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Comentario al evangelio de hoy lunes 09 de mayo de 2016.

Yo he vencido al mundo.
Pascua
Si tenemos a Cristo en nuestro corazón, adiós tristezas, adiós angustias, adiós soledad.
Por: Misael Cisneros
Fuente: Catholic.net
http://es.catholic.net/op/articulos/17367/yo-he-vencido-al-mundo.html
Del santo Evangelio según san Juan 16, 29-33
En aquel tiempo dijeron los discípulos a Jesús: Ahora sí que hablas claro, y no dices ninguna parábola. Sabemos ahora que lo sabes todo y no necesitas que nadie te pregunte. Por esto creemos que has salido de Dios. Jesús les respondió: ¿Ahora creéis? Mirad que llega la hora (y ha llegado ya) en que os dispersaréis cada uno por vuestro lado y me dejaréis solo. Pero no estoy solo, porque el Padre está conmigo. Os he dicho estas cosas para que tengáis paz en mí. En el mundo tendréis tribulación. Pero ¡ánimo! yo he vencido al mundo.
Oración introductoria
Señor, celebrando a tu Madre santísima de Fátima, inicio esta oración diciéndote que creo en Ti y en todo lo que has revelado para nuestra salvación. Espero en Ti porque confío en tu misericordia. Cada acto tuyo en la tierra demuestra tu amor por nosotros. Te amo y te reitero mi deseo de que seas el centro de mi vida.
Petición
Jesús, dame la docilidad para no buscar la paz en mis fuerzas o habilidades, sino en tu poder divino.
Meditación del Papa Francisco
No se puede ser cristiano, sin trabajar continuamente para ser justos. Una cosa que nos ayudaría mucho sería preguntarnos si ¿creo o no creo? Si creo un poco y un poco no. ¿Soy un poco mundano y un poco creyente?
Sin fe no se puede seguir adelante, no se puede defender la salvación de Jesús. Necesitamos el escudo de la fe, porque el diablo no nos lanza flores sino flechas en llamas para matarnos. Hay que tomar el yelmo de la salvación y la espada del Espíritu que es la Palabra de Dios. Los invito a rezar constantemente, a velar con oraciones y súplicas.
La vida es una milicia. La vida cristiana es una lucha, una lucha bellísima, porque cuando el Señor vence en cada paso de nuestra vida, nos da una alegría, una felicidad grande: esa alegría porque el Señor ha vencido en nosotros, con la gratuidad de su salvación. Pero sí, todos somos un poco vagos en la lucha y nos dejamos llevar adelante por las pasiones, por algunas tentaciones. Es porque somos pecadores, ¡todos! Pero no se desanimen. Valentía y fuerza, porque el Señor está con nosotros. (Cf Homilía de S.S. Francisco, 30 de octubre de 2014, en Santa Marta).
Cuántas veces —nosotros no lo sabemos, lo sabremos en el cielo—, cuántas veces nosotros estamos ahí, ahí… [a punto de caer] y el Señor nos salva: nos salva porque tiene una gran paciencia con nosotros. Y esta es su misericordia. Nunca es tarde para convertirnos, pero es urgente, ¡es ahora! Comencemos hoy. Que la Virgen María nos sostenga, para que podamos abrir el corazón a la gracia de Dios, a su misericordia.(Homilía de S.S. Francisco, 28 de febrero de 2016).
Reflexión
Unos versículos antes de este evangelio Jesús habla clara y abiertamente a los apóstoles sobre su Padre. Por ese exclamarían “ahora sí no hablas con parábolas” Y versículos después Jesús se encuentra en oración antes de padecer los sufrimientos en la cruz. En medio de ambos versículos nos encontramos rejuvenecidos por su palabra. Es Jesús quien nos anima a ser fuertes, es Él quien nos dice que no estaremos exentos de tribulación pero tampoco de su gracia.
Por ello, ¿por qué nos extrañamos si en nuestra vida como cristianos atravesamos por dificultades, problemas o desilusiones que jamás hubiésemos pensado que nos sucederían a nosotros? Ya oímos decir a Jesús estas palabras dirigidas a Pedro «mira que Satanás ha pedido permiso de cribaros como trigo». Y en el libro de Job, Satán pide permiso a Dios para tentar a su siervo.
Es una constante en la vida de todo hombre: la tribulación, la aflicción. Y efectivamente, tanto Pedro como Job fueron probados duramente. Tanto así que el primero negó a su maestro y el segundo maldijo el día de su nacimiento. Sin embargo, ambos encontraron la paz de Cristo después de la lucha. Ambos confiaron en el Señor y en el momento oportuno les llegó su recompensa. La paz de Cristo a sus almas. Por ello, si tenemos a Cristo en nuestro corazón, adiós tristezas, adiós angustias, adiós soledad. Nada hay que temer porque Jesús está con nosotros.
Propósito
Revisar mis actitudes y comportamientos para cambiar lo que me aleje de la luz de la verdad.
Diálogo con Cristo
Señor, gracias por darme fe, esperanza y caridad, el día de mi bautismo, para hacerme capaz de obrar el bien, por amor a Ti y a los demás. Qué serenidad y confianza me da saber que Tú has vencido al mundo y estás conmigo, dándome esa paz, que con tu gracia, podré irradiar a los demás, especialmente a mi familia.

EDD. Lunes 09 de mayo de 2016.

Lunes de la séptima semana de Pascua.
http://evangeliodeldia.org/main.php?language=SP&module=readings&localdate=20160507
Libro de los Hechos de los Apóstoles 19,1-8.
Mientras Apolo permanecía en Corinto, Pablo, atravesando la región interior, llegó a Efeso. Allí encontró a algunos discípulos
y les preguntó: «Cuando ustedes abrazaron la fe, ¿recibieron el Espíritu Santo?». Ellos le dijeron: «Ni siquiera hemos oído decir que hay un Espíritu Santo».
«Entonces, ¿qué bautismo recibieron?», les preguntó Pablo. «El de Juan», respondieron.
Pablo les dijo: «Juan bautizaba con un bautismo de penitencia, diciendo al pueblo que creyera en el que vendría después de él, es decir, en Jesús».
Al oír estas palabras, ellos se hicieron bautizar en el nombre del Señor Jesús.
Pablo les impuso las manos, y descendió sobre ellos el Espíritu Santo. Entonces comenzaron a hablar en distintas lenguas y a profetizar.
Eran en total unos doce hombres.
Pablo fue luego a la sinagoga y durante tres meses predicó abiertamente, hablando sobre el Reino de Dios y tratando de persuadir a sus oyentes.
Salmo 68(67),2-3.4-5ac.6-7ab.
¡Se alza Dios!
Sus enemigos se dispersan
y sus adversarios huyen delante de él.
Tú los disipas como se disipa el humo;
como se derrite la cera ante el fuego,
así desaparecen los impíos ante Dios.
Pero los justos se regocijan,
gritan de gozo delante de Dios
y se llenan de alegría.
¡Canten a Dios,
¡Abranle paso al que cabalga sobre las nubes!
Dios en su santa Morada
es padre de los huérfanos y defensor de las viudas:
él instala en un hogar a los solitarios
y hace salir con felicidad a los cautivos.
Evangelio según San Juan 16,29-33.
Los discípulos le dijeron a Jesús: «Por fin hablas claro y sin parábolas.
Ahora conocemos que tú lo sabes todo y no hace falta hacerte preguntas. Por eso creemos que tú has salido de Dios».
Jesús les respondió: «¿Ahora creen?
Se acerca la hora, y ya ha llegado, en que ustedes se dispersarán cada uno por su lado, y me dejarán solo. Pero no, no estoy solo, porque el Padre está conmigo.
Les digo esto para que encuentren la paz en mí. En el mundo tendrán que sufrir; pero tengan valor: yo he vencido al mundo».
Comentario del Evangelio por Beato Enrique Suso (c. 1295-1366), dominico. El libro de la Sabiduría eterna.
«Para que encontréis la paz en mi».
«Señor, desde los días de mi juventud, he buscado un no sé qué, con una sed impaciente. ¿Qué era esto, Señor?» Y todavía no lo he captado del todo. He aquí que hace muchos años que lo deseo ardientemente y todavía no lo he podido captar… Y, sin embargo, es sólo esto lo que atrae a mi corazón y mi alma, y sin lo cual no puedo permanecer en una paz verdadera.
Señor, quería buscar mi felicidad en las criaturas de este mundo, tal como veía que lo hacían tantas personas a mí alrededor. Pero cuánto más buscaba, menos hallaba; cuánto más me acercaba a ellas, más me alejaba. Porque las cosas me decían: «Yo no soy eso que buscas». ¿Es, pues, a ti, Señor a quien durante tanto tiempo he buscado? ¿Es, pues, hacia ti que la atracción de mi corazón siempre y sin cesar luchaba? Entonces ¿por qué no te me has mostrado antes? ¿Cómo es posible que durante tanto tiempo hayas diferido este encuentro? ¿En cuántos caminos extenuantes no me he yo atascado? Porque es realmente feliz el hombre a quien tu previenes con tanto amor; no le dejas en reposo hasta que en ti sólo busca su descanso.

En el día de la madre saluda a todas las mamás, presentes y ausentes, y reza un Ave María por ellas.

https://es.zenit.org/articles/texto-completo-del-regina-coeli-del-papa-francisco-8-de-mayo-de-2016/
Texto completo del Regina Coeli del papa Francisco – 8 de mayo de 2016.
(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El papa Francisco rezó este domingo desde su estudio en el Palacio Apostólico, la oración del Regina Coeli, ante miles de fieles que le esperaban en la Plaza de San Pedro. Recordó que la Resurrección y la Ascención de Jesús al Cielo nos invita a dar testimonio todos los días, en los diversos lugares en que vivimos o trabajamos. Saludó a las mamás por su día y a los periodistas en la Jornada de las comunicaciones sociales les pidió informar uniendo la verdad a la misericordia. Y en el día en que la fiesta de la madre se celebra en tantos países les saludó y rezó junto al los presentes en la plaza, un Ave María por todas ellas.
A continuación el texto completo:
«Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Hoy en Italia y en el mundo se celebra la Ascención de Jesús al cielo, sucedida cuarenta días después de la Pascua. Contemplamos el misterio de Jesús que sale de nuestro espacio terreno para entrar en la plenitud de la gloria de Dios, llevando consigo nuestra humanidad. Nuestra humanidad entra por primera vez en el cielo. El evangelio de Lucas nos muestra la reacción de los discípulos delante del Señor que “se separó de ellos y era llevado al Cielo”. No hubo en ellos ni dolor ni desorientación, sino que se “postraron delante de él, y después volvieron a Jerusalén con gran alegría”.
Es el regreso de quien no tiene más el temor de la ciudad que había rechazado al Maestro, que había visto la traición de Judas y a Pedro que le renegaba, la dispersión de los discípulos y la violencia de un poder que se sentía amenazado.
Desde aquel día para los apóstoles y para cada discípulo de Cristo fue posible habitar en Jerusalén y en todas las ciudades del mundo, inclusive en aquellas más golpeadas por la injusticia y la violencia, porque encima de cada ciudad está el mismo cielo y cada habitante puede levantar la mirada con esperanza.
Dios es hombre verdadero y su cuerpo de hombre está en el cielo, y esta es nuestra esperanza, es el ancla nuestra que está allá y nosotros estamos firmes en esta esperanza si miramos hacia el cielo. En este cielo habita aquel Dios que se ha revelado tan cercano que tomó el rostro de un hombre, Jesús de Nazaret.
El se queda para siempre, es Dios-con-nosotros. Recordemos esto, Emanuel, ¡Dios-con-nosotros! y no nos deja solos. Podemos mirar hacia lo alto para reconocer delante de nosotros el futuro. En la Ascención de Jesús, el Crucifijo Resucitado, está la promesa de nuestra participación a la plenitud de vida junto a Dios.
Antes de separarse de sus amigos, Jesús refiriéndose al evento de su muerte y resurrección les dijo: “Ustedes son testigos de todo esto”. O sea los discípulos, los apóstoles son testimonios de la muerte y de la resurrección de Cristo y ese día también de la Ascención de Cristo.
Y de hecho, después de haber visto a su Señor subir a los cielos, los discípulos volvieron a la ciudad como testimonios que con alegría anuncian a todos la vida nueva que viene del Crucifijo Resucitado, en cuyo nombre “será predicado a todas las naciones la conversión para el perdón de los pecados”.
Este es el testimonio –hecho no solo con palabras pero también con la vida cotidiana– que cada domingo debería salir de nuestras Iglesias para entrar durante la semana en las casas, en las oficinas, en las escuelas, en los lugares de reunión y diversión, en los hospitales, las cárceles, las casas, para los ancianos, en los lugares abarrotados de inmigrantes, en las periferias de la ciudad.
Este testimonio tenemos que llevarlo cada semana: ‘Cristo está con nosotros, Jesús subió al cielo, está con nosotros, Cristo está vivo’.
Jesús nos ha asegurado que en este anuncio y en este testimonio seremos “revestidos por la potencia de lo alto”. O sea con la potencia del Espíritu Santo. Aquí está el secreto de esta misión: la presencia real entre nosotros del Señor resucitado, que con el don del Espíritu sigue abriendo nuestra mente y nuestro corazón, para que anunciemos su amor y su misericordia también en los ambientes más hostiles de nuestras ciudades.
Es el Espíritu Santo el verdadero artífice del multiforme testimonio que la Iglesia y cada bautizado dan al mundo. Por lo tanto no podemos nunca descuidar el recogimiento en la oración para alabar a Dios e invocar el don de Espíritu. En esta semana que nos lleva a la fiesta de Pentecostés nos quedamos espiritualmente en el Cenáculo, junto a la Virgen María, para recibir el Espíritu Santo. Lo hacemos también ahora en comunión con los fieles que se han reunido en el Santuario de Pompeya, para la tradicional súplica».
El Papa rezó la oración del Regina Coeli y después dirigió las siguientes palabras :
«Queridos hermanos y hermanas, Hoy es la 50 Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, querida por el Concilio Vaticano II. De hecho los padres conciliares, reflexionando sobre la Iglesia en el mundo contemporáneo, entendieron la importancia crucial de las comunicaciones, que ‘pueden crear puentes entre las personas, las familias, los grupos sociales y los pueblos. Y esto sea en el ambiente físico que en aquel digital’.
Dirijo a todos los operadores de la comunicación un cordial saludo, y les deseo que nuestro modo de comunicar en la Iglesia tenga siempre un claro estilo evangélico, un estilo que una la verdad y la misericordia.
Saludo a todos ustedes, fieles de Roma y a los peregrinos de Italia y de varios países. En particular a los fieles polacos de Varsovia, Lowicz y Ostroda; a la Filarmónica de Viena; al grupo irlandés ‘Amigos de Mons. O’Flaherty‘; a los estudiantes del colegio Corderius (Países Bajos); y a la Katholische Akademische Verbindung ‘Capitolina’. Saludo a los participantes a la Marcha por la Vida, a los amigos de la Obra Don Folci y del preseminario san Pio X, a los Scouts de Europa de Roma Oeste y Roma Sur, y a los numerosos confirmados de la diócesis de Génova. ¡Son ruidosos los genoveses!
Hoy en tantos países se celebra al fiesta de la madre, recordamos con gratitud y afecto a todas las mamás, las que que están hoy en la plaza, a nuestras mamás, a las que están entre nosotros o las que se fueron al cielo. Confiándolas a María la madre de Jesús, por todas ellas rezamos un Ave María: Ave María…
A todos les deseo un buen domingo y por favor no se olviden de rezar por mi. ‘Buon pranzo e arrivederci!’».

Homilía para la Eucaristía del Domingo 08 de mayo de 2016

Feliz día del Catequista. Un cordial abrazo a todos los que de una manera u otra trabajan en la catequesis. Todo padre o madre de familia debe ser catequista o educador de la fe de sus hijos.
SOLEMNIDAD DE LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR.
Hechos 1,1.11: en el misterio de la Ascensión se distinguen dos aspectos: uno, la culminación de una etapa. Dos, el inicio de otra. Todo el ministerio de Jesús es presentado por Lucas como una ascensión: de Galilea a Jerusalén y de Jerusalén al cielo (Primera etapa). Y se inicia la misión de la Iglesia (Segunda etapa). Se manifiesta el triunfo universal de Cristo.
Efesios 1,17-23: es parte de un himno de alabanza a Dios. Dios despliega su poder resucitando y exaltando a su Hijo. El Apóstol pide que sus lectores conozcan el misterio de Cristo, el cual, exaltado por encima de todo poder, es ahora Cabeza de la Iglesia y Plenitud de todo.
Lucas 24,46-53: Lucas insiste que lo sucedido con Jesús responde a las Escrituras, es decir, está en el Plan de Dios. Les promete el Espíritu Santo.
1.-El misterio de la Ascensión contiene muchos aspectos. El que más llama la atención es que la Ascensión de Cristo es PLENITUD de todo. Efectivamente, en El hay plenitud de vida, plenitud de poder y dominio sobre el mundo, sobre toda potestad humana, plenitud sobre la Iglesia. ¿Qué sentido puede tener todo esto? Cuando Pablo dice que Cristo es Cabeza de la Iglesia, usa un lenguaje de la época. Entonces se enseñaba que de la cabeza dependía la nutrición del cuerpo, su desarrollo y la disposición de todo el cuerpo. En otro escrito se aplica a Cristo la imagen de la “Piedra angular” (Hechos 4,11). Es decir, con diferentes imágenes se quiere afirmar que Cristo es: el Único, lo Máximo, el Absoluto. El es quien da consistencia y plenitud a todo. Sin El nada es pleno, nada tiene su razón de ser.
2.- Si la cabeza es la fuente de energía y vitalidad para el cuerpo, Cristo lo es para su Cuerpo, que es la Iglesia. Cristo y la Iglesia son un solo Cuerpo; no se puede decapitar a la Iglesia. Y se la decapita cuando el creyente o la comunidad pretenden vivir al margen de Cristo. Se decapita a la Iglesia cuando los cristianos, la comunidad entera, prefieren seguir sus propios criterios y no los de Cristo. Un cuerpo decapitado es un cadáver. Una Iglesia sin Cristo apesta, está muerta. Un cristiano sin Cristo también apesta. Así como Pablo en la carta a los Filipenses se queja de aquellos cristianos que viven a su aire, que sólo piensan en cosas terrenas, los llama “Enemigos de la cruz de Cristo” (cfr. Filipenses 3,18-19).
3.- Creer y celebrar la Ascensión es creer en Cristo, que es Plenitud de todo. Pablo, al descubrir a Cristo, todo lo pospuso y para él Cristo pasó a ser la razón de ser de su vida: “para mí el vivir es Cristo” (Filipenses 1,21). Y si él pudo ser un celoso apóstol lo fue por su conexión vital con El: “Cristo vive en mí” (Gálatas 2,20), lo que equivaldría a decir: estoy grávido de Cristo.
La Iglesia, los Apóstoles, tuvieron que esperar la venida del Espíritu para comenzar lo que a ellos corresponde, la segunda etapa: anunciar el Mensaje de Jesús a todos, no a algunos.
La Iglesia, el apóstol, necesita tener la unión y presencia vital de Cristo. De lo contrario sería una iglesia muerta, decorada con mucha religión, pero sin vida de fe.
El Señor nos quiere testigos, no artesanos de la religión. Y esta unión vital es la que promete Jesús: “Recibirán la Fuerza del Espíritu Santo…y serán mis testigos en Jerusalén (punto de partida del evangelio), en Judea (en el sur), Samaria (en el norte), y hasta los confines de la tierra”: Roma (corazón del Imperio), y en todo el mundo.
4.- Hoy este misterio nos recuerda, pues, dos cosas: que Cristo es Plenitud, lo Máximo, la vida para los creyentes; que con El podemos ser sus testigos, estemos donde estemos. Misión que entrega el Señor a todos, no a algunos; no a los clérigos, sino a la Iglesia, Pueblo santo de Dios.
Todo tiene realidad hoy aquí. Porque en la comunión somos con Él Cuerpo de Cristo; aquí somos vitaminizados para ser sus testigos en todos los ambientes. Celebremos, hermanos.
Hermano Pastor Salvo Beas.

Comentario al evangelio de hoy viernes 06 de mayo de 2016.

Comentario al evangelio de hoy viernes 06 de mayo de 2016.
Alegría que nadie les puede quitar.
Pascua
No hay esperanza más bella que la que aguarda con paciencia.
Por: Luis Miguel Rincón
Fuente: Catholic.net
Del santo Evangelio según san Juan 16, 20-23
En verdad, en verdad os digo que lloraréis y os lamentaréis, y el mundo se alegrará. Estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en gozo. La mujer, cuando va a dar a luz, está triste, porque le ha llegado su hora; pero cuando ha dado a luz al niño, ya no se acuerda del aprieto por el gozo de que ha nacido un hombre en el mundo. También vosotros estáis tristes ahora, pero volveré a veros y se alegrará vuestro corazón y vuestra alegría nadie os la podrá quitar. Aquel día no me preguntaréis nada.
Oración introductoria
Señor, creo en Ti, espero y confío en tu gran misericordia y amor, por eso te suplico que esta oración me lleve a descubrir tu providencia en todos los sucesos de mi vida.
Petición
Jesús, que no me falte nunca la fe, el amor, la esperanza, para gustar la verdadera alegría, que nace del amor y de la fidelidad a Ti.
Meditación del Papa Francisco
La alegría que suscita el encuentro con Jesús nos anima a anunciarlo. Por eso, el signo concreto de haberlo encontrado realmente es la alegría que experimentamos al transmitirlo a los demás. Se puede decir que desde el día de nuestro Bautismo se nos da un nombre nuevo, además de aquel que dan los padres: el nombre de “Cristóforo”, que significa, “portador de Cristo”. El cristiano es portador de Cristo. Vivir la misericordia nos hace misioneros de la misericordia, y ser misioneros nos permite crecer en la misericordia de Dios. (Homilía de S.S. Francisco, 30 de enero de 2016).
Reflexión
Esperanza y desolación. Alegría y tristeza. Gozo y dolor. ¿Quién, además de Jesucristo, ofrece esto a sus amigos? ¿Quién propone esta perplejidad para los que quieren seguirle? Sin embargo, es así. El camino de Cristo es un camino de derrota aparente y de triunfo definitivo.
Ante la lectura de estas líneas de san Juan, cabe resaltar la sinceridad del Señor. Jamás oculta la realidad del sufrimiento, y es Él quien, con su propio testimonio, indica por dónde han de marchar sus discípulos. En su vida, Cristo vive la contradicción que confunde a los que escuchan su palabra: se inmola en la cruz para regalar al mundo la paz. La mente humana es demasiado humana para comprender el valor de este sacrificio.
Sin embargo, los cristianos no son unos pobres infelices, derrotados, de vida condenada. Todo lo contrario. Después del sufrimiento les espera un gozo profundo, una alegría incontenible, una sonrisa envidiable. No hay esperanza más bella que la que aguarda con paciencia, aún en medio de las batallas, el cumplimiento de las promesas del amor de Dios. Por eso debe brillar el rostro de un cristiano. ¡Dios lo ha redimido por medio de la donación de sí mismo!
Ante este misterio, la aflicción se transforma en júbilo, la oscuridad de la cruz en el esplendor de la resurrección del Señor.
Propósito
Al enfrentar una dificultad, pediré ayuda a Dios en vez de confiar sólo en mis propias fuerzas.
Diálogo con Cristo
Señor, por la intercesión de la santísima Virgen María quiero aprender a gozar del encuentro con Cristo en mi oración. Así podré tratar con amor, y con espíritu de servicio, a mi familia. Con entusiasmo me dispondré a continuar celebrando la Pascua de Resurrección y preparándome para Pentecostés.

El Papa: ‘El llanto de Jesús es el antídoto contra la indiferencia’.

En la Vigilia ‘Enjugar las lágrimas’, el Santo Padre escucha conmovedores testimonios, reza por los males del mundo y recuerda que la oración es la verdadera medicina para nuestro sufrimiento.
https://es.zenit.org/articles/el-papa-el-llanto-de-jesus-es-el-antidoto-contra-la-indiferencia/
5 MAYO 2016ROCÍO LANCHO GARCÍAEL PAPA FRANCISCO.
Francisco A Los Pies De La Reliquia De Las Lágrimas De La Virgen De Siracusa
(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- Tenemos necesidad de la misericordia, del consuelo que viene del Señor. Todos lo necesitamos; es nuestra pobreza, pero también nuestra grandeza: invocar el consuelo de Dios, que con su ternura viene a secar las lágrimas de nuestros ojos. Así lo ha indicado el papa Francisco en su predicación tras los conmovedores testimonios que han protagonizado la vigilia “Enjugar las lágrimas” en la Basílica de San Pedro, celebrada en el marco del Año Jubilar haciendo referencia a una de las obras de misericordia ‘consolar al triste’.
La familia Pellegrino fue tocada por el drama del suicidio de un hijo de 15 años. La historia de Felix Qaiser, refugiado político, periodista pakistaní católico que huyó a Italia para proteger a su familia. Maurizio Fratamico con su hermano gemelo Enzo, cuya conversión marca la historia de Maurizio, que siendo con gran éxito trabajador turístico perdió el sentido de la vida y que ahora lo ha encontrado de nuevo.
El Santo Padre ha querido recordar que en los momentos de tristeza, en el sufrimiento de la enfermedad, en la angustia de la persecución y en el dolor por la muerte de un ser querido, “todo el mundo busca una palabra de consuelo”. Sentimos una gran necesidad de que alguien esté cerca y sienta compasión de nosotros, ha precisado. Asegurando que la razón por sí sola no es capaz de iluminar nuestro interior, de comprender el dolor que experimentamos y dar la respuesta que esperamos, en esos momentos “es cuando más necesitamos las razones del corazón, las únicas que pueden ayudarnos a entender el misterio que envuelve nuestra soledad”.
Al respecto ha observado “cuántas lágrimas se derraman a cada momento en el mundo; cada una distinta de las otras” que “juntas forman como un océano de desolación, que implora piedad, compasión, consuelo”. Las más amargas –ha advertido– son las provocadas por la maldad humana.
El Pontífice ha aseverado que en este sufrimiento “no estamos solos”. También Jesús “experimentó una profunda conmoción y rompió a llorar” cuando murió Lázaro. Al repecto, el Santo Padre ha observado que esta descripción del Evangelio “muestra cómo Jesús se une al dolor de sus amigos compartiendo su desconsuelo”. Lágrimas que a lo largo de los siglos “han lavado a muchas almas, han aliviado muchas heridas”.
Asimismo, ha recordado a los presentes que “si Dios ha llorado, también yo puedo llorar sabiendo que se me comprende”. El llanto de Jesús –ha añadido– es el antídoto contra la indiferencia ante el sufrimiento de mis hermanos.
El Santo Padre ha explicado que ese llanto “enseña a sentir como propio el dolor de los demás, a hacerme partícipe del sufrimiento y las dificultades de las personas que viven en las situaciones más dolorosas”. Y ha añadido: “me provoca para que sienta la tristeza y desesperación de aquellos a los que les han arrebatado incluso el cuerpo de sus seres queridos, y no tienen ya ni siquiera un lugar donde encontrar consuelo”.
La oración –ha proseguido el Santo Padre– es la verdadera medicina para nuestro sufrimiento. La ternura de la mirada de Dios “nos consuela, la fuerza de su palabra nos sostiene, infundiendo esperanza”. En esta misma línea ha subrayado que “el amor de Dios derramado en nuestros corazones nos permite afirmar que, cuando se ama, nada ni nadie nos apartará de las personas que hemos amado”.
Para finalizar, ha indicado que la Madre de Jesús, con su manto “enjuga nuestras lágrimas”. Con su mano “nos ayuda a levantarnos y nos acompaña en el camino de la esperanza”.
A continuación, los presentes han escrito en un papel una intención de oración que han sido depositadas en unas cestas y entregadas en el altar para que se unan simbólicamente a la oración universal de los fieles.

Comentario al evangelio de hoy jueves 05 de mayo de 2016.

Comentario al evangelio de hoy jueves 05 de mayo de 2016.
Se transformará en alegría.
Pascua
Cuando la belleza y la verdad de Cristo conquistan nuestros corazones, experimentamos la alegría de ser sus discípulos.
Por: Alejandro Carrión
Fuente: Catholic.net
http://es.catholic.net/op/articulos/17318/se-transformar-en-alegra.html
Del santo Evangelio según San Juan 16, 16-20
Dentro de poco, ya no me verán, y poco después, me volverán a ver». Entonces algunos de sus discípulos comentaban entre sí: «¿Qué significa esto que nos dice: «Dentro de poco ya no me verán, y poco después, me volverán a ver?». Decían: «¿Qué es este poco de tiempo? No entendemos lo que quiere decir». Jesús se dio cuenta de que deseaban interrogarlo y les dijo: «Ustedes se preguntan entre sí qué significan mis palabras: «Dentro de poco, ya no me verán, y poco después, me volverán a ver». Les aseguro que ustedes van a llorar y se van a lamentar; el mundo, en cambio, se alegrará. Ustedes estarán tristes, pero esa tristeza se convertirá en gozo.
Oración introductoria
Jesús mío, Tú, que eres tan grande, me conoces, conoces mi corazón, mis virtudes y mis debilidades. Tú sabes que hay muchas cosas en mi corazón que me inquietan y me acongojan. Todo ello te lo ofrezco para encontrar en ti mi alegría.
Petición
Padre bueno, te pido me des fuerza para enfrentar todas las dificultades que encuentro en mi vida; aumentes mi fe, para que crea en tu palabra; aumentes mi esperanza para que me abandone en ti y confíe plenamente que nada me separará de tu amor
Meditación del Papa Francisco
Tampoco nosotros encontraremos la vida si permanecemos tristes y sin esperanza y encerrados en nosotros mismos. Abramos en cambio al Señor nuestros sepulcros sellados ―cada de nosotros los conoce―, para que Jesús entre y lo llene de vida; llevémosle las piedras del rencor y las losas del pasado, las rocas pesadas de las debilidades y de las caídas. Él desea venir y tomarnos de la mano, para sacarnos de la angustia. Pero la primera piedra que debemos remover esta noche es ésta: la falta de esperanza que nos encierra en nosotros mismos. Que el Señor nos libre de esta terrible trampa de ser cristianos sin esperanza, que viven como si el Señor no hubiera resucitado y nuestros problemas fueran el centro de la vida. (Homilía de S.S. Francisco, 26 de marzo de 2016).
Reflexión
El cristianismo es el camino de la alegría. Al igual que en la vida de Jesús, los cristianos encontramos muchas cruces en nuestro camino, por que es estrecha la puerta y angosto el camino que lleva a la Vida. Un camino arduo; pero, sobretodo, lleno de alegría, de la alegría profunda de poseer a Dios, de tener el triunfo y la bienaventuranza final asegurada.
Propósito
Me esforzaré por dejar de lado toda crítica y queja sobre las dificultades de mi día y le daré gracias a Dios por acompañarme este día.
Diálogo con Cristo
Jesús, hoy no te quiero pedir me quites mis cruces, es más te las quiero agradecer. Te las agradezco por que sé que Tú me las has dado por que sabes que yo puedo con ellas, por que sabes que con ellas me puedo unir a ti, y ahí es donde me doy cuenta de que no pesan las cruces y sólo queda la alegría de saberme tu amado.
El camino de Dios es de renuncia, de mortificación, de entrega, pero no de tristeza o de apocamiento (San José María Escrivá, Amigos de Dios, 128)

EDD. Jueves 05 de mayo de 2016.

Jueves de la sexta semana de Pascua.
http://evangeliodeldia.org/main.php?language=SP&module=readings&localdate=20160504
Libro de los Hechos de los Apóstoles 18,1-8.
Pablo dejó Atenas y fue a Corinto.
Allí encontró a un judío llamado Aquila, originario del Ponto, que acababa de llegar de Italia con su mujer Priscila, a raíz de un edicto de Claudio que obligaba a todos los judíos a salir de Roma. Pablo fue a verlos,
y como ejercía el mismo oficio, se alojó en su casa y trabajaba con ellos haciendo tiendas de campaña.
Todos los sábados, Pablo discutía en la sinagoga y trataba de persuadir tanto a los judíos como a los paganos.
Cuando Silas y Timoteo llegaron de Macedonia, Pablo se dedicó por entero a la predicación de la Palabra, dando testimonio a los judíos de que Jesús es el Mesías.
Pero como ellos lo contradecían y lo injuriaban, sacudió su manto en señal de protesta, diciendo: «Que la sangre de ustedes caiga sobre sus cabezas. Yo soy inocente de eso; en adelante me dedicaré a los paganos».
Entonces, alejándose de allí, fue a lo de un tal Ticio Justo, uno de los que adoraban a Dios y cuya casa lindaba con la sinagoga.
Crispo, el jefe de la sinagoga, creyó en el Señor, junto con toda su familia. También muchos habitantes de Corinto, que habían escuchado a Pablo, abrazaron la fe y se hicieron bautizar.
Salmo 98(97),1.2-3ab.3cd-4.
Canten al Señor un canto nuevo,
porque él hizo maravillas:
su mano derecha y su santo brazo
le obtuvieron la victoria.
El Señor manifestó su victoria,
reveló su justicia a los ojos de las naciones:
se acordó de su amor y su fidelidad
en favor del pueblo de Israel.
Los confines de la tierra han contemplado
el triunfo de nuestro Dios.
Aclame al Señor toda la tierra,
prorrumpan en cantos jubilosos.
Evangelio según San Juan 16,16-20.
Jesús dijo a sus discípulos:
«Dentro de poco, ya no me verán, y poco después, me volverán a ver».
Entonces algunos de sus discípulos comentaban entre sí: «¿Qué significa esto que nos dice: ‘Dentro de poco ya no me verán, y poco después, me volverán a ver’?. ¿Y que significa: ‘Yo me voy al Padre’?».
Decían: «¿Qué es este poco de tiempo? No entendemos lo que quiere decir».
Jesús se dio cuenta de que deseaban interrogarlo y les dijo: «Ustedes se preguntan entre sí qué significan mis palabras: ‘Dentro de poco, ya no me verán, y poco después, me volverán a ver’.
Les aseguro que ustedes van a llorar y se van a lamentar; el mundo, en cambio, se alegrará. Ustedes estarán tristes, pero esa tristeza se convertirá en gozo.»
Comentario del Evangelio por San Juan Crisóstomo (c. 345-407), presbítero en Antioquía, después obispo de Constantinopla, doctor de la Iglesia. Homilía 1 sobre la 1ª carta a los Tesalonicenses.
«Ahora estáis tristes, pero volveré…, y vuestra alegría, nadie os la quitará».
«Habéis llegado a ser imitadores del divino Maestro», dijo Pablo. ¿Cómo es esto? «Acogiendo la Palabra en las pruebas, con la alegría del Espíritu Santo» (1Tm 1,6). No solamente en las pruebas sino en medio de las pruebas entre incontables sufrimientos. Se puede ver en los Hechos de los Apóstoles. Vemos cómo surgió la persecución contra ellos, cómo sus enemigos los denunciaron a los magistrados y soliviantaron la ciudad. Estaban en la prueba, y no se puede decir que permanecieron fieles con tristeza, lamentándose; no, ellos estaban muy alegres. Los Apóstoles les habían dado el ejemplo: «Estaban contentos de haber merecido aquel ultraje por el nombre de Cristo» (Hch. 5,41 ).
¡Es realmente admirable! Ya es mucho, sufrir la prueba con paciencia; pero con alegría, es mostrarse superior a la naturaleza humana y no tener más, por así decirlo, que un cuerpo impasible. Pero, ¿cómo han sido imitadores de Cristo? En aquello que Él mismo sufrió sin quejarse, con alegría; porque voluntariamente aceptó las pruebas. Por nosotros se anonadó, escupido en la frente, agonizando en la Cruz, apeló a su gloria: «Padre, dijo, glorifícame» (Jn 17,5).

Mensaje del Papa Francisco durante la Audiencia General de hoy miércoles.

Texto completo de la catequesis del papa Francisco en la audiencia del miércoles 4 de mayo de 2016.
https://es.zenit.org/articles/texto-completo-de-la-catequesis-del-papa-francisco-en-la-audiencia-del-miercoles-4-de-mayo-de-2016/
El Santo Padre recuerda que para Jesús no hay ovejas definitivamente perdida. Y señala el peligro de encerrarnos en el un redil, donde no habrá olor de ovejas, ¡sino olor a cerrado!
4 MAYO 2016. PAPA FRANCISCO
El Santo Padre Visita Un Pesebre Romano, Y Le Ponen Un Cordero Sobre Los Hombros. (Foto Copyright Osservatore Romano – 7 De Enero 2014)
(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El Santo Padre ha reflexionado en la catequesis de esta semana sobre la figura del Buen Pastor. De este modo ha recordado que Dios nos se resigna a perder a nadie, que Jesús quiere indicarnos que ninguna oveja puede quedarse perdida. Asimismo ha advertido del peligro que corremos los cristianos de encerrarnos dentro de un redil, donde no habrá olor de ovejas, sino olor a cerrado.
Publicamos a continuación la catequesis completa del papa Francisco:
“Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Todos conocemos la imagen del Buen Pastor que carga sobre los hombros la oveja perdida. Desde siempre este símbolo representa la preocupación de Jesús hacia los pecadores y la misericordia de Dios que no se resigna a perder a nadie. La parábola es contada por Jesús para hacer comprender que su cercanía a los pecadores no debe escandalizar, sino al contrario, provocar en todos una serie reflexión sobre cómo vivimos nuestra fe. El pasaje ve por una parte a los pecadores que se acercan a Jesús para escucharlo y por otra a los doctores de la ley y los escribas que sospechaban y se alejan de Él por ese comportamiento suyo. Se alejan de Él porque Jesús se acercaba a los pecadores. Estos eran orgullosos, eran soberbios, se creían justos.
Nuestra parábola se desarrolla entorno a tres personajes: el pastor, la oveja perdida y el resto del rebaño. Pero quién actúa es solo el pastor, no las ovejas. Por tanto el pastor es el único verdadero protagonista y todo depende de él. Una pregunta introduce la parábola: “Si alguien tiene cien ovejas y pierde una, ¿no deja acaso las noventa y nueve en el campo y va a buscar la que se había perdido, hasta encontrarla?”. (v. 4).
Se trata de una paradoja que lleva a dudar de la actuación del pastor: ¿es sabio abandonar a las noventa y nueve por una sola oveja? ¿Y además dejándolas no seguras en un redil sino en el desierto? Según la tradición bíblica el desierto es lugar de muerte donde es difícil encontrar comida y agua, sin refugio y a merced de las fieras y los ladrones. ¿Qué pueden hacer las noventa y nueve ovejas indefensas?
La paradoja por tanto continúa diciendo que el pastor, al encontrar la oveja, “la carga sobre sus hombros, lleno de alegría, y al llegar a su casa llama a sus amigos y vecinos, y les dice: Alégrense conmigo”(v. 6). ¡Parece que el pastor no vuelva al desierto a recuperar a todo el rebaño! Ocupado con esa única oveja parece olvidarse de las otras noventa y nueve. Pero en realidad no es así. La enseñanza que Jesús quiere darnos es más bien que ninguna oveja puede quedarse perdida. El Señor no puede resignarse al hecho de que una sola persona pueda perderse.
El actuar de Dios es de quien va a buscar a los hijos perdidos para después hacer fiesta y alegrarse con todos por haberlos encontrado. Se trata de un deseo irrefrenable: ni siquiera las noventa y nueve ovejas pueden parar al pastor y tenerlo encerrado en el redil. Él podría razonar: ‘Pero, hago un balance: tengo noventa y nueve, he perdido una, pero no es una gran pérdida’. No, él va a buscar a esa, porque cada una de ellas es muy importante para él y esa es la más necesitada, la más abandonada, la más descartada; es Él quien va a buscarla.
Todos estamos avisados: la misericordia hacia los pecadores es el estilo con el que Dios actúa y a tal misericordia Él es absolutamente fiel: nada ni nadie podrá distraerlo de su voluntad de salvación.
Dios no conoce nuestra cultura actual del descarte, Dios no tiene nada que ver con esto. Dios no descarta a ninguna persona; Dios ama a todos, busca a todos… ¡Todos! Uno por uno. Él no conoce esta palabra ‘descartar a la gente’, porque es todo amor y misericordia.
El rebaño del Señor está siempre en camino: no posee al Señor, no puede pretender encarcelarlo en nuestros esquemas y en nuestras estrategias. El pastor será encontrado allá donde está la oveja perdida. El Señor por tanto es buscado allí donde quiere encontrarnos, ¡no donde nosotros queremos encontrarlo! De ninguna otra manera se podrá recomponer el rebaño si no es siguiendo el camino marcado por la misericordia del pastor. Mientras busca a la oveja perdida, él provoca a las noventa y nueve para que participen en la reunificación del rebaño. Entonces no solo la oveja llevada a hombros, sino todo el rebaño seguirá al pastor hasta su casa para hacer fiesta con “amigos y conocidos”.
Debemos reflexionar a menudo sobre esta parábola, porque en la comunidad cristiana siempre hay alguien que falta y se ha ido dejando el puesto vacío. A veces esto es desalentador y nos lleva a creer que sea una pérdida inevitable, una enfermedad sin remedio. Es entonces cuando corremos el peligro de encerrarnos dentro de un redil, donde no habrá olor de ovejas, ¡sino olor a cerrado!
Y nosotros cristianos no tenemos que estar cerrados porque oleremos a cosas cerradas. ¡Nunca! Debemos salir y este cerrarse en sí mismo, en las pequeñas comunidades, en la parroquia, allí, …’Pero nosotros, los justos’… Esto sucede cuando falta el impulso misionero que nos lleva a encontrar a los otros.
En la visión de Jesús no hay ovejas definitivamente perdidas, este debemos entenderlo bien: para Dios nadie está definitivamente perdido. ¡Nunca! Hasta el último momento, Dios nos busca. Pensemos en el buen ladrón. Pero solo en la visión de Jesús nadie está definitivamente perdido sino solo ovejas que son encontradas, ovejas que son encontradas.
La perspectiva por tanto es dinámica, abierta, estimulante y creativa. Nos empuja a salir en búsqueda para emprender un camino de fraternidad. Ninguna distancia puede tener lejos al pastor; y ningún rebaño puede renunciar a un hermano. Encontrar a quien se ha perdido es la alegría del pastor y de Dios, ¡pero es también la alegría de todo el rebaño! Somos todos ovejas encontradas y recogidas por la misericordia del Señor, llamados a recoger juntos a Él y a todo el rebaño!
(Texto traducido y transcrito desde el audio por ZENIT)

Comentario al evangelio de hoy miércoles 04 de mayo de 2016.

Lecturas de hoy Miércoles de la 6ª semana de Pascua
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Hoy


Hoy, miércoles, 4 de mayo de 2016
Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (17,15.22–18,1):
En aquellos días, los que conducían a Pablo lo llevaron hasta Atenas, y se volvieron con encargo de que Silas y Timoteo se reuniesen con Pablo cuanto antes.
Pablo, de pie en medio del Areópago, dijo: «Atenienses, veo que sois casi nimios en lo que toca a religión. Porque, paseándome por ahí y fijándome en vuestros monumentos sagrados, me encontré un altar con esta inscripción: «Al Dios desconocido.» Pues eso que veneráis sin conocerlo, os lo anuncio yo. El Dios que hizo el mundo y lo que contiene, él es Señor de cielo y tierra y no habita en templos construidos por hombres, ni lo sirven manos humanas; como si necesitara de alguien, él que a todos da la vida y el aliento, y todo. De un solo hombre sacó todo el género humano para que habitara la tierra entera, determinando las épocas de su historia y las fronteras de sus territorios. Quería que lo buscasen a él, a ver si, al menos a tientas, lo encontraban; aunque no está lejos de ninguno de nosotros, pues en él vivimos, nos movemos y existimos; así lo dicen incluso algunos de vuestros poetas: «Somos estirpe suya.» Por tanto, si somos estirpe de Dios, no podemos pensar que la divinidad se parezca a imágenes de oro o de plata o de piedra, esculpidas por la destreza y la fantasía de un hombre. Dios pasa por alto aquellos tiempos de ignorancia, pero ahora manda a todos los hombres en todas partes que se conviertan. Porque tiene señalado un día en que juzgará el universo con justicia, por medio del hombre designado por él; y ha dado a todos la prueba de esto, resucitándolo de entre los muertos.»
Al oír «resurrección de muertos» unos lo tomaban a broma, otros dijeron: «De esto te oiremos hablar en otra ocasión.»
Pablo se marchó del grupo. Algunos se le juntaron y creyeron, entre ellos Dionisio el areopagita, una mujer llamada Dámaris y algunos más. Después de esto, dejó Atenas y se fue a Corinto.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 148,1-2.11-12.13.14
R/. Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria
Alabad al Señor en el cielo,
alabad al Señor en lo alto.
Alabadlo, todos sus ángeles;
alabadlo, todos sus ejércitos. R/.
Reyes y pueblos del orbe,
príncipes y jefes del mundo,
los jóvenes y también las doncellas,
los viejos junto con los niños. R/.
Alaben el nombre del Señor,
el único nombre sublime.
Su majestad sobre el cielo y la tierra. R/.
Él acrece el vigor de su pueblo.
Alabanza de todos sus fieles,
de Israel, su pueblo escogido. R/.
Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Juan (16,12-15):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues lo que hable no será suyo: hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir. Él me glorificará, porque recibirá de mí lo que os irá comunicando. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que toma de lo mío y os lo anunciará.»
Palabra del Señor
Comentario al Evangelio de hoy miércoles, 4 de mayo de 2016
Descargar imágenes Descargar imágenes Descargar imágenesJulio Corredor, cmf
Queridos hermanos en la fe y en el amor, avanzamos por los caminos que transitaron y han transitado los discípulos misioneros de Cristo ayer, hoy y siempre., fortalecidos por su Espíritu, que hace nuevas todas las cosas.
Primera lectura:« […] Pablo, de pie en medio del Areópago, dijo: «Atenienses, veo que sois casi nimios en lo que toca a religión. […] y fijándome en vuestros monumentos sagrados, me encontré un altar con esta inscripción: «Al Dios desconocido”. […] Al oír «resurrección de muertos» unos lo tomaban a broma, otros dijeron: «De esto te oiremos hablar en otra ocasión. […] Algunos se le juntaron y creyeron ». (Hch 17, 15. 22-18,1).
Estamos ante uno de los hechos más emblemáticos de primera comunidad cristiana, la que está formando Pablo en las periferias del judaísmo, en los espacios menos aptos y comprensibles para el anuncio. El mundo griego, especialmente Atenas, es curioso, inquieto, afanado por las novedades del mundo. Veamos los tonos de este discurso en el Areópago ateniense, ejemplo para los discípulos misioneros de hoy y de siempre:
El tono conciliador, respetuoso y comprensivo del paganismo griego, parte de lo que refleja la realidad teológica del momento, del culto al Dios desconocido. Hay un empalme con la religiosidad natural que refleja los valores y la autenticidad de lo bueno de cada hombre en cada cultura. Pablo y la comunidad lucana, explicitan a un Dios creador, Señor de la historia, trascendente, que supera templos, ritos e ideologías, pero que está ahí en la realidad, próximo, dentro de ellos, del ser humano total, integrado, en el que no se pierde la unidad entre la inmanencia y la trascendencia.
El misterio de la libertad y condición humanas, porque el resultado de la predicación fue y ha sido de rechazo y aceptación a la vez. Lucas nos deja ver como muchos se alejan y otros en menor cantidad se abren al mansaje. Aquí queda claro, que el mensaje de Cristo conduce en un determinado momento de la vida del ser humano a decidirse y comprometerse y esto con todas sus consecuencias o a darle la espalda, hasta otro momento de la historia, en la que escuchará su voz y tendrá la conversión.
Evangelio: «Cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. […] Él me dará la gloria porque recibirá de lo mío y se lo explicará a vosotros ». (Jn 16, 13-14).
Esta novedad muy es significativa para la fe de la primera comunidad y para las nuestras, las de hoy y de aquí: Es la Misión del Espíritu, la que dará continuidad a todo lo revelado por Jesucristo, el Hijo y el enviado del Padre. La aportación del Espíritu no es cuantitativa, sino cualitativa. Su presencia, su iluminación aclarará el misterio de la Misión de Cristo, la VERDAD. El Espíritu ha guiado y nos guiará al conocimiento de la Palabra de Vida en su totalidad, universalidad y trascendencia. De ahí que este proceso va guiando a la comunidad a la realización del proyecto propuesto por Jesús a sus discípulos. La misión del Espíritu es formar para la vivencia del misterio de salvación del ser humano en su totalidad, partiendo de la fe en Jesús, aceptado y comprendido con la luz siempre nueva y renovadora. Al decir Jesús, que El Espíritu todo lo recibirá de Él, está reflejando que la obra de salva