Skip to main content

Imágenes

COMENTARIO AL EVANGELIO DE HOY LUNES 15 DE FEBRERO DE 2016.

Cuanto hicisteis a unos de estos hermanos, a mí me lo hicisteis.
Cuaresma y Semana Santa.
 Si amo a Dios no puedo dejar de amar a mi hermano. Y todo lo que haga, es a Dios Nuestro Señor.
Por: Arturo Escalona.
Fuente: Catholic.net
Del santo evangelio según san Mateo 25, 31-46
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: Cuando el Hijo del hombre venga, en su gloria, acompañado de todos sus ángeles, entonces se sentará en su trono de gloria. Serán congregadas delante de él todas las naciones, y él separará a los unos de los otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos. Pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. Entonces dirá el Rey a los de su derecha: «Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me acogisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a verme». Entonces los justos le responderán: «Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; o sediento, y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos forastero, y te acogimos; o desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?». Y el Rey les dirá: «En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis». Entonces dirá también a los de su izquierda: «Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; era forastero, y no me acogisteis; estaba desnudo, y no me vestisteis; enfermo y en la cárcel, y no me visitasteis». Entonces dirán también éstos: «Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento o forastero o desnudo o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?». Y Él entonces les responderá: «En verdad os digo que cuanto dejasteis de hacer con uno de estos más pequeños, también conmigo dejasteis de hacerlo». E irán éstos a un castigo eterno, y los justos a una vida eterna.
Oración introductoria
Jesús mío, al contemplar este evangelio me pueden llegar diferentes sentimientos, de miedo, de confianza, de dolor, de amor; pero lo importante, mi Jesús, es que tengo la seguridad que Tú vas a ser mi juez. Gracias porque tú sólo quieres mi salvación. Ayúdame a vivir la virtud de la caridad con los demás, Tú sabes que es muy costosa pero no me dejes abandonado sino que sienta tu apoyo que me sostiene para no desfallecer.
Petición
Señor, que en esta primera semana de Cuaresma me esfuerce por vivir la caridad, que es el mejor camino para acompañarte en tu dolor. Ayúdame a amar más a los demás.
Meditación del Papa Francisco
Sabiduría del corazón es salir de sí hacia el hermano. A veces nuestro mundo olvida el valor especial del tiempo empleado junto a la cama del enfermo, porque estamos apremiados por la prisa, por el frenesí del hacer, del producir, y nos olvidamos de la dimensión de la gratuidad, del ocuparse, del hacerse cargo del otro. En el fondo, detrás de esta actitud hay frecuencia una fe tibia, que ha olvidado aquella palabra del Señor, que dice: “A mí me lo hicisteis”.
Por esto, quisiera recordar una vez más “la absoluta prioridad de la ‘salida de sí hacia el otro’ como uno de los mandamientos principales que fundan toda norma moral y como el signo más claro para discernir acerca del camino de crecimiento espiritual como respuesta a la donación absolutamente gratuita de Dios” (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 179). De la misma naturaleza misionera de la Iglesia brotan “la caridad efectiva con el prójimo, la compasión que comprende, asiste y promueve”» (Mensaje del Papa Francisco para la Jornada Mundial del Enfermo 2015).
Reflexión
Cristo, el día de hoy, nos viene a recordar lo propio de su mensaje: la caridad.
La caridad no como mera filantropía, sino como verdadero amor a Dios que vive realmente en mi prójimo. Esta caridad brota naturalmente del amor a Dios. Si amo a Dios no puedo dejar de amar a mi hermano. Y por ello todo lo que haga a mi prójimo se lo hago a Dios Nuestro Señor porque él habita en mi persona y en los demás.
No basta conformarnos con no criticar a los demás, hace falta hablar bien de mi prójimo, promover lo bueno y silenciar lo malo, hablar bien de los demás.
No hace falta inventarse virtudes o cualidades donde no las hay, hay que reconocer y hablar de las que tienen los demás. Se dice fácil, pero cuesta. Haz la prueba de hablar bien de los que están a tu alrededor y verás que es fácil. Más, Dios lo quiere, y sobre todo, recuerda que Dios vive en tu prójimo.
Propósito
Hoy, por amor a Cristo, hablaré bien de la persona que no me cae muy bien. Consciente de que Jesús está presente en esa persona.
Diálogo con Cristo
Dios mío, en estos momentos que me estoy preparando para la Semana Santa, te pido que me perdones todas las veces que he ofendido a los demás y he herido tu corazón. Te pido que ahora me des las fuerzas necesarias para afrontar cualquier enemigo que me encuentre para faltar a la caridad, que aprenda a descubrirte en el pobre, en el rico, en los enfermos, en mis familiares, para que con el auxilio de tu gracia, me entregue a los demás y yo también reciba tus palabras consoladoras:»Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo…».
«Hay que hacer las cosas ordinarias, con un amor extraordinario»(Beata Madre Teresa de Calcuta)

VISITA DEL PAPA A HOSPITAL DE NIÑOS CON CÁNCER.

Francisco receta ‘cariñoterapia’ para recuperarse de las enfermedades
En su visita al Hospital pediátrico “Federico Gómez”, el Papa es recibido por los niños enfermos de cáncer con dibujos, abrazos y besos
En su última actividad del día, el papa Francisco ha visitado este domingo a los niños enfermos de cáncer en el Hospital pediátrico “Federico Gómez”, situado en la colonia Doctores, en la capital de México. Sonriente y afable, el Santo Padre ha caminado por los pasillos de la clínica saludando a los pequeños, que le han recibido con dibujos, abrazos y besos.
Angélica Rivera, mujer del presidente Enrique Peña Nieto, ha acompañado al Pontífice en su recorrido. Antes de la esperada intervención del Papa, la esposa del mandatario mexicano le ha dicho: “Usted es grande por lo que dice, pero usted es mucho más grande por lo que hace”.
En el auditorio “Jesús Kumate”, el Santo Padre ha dirigido unas palabras a los pequeños y a quienes les atienden en este centro médico. De forma espontánea, una niña ha gritado: “Papa Francisco, te amo”, y el Pontífice le ha pedido: “Reza por mí”.
“Al ver sus ojos, sus sonrisas, me generaron ganas de darles gracias, gracias por el cariño que tienen al recibirme”, ha asegurado el Papa en su discurso.
Asimismo, Francisco ha invocado la bendición divina para “todas las personas que, no solo con medicamentos sino con la cariñoterapia, ayudan a que este tiempo sea vivido con mayor alegría”. “La cariñoterapia es tan importante. A veces una caricia ayuda tanto a recuperarse”, ha enfatizado.
El Santo Padre ha insistido en lo importante que es, en los momentos de enfermedad, “sentirse cuidados y acompañados, sentirse queridos”.
A continuación, ha invitado a los niños y a las niñas a que cierren los ojos y pidan lo que más deseen en ese momento. Tras rezar un Ave María, el Pontífice ha concluido su intervención exhortando: “Que el Señor y la Virgen de Guadalupe los acompañe siempre”.
Al término de su discurso, el Papa ha realizado una visita privada a las instalaciones. En una de las áreas oncológicas, una niña le ha cantado el Ave María de Schubert. La primera dama y varios de los presentes se han conmovido al escuchar a la menor, que llevaba un pañuelo para cubrirse la cabeza.
Durante el recorrido se han vivido muchos momentos emotivos, como cuando Francisco ha entrado en una sala donde hay una campana. Cada vez que suena significa que uno de los pacientes es dado de alta. Dos pequeños han anunciado su vuelta a casa, ante la presencia del Pontífice.
Publicamos a continuación las palabras del Santo Padre:
Señora Primera Dama.
Señora Secretaria de Salud.
Señor Director.
Miembros del Patronato.
Familias aquí presentes.
Amigos y amigas. Queridos niños.
Buenas tardes a todos.
Agradezco a Dios la oportunidad que me regala de poder venir a visitarlos, de reunirme con ustedes y sus familias en este hospital. Poder compartir un ratito de sus vidas, la de todas las personas que trabajan como médicos, enfermeras, miembros del personal y voluntarios que los atienden. Tanta gente que está trabajando para ustedes.
Hay un pedacito en el Evangelio que nos cuenta la vida de Jesús cuando era niño. Era bien chiquito, como algunos de ustedes. Un día los papás, José y María, lo llevaron al Templo para presentárselo a Dios. Y ahí se encuentran con un anciano que se llamaba Simeón, el cual cuando lo ve, muy decidido el viejito y con mucha alegría y gratitud, lo toma en brazos y comienza a bendecir a Dios.
Ver al niño Jesús provocó en él dos cosas: un sentimiento de agradecimiento y las ganas de bendecir. Da gracias a Dios y al viejo le vinieron ganas de bendecir. Simeón es el ‘abuelo’ que nos enseña esas dos actitudes fundamentales de la vida: agradecer y a su vez bendecir.
Acá yo los bendigo a ustedes, los médicos los bendicen a ustedes cada vez que los curan, las enfermeras, todo, todo el personal que trabaja los bendicen a ustedes los chicos pero ustedes también tienen que aprender a bendecirlos a ellos y a pedirle a Jesús que los cuide porque ellos los cuidan a ustedes.
Yo aquí (y no sólo por la edad) me siento muy cercano a estas dos enseñanzas de Simeón. Por un lado, al cruzar esa puerta y ver sus ojos, sus sonrisas, algunos guiños, sus rostros me generó ganas de dar gracias.
Gracias por el cariño que tienen en recibirme; gracias por ver el cariño con que se los cuida aquí y con el cariño con el que se los acompaña. Gracias por el esfuerzo de tantos que están haciendo lo mejor para que puedan recuperarse rápido.
Es tan importante sentirse cuidados y acompañados, sentirse queridos y saber que están buscando la mejor manera de cuidarnos, por todas esas personas digo: ¡Gracias, gracias!
Y, a su vez, quiero bendecirlos. Quiero pedirle a Dios que los bendiga, los acompañe a ustedes y a sus familias, a todas las personas que trabajan en esta casa y buscan que esas sonrisas sigan creciendo cada día. A todas las personas que no sólo con medicamentos sino con la ‘cariñoterapia’ ayudan a que este tiempo sea vivido con mayor alegría.
Es tan importante la ‘cariñoterapia’, tan importante. A veces una caricia ayuda tanto a recuperarse. ¿Conocen al indio Juan Diego ustedes? A ver, levante la mano quién lo conoce. Todos. Cuando el tío de Juanito estaba enfermo, él estaba muy preocupado y angustiado. En ese momento, se aparece la Virgencita de Guadalupe y le dice: “No se turbe tu corazón ni te inquiete cosa alguna ¿No estoy yo aquí, que soy tu Madre?”.
Tenemos a nuestra Madre, pidámosle para que ella nos regale a su Hijo Jesús. Y ahora a los chicos les voy a pedir una cosa: Cerremos los ojos, cerremos los ojos y pidamos lo que nuestro corazón hoy quiera, un ratito de silencio con los ojos cerrados y adentro pidiendo lo que queremos.
Y ahora juntos digamos a nuestra Madre: Dios te salve María…
Que el Señor y la Virgen de Guadalupe los acompañe siempre. Muchas gracias. Y, por favor, no se olviden de rezar por mí. No se olviden. Que Dios los bendiga.

EDD. LUNES 15 DE FEBRERO DE 2016.

Lunes de la primera semana de Cuaresma
Libro del Levítico 19,1-2.11-18.
El Señor dijo a Moisés:
Habla en estos términos a toda la comunidad de Israel: Ustedes serán santos, porque yo, el Señor su Dios, soy santo.
Ustedes no robarán, no mentirán ni se engañarán unos a otros.
No jurarán en falso por mi Nombre, porque profanarían el nombre de su Dios. Yo soy el Señor.
No oprimirás a tu prójimo ni lo despojarás; y no retendrás hasta la mañana siguiente el salario del jornalero.
No insultarás a un ciego, sino que temerás a tu Dios. Yo soy el Señor.
No cometerás ninguna injusticia en los juicios. No favorecerás arbitrariamente al pobre ni te mostrarás complaciente con el rico: juzgarás a tu prójimo con justicia.
No difamarás a tus compatriotas, ni pondrás en peligro la vida de tu prójimo. Yo soy el señor.
No odiarás a tu hermano en tu corazón: deberás reprenderlo convenientemente, para no cargar con un pecado a causa de él.
No serás vengativo con tus compatriotas ni les guardarás rencor. Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el Señor.
Salmo 19(18),8.9.10.15.
La ley del Señor es perfecta,
reconforta el alma;
el testimonio del Señor es verdadero,
da sabiduría al simple.
Los preceptos del Señor son rectos,
alegran el corazón;
los mandamientos del Señor son claros,
iluminan los ojos.
La palabra del Señor es pura,
permanece para siempre;
los juicios del Señor son la verdad,
enteramente justos.
¡Ojalá sean de tu agrado
las palabras de mi boca,
y lleguen hasta ti mis pensamientos,
Señor, mi Roca y mi redentor!
Evangelio según San Mateo 25,31-46.
Jesús dijo a sus discípulos:
«Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria rodeado de todos los ángeles, se sentará en su trono glorioso.
Todas las naciones serán reunidas en su presencia, y él separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos,
y pondrá a aquellas a su derecha y a estos a su izquierda.
Entonces el Rey dirá a los que tenga a su derecha: ‘Vengan, benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comienzo del mundo,
porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron;
desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver’.
Los justos le responderán: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; sediento, y te dimos de beber?
¿Cuándo te vimos de paso, y te alojamos; desnudo, y te vestimos?
¿Cuándo te vimos enfermo o preso, y fuimos a verte?’.
Y el Rey les responderá: ‘Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo’.
Luego dirá a los de su izquierda: ‘Aléjense de mí, malditos; vayan al fuego eterno que fue preparado para el demonio y sus ángeles,
porque tuve hambre, y ustedes no me dieron de comer; tuve sed, y no me dieron de beber;
estaba de paso, y no me alojaron; desnudo, y no me vistieron; enfermo y preso, y no me visitaron’.
Estos, a su vez, le preguntarán: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, de paso o desnudo, enfermo o preso, y no te hemos socorrido?’.
Y él les responderá: ‘Les aseguro que cada vez que no lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, tampoco lo hicieron conmigo’.
Estos irán al castigo eterno, y los justos a la Vida eterna».
Comentario del Evangelio por  San Cesáreo de Arlés (470-543), monje y obispo. Sermón 26,5; SC 243, pag. 89ss.
“Venid, benditos de mi Padre, y recibid la herencia del reino.” (Mt 25,34).
Cristo, la misericordia celestial, viene cada día la puerta de tu casa: no sólo espiritualmente a la puerta de tu alma, sino materialmente a la puerta de tu casa. Porque, cada vez que un pobre se acerca a tu casa, sin duda alguna se acerca Cristo en él, porque él dijo: “Cada vez que lo habéis hecho a uno de estos pequeños, me lo hacíais a mí.” (Mt 25,40) No endurezcas el corazón, da un poco de dinero a Cristo del que esperar heredar el reino. Da un trozo de pan a aquel de quien esperar te dé la vida. Acoge al pobre en tu casa para que él te reciba en el paraíso.  Dale alguna limosna a quien te puede dar la vida eterna.
¡Qué audacia querer reinar en el cielo con aquel a quien tú negaste tu limosna en este mundo! Si lo recibe durante el viaje terreno, él te acogerá en la felicidad eterna. Si tú lo desprecias aquí en tu patria de la tierra, él retirará su mirada sobre ti en la gloria. Un salmo dice: “cuando te alzas, desprecias su imagen.” (Sal 73,20) Si despreciamos en esta vida a aquellos que son imagen de Dios (Gn 1,26) hemos de temer ser rechazados en la eternidad. ¡Tened, pues, misericordia en esta vida!… Gracias a vuestra generosidad, escucharéis aquella palabra feliz: “Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del reino.” (Mt 25,34)

MENSAJE DEL PAPA DURANTE EL REZO DEL ANGELUS EN MÉXICO.

El Papa en el ángelus: ‘Crear oportunidades en esta bendita tierra mexicana’ 
El Santo Padre pide presentarle al Buen Padre las primicias de nuestros hijos, nietos, de nuestros proyectos, de culturas, lenguas y tradiciones – Texto completo
Al concluir la santa misa en la ciudad de Ecatepec, después de los agradecimientos del obispo local, Mons. Oscar Domínguez Couttolenc, antes de la bendición final, y de la oración del ángelus, el santo padre Francisco pidió “hacer de esta bendita tierra mexicana una tierra de oportunidad”, en la cual “no haya necesidad de emigrar para soñar; donde no haya necesidad de ser explotado para trabajar; donde no haya necesidad de hacer de la desesperación y la pobreza de muchos el oportunismo de unos pocos”. O sea “una tierra que no tenga que llorar a hombres y mujeres, a jóvenes y niños que terminan destruidos en las manos de los traficantes de la muerte”.
A continuación el texto completo de las palabras del Papa antes de rezar el ángelus:
“Queridos hermanos: En la primera lectura de este domingo, Moisés le da una recomendación al pueblo. En el momento de la cosecha, en el momento de la abundancia, en el momento de las primicias no te olvides de tus orígenes. La acción de gracias nace y crece en una persona y en un pueblo que sea capaz de hacer memoria. Tiene sus raíces en el pasado, que entre luces y sombras fue gestando el presente. En el momento que podemos dar gracias a Dios porque la tierra ha dado su fruto, y así poder producir el pan, Moisés invita a su pueblo a ser memorioso enumerando las situaciones difíciles por las que ha tenido que atravesar.
En este día de fiesta, en este día podemos celebrar lo bueno que el Señor ha sido con nosotros. Damos gracias por la oportunidad de estar reunidos presentándole al Buen Padre las primicias de nuestros hijos, nietos, de nuestros sueños y proyectos. Las primicias de nuestras culturas, de nuestras lenguas y tradiciones. Las primicias de nuestros desvelos…
Cuánto ha tenido que pasar cada uno de ustedes para llegar hasta acá, cuánto han tenido que ‘caminar’ para hacer de este día una fiesta, una acción de gracias. Cuánto han caminado otros que no han podido llegar pero gracias a ellos nosotros hemos podido seguir andando.
Hoy, siguiendo la invitación de Moisés, queremos como pueblo hacer memoria, queremos ser el pueblo de la memoria viva del paso de Dios por su Pueblo, en su Pueblo. Queremos mirar a nuestros hijos sabiendo que heredarán no sólo una tierra, una lengua, una cultura y una tradición, sino que heredarán el fruto vivo de la fe que recuerda el paso seguro de Dios por esta tierra. La certeza de su cercanía y solidaridad. Una certeza que nos ayuda a levantar la cabeza y esperar con ganas la aurora.el
Con ustedes, también me uno a esta memoria agradecida. A este recuerdo vivo del paso de Dios por sus vidas. Mirando a sus hijos no puedo no dejar de hacer mías las palabras que un día les dirigió el beato Pablo VI al pueblo mexicano: «Un cristiano no puede menos que demostrar su solidaridad […] para solucionar la situación de aquellos a quienes aún no ha llegado el pan de la cultura o la oportunidad de un trabajo honorable, […] no puede quedar insensible mientras las nuevas generaciones no encuentren el cauce para hacer realidad sus legítimas aspiraciones». Y prosigue el beato Pablo VI con una invitación a «estar siempre en primera línea en todos los esfuerzos […] para mejorar la situación de los que sufren necesidad», a ver «en cada hombre un hermano y, en cada hermano a Cristo».
Quiero invitarlos nuevamente hoy a estar en primera línea, a primerear en todas las iniciativas que ayuden a hacer de esta bendita tierra mexicana una tierra de oportunidad.
Donde no haya necesidad de emigrar para soñar; donde no haya necesidad de ser explotado para trabajar; donde no haya necesidad de hacer de la desesperación y la pobreza de muchos el oportunismo de unos pocos.
Una tierra que no tenga que llorar a hombres y mujeres, a jóvenes y niños que terminan destruidos en las manos de los traficantes de la muerte.
Esta tierra tiene sabor a Guadalupana, la que siempre Madre se nos adelantó en el amor, y digámosle:
Virgen Santa, «ayúdanos a resplandecer en el testimonio de la comunión, del servicio, de la fe ardiente y generosa, de la justicia y el amor a los pobres, para que la alegría del Evangelio llegue hasta los confines de la tierra y ninguna periferia se prive de su luz»
El ángel del Señor anunció a María…
Fuente: http://es.zenit.org/

HOMILÍA DEL PAPA EN LA EUCARISTÍA EN ECATEPEC – MÉXICO.

«La riqueza, vanidad y orgullo, nos apartan del proyecto de Dios «
El Papa en Ecatepec celebra ante 300 mil personas y recuerda el mensaje del evangelio del día.
El santo padre Francisco llegó este domingo a las 11 horas locales en helicóptero, al aeropuerto de la municipalidad de Ecatepec, desde donde fue en el papamóvil hacia el área del Centro de Estudios, en donde a lo largo del camino era evidente el entusiasmo de la gente que le saludaba a su paso, en este segundo día de su viaje apostólico.
Una vez en el lugar de la misa, el obispo de la ciudad, Mons. Oscar Roberto Domínguez Couttolenc, y algunas autoridades locales entre las cuales el alcalde, le entregaron las llaves de la ciudad, informó la sala de prensa de la Santa Sede.
El Papa presidió la misa del primer domingo de cuaresma, delante de unas 300 mil personas, vistiendo paramentos color violeta. Después de la proclamación del Evangelio, el Pontífice en su homilía, recordó que en este tiempo de cuaresma debemos “recordar el regalo de nuestro bautismo, cuando fuimos hechos hijos de Dios”. Reavivando el don que nos ha sido obsequiado “para no dejarlo dormido como algo del pasado o en algún ‘cajón de los recuerdos’”.
Y así recuperar –dijo el Santo Padre– la alegría y la esperanza que hace sentirnos hijos amados del Padre, “Padre de una gran familia” no de algunos ‘hijos únicos’, sino que “sabe de hogar, de hermandad, de pan partido y compartido. Es el Dios del Padre nuestro no del ‘padre mío’ y ‘padrastro vuestro’”. Francisco señaló además, que ese sueño es “testimoniado por la sangre de tantos mártires de ayer y de hoy”.
Un sueño, dijo, que “se vuelve continuamente amenazado por el padre de la mentira” que “genera una sociedad dividida y enfrentada”. Una sociedad de pocos y para pocos en la que no se reconoce “esa dignidad que todos llevamos dentro”.
El Pontífice latinoamericano aprovechó para señalar como la cuaresma es “tiempo para ajustar los sentidos, abrir los ojos frente a tantas injusticias que atentan directamente contra el sueño y proyecto de Dios”, señalando como en el Evangelio de hoy, se indican las “tres tentaciones de Cristo… Tres tentaciones del cristiano” que “buscan degradar y degradarnos”.
La primera es la riqueza, “adueñándonos de bienes que han sido dados para todos y utilizándolos tan sólo para mí o ‘para los míos’. Es tener el ‘pan’ a base del sudor del otro, o hasta de su propia vida” y “en una familia o en una sociedad corrupta es el pan que se le da de comer a los propios hijos”.
La segunda tentación, señaló, es la vanidad, “esa búsqueda de prestigio en base a la descalificación continua y constante de los que ‘no son como uno’”.
Y la tercera, “el orgullo , o sea, ponerse en un plano de superioridad del tipo que fuese, sintiendo que no se comparte la ‘común vida de los mortales’, y que reza todos los días: ‘Gracias Señor porque no me has hecho como ellos’”.
“Vale la pena entonces preguntarnos”, dijo el Papa, “¿Hasta dónde somos conscientes de estas tentaciones? ¿Hasta dónde nos hemos habituado a un estilo de vida que piensa que en la riqueza, en la vanidad y en el orgullo está la fuente y la fuerza de la vida? ¿Hasta dónde creemos que el cuidado del otro, por el pan, el nombre y la dignidad de los demás son fuentes de alegría y esperanza?”
Por todo esto, “la Iglesia nos regala este tiempo, nos invita a la conversión con una sola certeza: Él nos está esperando y quiere sanar nuestros corazones de todo lo que lo degrada, degradándose o degradando” dijo. Porque “Dios tiene un nombre: misericordia”. Por ello pidió que “el Espíritu Santo renueve en nosotros la certeza de que su nombre es misericordia”.
Fuente: http://es.zenit.org/

MENSAJE DEL PAPA A LOS OBISPOS DE MÉXICO

El Papa pide a los obispos ‘mirada limpia, alma transparente y rostro luminoso’ 
Les pidió no tener miedo de la transparencia, no limitarse a condenar genéricamente al narcotráfico, a reconocer el aporte indígena, a ser padres con los sacerdotes en dificultad y a ayudar a los migrantes
El papa Francisco ha tenido hoy sábado poco antes de medio día, un encuentro con los obispos de México, reunidos en la catedral metropolitana, dedicada a la Asunción de la Virgen María.
Procedente del  Palacio Nacional, el Santo Padre llegó en el vehículo abierto que antes de detenerse realizó un giro en la Plaza de la Constitución. El Pontífice fue recibido por el Capítulo de la catedral que lo acompaño al interior del templo, pasando por la Puerta Santa de este templo, y llegando hasta el Altar del Perdón, donde estaba expuesto el Santísimo Sacramento.
Poco después le saludaron el arzobispo de Ciudad de México, el cardenal Norberto Rivera Carrera, y el presidente de la Conferencia Episcopal Mexicana, cardenal José Francisco Robles Ortega.
El Santo Padre dirigió sus palabras, recordando que está visitando México “siguiendo los pasos de mis Predecesores” y se interrogó si “¿Podría el Sucesor de Pedro, llamado del lejano sur latinoamericano, privarse de poder posar la propia mirada sobre la «Virgen Morenita»?”.
Porque “mirando los ojos de la Virgen alcanzo la mirada de su gente”, porque “Ella custodia sus más altos deseos y sus más recónditas esperanzas; Ella recoge sus alegrías y sus lágrimas; Ella comprende sus numerosos idiomas y les responde con ternura de Madre porque son sus propios hijos”. Tanto “aquí, en las cercanías del «Cerro del Tepeyac», como en los albores de la evangelización de este Continente” dijo.
Y les recordó que “la «Virgen Morenita» nos enseña que la única fuerza capaz de conquistar el corazón de los hombres es la ternura de Dios”. Citó así a un “inquieto y notable literato de esta tierra” que dijo “que en Guadalupe ya no se pide la abundancia de las cosechas o la fertilidad de la tierra, sino que se busca un regazo en el cual los hombres, siempre huérfanos y desheredados, están en la búsqueda de un resguardo, de un hogar”.
El Santo Padre indicó también conocer “la larga y dolorosa historia que han atravesado, no sin derramar tanta sangre, no sin impetuosas y desgarradoras convulsiones, no sin violencia e incomprensiones” y les invitó “a partir nuevamente de esta necesidad de regazo”, que es la “fe cristiana”, capaz de reconciliar el pasado, frecuentemente marcado por la soledad, el aislamiento y la marginación, con el futuro continuamente relegado a un mañana que se escabulle” porque “sólo en aquel regazo se puede, sin renunciar a la propia identidad, descubrir la profunda verdad de la nueva humanidad, en la cual todos están llamados a ser hijos de Dios”.
Les invitó así a ser “obispos de mirada limpia, de alma transparente, de rostro luminoso”. Y les exhortó: No tengan miedo a la transparencia. La Iglesia no necesita de la oscuridad para trabajar. Vigilen para que sus miradas no se cubran de las penumbras de la niebla de la mundanidad; no se dejen corromper por el materialismo trivial ni por las ilusiones seductoras de los acuerdos debajo de la mesa; no pongan su confianza en los «carros y caballos» de los faraones actuales, porque nuestra fuerza es la «columna de fuego» que rompe dividiendo en dos las marejadas del mar, sin hacer gran rumor”.
Porque, dijo, “es necesario responder a la gente que Dios existe y está cerca a través de Jesús”. Y aseguró que “en las miradas de ustedes el Pueblo mexicano tiene el derecho de encontrar las huellas de quienes han visto al Señor”.
Por ello les exhortó a no perder tiempo y energías en las cosas secundarias, en las habladurías e intrigas, en los vanos proyectos de carrera, en los vacíos planes de hegemonía, en los infecundos clubs de intereses o de consorterías”.
Les invitó también a “ofrecer un regazo materno a los jóvenes”, a “captar lo que ellos buscan, con aquella fuerza con la que muchos como ellos han dejado barcas y redes sobre la otra orilla del mar”.
“Les ruego –señaló el Pontífice– no minusvalorar el desafío ético y anticívico que el narcotráfico representa para le entera sociedad mexicana, comprendida la Iglesia”, para ello “sin refugiarnos en condenas genéricas”, y “realizando un serio y cualificado proyecto pastoral para contribuir, gradualmente, a entretejer aquella delicada red humana”. A partir “de las familias; acercándonos y abrazando la periferia humana y existencial de los territorios desolados de nuestras ciudades; involucrando las comunidades parroquiales, las escuelas, las instituciones comunitarias, la comunidades políticas, las estructuras de seguridad”.
“En el manto del alma mexicana Dios ha tejido, con el hilo de las huellas mestizas de su gente, el rostro de su manifestación en la Morenita” dijo. Y pidió una “mirada de singular delicadeza hacia los pueblos indígenas, y no pocas veces masacradas culturas”, porque “los indígenas de México aún esperan que se les reconozca efectivamente la riqueza de su contribución y la fecundidad de su presencia, para heredar aquella identidad que les convierte en una Nación única y no solamente una entre otras”.
“Custodien la memoria del largo camino hasta ahora recorrido –les señaló el Papa a los obispos– y sepan suscitar la esperanza de nuevas metas”, y les invitó a contribuir a la unidad de su Pueblo; favorecer la reconciliación de sus diferencias y la integración de sus diversidades.
¡Ay de ustedes si se duermen en sus laureles! Es necesario no desperdiciar la herencia recibida, custodiándola con un trabajo constante”, dijo.
El papa Francisco invitó entonces a los obispos: “El primer rostro que les suplico custodien en su corazón es el de sus sacerdotes. No los dejen expuestos a la soledad y al abandono, presa de la mundanidad que devora el corazón”. Así como pidió que sostengan a quien se sienta abatido, “sin que nunca falte la paternidad de ustedes, obispos, para con sus sacerdotes”.
Invitó también a que la Pontificia Universidad de México “esté cada vez más en el corazón de los esfuerzos eclesiales para asegurar aquella mirada de universalidad sin la cual la razón, resignada a módulos parciales, renuncia a su más alta aspiración de búsqueda de la verdad”.
Y reiteró:“No se necesitan ‘príncipes’, sino una comunidad de testigos del Señor”.
Al concluir sus palabras indicó su aprecio “por todo cuanto están haciendo para afrontar el desafío de nuestra época representada en las migraciones”.
Recordó que se trata de “millones los hijos de la Iglesia que hoy viven en la diáspora o en tránsito, peregrinando hacia el norte en búsqueda de nuevas oportunidades. Muchos de ellos dejan atrás las propias raíces para aventurarse, aun en la clandestinidad que implica todo tipo de riesgos, en búsqueda de la ‘luz verde’ que juzgan como su esperanza”. Y que “tantas familias se dividen; y no siempre la integración en la presunta ‘tierra prometida’ es tan fácil como se piensa”. E invitó a seguirlos y alcanzarlos más allá de las fronteras y reforzar la comunión con sus hermanos del episcopado estadounidense.
“Queridos hermanos, el Papa está seguro de que México y su Iglesia llegarán a tiempo a la cita consigo mismos, con la historia, con Dios” concluyó, y si bien reconoció que “alguna piedra en el camino retrasa la marcha” no será jamás bastante para hacer perder la meta. Porque “¿puede llegar tarde quien tiene una Madre que lo espera?”
Fuente: http://es.zenit.org/

MENSAJE DEL PAPA EXPLICANDO LA MISERICORDIA.

El Papa explica a los sacerdotes romanos el motivo del Jubileo de la Misericordia
En la basílica de San Juan de Letrán, el Pontífice pide al clero de su diócesis que sean generosos al perdonar y entender los diferentes lenguajes de los penitentes
El papa Francisco fue este jueves por la mañana a la basílica de San Juan de Letrán, donde se estaba celebrando la tradicional reunión del clero romano con motivo del inicio de la cuaresma. Una vez en el templo, el Santo Padre confesó a diez sacerdotes y, a continuación, él mismo se confesó con uno de los penitenciarios.
El encargado de recibir al Pontífice y dirigirle un saludo de bienvenida fue el cardenal vicario Agostino Vallini, que le aseguró la proximidad del clero romano ante su inminente viaje a México y el encuentro con el Patriarca de Moscú, “un punto de inflexión en la historia de la unidad”. El hecho de insistir en la misión del Obispo de Roma, dijo el cardenal Vallini, ha “impresionado mucho” incluso al metropolita ortodoxo Hilarion.
Según informó L’Osservatore Romano, periódico de la Santa Sede, el purpurado también dio las gracias al Papa por la visita y por haber mantenido el tradicional encuentro con el clero de su diócesis. “Estamos viviendo el Jubileo con mucho compromiso en las parroquias”, aseguró finalmente el cardenal vicario, “sobre todo experimentando la misericordia a través de las confesiones y la peregrinación”.
En un discurso improvisado, Francisco instó a los sacerdotes a vivir de manera completa la misericordia, para comprender y perdonar a las personas que se acercan al confesionario. Recordó que la caricia de un cura hace mucho bien, señalando el ejemplo del Señor, que es siempre misericordioso. La gente –afirmó el Pontífice– ha de encontrar en el confesor a un padre que no deja a su hijo alejarse.
La idea del Jubileo de la Misericordia –confió– es fruto de una inspiración espiritual y viene de lejos: se remonta a Pablo VI, a las enseñanzas de Juan Pablo II, al mensaje de santa Faustina Kowalska y a las catequesis de Benedicto XVI. Si el Señor quiere un Jubileo de la Misericordia –enfatizó– es para haya misericordia en la Iglesia, para que se perdonen los pecados. De ahí la invitación a los sacerdotes para que sean generosos al perdonar y entender los diferentes lenguajes de los penitentes: existe el lenguaje de las palabras, pero también el de los gestos que expresan la voluntad de aprovechar el perdón de Dios.
La reunión en el Laterano tenía un carácter penitencial. Antes de la llegada del Santo Padre había sido el obispo auxiliar de Roma, monseñor Angelo De Donatis, que preside el Servicio para la formación permanente del clero, el que había sugerido una reflexión centrada en la negación de Pedro. Además, como gesto cuaresmal, las ofrendas de los sacerdotes durante la reunión se destinaron a Cáritas. Por último, el cardenal Vallini donó el libro del Papa, “El nombre de Dios es Misericordia”, a todos los presentes. Francisco regresó al Vaticano en torno a las 13 horas.

COMENTARIO AL EVANGELIO DE HOY SÁBADO 13 DE FEBRERO DE 2016.

Evangelio de hoy.
Lectura del santo evangelio según san Lucas (5,27-32):
En aquel tiempo, Jesús vio a un publicano llamado Leví, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: «Sígueme.»
Él, dejándolo todo, se levantó y lo siguió. Leví ofreció en su honor un gran banquete en su casa, y estaban a la mesa con ellos un gran número de publicanos y otros.
Los fariseos y los escribas dijeron a sus discípulos, criticándolo: «¿Cómo es que coméis y bebéis con publicanos y pecadores?»
Jesús les replicó: «No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores a que se conviertan.»
Palabra del Señor
Comentario al Evangelio de hoy sábado, 13 de febrero de 2016
Juan Lozano, cmf
Querido amigo/a:
El sábado es un día más relajado, laboralmente hablando. Es un buen momento para descansar y dedicar un poco más de tiempo para orar con más calma y sosiego, para saborear a Dios en el banco de un parque, contemplando la naturaleza, encontrando el silencio y la quietud que apacigüa nuestra alma. El corazón necesita escuchar a Dios. Cuando somos capaces de estar a la escucha de forma pacífica y confiada, nuestro interior puede oír la voz de Dios que llama insistentemente y con dulzura a nuestra puerta, como la voz que hoy llama a Leví, sentado al mostrador de los impuestos.
…Se levantó y lo siguió. Sólo un corazón disponible es capaz de levantarse. Levantarse implica dejar todo lo que estás haciendo, dar prioridad a quien te llama, renunciar. No se puede permanecer sentado en el mostrador de los impuestos y seguir a Jesús al mismo tiempo. El seguimiento implica cambio de dirección. Este es el problema que, en ocasiones, nos impide avanzar en la vida de fe: nos da miedo levantarnos y abandonar nuestras seguridades. El profeta Isaías lo explica muy bien en la primera lectura: …cuando destierres de ti la opresión, el gesto amenazador y la maledicencia, cuando partas tu pan con el hambriento y sacies el estómago del indigente, brillará tu luz en las tinieblas, tu oscuridad se volverá mediodía.
Cuando somos capaces de avanzar en el seguimiento de Jesús porque superamos el inmovilismo que nos estanca, nuestro corazón se alegra, hace fiesta. El banquete de Jesús con Leví expresa la alegría del encuentro. Jesús está deseando sentarse a nuestra mesa. Es necesario estar muy atentos para escuchar sus llamadas y estar vitalmente dispuestos a levantarnos y dejar lo que tengamos entre manos para abrir la puerta a nuestro Señor, aquel que viene a traer mucha paz y alegría a nuestra vida. Que este sábado sea un día propicio para ello. ¡Feliz jornada!
Vuestro hermano en la fe.
Juan Lozano, cmf.
Fuente : http://www.ciudadredonda.org/
 

EDD. SÁBADO 13 DE FEBRERO DE 2016

Sábado después de Ceniza
Libro de Isaías 58,9b-14.
Así habla el Señor:
Si eliminas de ti todos los yugos, el gesto amenazador y la palabra maligna;
si ofreces tu pan al hambriento y sacias al que vive en la penuria, tu luz se alzará en las tinieblas y tu oscuridad será como el mediodía.
El Señor te guiará incesantemente, te saciará en los ardores del desierto y llenará tus huesos de vigor; tú serás como un jardín bien regado, como una vertiente de agua, cuyas aguas nunca se agotan.
Reconstruirás las ruinas antiguas, restaurarás los cimientos seculares, y te llamarán «Reparador de brechas», «Restaurador de moradas en ruinas».
Si dejas de pisotear el sábado, de hacer tus negocios en mi día santo; si llamas al sábado «Delicioso» y al día santo del Señor «Honorable»; si lo honras absteniéndote de traficar, de entregarte a tus negocios y de hablar ociosamente,
entonces te deleitarás en el Señor; yo te haré cabalgar sobre las alturas del país y te alimentaré con la herencia de tu padre Jacob, porque ha hablado la boca del Señor.
Salmo 86(85),1-2.3-4.5-6.
Inclina tu oído, Señor, respóndeme,
porque soy pobre y miserable;
protégeme, porque soy uno de tus fieles,
salva a tu servidor que en ti confía.
Tú eres mi Dios: ten piedad de mí, Señor,
porque te invoco todo el día;
reconforta el ánimo de tu servidor,
porque a ti, Señor, elevo mi alma.
Tú, Señor, eres bueno e indulgente,
rico en misericordia con aquellos que te invocan:
¡atiende, Señor, a mi plegaria,
escucha la voz de mi súplica!
Evangelio según San Lucas 5,27-32.
Jesús salió y vio a un publicano llamado Leví, que estaba sentado junto a la mesa de recaudación de impuestos, y le dijo: «Sígueme».
El, dejándolo todo, se levantó y lo siguió.
Leví ofreció a Jesús un gran banquete en su casa. Había numerosos publicanos y otras personas que estaban a la mesa con ellos.
Los fariseos y los escribas murmuraban y decían a los discípulos de Jesús: «¿Por qué ustedes comen y beben con publicanos y pecadores?».
Pero Jesús tomó la palabra y les dijo: «No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos.
Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores, para que se conviertan».
Comentario del Evangelio por  San Cirilo de Jerusalén (313-350), obispo de Jerusalén, doctor de la Iglesia. Catequesis bautismales, n° 1.
«Dejándolo todo, se levantó y le siguió»: la cuaresma conduce al bautismo.
Sois ya discípulos de la nueva Alianza y partícipes de los misterios de Cristo, ahora por vocación, pero dentro de poco también como un don: haceos un corazón nuevo y un espíritu nuevo (Ez 18,31) para que se alegren los moradores del cielo. Pues si, como dice el evangelio, «habrá alegría por un solo pecador que se convierte»( Lc 15,7), ¿cuánto más no moverá a la alegría a los habitantes del cielo la salvación de tantas almas?
Habiendo entrado por un camino ancho y hermoso, recorred cautelosamente la senda de la piedad. Pues el unigénito Hijo de Dios está plenamente dispuesto para vuestra redención y señala: «Venid todos los que estáis cansados y agobiados y yo os aliviaré»( Mt 11,28). Los que lleváis el pernicioso vestido de vuestras ofensas y estáis oprimidos por las cadenas de vuestros pecados, escuchad la voz del profeta que dice: «Lavaos, purificaos, quitad de delante de mis ojos las maldades de vuestra alma»( Is 1,16), de modo que os aclame el coro de los ángeles: «Dichoso el que es perdonado de su culpa, y le queda cubierto su pecado»( Sal. 31,1). Los que habéis encendido hace poco por primera vez las lámparas de la fe, sostenedlas en las manos sin que se apaguen, para que aquel que en otro tiempo abrió por la fe el paraíso al ladrón en este santísimo monte del Gólgota (Lc 23,43) os conceda también a vosotros cantar el cántico nupcial.
Si alguno es ahora esclavo del pecado, prepárese mediante la fe para la regeneración liberadora de la adopción filial. Y abandonada la funesta servidumbre de los pecados, una vez dedicado al dulce servicio del Señor, será juzgado digno de disfrutar la herencia del reino celestial. Desvestíos por medio de la confesión del hombre viejo, que se corrompe por las concupiscencias del error, para revestiros del hombre nuevo, que se renueva por el conocimiento de aquel que le creó. Recibid por la fe las arras del Espíritu (2Co 5,5) para que podáis ser recibidos en las moradas eternas. Acercaos (a recibir) el sello espiritual para que podáis ser reconocidos favorablemente por vuestro dueño.

HOMILÍA PARA LA EUCARISTÍA DEL DOMINGO 14 DE FEBRERO DE 2016.

Hermanos, con el inicio de la santa Cuaresma se reparten las alcancías para la cuaresma de fraternidad. Este año lo recaudado  se destinará a obras en beneficio del Adulto Mayor. En nuestra parroquia hay dos grupos de Adulto mayor, aparte de los hogares de ancianos del sector. ¿Nos quedaremos con los brazos cruzados? Animemosnos

Hermano Pastor.

PRIMER DOMINGO DE CUARESMA.

Deuteronomio 26,1-2.4-10: texto llamado también el Credo Histórico de Israel. La fe de Israel no es abstracta, sino concreta, histórica: proclama a Dios que actuó a favor de su Pueblo. Israel descubre que su historia es “Historia de Salvación”: Dios presente en los acontecimientos; hay dos coprotagonistas: Dios y el hombre.

Romanos 10,8-13: se nos presenta la naturaleza de la fe cristiana: aceptar que Jesús es el Señor, que resucitó de entre los muertos. Aceptar y confesar esto hace justo al hombre.

Continuar leyendo