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Palabras del Papa antes de la oración mariana (Traducción completa).

Fuente :  https://es.zenit.org/articles/angelus-tener-horror-al-orgullo-y-a-la-vanidad/
Ángelus: Tener “horror al orgullo y a la vanidad”5 NOVIEMBRE 2017.-
ANGELUS Y REGINA CAELI
Angelus 05/11/2017 CTV

Angelus05/11/2017 CTV

(ZENIT – Roma 5 de noviembre de 2017) Tener “horror al orgullo y a la vanidad”. Es la invitación del Papa Francisco en el ángelus del 5 de noviembre, que ha presidido en la plaza San Pedro al mediodía. Ha exhortado también a las personas que mantienen una autoridad a ejercerla con el ejemplo, porque “si se ejerce mal, termina siendo abrumador, no deja crecer a las personas y crea un clima de desconfianza y de hostilidad”
Advirtiendo contra la tentación de la “suficiencia humana”, el Papa ha alabado la virtud de la “modestia”: “Nosotros, discípulos de Jesús, no debemos buscar títulos de honor, de autoridad o de supremacía… Personalmente, sufro viendo a personas que viven psicológicamente corriendo detrás de la vanidad de títulos de honor”.
“No debemos de ninguna forma aplastar a los demás, y ha insistido…Si hemos recibido cualidades del Padre celestial, debemos ponerlas al servicio de los hermanos, y no para sacar provecho para nuestra satisfacción y nuestro interés personal. No debemos considerarnos superiores a los otros”.
Esta es nuestra traducción de las palabras que el Papa ha pronunciado para introducir la oración mariana, en presencia de unas 40.000 personas.
 
Palabras del Papa antes del ángelus
 
¡Queridos hermanos y hermanas, buenos días!
El Evangelio de hoy (cf. Mt 23, 1-12) se desarrolla en los últimos días de la vida de Jesús, en Jerusalén; días cargados de expectativas y de tensiones. Por un lado Jesús dirige severas críticas a los escribas y a los fariseos, y por otro lado deja instrucciones importantes a los cristianos, también a nosotros.
Ha dicho a la gente: “Los escribas y los fariseos enseñan en el púlpito de Moisés. De manera que todo lo que ellos os pueden decir, hacedlo y observadlo”. Esto quiere decir que tienen la autoridad de enseñar lo que es conforme a la Ley de Dios. Sin embargo, inmediatamente después, Jesús añade: “Pero no hagáis como ellos, porque dicen y no hacen” (v. 2-3). Hermanos y hermanas, todos aquellos que tienen una autoridad, tanto civil como eclesiástica, tienen frecuentemente el defecto de exigir cosas, incluso justas, que ellos mismos no ponen en práctica. Ellos llevan una doble vida. Jesús dice: “Atan pesadas cargas, difíciles de llevar y las ponen sobre los hombros de los hombres; pero ellos ni con un dedo quieren moverlas”. (v. 4). Esta actitud es un mal ejercicio de la autoridad, que al contrario debería sacar su primera fuerza del buen ejemplo, para ayudar a los otros a practicar lo que es justo y necesario, y sostenerles en las pruebas que encontramos en el camino del bien. La autoridad es una ayuda, pero si se ejerce mal, se vuelve abrumadora, no deja crecer a las personas y crea un clima de desconfianza y de hostilidad e incluso conduce a la corrupción.
Jesús denuncia abiertamente algunos comportamientos negativos de los escribas y de los fariseos: “Les gustan los lugares de honor en las comidas, en los sitios de honor en las sinagogas y los saludos en las plazas públicas” (vv. 6-7). Es una tentación que corresponde a la suficiencia humana  que no siempre es fácil vencer. Es la actitud de vivir siempre por la apariencia.
Después Jesús da instrucciones a sus discípulos: “Para vosotros, no os deis el título de Rabino, porque tenéis un solo maestro para enseñaros, y vosotros sois todos hermanos….[No os hagáis dar el título de maestro, porque vosotros solo tenéis un maestro Cristo. El mayor entre vosotros será vuestro servidor”(vv.8-11)
Nosotros, discípulos de Jesús, no debemos buscar títulos de honor, de autoridad o de supremacía. Os digo que personalmente, sufro viendo personas que psicológicamente van corriendo detrás de la vanidad de los títulos de honor. Nosotros  discípulos de Jesús, no debemos hacerlo porque entre nosotros tiene que haber una actitud simple y fraterna. Todos somos hermanos y hermanas  y no debemos de ninguna manera aplastar a los otros. No debemos mirarlos [en alto] no, todos somos hermanos. Si hemos recibido cualidades del Padre celestial, debemos ponerlas al servicio de los hermanos, y no sacar provecho para nuestra satisfacción y nuestro interés personal. No nos debemos considerar superiores a los otros; la modestia es esencial para una existencia que quiere estar conforme con la enseñanza de Jesús, que es dulce y humilde de corazón y que ha venido no para ser servido, sino para servir.
Que la Virgen María, “humilde y superior a todas las criaturas” (Dante, Paradis, XXXIII, 2), nos ayude, por su intercesión materna, a horrorizarnos del orgullo y de la vanidad, y a ser dóciles al amor que viene de Dios, para el servicio de nuestros hermanos y para su gozo que también será el nuestro.
 
Traducción de ZENIT, Raquel Anillo

Comentario al evangelio de hoy sábado 04 de noviembre de 2017.

Corazón humilde.

Sábado XXX del tiempo ordinario.
Por: H. Javier Castellanos, L.C.
 
 
Fuente: http://es.catholic.net/op/articulos/67221/corazon-humilde.html

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
A Ti, Señor, elevo mi alma; Dios mío, yo pongo en Ti mi confianza.
Muéstrame, Señor, tus caminos, enséñame tus senderos. Guíame por el camino de tu fidelidad; enséñame, porque Tú eres mi Dios y mi Salvador, y yo espero en Ti todo el día.

Acuérdate, Señor, de tu compasión y de tu amor, porque son eternos. No recuerdes los pecados ni las rebeldías de mi juventud; por tu bondad, Señor, acuérdate de mí. Amén. (Salmo 25)
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 14,1.7-11
Un sábado, Jesús fue a comer en casa de uno de los jefes de los fariseos, y ellos estaban espiándolo. Mirando como los convidados escogían los primeros lugares, les dijo esta parábola:
«Cuando te inviten a un banquete de bodas, no te sientes en el lugar principal, no sea que haya algún otro invitado más importante que tú y el que los invitó a los dos venga a decirte: ‘Déjale el lugar a éste’, y tengas que ir a ocupar, lleno de vergüenza, el último asiento. Por el contrario, cuando te inviten, ocupa el último lugar, para que, cuando venga el que te invitó, te diga: ‘Amigo, acércate a la cabecera’. Entonces te verás honrado en presencia de todos los convidados. Porque el que se engrandece a sí mismo, será humillado; y el que se humilla, será engrandecido».
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Hay en la ciudad de Roma una iglesia que contiene un tesoro. Aunque se encuentra en una avenida importante, está un poco escondida, así que hay que buscarla con atención, para no perderse este sitio tan especial y su contenido. Originalmente estaba dedicada a san Ambrosio, pero su título comparte ahora también el nombre de san Carlos Borromeo, pues dentro de este templo se encuentran las reliquias de su corazón. ¡Qué corazón tan valioso el de este santo obispo!
El valor de este corazón no se mide por el «rango» que san Carlos ocupó en la Iglesia. Más bien, su vida nos muestra al hombre que Cristo menciona hoy en el Evangelio: ése que se humilla y se coloca en el último lugar. Aunque su tío –el papa Pío IV –creía darle un honor cuando lo nombró arzobispo de Milán, Carlos en realidad tomó esta elección como un llamado a servir. Se desgastó trabajando por renovar espiritualmente a su diócesis; ayudó en silencio escribiendo el catecismo, para enseñar con claridad la fe a sus fieles y a toda la Iglesia Católica. Su último y más grande acto de abajamiento consistió en ayudar a los contagiados de peste. Su corazón dejaba de latir en 1584, después de tanto haber amado y servido a Dios y al prójimo.
Incluso quien no es obispo está invitado a imitar este corazón humilde. Todo el que ha sido bautizado está llamado a vivir para servir. Nuestra fe sólo resplandece si la vivimos así, como un banquete en el que todos buscamos el último lugar y somos elevados por la humildad de otros. Más aún, este movimiento tiene la belleza de un baile que gira en torno a Cristo. Él fue el primero en bajar hasta nuestro pecado y en resucitar para alzarnos a todos con Él.
Fueronpastores del rebaño de Cristo y, a imitación suya, se gastaron, se entregaron y se sacrificaron muchas veces por la salvación del pueblo a ellos encomendado. Lo santificaron mediante los sacramentos y lo guiaron por el camino de la salvación; llenos de la fuerza del Espíritu Santo anunciaron el Evangelio; con amor paternal se esforzaron por amar a todos, especialmente a los pobres, a los indefensos, a los necesitados. Por eso, al final de su existencia, pensamos que al Señor «los aceptó como sacrificio de holocausto». Con su ministerio, grabaron en los corazones de los fieles la consoladora verdad de que «la gracia y misericordia son para sus devotos». En el nombre del Dios de la misericordia y del Perdón, sus manos han bendecido y absuelto, sus palabras han confortado y enjugado lágrimas, su presencia ha testimoniado con elocuencia que la bondad de Dios es inagotable y que su misericordia es infinita. Algunos de ellos fueron llamados a dar testimonio del Evangelio de manera heroica, soportando grandes tribulaciones. […] Alabamos a Dios por todo el bien que el Señor ha hecho por nosotros y por su Iglesia a través de estos nuestros hermanos y padres en la fe.
(Homilía de S.S. Francisco, 4 de noviembre de 2016).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy buscaré ceder algún lugar preferente o de importancia (en casa, en el trabajo o en medios de transporte).
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

EDD. sábado 04 de noviembre de 2017.

Fuente :  http://evangeliodeldia.org/main.php?language=SP&module=readings&localdate=20150818
 
Sábado de la trigésima semana del tiempo ordinario
Carta de San Pablo a los Romanos 11,1-2a.11-12.25-29.
Entonces me pregunto: ¿Dios habrá rechazado a su Pueblo? ¡Nada de eso! Yo mismo soy israelita, descendiente de Abraham y miembro de la tribu de Benjamín.
Dios no ha rechazado a su Pueblo, al que eligió de antemano. ¿Ustedes no saben acaso lo que dice la Escritura en la historia de Elías? El se quejó de Israel delante de Dios, diciendo:
Yo me pregunto entonces: ¿El tropiezo de Israel significará su caída definitiva? De ninguna manera. Por el contrario, a raíz de su caída, la salvación llegó a los paganos, a fin de provocar los celos de Israel.
Ahora bien, si su caída enriqueció al mundo y su disminución a los paganos, ¿qué no conseguirá su conversión total?
Hermanos, no quiero que ignoren este misterio, a fin de que no presuman de ustedes mismos: el endurecimiento de una parte de Israel durará hasta que haya entrado la totalidad de los paganos.
Y entonces todo Israel será salvado, según lo que dice la Escritura: De Sión vendrá el Libertador. El apartará la impiedad de Jacob.
Y esta será mi alianza con ellos, cuando los purifique de sus pecados.
Ahora bien, en lo que se refiere a la Buena Noticia, ellos son enemigos de Dios, a causa de ustedes; pero desde el punto de vista de la elección divina, son amados en atención a sus padres.
Porque los dones y el llamado de Dios son irrevocables.
 
Salmo 94(93),12-13a.14-15.17-18.
Feliz el que es educado por ti, Señor,
aquel a quien instruyes con tu ley,
para darle un descanso
después de la adversidad,
mientras se cava una fosa para el malvado.
Porque el Señor no abandona a su pueblo
ni deja desamparada a su herencia:
la justicia volverá a los tribunales
y los rectos de corazón la seguirán.
Si el Señor no me hubiera ayudado,
ya estaría habitando en la región del silencio.
Cuando pienso que voy a resbalar,
tu misericordia, Señor, me sostiene;
 
Evangelio según San Lucas 14,1.7-11.
Un sábado, Jesús entró a comer en casa de uno de los principales fariseos. Ellos lo observaban atentamente.
Y al notar cómo los invitados buscaban los primeros puestos, les dijo esta parábola:
«Si te invitan a un banquete de bodas, no te coloques en el primer lugar, porque puede suceder que haya sido invitada otra persona más importante que tú,
y cuando llegue el que los invitó a los dos, tenga que decirte: ‘Déjale el sitio’, y así, lleno de vergüenza, tengas que ponerte en el último lugar.
Al contrario, cuando te inviten, ve a colocarte en el último sitio, de manera que cuando llegue el que te invitó, te diga: ‘Amigo, acércate más’, y así quedarás bien delante de todos los invitados.
Porque todo el que ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado».
 
Comentario del Evangelio por San Bruno de Segni (c. 1045-1123), obispo. Comentario sobre el Evangelio según san Lucas 2,14.
 

« Quien se humille será ensalzado»

«Tú preparas ante mí una mesa a la vista de mis enemigos» (Salmo 22:5)…¿Que más podríamos desear? ¿Porqué tendríamos que escoger los primeros puestos? sea cual sea el puesto que ocupemos, tenemos todo en abundancia y nada nos hace falta. Pero tú, que buscas tener el primer puesto, sea quien seas, ve a sentarte al último puesto. No permitas que tus conocimientos te inflen de orgullo; no te dejes exaltar por el renombre. Entre más grande eres, más debes humillarte en toda cosa y «hallarás gracia delante de Dios» (Lc.1:30), de manera que en el momento oportuno él te dirá: «Amigo, siéntate en un lugar más digno», esto «será un honor para ti delante de todos los que estén contigo a la mesa».

      Seguramente, en la medida en que esto dependía de él, Moisés ocupaba el último puesto. Cuando el Señor quería enviarlo hacia los hijos de Israel y lo invitó a ocupar un rango más elevado, él le contestó: «¡por favor, Señor! Envía a quien quieras, pues yo nunca he sido hombre de palabra fácil» (Ex.4:13) Es como si hubiese dicho: «No soy digno de un cargo tan alto». Saúl se consideraba  también como un hombre de humilde condición, cuando el Señor hizo de él un rey. De igual manera Jeremías, temiendo subir al primer puesto, decía «Ah Señor! Mira que no sé expresarme, que soy un muchacho» (1:6) Es entonces por medio de la humildad, y no por el orgullo, por las virtudes, y no por el dinero, que debemos buscar a ocupar el primer puesto.

Homilía para la Eucaristía del Domingo 05 de Noviembre de 2017.

Fuente :  https://www.laicoscapuchinos.cl/laicos/index.php/2017/11/03/homilia-para-la-eucaristia-del-domingo-05-de-noviembre-de-2017/
Hermanos, estamos pronto a comenzar el arreglo del techo del templo. Sigan apoyando, por favor. Un abrazo. Pastor.

DOMINGO XXXI.

Malaquías 1,14-2,2.8-16: el profeta censura el relajamiento del sacerdocio manifestado en el culto profanado y en la invalidación de la Alianza, al hacer acepción de personas.
Mateo 23,1-12: Jesús critica a los dirigentes religiosos y en contrapartida enseña cómo debe ser el trato entre los suyos.
 
1.- El enfrentamiento entre Jesús y los sostenedores del sistema religioso imperante llega a su punto más álgido con lo que dice el texto de hoy. Esta crítica no sólo es válida para los dirigentes de aquel momento, sino para los dirigentes religiosos de todos los tiempos. Porque el que dice representar a Dios ha de responsabilizarse en lo que representa y debe dar testimonio con su vida del mensaje auténtico que predica en nombre de Dios. Un dirigente religioso no puede exigir a nadie lo que para él no es vida. Y es eso lo que se le critica a los maestros de la Ley y fariseos: su incoherencia de vida e hipocresía.
Jesús no descalifica lo que ellos enseñan, sino su vida. Y al mismo tiempo está indicando a la multitud y a los discípulos, es decir, a todos, cómo ser y cómo no ser.
2.- Jesús indica que en la vida de fe hay que evitar la ostentación, el mostrarse para ser alabado. Lo mismo dice Mateo en el capítulo seis: “Cuídense de presumir frente a la gente de practicar lo dispuesto por Dios en su plan…cuando des limosna no lo pregones…cuando oren no sean como los hipócritas…cuando ayunes…lava tu cara y perfúmate para que no muestres a los demás que están ayunando”.
El trato entre los discípulos del Reino ha de ser simplemente de “Hermanos”. Porque en la comunidad de los discípulos ninguno es padre, todos hijos; ninguno es maestro, todos discípulos. Todos iguales en dignidad: somos hijos del mismo Padre que está en los cielos. De aquí deriva todo lo demás en nuestras relaciones humanas al interior de la comunidad cristiana. Las relaciones humanas en el mundo son verticales, el de arriba mira en menos al que está abajo: el grande al chico, el jefe al subalterno, el cura al laico, el varón a la mujer. Y esto genera odiosidad y tensión.
El texto del evangelio describe tipos que se pueden dar en un grupo religioso o comunidad.
3.- Desgraciadamente la realidad es otra. Hay dos defectos que se pueden manifestar (y de hecho se han manifestado) en la Iglesia son: el clericalismo  el aburguesamiento. Defectos que se manifiestan no sólo entre los miembros del clero, sino también entre los lacos. Una manifestación de clericalismo es el pretender adueñarse de la verdad, tener el monopolio de la verdad. También se da esto en grupos no religiosos, sino políticos. Una manifestación del aburguesamiento es tener un estilo de vida cómodo, “lihgt”, encerrado en sí mismo. Esto lleva a una vida incoherente con lo que creemos y decimos ser. Y esto se da no solamente en los ministros de la iglesia, sino también en todo el cuerpo de la Iglesia. Hay mucha incoherencia entre nosotros los católicos, lo que provoca el rechazo de lo demás.
Son duras las palabras del profeta Malaquías, son duras las palabras de Jesús. ¿Qué hacer?
4.- Hagamos nuestro lo que dice el salmo responsorial:
“Mi corazón no se ha enorgullecido…no pretende grandes cosas…yo aplaco y modero    mis deseos: como un niño tranquilo”.
Es que si no somos como niños no estamos en condiciones de vivir en el Reino. Tenemos que ser humildes ante Dios y ante los hombres. Sólo así podremos celebrar el Banquete del Reino. Así, entonces, acerquémonos a la santa Mesa del Señor.
Hermano Pastor Salvo.
 

Comentario al evangelio de hoy viernes 03 de noviembre de 2017

Dejar actuar a Jesús.-

Viernes XXX del tiempo ordinario.
Por: H. César Yali Molina Flores, L.C. 
 

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Concédeme la gracia, Señor, de preparar mi corazón para recibirte y maravillarme con la obra que realizaras en mí.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 14,1-6
Un sábado, Jesús fue a comer en casa de uno de los jefes de los fariseos, y éstos estaban espiándolo. Había allí, frente a él, un enfermo de hidropesía, y Jesús, dirigiéndose a los escribas y fariseos, les preguntó: «¿Está permitido curar en sábado o no?».
Ellos quedaron callados. Entonces Jesús tocó con la mano al enfermo, lo curó y le dijo que se fuera. Y dirigiéndose a ellos les preguntó: «Si alguno de ustedes se le cae en un pozo su burro o su buey, ¿no lo saca enseguida, aunque sea sábado?». Y ellos no supieron qué contestarle.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
El santo Evangelio nos muestra como Jesús entra en la casa de uno de los principales fariseos para comer.Bien sabemos que, aunque le recibían, sus intenciones no eran buenas tal como lo muestran las siguientes líneas «y ellos le estaban espiando». Jesús conoce los corazones de cada uno de nosotros, por eso debemos hacer énfasis en la acción de Jesús «entró en la casa» y nos pregunta, ¿es lícito que te sane hoy?Él ha venido para sanar nuestras enfermedades, aquellas que hemos cargado durante mucho tiempo – odio o rencor contra nosotros mismos o contra otra persona; miedos, arraigos a malos hábitos o pecados, etc.
Jesús hoy quiere sanarnos, sólo espera que veamos que está en nuestra casa – en nuestro corazón – y lo único que espera es que le dejemos actuar sin juzgar lo que hace, Él sabe muy bien cuán frágil somos, y por eso se acerca – entra – con misericordia para sanarnos.

Hay algo que es claro, no podemos seguir dándole la espalda a nuestra realidad, a nuestros hermanos, a nuestra madre la tierra. No nos es lícito ignorar lo que esta? sucediendo a nuestro alrededor como si determinadas situaciones no existiesen o no tuvieran nada que ver con nuestra realidad. No nos es lícito, más aún, no es humano entrar en el juego de la cultura del descarte.
(Discurso de S.S. Francisco, 8 de julio 2015).

Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Hoy pediré al Señor que sane mis heridas y que me de la gracia de recibirlo con amor cuando comulgue.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.


EDD. viernes 03 de noviembre de 2017.

Fuente. : http://evangeliodeldia.org/main.php?language=SP&module=readings&localdate=20171103
 
Viernes de la trigésima semana del tiempo ordinario
Carta de San Pablo a los Romanos 9,1-5.
Digo la verdad en Cristo, no miento, y mi conciencia me lo atestigua en el Espíritu Santo.
Siento una gran tristeza y un dolor constante en mi corazón.
Yo mismo desearía ser maldito, separado de Cristo, en favor de mis hermanos, los de mi propia raza.
Ellos son israelitas: a ellos pertenecen la adopción filial, la gloria, las alianzas, la legislación, el culto y las promesas.
A ellos pertenecen también los patriarcas, y de ellos desciende Cristo según su condición humana, el cual está por encima de todo, Dios bendito eternamente. Amén.
Salmo 147,12-13.14-15.19-20.
¡Glorifica al Señor, Jerusalén,
alaba a tu Dios, Sión!
El reforzó los cerrojos de tus puertas
y bendijo a tus hijos dentro de ti.
El asegura la paz en tus fronteras
y te sacia con lo mejor del trigo.
Envía su mensaje a la tierra,
su palabra corre velozmente;
Revela su palabra a Jacob,
sus preceptos y mandatos a Israel:
a ningún otro pueblo trató así
ni le dio a conocer sus mandamientos.
 
 
Evangelio según San Lucas 14,1-6.
Un sábado, Jesús entró a comer en casa de uno de los principales fariseos. Ellos lo observaban atentamente.
Delante de él había un hombre enfermo de hidropesía.
Jesús preguntó a los doctores de la Ley y a los fariseos: «¿Está permitido curar en sábado o no?».
Pero ellos guardaron silencio. Entonces Jesús tomó de la mano al enfermo, lo curó y lo despidió.
Y volviéndose hacia ellos, les dijo: «Si a alguno de ustedes se le cae en un pozo su hijo o su buey, ¿acaso no lo saca en seguida, aunque sea sábado?».
A esto no pudieron responder nada.
 
Leer el comentario del Evangelio por  Catecismo de la Iglesia Católica §345-349.
El sentido del Sabbat
 
El «Sabbat», culminación de la obra de los ‘seis días’. El texto sagrado dice que «Dios concluyó en el séptimo día la obra que había hecho» y que así «el cielo y la tierra fueron acabados»; Dios, en el séptimo día «descansó», santificó y bendijo este día (Gn 2,1-3). Estas palabras inspiradas son ricas en enseñanzas salvíficas:
En la creación Dios puso un fundamento y unas leyes que permanecen estables, en los cuales el creyente podrá apoyarse con confianza, y que son para él el signo y garantía de la fidelidad inquebrantable de la Alianza de Dios. Por su parte, el hombre deberá permanecer fiel a este fundamento y respetar las leyes que el Creador ha inscrito en la creación.
La creación está hecha con miras al ‘Sabbat’ y, por tanto, al culto y a la adoración de Dios. El culto está inscrito en el orden de la creación. «Nada se anteponga a la dedicación a Dios» dice la regla de san Benito, indicando así el recto orden de las preocupaciones humanas.
El ‘Sabbat’ pertenece al corazón de la ley de Israel. Guardar los mandamientos es corresponder a la sabiduría y a la voluntad de Dios, expresadas en su obra de creación.
«El octavo día». Pero para nosotros ha surgido un nuevo día: el día de la Resurrección de Cristo. El séptimo día acaba la primera creación. Y el octavo día comienza la nueva creación. Así, la obra de la creación culmina en una obra todavía más grande: la Redención. La primera creación encuentra su sentido y su cumbre en la nueva creación en Cristo, cuyo esplendor sobrepasa el de la primera.
 
 

Comentario al evangelio de hoy jueves 02 de noviembre de 2017.

Señor, si hubieras estado aquí.
Conmemoración de todos los fieles difuntos.

Jesús es consciente del valor de la vida frente a la eternidad y la muerte.
Por: Catholic.net
 
 
Fuente: Catholic.net 

Del santo Evangelio según san Juan 11, 17-27
En aquel tiempo, muchos judíos habían ido a ver a Marta y a María para consolarlas por la muerte de su hermano Lázaro. Apenas oyó Marta que Jesús llegaba, salió a su encuentro; pero María se quedó en casa. Le dijo Marta a Jesús: «Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora estoy segura de que Dios te concederá cuanto le pidas».
Jesús le dijo: «Tu hermano resucitará». Marta respondió: «Ya sé que resucitará en la resurrección del último día». Jesús le dijo: «Yo soy la Resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y todo aquel que está vivo y crea en mí, no morirá para siempre. ¿Crees tú esto?». Ella contestó: «Sí, Señor. Creo firmemente que Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo».
Oración introductoria
Señor Jesús, tu resurrección es la prueba más grande de que el amor puede triunfar en el mundo y en mi vida. Tú me enseñas que el amor es más fuerte y que contigo es siempre posible volver a empezar y trabajar por un mundo basado en la caridad. Ilumina mi oración para vivir este día, y toda mi vida, de cara a la eternidad.
Petición
Señor, ven a mi corazón para que nazca en mí la vida nueva que me has ganado por tu cruz y resurrección.
Meditación del Papa Francisco
Toda la revelación divina es fruto del diálogo entre Dios y su pueblo, y también la fe en la Resurrección está unida a este diálogo, que acompaña el camino del Pueblo de Dios en la historia. No hay que maravillarse de que un misterio tan grande, tan decisivo, tan sobrehumano como el de la Resurrección haya requerido todo el recorrido, todo el tiempo necesario hasta Jesucristo. Él puede decir: ‘Yo soy la resurrección y la vida’ porque en él ese misterio no sólo se revela plenamente, sino que se cumple, sucede, por primera y definitiva vez se convierte en realidad.
Estamos llamados a estar primero ante la cruz de Jesús, pero también a escuchar su último grito y su último suspiro, así como el silencio que se prolonga durante todo el Sábado Santo. Y después estamos llamados a ir a la tumba, para ver que la gran piedra se ha abierto, para escuchar el anuncio: ‘Ha resucitado, no está aquí’. Allí está la respuesta. Allí está el fundamento, la roca. No en ‘discursos persuasores de sabiduría, sino en la palabra viva de la cruz y la resurrección de Jesús. (Cf Homilía de S.S. Francisco, 3 de noviembre de 2014, en Santa Marta).

Reflexión
Decía santo Tomás de Aquino: «Tan sólo un necio trata de consolar a una madre ante su hijo muerto». Estas palabras surgen como fruto directo de la contemplación de este pasaje en el que Jesús, frente al sepulcro de su amigo Lázaro, derrama unas de las pocas lágrimas que aparecen expresamente en el evangelio.
Jesús es consciente del valor de la vida frente a la eternidad y la muerte. Sabe que el alma de Lázaro reposa esperando, como la del resto de los hombres, el momento sublime de la redención. Sin embargo, Jesús también es un hombre. Lo que en un primer momento no le cuesta aplazar cuatro días, más tarde se transformará en lágrimas y llanto: la contemplación del sepulcro de su amigo.
El regreso a la vida de Lázaro es un anticipo, una profecía, de lo que será en el futuro la resurrección de los muertos. Los amigos de Jesús, sus íntimos, sus más queridos, volverán a la vida ante el asombro de sus enemigos y las miradas mezquinas de los que en vida no acogieron a Jesús en su corazón.
Pidamos a Cristo en este día que guarde un puesto para nosotros en su corazón. Digámosle con todo nuestro ánimo que queremos ser sus amigos y sus íntimos.
Diálogo con Cristo
Jesús, Tú me amas tanto que, con tal de salvarme, venciste el miedo al sufrimiento y a la muerte. Yo también, Jesús, quiero vivir así, sin temer a la renuncia o el desprendimiento, con tal de vivir en tu gracia y así poder acercar a otros a tu amor, especialmente a aquellos miembros de mi familia que se encuentran alejados de tu amor.
Propósito
Visitar a esa persona enferma o solitaria que sé que nadie visita, para darle ánimo.

EDD. jueves 02 de noviembre de 2017

Fuente : http://www.eucaristiadiaria.cl/dia_cal.php?fecha=2017-11-02
Jueves de la trigésima semana del tiempo ordinario.
Conmemoración de todos los fieles difuntos
Color: morado
La oración por los muertos pertenece a la más antigua tradición cristiana. Es natural, pues, que el día siguiente a la fiesta de los que han entrado en la intimidad de Dios, nuestra solicitud vaya hacia nuestros hermanos que han muerto en la esperanza de la resurrección que abarca también a “todos aquellos cuya fe sólo conoce el Señor”.
 
ANTÍFONA DE ENTRADA           Cf. 1Tes 4, 14; 1Cor 15, 22
Así como Jesús murió y resucitó, de la misma manera, Dios llevará con Jesús a los que murieron con él. Y así como todos mueren en Adán, todos revivirán en Cristo.
 
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, escucha con bondad nuestros ruegos, para que, al crecer nuestra fe en tu Hijo resucitado de entre los muertos, se afiance también nuestra esperanza en la resurrección de tus hijos difuntos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
 
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
La muerte ha sido vencida
Lectura de la primera carta del Apóstol San Pablo a los cristianos de Corinto 15, 51-57
Hermanos:
Les voy a revelar un misterio: No todos vamos a morir, pero todos seremos transformados.
En un instante, en un abrir y cerrar de ojos, cuando suene la trompeta final –porque esto sucederá- los muertos resucitarán incorruptibles y nosotros seremos transformados.
Lo que es corruptible debe revertirse de la incorruptibilidad y lo que es mortal debe revestirse de la inmortalidad.
Cuando lo que es corruptible se revista de la incorruptibilidad y lo que es mortal se revista de la inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra de la Escritura: “La muerte ha sido vencida.
¿Dónde está, muerte, tu victoria? ¿Dónde está tu aguijón? Porque lo que provoca la muerte es el pecado y lo que da fuerza al pecado es la Ley.
¡Demos gracias a Dios, que nos ha dado la victoria por nuestro Señor Jesucristo!
 
SALMO RESPONSORIAL 129, 1-8
R/.  ¡Desde lo más profundo te invoco, Señor!
Desde lo más profundo te invoco, Señor, ¡Señor, oye mi voz! Estén tus oídos atentos el clamor de mi plegaria.
Si tienes en cuenta las culpas, Señor, ¿Quién podrá subsistir? Pero en ti se encuentra el perdón, para que seas temido.
Mi alma espera en el Señor, y yo confío en su palabra. Mi alma espera al Señor, más que el centinela la aurora.
Como el centinela espera la aurora, espere Israel al Señor, porque en Él se encuentra la misericordia y la redención en abundancia: Él redimirá a Israel de todos sus pecados.
 
EVANGELIO
ACLAMACIÓN AL EVANGELIO Jn 11, 25a. 26
Aleluya.
“Yo soy la Resurrección y la Vida. El que cree en mí no morirá jamás”, dice el Señor. Aleluya.
EVANGELIO
Yo soy la resurrección y la vida.
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 11, 17-27
Al llegar a Betania, Jesús se encontró con que Lázaro estaba sepultado desde hacía cuatro días.
Betania distaba de Jerusalén sólo unos tres kilómetros. Muchos judíos habían ido a consolar a Marta y a María, por la muerte de su hermano. Al enterarse de que Jesús llegaba, Marta salió a su encuentro, mientras María permanecía en la casa. Marta dijo a Jesús: “Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto. Pero yo sé que aun ahora, Dios te concederá todo lo que le pidas”.
Jesús le dijo: “Tu hermano resucitará”.
Marta le respondió: “Se que resucitará en la resurrección del último día”.
Jesús le dijo:
“Yo soy la Resurrección y la Vida.
El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?”
Ella le respondió: “Si, Señor, creo que Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que debía venir al mundo”.
 
Comentario de Benedicto XVI, papa. Homilía (09-03-2008).
Santa Misa en el XXV del Centro Internacional Juvenil San Lorenzo – Iglesia de San Lorenzo in Piscibus, Roma
En realidad, esta página evangélica muestra a Jesús como verdadero hombre y verdadero Dios. Ante todo, el evangelista insiste en su amistad con Lázaro y con sus hermanas Marta y María. Subraya que «Jesús los amaba» (Jn 11, 5), y por eso quiso realizar ese gran prodigio. «Lázaro, nuestro amigo, está dormido: voy a despertarlo» (Jn 11, 11), así les habló a los discípulos, expresando con la metáfora del sueño el punto de vista de Dios sobre la muerte física: Dios la considera precisamente como un sueño, del que se puede despertar.
Jesús demostró un poder absoluto sobre esta muerte: se ve cuando devuelve la vida al joven hijo de la viuda de Naím (cf. Lc 7, 11-17) y a la niña de doce años (cf. Mc 5, 35-43). Precisamente de ella dijo: «La niña no ha muerto; está dormida» (Mc 5, 39), provocando la burla de los presentes. Pero, en verdad, es precisamente así: la muerte del cuerpo es un sueño del que Dios nos puede despertar en cualquier momento.
Este señorío sobre la muerte no impidió a Jesús experimentar una sincera com-pasión por el dolor de la separación. Al ver llorar a Marta y María y a cuantos habían acudido a consolarlas, también Jesús «se conmovió profundamente, se turbó» y, por último, «lloró» (Jn 11, 33. 35). El corazón de Cristo es divino-humano: en él Dios y hombre se encontraron perfectamente, sin separación y sin confusión. Él es la imagen, más aún, la encarnación de Dios, que es amor, misericordia, ternura paterna y materna, del Dios que es Vida.
Por eso declaró solemnemente a Marta: «Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre». Y añadió: «¿Crees esto?» (Jn 11, 25-26). Una pregunta que Jesús nos dirige a cada uno de nosotros; una pregunta que ciertamente nos supera, que supera nuestra capacidad de comprender, y nos pide abandonarnos a él, como él se abandonó al Padre.
La respuesta de Marta es ejemplar: «Sí, Señor, yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo» (Jn 11, 27). ¡Sí, oh Señor! También nosotros creemos, a pesar de nuestras dudas y de nuestras oscuridades; creemos en ti, porque tú tienes palabras de vida eterna; queremos creer en ti, que nos das una esperanza fiable de vida más allá de la vida, de vida auténtica y plena en tu reino de luz y de paz.

Palabras del Papa antes del Angelus, Fiesta de Todos los Santos 2017

Todos los Santos: “La verdadera felicidad es estar con el Señor” (Traducción completa)
1 noviembre 2017Anita BourdinAngelus y Regina Caeli

Captura de pantalla CTV
(ZENIT – Roma, 1 de noviembre de 2017) “La verdadera felicidad es estar con el Señor y vivir por amor. ¿Lo creéis?”: el Papa Francisco ha hecho esta pregunta dos veces antes del ángelus de este 1º de noviembre, fiesta de Todos los Santos, desde la ventana de su despacho del palacio apostólico del Vaticano que da a la plaza San Pedro.
Ha hecho la comparación de la vidriera para decir: “Los santos son nuestros hermanos y hermanas que han acogido la luz de Dios en su corazón y que lo han transmitido al mundo, (…). Han luchado para eliminar las manchas y las oscuridades del pecado, para que pudiera pasar la delicada luz de Dios. Esta es la finalidad de la vida: hacer pasar la luz de Dios y también es la finalidad de nuestra vida”.
El Papa ha comentado el Evangelio de las bienaventuranzas leído en la misa de hoy: “Los ingredientes para la vida feliz se llaman bienaventuranzas. (…) Las bienaventuranzas (…) no piden gestos brillantes, no son para los superhombres, sino para que viva las pruebas y las fatigas de cada día”.
También ha hablado de los “muchos” santos de todos los días, presentes en el mundo de hoy, El Papa espontáneamente ha invitado a aplaudir.
Esta es nuestra traducción rápida, de trabajo, de las palabras pronunciadas por el Papa Francisco en italiano antes del Angelus.
Discurso del papa Francisco antes del Angelus
Queridos hermanos y hermanas, buenos días y buena fiesta!
La solemnidad de Todos los Santos y “nuestra” fiesta: no porque seamos “buenos” sino porque la santidad de Dios ha tocado nuestra vida.
Los santos no son perfectos modelos, sino personas traspasadas por Dios. Podemos compararlas con las vidrieras de las iglesias, que hacen pasar la luz de diferentes tonalidades de colores. Los santos son nuestros hermanos y hermanas que han acogido la luz de Dios en sus corazones y que la han transmitido al mundo, cada uno según su “tonalidad”. Pero todos han sido transparentes, han luchado para quitar las manchas y las oscuridades del pecado, para así poder hacer pasar la delicada luz de Dios. Esta es la finalidad de la vida: dejar pasar la luz de Dios y es también la finalidad de nuestra vida.
En efecto, hoy, en el Evangelio, Jesús se dirige a los suyos, a todos nosotros, diciéndonos “felices” (Mt 5, 3). Es la palabra con la cual comienza su predicación, que es “evangelio”, buena nueva, porque es el camino de la felicidad. Quien está con Jesús es bienaventurado, es feliz. La felicidad no consiste en tener algo o ser alguien, no, la verdadera felicidad es la de estar con el Señor y de vivir por amor. ¿Creéis esto?.
La verdadera felicidad no consiste en tener algo o de convertirse en alguien, la verdadera felicidad es estar con el Señor y vivir por amor. ¿Creéis esto?. Debemos progresar para creer esto.
Entonces, los ingredientes para una vida feliz  se llaman bienaventuranzas: son bienaventurados los sencillos, los humildes que dejan lugar a Dios, que saben llorar por los otros y por sus propios errores, permaneciendo ambles, luchan por la justicia, son misericordiosos con todos, mantienen la pureza de corazón, trabajan siempre por la paz y permanecen alegres, no odian, y, cuando sufren, responden al mal con el bien.
Estas son las bienaventuranzas. No piden gestos llamativos, no son para los superhombres, sino para que vivan las pruebas y las fatigas de cada día. Los santos son así: respiran como todo el mundo el aire contaminado del mal que hay en el mundo, pero en el camino, no pierden, no pierden nunca de vista el recorrido de Jesús indicado por las bienaventuranzas, que son como el mapa de la vida cristiana. Hoy, es la fiesta de aquellos que han logrado el objetivo indicado en este mapa: no solamente los santos del calendario, sino tantos hermanos y hermanas “de la puerta de al lado”, que hemos podido encontrar y conocer. Hoy es una fiesta de familia, de tantas personas sencillas, ocultas que, en realidad, ayudan a Dios a hacer avanzar el mundo. Y hay tantos hoy! Hay tantos! Gracias a tantos hermanos y hermanas desconocidos que ayudan a Dios a hacer avanzar el mundo, que viven en medio de nosotros: saludemos a todos con grandes aplausos!.
Ante todo, me gustaría decir la primera bienaventuranza, es la de los “pobres de corazón” (Mt 5,3). Qué significa esto? Que no viven para el éxito, el poder ni el dinero. Saben que los que acumulan tesoros para sí no se enriquecen delante de Dios (Cf. Lc 12,21): al contrario, creen que el Señor es el tesoro de la vida, el amor al prójimo la única fuente verdadera de ganancia. A veces estamos descontentos por el hecho de que nos falta algo o estamos preocupados sino estamos considerados como nos gustaría. Recordemos que nuestra dicha no está en esto, sino en el Señor y en su amor: solo con él, amando podemos vivir felices.
Por último, querría citar otra bienaventuranza, que no se encuentra en el Evangelio, sino al final de la Biblia, y que habla del término de la vida: “Bienaventurados los muertos que mueren en el Señor” (Ap. 14,13). Mañana, estaremos llamados a acompañar a nuestros difuntos con nuestra oración para que puedan disfrutar del Señor para siempre. Recordemos con gratitud a los que nos son queridos y oremos por ellos.
Que la Madre de Dios, Reina de los Santos y Puerta del Cielo, interceda por nuestro camino de santidad y por aquellos que nos son queridos  que nos han precedido y han partido hacia la Patria Celeste.
©Traducción de ZENIT, Raquel Anillo

EDD. miércoles 01 de noviembre de 2017

Fuente :  http://evangeliodeldia.org/main.php?language=SP&module=readings&localdate=20150922
 
 
Solemnidad de Todos los Santos.
 
Apocalipsis 7,2-4.9-14.
Yo, Juan, vi a otro Angel que subía del Oriente, llevando el sello del Dios vivo. Y comenzó a gritar con voz potente a los cuatro Angeles que habían recibido el poder de dañar a la tierra y al mar:
«No dañen a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que marquemos con el sello la frente de los servidores de nuestro Dios».
Oí entonces el número de los que habían sido marcados: eran 144. 000 pertenecientes a todas las tribus de Israel.
Después de esto, vi una enorme muchedumbre, imposible de contar, formada por gente de todas las naciones, familias, pueblos y lenguas. Estaban de pie ante el trono y delante del Cordero, vestidos con túnicas blancas; llevaban palmas en la mano y exclamaban con voz potente:
«¡La salvación viene de nuestro Dios que está sentado en el trono, y del Cordero!».
Y todos los Angeles que estaban alrededor del trono, de los Ancianos y de los cuatro Seres Vivientes, se postraron con el rostro en tierra delante del trono, y adoraron a Dios,
diciendo: «¡Amén! ¡Alabanza, gloria y sabiduría, acción de gracias, honor, poder y fuerza a nuestro Dios para siempre! ¡Amén!
Y uno de los Ancianos me preguntó: «¿Quiénes son y de dónde vienen los que están revestidos de túnicas blancas?».
Yo le respondí: «Tú lo sabes, señor». Y él me dijo: «Estos son los que vienen de la gran tribulación; ellos han lavado sus vestiduras y las han blanqueado en la sangre del Cordero».
 
Salmo 24(23),1-2.3-4ab.5-6.
Del Señor es la tierra y todo lo que hay en ella,
el mundo y todos sus habitantes,
porque El la fundó sobre los mares,
Él la afirmó sobre las corrientes del océano.
¿Quién podrá subir a la Montaña del Señor
y permanecer en su recinto sagrado?
El que tiene las manos limpias
y puro el corazón;
él recibirá la bendición del Señor,
la recompensa de Dios, su Salvador.
Así son los que buscan al Señor,
los que buscan tu rostro, Dios de Jacob.
 
Epístola I de San Juan 3,1-3.
Queridos hermanos:
¡Miren cómo nos amó el Padre!
Quiso que nos llamáramos hijos de Dios,
y nosotros lo somos realmente.
Si el mundo no nos reconoce,
es porque no lo ha reconocido a Él.
Queridos míos,
desde ahora somos hijos de Dios,
y lo que seremos no se ha manifestado todavía.
Sabemos que cuando se manifieste,
seremos semejantes a Él,
porque lo veremos tal cual es.
El que tiene esta esperanza en Él,
se purifica, así como Él es puro.
 
Evangelio según San Mateo 5,1-12a.
Al ver a la multitud, Jesús subió a la montaña, se sentó, y sus discípulos se acercaron a él.
Entonces tomó la palabra y comenzó a enseñarles, diciendo:
«Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia.
Felices los afligidos, porque serán consolados.
Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.
Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia.
Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios.
Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios.
Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mí.
Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo; de la misma manera persiguieron a los profetas que los precedieron.»
 
Comentario del Evangelio por San Gregorio Magno (c. 540-604), papa y doctor de la Iglesia. Homilía 14 sobre el Evangelio; PL 76, 1129.
 
“De ellos es el Reino de los cielos” .
Jesús dice en el Evangelio: “Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco, y ellas me siguen, y les doy la vida eterna” (Jn 10,27). Un poco antes había dicho: “Quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos” (v. 9). Porque se entra por la fe, pero se sale de la fe hacia la visión cara a cara; pasando de la fe a la contemplación, encontrará pastos para un descanso eterno.
Estas son, pues, las ovejas del Señor que tienen acceso a los pastos, porque los que le siguen con simplicidad de corazón reciben como alimento hierva siempre verde. ¿Qué son estos pastos de las ovejas sino los gozos profundos de un paraíso siempre verde? El pasto de los elegidos es el rostro de Dios siempre presente, contemplado en una visión sin sombra alguna; el alma se sacia sin fin de este alimento de vida.
En estos pastos los que han escapado de la red de los deseos de este mundo  se ven eternamente satisfechos. Allí canta el coro de los ángeles, allí se reúnen los habitantes del cielo. Allí encuentran una dulce fiesta los que regresan pasadas las penas después de una triste estancia en el extranjero. Allí se encuentra el coro de los profetas de ojos penetrantes, los doce apóstoles como jueces, el victorioso ejército de los innumerables mártires tanto más gozosos cuanto más duramente se han visto afligidos aquí abajo. En este lugar recibe su recompensa la constancia de los confesores de la fe. Allí se encuentran los hombres fieles que los placeres de este mundo no han podido aflojar la fuerza de su alma, las santas mujeres que han vencido al mismo tiempo toda su fragilidad y la de este mundo; allí están los niños que por su manera de vivir han crecido por encima de su edad, los viejos que la edad no ha vuelto débiles aquí abajo y no les ha abandonado la fuerza para obrar. Queridos hermanos, pongámonos a buscar estos pastos donde seremos felices en compañía de tantos santos.