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Homilía para la Eucaristía del Domingo 05 de Noviembre de 2017.

Fuente :  https://www.laicoscapuchinos.cl/laicos/index.php/2017/11/03/homilia-para-la-eucaristia-del-domingo-05-de-noviembre-de-2017/
Hermanos, estamos pronto a comenzar el arreglo del techo del templo. Sigan apoyando, por favor. Un abrazo. Pastor.

DOMINGO XXXI.

Malaquías 1,14-2,2.8-16: el profeta censura el relajamiento del sacerdocio manifestado en el culto profanado y en la invalidación de la Alianza, al hacer acepción de personas.
Mateo 23,1-12: Jesús critica a los dirigentes religiosos y en contrapartida enseña cómo debe ser el trato entre los suyos.
 
1.- El enfrentamiento entre Jesús y los sostenedores del sistema religioso imperante llega a su punto más álgido con lo que dice el texto de hoy. Esta crítica no sólo es válida para los dirigentes de aquel momento, sino para los dirigentes religiosos de todos los tiempos. Porque el que dice representar a Dios ha de responsabilizarse en lo que representa y debe dar testimonio con su vida del mensaje auténtico que predica en nombre de Dios. Un dirigente religioso no puede exigir a nadie lo que para él no es vida. Y es eso lo que se le critica a los maestros de la Ley y fariseos: su incoherencia de vida e hipocresía.
Jesús no descalifica lo que ellos enseñan, sino su vida. Y al mismo tiempo está indicando a la multitud y a los discípulos, es decir, a todos, cómo ser y cómo no ser.
2.- Jesús indica que en la vida de fe hay que evitar la ostentación, el mostrarse para ser alabado. Lo mismo dice Mateo en el capítulo seis: “Cuídense de presumir frente a la gente de practicar lo dispuesto por Dios en su plan…cuando des limosna no lo pregones…cuando oren no sean como los hipócritas…cuando ayunes…lava tu cara y perfúmate para que no muestres a los demás que están ayunando”.
El trato entre los discípulos del Reino ha de ser simplemente de “Hermanos”. Porque en la comunidad de los discípulos ninguno es padre, todos hijos; ninguno es maestro, todos discípulos. Todos iguales en dignidad: somos hijos del mismo Padre que está en los cielos. De aquí deriva todo lo demás en nuestras relaciones humanas al interior de la comunidad cristiana. Las relaciones humanas en el mundo son verticales, el de arriba mira en menos al que está abajo: el grande al chico, el jefe al subalterno, el cura al laico, el varón a la mujer. Y esto genera odiosidad y tensión.
El texto del evangelio describe tipos que se pueden dar en un grupo religioso o comunidad.
3.- Desgraciadamente la realidad es otra. Hay dos defectos que se pueden manifestar (y de hecho se han manifestado) en la Iglesia son: el clericalismo  el aburguesamiento. Defectos que se manifiestan no sólo entre los miembros del clero, sino también entre los lacos. Una manifestación de clericalismo es el pretender adueñarse de la verdad, tener el monopolio de la verdad. También se da esto en grupos no religiosos, sino políticos. Una manifestación del aburguesamiento es tener un estilo de vida cómodo, “lihgt”, encerrado en sí mismo. Esto lleva a una vida incoherente con lo que creemos y decimos ser. Y esto se da no solamente en los ministros de la iglesia, sino también en todo el cuerpo de la Iglesia. Hay mucha incoherencia entre nosotros los católicos, lo que provoca el rechazo de lo demás.
Son duras las palabras del profeta Malaquías, son duras las palabras de Jesús. ¿Qué hacer?
4.- Hagamos nuestro lo que dice el salmo responsorial:
“Mi corazón no se ha enorgullecido…no pretende grandes cosas…yo aplaco y modero    mis deseos: como un niño tranquilo”.
Es que si no somos como niños no estamos en condiciones de vivir en el Reino. Tenemos que ser humildes ante Dios y ante los hombres. Sólo así podremos celebrar el Banquete del Reino. Así, entonces, acerquémonos a la santa Mesa del Señor.
Hermano Pastor Salvo.