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Comentario al evangelio de hoy viernes 08 de septiembre de 2017

Mirando a María, descubres el Amor.

Fiesta del Nacimiento de la Virgen María
Por: H. Adrián Olvera, L.C.
 
 

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Te doy gracias, Señor, por el don que nos has dado en tan grande mujer, amiga y Madre. Gracias por el don que nos has dado en María.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 1, 18-23
Cristo vino al mundo de la siguiente manera: estando María, su madre, desposada con José, y antes de que vivieran juntos, sucedió que ella, por obra del Espíritu Santo, estaba esperando un hijo. José, su esposo, que era hombre justo, no queriendo ponerla en evidencia, pensó dejarla en secreto.
Mientras pensaba en estas cosas, un ángel del Señor le dijo en sueños: «José, hijo de David, no dudes en recibir en tu casa a María, tu esposa, porque ella ha concebido por obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados».
Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que había dicho el Señor por boca del profeta Isaías: He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, a quien pondrán el nombre de Emmanuel, que quiere decir Dios-con-nosotros.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Los cielos, la tierra; el mar, las estrellas… todo lo has hecho por amor, Señor. Sin embargo, me causa mucha impresión pensar que aquellas cosas, el sol, la luna y lo demás, no los has creado con el amor con el que has creado al hombre. Éste es un amor que ni siquiera puedo imaginar, un amor que has querido compartir…, un amor que has querido sea a tu imagen y semejanza.
Pero has puesto especial atención en una criatura. Una mujer cuya belleza es digna de agradecer, una mujer cuya grandeza es la humildad, una mujer que con tan solo un Sí fue capaz de admirar al mundo; una mujer que escogiste de entre todas las mujeres para darnos el regalo más grande que alguien puede dar: al Emmanuel.
Te doy gracias, Señor, por el don que nos has dado en María. Te doy gracias pues, mirándola a ella, puedo descubrir la belleza de tu amor… puedo llegar a conocerte más.

La Virgen María nos ayude a recurrir constantemente a la gracia, a esa agua que mana de la roca que es Cristo Salvador, para que podamos profesar con convicción nuestra fe y anunciar con alegría las maravillas del amor de Dios, misericordioso y fuente de todo bien.
(Homilía de S.S. Francisco, 19 de marzo de 2017).

Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees
que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy, antes de irme a dormir rezaré un avemaría para agradecer a Dios por el don de María, y pediré la gracia de tener siempre su compañía.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
 

EDD. viernes 08 de septiembre de 2017.

Fuente :  http://evangeliodeldia.org/main.php?language=SP&module=readings&localdate=20170907
 
Fiesta de la Natividad de la Virgen María.
 
Libro de Miqueas 5,1-4a.
Así habla el Señor:
Y tú, Belén Efratá, tan pequeña entre los clanes de Judá, de ti me nacerá el que debe gobernar a Israel: sus orígenes se remontan al pasado, a un tiempo inmemorial.
Por eso, el Señor los abandonará hasta el momento en que dé a luz la que debe ser madre; entonces el resto de sus hermanos volverá junto a los israelitas.
El se mantendrá de pie y los apacentará con la fuerza del Señor, con la majestad del nombre del Señor, su Dios. Ellos habitarán tranquilos, porque él será grande hasta los confines de la tierra.
¡Y él mismo será la paz!
 
Salmo 13(12),6ab.6c.
Yo confío en tu misericordia
que mi corazón se alegre porque me salvaste.
¡Cantaré al Señor porque me ha favorecido!
 
Evangelio según San Mateo 1,1-16.18-23.
Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham:
Abraham fue padre de Isaac; Isaac, padre de Jacob; Jacob, padre de Judá y de sus hermanos.
Judá fue padre de Fares y de Zará, y la madre de estos fue Tamar. Fares fue padre de Esrón;
Esrón, padre de Arám; Arám, padre de Aminadab; Aminadab, padre de Naasón; Naasón, padre de Salmón.
Salmón fue padre de Booz, y la madre de este fue Rahab. Booz fue padre de Obed, y la madre de este fue Rut. Obed fue padre de Jesé;
Jesé, padre del rey David. David fue padre de Salomón, y la madre de este fue la que había sido mujer de Urías.
Salomón fue padre de Roboám; Roboám, padre de Abías; Abías, padre de Asá;
Asá, padre de Josafat; Josafat, padre de Jorám; Jorám, padre de Ozías.
Ozías fue padre de Joatám; Joatám, padre de Acaz; Acaz, padre de Ezequías;
Ezequías, padre de Manasés. Manasés fue padre de Amón; Amón, padre de Josías;
Josías, padre de Jeconías y de sus hermanos, durante el destierro en Babilonia.
Después del destierro en Babilonia: Jeconías fue padre de Salatiel; Salatiel, padre de Zorobabel;
Zorobabel, padre de Abiud; Abiud, padre de Eliacím; Eliacím, padre de Azor.
Azor fue padre de Sadoc; Sadoc, padre de Aquím; Aquím, padre de Eliud;
Eliud, padre de Eleazar; Eleazar, padre de Matán; Matán, padre de Jacob.
Jacob fue padre de José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, que es llamado Cristo.
Este fue el origen de Jesucristo: María, su madre, estaba comprometida con José y, cuando todavía no habían vivido juntos, concibió un hijo por obra del Espíritu Santo.
José, su esposo, que era un hombre justo y no quería denunciarla públicamente, resolvió abandonarla en secreto.
Mientras pensaba en esto, el Angel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo.
Ella dará a luz un hijo, a quien pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su Pueblo de todos sus pecados».
Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por el Profeta:
La Virgen concebirá y dará a luz un hijo a quien pondrán el nombre de Emanuel, que traducido significa: «Dios con nosotros».
 
Comentario del Evangelio por San Juan Damasceno (c. 675-749), monje, teólogo, doctor de la Iglesia. Homilía sobre la Natividad de la Virgen.
 
“Celebremos con gozo el nacimiento de la Virgen María: por ella nos vino el Sol de justicia” (Antífona del canto de entrada).
Hoy una puerta virginal se adelanta; por ella, el Dios que existe mucho más allá de todos los seres, ha de “venir al mundo” “corporalmente”, según la expresión de Pablo (Hb 1,6; Col 2,9). Hoy, un tallo ha salido de la raíz de Jesé (Is 11,1), de donde para el mundo saldrá una flor unida a la divinidad por su naturaleza. Hoy, a partir de la naturaleza terrestre, ha sido formado un cielo sobre la tierra por aquel que, antaño, hizo que el firmamento fuera sólido separándolo de las aguas y elevándolo hasta las alturas. Pero es un cielo mucho más sorprendente que el primero, porque el mismo que creó el cielo al principio, hoy se ha levantado de este nuevo cielo, como un sol de justicia (Ml 3,20)… La luz eterna, nacida antes de los siglos de la luz eterna, el ser inmaterial e incorpóreo, toma un cuerpo de esta mujer y, como un esposo, se adelanta hacia fuera de la cámara nupcial (Sl 18,6)…
Hoy, “el hijo del carpintero” (Mt 13,55), la Palabra siempre en acto de aquel que todo lo ha creado por medio de él, el brazo poderoso del Dios Altísimo… se ha construido una escalera viviente, cuya base está plantada en la tierra y cuyo final se eleva hasta el cielo. Dios descansa sobre ella; es la que Jacob contempló en imagen (Gn 28,12); por ella Dios, en su inmovilidad, ha descendido, o mejor aún, se ha inclinado condescendientemente, y así “se ha hecho visible sobre la tierra y ha convivido con los hombres” (Ba 3,38). Porque estos símbolos representan su venida entre nosotros, su anonadamiento por pura gracia, su existencia terrestre, el verdadero conocimiento que da de sí mismo a los que están en la tierra. La escalera espiritual, la Virgen, ha sido plantada en la tierra, porque ella toma su origen de la tierra, pero su cabeza se ha levantado hasta el cielo… Es por ella y por el Espíritu Santo que “el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros” (Jn 1,14).  Por ella y por el Espíritu Santo se ha hecho realidad la unión del Dios con los hombres.

Comentario al evangelio de hoy jueves 07 de septiembre de 2017

Rema mar adentro.

Jueves XXII del tiempo ordinario
Por: H. Rubén Tornero, L.C.
 
Fuente :  http://es.catholic.net/op/articulos/66617/rema-mar-adentro.html

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Jesús, buenos días, gracias por este momento de intimidad contigo. Aquí estoy delante de Ti. Quiero escuchar tu voz, que resuenen tus palabras en mi corazón. Deseo amarte, Jesús. Enséñame a amarte y amar a los demás como Tú lo quieres. Deseo permanecer unido a Ti. No me abandones ni me dejes solo. Te necesito. Ayúdame a nunca separarme de tu lado. Y si alguna vez lo hago, dame la gracia de saber que en tus brazos siempre encontraré un refugio amoroso al cual puedo volver.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 5, 1-11
En aquel tiempo, la gente se agolpaba alrededor de Jesús para oír la palabra de Dios, estando él a orillas del lago de Genesaret. Vio dos barcas que estaban junto a la orilla; los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes. Subió a una de las barcas, la de Simón, y le pidió que la apartara un poco de tierra. Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente.
Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: «Rema mar adentro, y echad las redes para pescar». Simón contestó: «Maestro, nos hemos pasado la noche bregando y no hemos cogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes». Y, puestos a la obra, hicieron una redada de peces tan grande que reventaba la red. Hicieron señas a los socios de la otra barca, para que vinieran a echarles una mano. Se acercaron ellos y llenaron las dos barcas, que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se arrojó a los pies de Jesús diciendo: «Apártate de mí, Señor, que soy un pecador». Y es que el asombro se había apoderado de él y de los que estaban con él, al ver la redada de peces que habían cogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Jesús dijo a Simón: «No temas; desde ahora serás pescador de hombres». Ellos sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Muy amada alma:
Ven. No tengas miedo. Adéntrate en el mar.Deja la seguridad de la orilla. Te veo allí, secando tus redes después de una larga jornada, ¿qué has pescado? Nada. He visto tu trabajo de toda la noche… de todos tus días: has luchado con uñas y dientes por ser feliz; te has matado por el bienestar tuyo y de los que amas; has construido un complejo conjunto de seguridades (dinero, afectos, diversiones…) poniendo tu confianza en ellos… y al final nada de eso te ha dado la felicidad plena que añorabas. Nada ha podido llenar esa sed de un amor que nunca termine, de una felicidad que jamás se acabe. Has tratando de llenar un vacío de infinito con una infinidad de cosas finitas… y no has podido; a lo más, has inhibido el deseo, pero cuando llega la mañana, luego de haber trabajado tanto para lograr poco o nada, te das cuenta que tu nostalgia por lo eterno sigue allí.
Levanta los ojos, alza la mirada y date cuenta que no estás hecho para este mundo, sino para Mí. Ven. Rema mar adentro. Sé que estás cansado, que has intentado de todo y que tu confianza se ha visto a prueba. No te preocupes. Ven, inténtalo una vez más, pero esta vez conmigo. Deja tus seguridades y confía en Mí. Quiero hacer de ti un gran santo, quiero hacerte feliz… ¡Puedo hacerlo!, ¡confía en Mí!
Mira más alto. No tengas miedo de ir allá donde nunca has llegado. ¡No tengas miedo de amar! Ensancha el corazón y déjame amar en ti, vivir en ti… déjame formar mi imagen en ti para que seas reflejo de mi luz, mensajero de mi paz… mi pescador de hombres. Te quiero para hacerte feliz y te necesito para hacer felices a los demás. ¿Puedo contar contigo?

Quien confiesa a Jesús sabe que no ha de dar sólo opiniones, sino la vida; sabe que no puede creer con tibieza, sino que está llamado a «arder» por amor; sabe que en la vida no puede conformarse con «vivir al día» o acomodarse en el bienestar, sino que tiene que correr el riesgo de ir mar adentro, renovando cada día el don de sí mismo.
(Homilía de S.S. Francisco, 29 de junio de 2017).

Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy voy a trabajar con todo mi esfuerzo para llevar a cabo esa actividad buena que he dejado a un lado, por el esfuerzo que implica, confiando y siempre con una sonrisa.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
 

 

EDD. jueves 07 de septiembre de 2017.

 
Fuente : http://evangeliodeldia.org/main.php?language=SP&module=readings&localdate=20170907
 
Jueves de la vigésima segunda semana del tiempo ordinario
Carta de San Pablo a los Colosenses 1,9-14.
Por eso, desde que nos enteramos de esto, oramos y pedimos sin cesar por ustedes, para que Dios les haga conocer perfectamente su voluntad, y les dé con abundancia la sabiduría y el sentido de las cosas espirituales.
Así podrán comportarse de una manera digna del Señor, agradándolo en todo, fructificando en toda clase de obras buenas y progresando en el conocimiento de Dios.
Fortalecidos plenamente con el poder de su gloria, adquirirán una verdadera firmeza y constancia de ánimo,
y darán gracias con alegría al Padre, que nos ha hecho dignos de participar de la herencia luminosa de los santos.
Porque él nos libró del poder de las tinieblas y nos hizo entrar en el Reino de su Hijo muy querido,
en quien tenemos la redención y el perdón de los pecados.
 
Salmo 98(97),2-3ab.3cd-4.5-6.
El Señor manifestó su victoria,
reveló su justicia a los ojos de las naciones:
se acordó de su amor y su fidelidad
en favor del pueblo de Israel.
Los confines de la tierra han contemplado
el triunfo de nuestro Dios.
Aclame al Señor toda la tierra,
prorrumpan en cantos jubilosos.
Canten al Señor con el arpa
y al son de instrumentos musicales;
con clarines y sonidos de trompeta
aclamen al Señor, que es Rey.
 
Evangelio según San Lucas 5,1-11.
En una oportunidad, la multitud se amontonaba alrededor de Jesús para escuchar la Palabra de Dios, y él estaba de pie a la orilla del lago de Genesaret.
Desde allí vio dos barcas junto a la orilla del lago; los pescadores habían bajado y estaban limpiando las redes.
Jesús subió a una de las barcas, que era de Simón, y le pidió que se apartara un poco de la orilla; después se sentó, y enseñaba a la multitud desde la barca.
Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: «Navega mar adentro, y echen las redes».
Simón le respondió: «Maestro, hemos trabajado la noche entera y no hemos sacado nada, pero si tú lo dices, echaré las redes».
Así lo hicieron, y sacaron tal cantidad de peces, que las redes estaban a punto de romperse.
Entonces hicieron señas a los compañeros de la otra barca para que fueran a ayudarlos. Ellos acudieron, y llenaron tanto las dos barcas, que casi se hundían.
Al ver esto, Simón Pedro se echó a los pies de Jesús y le dijo: «Aléjate de mí, Señor, porque soy un pecador».
El temor se había apoderado de él y de los que lo acompañaban, por la cantidad de peces que habían recogido;
y lo mismo les pasaba a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, compañeros de Simón. Pero Jesús dijo a Simón: «No temas, de ahora en adelante serás pescador de hombres».
Ellos atracaron las barcas a la orilla y, abandonándolo todo, lo siguieron.
 
Comentario del Evangelio por San Antonio de Padua (1195-1231), franciscano, doctor de la Iglesia. Sermones para el domingo y fiestas de los santos.
 
«No temas: desde ahora serás pescador de hombres»
«Por tu palabra, echaré las redes.» Es contando con la gracia celestial y la inspiración sobrenatural que hay que echar las redes de la predicación. Si no es así, es en vano que el predicador echa las líneas que marcan sus palabras. La fe de los pueblos no se obtiene a través de sermones muy bien compuestos sino por la gracia de la llamada divina… ¡Oh fructuosa humildad! Cuando los que en un momento determinado no habían recogido nada, se fían de la palabra de Cristo y recogen una multitud de peces…
«Por tu palabra, echaré las redes.» Cada vez que le he echado por mi cuenta, he querido conservar para mí lo que te pertenece. Soy yo quien ha predicado, y no tú; mis palabras y no las tuyas. Por eso no he recogido nada. O bien si he recogido alguna cosa, no es pescado sino ranas, que sólo sirven como charlatanas de mis alabanzas…
«Por tu palabra, echaré las redes.» Extender las redes sobre la palabra de Jesucristo, es o atribuirse nada a sí mismo, sino atribuírselo todo a él; es vivir conforme a lo que cada uno predica. Es entonces que se cogen gran cantidad de peces.

Comentario al evangelio de hoy miércoles 06 de septiembre de 2017

Déjate sorprender por Dios.

Miércoles XXII del Tiempo Ordinario.
Por: H. Adrián Olvera, L.C.
 
Fuente:  http://es.catholic.net/op/articulos/66613/dejate-sorprender-por-dios.html

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, sé que ahí estás; que de mí estás pendiente… Hoy te pido la gracia de dejarme sorprender.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Lucas 4,38-44
En aquel tiempo, Jesús salió de la sinagoga y entró en la casa de Simón. La suegra de Simón estaba con fiebre muy alta y le pidieron a Jesús que hiciera algo por ella. Jesús, de pie junto a ella, mandó con energía a la fiebre, y la fiebre desapareció. Ella se levantó enseguida y se puso a servirles.
Al meterse el sol, todos los que tenían enfermos se los llevaron a Jesús y Él, imponiendo las manos sobre cada uno, los fue curando de sus enfermedades. De muchos de ellos salían también demonios que gritaban: «¡Tú eres el Hijo de Dios!» Pero él les ordenaba enérgicamente que se callaran, porque sabían que él era el Mesías.
Al día siguiente se fue a un lugar solitario y la gente lo andaba buscando. Cuando lo encontraron, quisieron retenerlo, para que no se alejara de ellos; pero él les dijo: «También tengo que anunciarles el Reino de Dios a las otras ciudades, pues para eso he sido enviado». Y se fue a predicar en las sinagogas de Judea.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Ante los milagros que llaman la atención, que son trasmitidos en televisión; ante aquellos que sólo tú sabes, que consideras detalles de Dios simplemente…¡déjate sorprender!
Hay que dejarnos sorprender por aquellos regalos que consideramos ya como aspectos cotidianos; la amistad, la familia, la vida misma. Sin olvidar también aquellos aspectos misteriosos que no llegamos a entender, aquellos que incluso nos hacen dudar si Dios verdaderamente está… aun ahí hay que dejarnos sorprender.
«La gente lo andaba buscado e intentaban retenerlo para que no se les fuese». Ésa es la actitud de alguien que se ha dejado sorprender por Dios en su vida. Es una experiencia que te hace buscarlo, noche y día. Es una experiencia que te hace no querer soltarlo; que te hace querer a Dios como compañero, no sólo por unos cuantos días, sino para toda la vida.
El amor te abre a la sorpresa. El amor siempre es una sorpresa, porque supone un diálogo entre dos: entre el que ama y el que es amado. Y a Dios decimos que es el Dios de las sorpresas, porque él siempre nos amó primero, y nos espera con una sorpresa. Dios nos sorprende. Dejémonos sorprender por Dios. Y no tengamos la ‘psicología del computer’ de creer saberlo todo. -‘¿Cómo es esto?’ -‘Wait a moment’ (espera un momento). [Francisco hace que consulta en el ordenador] El computer, todas las respuestas. Ninguna sorpresa…
(Mensaje de S.S. Francisco, 18 de enero de 2015).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy intentaré viviren la presencia de Dios en todos los aspectos de mi día y me esforzaré por dedicar menos tiempo a las redes sociales.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
 
 

Con Cristo Jesús entra en mi casa la esperanza del mundo

Fuente :  http://pazybien.es/con-cristo-jesus-entra-en-mi-casa-la-esperanza-del-mundo/?utm_source=newsletter&utm_medium=email&utm_campaign=con_cristo_jesus_entra_en_mi_casa_la_esperanza_del_mundo&utm_term=2017-09-06
 
A la Iglesia, amada de Dios: Paz y Bien.
Me pregunto quién es el orante del salmo con que nosotros hemos orado hoy: “Te doy gracias, Señor, de todo corazón; delante de los ángeles tañeré para ti”. Con estas palabras pudo orar Eliacín, siervo del Señor, llamado por Dios a ser un padre para los habitantes de Jerusalén, escogido para dar a la casa paterna un trono glorioso.
Él pudo decir con el corazón lleno de agradecimiento: “Me postraré hacia tu santuario, daré gracias a tu nombre”.
Pero esas palabras también puede hacerlas suyas con verdad Simón el pescador, apóstol de Jesús, a quien Jesús llama dichoso, porque el Padre del cielo le ha revelado misterios inefables; Simón será la Piedra sobre la que Jesús edificará su Iglesia; a Simón entregará Jesús las llaves del Reino de los cielos; Simón puede llenar de sentido nuevo y pronunciar con asombro renovado todas las palabras del salmista: “El Señor es sublime, se fija en el humilde… Señor, tu misericordia es eterna, no abandones la obra de tus manos”.
Con todo, nadie podrá nunca decir las palabras de esa oración con más verdad, más agradecimiento y más gozo que el mismo Cristo Jesús; él es el “Hijo del Hombre, vestido de una túnica talar, ceñido el pecho con un ceñidor de oro”; sólo él puede decir de sí mismo: “Soy yo, el Primero y el Último, el que vive; estuve muerto, pero ahora estoy vivo… y tengo las llaves de la muerte”; sólo él es “el Santo, el Veraz, el que tiene la llave de David: si él abre, nadie puede cerrar; si él cierra, nadie puede abrir”.
Ahora ya puedes, Iglesia santa, decir tú también las palabras de tu oración en comunión con tu Señor, como cuerpo suyo que eres, pues a ti misma puedes verte “revestida con la justicia” que te ha venido de Dios, puedes ver “ceñida tu cintura con la verdad”, puedes ver en tu mano “las llaves” de la reconciliación que tu Señor te ha confiado. Grita tu agradecimiento con más fuerza que si gritases delante de Dios tu necesidad: “Te doy gracias, Señor, de todo corazón…”.

Ya sabes, amada del Señor, con quién has pronunciado las palabras de tu salmo; ya sabes a quién vas a recibir en comunión; ya puedes decir a tu Señor quién es él para ti.
Si digo que tú eres para mí el Primero y el Último, digo, mi Señor, que tú eres mi todo, mi bien, mí único bien. Me gustaría decir con palabras mías quién eres para mí, pero sólo encontraría pobres palabras, sólo sabría balbucir como un niño mientras te miro. Por eso recurro a ti, Señor, para decirte quién eres con palabras tuyas: Tú eres el único de entre nosotros que “ha nacido para todos” los demás; tú eres el único de entre nosotros a quien todos podemos llamar “mi Salvador”; tú eres “la Luz que ilumina el mundo”, el “Pan de cielo” para el camino del pueblo de Dios, el buen Pastor que busca su oveja perdida hasta dar la vida por ella, tú eres la Resurrección y la Vida para todos los que mueren.
Si te recibo, Señor, entra en mi casa la esperanza del mundo; si te acojo, tu santidad me penetra, tu gracia me justifica, tu justicia me ciñe; en las penas “tú eres nuestra dulzura”, en el ardor “tú eres el refrigerio”, en la tristeza “tú eres el gozo”, en la prueba “tú eres seguridad”, en la fatiga “tú eres el descanso”, en la pobreza “tú eres toda nuestra riqueza y satisfacción”. Tú eres quien hace suya mi lepra para que yo quede limpio; tú eres quien toca mis ojos para que vea; tú eres quien me toma de la mano para que camine. Para los esclavos eres libertad, para los pecadores eres perdón, para los pobres tú eres el reino de Dios. Y para mí, Señor, para mí que soy esclavo y ciego, leproso y pecador, para mí, Señor, pido que seas tú solo mi todo.
Iglesia amada del Señor, ya sabes también con quién vas a comulgar, quién te recibe, a quién vas a recibir. No habría comunión de verdad si tú, creyente y pobre, no fueses recibida por Cristo; no habrá comunión de verdad si tú no recibes a Cristo en sus pobres.
Mons. Santiago Agrelo, OFM
Arzobispo de Tánger

EDD. miércoles 06 de septiembre de 2017

Fuente :http://evangeliodeldia.org/main.php?language=SP&module=readings&localdate=20170905
 
Miércoles de la vigésima segunda semana del tiempo ordinario
Carta de San Pablo a los Colosenses 1,1-8.
Pablo, Apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y el hermano Timoteo
saludan a los santos de Colosas, sus fieles hermanos en Cristo. Llegue a ustedes la gracia y la paz que proceden de Dios, nuestro Padre.
Damos gracias a Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, orando sin cesar por ustedes,
desde que nos hemos enterado de la fe que tienen en Cristo Jesús y del amor que demuestran a todos los santos,
a causa de la esperanza que les está reservada en el cielo. Ustedes oyeron anunciar esta esperanza por medio de la Palabra de la verdad, de la Buena Noticia
que han recibido y que se extiende y fructifica en el mundo entero. Eso mismo sucede entre ustedes, desde que oyeron y comprendieron la gracia de Dios en toda su verdad,
al ser instruidos por Epafras, nuestro querido compañero en el servicio de Dios. El es para ustedes un fiel ministro de Cristo,
y por él conocimos el amor que el Espíritu les inspira.
 
Salmo 52(51),10.11.
Yo, como un olivo frondoso
en la casa de Dios,
he puesto para siempre mi confianza
en la misericordia del Señor.
Te daré gracias eternamente
por lo que has hecho,
y proclamaré la bondad de tu Nombre
delante de tus fieles.
Evangelio según San Lucas 4,38-44.
Al salir de la sinagoga, entró en la casa de Simón. La suegra de Simón tenía mucha fiebre, y le pidieron que hiciera algo por ella.
Inclinándose sobre ella, Jesús increpó a la fiebre y esta desapareció. En seguida, ella se levantó y se puso a servirlos.
Al atardecer, todos los que tenían enfermos afectados de diversas dolencias se los llevaron, y él, imponiendo las manos sobre cada uno de ellos, los curaba.
De muchos salían demonios, gritando: «¡Tú eres el Hijo de Dios!». Pero él los increpaba y no los dejaba hablar, porque ellos sabían que era el Mesías.
Cuando amaneció, Jesús salió y se fue a un lugar desierto. La multitud comenzó a buscarlo y, cuando lo encontraron, querían retenerlo para que no se alejara de ellos.
Pero él les dijo: «También a las otras ciudades debo anunciar la Buena Noticia del Reino de Dios, porque para eso he sido enviado».
Y predicaba en las sinagogas de toda la Judea.
 
Comentario del Evangelio por San Euquero (¿- c. 450), obispo de Lyon. El elogio del desierto.
 
«Salió y se retiró a un lugar desierto».
¿Se puede, razonablemente, decir que el desierto es el templo sin límites de nuestro Dios? Porque el que vive en el silencio ciertamente que debe complacerse de estar en los lugares retirados. Es allí que a menudo él se manifiesta a nuestros santos; es en la soledad que acostumbra a encontrarse con los hombres.
Es en el desierto que Moisés, con el rostro inundado de luz, vio a Dios… allí fue admitido a conversar familiarmente con el Señor; allí hubo intercambio de palabras; conversó con el Señor del cielo de la misma manera que el hombre tiene costumbre de conversar con su semejante. Allí recibió el bastón poderoso en prodigios; y después de ir al desierto como pastor de ovejas, dejó el desierto y se convirtió en pastor de pueblos (Ex 3; 33,11; 34).
De la misma manera, cuando el pueblo de Dios debía ser liberado de Egipto y de las obras terrestres ¿no se fue a lugares alejados y se refugió en las soledades? Sí, es en el desierto que se acercó a ese Dios que lo arrancó de la esclavitud… Y el Señor se convirtió en el jefe de su pueblo guiando sus pasos a través del desierto. A lo largo del camino, de día y de noche, desplegó una columna, llama ardiente o nube luminosa, signo venido del cielo… Los hijos de Israel obtuvieron pues poder ver el trono de Dios y oír su voz mientras vivieron en la soledad del desierto…
¿Es necesario añadir que no llegaron a la tierra por ellos deseada sino después de haber permanecido en el desierto? Para que el pueblo pudiera entrar un día en posesión de una región que manaba leche y miel, fue necesario que primero pasara por lugares áridos y yermos. Es siempre a través de campamentos en el desierto que uno se encamina hacia la verdadera patria. Que habite en una tierra inhabitable el que quiera «gozar de la dicha del Señor en la tierra de los vivos» (Sl 26,13). Que sea huésped del desierto quien quiera llegar a ser ciudadano de los cielos

Comentario al evangelio de hoy martes 05 de septiembre de 2017

¿Qué tiene su palabra? Da órdenes con autoridad y poder a los espíritus inmundos, y salen.

Martes XXII del Tiempo Ordinario
Por: H. Hiram Samir Galán Jaime, LC
 
Fuente:  http://es.catholic.net/op/articulos/66611/que-tiene-su-palabra-da-ordenes-con-autoridad-y-poder-a-los-espiritus-inmundos-y-salen.html

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Quiero dejarme amar por Ti, Señor, ayúdame a confiar y permanecer en tu amor.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Lucas 4,31-37
En aquel tiempo, Jesús bajó a Cafarnaún, ciudad de Galilea, y los sábados enseñaba a la gente. Todos estaban asombrados de sus enseñanzas, porque hablaba con autoridad.
Había en la sinagoga un hombre que tenía un demonio inmundo, y se puso a gritar muy fuerte: «¡Déjanos! ¿Por qué te metes con nosotros, Jesús nazareno? ¿Has venido a destruirnos? Sé que tú eres el Santo de Dios».
Pero Jesús le ordenó: «¡Cállate y sal de ese hombre!». Entonces el demonio tiró al hombre por tierra en medio de la gente, y salió de él sin hacerle daño. Todos se espantaron y se decían unos a otros: «¿Qué tendrá su palabra? Porque da órdenes con autoridad y fuerza a los espíritus inmundos, y éstos se salen.» Y su fama se extendió por todos los lugares de la región.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
En este Evangelio Jesús nos recuerda el poder y el valor del nombre de Dios. En la antigüedad, era tanto el respeto al nombre de Dios que no se atrevían ni siquiera a nombrarlo. Era tal la estima y el respeto hacia Dios que sólo el pronunciar su nombre ya era rozar con lo divino.
Creo que tristemente estamos muy lejos de aquel respeto y devoción. Hoy, el nombre de Dios parece carecer de valor. La devoción al santo nombre de Jesús suena tan extraña que ni siquiera se piensa que existió. Pero la misma Sagrada Escritura nos muestra que jamás se hizo un milagro, por parte de los hombres, sin haber antes invocado el nombre de Dios, de Jesús.
¿Por qué exigimos milagros a Dios?¿Porqué nos quejamos de su falta de acción y presencia en nuestras vidas cuando ni siquiera escuchamos la petición o condición que Él mismo nos dio para ser bendecidos. «Todo lo que pidan al Padre en mi nombre, lo recibirán»?
Enséñanos, Jesús, la gloria de tu nombre; derrama en nuestros corazones el don de la fe para que seamos capaces de recibir todas las gracias y bendiciones que tienes tiempo de querer regalarnos.

La transformación del corazón que nos lleva a confesar nuestros pecados es «don de Dios». Nosotros solos no podemos. Poder confesar nuestros pecados es un don de Dios, es un regalo, es «obra suya». Ser tocados con ternura por su mano y plasmados por su gracia nos permite, por lo tanto, acercarnos al sacerdote sin temor por nuestras culpas, pero con la certeza de ser acogidos por él en nombre de Dios y comprendidos a pesar de nuestras miserias; e incluso sin tener un abogado defensor: tenemos sólo uno, que dio su vida por nuestros pecados. Es Él quien, con el Padre, nos defiende siempre.
(Homilía de S.S. Francisco, 13 de marzo de 2015).

Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Invocaré el Santo nombre de Jesús en los momentos de dificultad y tristeza que experimente el día de hoy, con la certeza de que el Padre celestial se complace en escuchar el nombre de su Hijo amado.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
 

EDD. martes 05 de septiembre de 2017.

Fuente :  http://evangeliodeldia.org/main.php?language=SP&module=readings&localdate=20170904
 
Martes de la vigésima segunda semana del tiempo ordinario
Primera Carta de San Pablo a los Tesalonicenses 5,1-6.9-11.
Hermanos:
En cuanto al tiempo y al momento, no es necesario que les escriba.
Ustedes saben perfectamente que el Día del Señor vendrá como un ladrón en plena noche.
Cuando la gente afirme que hay paz y seguridad, la destrucción caerá sobre ellos repentinamente, como los dolores de parto sobre una mujer embarazada, y nadie podrá escapar.
Pero ustedes, hermanos, no viven en las tinieblas para que ese Día los sorprenda como un ladrón:
todos ustedes son hijos de la luz, hijos del día. Nosotros no pertenecemos a la noche ni a las tinieblas.
No nos durmamos, entonces, como hacen los otros: permanezcamos despiertos y seamos sobrios.
Porque Dios no nos destinó para la ira, sino para adquirir la salvación por nuestro Señor Jesucristo,
que murió por nosotros, a fin de que, velando o durmiendo, vivamos unidos a él.
Anímense, entonces, y estimúlense mutuamente, como ya lo están haciendo.
Salmo 27(26),1.4.13-14.
El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es el baluarte de mi vida,
¿ante quién temblaré?
Una sola cosa he pedido al Señor,
y esto es lo que quiero:
vivir en la Casa del Señor
todos los días de mi vida,
para gozar de la dulzura del Señor
y contemplar su Templo.
Yo creo que contemplaré la bondad del Señor
en la tierra de los vivientes.
Espera en el Señor y sé fuerte;
ten valor y espera en el Señor.
 
Evangelio según San Lucas 4,31-37.
Jesús bajó a Cafarnaún, ciudad de Galilea, y enseñaba los sábados.
Y todos estaban asombrados de su enseñanza, porque hablaba con autoridad.
En la sinagoga había un hombre que estaba poseído por el espíritu de un demonio impuro; y comenzó a gritar con fuerza;
«¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido para acabar con nosotros? Ya sé quién eres: el Santo de Dios».
Pero Jesús lo increpó, diciendo: «Cállate y sal de este hombre». El demonio salió de él, arrojándolo al suelo en medio de todos, sin hacerle ningún daño.
El temor se apoderó de todos, y se decían unos a otros: «¿Qué tiene su palabra? ¡Manda con autoridad y poder a los espíritus impuros, y ellos salen!».
Y su fama se extendía por todas partes en aquella región.
 
Comentario del Evangelio por Diadoco de  Foticé (c. 400-?), obispo. Cien capítulos sobre el conocimiento, 78-80, en La Filocalia.
 
«¡Cierra la boca y sal!»
El bautismo, ese baño de santidad, quita la suciedad de nuestro pecado, pero no evita nuestra doble voluntad y no priva a los espíritus del mal de luchar contra nosotros o de arrastrarnos a la ilusión… Pero la gracia de Dios tiene su morada en la profundidad misma del alma, es decir, en el entendimiento. En efecto, se dice que «la gloria de la hija del Rey está dentro de ella» (Sl 44,15): no se expone a los demonios. Por eso desde las mismas profundidades de nuestro corazón sentimos como surge el deseo divino cuando nos acordamos ardorosamente de Dios. Pero es entonces que los malos espíritus acechan a nuestros sentidos corporales y se esconden en ellos, aprovechando que la carne está relajada… Así pues, nuestro entendimiento, según el divino apóstol Pablo, se goza siempre con la ley del Espíritu (Rm 7,22). Pero los sentidos carnales quieren dejarse llevar siempre por la pendiente de los placeres…
«La luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibe» (Jn 1,5)…: el    Verbo de Dios, la luz verdadera quiso manifestarse a la creación en su propia carne, enciendo en nosotros la luz de su conocimiento divino en su inconmensurable amor al hombre. El espíritu del mundo no recibió el designio de Dios, es decir, no lo conoció…; y sin embargo el maravilloso teólogo, el evangelista Juan, añade: « Él era la luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo. En el mundo estaba, y el mundo fue hecho por él, y el mundo no le conoció.  Vino a su casa, y los suyos no lo recibieron. Pero a todos los que le recibieron les dio poder de hacerse hijos de Dios» (v.10-12)… El evangelista no se refiere a Satán cuando dice que no recibió la verdadera luz, porque desde el principio la luz le es extraña puesto que no brilla en él. Sino que a través de esta palabra estigmatiza  a los hombres que comprenden los poderes y las maravillas de Dios pero que, a causa de su corazón entenebrecido, no quieren acercarse a la luz de su conocimiento.

Comentario al evangelio de hoy lunes 04 de septiembre de 2017

¡Dale hoy la oportunidad a Cristo!

Lunes XXII de Tiempo Ordinario.
Por: H. Javier Castellanos, L.C.
 
Fuente: http://es.catholic.net/op/articulos/66610/dale-hoy-la-oportunidad-a-cristo.html

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
«A Ti, Señor, me acojo: no quede yo nunca defraudado.
Tú, que eres justo, ponme a salvo, inclina tu oído hacia mí;

Ven aprisa a librarme, sé la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve,
Tú que eres mi roca y mi baluarte; por Tu nombre dirígeme y guíame.
A tus manos encomiendo mi espíritu: Tú, el Dios leal, me librarás.» (Salmo 30)
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 4,16-30

En aquel tiempo, fue Jesús a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y se levantó para hacer la lectura. Le entregaron el libro del profeta Isaías y, desarrollándolo, y encontró el pasaje donde estaba escrito:
El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido. Me ha enviado para llevar a los pobres la buena nueva, para anunciar la liberación a los cautivos y la curación a los ciegos, para dar libertad a los oprimidos y proclamar el año de gracia del Señor.
Enrolló el volumen, lo devolvió al encargado y se sentó. Los ojos de todos los asistentes a la sinagoga estaban fijos en él. Entonces comenzó a hablar, diciendo: «Hoy mismo se ha cumplido este pasaje de la Escritura, que ustedes acaban de oír».
Todos le daban su aprobación y admiraban la sabiduría de las palabras que salían de sus labios, y se preguntaban: «¿No es éste el hijo de José?».
Jesús les dijo: «Seguramente me dirán aquel refrán: ‘Médico, cúrate a ti mismo, y haz aquí, en tu propia tierra, todos esos prodigios que hemos oído que has hecho en Cafarnaúm’ «.
Y añadió: «Yo les aseguro que nadie es profeta en su tierra. Había ciertamente en Israel muchas viudas en los tiempos de Elías, cuando faltó la lluvia durante tres años y medio, y hubo un hambre terrible en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una viuda que vivía en Sarepta, ciudad de Sidón. Había muchos leprosos en Israel, en tiempos del profeta Eliseo; sin embargo, ninguno de ellos fue curado sino Naamán, que era de Siria».
Al oír esto, todos los que estaban en la sinagoga se llenaron de ira, y levantándose, lo sacaron de la ciudad y lo llevaron hasta un precipicio de la montaña, sobre el que estaba construida la ciudad, para despeñarlo. Pero él, pasando por en medio de ellos, se alejó de allí.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Hoy se cumple la Escritura. Realmente. Cristo quiere cumplir todas estas profecías en mi propia vida. Él está aquí, frente a mí, ungido con el Espíritu que renueva todas las cosas. Él quiere tocar mi vida y transformarla, traer la redención precisamente en ese lugar de mi alma que necesita la gracia de Dios.
Él quiere llenar la pobreza del mundo con el tesoro del Evangelio. Él quiere devolver la vista a quien se siente a oscuras. Él quiere poner en libertad a todos los oprimidos y cautivos por el error y el pecado. A todos nos cuesta reconocernos limitados e imperfectos, pero podemos tener plena confianza delante del mejor Amigo. Abramos nuestro corazón a Él y compartamos con Cristo cuáles son nuestras pobrezas, nuestros puntos de oscuridad y confusión, aquello que nos oprime o esclaviza, impidiéndonos ser libres para amar a Dios y a nuestros hermanos. Si Él quiere y puede salvarnos, ¿por qué no darle la oportunidad de hacerlo?
Tal vez no nos cuesta tanto abrir nuestro corazón. Y entonces, sin querer, podemos poner un segundo obstáculo: refugiarnos en la rutina. Cuando decimos que ya conocemos a Jesús demasiado bien, que ya sabemos qué podemos esperar de Él, entonces nos hemos hecho un Jesús a nuestra medida, y no es ya el verdadero Jesús. Porque Jesús es un amigo impredecible. Le gusta romper esquemas y preparar sorpresas. Le gusta sacar la bendición ahí donde abundaban problemas, hacer de la cruz la fuente de la vida, convertir en gozo lo que era oscuridad y dolor. Pero para esto hay que confiar incondicionalmente, que significa firmarle el cheque en blanco. Significa no huir de la oscuridad, la cruz o los problemas, sino afrontarlos con la esperanza puesta en su amor y su gracia. Hay que actuar en esas situaciones poniendo lo mejor de nosotros mismos, pero sabiendo que Él también pondrá lo mejor de su parte. Para el hombre y mujer que confía, Él cumple todas sus promesas de redención.

La Buena Noticia puede parecer una expresión más, entre otras, para decir «Evangelio»: como buena nueva o feliz anuncio. Sin embargo, contiene algo que cohesiona en sí todo lo demás: la alegría del Evangelio. Cohesiona todo porque es alegre en sí mismo. La Buena Noticia es la perla preciosa del Evangelio. No es un objeto, es una misión. Lo sabe el que experimenta «la dulce y confortadora alegría de anunciar».
(Homilía de S.S. Francisco, 13 de abril de 2017).

Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy buscaré acercarme a algún compañero o compañera de trabajo que vea alejado o excluido para trasmitirle la Buena Noticia del Evangelio.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.