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Angelus: “Tú perteneces a Dios” (Traducción completa)

Fuente :  https://es.zenit.org/articles/angelus-tu-perteneces-a-dios-traduccion-completa/
 
No huir de la realidad, palabras antes del ángelus.
22 octubre 2017Raquel AnilloAngelus y Regina Caeli

Angelus 24/09/2017 CTV
(ZENIT – Roma, 22 de octubre de 2017).- “¿A quién pertenezco?… Ante todo….perteneces a Dios. Es la pertenencia fundamental. Es Él quien te ha dado todo lo que eres y todo lo que tienes”, ha subrayado el Papa Francisco en el ángelus del 22 de octubre de 2017.
“El cristiano, ha declarado ante unos 35.000 peregrinos reunidos en la plaza San Pedro, está llamado a comprometerse concretamente en las realidades humanas y sociales sin oponer a “Dios” y al “Cesar”; oponer Dios y César sería una actitud fundamentalista. El cristiano está llamado a comprometerse concretamente en las realidades terrestres, pero iluminadas con la luz que viene de Dios”.
Para el Papa, “la confianza prioritaria en Dios y la esperanza en Él no comportan una huida de la realidad, sino que (implican) dar activamente a Dios lo que le pertenece. Por eso el creyente mira la realidad futura, la de Dios, para vivir la vida terrestre en plenitud, y responder con valentía a sus desafíos”.
Esta es nuestra traducción completa de las palabras pronunciadas por el Papa para introducir la oración mariana.
Palabras del Papa antes del Angelus
¡Queridos hermanos y hermanas, buenos días!
El Evangelio de este domingo (Mt 22, 15-21) nos presenta un nuevo cara a cara entre Jesús y sus oponentes. El tema afrontado es el del tributo al César: una pregunta “espinosa”, sobre el carácter lícito o no de pagar el tributo al emperador de Roma, al cual estaba sujeta Palestina en tiempos de Jesús. Había diversas posiciones. Como consecuencia la pregunta dirigida por los fariseos: “Está permitido, sí o no, pagar el impuesto al César, el emperador? “(v. 17) constituye una trampa para el Maestro. En efecto, según lo que responda, sería acusado de estar a favor o en contra de Roma.
Pero Jesús, en este caso también, responde con calma y se aprovecha de la pregunta maliciosa para dar una enseñanza importante, levantándose por encima de la polémica y de los enfrentamientos opuestos. Dice a los fariseos: “Enséñame la moneda de los impuestos”. Ellos le presentan una moneda de un denario, y Jesús, observando la moneda, pregunta: “Esta imagen y esta inscripción, de quién son?” Los fariseos no sabían qué responder: “De César”. Entonces Jesús concluye: “Dad al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios”. (cf. Vv. 19-21). Por una parte, incitando a dar al emperador lo que le pertenece, Jesús declara que pagar el impuesto no es un acto de idolatría, sino de un acto debido a la autoridad terrestre; por otra parte – y es aquí donde Jesús da el” golpe de gracia” – recordando la primacía de Dios, pide de darle aquello que le retorna en tanto que es el Señor de la vida, del hombre y de la historia.
La referencia a la imagen del César, grabada en la moneda, dice que es justo sentirse en pleno título – con los derechos y deberes – ciudadano del Estado; pero simbólicamente esto hace pensar a la otra imagen que está impresa en todo hombre: la imagen de Dios. Él es el Señor de todo, y nosotros, que hemos sido creados “a su imagen”, pertenecemos primeramente a Él. Jesús saca de esta pregunta, que le ha sido hecha por los fariseos, una interrogación más radical y vital para cada uno de nosotros, una pregunta que podemos hacernos: ¿a quién pertenezco? ¿A la familia, a la ciudad, a los amigos, a la escuela, al trabajo, a la política, al Estado? Sí, ciertamente. Pero ante todo – nos recuerda Jesús – tú perteneces a Dios. Es la pertenencia fundamental. Es él quién te ha dado todo lo que eres y todo lo que tienes. Por lo tanto nuestra vida, día tras día, podemos y debemos vivirla en el reconocimiento de nuestra pertenencia fundamental y en el reconocimiento del corazón hacía nuestro Dios, que crea a cada uno de nosotros individualmente, único, pero siempre a imagen de su Hijo amado, Jesús. Es un magnífico misterio.
El cristiano está llamado a comprometerse concretamente en las realidades humanas y sociales sin oponer “Dios” y “César”; oponer Dios y César sería una actitud fundamentalista. El cristiano está llamado a comprometerse concretamente en las realidades terrestres, pero iluminándolas con la luz que viene de Dios. La confianza prioritaria en Dios y l esperanza en Él no comportan una huida de la realidad, sino más bien de darle activamente a Dios lo que le pertenece. Por eso el creyente mira la realidad futura, la de Dios, para vivir la vida terrestre en plenitud, y responder con valentía a sus desafíos.
Que la virgen María nos ayude a vivir siempre en conformidad a la imagen de Dios que llevamos en nosotros, en nuestro interior, dando así nuestra contribución a la construcción de la ciudad terrestre.
(C) Traducción de Zenit, Raquel Anillo

Comentario al evangelio de hoy sábado 21 de octubre de 2017

Fidelidad y coherencia.

Sábado XXVIII del tiempo ordinario.
Por: H. Hiram Samir Galán Jaime, 
 
 
L.C.Fuente :  http://es.catholic.net/op/articulos/67095/fidelidad-y-coherencia.html

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, enséñame a no juzgar a los demás sino a tener una palabra de consuelo y de perdón para todos.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Lucas 12, 8-12
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Yo les aseguro que a todo aquel que me reconozca abiertamente ante los hombres, lo reconocerá abiertamente el Hijo del hombre ante los ángeles de Dios; pero a aquel que me niegue ante los hombres, yo lo negaré ante los ángeles de Dios.
A todo aquel que diga una palabra contra el Hijo del hombre, se le perdonará; pero a aquel que blasfeme contra el Espíritu Santo, no se le perdonará.
Cuando los lleven a las sinagogas y ante los jueces y autoridades, no se preocupen de cómo se van a defender o qué van a decir, porque el Espíritu Santo les enseñará en aquel momento lo que convenga decir».
Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Hoy en día parece que la Iglesia comete más errores de los que cometía antes. Hoy los sacerdotes parecen no ser tan santos como lo eran antes. Hoy el catolicismo parece no tener la fuerza que tenía antes. Y podríamos continuar una lista de características negativas que se refieren a la vivencia de nuestra fe en el mundo actual.
¿Pero, los problemas en la vida se resuelven tan solo lamentándose y quejándose de ellos?Evidentemente no, pero como podemos contribuir si a veces somos tan ajenos a esos ambientes y solo prestamos atención y creemos en la información que nos llega por los medios de comunicación. Este pasaje del Evangelio nos muestra la actitud que tenemos que tener ante las necesidades, sobre todo en lo referente a la vivencia de nuestra fe.
Hay mucha necesidad de testigos coherentes en nuestra Iglesia. Hoy, Cristo, verdaderamente quiere necesitarnos para que lo defendamos ante los hombres. Es su Cuerpo Místico el que esta lacerado y ultrajado, por ello cuando uno de sus miembros sufre todo el cuerpo sufre.
Debemos aprender a amar nuestra Iglesia y tener la consciencia de que cuando la criticamos o simplemente no la ayudamos, es al mismo Cristo a quien le damos la espalda.No es indiferente, para Dios y para los demás, lo que hagamos o dejemos de hacer por la Iglesia y sus miembros.
Oh, Virgen prudentísima, María madre de la Iglesia, concédenos un amor muy grande por el santo Padre el Papa y ayúdanos a ser verdaderos hijos de Dios: amorosos, coherentes y entregados a nuestra vocación.

La Iglesia necesita santos de todos los días, los de la vida ordinaria, llevada adelante con coherencia; pero también aquellos que tienen el valor de aceptar la gracia de ser testigos hasta el final, hasta la muerte. Todos aquellos son la sangre viva de la Iglesia. Son los testigos que llevan adelante la Iglesia; aquellos que demuestran que Jesús ha resucitado, que Jesús está vivo, y lo demuestran con la coherencia de vida y con la fuerza del Espíritu Santo que han recibido como don.
(Homilía de S.S. Francisco, 22 de abril 2017).

Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Buscare pasar un rato de adoración ante el Santísimo sacramento, pidiendo especialmente por la fidelidad y coherencia de todos los miembros de la Iglesia.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

EDD. sábado 21 de octubre de 2017

Fuente :  evangeliodeldia.org
 
Sábado de la vigésima octava semana del tiempo ordinario
Carta de San Pablo a los Romanos 4,13.16-18.
Hermanos:
En efecto, la promesa de recibir el mundo en herencia, hecha a Abraham y a su posteridad, no le fue concedida en virtud de la Ley, sino por la justicia que procede de la fe.
Por eso, la herencia se obtiene por medio de la fe, a fin de que esa herencia sea gratuita y la promesa quede asegurada para todos los descendientes de Abraham, no sólo los que lo son por la Ley, sino también los que lo son por la fe. Porque él es nuestro padre común,
como dice la Escritura: Te he constituido padre de muchas naciones. Abraham es nuestro padre a los ojos de aquel en quien creyó: el Dios que da vida a los muertos y llama a la existencia a las cosas que no existen.
Esperando contra toda esperanza, Abraham creyó y llegó a ser padre de muchas naciones, como se le había anunciado: Así será tu descendencia.
 
Salmo 105(104),6-7.8-9.42-43.
Descendientes de Abraham, su servidor,
hijos de Jacob, su elegido:
el Señor es nuestro Dios,
en toda la tierra rigen sus decretos.
El se acuerda eternamente de su alianza,
de la palabra que dio por mil generaciones,
del pacto que selló con Abraham,
del juramento que hizo a Isaac.
Él se acordó de la palabra sagrada,
que había dado a Abraham, su servidor,
e hizo salir a su pueblo con alegría,
a sus elegidos, entre cantos de triunfo
 
Evangelio según San Lucas 12,8-12.
Les aseguro que aquel que me reconozca abiertamente delante de los hombres, el Hijo del hombre lo reconocerá ante los ángeles de Dios.
Pero el que no me reconozca delante de los hombres, no será reconocido ante los ángeles de Dios.
Al que diga una palabra contra el Hijo del hombre, se le perdonará; pero al que blasfeme contra el Espíritu Santo, no se le perdonará.
Cuando los lleven ante las sinagogas, ante los magistrados y las autoridades, no se preocupen de cómo se van a defender o qué van a decir,
porque el Espíritu Santo les enseñará en ese momento lo que deban decir».
 
Comentario del Evangelio por Actas de los santos Carpo, Pápilo, Agatónica, y compañeros (tercer siglo), mártires. Martirio de Carpo.
 
“El que se pone de mi parte frente a los hombres, también el Hijo del hombre se pondrá de su parte”
 
===============  Martirio de Carpo ===============
En tiempo del emperador Decio, Óptimo era procónsul de Pérgamo; el bienaventurado Carpo, obispo de Gados, y el diácono Papilo de Tiatira, confesores de Cristo los dos, comparecieron ante él, el procónsul dice a Carpo:
— ¿Cómo te llamas?
— Mi primer nombre, el más bello, es Cristiano. Mi nombre en el mundo es Carpo.
— Conoces, ¿no es cierto?, los edictos de los Césares que os obligan a sacrificar a los dioses, amos del mundo. Te mando acercarte y sacrificar.
— Soy cristiano. Adoro a Cristo, el Hijo de Dios, que ha venido a la tierra en los últimos tiempos para salvarnos y librarnos de los engaños del demonio. Así es que no voy a sacrificar a semejantes ídolos.
— Sacrifica a los dioses, tal como lo ordena el emperador.
— Que mueran los dioses que no han creado el cielo y la tierra.
— Sacrifica, el emperador lo quiere.
— Los vivos no sacrifican a los muertos.
— Así, según tú crees ¿los dioses son unos muertos?
— Perfectamente. Y mira como es: se parecen a los hombres, pero son inmóviles. Deja de cubrirlos de honores; puesto que no se mueven, los perros y los cuervos los cubrirán de desechos.
— Se trata de sacrificar… Ten piedad de ti mismo.
— Es por eso que he escogido la mejor parte.
Ante estas palabras el procónsul le hizo colgar… y desgarrar su cuerpo con la uñas de hierro…
===============  Martirio de Papilo ===============
Entonces el procónsul se giró hacia Papilo, para interrogarlo.
— ¿Eres tú de la clase de los notables?
— No.
— Entonces ¿qué eres tú?
— Soy un ciudadano
— ¿Tienes hijos?
— Muchos, gracias a Dios
Una voz desde la muchedumbre gritó: “Son los cristianos a quienes él llama sus hijos.”
— ¿Por qué me has mentido diciendo que tienes hijos?
— Constata que no miento, sino que digo la verdad: en todas las ciudades de la provincia tengo hijos según Dios
— Sacrifica o explícate.
— Sirvo a Dios desde mi juventud, jamás he sacrificado a los ídolos; yo mismo me ofrezco en sacrificio al Dios vivo y verdadero, que tiene poder sobre toda carne. He terminado, no tengo nada más que añadir.
Lo ataron también a él al caballete y fue desgarrado con las uñas de hierro. Tres equipos de verdugos se relevaban, sin que a Papilo se le escapara ningún gemido. Como un aguerrido atleta, miraba en silencio el furor de sus enemigos… El procónsul les condenó a ser quemados vivos… En el anfiteatro, los espectadores más próximos vieron que Carpo sonreía. Sorprendidos le preguntaron: “¿Por qué sonríes?”. El bienaventurado respondió: “Veo la gloria del Señor, y estoy lleno de gozo. Heme aquí libre desde ahora; ya no volveré a conocer vuestras miserias”…
===============  Martirio de Agatónica  ===============
Una mujer que asistía al martirio, Agatónica, vio la gloria del Señor que Carpas decía haber contemplado. Comprendió que era un signo del cielo, y rápidamente gritó: “Este festín se ha preparado también para mí… Soy cristiana. Nunca he sacrificado a los demonios, sino solamente a Dios. Muy a gusto, si soy digna de ello, seguiré las pisadas de mis maestros, los santos. Es mi mayor deseo”… El procónsul le dijo: “Sacrifica, y no me obligues a condenarte al mismo suplicio”.
— Haz lo que te parezca bien. He venido a sufrir por el nombre de Cristo. Estoy dispuesta.
Al llegar al lugar del suplicio, Agatónica se quitó los vestidos y, muy gozosa, subió a la hoguera. Los espectadores estaban admirados de su belleza; y se lamentaban: “¡Qué inicuos juicios y qué decretos tan injustos!”. Cuando sintió que las llamas tocaban su cuerpo, grito por tres veces: “Señor, Señor, Señor, ven en mi ayuda. Es a ti a quien recurro”. Estas fueron sus últimas palabras.

Homilía para la Eucaristía del Domingo 22 de Octubre de 2017.

Paz y Bien a todos. Desde el domingo 5 de Noviembre, la Misa de la tarde será a las 19’30.
 
DOMINGO XXIX.
Isaías 45, 1.4-6: Ciro, rey de Persia, es llamado el “Ungido” de Dios, título propio de los reyes davídicos y de Jesús, el UNGIDO = Cristo. Ciro es instrumento humano de los designios de Dios; va a salvar al Pueblo de Dios del destierro. Es que el Señor es el Señor de la historia.
Mateo 22,15-21: fariseos y herodianos se confabulan contra Jesús.
Fariseos: celosos religiosos, amantes de la Ley de Dios. Se oponen al César.
Los herodianos: partidarios de Herodes y con él, del César.
La trampa está bien construida; Jesús pone las cosas en su lugar.
1.- Dos posturas que se juntan para hacer una trampa. La de aquellos que por aceptar la soberanía de Dios, rechazan el impuesto al César. Los otros, que aceptan la soberanía del César, negando la soberanía de Dios. Esto no sólo tiene que ver con lo religioso, sino también con lo cívico. La postura de Jesús es clara: no adopta una total y abierta rebeldía a la autoridad del César. La ubica en un contexto diferente: la soberanía absoluta de Dios, pero sin pretender un gobierno teocrático, como lo querían los judíos. Tampoco la autoridad del César es absoluta; él no es dios, sólo un hombre con autoridad.
Los derechos de Dios no tienen límites, los del César sí. Por eso no hay problema de dar a Dios lo que es de Dios y al César lo que es de él. No en vano el pueblo usaba las carreteras imperiales y su moneda.
2.- Esto tiene una tremenda actualidad hoy día. Como en tiempos de Jesús, unos propician un sistema teocrático, en el que todo se somete a los cánones religiosos. Y toda la sociedad no es religiosa, ni tiene la misma religión.
Otros, en cambio, propician un sistema llamado “Laico”. Esta acepción
tiene doble sentido. Uno, laico puede significar que se prescinde de Dios y de toda presencia religiosa. Dos, que aceptando una sana libertad religiosa, busca la convivencia, el bien común, basados en principios éticos universales.
La historia es maestra de la vida. Sabemos de sistemas totalitarios de izquierda y también de derecha, que pretenden subyugar a la persona. La persona no vale en sí, sino en la medida que es útil al sistema.
3.- Todo sistema totalitario es malo en sí, porque atropella la dignidad humana, niega valores fundamentales como ser: la familia, la persona, los hijos. Y esto no es cosa del pasado; siempre ha existido sistemas que se auto divinizan y pretenden dale al César lo que es de Dios. Como también aquellos que pretenden darle a Dios lo que le corresponde al César.
Nosotros los cristianos tenemos muchos que aportar a la sociedad; aportar sí, imponer no. Hay valores que son naturalmente cristianos, pero hay valores que son típicamente cristianos; a éstos hay que proponer, no imponer.
4.- Me llama la atención la mirada novedosa del profeta Isaías. No le cuesta decir que Ciro, un rey no judío, es el ungido de Dios, es decir, el instrumento humano de los designios de Dios. Es que ya el Profeta proclama que Dios es el Señor de la historia y se avale de los hombres para realizar su obra en este mundo.
Llegan a nosotros tiempos en que, en conciencia, podemos construir un país mejor. ¿Lo podremos? En la medida que sepamos ser personas maduras y sepamos vivir en una sociedad pluricultural y plurireligiosa sí.
La comunión que vamos a hacer es el encuentro de muchos distintos, pero que en Cristo somos uno. Esto nos debe mover a ser abiertos y tolerantes.
 
Hermano Pastor Salvo Beas.

Comentario al evangelio de hoy viernes 20 de octubre de 2017

La buena levadura.

Viernes XXVIII del tiempo ordinario.
Por: H. Javier Castellanos, L.C.
 
Fuente: http://es.catholic.net/op/articulos/67094/la-buena-levadura.html

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Ven, Señor, a mi alma; inspira en ella la fuerza para ser tu testigo en el mundo. Muéstrame aquello que debo transmitir hoy a los demás por mi manera de actuar, de hablar y de pensar. Llena mi corazón de amor por Ti, para que pueda serte siempre fiel, incluso si en mi camino encuentro obstáculos y pruebas.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Lucas 12,1-7
En aquel tiempo, la multitud rodeaba a Jesús en tan gran número, que se atropellaban unos a otros. Entonces Jesús les dijo a sus discípulos:
«Cuídense de la levadura de los fariseos, es decir, de la hipocresía. Porque no hay nada oculto que no llegue a descubrirse, ni nada secreto que no llegue a conocerse. Por eso, todo lo que ustedes hayan dicho en la oscuridad, se dirá a plena luz, y lo que hayan dicho en voz baja y en privado, se proclamará desde las azoteas.
Yo les digo a ustedes, amigos míos: No teman a aquellos que matan el cuerpo y después ya no pueden hacer nada más. Les voy a decir a quién han de temer: Teman a aquel que, después de darles muerte, los puede arrojar al lugar de castigo. Se lo repito: A él sí tienen que temerlo.
¿No se venden cinco pajarillos por dos monedas? Sin embargo, ni de uno solo de ellos se olvida Dios; y por lo que a ustedes toca, todos los cabellos de su cabeza están contados. No teman, pues, porque ustedes valen mucho más que todos los pajarillos».

Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Existen dos actitudes opuestas a la hora de practicar nuestra religiosidad. Jesús las compara con dos tipos de levadura que hacen fermentar la masa de dos modos distintos. Por un lado, «el Reino de los Cielos es semejante a la levadura que una mujer toma y lo pone en tres medidas de harina hasta que todo fermenta.» (Mt 13, 33). Por el contrario, hoy el Señor nos indica que tengamos «cuidado con la levadura de los fariseos, o sea, con su hipocresía.» Un tipo de levadura oculta la propia identidad, mientras que el otro la revela.
El Evangelio de Cristo, como la buena levadura, es expansivo. Una cucharadita hace que toda la masa se llene de volumen y de sabor después de un tiempo. Del mismo modo, la gracia entra al fondo del alma y lo permea todo hasta llenar de sentido nuestra vida. Y no sólo nuestra vida «privada»; hace cambiar nuestra manera de ver las cosas, de actuar en el mundo y de relacionarnos con las demás personas.
La Palabra que Cristo nos ha compartido no puede quedarse a oscuras, en los susurros de la noche y a puertas cerradas. Debemos acogerla con apertura y dejar que haga «fermentar» nuestra vida hacia afuera. Si no, fermentará hacia adentro, creando una capa de apariencias de cara al mundo, pero dejándonos vacíos por dentro. Ésta es precisamente la levadura de la hipocresía: aparentar algo que no somos, forzar una cara hacia donde no tenemos el corazón. Entonces nos podemos convertir en «cristianos de fachada,» o bien en «cristianos camuflados» a las formas y el estilo del mundo. Ambos igual de lejanos a lo que Cristo vino a traer.
Los cristianos camuflados esconden la levadura y no la muestran con obras, ahogados en el miedo a las consecuencias. Si vivimos nuestra fe con autenticidad, recibiremos críticas y desprecios; el mundo nos odiará, de la misma manera que odió a Jesús y persigue a tantos cristianos hasta el día de hoy. Es un miedo real que todos sentimos en un momento u otro de nuestra vida. Por eso Cristo nos habla también de la confianza en Dios Padre.
Nos pueden juzgar los hombres, nos pueden perseguir e incluso quitarnos la vida del cuerpo. Pero para Dios nuestra vida es valiosa. Sobre todo la vida del alma, es decir, la vida eterna que nos prometió y que nos dará si somos fieles testigos de su Evangelio.

Cuando, en el Evangelio, Jesús invita a los discípulos en misión, no les ilusiona con espejismos de éxito fácil; al contrario, les advierte claramente que el anuncio del Reino de Dios conlleva siempre una oposición. Y usa también una expresión extrema: «Seréis odiados —odiados— de todos por causa de mi nombre». Los cristianos aman, pero no siempre son amados. Desde el principio Jesús les pone frente a esta realidad: de manera más o menos fuerte, la confesión de la fe acaece en un clima de hostilidad. Los cristianos por ello son hombres y mujeres «contracorriente». Es normal: ya que el mundo está marcado por el pecado, que se manifiesta en varias maneras de egoísmo y de injusticia, quien sigue a Cristo camina en dirección contraria. No por el espíritu polémico, sino por fidelidad a la lógica del Reino de Dios, que es una lógica de esperanza, y se traduce en el estilo de vida basado en las indicaciones de Jesús.
(Catequesis de S.S. Francisco, 28 de junio de 2017).

Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy buscaré compartir la alegría del Evangelio por medio de comentarios positivos y optimistas.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

EDD. viernes 20 de octubre de 2017

Fuente :  http://evangeliodeldia.org/main.php?language=SP&module=readings&localdate=20171019
 
Viernes de la vigésima octava semana del tiempo ordinario
Carta de San Pablo a los Romanos 4,1-8.
¿Y qué diremos de Abraham, nuestro padre según la carne?
Si él hubiera sido justificado por las obras tendría de qué gloriarse, pero no delante de Dios.
Porque, ¿qué dice la Escritura?: Abraham creyó en Dios y esto le fue tenido en cuenta para su justificación.
Ahora bien, al que trabaja no se le da el salario como un regalo, sino como algo que se le debe.
Pero al que no hace nada, sino que cree en aquel que justifica al impío, se le tiene en cuenta la fe para su justificación.
Por eso David proclama la felicidad de aquel a quien Dios confiere la justicia sin las obras, diciendo:
Felices aquellos a quienes fueron perdonadas sus faltas y cuyos pecados han sido cubiertos.
Feliz el hombre a quien Dios no le tiene en cuenta su pecado.
Salmo 32(31),1-2.5.11.
¡Feliz el que ha sido absuelto de su pecado
y liberado de su falta!
¡Feliz el hombre a quien el Señor
no le tiene en cuenta las culpas,
y en cuyo espíritu no hay doblez!
Pero yo reconocí mi pecado,
no te escondí mi culpa,
pensando: “Confesaré mis faltas al Señor”.
¡Y tú perdonaste mi culpa y mi pecado!
¡Alégrense en el Señor, regocíjense los justos!
¡Canten jubilosos los rectos de corazón!
 
Evangelio según San Lucas 12,1-7.
Se reunieron miles de personas, hasta el punto de atropellarse unos a otros. Jesús comenzó a decir, dirigiéndose primero a sus discípulos: «Cuídense de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía.
No hay nada oculto que no deba ser revelado, ni nada secreto que no deba ser conocido.
Por eso, todo lo que ustedes han dicho en la oscuridad, será escuchado en pleno día; y lo que han hablado al oído, en las habitaciones más ocultas, será proclamado desde lo alto de las casas.
A ustedes, mis amigos, les digo: No teman a los que matan el cuerpo y después no pueden hacer nada más.
Yo les indicaré a quién deben temer: teman a quel que, despues de matar, tiene el poder de arrojar a la Gehena. Sí, les repito, teman a ese.
¿No se venden acaso cinco pájaros por dos monedas? Sin embargo, Dios no olvida a ninguno de ellos.
Ustedes tienen contados todos sus cabellos: no teman, porque valen más que muchos pájaros.»
 
Comentario del Evangelio por San Ignacio de Loyola (1491-1556), fundador de la Compañía de Jesús. Carta 17 de noviembre 1555.
 
“No teman”.
Paréceme debería V. decidirse, haciendo lo que puede suavemente. Del resto no se tenga inquietud, dejando a la divina  providencia aquello que la suya no puede disponer. Y si bien es  a Dios grato nuestro esmero y moderada solicitud en proveer a  las cosas que por cargo debemos atender, no le es grata la ansiedad y aflicción de ánimo, porque quiere que nuestra limitación y flaqueza se apoyen en la fortaleza y omnipotencia suya, esperando en su bondad suplirá donde nuestra imperfección falta.
A quien  trata en muchos negocios, bien que con intención santa y buena, le es necesario resolverse a hacer la parte que podrá, no afligiéndose si no puede cumplirlos todos como desea, y haciendo, según el dictamen de la conciencia, aquello que el hombre puede y debe hacer. Si otras cosas se dejan, precisa haber paciencia y no pensar que pretende Dios Nuestro Señor lo que no puede hacer el hombre, ni por ello quiere que se aflija; y satisfaciendo a Dios, que importa  más que la satisfacción de los hombres, no es necesario mucho  fatigarse; mas, haciendo competente esfuerzo para satisfacer, se deja el resto a quien puede toda cosa que quiere.
Plega a su divina bondad siempre comunicar la luz de su sapiencia para siempre ver y cumplir su beneplácito en nosotros y en los demás.

Santa Marta: Llamamiento del Papa a “abrir la puerta”, a nosotros y a los demás.

Fuente :  https://es.zenit.org/articles/santa-marta-llamamiento-del-papa-a-abrir-la-puerta-a-nosotros-y-a-los-demas/

Tercer jueves de octubre, Evangelio de san Lucas

19 octubre 2017RedaccionUncategorized

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Misa en Santa Marta 19/10/2017 © L´Osservatore Romano

(ZENIT – 19 Oct. 2017).- El papa Francisco ha exhortado en la Eucaristía celebrada esta mañana a que seamos “personas que ayudan a abrir la puerta, a nosotros mismos y a los demás”.

Así lo ha dicho en la homilía de la Misa que ha celebrado en la capilla de Santa Marta hoy, tercer jueves de octubre.

La reflexión del Papa se ha inspirado en la lectura del Evangelio de San Lucas, propuesto por la liturgia del día, que refiere que los escribas y los fariseos se consideraban justos y a quienes Jesús les demuestra que sólo Dios es justo, el Papa explicó el motivo por el cual los Doctores de la Ley se habían “llevado el conocimiento”, con la “consecuencia” de “no entrar en el Reino y, ni siquiera, dejar entrar a los demás”.

Así, Francisco ha advertido de que “Se olvida la gratuidad de la salvación; se olvida la cercanía de Dios y se olvida la misericordia de Dios. Y los que olvidan la gratuidad de la salvación, la cercanía de Dios y la misericordia de Dios, se han llevado la clave del conocimiento”.

En este contexto, el Santo Padre ha recordado que es “la iniciativa de Dios la que nos salva”. Y –ha continuado– en cambio, se ponen “de parte de la Ley”. La salvación –ha asegurado– “está allí, para ellos”, llegando de este modo “a un montón de prescripciones” que, de hecho, se convierten en la salvación. Pero así “no reciben la fuerza de la justicia de Dios”. La Ley, en cambio, es siempre “una respuesta al amor gratuito de Dios”, que tomó “la iniciativa” de salvarnos. Y “cuando se olvida la gratuidad de la salvación, se cae, se pierde la clave de la inteligencia de la historia de la salvación”, perdiendo “el sentido de la cercanía de Dios”.

“Para ellos Dios es el que hizo la Ley. Y éste no es el Dios de la revelación. El Dios de la revelación es Dios, que ha comenzado a caminar con nosotros desde Abraham hasta Jesucristo, el Dios que camina con su pueblo. Y cuando se pierde esta relación cercana con el Señor, se cae en esta mentalidad obtusa que cree en la autosuficiencia de la salvación con el cumplimiento de la Ley. La cercanía de Dios”, ha declarado el Papa.

El Santo Padre ha señalado que “no se puede enseñar la Doctrina cuando falta la cercanía de Dios, cuando falta la oración”, y ni siquiera “hacer teología”, y menos aún “teología moral”. Francisco reafirmó que la teología “se hace de rodillas, siempre cerca de Dios”. Y dijo que la cercanía del Señor llega “al punto más alto en Jesucristo crucificado”, habiendo sido nosotros “justificados” por la sangre de Cristo, como dice San Pablo.

Por ello, el Papa aludió a la “responsabilidad” de los pastores, hoy, en la Iglesia. Cuando pierden o se llevan “la clave de la inteligencia” –dijo– y nos cierran la puerta “a nosotros y a los demás”, y ha concluido pidiendo rezar por nuestros padres: “Rezar, para que no perdamos la clave del conocimiento y no cerremos la puerta a nosotros y a la gente que quiere entrar”.

Comentario al evangelio de hoy jueves 19 de octubre de 2017.

Religiosidad sin amor, no sirve.

Jueves XXVIII del tiempo ordinario.
Por: H. Iván Yoed González Aréchiga, L.C.
 
 
Fuente :  http://es.catholic.net/op/articulos/67093/religiosidad-sin-amor-no-sirve.html

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Jesús, Tú me otorgas un don, mayor que cualquiera que el mundo pueda darme. Tú me otorgas el obsequio de la verdadera sabiduría. Quiero aprender de Ti y recibir tu gracia. Quiero vivir según la sabiduría de la caridad.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 11, 47-54
En aquel tiempo, Jesús dijo a los fariseos y doctores de la ley: «¡Ay de ustedes, que les construyen sepulcros a los profetas que los padres de ustedes asesinaron! Con eso dan a entender que están de acuerdo con lo que sus padres hicieron, pues ellos los mataron y ustedes les construyen el sepulcro.
Por eso dijo la sabiduría de Dios: Yo les mandaré profetas y apóstoles, y los matarán y los perseguirán, para que así se le pida cuentas a esta generación de la sangre de todos los profetas que ha sido derramada desde la creación del mundo, desde la sangre de Abel hasta la de Zacarías, que fue asesinado entre el atrio y el altar. Sí, se lo repito: a esta generación se le pedirán cuentas.
¡Ay de ustedes, doctores de la ley, porque han guardado la llave de la puerta del saber! Ustedes no han entrado, y a los que iban a entrar les han cerrado el paso».
Luego que Jesús salió de allí, los escribas y fariseos comenzaron a acosarlo terriblemente con muchas preguntas y a ponerle trampas para ver si podían acusarlo con alguna de sus propias palabras.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
¿Son pocos los que aún creen en el cielo, el purgatorio y el infierno? ¡Qué duras son estas realidades para muchos oídos de estos días! Muchas preguntas se quedan sin respuesta si nos movemos siempre en el mero diálogo horizontal. Si contemplamos estas realidades sólo desde este mundo, perdemos toda visión sobrenatural. Si no dirigimos nuestra mirada hacia el cielo, si no dotamos nuestro pensamiento de una visión vertical, hacia Dios, no hay salida para ninguna pregunta. Deja de existir la justicia, deja de existir toda verdad, deja de existir el amor; y con ellos, infierno, purgatorio e infierno.
¿Pero qué se esconde detrás de estas realidades? ¿Quería Jesús crear peso en las conciencias de las personas para poder introducir su doctrina y llevar a cabo sus planes? De ese modo piensan muchos hoy en día. Sin embargo, si se mira a Cristo, si se mira su vida, si se mira el amor que desbordaba su persona, ¿podríamos dar cabida a tal argumento? Poco parece que Jesús hubiese venido a esclavizar al hombre. No quería generar en nuestros corazones ninguna cadena, sino más bien regalarles la libertad que viene de Dios, que viene del amor.
Si Cristo habló en algún momento de que «está generación tendría que dar cuenta», no parece que lo hubiese hecho con doble intención. Quería solo despertar corazones endurecidos. Así como los nuestros en estos días. Y qué poco lo escuchamos incluso ahora. Qué poco confiamos en Él. Quizá sus palabras puedan despertarnos un poco, también. Y no pensemos tanto en la culpa, sino en lo que viene después de ella. Recordemos que la culpa no es mala, es un primer paso hacia el bien. Dios quiere interpelar nuestro corazón para enseñarnos a amar como Él nos amó.

Si nuestros corazones están vacíos del temor de Dios y de su presencia; de nada sirve rezar si nuestra oración que se dirige a Dios no se transforma en amor hacia el hermano; de nada sirve tanta religiosidad si no está animada al menos por igual fe y caridad; de nada sirve cuidar las apariencias, porque Dios mira el alma y el corazón y detesta la hipocresía. Para Dios, es mejor no creer que ser un falso creyente, un hipócrita.»
(Homilía de S.S. Francisco, 29 de abril de 2017).

Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Voy a examinar mi corazón y miraré si hay algo que no es conforme a los mandamientos para corregirme, recordando que los mandamientos son un camino para aprender a amar mejor.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

EDD. jueves 19 de octubre de 2017

Fuente :  http://evangeliodeldia.org/main.php?language=SP&module=readings&localdate=20171018
 
Jueves de la vigésima octava semana del tiempo ordinario
 
Carta de San Pablo a los Romanos 3,21-30.
Pero ahora, sin la Ley, se ha manifestado la justicia de Dios atestiguada por la Ley y los Profetas:
la justicia de Dios, por la fe en Jesucristo, para todos los que creen. Porque no hay ninguna distinción:
todos han pecado y están privados de la gloria de Dios,
pero son justificados gratuitamente por su gracia, en virtud de la redención cumplida en Cristo Jesús.
El fue puesto por Dios como instrumento de propiciación por su propia sangre, gracias a la fe. De esa manera, Dios ha querido mostrar su justicia:
en el tiempo de la paciencia divina, pasando por alto los pecados cometidos anteriormente, y en el tiempo presente, siendo justo y justificado a los que creen en Jesús.
¿Qué derecho hay entonces para gloriarse? Ninguna. Pero, ¿en virtud de qué ley se excluye ese derecho? ¿Por la ley de las obras? No, sino por la ley de la fe.
Porque nosotros estimamos que el hombre es justificando por la fe, sin las obras de la Ley.
¿Acaso Dios es solamente el Dios de los judíos? ¿No lo es también de los paganos? Evidentemente que sí,
porque no hay más que un solo Dios, que justifica por medio de la fe tanto a los judíos circuncidados como a los paganos incircuncisos.
 
Salmo 130(129),1-2.3-4.6.
Desde lo más profundo te invoco, Señor.
¡Señor, oye mi voz!
Estén tus oídos atentos
al clamor de mi plegaria.
Si tienes en cuenta las culpas, Señor,
¿quién podrá subsistir?
Pero en ti se encuentra el perdón,
para que seas temido.
Mi alma espera al Señor,
más que el centinela la aurora.
Como el centinela espera la aurora
 
Evangelio según San Lucas 11,47-54.
Dijo el Señor:
«¡Ay de ustedes, que construyen los sepulcros de los profetas, a quienes sus mismos padres han matado!
Así se convierten en testigos y aprueban los actos de sus padres: ellos los mataron y ustedes les construyen sepulcros.
Por eso la Sabiduría de Dios ha dicho: Yo les enviaré profetas y apóstoles: matarán y perseguirán a muchos de ellos.
Así se pedirá cuanta a esta generación de la sangre de todos los profetas, que ha sido derramada desde la creación del mundo:
desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, que fue asesinado entre el altar y el santuario. Sí, les aseguro que a esta generación se le pedirá cuenta de todo esto.
¡Ay de ustedes, doctores de la Ley, porque se han apoderado de la llave de la ciencia! No han entrado ustedes, y a los que quieren entrar, se lo impiden.»
Cuando Jesús salió de allí, los escribas y los fariseos comenzaron a acosarlo, exigiéndole respuesta sobre muchas cosas
y tendiéndole trampas para sorprenderlo en alguna afirmación.
 
Comentario del Evangelio por Misal Romano. Improperios del Viernes santo.
 
«Empezaron a acosarlo y a tirarle de la lengua»
¡Pueblo mío! ¿Qué te he hecho,
en qué te he ofendido?
Respóndeme. (Mi 6,3)
Yo te saqué de Egipto, sumergiendo al Faraón
en el mar Rojo;
tú me entregaste a los sumos sacerdotes.
¡Pueblo mío, respóndeme!
Yo abrí el mar delante de ti;
tú con la lanza abriste mi costado.
¡Pueblo mío, respóndeme!
Yo te guiaba con una columna de nube;
tú me guiaste al pretorio de Pilato.
¡Pueblo mío, respóndeme!
Yo te sustenté con maná en el desierto;
tú me abofeteaste y me azotaste.
¡Pueblo mío, respóndeme!
Yo te di a beber el agua salvadora,
que brotó de la peña;
tú miste a beber hiel y vinagre.
¡Pueblo mío, respóndeme!

Audiencia general 18 de octubre de 2017 – Texto completo

Fuente. :  https://es.zenit.org/articles/audiencia-general-18-de-octubre-de-2017-texto-completo/

Catequesis del Papa sobre la esperanza y la muerte.

18 octubre 2017RedaccionAudiencia General

El Papa llega a la plaza de san Pedro 18/10/2017 © L´Osservatore Romano

(ZENIT – 18 Oct. 2017).- “Esta es nuestra esperanza frente a la muerte. Para el que cree, es una puerta que se abre de par en par; para aquellos que dudan, es un rayo de luz que se filtra desde una puerta que no se ha cerrado del todo. Pero para todos nosotros, será una gracia cuando esta luz, del encuentro con Jesús, nos ilumine”, ha dicho el Papa.

Sobre la esperanza y la muerte ha tratado la 38ª catequesis que ha ofrecido el papa Francisco sobre la esperanza cristiana en la audiencia general, celebrada esta mañana, 18 de octubre de 2017, en la plaza de San Pedro, ante miles de peregrinos procedentes de Italia y de otros países.

El Papa ha afirmado que “La muerte pone así nuestra vida al desnudo”. Ha explicado que “Nos muestra que nuestros actos de orgullo, de ira y odio eran vanidad: vanidad pura. Nos damos cuenta con resquemor de que no hemos amado lo suficiente y no hemos buscado lo esencial. Y, por el contrario, vemos cuánto realmente bueno hemos sembrado: los afectos por los que nos hemos sacrificado y que ahora nos sujetan la mano”.

A continuación se puede leer el texto completo de la catequesis del Papa.

Catequesis del papa Francisco-

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Hoy, me gustaría confrontar la esperanza cristiana con la realidad de la muerte, una realidad que nuestra civilización moderna tiende cada vez más a suprimir. Así que, cuando llega la muerte de los que nos rodean o de nosotros mismos, no estamos preparados, no tenemos un “alfabeto” adecuado para esbozar palabras con sentido sobre su misterio que, de todas formas, sigue estando allí. Sin embargo, los primeros signos de la civilización humana han pasado precisamente a través de este enigma. Podríamos decir que el hombre nació con el culto de los muertos.

Otras civilizaciones, antes de la nuestra, tuvieron el coraje de mirarla a la cara. Era un evento que los viejos contaban a las nuevas generaciones, como una realidad inevitable que obligaba al hombre a vivir por algo absoluto. Dice el Salmo 90: “Enséñanos a contar nuestros días para que entre la sabiduría en nuestros corazones” (v. 12). ¡Contar nuestros días vuelve al corazón sabio! Palabras que nos llevan a un realismo saludable, ahuyentando el delirio de la omnipotencia. ¿Qué somos? Somos “casi nada”, dice otro salmo (cf. 88: 48); nuestros días huyen veloces: aunque viviéramos cien años, al final todo nos habría parecido un soplo. Muchas veces he escuchado a los ancianos decir: “La vida se me ha pasado como en un soplo…”.

La muerte pone así nuestra vida al desnudo. Nos muestra que nuestros actos de orgullo, de ira y odio eran vanidad: vanidad pura. Nos damos cuenta con resquemor de que no hemos amado lo suficiente y no hemos buscado lo esencial. Y, por el contrario, vemos cuánto realmente bueno hemos sembrado: los afectos por los que nos hemos sacrificado y que ahora nos sujetan la mano.

Jesús iluminó el misterio de nuestra muerte. Con su comportamiento, nos autoriza a sentir tristeza cuando una persona querida se va. Él se turbó “profundamente” ante la tumba de Lázaro, y “se echó a llorar” (Juan 11:35). En esta actitud, sentimos a Jesús muy cerca, como un hermano nuestro. Lloró por su amigo Lázaro.

Entonces Jesús reza al Padre, fuente de vida, y manda a Lázaro que salga del sepulcro… Y así sucede. La esperanza cristiana se nutre de esta actitud que Jesús asume contra la muerte humana: aunque esté presente en la creación es, sin embargo, un corte que desfigura el diseño de amor de Dios y el Salvador quiere curarnos.

En otros lugares, los Evangelios hablan de un padre que tenía una hija muy enferma y se dirige a Jesús con fe para que la salve (cf. Mc 5,21-24.35-43). Y no hay figura más conmovedora que un padre o una madre con un hijo enfermo. E inmediatamente Jesús se encamina con ese hombre, que se llamaba Jairo. En un momento dado llega alguien de la casa de Jairo y le dice que la niña se ha muerto y ya no hay necesidad de molestar al Maestro. Pero Jesús dice a Jairo: “No temas, solamente ten fe” (Mc 5:36). Jesús sabe que aquel hombre está tentado de reaccionar con rabia y desesperación porque la niña está muerta y le pide que guarde la pequeña llama encendida en su corazón: la fe. “No temas, solamente ten fe”. “¡No tengas miedo, sigue teniendo encendida esa llama!” Y luego, llegados a casa, despertará de la muerte a la niña y la devolverá viva a sus seres queridos.

Jesús nos pone en este “risco” de fe. A Marta, que llora por la muerte de su hermano Lázaro, opone la luz de un dogma: “Yo soy la resurrección y la vida; El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y todo el que vive y cree en mí no morirá jamás. ¿Crees esto? “(Jn 11: 25-26). Es lo que Jesús repite a cada uno de nosotros, cada vez que la muerte viene a rasgar el tejido de la vida y de los afectos. Toda nuestra existencia se juega aquí, entre el lado de la fe y el precipicio del miedo. Jesús dice: “Yo no soy la muerte, soy la resurrección y la vida, ¿crees esto? ¿Crees esto?” Nosotros, que estamos hoy en la plaza, ¿creemos esto?

Todos somos pequeños e indefensos frente al misterio de la muerte. Sin embargo, ¡qué gracia si en ese momento guardamos la llama de la fe en nuestros corazones! Jesús nos llevará de la mano, como tomó de la mano a la hija de Jairo, y nos repetirá de nuevo, “Talita kum”, “Niña, levántate!” (Mc 5,41). Nos lo dirá, a cada uno de nosotros: “¡Levántate, resurge!” Yo ahora os invito a cerrar los ojos y a pensar en ese momento: el de nuestra muerte. Cada uno de nosotros piense en su propia muerte, e imagine ese momento que vendrá cuando Jesús nos tome de la mano y diga: “Ven, ven conmigo, levántate”. Allí terminará la esperanza y será la realidad, la realidad de la vida. Pensadlo bien: Jesús mismo vendrá donde cada uno de nosotros y nos tomará de su mano, con su ternura, su dulzura, su amor. Y que cada uno repita en su corazón la palabra de Jesús: “¡Levántate, ven, levántate, ven! ¡Levántate, resurge!”.

Esta es nuestra esperanza frente a la muerte. Para el que cree, es una puerta que se abre de par en par; para aquellos que dudan, es un rayo de luz que se filtra desde una puerta que no se ha cerrado del todo. Pero para todos nosotros, será una gracia cuando esta luz, del encuentro con Jesús, nos ilumine.

Llamamiento

Quiero expresar mi dolor por la masacre ocurrida hace unos días en Mogadiscio, Somalia, que ha causado más de 300 muertos, incluidos algunos niños. Este acto terrorista merece el deploro más firme también porque se ensaña contra una población ya duramente probada. Rezo por los muertos y por los heridos, por sus familiares y por toda la población de Somalia. Imploro la conversión de los violentos y aliento a todos los que, con enormes dificultades, trabajan por la paz en esa tierra martirizada.