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Los obispos de Argentina claman contra la droga: “Ni un pibe más”

La Comisión Nacional de pastoral sobre adicciones y drogadependencia asegura que el narcotráfico es una “red multinacional con gerentes y CEOs”, que saben tanto de “complicidades políticas” como de “comunicación”.
Drogadicción - pixabay

Drogadicción – Pixabay

(ZENIT – Roma).- La Comisión Nacional de pastoral sobre adicciones y drogadependencia de Argentina, constituida por los delegados diocesanos de todo el país, han expresado su gran preocupación por el momento que atraviesa el país respecto del tema que nos ocupa. Con claridad y a través de un comunicado publicado este domingo decimos que “no se trata de un gobierno u otro”, sino más bien de un “problema que fue creciendo y, como una espiral, avanza profundizando el deterioro de la vida de nuestros jóvenes y destruyendo el tejido social”.
Los obispos alertan de que cotidianamente llegan a nuestras parroquias e instituciones muchos “pibes, gurisas, changos y chinitas” que perdieron su libertad por la falta de sentido y oportunidades, y quedaron “entrampados en las redes del consumo de alguna droga, tanto legal como ilegal”. Por eso, los prelados argentinos aseguran su acompañamiento en “el sufrimiento de sus familias y seres queridos”. Al mismo tiempo advierten de que esto sucede incluso en los pueblos más pequeños, en los que para poder ver a un psicólogo o especialista en salud mental hay que viajar 100 o 200 km. “La situación es desesperante y nos preguntamos cuál es la respuesta que como sociedad estamos ofreciendo”, indican.
En ese sentido, advierten que “la respuesta que se sigue dando es con un acentuado enfoque en la dimensión represiva hacia los sectores más vulnerables”. Por eso aseguran que “si a nuestros jóvenes no les ofrecemos oportunidades reales para crecer, para descubrir el sentido de la vida, políticas públicas de prevención y un sistema de salud adecuado, van a ser estructuralmente vulnerables”. Los obispos subrayan que “no alcanza con perseguir al narcotráfico, hay que cuidar a los pibes”.
Por otro lado, aseveran que el narcotráfico es una “red multinacional con gerentes y CEOs”, que saben tanto de “complicidades políticas” como de “comunicación”, de “maquillar la realidad con teorías novedosas surgidas en universidades prestigiosas”, de “hacer lobby” y “buscar leyes favorables a sus negocios”.
En esta misma línea, los prelados argentinos se muestran en desacuerdo “con las políticas liberales que reclaman el derecho de cultivar, tener o consumir drogas”, porque entienden que no todas las personas están en la misma situación, y ven que a los pibes que no tienen o tienen pocas oportunidades en la vida, estas acciones les pueden costar carísimas.
Por último, este equipo pide “la pronta declaración de la emergencia nacional en adicciones”, y reclama a los distintos niveles del estado que se hagan eco de este pedido, “que como un grito que se eleva al cielo de la patria”: “¡Basta! ¡Basta! ¡¡¡¡Ni un pibe menos por la droga!!!! Hay que ponerse a trabajar”.
 

Comentario al evangelio de hoy lunes 07 de noviembre de 2016

A creer se aprende creyendo.

Lunes XXXII. Tiempo ordinario. Ciclo C. 
Fe como un grano de mostaza.
Por: H. Cristian Gutiérrez LC
Fuente: http://es.catholic.net/op/articulos/63694/a-creer-se-aprende-creyendo.html

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Gracias, Señor, porque de nuevo puedo estar a solas contigo en oración. Gracias por todos los beneficios que me has concedido. Quiero estar junto a Ti. Te necesito y sin Ti nada en mi vida tiene sentido. Por ello acudo para suplicarte tu compañía permanente a mi lado. Aumenta mi fe, mi confianza y mi amor. Enciende en mí un celo cada vez más ardiente por la salvación de las almas y una pasión irresistible por Ti y por tu Reino.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 17, 1-6
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “No es posible evitar que existan ocasiones de pecado, pero ¡ay de aquel que las provoca! Más le valdría ser arrojado al mar con una piedra de molino sujeta al cuello, que ser ocasión de pecado para la gente sencilla. Tengan, pues, cuidado.
Si tu hermano te ofende, trata de corregirlo; y si se arrepiente, perdónalo. Y si te ofende siete veces al día, y siete veces viene a ti para decirte que se arrepiente, perdónalo”.
Los apóstoles dijeron entonces al Señor: “Auméntanos la fe”. El Señor les contestó: “Si tuvieran fe, aunque fuera tan pequeña como una semilla de mostaza, podrían decirle a ese árbol frondoso: ‘Arráncate de raíz y plántate en el mar’, y los obedecería».
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
Hoy me hablas de las ocasiones de pecado, del perdón y de la fe. En mi vida siempre habrá ocasiones de pecado. Pero siempre estará también tu gracia para superarlas. A veces me detengo más a considerar la ocasión y lo mucho que me atrae el realizar aquel acto que la ayuda y socorro que me brindas para no ceder al enemigo. En las ocasiones de pecado, como dice el dicho, es mejor que se diga: «aquí huyó, que aquí murió.» Dame la gracia, Señor, de luchar por mi vida de gracia y defenderla como el mayor tesoro que me has dado.
El perdón es algo que tal vez en el mundo de hoy se habla mucho, pero se entiende mal. Sobre todo aquello de perdonar siempre no es algo que se inculque en la actualidad. Sin embargo, al hablarme del perdón me estás llamando a una de las más profundas imitaciones que puedo tener de Ti. Tú que siempre nos perdonas, incluso más de siete veces al día, me invitas a  perdonar también al que me ofende. Perdonar siempre, sin llevar cuentas.
«Auméntanos la fe» es la petición que los apóstoles te hacen hoy y que yo también te repito. Sin embargo, descubro en el Evangelio que no das una fórmula mágica, ni una orden para que ello se realice. Podría parecer que tu respuesta no satisface aquella petición de los apóstoles. Pero tu respuesta está implícita. Así como para aprender a nadar se aprende nadando y a leer leyendo, la fe crece, se aprende, en los actos que la ejercitan. A creer se aprende creyendo.
Por ello me quieres decir hoy que la fe no es un elemento reducido a la oración y a la religión. La fe puede estar presente también en los actos cotidianos de mi vida: en el trabajo, en la familia, en la dificultad, en el descanso. Señor, aumenta mi fe.

«“Auméntanos la fe”. Es una hermosa súplica, una oración que también nosotros podríamos dirigir a Dios cada día. Pero la respuesta divina es sorprendente, y también en este caso da la vuelta a la petición: “Si tuvierais fe…”. Es él quien nos pide a nosotros que tengamos fe. Porque la fe, que es un don de Dios y hay que pedirla siempre, también requiere que nosotros la cultivemos. No es una fuerza mágica que baja del cielo, no es una “dote” que se recibe de una vez para siempre, ni tampoco un superpoder que sirve para resolver los problemas de la vida. Porque una fe concebida para satisfacer nuestras necesidades sería una fe egoísta, totalmente centrada en nosotros mismos. No hay que confundir la fe con el estar bien o sentirse bien, con el ser consolados para que tengamos un poco de paz en el corazón. La fe es un hilo de oro que nos une al Señor, la alegría pura de estar con Él, de estar unidos a Él; es un don que vale la vida entera, pero que fructifica si nosotros ponemos nuestra parte.»
(Homilía de S.S. Francisco, 2 de octubre de 2016).

Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Pediré perdón si he ofendido a alguien o perdonaré en este día a aquella persona que me pueda ofender, recordando y creyendo que hay que perdonar siempre, sin llevar cuentas.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
 

EDD. lunes 07 de noviembre de 2016.

Lunes de la trigésima segunda semana del tiempo ordinario.
http://evangeliodeldia.org/main.php?language=SP&module=readings&localdate=20161104

Carta de San Pablo a Tito 1,1-9.
Carta de Pablo, servidor de Dios y Apóstol de Jesucristo para conducir a los elegidos de Dios a la fe y al conocimiento de la verdadera piedad,
con la esperanza de la Vida eterna. Esta Vida ha sido prometida antes de todos los siglos por el Dios que no miente,
y a su debido tiempo, él manifestó su Palabra, mediante la proclamación de un mensaje que me fue confiado por mandato de Dios, nuestro Salvador.
A Tito, mi verdadero hijo en nuestra fe común, le deseo la gracia y la paz que proceden de Dios, el Padre, y de Cristo Jesús, nuestro Salvador.
Te he dejado en Creta, para que terminaras de organizarlo todo y establecieras presbíteros en cada ciudad de acuerdo con mis instrucciones.
Todos ellos deben ser irreprochables, no haberse casado sino una sola vez y tener hijos creyentes, a los que no se pueda acusar de mala conducta o rebeldía.
Porque el que preside la comunidad, en su calidad de administrador de Dios, tiene que ser irreprochable. No debe ser arrogante, ni colérico, ni bebedor, ni pendenciero, ni ávido de ganancias deshonestas,
sino hospitalario, amigo de hacer el bien, moderado, justo, piadoso, dueño de sí.
También debe estar firmemente adherido a la enseñanza cierta, la que está conforme a la norma de la fe, para ser capaz de exhortar en la sana doctrina y refutar a los que la contradicen.
Salmo 24(23),1-2.3-4ab.5-6.
Del Señor es la tierra y todo lo que hay en ella,
el mundo y todos sus habitantes,
porque El la fundó sobre los mares,
Él la afirmó sobre las corrientes del océano.
¿Quién podrá subir a la Montaña del Señor
y permanecer en su recinto sagrado?
El que tiene las manos limpias
y puro el corazón;
él recibirá la bendición del Señor,
la recompensa de Dios, su Salvador.
Así son los que buscan al Señor,
los que buscan tu rostro, Dios de Jacob.
Evangelio según San Lucas 17,1-6.
Jesús dijo a sus discípulos: «Es inevitable que haya escándalos, pero ¡ay de aquel que los ocasiona!
Más le valdría que le ataran al cuello una piedra de moler y lo precipitaran al mar, antes que escandalizar a uno de estos pequeños.
Por lo tanto, ¡tengan cuidado! Si tu hermano peca, repréndelo, y si se arrepiente, perdónalo.
Y si peca siete veces al día contra ti, y otras tantas vuelve a ti, diciendo: ‘Me arrepiento’, perdónalo».
Los Apóstoles dijeron al Señor: «Auméntanos la fe».
El respondió: «Si ustedes tuvieran fe del tamaño de un grano de mostaza, y dijeran a esa morera que está ahí: ‘Arráncate de raíz y plántate en el mar’, ella les obedecería.»
Comentario del Evangelio por San Agustín (354-430), obispo de Hipona (África del Norte), doctor de la Iglesia. Disertación sobre los salmos, Sl 60,9; PL 39,771.
Pedir perdón y perdonar a los demás.
“Las sendas del Señor son misericordia y lealtad para los que guardan su alianza y sus mandatos” (Sl 24,10). Eso que dice el salmo sobre el amor y la verdad es de suma importancia…Habla del amor porque Dios, para perdonar nuestros pecados y prometernos la vida eterna, no se fija en nuestros méritos sino en su bondad. Habla también de la verdad porque Dios mantiene siempre sus promesas. Reconozcamos a este modelo divino e imitemos a Dios que nos manifiesta su amor y su verdad… Hagamos como él, llevando a cabo en este mundo obras llenas de amor y de verdad. Seamos buenos para con los débiles, los pobres e incluso con nuestros enemigos.
Vivamos en la verdad evitando de hacer el mal. No multipliquemos los pecados, porque el que peca y presume de la bondad de Dios, corre el riesgo de hacer creer que Dios es injusto. Se imagina  que, a pesar de obstinarse en el pecado y no querer arrepentirse, Dios vendrá igualmente y le dará un lugar entre sus fieles servidores. Pero ¿sería justo que Dios te coloque en el mismo lugar que los que han renunciado a sus pecados siendo así que tú has querido perseverar en los tuyos?… ¿Por qué, pues, quieres forzarlo a que haga tu voluntad?… Mejor que tú te sometas a la suya.
El salmista dice, precisamente, a propósito de esto: “¿Quién buscará la misericordia y la verdad del Señor junto a él?” (Sl 60,8 Vlg)… ¿Por qué decir “junto a él”? Son muchos los que buscan en los Libros santos conocer el amor del Señor y su verdad. Pero una vez lo han conseguido viven para ellos, no para él. Buscan sus propios intereses, no los de Jesucristo. Predican el amor y la verdad pero no los practican. Siendo así que aquel que ama Dios y a Cristo, cuando predica la verdad y el amor divinos, los busca por Dios, no por su propio interés. No predica para sacar de ello ventajas materiales, sino por el bien de los miembros de Cristo, es decir, de sus fieles. Les da lo que ha aprendido en espíritu de verdad, “de manera que los que viven ya no vivan para sí, sino para el que murió y resucitó por ellos (2 C 5,15) “¿Quién buscará la misericordia y la verdad el Señor?”

Texto completo del papa Francisco en el ángelus del 6 de noviembre de 2016

El Pontífice recordó que si no existiera la fe en el paraíso y la vida eterna, el cristianismo se reduciría a una ética, a una filosofía de vida.

El papa Francisco después de la oración del ángelus (CTV ©)

El papa Francisco después de la oración del ángelus (CTV ©)

(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El santo padre Francisco rezó este domingo desde su estudio que da a la plaza de San Pedro la oración del ángelus.  Allí a los miles de fieles le esperaban les dirigió las siguientes palabras.
“Queridos hermanos y hermanas, buenos días. A pocos días después de la solemnidad de Todos los Santos y de la Conmemoración de los fieles difuntos, la liturgia de este domingo nos invita nuevamente a reflexionar sobre el misterio de la resurrección de los muertos.
El Evangelio presenta a Jesús que se enfrenta con algunos saduceos, los cuales no creían en la resurrección y concebían la relación con Dios solamente en la dimensión de la vida terrena.
Y por lo tanto para poner en ridículo la resurrección y en dificultad a Jesús le proponen un caso paradójico y absurdo: el de una mujer que tuvo siete maridos, todos hermanos entre ellos y los cuales murieron uno después del otro. Entonces la pregunta maliciosa dirigida a Jesús es: ¿aquella mujer en la resurrección de quién será esposa?
Jesús no cae en la trampa y reitera la verdad de la resurrección explicando que la existencia después de la muerte será diversa de aquella en la tierra. Él hace entender a sus interlocutores que no es posible aplicar las categorías de este memundo a las realidades que van más allá y son más grandes de lo que vimos en esta vida. Dice de hecho: “Los hijos de este mundo toman mujer y toman marido pero aquellos que son juzgados dignos de la viga futura y la resurrección de los muertos, no toman ni mujer ni marido”.
Con estas palabras Jesús quiere explicar que aquí en este mundo vivimos realidades provisorias que terminan. En cambio en el más allá, después de la resurrección, no tendremos más la muerte como holizonte y viviremos todo, también las relaciones humanas, en la dimensión de Dios, de manera transfigurada.
También el matrimonio signo e instrumento del amor de Dios en este mundo resplandecerá transformado en plena luz en la comunión gloriosa de los santos en el paraíso.
Los “hijos del cielo y de la resurrección” no son unos poco privilegiados, sino todos los hombres y todas las mujeres. Porque la salvación traída por Jesús es para cada uno de nosotros. Y la vida de los resucitados será similar a aquella de los ángeles, o sea toda sumergida en la luz de Dios, toda dedicada a su alabanza, en una eternidad llena de alegría y de paz.
Pero atención, la resurrección no es el hecho de resurgir después de la muerte, sino un nuevo tipo de vida que ya podemos experimentar hoy; es la victoria sobre la nada que ya podemos pregustar.
La resurrección es el fundamento de la fe cristiana. Si no existiera la referencia al paraíso y a la vida eterna, el cristianismo se reduciría a una ética, a una filosofía de vida. En cambio el mensaje de la fe cristiana viene desde el cielo, es revelado por Dios y va más allá de este mundo.
Creer en la resurrección es escencial para que cada acto de nuestro amor cristiano no sea efímero y finalizado a sí mismo, sino que se vuelva una semilla destinada a brotar en el jardín y a producir frutos de vida eterna.
La Virgen María, reina del cielo y de la tierra nos confirme en la esperanza de la resurrección y nos ayude a hacer fructificar las obras buenas y las palabras de su Hijo, sembradas en nuestros corazones”.
El Papa reza la oración del ángelus y después dice:
“Queridos hermanos y hermanas, en ocasión del actual Jubileo de los Reclusos quiero dirigir un llamado para que sean mejoradas las condiciones de vida en las cárceles en todo el mundo, para que sea plenamente respetada la dignidad humana de los detenidos. Además deseo reiterar la importancia de reflexionar sobre la necesidad de una justicia penal que no sea exclusivamente punitiva, sino abierta a la esperanza y a la perspectiva de reinsertar al reo en la sociedad.
De manera especial pongo a la consideración de las autoridades civiles competentes la posibilidad de cumplir en este Año Santo de la Misericordia, un acto de clemencia hacia aquellos presos que se considerarán idóneos a beneficiarse de la medida.
Hace dos días atrás entró en vigor el Acuerdo de París sobre el clima del planeta. Este importante paso adelante demuestra que la humanidad tiene la capacidad para colaborar en proteger lo que ha sido creado y poner la economía al servicio de las personas y construir la paz y la justicia.
Mañana, además, en Marrakech, en Marruecos inicia una nueva sesión de la Conferencia sobre el clima, finalizada además para la actuación de tal acuerdo. Deseo que todo este proceso pueda ser guiado por la conciencia de nuestra responsabilidad en la custodia de la casa común.
Ayer en Scutari, Albania, fueron proclamados beatos 38 mártires: dos obispos, numerosos sacerdotes y religiosos, un seminarista y algunos laicos, víctimas de la durísima persecución del régimen ateo que dominó por muchos años aquel país durante el siglo pasado.
Ellos prefirieron sufrir la cárcel, las torturas y también la muerte, con tal de permanecer fieles a Cristo y a su Iglesia. Su ejemplo nos ayude a encontrar en el Señor la fuerza que sostiene en los momentos de dificultad y que inspira actitudes de bondad, perdón y paz.
Saludo a los peregrinos que han venido desde diversos países: las familias, los grupos parroquiales, las asociaciones. En particular saludo a los fieles de Sidney y de San Sebastián de los Reyes, al Centro académico romano Fundación y a la Comunidad católica venezolana en Italia; así como la los grupos de Adria-Rovigo, Mendrisio, Roccadaspide, Nova Siri, Pomigliano D’Arco y Picerno. A todos les deseo un buen domingo y por favor no se olviden de rezar por mi”.
Y concluyó “¡Buon pranzo e arrivederci!”.

 


EDD. sábado 05 de noviembre de 2016

Sábado de la trigésima primera semana del tiempo ordinario
http://evangeliodeldia.org/main.php?language=SP&module=readings&localdate=20161105
Carta de San Pablo a los Filipenses 4,10-19.
Hermanos:
Yo tuve una gran alegría en el Señor cuando vi florecer los buenos sentimientos de ustedes con respecto a mí; ciertamente los tenían, pero les faltaba la ocasión de demostrarlos.
No es la necesidad la que me hace hablar, porque he aprendido a hacer frente a cualquier situación.
Yo sé vivir tanto en las privaciones como en la abundancia; estoy hecho absolutamente a todo, a la saciedad como al hambre, a tener de sobra como a no tener nada.
Yo lo puedo todo en aquel que me conforta.
Sin embargo, ustedes hicieron bien en interesarse por mis necesidades.
Y ya saben, filipenses, que al comienzo de la evangelización, cuando dejé Macedonia, ninguna otra iglesia me ayudó pecuniariamente. Ustedes fueron los únicos
que cuando estaba en Tesalónica, en dos ocasiones me enviaron medios para asistirme en mis necesidades.
No es que yo busque regalos; solamente quiero darles la ocasión de que ustedes se enriquezcan cada vez más delante de Dios.
Por el momento, tengo todo lo necesario y más todavía. Vivo en la abundancia desde que Epafrodito me entregó la ofrenda de ustedes, como perfume de aroma agradable, como sacrificio aceptable y grato a Dios.
Dios colmará con magnificencia todas las necesidades de ustedes, conforme a su riqueza, en Cristo Jesús.
Salmo 112(111),1-2.5-6.8a.9.
Feliz el hombre que teme al Señor
y se complace en sus mandamientos.
Su descendencia será fuerte en la tierra:
la posteridad de los justos es bendecida.
Dichoso el que se compadece y da prestado,
y administra sus negocios con rectitud.
El justo no vacilará jamás,
su recuerdo permanecerá para siempre.
Su ánimo está seguro, y no temerá,
Él da abundantemente a los pobres:
su generosidad permanecerá para siempre,
y alzará su frente con dignidad.
Evangelio según San Lucas 16,9-15.
Jesús decía a sus discípulos:
«Gánense amigos con el dinero de la injusticia, para que el día en que este les falte, ellos los reciban en las moradas eternas.
El que es fiel en lo poco, también es fiel en lo mucho, y el que es deshonesto en lo poco, también es deshonesto en lo mucho.
Si ustedes no son fieles en el uso del dinero injusto, ¿quién les confiará el verdadero bien?
Y si no son fieles con lo ajeno, ¿quién les confiará lo que les pertenece a ustedes?
Ningún servidor puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se interesará por el primero y menospreciará al segundo. No se puede servir a Dios y al Dinero».
Los fariseos, que eran amigos del dinero, escuchaban todo esto y se burlaban de Jesús.
El les dijo: «Ustedes aparentan rectitud ante los hombres, pero Dios conoce sus corazones. Porque lo que es estimable a los ojos de los hombres, resulta despreciable para Dios.»
Comentario del Evangelio por
San Gregorio Nacianceno (330-390), obispo y doctor de la Iglesia .
Sermón 14, sobre el amor a los pobres, 24-25; PL 35, 887 (trad. Breviario 1er lun. cuaresma rev.)
Si no fuisteis dignos de confianza con el dinero falso, ¿quién os confiará el bien verdadero?
No consintamos, hermanos y amigos míos, en administrar de mala manera lo que, por don divino, se nos ha concedido, para que no tengamos que escuchar aquellas palabras: «Avergonzaos, vosotros, que retenéis lo ajeno, proponeos la imitación de la equidad de Dios y nadie será pobre.»  No nos dediquemos a acumular y guardar dinero, mientras otros tienen que luchar en medio de la pobreza, para no merecer el ataque acerbo y amenazador de la palabras del profeta Amós: «Escuchad, los que decís: ¿cuándo pasará la luna nueva para vender el trigo, y el sábado para ofrecer el grano?» (Lc 8,5)…
Imitemos aquella suprema y primordial ley de Dios, que hace llover sobre los justos y los pecadores, y hace salir igualmente el sol para todos (Mt 5,45); que pone la tierra, las fuentes, los ríos y los bosques a disposición de todos sus habitantes; el aire se lo entrega a las aves, y el agua a los que viven en ella, y a todos da con abundancia, los subsidios para su existencia, sin que haya autoridad de nadie que los detenga, ni ley que los circunscriba, ni fronteras que los separen; se lo entregó todo en común, con amplitud y abundancia, y sin deficiencia alguna. Así enaltece la uniforme dignidad de la naturaleza con la igualdad de sus dones, y pone de manifiesto las riquezas de su benignidad.

Homilía para la Eucaristía del Domingo 06 de Noviembre de 2016

DOMINGO XXXII.
2Macabeos 7,1-2.9-14: Libro histórico que con un estilo dramático pretende animar al pueblo a la fidelidad en tiempos difíciles. En el texto de hoy, la tortura y martirio de los hermanos Macabeos, que sostienen la esperanza cierta en la fidelidad de Dios y en la resurrección.
Lucas 20,27-38: Discusión sobre la resurrección de los muertos. Los saduceos niegan la resurrección; se basan en la ley del levirato para atacar y ridiculizar a Jesús, pero el Señor les hace ver el error en que se encuentran.
 
1.- Hoy vuelve la Palabra a tocar un tema muy actual: la VIDA. Todos decimos creer en la vida; de acuerdo. Pero los que tenemos fe tenemos una visión distinta. En tiempos de Jesús existían los saduceos. Era un partido político-religioso, materialista; negaban la resurrección, oportunistas, buscaban la simpatía con los romanos. Por eso atacan a Jesús y lo tratan de poner en ridículo. Ellos, como muchos otros, creen sólo en la vida física, no hay una mirada más allá en su existencia. Y al no creer en la resurrección niegan toda trascendencia.
Las autoridades se coluden para atacar a Jesús. Primero son los escribas, luego los maestros de la ley, le siguen los fariseos; ahora el turno es de los saduceos. Pero Jesús les dice que están en un error, ya que ellos solamente creen en la vida física, animal.
 
2.- La postura de Jesús es diferente, ya que para Él hay una vida diferente. Dios es un Dios de vivos y la muerte no es ningún obstáculo. Los que han muerto están vivos ante Dios y con una vida distinta y mejor. La vida que llamamos eterna es plena, no tiene ninguna limitación. Nosotros, con Jesús, creemos en la vida plena. En este mundo la vida, por bella que esta sea, no es plena, la limita la fragilidad, la enfermedad, los defectos, la muerte. En este mundo el ser humano necesita multiplicarse, en la vida plena no.
Nosotros, al creer en la vida plena-eterna, ya en este mundo vivimos, debemos vivir, proyectados hacia la plenitud. La resurrección no es continuación de la vida física-terrenal. Resurrección es más que un simple volver a la vida; es vida nueva, plena. Resurrección es transformación, es Paso = Pascua. Y esto es lo que da sentido a nuestra existencia.
 
3.- Hoy, como ayer, son muchos los que no creen en esto. Más aún, en una época de tanto racionalismo son muchos los que le niegan a la razón (a la diosa razón) la capacidad de conocer más allá de los sentidos. Son los modernos saduceos, intelectuales materialistas, que sólo aceptan como realidad lo que captan los sentidos o demuestra la razón. Pero no se dan cuenta que el ser humano también puede captar lo trascendente con su razón. Una persona que niega esto está ciega y no sabe valorar la vida en lo que es. El materialismo, sea de izquierda o de derecha, siempre atenta contra la dignidad de la persona y de la vida. Y creo que no hace falta demostrar esto.
 
4.- Los Macabeos en su tiempo, los creyentes de todas las épocas, han sabido superar las dificultades y los tormentos que se les aflige gracias a su fe en la vida plena. Los cristianos de todos los tiempos siempre dirán Sí a la vida plena y, por ende, a esta vida terrenal, y No a toda manifestación de muerte como ser: aborto, armamentismo, guerras, torturas, atropellos, mentiras, corrupción, injusticias, etc. Decimos No a la muerte y Sí a la vida.
Hoy proclamamos la vida. Pocos días atrás celebrábamos a Todos los Santos y recordábamos a nuestros seres queridos que ya partieron, porque creemos que todos viven ante Dios.
Por eso, en la tribulación, en la dificultad, con el salmista también nosotros podemos decir: “Escucha, Señor, mi demanda…protégeme como a las pupilas de tus ojos…” ya que creemos en Aquel que no defrauda. Esta es la fe y esperanza de los Macabeos, de los cristianos torturados por el Estado Islámico y por otros regímenes, también en occidente.
Hoy celebramos a Jesús, vencedor de la muerte, el Resucitado que reina vivo. Y con El entramos ahora en comunión de vida. Celebremos.
Hermano Pastor Salvo Beas.
Párroco de San Miguel.

Comentario al evangelio de hoy viernes 04 de noviembre de 2016

Ganar el cielo con habilidad.
Viernes XXXI Tiempo ordinario. Ciclo C.
El administrador astuto.

Por: H. Javier Castellanos LC
Fuente:  http://es.catholic.net/op/articulos/63673/ganar-el-cielo-con-habilidad.html

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Me pongo en tus manos, Señor. Haz de mí lo que quieras, guíame por el camino que has pensado para mí. Te pido para el día de hoy luz para descubrir tu voluntad, y la fuerza necesaria para cumplirla. Amén.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 16, 1-8
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Había una vez un hombre rico que tenía un administrador, el cual fue acusado ante él de haberle malgastado sus bienes. Lo llamó y le dijo: ‘¿Es cierto lo que me han dicho de ti? Dame cuenta de tu trabajo, porque en adelante ya no serás administrador’. Entonces el administrador se puso a pensar: ‘¿Qué voy a hacer ahora que me quitan el trabajo? No tengo fuerzas para trabajar la tierra y me da vergüenza pedir limosna. Ya sé lo que voy a hacer, para tener a alguien que me reciba en su casa, cuando me despidan’.
Entonces fue llamado uno a uno a los deudores de su amo. Al primero le preguntó: ‘¿Cuánto le debes a mi amo?’ El hombre respondió: ‘Cien barriles de aceite’. El administrador le dijo: ‘Toma tu recibo, date prisa y haz otro por cincuenta’. Luego preguntó al siguiente: ‘Y tú, ¿cuánto debes?’ Éste respondió: ‘Cien sacos de trigo’. El administrador le dijo: ‘Toma tu recibo y haz otro por ochenta’.
El amo tuvo que reconocer que su mal administrador había procedido con habilidad. Pues los que pertenecen a este mundo son más hábiles en sus negocios que los que pertenecen a la luz».
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
San Carlos Borromeo tradujo este pasaje del Evangelio en obras. En el año 1560, a los 22 años, fue nombrado cardenal y secretario de su tío, el Papa Pío IV. Carlos de repente se vio como un administrador, y sintió el peso de su responsabilidad. Sabía que tendría que rendir cuentas al Señor, y por eso se entregó totalmente a su nueva misión como pastor de almas.
Pero san Carlos no sólo invirtió en su administración los conocimientos que tenía en derecho civil y eclesiástico. Puso en práctica la habilidad que el Evangelio de hoy nos recomienda, que es la caridad hacia el prójimo.
Cuando era obispo de Milán ayudó a personas afectadas por la carestía del 1569, luego a los contagiados por la peste del 1576. Además, acogió en su diócesis a católicos ingleses perseguidos por la reforma anglicana. Pero, sobre todo, se entregó a renovar la vida cristiana de sus fieles y  es famoso por la iniciativa de crear seminarios para los futuros sacerdotes. ¡Cuánto ayudó a toda la Iglesia su esfuerzo por formar bien a los que guían a las almas y comunican a Cristo en los sacramentos!
A san Carlos Borromeo le tocó vivir en los años difíciles de la reforma protestante y los cambios del Concilio de Trento. Nuestro tiempo también tiene sus propios retos. Distintos a los de hace quinientos años, pero nuestra misión como cristianos es la misma: hacer más ligera la carga de los que sufren a nuestro alrededor, con ingenio y con entrega. Para que, al llegar al cielo y rendir cuentas, haya quien nos reciba en su Casa; Cristo mismo, a quien servimos en el prójimo.
Pidamos hoy a san Carlos Borromeo su intercesión; que él nos enseñe y ayude a ser administradores fieles y hábiles con los bienes que Dios ha puesto en nuestras manos.

«Cómo ha llegado este administrador al punto de estafar, de robar a su dueño? ¿De un día para otro? No. Poco a poco. Quizás repartiendo un día una propina aquí, otro día un soborno por allá, y así poco a poco se llega a la corrupción. En la parábola, el dueño alaba al administrador deshonesto por su astucia. Pero esta es una astucia mundana y fuertemente pecadora, y ¡que hace tanto daño! Existe, sin embargo, una astucia cristiana de hacer las cosas con picardía, pero no con el espíritu del mundo: hacer las cosas honestamente. Y esto es bueno.»
(Homilía de S.S. Francisco, 18 de septiembre de 2016).

Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Daré una limosna para ayudar a los pobres, no de eso que me sobra, sino renunciaré ha algo para poder ayudar.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
 

EDD. viernes 04 de noviembre de 2016

Viernes de la trigésima primera semana del tiempo ordinario.

http://evangeliodeldia.org/main.php?language=SP&module=readings&localdate=20161103


Carta de San Pablo a los Filipenses 3,17-21.4,1.
Sigan mi ejemplo, hermanos, y observen atentamente a los que siguen el ejemplo que yo les he dado.
Porque ya les advertí frecuentemente y ahora les repito llorando: hay muchos que se portan como enemigos de la cruz de Cristo.
Su fin es la perdición, su dios es el vientre, su gloria está en aquello que los cubre de vergüenza, y no aprecian sino las cosas de la tierra.
En cambio, nosotros somos ciudadanos del cielo, y esperamos ardientemente que venga de allí como Salvador el Señor Jesucristo.
El transformará nuestro pobre cuerpo mortal, haciéndolo semejante a su cuerpo glorioso, con el poder que tiene para poner todas las cosas bajo su dominio.
Por eso, hermanos míos muy queridos, a quienes tanto deseo ver, ustedes que son mi alegría y mi corona, amados míos, perseveren firmemente en el Señor.
Salmo 122(121),1-2.3-4a.4b-5.
¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la Casa del Señor!»
Nuestros pies ya están pisando
tus umbrales, Jerusalén.
Jerusalén, que fuiste construida
como ciudad bien compacta y armoniosa.
Allí suben las tribus,
las tribus del Señor.
Porque allí está el trono de la justicia,
el trono de la casa de David.
Evangelio según San Lucas 16,1-8.
Jesús decía a sus discípulos:
«Había un hombre rico que tenía un administrador, al cual acusaron de malgastar sus bienes.
Lo llamó y le dijo: ‘¿Qué es lo que me han contado de ti? Dame cuenta de tu administración, porque ya no ocuparás más ese puesto’.
El administrador pensó entonces: ‘¿Qué voy a hacer ahora que mi señor me quita el cargo? ¿Cavar? No tengo fuerzas. ¿Pedir limosna? Me da vergüenza.
¡Ya sé lo que voy a hacer para que, al dejar el puesto, haya quienes me reciban en su casa!’.
Llamó uno por uno a los deudores de su señor y preguntó al primero: ‘¿Cuánto debes a mi señor?’.
‘Veinte barriles de aceite’, le respondió. El administrador le dijo: ‘Toma tu recibo, siéntate en seguida, y anota diez’.
Después preguntó a otro: ‘Y tú, ¿cuánto debes?’. ‘Cuatrocientos quintales de trigo’, le respondió. El administrador le dijo: ‘Toma tu recibo y anota trescientos’.
Y el señor alabó a este administrador deshonesto, por haber obrado tan hábilmente. Porque los hijos de este mundo son más astutos en su trato con los demás que los hijos de la luz.»
Comentario del Evangelio por Santa Teresa del Niño Jesús (1873-1897), carmelita descalza, doctora de la Iglesia. Manuscrito autobiográfico B, 4rº
El buen uso de las riquezas.
¡Oh Jesús! Sé que el amor sólo con amor se paga. Por eso, he buscado, he hallado el modo de desahogar mi corazón devolviéndote amor por amor. “Emplead las riquezas que hacen al hombre injusto en granjearos amigos que os reciban en las moradas eternas.”(Lc 16,9) Este es, Señor, el consejo que das a tus discípulos después de haberles dicho que “los hijos de las tinieblas son más sagaces en sus negocios que los hijos de la luz.” Hija de la luz, comprendí que mis deseos de serlo todo, de abrazar todas las vocaciones, eran las riquezas que podrían hacerme injusta. Por eso las he empleado en granjearme amigos… Acordándome de la súplica de Eliseo a su Padre Elías, cuando se atrevió a pedirle su “doble espíritu” (2R 2,9), me presenté ante los ángeles y los santos, y les dije: “Soy la más pequeña de las criaturas. Conozco mi miseria y mi debilidad. Pero sé también cuánto gustan los corazones nobles y generosos de hacer el bien. Os suplico, pues, oh, bienaventurados moradores del cielo, os suplico que me adoptéis por hija. Sólo vuestra será la gloria que me hagáis adquirir, pero dignaos escuchar mi súplica. Es temeraria, lo sé; sin embargo, me atrevo a pediros que me obtengáis: vuestro doble amor”.

El Papa pide favorecer “el encuentro pacífico entre los creyentes” y una “libertad religiosa real”

En un encuentro con representantes de diferentes religiones, el Santo Padre explica que ‘el hombre tiene sed de misericordia y no hay tecnología que pueda calmar esa sed’.
https://es.zenit.org/articles/el-papa-pide-favorecer-el-encuentro-pacifico-entre-los-creyentes-y-una-libertad-religiosa-real/
El Papa y representantes de otras religiones - © Osservatore Romano

El Papa Y Representantes De Otras Religiones – © Osservatore Romano

(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El misterio de la misericordia no se debe celebrar solo con palabras, sino sobre todo con las obras, con un estilo de vida realmente misericordioso, hecho de amor desinteresado, servicio fraterno y compartir sincero. Así lo ha explicado el papa Francisco en un encuentro con representantes de diferentes religiones, unos 200, comprometidos en el campo de las obras de caridad y misericordia. El encuentro, celebrado esta mañana en el Vaticano, se ha tenido en el contexto del Año Jubilar.
El hombre –ha asegurado el Papa– tiene sed de misericordia y no hay tecnología que pueda calmar esta sed: busca una afecto que vaya más allá de los consuelos del momento, un puerto seguro donde pueda atracar su navegar inquieto, un abrazo infinito que perdona y reconcilia. Además, el Santo Padre ha pedido que no suceda más que las religiones, por el comportamiento de algunos de sus seguidores, transmitan un mensaje desentonado, discordante con el de la misericordia.
Tal y como ha observado Francisco, lamentablemente “no pasa un día que no se escuche hablar de violencias, conflictos, secuestros, ataques terroristas, víctimas y destrucción”. Y es terrible –ha indicado– que para justificar tales barbaries se evoque a veces el nombre de una religión y del mismo Dios. Por eso ha pedido que se condenen claramente estas actitudes inicuas, que profanan el nombre de Dios y contaminan la búsqueda religiosa del hombre. En esta misma línea, Francisco ha pedido favorecer “el encuentro pacífico entre los creyentes y una libertad religiosa real”.
En esto “nuestra responsabilidad frente a Dios, a la humanidad y al futuro” es grande y requiere “todo esfuerzo, sin ninguna pretensión”. Así, el Pontífice ha pedido que las religiones sean “vientres de vida” que lleven la tierna misericordiosa de Dios a la humanidad herida y necesitada, sean “puertas de esperanza” que ayuden a atravesar los muros alzados por el orgullo y el miedo.
La misericordia es la clave para acceder al misterio mismo del hombre, también hoy tan necesitado de perdón y de paz, ha recordado el Papa en su discurso. Y este estilo de vida misericordioso, ha añadido, es el estilo al que están llamadas las religiones para ser, particularmente en este nuestro tiempo, mensajeros de paz y artífices de comunión. Para proclamar “que hoy es tiempo de fraternidad”.
El tema de la misericordia –ha señalado el Pontífice– es familiar a muchas tradiciones religiosas y culturales , donde la compasión y la no violencia son esenciales e indican el camino de la vida.
Arrodillarse con compasiva ternura hacia la humanidad débil y necesitada pertenece un “estado de ánimo realmente religioso” que rechaza la tentación de prevaricar por la fuerza, negándose a mercantilizar la vida humana y ve en los demás hermanos, nunca números”.
Asimismo, ha precisado que hacerse cercano a los que viven situaciones que requieren un mayor cuidado, como la enfermedad, la discapacidad, la pobreza, la injusticia, las consecuencias de los conflictos y de las migraciones, “es una llamada que viene del corazón de cada tradición auténticamente religiosa”.
Por otro lado, ha explicado que es el drama del mal, de los abismos oscuros en los que “nuestra libertad puede sumergirse”, tentada por el mal, que siempre está al acecho en silencio para golpearnos y hacer que nos hundamos. Pero es precisamente aquí, frente al enigma del mal, que nos interroga toda experiencia religiosa, reside el aspecto más sorprendente del amor misericordioso. “No deja al hombre a merced del mal o de sí mismo; no se olvida, sino que se acuerda, y se inclina hacia toda miseria a revivir”, ha observado. Del mismo modo que hace una madre, que frente al peor mal cometido por su hijo, también reconoce, más allá del pecado, “el rostro que ha llevado en su seno”, ha indicado el Papa.
De este modo, ha asegurado que en un mundo agitado y con poca memoria, que va corriendo dejando muchos atrás y sin darse cuenta de quedar sin aliento y sin meta, necesitamos, como si fuera oxígeno, “este amor gratuito que renueva la vida”.
Además, el Santo Padre ha explicado que el perdón es ciertamente el don más grande que podemos hacer a los otros, porque es lo que cuesta más, pero al mismo tiempo lo que nos hace más parecidos a Dios.
La misericordia –ha pedido– se extienda también al mundo que nos rodea, a nuestra casa común, que estamos llamados a cuidar y preservar del consumo desenfrenado y voraz. Es necesario “nuestro compromiso” para educar en la sobriedad y el respeto, en una forma de vivir más sencilla y ordenada, donde se utilizan los recursos de la creación con sabiduría y moderación, pensando en toda la humanidad y las generaciones futuras, no solo en los interesados del propio grupo y en las ventajas del propio tiempo.

Comentario al evangelio de hoy jueves 03 de noviembre de 2016

Escuchar Tu corazón quisiera.
Jueves XXXI. Tiempo ordinario, Ciclo C. 
La oveja perdida.
Por: H. Iván Yoed González Aréchiga LC

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey Nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, tu Espíritu siempre me lleva a amar, a construir, a difundir el bien, la verdad, y su belleza. Enséñame a escucharte en mi interior, a permitirte entrar en mi corazón, a dejarte guiar mi vida. Seré dócil: con tu gracia lo seré.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 15, 1-10
En aquel tiempo, se acercaban a Jesús los publicanos y los pecadores a escucharlo; por lo cual los fariseos y los escribas murmuraban entre sí: «Este recibe a los pecadores y come con ellos».
Jesús les dijo entonces esta parábola: «¿Quién de ustedes, si tiene cien ovejas y se le pierde una, no deja las noventa y nueve en el campo y va en busca de la que se le perdió hasta encontrarla? Y una vez que la encuentra, la carga sobre sus hombros, lleno de alegría y al llegar a su casa, reúne a los amigos y vecinos y les dice: “Alégrense conmigo, porque ya encontré la oveja que se me había perdido”. Yo les aseguro que también en el cielo habrá más alegría por un pecador que se convierte, que por noventa y nueve justos, que no necesitan convertirse.
¿Y qué mujer hay, que si tiene diez monedas de plata y pierde una, no enciende luego una lámpara y barre la casa y la busca con cuidado hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, reúne a sus amigas y vecinas y les dice: “Alégrense conmigo, porque ya encontré la moneda que se me había perdido”. Yo les aseguro que así también se alegran los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierte».
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
A veces soy duro de juicio con quien hace el bien; y mi juicio llega a extenderse incluso a Dios, sin quizá darme cuenta. En mi interior, en mi corazón, pretendo comprenderlo todo, Dios mío. Sí, ésa es mi tendencia. Siento constantemente una inclinación a darme la razón; a veces hasta cuando yo mismo sé que podría equivocarme.
¿Por qué no tiendo a lo contrario? Es decir, quizá me he dedicado tantas veces a seguir mis pensamientos, sentimientos, tanto, que poco escucho otras voces, otras opiniones, otros corazones, y quizá tampoco el tuyo…
Contemplo sólo mi percepción, y no miro, no intento siquiera mirar el interior de mi prójimo. Sí, de ése, de aquél; todos son mi prójimo. Y quizá los juzgo, sin pensar que también son hombres, mujeres que buscan caminar en este mundo, encontrar su felicidad.
Si alguna vez conoceré lo que hubo en cada persona, qué deseos, qué pensamientos, qué intenciones, qué ilusiones, no lo sé. Pero sé que Tú me pides una cosa, Dios mío: seguir tu ejemplo. Qué modelo tan digno de imitar, no lo hay mayor que el tuyo, hijo de Dios, Cristo, Tú que no miraste las obras de tus hermanos en esta tierra, sino que apuntaste a sus corazones, ésa era tu única ilusión: que te conocieran a Ti para enseñarles la felicidad.
Mis fuerzas habrían de dirigirse entonces no tanto a ver si tengo o no razón en lo que pienso y siento; sino que más provecho haría si las dirigiera a imitar tu corazón. Acogiendo a toda alma, compartiéndole la dicha de tenerte, de buscarte a Ti, Señor.
«Alégrense conmigo, porque ya encontré la oveja que se me había perdido». Sí, esa oveja, justamente ésa: la he encontrado y estoy feliz.

«Cuando nosotros pecadores nos convertimos y dejamos que nos encuentre Dios, no nos esperan reproches y asperezas, porque Dios salva, nos vuelve a acoger en casa con alegría y lo celebra. Jesús mismo en el Evangelio de hoy dice así: “habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no tengan necesidad de conversión”. Y os hago una pregunta: ¿habéis pensado alguna vez que cada vez que nos acercamos a un confesionario hay alegría en el cielo? ¿Habéis pensado en esto? ¡Qué bonito!»
(Ángelus de S.S. Francisco, 11 de septiembre de 2016).

Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración. Disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy pensaré en una obra de caridad para aquellas personas a las que poco tendería a dar mi ayuda. La realizaré hoy.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.