pueblo llamado por Dios.

Juan 6,1-15: Manifestación de Jesús como Mesías mediante este signo de la multiplicación de los panes.

1.- Ya sabemos que Dios salva, reúne, convoca a lo que está disperso. Pero no sólo eso, sino que la Palabra quiere resaltar la manera desproporcionada como Dios actúa, salva. Así, por ejemplo, en la Biblia vemos cómo se vale de personas débiles e inexpertas para realizar su obra. En el texto de Reyes, la desproporción es de 20 panes para cien personas. Y en el evangelio es de cinco panes para cinco mil. Todos son signos del poder de Dios que salva, del Dios que escoge y envía al que Él quiere. Es que la Fuerza de Dios se revela en lo débil. Concretamente el texto quiere afirmar que el que realmente sustenta al Pueblo no son los Baales, sino el Señor y que Eliseo es su Profeta; y que Jesús es el Enviado del Padre, que alimenta a todos.

2.- Es Dios quien reúne, convoca a su Pueblo y lo quiere alimentar. Así lo hizo con Israel en el desierto, así lo hace con nosotros. De modo que hemos sido convocados por Dios par ser de Él; somos su Pueblo y ovejas de su rebaño. Dios a todos ama y a todos alimenta. Pero esto trae una consecuencia: si todos somos de Él tenemos que vivir de acuerdo a la vocación – convocación que Él nos ha hecho. De ahí la vivencia de la unidad, que se basa en las virtudes comunitarias: humildad (nadie se cree más que el otro), mansedumbre (nada de violencia), paciencia (aceptándonos distintos)  y amor. Esto hace de una comunidad algo distinto, santo.

3.- Dios quiere que todos se alimenten de una manera integral, es decir, que a todos llegue el pan, la educación, la cultura, el desarrollo físico, intelectual, humano y espiritual.

Pero en una sociedad dividida no llega a todos el pan, porque hay una mala distribución de los bienes. En una sociedad dividida algunos pocos ganan escandalosamente mucho, y muchos ganan escandalosamente poco, de modo que no alcanzan a cubrir sus necesidades básicas. Y eso Dios no lo quiere, por lo tanto es pecado, no agrada a Dios. Es una mala señal para una sociedad.

4.- En cambio Juan en el evangelio nos habla de que Jesús hizo una señal, una buena señal, un signo. Signo que revela que Él es el Mesías, así como en la primera lectura se muestra que Eliseo es el Profeta de Dios. Jesús hace este signo cerca de Pascua, para mostrar que Él alimenta al nuevo Pueblo de Dios que peregrina por este mundo.

Nosotros los discípulos, los cristianos, también tenemos que realizar un Signo, ser una buena señal para la sociedad de hoy. Jesús, Eliseo fueron creíbles por sus signos, sus obras (cfr. Juan 10,38).

Nosotros los cristianos nos haremos creíbles también por los signos: la solidaridad, el compartir, la vivencia de la unidad en el respeto y amor verdadero. Aunque parezca utópico, cuando una comunidad, una sociedad viven esto es buena señal.

Las obras de solidaridad, amor y unidad acreditan a la comunidad cristiana.  Obas son amores y no buenas razones.

Esto hizo Jesús, esto debemos hacer nosotros. Ah, no olvidemos que ya estamos por comenzar el Mes de la Solidaridad. Pensemos qué vamos a hacer como comunidad.

Hermano Pastor.

Comentario al Evangelio del sábado 27 de julio de 2024.

27/07. EVANGELIO DEL DÍA. Mt 13, 24-30.

La paciencia de Dios para con nosotros sus hijos es ilimitada, Él sabe que podemos cambiar. Nunca perdamos la esperanza en la conversión de las personas que amamos. Recemos por ellas siempre.

«El reino de los cielos es como un hombre que siembra buena semilla en su campo. Mientras todos dormían, el enemigo vino y sembró paja en medio del trigo…» Por desgracia, siempre habrá alguien que busque destruir lo que se ha hecho con amor y cariño, ya sea con críticas negativas, chismes o juicios precipitados (Joio). Pero esto no puede neutralizar nuestra práctica del bien (trigo). La paciencia del patrón, al final de la parábola, que pide que dejen crecer juntos el trigo y la paja hasta la cosecha, nos llena de consuelo y esperanza. Dios espera pacientemente la conversión de los malos… también nosotros debemos ser pacientes unos con otros. Que Jesús y María bendigan su día.¡Bendecida jornada! – Hno. Mauricio Silva dos Anjos – Hermano Menor Capuchino de Chile.

EDD. sábado 27 de julio de 2024.

Primera Lectura

Lectura del libro de Jeremías (7,1-11):

Palabra del Señor que recibió Jeremías: «Ponte a la puerta del templo, y grita allí esta palabra: «¡Escucha, Judá, la palabra del Señor, los que entráis por esas puertas para adorar al Señor! Así dice el Señor de los ejércitos, Dios de Israel: Enmendad vuestra conducta y vuestras acciones, y habitaré con vosotros en este lugar. No os creáis seguros con palabras engañosas, repitiendo: ‘Es el templo del Señor, el templo del Señor, el templo del Señor.’ Si enmendáis vuestra conducta y vuestras acciones, si juzgáis rectamente entre un hombre y su prójimo, si no explotáis al forastero, al huérfano y a la viuda, si no derramáis sangre inocente en este lugar, si no seguís a dioses extranjeros, para vuestro mal, entonces habitaré con vosotros en este lugar, en la tierra que di a vuestros padres, desde hace tanto tiempo y para siempre. Mirad: Vosotros os fiáis de palabras engañosas que no sirven de nada. ¿De modo que robáis, matáis, adulteráis, juráis en falso, quemáis incienso a Baal, seguís a dioses extranjeros y desconocidos, y después entráis a presentaros ante mí en este templo, que lleva mi nombre, y os decís:

‘Estamos salvos’, para seguir cometiendo esas abominaciones? ¿Creéis que es una cueva de bandidos este templo que lleva mi nombre? Atención, que yo lo he visto.»» Oráculo del Señor.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 83,3.4.5-6a.8a.11

R/. ¡Qué deseables son tus moradas, Señor de los ejércitos!

Mi alma se consume y anhela
los atrios del Señor, mi corazón
y mi carne retozan por el Dios vivo.R/.

Hasta el gorrión ha encontrado una casa;
y la golondrina, un nido
donde colocar sus polluelos:
tus altares, Señor de los ejércitos,
Rey mío y Dios mío.R/.

Dichosos los que viven en tu casa,
alabándote siempre.
Dichosos los que encuentran en ti su fuerza;
caminan de baluarte en baluarte.R/.

Vale más un día en tus atrios
que mil en mi casa, y prefiero
el umbral de la casa de Dios
a vivir con los malvados.R/.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Mateo (13,24-30):

En aquel tiempo, Jesús propuso otra parábola a la gente: «El reino de los cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero, mientras la gente dormía, su enemigo fue y sembró cizaña en medio del trigo y se marchó. Cuando empezaba a verdear y se formaba la espiga apareció también la cizaña. Entonces fueron los criados a decirle al amo: «Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde sale la cizaña?» Él les dijo: «Un enemigo lo ha hecho.» Los criados le preguntaron: «¿Quieres que vayamos a arrancarla?» Pero él les respondió: «No, que, al arrancar la cizaña, podríais arrancar también el trigo. Dejadlos crecer juntos hasta la siega y, cuando llegue la siega, diré a los segadores: Arrancad primero la cizaña y atadla en gavillas para quemarla, y el trigo almacenadlo en mi granero.»

Palabra del Señor

REFLEXIÓN

Nos preguntamos a veces como es posible que el mal, relativo o absoluto, se extienda y crezca en todo el mundo. ¿Señor cómo permites tanto crimen, tanta violencia, tanta injusticia, tanta corrupción? Somos como los que, en la parábola del trigo y la cizaña, reclaman al dueño que haga arrancar la mala yerba y limpie el campo. Y nos desconcierta la respuesta: no vaya a ser que con la cizaña arranquéis también las espigas que empiezan a brotar. Claro que juzgando así nos situamos en el lugar “de los buenos”. Buenos con certezas: creemos saber, claramente, lo que es trigo y lo que es cizaña.

Hay actos, ideas y criterios malos sin paliativos. Pero, en bastantes ocasiones, especialmente cuando consideramos los propios comportamientos y actitudes, las cosas no están tan claras. Es difícil conocerse a sí mismo… ¿Y si lo que creo una mala inclinación es un rasgo de temperamento que puede resultar positivo si, con la gracia de Dios, aprendo a manejarlo? Los “hijos del trueno” impulsivos, apasionados, después de ser tocados por el Espíritu en Pentecostés, dedicaron su vida a testimoniar, hasta el martirio en el caso de Santiago, que Cristo nos ha redimido y salvado.

No está muy “de moda” hablar de los pecados capitales. Quizá convenga meditar un poco y confrontarnos con ellos. Son capitales porque son como las raíces del mal, de donde nacen nuestras malas acciones y juicios. Son las consecuencias de nuestra condición humana, dañada desde el principio. Pero esta condición está redimida por Cristo y con su Gracia es posible cambiar desde la raíz. Resistir el mal y vencerlo. Cambiar… sin dejar de ser como somos pero con un ser iluminado.

Los santos nos pueden enseñar mucho sobre el asunto, leer sus biografías (prefiriendo,según mi opinión, relatos poco “azucarados” y de autores reconocidos) puede ser de mucho provecho espiritual. Por poner algún ejemplo, las obras de Chesterton sobre San Francisco de Asís y Santo Tomás de Aquino son excelentes; Frank G. Slaughter noveló la vida de María Magdalena; André Frossard escribió sobre la muerte de San Maximiliano Kolbe…

También los escritos de los protagonistas: muchos, como San Agustín en sus Confesiones, han contado su vida. Descubriremos entre ellos y nosotros grandes distancias, pero también muchos sentimientos, pasiones, dudas y certezas compartidas. Al fin, formamos parte de la “comunión de los santos”.

Virginia Fernández

Fuente : https://www.ciudadredonda.org/evangelio-lecturas-hoy/

EDD. viernes 26 de julio de 2024.

Primera Lectura

Lectura del libro de Jeremías (3,14-17):

Volved, hijos apóstatas –oráculo del Señor–, que yo soy vuestro dueño; cogeré a uno de cada ciudad, a dos de cada tribu, y os traeré a Sión; os daré pastores a mi gusto que os apacienten con saber y acierto; entonces, cuando crezcáis y os multipliquéis en el país –oráculo del Señor–, ya no se nombrará el arca de la alianza del Señor, no se recordará ni mencionará, no se echará de menos ni se hará otra. En aquel tiempo, llamarán a Jerusalén «Trono del Señor», acudirán a ella todos los paganos, porque Jerusalén llevará el nombre del Señor, y ya no seguirán la maldad de su corazón obstinado.

Palabra de Dios

Salmo

Jr 31

R/. El Señor nos guardará como un pastor a su rebaño

Escuchad, pueblos, la palabra del Señor,
anunciadla en las islas remotas:
«El que dispersó a Israel lo reunirá,
lo guardará como un pastor a su rebaño.» R/.

«Porque el Señor redimió a Jacob,
lo rescató de una mano más fuerte.»
Vendrán con aclamaciones a la altura de Sión,
afluirán hacia los bienes del Señor. R/.

Entonces se alegrará la doncella en la danza,
gozarán los jóvenes y los viejos;
convertiré su tristeza en gozo,
los alegraré y aliviaré sus penas. R/.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Mateo (13,18-23):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Vosotros oíd lo que significa la parábola del sembrador: Si uno escucha la palabra del reino sin entenderla, viene el Maligno y roba lo sembrado en su corazón. Esto significa lo sembrado al borde del camino. Lo sembrado en terreno pedregoso significa el que la escucha y la acepta en seguida con alegría; pero no tiene raíces, es inconstante, y, en cuanto viene una dificultad o persecución por la palabra, sucumbe. Lo sembrado entre zarzas significa el que escucha la palabra; pero los afanes de la vida y la seducción de las riquezas la ahogan y se queda estéril. Lo sembrado en tierra buena significa el que escucha la palabra y la entiende; ése dará fruto y producirá ciento o sesenta o treinta por uno.»

Palabra del Señor

REFLEXIÓN :

La antífona de entrada en la Liturgia eucarística de hoy nos invita a alabar a Joaquín y Ana por su hija “porque el Señor les dio la bendición de todos los hombres”. Y la colecta se refiere a los mismos santos a quienes Dios concedió la gracia de que naciera de ellos la Madre del Hijo encarnado.

Por otra parte el Evangelio es la explicación de la parábola del sembrador que escuchamos hace poco. Pues bien, María, hija, según la tradición de Joaquín y Ana, es el prototipo de la Iglesia, la primera discípula de Jesús, la llena de gracia que acepta la Palabra. Con su Fiat se realiza la Encarnación. Ciertamente, la bendición de toda la humanidad.

Ella es la “tierra buena” que, recibiendo la gracia, da frutos abundantísimos. Jesús es Hijo de Dios, hijo de una mujer, esa de quien decimos que es el orgullo de nuestra raza. En su obra Los milagros, C.S. Lewis dice de María: “… el pequeño punto brillante como la punta de una lanza. Hay una joven israelita en oración. Toda la humanidad (en lo que afecta a su redención) se ha estrechado hasta ese extremo.” El ciento por uno de la parábola es el fruto de la tierra buena que es María. La que escuchó y entendió la palabra. Entendió, con un conocimiento interior, que Dios le pedía su disponibilidad para algo extraordinario. Y aceptó. Es tierra buena…

La explicación de la parábola nos invita a ser tierra buena, previniéndonos de lo que, procedente del maligno, de nuestras torpes inclinaciones, del ambiente que nos rodea, nos incapacita para dar fruto. Nos invita a disponer el corazón para acoger su palabra. “Arranquemos las espinas, preparemos el terreno, recibamos la simiente, perseveremos hasta la siega…” exhortaba San Agustín. Y me parece que este santo, muy avezado en el conocimiento propio, con estas y otras palabras nos anima a conocernos y discernir que es lo que nos impide acoger el mensaje: nuestra superficialidad comodona, nuestra voluntad débil, nuestras tendencias negativas arraigadas, nuestra falta de voluntad y constancia en la oración y en el servicio… Sin Mí -dijo Jesús- no podéis hacer nada. Con Él lo podemos todo, hasta convertir nuestro terreno infértil en huerto fecundo. Como María, digamos hágase en mi tu voluntad.

Virginia Fernández

Fuente : https://www.ciudadredonda.org/events/lecturas-del-viernes-de-la-xvi-semana-del-tiempo-ordinario-3/

EDD. jueves 25 de julio de 2024.

Primera Lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (4,33;5,12.27-33;12,2):

En aquellos días, los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús con mucho valor y hacían muchos signos y prodigios en medio del pueblo. Los condujeron a presencia del Sanedrín y el sumo sacerdote los interrogó: «¿No os habíamos prohibido formalmente enseñar en nombre de ése? En cambio, habéis llenado Jerusalén con vuestra enseñanza y queréis hacernos responsables de la sangre de ese hombre.»
Pedro y los apóstoles replicaron: «Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros matasteis, colgándolo de un madero. La diestra de Dios lo exaltó, haciéndolo jefe y salvador, para otorgarle a Israel la conversión con el perdón de los pecados. Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo, que Dios da a los que le obedecen.» Esta respuesta los exasperó, y decidieron acabar con ellos. Más tarde, el rey Herodes hizo pasar a cuchillo a Santiago, hermano de Juan.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 66

R/. Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben

El Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación. R/.

Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud
y gobiernas las naciones de la tierra. R/.

La tierra ha dado su fruto,
nos bendice el Señor, nuestro Dios.
Que Dios nos bendiga; que le teman
hasta los confines del orbe. R/.

Segunda Lectura
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios (4,7-15):

Este tesoro del ministerio lo llevamos en vasijas de barro, para que se vea que una fuerza tan extraordinaria es de Dios y no proviene de nosotros. Nos aprietan por todos lados, pero no nos aplastan; estamos apurados, pero no desesperados; acosados, pero no abandonados; nos derriban, pero no nos rematan; en toda ocasión y por todas partes, llevamos en el cuerpo la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo. Mientras vivimos, continuamente nos están entregando a la muerte, por causa de Jesús; para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal. Así, la muerte está actuando en nosotros, y la vida en vosotros. Teniendo el mismo espíritu de fe, según lo que está escrito: «Creí, por eso hablé», también nosotros creemos y por eso hablamos; sabiendo que quien resucitó al Señor Jesús también con Jesús nos resucitará y nos hará estar con vosotros. Todo es para vuestro bien. Cuantos más reciban la gracia, mayor será el agradecimiento, para gloria de Dios.

Palabra de Dios

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Mateo (20,20-28):

En aquel tiempo, se acercó a Jesús la madre de los Zebedeos con sus hijos y se postró para hacerle una petición. Él le preguntó: «¿Qué deseas?»
Ella contestó: «Ordena que estos dos hijos míos se sienten en tu reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda.»
Pero Jesús replicó: «No sabéis lo que pedís. ¿Sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber?»
Contestaron: «Lo somos.»
Él les dijo: «Mi cáliz lo beberéis; pero el puesto a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, es para aquellos para quienes lo tiene reservado mi Padre.»
Los otros diez, que lo habían oído, se indignaron contra los dos hermanos. Pero Jesús, reuniéndolos, les dijo: «Sabéis que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo. Igual que el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos.»

Palabra del Señor

Hoy es la fiesta del Patrón de España, Santiago. Él y su hermano Juan, hijos de Zebedeo que, en Betania, iniciaro su camino con Jesús “a eso de las cuatro de la tarde”, según relata Juan, su hermano (Jn 1, 39).

Hay un Santiago rodeado de leyenda y ligado a España desde los comienzos de la predicación de los apóstoles. El de la batalla de Clavijo, el que fue alentado por Santa María a orillas del Ebro, el del sepulcro señalado por una luz misteriosa en Compostela… La historia resulta medio disparatada e inverosímil, sin embargo una tradición que data del II s. está asentada en indicios arqueológicos e históricos que podrían confirmar, al menos, la realidad de que ciertamente su cuerpo y su cabeza están sepultados en donde se venera al apóstol, es decir, en Santiago de Compostela, el tercer lugar, después de Jerusalén y Roma, meta de peregrinos de la Cristiandad y de todo el mundo, aún hoy.

Pero hay otro -quien sabe si el mismo- del que sabemos algo con certeza y es el Santiago de los relatos del Nuevo Testamento, el primero de los apóstoles mártir, decapitado por Herodes en Jerusalén. A él y a su hermano, Jesús les puso el apodo de “hijos del trueno” por su vehemencia y, tal vez, arrogancia. Recordamos como pedían que fuego bajado de lo alto aniquilara a las aldeas donde el Maestro no fuera bien recibido…

Santiago, con su hermano y con Pedro y Andrés formaba parte de un pequeño grupo, un tanto especial entre los doce. Santiago es citado expresamente en la Transfiguración, en la resurreción de la hija de Jairo y en el huerto de los olivos. El pasaje de la Lectura de hoy es un expresivo retrato de los impulsivos hermanos cuando responden al unísono: “podemos”. ¿Y si hoy el Señor nos preguntase si podemos beber el cáliz que Él bebió? ¿Nos atreveríamos a decir que podemos? Creo que solo con una humildad verdadera y con un gran amor. Y solo sabiendo que es Él quien puede hacerlo en nosotros.

Virginia Fernández

Fuente : https://www.ciudadredonda.org/events/lecturas-del-santiago-apostol-431/?occurrence=2024-07-25

EDD. Miércoles 24 de julio de 2024.

Primera Lectura

Comienzo del profeta Jeremías (1,1.4-10):

Palabras de Jeremías, hijo de Helcías, de los sacerdotes residentes en Anatot, territorio de Benjamín. Recibí esta palabra del Señor: «Antes de formarte en el vientre, te escogí; antes de que salieras del seno materno, te consagré: te nombré profeta de los gentiles.»
Yo repuse: «¡Ay, Señor mío! Mira que no sé hablar, que soy un muchacho.»
El Señor me contestó: «No digas: «Soy un muchacho», que adonde yo te envíe, irás, y lo que yo te mande, lo dirás. No les tengas miedo, que yo estoy contigo para librarte.» Oráculo del Señor.
El Señor extendió la mano y me tocó la boca; y me dijo: «Mira: yo pongo mis palabras en tu boca, hoy te establezco sobre pueblos y reyes, para arrancar y arrasar, para destruir y demoler, para edificar y plantar.»

Palabra de Dios

Salmo

Sal 70

R/. Mi boca contará tu salvación, Señor

A ti, Señor, me acojo:
no quede yo derrotado para siempre;
tú que eres justo, líbrame y ponme a salvo,
inclina a mí tu oído, y sálvame. R/.

Sé tú mi roca de refugio,
el alcázar donde me salve,
porque mi peña y mi alcázar eres tú.
Dios mío, líbrame de la mano perversa. R/.

Porque tú, Dios mío, fuiste mi esperanza
y mi confianza, Señor, desde mi juventud.
En el vientre materno ya me apoyaba en ti,
en el seno tú me sostenías. R/.

Mi boca contará tu auxilio,
y todo el día tu salvación.
Dios mío, me instruiste desde mi juventud,
y hasta hoy relato tus maravillas. R/.

Segunda Lectura

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Mateo (13,1-9):

Aquel día, salió Jesús de casa y se sentó junto al lago. Y acudió a él tanta gente que tuvo que subirse a una barca; se sentó, y la gente quedó de pie en la orilla.
Les habló mucho rato en parábolas: «Salió el sembrador a sembrar. Al sembrar, un poco cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se lo comieron. Otro poco cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra, y, como la tierra no era profunda, brotó en seguida; pero, en cuanto salió el sol, se abrasó y por falta de raíz se secó. Otro poco cayó entre zarzas, que crecieron y lo ahogaron. El resto cayó en tierra buena y dio grano: unos, ciento; otros, sesenta; otros, treinta. El que tenga oídos que oiga.»

Palabra del Señor

REFLEXIÓN

En la lectura del Evangelio de hoy, Jesús expone la parábola del sembrador. Algún predicador ha bromeado un poco sobre este sembrador, algo descuidado, que esparce la semilla sin mirar hacia dónde cae, de manera que buena parte de ella se desperdicia y cae sobre terreno muy poco propicio. Sin embargo, Jesús está hablando de Dios, el Dios que hace salir el sol sobre buenos y malos y llover sobre justos e injustos, sencillamente porque es bondad y amor.

Los cristianos hemos recibido su encargo, trasmitido por los apóstoles, de “id y predicad a todos”. Los cristianos, es decir, los seguidores de Cristo, no sólo un grupo especializado de sacerdotes, religiosos, misioneros… sino todos los bautizados. Llevamos décadas oyendo hablar de “nueva evangelización”, de “nuevos métodos”, de planes y proyectos de pastoral y de la implicación y el compromiso de todo el pueblo de Dios para llevar el mensaje de salvación, para sembrar la buena semilla.

Pero muchas veces ponemos tantos previos antes de hablar de nuestra fe en Jesucristo y de dar razones de ella, que no acabamos de arrancar. En el mejor de los casos, estudiamos detenidamente el “terreno”: nivel de conocimiento, situación existencial, condiciones socioeconómicas, cultura y tradiciones, experiencia religiosa, psicología, etc. Y, después ante la persona real y la situación concreta, prejuzgamos al sujeto, a veces un familiar, un amigo, un conocido o vecino, un compañero de trabajo o alguien en un encuentro casual y callamos porque parece superficial, no tiene inquietudes, está absorbido por el interés material, muy alejado de lo religioso o totalmente ignorante, no es receptivo, lleva una vida desordenada, apenas lo conocemos… Justificaciones y excusas para la cobardía y el miedo de muchos de nosotros sólo capaces de hablar de Cristo y de la salvación eterna con los que percibimos afines. Tenemos miedo a “hacer el ridículo” si manifestamos públicamente nuestra fe, lo que denota, a fin de cuentas, la debilidad de esa fe que creemos tener.

Y más aún lo frágil que es nuestra caridad si no ofrecemos al prójimo lo mejor que podemos entregar. Pablo escribía a Timoteo en la segunda carta: “Proclama la palabra, insiste a tiempo o a destiempo, arguye, reprocha, exhorta con toda magnanimidad y doctrina”. Pidamos al Señor la gracia de ser sus testigos, valientes, seguros del auxilio del Espíritu Santo y, desde luego, no jueces para decidir quien puede recibir la semilla de la Palabra, sino sencillos y atrevidos sembradores que van dejando la semilla en buena tierra, en abrojos y espinas, en suelo endurecido o en piedras. A fin de cuentas, Dios puede sacar de las piedras hijos de Abraham (Mt.3,9)

Virginia Fernández

Fuente : https://www.ciudadredonda.org/evangelio-lecturas-hoy/

EDD. martes 23 de julio de 2024

Primera Lectura

Lectura de la profecía de Miqueas (7,14-15.18-20):

Señor, pastorea a tu pueblo con el cayado, a las ovejas de tu heredad, a las que habitan apartadas en la maleza, en medio del Carmelo. Pastarán en Basán y Galaad, como en tiempos antiguos; como cuando saliste de Egipto y te mostraba mis prodigios. ¿Qué Dios como tú, que perdonas el pecado y absuelves la culpa al resto de tu heredad? No mantendrá por siempre la ira, pues se complace en la misericordia. Volverá a compadecerse y extinguirá nuestras culpas, arrojará a lo hondo del mar todos nuestros delitos. Serás fiel a Jacob, piadoso con Abrahán, como juraste a nuestros padres en tiempos remotos.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 84,2-4.5-6.7-8

R/. Muéstranos, Señor, tu misericordia

Señor, has sido bueno con tu tierra,
has restaurado la suerte de Jacob,
has perdonado la culpa de tu pueblo,
has sepultado todos sus pecados,
has reprimido tu cólera,
has frenado el incendio de tu ira. R/.

Restáuranos, Dios salvador nuestro;
cesa en tu rencor contra nosotros.
¿Vas a estar siempre enojado,
o a prolongar tu ira de edad en edad? R/.

¿No vas a devolvernos la vida,
para que tu pueblo se alegre contigo?
Muéstranos, Señor, tu misericordia
y danos tu salvación. R/.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Mateo (12,46-50):

En aquel tiempo, estaba Jesús hablando a la gente, cuando su madre y sus hermanos se presentaron fuera, tratando de hablar con él.
Uno se lo avisó: «Oye, tu madre y tus hermanos están fuera y quieren hablar contigo.»
Pero él contestó al que le avisaba: «¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?»
Y, señalando con la mano a los discípulos, dijo: «Éstos son mi madre y mis hermanos. El que cumple la voluntad de mi Padre del cielo, ése es mi hermano, y mi hermana, y mi madre.»

Palabra del Señor

REFLEXIÓN

Juan Pablo II, en la encíclica Mulieres dignitatem del año 1988, escribió: “La Iglesia expresa su agradecimiento por todas las manifestaciones del genio femenino aparecidas a lo largo de la historia, en medio de los pueblos y de las naciones; da gracias por todos los carismas que el Espíritu Santo otorga a las mujeres en la historia del Pueblo de Dios, por todas las victorias que debe a su fe, esperanza y caridad; manifiesta su gratitud por todos los frutos de santidad femenina”. En 1999, en vísperas de la entrada en el nuevo milenio, proclamó copatronas de Europa a Santa Brígida, Santa Catalina de Siena y Santa Teresa Benedicta de la Cruz. Y en la carta apostólica Spes aedificandi para la proclamación de las copatronas decía: “considero particularmente significativa la opción por esta santidad de rostro femenino, en el marco de la tendencia providencial que, en la Iglesia y en la sociedad de nuestro tiempo, se ha venido afirmando, con un reconocimiento cada vez más claro de la dignidad y de los dones propios de la mujer”.

Bueno, pues si ayer recordamos a la “primera apóstol” Santa María Magdalena, hoy celebramos a Santa Brígida de Suecia. Santa Brígida amó intensamente a Cristo, fue esposa fiel, madre de ocho hijos, tuvo visiones, peregrinó por el mundo conocido en el s. XIV… En la iglesia del destierro de Aviñón, escribió, amonestó a los Papas, reconvino a reyes y nobles, creó una orden monástica, sufrió por alguno de sus hijos bastante desacarriado y atendió a pobres y enfermos. Es decir, hizo de todo un poco o un mucho, como la mayoría de las mujeres ayer y hoy, en diferentes contextos.

Podemos agradecer la santidad de tantas personas notables, santas y santos, pero también la de todas esas (madres, hermanas, amigas, compañeras) que nos han dado ejemplo de vida entregada. Damos a gracias a Dios, porque en esta Iglesia, que ha sido y es tan asediada y combatida desde fuera y desde dentro, brotaron y siguen brotando frutos de santidad.

Virginia Fernández

Fuente : https://www.ciudadredonda.org/events/lecturas-del-martes-de-la-xvi-semana-del-tiempo-ordinario-3/?occurrence=2024-07-23&nskip=53571