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Autor: Patricio Osiadacz

Respuestas del Papa a las preguntas de periodistas, en viaje a Roma.

El Papa en el avión: ‘El aborto no es un mal menor, es un crimen’
Durante casi una hora, el papa Francisco ha conversado y respondido a las preguntas de los periodistas en el vuelo de regreso de México
•18 febrero 2016•Redaccion•El papa Francisco, Viajes pontificios
Pope Francis in airplane (archive)
PHOTO VA – OSSERVATORE ROMANO
El papa Francisco, en el vuelo de regreso a Roma procedente de México, respondió, como es habitual, a las preguntas de los periodistas que le acompañan en el avión. De este modo, respondió, entre otras, a preguntas sobre la visita a México, la migración, el papel de la mujer en la Iglesia, el aborto y el virus Zika, los casos de pederastia o sobre su encuentro con el patriarca Kirill.
Durante la rueda de prensa, que duró casi una hora, le preguntaron por qué no se reunió con los familiares de los desaparecidos en México. “En mis mensajes hice continua referencia a los asesinatos, a las muertes, a la vida cobrada por todas estas bandas del narcotráfico y traficantes de personas, o sea que de ese problema hablé, de las llagas que están sufriendo en México”, dijo el Papa.
“Había muchos grupos, incluso contrapuestos entre ellos, con luchas internas, entonces yo preferí decir que en la misa los iba a ver a todos, en la misa de Juárez, o si preferían en alguna otra, pero que habría esa disponibilidad”, añadió. “Es una situación que es difícil de comprender para mí que soy extranjero, ¿verdad? Pero creo que hay una sociedad mexicana que es víctima de todo esto, de los crímenes, de descartar gente: es un dolor muy grande porque este pueblo no se merece un dolor como este”, aseguró.
Otro de los temas tratados por los periodistas del vuelo papal fue el de la pederastia en la Iglesia. Al respecto, el Pontífice señaló que “un obispo que cambia a un sacerdote de parroquia cuando se detecta una pederastia es un inconsciente, y lo mejor que puede hacer es presentar la renuncia”.
Además, el Santo Padre quiso rendir un homenaje al entonces cardenal Ratzinger. “Si ustedes se acuerdan, diez días antes de morir san Juan Pablo II, aquel Vía Crucis del Viernes Santo le dijo a toda la Iglesia que había que limpiar las porquerías de la Iglesia. Y en la misa ‘Pro Eligendo Pontifice’, pese a que él sabía que era candidato, no es tonto, no le importó maquillar su postura, dijo exactamente lo mismo. O sea, fue el valiente que ayudó a tantos a abrir esta puerta”, apuntó. “Así que lo quiero recordar, porque a veces nos olvidamos de estos trabajos escondidos que fueron los que prepararon los cimientos para destapar la olla”, insistió.
“Doy gracias a Dios que se haya destapado esta olla y hay que seguir destapándola”, prosiguió el Papa, al tiempo que advirtió que “esto es una monstruosidad porque un sacerdote está consagrado para llevar a un niño a Dios y ahí se lo come en un sacrificio diabólico. Lo destruye”.
En una entrevista recientemente, el candidato Donald Trump afirmó que Francisco es un hombre político y un instrumento del gobierno mexicano para la política migratoria. También reconoció que, si gana las elecciones, quiere construir 2500 kilómetros de muro a lo largo de la frontera y deportar a 11 millones de inmigrantes ilegales. Al ser interrogado por estas declaraciones, el Pontífice ironizó: “Gracias a Dios que dijo que yo soy político, porque Aristóteles define a la persona humana como un animal politicus. Al menos soy una persona humana”. “Y que soy un instrumento, quizás, no sé. Lo dejo al juicio de ustedes, de la gente”, indicó.
“Una persona que piensa sólo en hacer muros, sea donde sea, y no hacer puentes, no es cristiano. Esto no está en Evangelio”, advirtió. “Hay que ver si dijo así las cosas, le doy el beneficio de la duda”, matizó.
En una escala previa a su viaje a México, el Santo Padre fue a La Habana para reunirse con el patriarca Kirill de Moscú. Un encuentro histórico, tras casi mil años de distanciamiento entre la Iglesia Ortodoxa Rusa y la Iglesia Católica.  “Con Kirill, mi hermano, nos abrazamos y besamos, y luego tuvimos un coloquio de dos horas, en el que hablamos como hermanos, sinceramente: nadie sabe de qué hablamos”, explicó.
Sobre la posibilidad de ir a Moscú o al Concilio panortodoxo, el Papa manifestó que “estaré presente, espiritualmente, en Creta con un mensaje”. “Me gustaría ir, pero hay que respetar el Concilio. Habrá observadores católicos y detrás de su trabajo estaré yo, rezando con los mejores deseos para que los ortodoxos puedan salir adelante”, reconoció.
Tras la reunión de La Habana, Francisco y el Patriarca de Moscú firmaron una declaración conjunta que fue criticada por los ucranianos. “Cuando la leí [La crítica, ndr], me preocupé un poco, porque la hizo el arzobispo mayor de Kyiv-Halyc de los ucranianos, Sviatoslav Schevchuk. Es él el que dijo que el pueblo se siente profundamente desilusionado y traicionado”, recordó.
“Ucrania está en un momento de guerra, de sufrimiento: muchas veces he manifestado mi cercanía al pueblo ucraniano. Se comprende que un pueblo en esa situación sienta esto, el documento es opinable sobre esta cuestión de Ucrania, pero en esa parte de la declaración se pide detener esta guerra, que se llegue a acuerdos. Yo, en lo personal, espero que los acuerdos de Minsk sigan adelante y que no se borre con el codo lo que se escribió con la mano”, destacó el Pontífice.
“Yo conozco muy bien a Sviatoslav, trabajamos 4 años juntos en Buenos Aires. Cuando, a los 42 años, fue elegido arzobispo mayor, vino a despedirse y me regaló un ícono de la Virgen de la ternura, y me dijo: ‘Me ha acompañado toda la vida, quiero dejártela a ti, porque me has acompañado estos cuatro años’. Y la tengo en Roma, entre las pocas cosas que me llevé de Buenos Aires. Lo respeto, nos hablamos de tú; me pareció un poco extraña su declaración. Pero, para comprender una noticia o una declaración hay que buscar la hermenéutica de conjunto. Y esa declaración de Schevchuk está en el último párrafo de una larga entrevista. Él se declara hijo de la Iglesia, en comunión con el Obispo de Roma, habla sobre el Papa y su cercanía al Papa”, observó.
El aborto no es un mal menor: es un crimen. Así de conciso y claro fue al responder a una pregunta sobre la propuesta del aborto por parte de algunas autoridades frente al virus Zika. Así, recordó que “es echar fuera a uno para salvar a otro. Es lo que hace la mafia. Es un crimen, es un mal absoluto”. A propósito del mal menor en lo que se refiere a evitar el embarazo, indicó que Pablo VI en una situación difícil en África permitió a las monjas usar anticonceptivos para casos en los que fueron violentadas. Por eso pidió “no confundir el mal de evitar el embarazo, por sí solo, con el aborto”.  El aborto –precisó– no es un problema teológico: es un problema humano, es un problema médico. Evitar el embarazo no es un mal absoluto. Y en ciertos casos, como en este, como en el que ha nombrado de Pablo VI era claro, reconoció.
Otro tema abordado en la rueda de prensa fue la situación de los divorciados vueltos a casar. En esta línea el Santo Padre explicó que en el documento post-sinodal, que saldrá antes de Pascua, “se retoma todo lo que el Sínodo abordó en la pastoral de las familias heridas”. Aseguró que es una de sus preocupaciones así como también lo es la preparación al matrimonio. Otro capítulo muy interesante es “la educación de los hijos”, y precisó que “las víctimas de los problemas familiares son los hijos”. La palabra clave “que usó el Sínodo, y lo retomaré en la exhortación, es ‘integrar’ en la vida de la Iglesia a las familias heridas”, subrayó Francisco.  E integrar en la Iglesia –precisó– no significa conceder la comunión.
También preguntaron al Pontífice sobre la polémica despertada días atrás sobre el intercambio de cartas entre el papa Juan Pablo II y la filósofa americana Anna Teresa Tymieniecka. Al respecto, Francisco advirtió de que “un hombre que no sabe tener una buena relación de amistad con una mujer –no hablo de los misóginos que son enfermos— es un hombre al que le falta alguna cosa”. Y aseguró que por experiencia propia “cuando pido un consejo, a un colaborador o amigo, me gusta también escuchar el parecer de una mujer. Y te dan tantas riquezas. Miran las cosas de otro modo”. Asimismo subrayó que “una amistad con una mujer no es pecado. Una relación amorosa con una mujer que no sea tu mujer es pecado”. Prosiguió recordando que el Papa es un hombre, tiene necesidad incluso del pensamiento de las mujeres y también el Papa tiene un corazón que puede tener una amistad sana con una mujer.
Para concluir esta pregunta reconoció que “las mujeres todavía no están bien consideradas en la Iglesia”. “No hemos entendido el bien que una mujer puede hacer a la vida del cura y de la Iglesia, en un sentido de consejo, de ayuda, de sana amistad”, explicó.
Para concluir la rueda de prensa, contó qué le pidió a la Guadalupe cuando rezó ante ella en la Basílica: “Por el mundo, por la paz, por muchas cosas, y la pobrecilla ha acabado con la cabeza así de grande”. También pidió perdón, que la Iglesia crezca sana, por el pueblo mexicano. Y una cosa por la que pidió mucho: “Que los curas sean buenos curas y las monjas buenas monjas” y por “buenos obispos como los quiere el Señor”. Y bromeó: pero las cosas que un hijo dice a la mamá son un secreto.

EDD. VIERNES 19 DE FEBRERO DE 2016.

Viernes de la primera semana de Cuaresma
Libro de Ezequiel 18,21-28.
Así habla el Señor Dios:
Si el malvado se convierte de todos los pecados que ha cometido, observa todos mis preceptos y practica el derecho y la justicia, seguramente vivirá, y no morirá.
Ninguna de las ofensas que haya cometido le será recordada: a causa de la justicia que ha practicado, vivirá.
¿Acaso deseo yo la muerte del pecador -oráculo del Señor- y no que se convierta de su mala conducta y viva?
Pero si el justo se aparta de su justicia y comete el mal, imitando todas las abominaciones que comete el malvado, ¿acaso vivirá? Ninguna de las obras justas que haya hecho será recordada: a causa de la infidelidad y del pecado que ha cometido, morirá.
Ustedes dirán: «El proceder del Señor no es correcto». Escucha, casa de Israel: ¿Acaso no es el proceder de ustedes, y no el mío, el que no es correcto?
Cuando el justo se aparta de su justicia, comete el mal y muere, muere por el mal que ha cometido.
Y cuando el malvado se aparta del mal que ha cometido, para practicar el derecho y la justicia, él mismo preserva su vida.
El ha abierto los ojos y se ha convertido de todas las ofensas que había cometido: por eso, seguramente vivirá, y no morirá.
Salmo 130(129),1-2.3-4ab.4c-6.7-8. 
Desde lo más profundo te invoco, Señor.
¡Señor, oye mi voz!
Estén tus oídos atentos
al clamor de mi plegaria.
Si tienes en cuenta las culpas, Señor,
¿quién podrá subsistir?
Pero en ti se encuentra el perdón,
para que seas temido.
Mi alma espera en el Señor,
y yo confío en su palabra.
Mi alma espera al Señor,
más que el centinela la aurora.
Como el centinela espera la aurora,
espere Israel al Señor,
porque en él se encuentra la misericordia
y la redención en abundancia:
Él redimirá a Israel
de todos sus pecados.
Evangelio según San Mateo 5,20-26.
Jesús dijo a sus discípulos:
Les aseguro que si la justicia de ustedes no es superior a la de los escribas y fariseos, no entrarán en el Reino de los Cielos.
Ustedes han oído que se dijo a los antepasados: No matarás, y el que mata, debe ser llevado ante el tribunal.
Pero yo les digo que todo aquel que se irrita contra su hermano, merece ser condenado por un tribunal. Y todo aquel que lo insulta, merece ser castigado por el Sanedrín. Y el que lo maldice, merece la Gehena de fuego.
Por lo tanto, si al presentar tu ofrenda en el altar, te acuerdas de que tu hermano tiene alguna queja contra ti,
deja tu ofrenda ante el altar, ve a reconciliarte con tu hermano, y sólo entonces vuelve a presentar tu ofrenda.
Trata de llegar en seguida a un acuerdo con tu adversario, mientras vas caminando con él, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al guardia, y te pongan preso.
Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo.
Comentario del Evangelio por 
 San Agustín (354-430), obispo de Hipona (África del Norte), doctor de la Iglesia.
Sermón 211, 5-6; SC 116, pag. 169
“Ve y reconcíliate con tu hermano”
Hermanos, que no haya desavenencias entre vosotros en estos días santos de Cuaresma. …Tal vez, en el pensamiento os decís: “Quiero hacer las paces, pero es el hermano que me ha ofendido…y no quiere pedir perdón.” ¿Qué hacer entonces?… Hace falta que se interpongan entre vosotros unos terceros, amigos de la paz… En cuanto a ti, sé pronto para perdonar, totalmente dispuesto a perdonarle su falte desde el fondo del corazón. Si estás del todo dispuesto a perdonarle la falta, de hecho, ya le has perdonado.
Aun te falta orar: ora por él para que te pida perdón porque sabes que no es bueno para él no hacerlo… Di al Señor: Tú sabes que yo no he ofendido al hermano…y le perjudica haberme ofendido; en cuanto a mí, te pido de corazón que le perdones.”
Esto es lo que tenéis que hacer para vivir en paz con vuestros hermanos…,para celebrar la Pascua con serenidad y vivir la Pasión de aquel que no debía nada a nadie y que, no obstante, ha pagado la deuda por todos, Nuestro Señor Jesucristo que no ha ofendido a nadie y, por así decirlo, ha sido ofendido por todo el mundo. No ha pedido castigo sino que ha prometido recompensas… A él mismo le hacemos testigo en nuestro corazón: si hemos ofendido a alguien, vamos a pedir perdón; si alguien nos ha ofendido, estamos dispuestos a perdonar y a orar por nuestros enemigos.
Fuente: Evangelizo.org

EL PAPA FRANCISCO SE DESPIDE DE MÉXICO.

El Santo Padre se despide de México.
Concluye así el duodécimo viaje de su pontificado. Su llegada a Roma está prevista el jueves a las 15.15 hora local
•18 febrero 2016•Rocío Lancho García•Viajes pontificios
El Papa se despide de México
(Foto: Presidencia de México)
El papa Francisco, en algún momento durante su visita a México, sintió como ganas de llorar al ver tanta esperanza en un pueblo tan sufrido. Lo indicó él mismo al finalizar la eucaristía celebrada en el recinto ferial de Ciudad Juárez, cuando dirigió unas palabras de despedida antes de dirigirse al aeropuerto. De este modo, el Santo Padre dio las gracias a Dios “por haberme permitido esta visita a México”.
También agradeció “el esfuerzo de quienes han hecho posible esta peregrinación”. Así como a las “autoridades federales y locales, el interés y la solícita ayuda con la que han contribuido al buen desarrollo de este propósito”. El Santo Padre agradeció de corazón “a todos los que han colaborado de distintos modos en esta visita pastoral”. También “a tantos servidores anónimos que desde el silencio han dado lo mejor de sí para que estos días fueran una fiesta de familia, gracias”.
Asimismo, reconoció que “se ha sentido acogido, recibido por el cariño, la fiesta, la esperanza de esta gran familia mexicana, gracias por abrirme las puertas de sus vidas, de su nación”.
Por todo ello, el Santo Padre sugirió que “aquello que nos deletrea y nos marca el camino es la presencia misteriosa pero real de Dios en la carne concreta de todas las personas, especialmente de las más pobres y necesitadas de México”. La noche –advirtió– nos puede parecer enorme y muy oscura. Pero en estos días ha podido ver “que en este pueblo existen muchas luces que anuncian esperanza”, “en muchos de sus testimonios, en muchos de sus rostros, la presencia de Dios que sigue caminando en esta tierra guiándolos y sosteniendo la esperanza”, “muchos hombres y mujeres, con su esfuerzo de cada día, hacen posible que esta sociedad mexicana no se quede a oscuras”. Explicó que durante los trayectos muchos hombres y mujeres le acercaban a sus hijos y aseguró: “son el futuro de México, cuidémoslos, amémoslos”, “son profetas del mañana, son signo de un nuevo amanecer”.
Finalmente, el papa Francisco concluyó su viaje apostólico a México despidiéndose de los fieles congregados en el recinto ferial de Ciudad Juárez. Desde allí toma el helicóptero hasta el aeropuerto de la ciudad, donde es recibido por el presidente de México, Enrique Peña Nieto, y su esposa.
Después de tocar los himnos y los saludos de las delegaciones, el Pontífice sube al avión que le lleva de regreso a Roma. La llegada a la capital italiana está prevista el jueves, 18 de febrero, a las 15.15 hora local, después de doce horas de viaje.

EDD. JUEVES 18 DE FEBRERO DE 2016.

Jueves de la Primera semana de Cuaresma
Libro de Ester 14,1.3-5.12-14.
En aquellos días, la reina Ester, temiendo el peligro inminente,
acudió al Señor y rezó así al Señor, Dios de Israel: «Señor mío, único rey nuestro. Protégeme, que estoy sola y no tengo otro defensor fuera de ti,
pues yo misma me he expuesto al peligro.
Desde mi infancia oí, en el seno de mi familia, cómo tú, Señor, escogiste a Israel entre las naciones, a nuestros padres entre todos sus antepasados, para ser tu heredad perpetua; y les cumpliste lo que habías prometido.
Atiende, Señor, muéstrate a nosotros en la tribulación, y dame valor, Señor, rey de los dioses y señor de poderosos.
Pon en mi boca un discurso acertado cuando tenga que hablar al león; haz que cambie y aborrezca a nuestro enemigo, para que perezca con todos sus cómplices.
«¡Señor mío, nuestro Rey, tú eres el Unico! Ven a socorrerme, porque estoy sola, no tengo otra ayuda fuera de ti
Salmo 138(137),1-2a.2bc-3.7c-8.
Te doy gracias, Señor, de todo corazón,
te cantaré en presencia de los ángeles.
Me postraré ante tu santo Templo.
y daré gracias a tu Nombre
por tu amor y tu fidelidad.
Me respondiste cada vez que te invoqué
y aumentaste la fuerza de mi alma.
Tu derecha me salva.
El Señor lo hará todo por mí.
Tu amor es eterno, Señor,
¡no abandones la obra de tus manos.
Evangelio según San Mateo 7,7-12.
Jesús dijo a sus discípulos:
Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; llamen y se les abrirá.
Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abrirá.
¿Quién de ustedes, cuando su hijo le pide pan, le da una piedra?
¿O si le pide un pez, le da una serpiente?
Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre celestial dará cosas buenas a aquellos que se las pidan!
Todo lo que deseen que los demás hagan por ustedes, háganlo por ellos: en esto consiste la Ley y los Profetas.
Comentario del Evangelio por
Homilía anónima del siglo IV
atribuida a San Juan Crisóstomo; SC 146, pag 67ss
“Pedid y se os dará….; llamad y se os abrirá.”
“Inclina tu oído hacia mí, Señor.” (Sal 5,2) Tú has venido, Señor, no sólo por misericordia con tu pueblo Israel, sino para salvar a todas las naciones…, no sólo a restaurar una parte de la tierra, sino a renovar al mundo entero. Por esto “Inclina tu oído hacia mí.” ¡No rechaces mi súplica por indigna, no desdeñes mi oración! No pido oro ni riquezas… Deseando el amor y el respeto de tu nombre, clamo sin cesar: “Inclina tu oído hacia mí, Señor.”
Israel gozaba de tus bienes. Yo también tendré experiencia de tus beneficios. Tú sacaste a tu pueblo de Egipto. Sácame de mi error. Tú lo rescataste del poder de Faraón. Líbrame del autor del mal. Tú lo hiciste pasar por el Mar Rojo. Condúceme a través de las aguas bautismales. Tú lo guiaste con una columna de fuego. Ilumíname por tu Espíritu Santo. Israel comió del pan de ángeles en el desierto. Dame tu Cuerpo santísimo. Bebió el agua de la roca; sacia mi sed con la Sangre de tu costado. Israel recibió las tablas de la ley; grava  tu evangelio en mi corazón…
“Inclina tu oído hacia mí, Señor.” ¡Comprende mi grito! Gracias a este grito, Moisés tuvo a la creación como aliada para tu pueblo ( en el mar rojo). Gracias a este clamor, Josué paró el curso del sol (Jos 10,12) Gracias a este grito, Elías volvió estériles las nubes del cielo. (1R 17,1) Gracias a este clamor, Ana engendró un hijo contra toda esperanza (1S 1,10ss) ¡Señor, atiende, pues, mi súplica!
Proclamo el poder absoluto del Padre y la mediación del Hijo, su misión en el mundo y su obediencia. El Padre tiene su trono eterno y tú, “inclinaste los cielos y bajaste” (Sal 28,10; 17,10)… En el Jordán recibiste el testimonio del Padre…; multiplicando los panes en el desierto, levantaste los ojos hacia el cielo y pronunciaste la bendición. Cuando estuviste suspendido en la cruz, el Padre recibió tu espíritu; cuando depositaron tu cuerpo en el sepulcro, él te resucitó al tercer día. Por todo esto clamo en mi oración, esto es lo que proclamo a través de los tiempos.
Fuente: Evangelizo.org

MENSAJE DEL PAPA FRANCISCO EN LA FRONTERA DE MÉXICO CON EE.UU.

El Papa en la frontera clama: ‘¡No más muerte ni explotación!’ 
En Santo Padre, en su último acto en México, celebra la misa en Ciudad Juárez y asegura que estamos a tiempo de reaccionar y transformar lo que nos está destruyendo como pueblo
•18 febrero 2016•Rocío Lancho García•Viajes pontificios
CTV – Centro Televisivo Vaticano
CTV – Centro Televisivo Vaticano
El papa Francisco celebró en su último día en México una misa multitudinaria en la frontera, visible a través de la red metálica desde donde se ve Estados Unidos. A un lado Ciudad Juárez y al otro la ciudad de Texas de El Paso. Una ubicación que conlleva una importante carga emotiva debido al drama de la migración que allí se vive cada día. Miles de personas saludaron al Santo Padre durante el recorrido que le llevó desde el seminario arquidiocesano hasta el recinto ferial de Ciudad Juárez. Y una vez allí, otra gran multitud le esperaba entusiasmada para la celebración eucarística. Uno de los momentos más significativos y emocionantes fue cuando el Santo Padre dejó un ramo de flores en una gran cruz colocada justo en la frontera entre ambos países. Y saludó y bendijo a los fieles que se encontraban “al otro lado”.
Durante la homilía, el Pontífice aseguró que “siempre hay posibilidad de cambio, estamos a tiempo de reaccionar y transformar, modificar y cambiar, convertir lo que nos está destruyendo como pueblo, lo que nos está degradando como humanidad”. La misericordia –subrayó– nos alienta a mirar el presente y confiar en lo sano y bueno que late en cada corazón. “La misericordia de Dios es nuestro escudo y nuestra fortaleza”, precisó Francisco.
Además, explicó que “no hay gloria más grande para un padre que ver la realización de los suyos; no hay satisfacción mayor que verlos salir adelante, verlos crecer y desarrollarse”.
Haciendo referencia al pasaje de la lectura sobre la destrucción de Nínive, el Santo Padre indicó que “la misericordia rechaza siempre la maldad, tomando muy en serio al ser humano. Apela siempre a la bondad dormida, anestesiada, de cada persona”. Lejos de aniquilar, aseguró, la misericordia, se acerca a toda situación para transformarla desde adentro.
Y ese es precisamente el misterio de la misericordia divina. “Se acerca e invita a la conversión, invita al arrepentimiento; invita a ver el daño que a todos los niveles se esta causando”, precisó Francisco.
Asimismo, el Santo Padre recordó que son las lágrimas las que pueden “darle paso a la transformación”, “ablandar el corazón”, “purificar la mirada y ayudar a ver el círculo de pecado en el que muchas veces se está sumergido”, “lograr sensibilizar la mirada y la actitud endurecida y especialmente adormecida ante el sufrimiento ajeno”, “generar una ruptura capaz de abrirnos a la conversión”.
Por otro lado, el Papa reconoció que en este año de la misericordia y en este lugar, quiere “implorar la misericordia divina” y “pedir con ustedes el don de las lágrimas, el don de la conversión”.
Haciendo referencia a esta ciudad, tal y como sucede en otras zonas fronterizas, el Santo Padre señaló que aquí se concentran miles de migrantes de Centroamérica y otros países, sin olvidar tantos mexicanos que también buscan pasar “al otro lado”. Por eso dijo que se trata de un camino cargado de terribles injusticias: “esclavizados, secuestrados, extorsionados, muchos hermanos nuestros son fruto del negocio del tránsito humano”.
El Papa hizo referencia a esta crisis humanitaria, que calificó como tragedia humana global. Por eso, precisó que aunque se puede medir en cifras, “nosotros queremos medirla por nombres, por historias, por familias”. Son hermanos y hermanas –aseguró– que salen expulsados por la pobreza y la violencia, por el narcotráfico y el crimen organizado.
Al respecto, denunció que frente a tantos vacíos legales, “se tiende una red que atrapa y destruye siempre a los más pobres”. Y así hizo referencia a la injusticia que se radicaliza en los jóvenes, ‘carne de cañón’, perseguidos y amenazados cuando tratan de salir de la espiral de violencia y del infierno de las drogas. Dedicó también un pensamiento a tantas mujeres a quienes se les ha arrebatado injustamente la vida.
Finalmente, el Santo Padre invitó a pedir a Dios “el don de la conversión, el don de las lágrimas”, tener el corazón abierto “a su llamado en el rostro sufriente de tantos hombres y mujeres”. Y exclamó ¡No más muerte ni explotación!
Las últimas palabras de su homilía las dedicó a organizaciones de la sociedad civil, hermanas religiosas, religiosos y sacerdotes y laicos que se la juegan en el acompañamiento y en la defensa de la vida. Con sus vidas –aseguró– son profetas de la misericordia, son el corazón comprensivo y los pies acompañantes de la Iglesia que abre sus brazos y sostiene.
 
A continuación publicamos el texto completo de la homilía pronunciada por el Santo Padre:
 
La gloria de Dios es la vida del hombre, así lo decía San Ireneo en el siglo II, expresión que sigue resonando en el corazón de la Iglesia. La gloria del Padre es la vida de sus hijos. No hay gloria más grande para un padre que ver la realización de los suyos; no hay satisfacción mayor que verlos salir adelante, verlos crecer y desarrollarse. Así lo atestigua la primera lectura que escuchamos. Nínive, una gran ciudad que se estaba autodestruyendo, fruto de la opresión y la degradación, de la violencia y de la injusticia. La gran capital tenía los días contados, ya que no era sostenible la violencia generada en sí misma. Ahí aparece el Señor moviendo el corazón de Jonás, ahí aparece el Padre invitando y enviando a su mensajero. Jonás es convocado para recibir una misión. Ve, le dice, porque «dentro de cuarenta días, Nínive será destruida» (Jon 3,4). Ve, ayúdalos a comprender que con esa manera de tratarse, regularse, organizarse, lo único que están generando es muerte y destrucción, sufrimiento y opresión. Hazles ver que no hay vida para nadie, ni para el rey ni para el súbdito, ni para los campos ni para el ganado. Ve y anuncia que se han acostumbrado de tal manera a la degradación que han perdido la sensibilidad ante el dolor. Ve y diles que la injusticia se ha instalado en su mirada. Por eso va Jonás. Dios lo envía a evidenciar lo que estaba sucediendo, lo envía a despertar a un pueblo ebrio de sí mismo.
Y en este texto nos encontramos frente al misterio de la misericordia divina. La misericordia rechaza siempre la maldad, tomando muy en serio al ser humano. Apela siempre a la bondad de la persona aunque esté dormida, anestesiada, de cada persona. Lejos de aniquilar, como muchas veces pretendemos o queremos hacerlo nosotros la misericordia, se acerca a toda situación para transformarla desde adentro. Ese es precisamente el misterio de la misericordia divina. Se acerca e invita a la conversión, invita al arrepentimiento; invita a ver el daño que a todos los niveles se esta causando. La misericordia siempre entra en el mal para transformarlo. Misterios de nuestro Padre Dios, dio a su Hijo que se metió en el mal, se hizo pecado para transformar el mal, esa es su misericordia.
El rey escuchó, los habitantes de la ciudad reaccionaron y se decretó el arrepentimiento. La misericordia de Dios entró en el corazón revelando y manifestando lo que es nuestra certeza y nuestra esperanza: siempre hay posibilidad de cambio, estamos a tiempo de reaccionar y transformar, modificar y cambiar, convertir lo que nos está destruyendo como pueblo, lo que nos está degradando como humanidad. La misericordia nos alienta a mirar el presente y confiar en lo sano y bueno que late en cada corazón. La misericordia de Dios es nuestro escudo y nuestra fortaleza.
Jonás ayudó a ver, ayudó a tomar conciencia. Acto seguido, su llamada encuentra hombres y mujeres capaces de arrepentirse, capaces de llorar. Llorar por la injusticia, llorar por la degradación, llorar por la opresión. Son las lágrimas las que pueden darle paso a la transformación, son las lágrimas las que pueden ablandar el corazón, son las lágrimas las que pueden purificar la mirada y ayudar a ver el círculo de pecado en el que muchas veces se está sumergido. Son las lágrimas las que logran sensibilizar la mirada y la actitud endurecida y especialmente adormecida ante el sufrimiento ajeno. Son las lágrimas las que pueden generar una ruptura capaz de abrirnos a la conversión. Así le pasó a Pedro después de haer regado de Jesús, lloró y las lágrimas le abrieron el corazón.
Que esta palabra suene con fuerza hoy entre nosotros, esta palabra es la voz que grita en el desierto y nos invita a la conversión. En este año de la misericordia, y en este lugar, quiero con ustedes implorar la misericordia divina, quiero pedir con ustedes el don de las lágrimas, el don de la conversión.
Aquí en Ciudad Juárez, como en otras zonas fronterizas, se concentran miles de migrantes de Centroamérica y otros países, sin olvidar tantos mexicanos que también buscan pasar «al otro lado». Un paso, un camino cargado de terribles injusticias: esclavizados, secuestrados, extorsionados, muchos hermanos nuestros son fruto del negocio del tránsito humano, de la trata de personas.
No podemos negar la crisis humanitaria que en los últimos años ha significado la migración de miles de personas, ya sea por tren, por carretera e incluso a pie, atravesando cientos de kilómetros por montañas, desiertos, caminos inhóspitos. Esta tragedia humana que representa la migración forzada hoy en día es un fenómeno global. Esta crisis, que se puede medir en cifras, nosotros queremos medirla por nombres, por historias, por familias. Son hermanos y hermanas que salen expulsados por la pobreza y la violencia, por el narcotráfico y el crimen organizado. Frente a tantos vacíos legales, se tiende una red que atrapa y destruye siempre a los más pobres. No sólo sufren la pobreza sino que encima sufren estas formas de violencia. Injusticia que se radicaliza en los jóvenes, ellos, «carne de cañón», son perseguidos y amenazados cuando tratan de salir de la espiral de violencia y del infierno de las drogas. ¡Y qué decir de tantas mujeres a quienes se les ha arrebatado injustamente la vida!
Pidámosle a nuestro Dios el don de la conversión, el don de las lágrimas, pidámosle tener el corazón abierto, como los ninivitas, a su llamado en el rostro sufriente de tantos hombres y mujeres. ¡No más muerte ni explotación! Siempre hay tiempo de cambiar, siempre hay una salida y una oportunidad, siempre hay tiempo de implorar la misericordia del Padre.
Como sucedió en tiempo de Jonás, hoy también apostamos por la conversión; hay signos que se vuelven luz en el camino y anuncio de salvación. Sé del trabajo de tantas organizaciones de la sociedad civil a favor de los derechos de los migrantes. Sé también del trabajo comprometido de tantas hermanas religiosas, de religiosos y sacerdotes, de laicos que se la juegan en el acompañamiento y en la defensa de la vida. Asisten en primera línea arriesgando muchas veces la suya propia. Con sus vidas son profetas de la misericordia, son el corazón comprensivo y los pies acompañantes de la Iglesia que abre sus brazos y sostiene.
Es tiempo de conversión, es tiempo de salvación, es tiempo de misericordia. Por eso, digamos junto al sufrimiento de tantos rostros: «Por tu inmensa compasión y misericordia, Señor apiádate de nosotros… purifícanos de nuestros pecados y crea en nosotros un corazón puro, un espíritu nuevo» (cf. Sal 50/51,3.4.12).
También deseo en este momento para saludar desde aquí a nuestros queridos hermanos y hermanas que nos acompanan simultaneamente al otro lado de la frontera, en especial a aquellos que se han congregado en el estadio de la Universidad de El Paso, conocido como el Sun Bowl, bajo la guia de su Obispo, S.E. Mons. Mark Seitz. Gracias a la ayuda de la tecnología, podemos orar, cantar y celebrar juntos ese amor misericordioso que el Señor nos da, y el que ninguna frontera podrá impedirnos de compartir. Gracias, hermanos y hermanas de El Paso, por hacernos sentir una sola familia y una misma comunidad cristiana.

MENSAJE DEL PAPA FRANCISCO A LOS PRESOS.

Francisco invita a los presos de Ciudad Juárez a mirar hacia adelante.
El Santo Padre recuerda que la prisión más que aislar para evitar delitos, tiene que servir para promover procesos de rehabilitación – TEXTO COMPLETO
•17 febrero 2016•Sergio Mora•El papa Francisco, Viajes pontificios
El Papa en la cárcel Cereso3
El Papa en la cárcel Cereso3, en Ciudad Juárez, recibe un báculo realizado por un preso
El santo padre Francisco desde el aeropuerto “Abraham González”, de Ciudad Juárez, partió hacia el Penal “Centro de Readaptación Social estatal n. 3” (CeReSo n. 3), en donde fue recibido por las autoridades de la estructura, y unos 250 familiares de varios presos. En la capilla saludó al personal y a los sacerdotes que se ocupan de la pastoral con los 700 presos allí recluidos.
Tras el saludo de monseñor Andrés Vargas Peña, obispo auxiliar responsable de la pastoral penitenciaria, del testimonio de una detenida y de un intercambio de regalos, el Santo Padre se dirigió a los reclusos indicándoles que “no quería irme sin venir a saludarlos, sin celebrar el Jubileo de la Misericordia con ustedes”.
Francisco les recordó que celebrar el Jubileo de la misericordia junto a ellos es señalar “el camino urgente que debemos tomar para romper los círculos de la violencia y de la delincuencia”. Porque “no todo se resuelve aislando, apartando, encarcelando” cuando la preocupación tiene que ser “la vida de las personas; las de sus familias, la de aquellos que también han sufrido a causa de este círculo de la violencia”.
Señaló que las cárceles más que incapacitar a las personas a seguir cometiendo delitos deben servir para promover procesos de rehabilitación. Una labor social entretanto “que comienza insertando a todos nuestros hijos en las escuelas, y a sus familias en trabajos dignos, generando espacios públicos de esparcimiento, servicios sanitarios, acceso a los servicios básicos”.
No se puede –reconoció el Santo Padre– volver atrás, lo realizado, realizado está; “eso no quiere decir que no haya posibilidad de escribir una nueva historia hacia delante”. Les invitó por ello a hablar con los suyos, “cuenten su experiencia, ayuden a frenar el círculo de la violencia y la exclusión”. Y les invitó a rezar algunos instantes en silencio desde la intimidad del corazón.
Finalmente agradeció a todos los sacerdotes y agentes pastorales que se esfuerzan en llevarles la Palabra de Dios.
A continuación el texto completo del mensaje
“Queridos hermanos y hermanas,
Estoy concluyendo mi visita a México y no quería irme sin venir a saludarlos, sin celebrar el Jubileo de la Misericordia con ustedes.
Agradezco de corazón las palabras de saludo que me han dirigido, en las que manifiestan tantas esperanzas y aspiraciones, como también tantos dolores, temores e interrogantes.
En el viaje a África, en la ciudad de Bangui, pude abrir la primera Puerta de la Misericordia para el mundo entero. De este Jubileo, porque la primera Puerta Santa la abrió Dios Padre enviando a su Hijo Jesucristo.
Hoy, junto a ustedes y con ustedes, quiero reafirmar una vez más la confianza a la que Jesús nos impulsa: la misericordia que abraza a todos y en todos los rincones de la tierra. No hay espacio donde su misericordia no pueda llegar, no hay espacio ni persona a la que no pueda tocar.
Celebrar el Jubileo de la misericordia con ustedes es recordar el camino urgente que debemos tomar para romper los círculos de la violencia y de la delincuencia.
Ya tenemos varias décadas perdidas pensando y creyendo que todo se resuelve aislando, apartando, encarcelando, sacándonos los problemas de encima, creyendo que estas medidas solucionan verdaderamente los problemas. Nos hemos olvidado de concentrarnos en lo que realmente debe ser nuestra preocupación: la vida de las personas; sus vidas, las de sus familias, la de aquellos que también han sufrido a causa de este círculo de la violencia.
La misericordia divina nos recuerda que las cárceles son un síntoma de cómo estamos como sociedad, son un síntoma en muchos casos de silencios y omisiones que han provocado una cultura de descarte. Son un síntoma de una cultura que ha dejado de apostar por la vida; de una sociedad que ha ido abandonando a sus hijos.
La misericordia nos recuerda que la reinserción no comienza acá en estas paredes; sino que comienza antes, comienza «afuera», en las calles de la ciudad.
La reinserción o rehabilitación comienza creando un sistema que podríamos llamarlo de salud social, es decir, una sociedad que busque no enfermar contaminando las relaciones en el barrio, en las escuelas, en las plazas, en las calles, en los hogares, en todo el espectro social. Un sistema de salud social que procure generar una cultura que actúe y busque prevenir aquellas situaciones, aquellos caminos que terminan lastimando y deteriorando el tejido social.
A veces pareciera que las cárceles se proponen incapacitar a las personas a seguir cometiendo delitos más que promover los procesos de rehabilitación que permitan atender los problemas sociales, psicológicos y familiares que llevaron a una persona a determinada actitud. El problema de la seguridad no se agota solamente encarcelando, sino que es un llamado a intervenir afrontando las causas estructurales y culturales de la inseguridad, que afectan a todo el entramado social.
La preocupación de Jesús por atender a los hambrientos, a los sedientos, a los sin techo o a los presos (Mt 25,34-40) era para expresar las entrañas de la misericordia del Padre, que se vuelve un imperativo moral para toda sociedad que desea tener las condiciones necesarias para una mejor convivencia. En la capacidad que tenga una sociedad de incluir a sus pobres, sus enfermos o sus presos está la posibilidad de que ellos puedan sanar sus heridas y ser constructores de una buena convivencia. La reinserción social comienza insertando a todos nuestros hijos en las escuelas, y a sus familias en trabajos dignos, generando espacios públicos de esparcimiento y recreación, habilitando instancias de participación ciudadana, servicios sanitarios, acceso a los servicios básicos, por nombrar sólo algunas medidas. Aquí comienza todo proceso de reinserción.
Celebrar el Jubileo de la misericordia con ustedes es aprender a no quedar presos del pasado, del ayer. Es aprender a abrir la puerta al futuro, al mañana; es creer que las cosas pueden ser diferentes.
Celebrar el Jubileo de la misericordia con ustedes es repetir esa frase que escuchamos recién, tan bien dicha y con tanta fuerza. Cuando me dieron la sentencia alguien me dijo, no te preguntes por qué estás aquí sino para qué, y que este para qué nos lleve adelante. Nos haga saltar el engaño social que creen que la seguridad y el orden se logran solamente encarcelando a la gente.
Sabemos que no se puede volver atrás, sabemos que lo realizado, realizado está; por eso he querido celebrar con ustedes el Jubileo de la misericordia, ya que eso no quiere decir que no haya posibilidad de escribir una nueva historia, una nueva historia que mira hacia delante.
Ustedes sufren el dolor de la caída, sienten el arrepentimiento de sus actos y sé que, en tantos casos, entre grandes limitaciones, buscan rehacer su vida desde la soledad.
Han conocido la fuerza del dolor y del pecado, no se olviden que también tienen a su alcance la fuerza de la resurrección, la fuerza de la misericordia divina que hace nuevas todas las cosas. Ahora les puede tocar la parte más dura, más difícil, pero que posiblemente sea la que más fruto genere, luchen desde acá dentro por revertir las situaciones que generan más exclusión. Hablen con los suyos, cuenten su experiencia, ayuden a frenar el círculo de la violencia y la exclusión. Quien ha sufrido el dolor al máximo, y que podríamos decir «experimentó el infierno», puede volverse un profeta en la sociedad. Trabajen para que esta sociedad que usa y tira no siga cobrándose victimas.
Y al decirles estas cosas, me recuerdo cuando Jesús dijo ‘el que está libre de pecado tire la primera piedra’, y yo aquí tendría que irme, pero al decirles estas cosas no lo hago como quien enseña de la cátedra con el dedo levantado, lo hago desde la experiencia de mis errores y de mis pecados, que el Señor ha querido perdonar y ha querido reeducarme.
Lo hago desde la conciencia de que sin su gracia y mi vigilancia, podría volver a repetirlos. Hermanos, siempre me pregunto al entrar en una cárcel: ¿Por qué ellos y no yo? Es un misterio de la misericordia divina y a esa misericordia la estamos celebrando mirando adelante en la esperanza.
Quisiera también alentar al personal que trabaja en este Centro u otros similares: a los dirigentes, a los agentes de la Policía penitenciaria, a todos los que realizan cualquier tipo de asistencia en este Centro. Y agradezco el esfuerzo de los capellanes, las personas consagradas y los laicos que se dedican a mantener viva la esperanza del Evangelio de la Misericordia en el reclusorio. Todos ustedes, no se olviden, pueden ser signos de la entrañas del Padre. Nos necesitamos los unos a los otros para salir adelante.
Decía nuestra hermana, recordando la carta a los Hebreos, siéntanse encarcelados también ustedes.
Antes de darles la bendición me gustaría que oráramos en silencio. Cada sabe lo que le dirá al Señor, cada uno sabe de qué tienen que pedir perdón, pero también le pido que en esta oración en silencio, podamos ampliar el corazón para poder perdonar a la sociedad que no supo ayudarnos y que muchas veces nos ha empujado desde la intimidad del corazón, que nos ayude a creer en su misericordia. Recemos en silencio…
Y les pido que no se olviden de rezar por mí”.

MENSAJE DEL PAPA AL MUNDO DEL TRABAJO.

El Papa al mundo del trabajo: ‘La mejor inversión es crear oportunidades’.
En el Colegio de Bachilleres del Estado de Chihuahua, el Santo Padre advierte que ‘cuando el bien común es forzado para estar al servicio del lucro, y el capital la única ganancia posible, eso se llama exclusión’ – TEXTO COMPLETO
•17 febrero 2016•Iván de Vargas•Viajes pontificios
Encuentro con el mundo del trabajo en Ciudad Juárez
(Foto: papafranciscoenmexico.org)
En la última etapa de su visita a México, el papa Francisco llegó a Ciudad Juárez, en la frontera con Estados Unidos, alrededor de las 10 de la mañana.
Tras visitar el Centro de Readaptación Social número 3 de la ciudad fronteriza, donde pidió a las autoridades que “ayuden a frenar el círculo de la violencia y la exclusión”, el Santo Padre se dirigió al Colegio de Bachilleres del Estado de Chihuahua para mantener un encuentro con el mundo del trabajo. Miles de personas le esperaban en el recinto, y el Pontífice se paró en varias ocasiones para saludar y bendecir a la gente. Los más de tres mil asistentes realizaron una “ola mexicana” como acto de bienvenida al Papa.
Un matrimonio de juarenses, Daisy Flores Gámez y Jesús Arturo Gurrola Varela, dirigió a Francisco un mensaje sobre la realidad social que viven en esta ciudad fronteriza, rodeada por el desgaste laboral, la falta de oportunidades y de valores. Ante estas dificultades, le pidieron su oración.
Por su parte, el empresario Juan Pablo Castañón habló del diálogo humano, la reciprocidad de valores, el compromiso con un mejor ambiente laboral, la solidaridad social y los horarios justos. También pidió al Santo Padre que rece por los empresarios, que se encuentran presionados por muchos factores que no están en sus manos.
En su discurso, el Pontífice dijo que “todo lo que podamos hacer para dialogar, encontrarnos, para buscar mejores alternativas y oportunidad es ya un logro a valorar y resaltar”. “Las guerras se van gestando de a poquito por la mudez y por los desencuentros”, añadió.
Por eso, el Papa pidió que “esta instancia sirva para construir futuro y sea una buena oportunidad de forjar el México que su pueblo y que sus hijos se merecen”. En esta línea, advirtió que “uno de los flagelos más grandes a los que se ven expuestos los jóvenes es la falta de oportunidades de estudio y de trabajo sostenible y redituable que les permita proyectarse, y esto genera en tantos casos, tantos casos, situaciones de pobreza y marginación”. “Y esta pobreza y marginación es el mejor caldo de cultivo para que caigan en el círculo del narcotráfico y de la violencia”, lamentó.
Ante este drama, Francisco señaló que “Dios pedirá cuenta a los esclavistas de nuestros días, y nosotros hemos de hacer todo lo posible para que estas situaciones no se produzcan más”. También destacó que “la mejor inversión que se puede realizar es invertir en la gente, en las personas, en las familias”. “La mejor inversión es crear oportunidades”, insistió.
A continuación, el Santo Padre reconoció: “Sé que lo que estoy planteando no es fácil, pero sé también que es peor dejar el futuro en manos de la corrupción, del salvajismo y de la falta de equidad”. “El lucro y el capital no son un bien por encima del hombre, están al servicio del bien común. Y, cuando el bien común es forzado para estar al servicio del lucro, y el capital la única ganancia posible, eso tiene un nombre, se llama exclusión y así se va consolidando la cultura del descarte”, aseguró.
Por último, el Pontífice invitó a todos los presentes “a soñar, a soñar en un México donde el papá pueda tener tiempo para jugar con sus hijos, donde la mamá pueda tener tiempo para jugar con sus hijos”. “Eso lo van a lograr dialogando, confrontando, negociando, perdiendo para que ganen todos”, concluyó.
Publicamos a continuación las palabras del papa Francisco:
Queridos hermanos y hermanas,
Quise encontrarme con ustedes aquí en esta tierra de Juárez, por la especial relación que esta ciudad tiene con el mundo del trabajo. No sólo les agradezco el saludo de bienvenida y sus testimonios, que han puesto de manifiesto los desvelos, las alegrías y las esperanzas que experimentan en sus vidas, sino que quisiera agradecerles también esta oportunidad de intercambio y de reflexión. Todo lo que podamos hacer para dialogar, encontrarnos, para buscar mejores alternativas y oportunidad es ya un logro a valorar y resaltar. Hay dos palabras que quiero subrayar: diálogo y encuentro. No cansarse de dialogar. Las guerras se van gestando de a poquito por la mudez y por los desencuentros. Obviamente que no alcanza, dialogar y encontrarse, pero hoy en día no podemos darnos el lujo de cortar toda instancia de encuentro, toda instancia de debate, de confrontación, de búsqueda. Es la única manera que tendremos de poder ir construyendo el mañana, ir tejiendo relaciones sostenibles capaces de generar el andamiaje necesario que, poco a poco, irá reconstruyendo los vínculos sociales tan dañados por la falta de comunicación, tan dañados por la falta de respeto a lo mínimo necesario para una convivencia saludable.
Gracias, y que esta instancia sirva para construir futuro y sea una buena oportunidad de forjar el México que su pueblo y que sus hijos se merecen.
Me gustaría detenerme en este último aspecto. Hoy están aquí diversas organizaciones de trabajadores y representantes de cámaras y gremios empresariales. A primera vista podrían considerarse como antagonistas, pero los une la misma responsabilidad: buscar generar espacios de trabajo digno y verdaderamente útil para la sociedad y especialmente para los jóvenes de esta tierra. Uno de los flagelos más grandes a los que se ven expuestos los jóvenes es la falta de oportunidades de estudio y de trabajo sostenible y redituable que les permita proyectarse, y esto genera en tantos casos, tantos casos, situaciones de pobreza y marginación. Y esta pobreza y marginación es el mejor caldo de cultivo para que caigan en el círculo del narcotráfico y de la violencia. Es un lujo que hoy no nos podemos dar; no se puede dejar solo y abandonado el presente y el futuro de México.
Y para eso diálogo, confrontación, fuente de trabajo que vaya creando este sendero constructivo. Desgraciadamente, el tiempo que vivimos ha impuesto el paradigma de la utilidad económica como principio de las relaciones personales. La mentalidad reinante, en todas partes, propugna la mayor cantidad de ganancias posibles, a cualquier tipo de costo y de manera inmediata. No sólo provoca la pérdida de la dimensión ética de las empresas sino que olvida que la mejor inversión que se puede realizar es invertir en la gente, en las personas, en las familias. La mejor inversión es crear oportunidades. La mentalidad reinante pone el flujo de las personas al servicio del flujo de capitales provocando en muchos casos la explotación de los empleados como si fueran objetos para usar y tirar y descartar (cf. Laudato si’, 123). Dios pedirá cuenta a los esclavistas de nuestros días, y nosotros hemos de hacer todo lo posible para que estas situaciones no se produzcan más. El flujo del capital no puede determinar el flujo y la vida de las personas.
Por eso me gustó ese anhelo que se expresó de diálogo y confrontación. No son pocas las veces que, frente a los planteos de la Doctrina Social de la Iglesia, se salga a cuestionarla diciendo: «Estos pretenden que seamos organizaciones de beneficencia o que transformemos nuestras empresas en instituciones de filantropía». La hemos escuchado esa crítica. La única pretensión que tiene la Doctrina Social de la Iglesia es velar por la integridad de las personas y de las estructuras sociales. Cada vez que, por diversas razones, ésta se vea amenazada, o reducida a un bien de consumo, la Doctrina Social de la Iglesia será voz profética que nos ayudará a todos a no perdernos en el mar seductor de la ambición. Cada vez que la integridad de una persona es violada, toda la sociedad es la que, en cierta manera, empieza a deteriorarse. Y esto que dice la Doctrina Social de la Iglesia no es en contra de nadie, sino a favor de todos.
Cada sector tiene la obligación de velar por el bien del todo; todos estamos en el mismo barco. Todos tenemos que luchar para que el trabajo sea una instancia de humanización y de futuro; que sea un espacio para construir sociedad y ciudadanía. Esta actitud no sólo genera una mejora inmediata, sino que a la larga va transformándose en una cultura capaz de promover espacios dignos para todos. Esta cultura, nacida muchas veces de tensiones, va gestando un nuevo estilo de relaciones, un nuevo estilo de Nación.
¿Qué mundo queremos dejarles a nuestros hijos? Creo que en esto la gran mayoría podemos coincidir. Este es precisamente nuestro horizonte, esa es nuestra meta y, por ello, hoy tenemos que unirnos y trabajar. Siempre es bueno pensar qué me gustaría dejarles a mis hijos; y también es una buena medida para pensar en los hijos de los demás. ¿Qué quiere dejar México a sus hijos? ¿Quiere dejarles una memoria de explotación, de salarios insuficientes, de acoso laboral o de tráfico de trabajo esclavo? ¿O quiere dejarles la cultura de la memoria de trabajo digno, de techo decoroso y de la tierra para trabajar? Tres T: Trabajo, Techo y Tierra. ¿En qué cultura queremos ver nacer a los que nos seguirán? ¿Qué atmósfera van a respirar? ¿Un aire viciado por la corrupción, la violencia, la inseguridad y desconfianza o, por el contrario, un aire capaz de generar –la palabra es clave, generar–, generar alternativas, generar renovación o cambio? Generar es ser co-creadores con Dios. Claro, eso cuesta, cuesta.
Sé que lo que estoy planteando no es fácil, pero sé también que es peor dejar el futuro en manos de la corrupción, del salvajismo y de la falta de equidad. Sé que no es fácil muchas veces armonizar todas las partes en una negociación, pero sé también que es peor, y nos termina haciendo más daño, la carencia de negociación y la falta de valoración. Otra vez me decía un viejo dirigente obrero: honesto como él solo, murió con lo que ganaba, nunca se aprovechó. ‘Cada vez que teníamos que sentarnos a una mesa de negociación, yo sabía que tenía que perder algo para que ganáramos todos’. Linda la filosofía de ese hombre de trabajo, cuando se va a negociar se pierde algo para que ganen todos.
Sé que no es fácil poder congeniar en un mundo cada más competitivo, pero es peor dejar que el mundo competitivo termine determinando el destino de los pueblos, esclavos. El lucro y el capital no son un bien por encima del hombre, están al servicio del bien común. Y, cuando el bien común es forzado para estar al servicio del lucro, y el capital la única ganancia posible, eso tiene un nombre, se llama exclusión y así se va consolidando la cultura del descarte, descartable, excluyente.
Comenzaba agradeciéndoles la oportunidad de estar juntos. Ayer uno de los jóvenes en el estadio de Morelia, que dio testimonio, dijo que este mundo nos quita la capacidad de soñar y es verdad. A veces nos quita la capacidad de soñar, la capacidad de la gratuidad. Cuando el chico o la chica le da al papá y a la mamá solamente el fin de semana porque se va a trabajar antes y se vuelve cuando está durmiendo, esa es la cultura del descarte. Quiero invitarlos a soñar, a soñar en un México donde el papá pueda tener tiempo para jugar con sus hijos, donde la mamá pueda tener tiempo para jugar con sus hijos y eso lo van a lograr dialogando, confrontando, negociando, perdiendo para que ganen todos. Los invito a soñar el México que sus hijos se merecen; el México donde no haya personas de primera segunda o de cuarta, sino el México que sabe reconocer en el otro la dignidad de hijo de Dios. Y que la Guadalupana, que se manifestó a san Juan Diego, y reveló cómo los aparentemente dejados de lado eran sus testigos privilegiados, los ayude a todos. Tengan la profesión que tengan, tengan el trabajo que tengan, a todos, en esta tarea de diálogo, confrontación y encuentro. Gracias.

EL PAPA VIAJA A CIUDAD JUÁREZ.

En su último día en México, el Papa viaja a Ciudad Juárez .
Francisco llegará este miércoles a la ciudad fronteriza del estado de Chihuahua, para iniciar una jornada cargada de actividades
•17 febrero 2016•Iván de Vargas•Viajes pontificios
Salida a Ciudad Juárez .
En su último día en México, el papa Francisco viaja este miércoles a Ciudad Juárez, en el estado de Chihuahua, para visitar una cárcel, mantener un encuentro con empresarios y trabajadores y presidir una celebración eucarística multitudinaria en la frontera con Estados Unidos.
Según el programa previsto, el Santo Padre ha salido desde la Nunciatura Apostólica, donde ha pernoctado, rumbo al aeropuerto de Ciudad de México alrededor de las 7:45 hora local, despidiéndose de la capital azteca y su gente desde el papamóvil.
Tras un largo recorrido por las calles abarrotadas de fieles, el Pontífice ha llegado al aeropuerto internacional Benito Juárez. Una vez allí, ha tomado el avión de Aeroméxico que le llevará a la ciudad fronteriza de Ciudad Juárez. El vuelo ha despegado a las 9 de la mañana y está prevista su llegada al aeropuerto internacional Abraham González a las 10:00 horas.
Desde la terminal aérea, el papa Francisco se trasladará en un vehículo descubierto al centro penitenciario Cereso 3, para su visita y posterior encuentro con los internos.

EDD. MIÉRCOLES 17 DE FEBRERO DE 2016.

Miércoles de la Primera semana de Cuaresma
Libro de Jonás 3,1-10.
La palabra del Señor fue dirigida por segunda vez a Jonás, en estos términos:
«Parte ahora mismo para Nínive, la gran ciudad, y anúnciale el mensaje que yo te indicaré».
Jonás partió para Nínive, conforme a la palabra del Señor. Nínive era una ciudad enormemente grande: se necesitaban tres días para recorrerla.
Jonás comenzó a internarse en la ciudad y caminó durante todo un día, proclamando: «Dentro de cuarenta días, Nínive será destruida».
Los ninivitas creyeron en Dios, decretaron un ayuno y se vistieron con ropa de penitencia, desde el más grande hasta el más pequeño.
Cuando la noticia llegó al rey de Nínive, este se levantó de su trono, se quitó su vestidura real, se vistió con ropa de penitencia y se sentó sobre ceniza.
Además, mandó proclamar en Nínive el siguiente anuncio: «Por decreto del rey y de sus funcionarios, ningún hombre ni animal, ni el ganado mayor ni el menor, deberán probar bocado: no pasten ni beban agua;
vístanse con ropa de penitencia hombres y animales; clamen a Dios con todas sus fuerzas y conviértase cada uno de su mala conducta y de la violencia que hay en sus manos.
Tal vez Dios se vuelva atrás y se arrepienta, y aplaque el ardor de su ira, de manera que no perezcamos».
Al ver todo lo que los ninivitas hacían para convertirse de su mala conducta, Dios se arrepintió de las amenazas que les había hecho y no las cumplió.
Salmo 51(50),3-4.12-13.18-19.
¡Ten piedad de mí, Señor, por tu bondad,
por tu gran compasión, borra mis faltas!
¡Lávame totalmente de mi culpa
y purifícame de mi pecado!
Crea en mí, Dios mío, un corazón puro,
y renueva la firmeza de mi espíritu.
No me arrojes lejos de tu presencia
ni retires de mí tu santo espíritu.
Los sacrificios no te satisfacen;
si ofrezco un holocausto, no lo aceptas:
mi sacrificio es un espíritu contrito,
tú no desprecias el corazón contrito y humillado.
Evangelio según San Lucas 11,29-32.
Al ver Jesús que la multitud se apretujaba, comenzó a decir: «Esta es una generación malvada. Pide un signo y no le será dado otro que el de Jonás.
Así como Jonás fue un signo para los ninivitas, también el Hijo del hombre lo será para esta generación.
El día del Juicio, la Reina del Sur se levantará contra los hombres de esta generación y los condenará, porque ella vino de los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón y aquí hay alguien que es más que Salomón.
El día del Juicio, los hombres de Nínive se levantarán contra esta generación y la condenarán, porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás y aquí hay alguien que es más que Jonás.
Comentario del Evangelio por
San Romano el Melódico (?-c. 560), compositor de himnos
Himno 51.
“Los hombres de Nínive se convirtieron con la predicación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás”
Abre, Señor, ábreme la puerta de tu misericordia antes de mi partida (Mt 25,11). Porque es preciso que me vaya, que venga a ti y me justifique de todo lo que digo de palabra, de todos mis actos y de todo lo que pienso en mi corazón. “Incluso el rumor de mis murmullos no dejan de escuchar tus oídos” (Sab 1,10). David exclama en su salmo: “Tú has creado mis entrañas; se escribían todas en tu libro” (Sl 138, 13.16). Leyendo en él los caracteres de mis malas acciones, grábalas sobre tu cruz, porque es en ella que me glorío (Gal 6,14) gritándote: “Ábreme”…
Nuestro espíritu se ha endurecido hasta el punto que cuando hemos oído hablar de las calamidades de otros, no nos hemos corregido en absoluto (Lc 13,1s). “Todos se extravían, igualmente obstinados, no hay uno que obre bien, ni uno solo” (Sl 13, 2-3). Los ninivitas, en otro tiempo, se convirtieron al escuchar la palabra del profeta. Pero nosotros no hemos comprendido ni la llamada ni la amenaza. Ezequías con sus lágrimas consiguió hacer huir a los asirios provocando contra ellos la justicia de lo alto (2R 19). Ahora bien, los asirios… nos han llevado a la cautividad, y nosotros no hemos llorado ni gritado: “Ábrenos”.
Altísimo Señor, juez de todos, no esperes a que nosotros cambiemos de conducta; tú no tienes necesidad de nuestras buenas acciones, porque cada uno de nosotros se dedica a hacer malas acciones con el pensamiento y la voluntad. Puesto que esto es así, Salvador, dirige nuestros días según tu voluntad, sin esperar a nuestra conversión, porque es posible que ella nunca llegue a realizarse. Y aunque viniera, sería por poco tiempo, no persiste hasta el final. Es como la simiente caída entre las piedras, como la hierba sobre los tejados, que se seca antes de crecer (Mc 4,5; Sl 128,6). Derrama tus misericordias sobre nosotros y sobre los que exclaman: “Ábrenos”.
Fuente: Evangelizo.org

REUNIÓN DEL PAPA CON UN GRUPO DE NIÑOS MEXICANOS

El Papa invita a los niños a rezar también por los enemigos.
En la catedral de Morelia el Santo Padre es recibido por 600 niños de catequesis
•16 febrero 2016•Redaccion•Viajes pontificios
El Papa en la catedral de Morelia
(Foto: papafranciscoenmexico.org)
Después de almorzar en la Curia Arzobispal, el papa Francisco ha realizado este martes una breve visita a la catedral de Morelia. Allí ha sido recibido por unos 600 niños de catequesis.
Allí, el Santo Padre ha hecho una ofrenda floral a la imagen del niño mártir José Sánchez del Río. Y además ha podido saludar a Lupita y a su madre, quien recibió el milagro del futuro santo.
En una breve intervención, desde el altar, el Pontífice ha dado las gracias a los niños por esta visita. Le voy a pedir a Jesús –ha asegurado– que los haga crecer con mucho amor, como tenía él. Con mucho amor para ser cristianos en serio. “Para cumplir el mandamiento que Jesús nos dio: amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como Jesús nos amó”, ha añadido.
También ha invitado a pedir a la Virgen que “nos cuide, nos bendiga”. A este punto, el Papa ha invitado a los niños a que piensen “en su corazón en la familia que tiene, en los amigos y si están peleados con alguno también piensen en él”.  Porque la vida –ha advertido– no es linda con enemigos.
Finalmente, el Santo Padre ha invitado a los niños a pensar en la familia, en los amigos y en aquellos con los que están peleados, “para que Dios les bendiga”. También “a todas las personas que nos ayudan: monjas, curas, maestros… Todos los que nos ayudan  a crecer”. Y “una bendición especial también para mamá, papá y los abuelos”.
Mientras salía de la catedral, iba saludando a ambos lados a los niños allí congregados. Para concluir este breve encuentro, un coro ha sorprendido a Francisco regalándole una canción que ellos mismos habían compuesto. Cuando terminaron su actuación, el Pontífice les ha invitado a seguir así, buscando la belleza, la creatividad y les ha animado a que “nunca se dejen pisotear por nadie”.
A continuación, el presidente del Ayuntamiento de Morelia, Jesús Martínez Alfonso Alcázar, ha entregado a Francisco las llaves de la ciudad
Desde este templo, el Santo Padre se dirige al estadio “José María Morelos y Pavón” para el encuentro con unos 90 mil jóvenes.