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HOMILÍA PARA LA EUCARISTÍA DEL DOMINGO 14 DE FEBRERO DE 2016.

Hermanos, con el inicio de la santa Cuaresma se reparten las alcancías para la cuaresma de fraternidad. Este año lo recaudado  se destinará a obras en beneficio del Adulto Mayor. En nuestra parroquia hay dos grupos de Adulto mayor, aparte de los hogares de ancianos del sector. ¿Nos quedaremos con los brazos cruzados? Animemosnos

Hermano Pastor.

PRIMER DOMINGO DE CUARESMA.

Deuteronomio 26,1-2.4-10: texto llamado también el Credo Histórico de Israel. La fe de Israel no es abstracta, sino concreta, histórica: proclama a Dios que actuó a favor de su Pueblo. Israel descubre que su historia es “Historia de Salvación”: Dios presente en los acontecimientos; hay dos coprotagonistas: Dios y el hombre.

Romanos 10,8-13: se nos presenta la naturaleza de la fe cristiana: aceptar que Jesús es el Señor, que resucitó de entre los muertos. Aceptar y confesar esto hace justo al hombre.

Lucas 4,1-13: en el relato Lucas establece un paralelo entre el Exodo de Israel y el inicio del ministerio de Jesús:

a) Dios conduce a  su Pueblo al desierto. –El Espíritu conduce a Jesús al desierto.

b) Israel fue tentado durante 40 años: sintió hambre, protestó y buscó los bienes de la tierra. –Jesús, después de 40 días, también sintió hambre, pero no pospuso a Dios. Jesús, como auténtico Hijo de Dios, permanece fiel a la Voluntad de Dios.

1.- Teniendo en cuenta los textos recién proclamados dos cosas se podría afirmar: los cristianos somos personas de fe; somos Peregrinos y forasteros, expuestos a toda prueba.

Los cristianos somos personas de fe. Es llamativo que en los Hechos 4,32 se hable de “la multitud de los creyente”. Es decir, los que habían aceptado el mensaje, la palabra de los Apóstoles. Hombres de fe. En la misma lectura del Deuteronomio y de Romanos se nos presenta la fe como algo dinámico: Dios que actúa a favor de los hombres. El israelita profesa su fe en un Dios que actuó a favor del Pueblo y los libró de la opresión del faraón. El cristiano profesa su fe en Jesús, Palabra de Dios, que se encarnó, murió y resucitó por nosotros. Nuestra fe no es estática, una doctrina fría e intelectual. Nosotros tenemos fe en un Dios que se hace presente en nuestra historia, que actúa a favor de nosotros y con nosotros. Es Historia de Salvación.

Abraham le creyó a Dios; Israel le creyó a Dios; nosotros le creemos a Dios. ¿Y qué creemos de El? Que es capaz de dar vida, da dar abundancia allí donde falta todo, de dar santidad allí donde sobreabunda la maldad, el pecado.

2.- Suena lindo todo esto. Pero la vida del cristiano, de la Iglesia, es un Exodo: hemos salido del pecado, somos guiados por el Espíritu Santo hacia la Casa del Padre. Pero, como Israel,  también estamos expuestos a diversas tentaciones: el creer que somos autosuficientes, que solos lo podremos todo…”pero no sólo de pan vive el hombre”. Muchas veces nos encandilamos con nuestros logros, con nuestros ídolos…pero “al Señor tu Dios adorarás, a El sólo darás culto”. Muchas veces nos auto engañamos pensando que Dios es tan bueno y poderoso y que El todo lo podrá solucionar…pero “No tentarás al Señor tu Dios”. Porque la fe en el Señor no nos exime del esfuerzo humano.

3.- La Historia de Salvación no ha terminado; Dios sigue actuando. Es cuestión de descubrir desde la fe la presencia salvadora de Dios que también actúa hoy. Pero sin fe es imposible descubrir esto.

Los acontecimientos nos sobrepasan. Las tentaciones arrecian fuertemente en la Iglesia y en cada uno de nosotros. Los ideologismos, los sofismas o verdades a medias hacen caer a mucha gente. Afirmaciones engañosas confunde a la gente sencilla.. Allí está la Palabra de Dios, que es la espada con que podemos defendernos.

4.- Hoy el Señor se hace presente entre nosotros; creemos en su presencia salvadora. Con su presencia podremos vencer a tanto ídolo del poder bastardo y del dinero injusto ( = la corrupción, podredumbre que todo lo contamina en nuestra sociedad), del sectarismo e intolerancia.

Cristo venció. Nosotros también venceremos con El toda tentación, todo encandilamiento. Para ello no hace falta aislarse, ni meterse en una burbuja. Sólo es necesario escuchar la Voz del Señor y ser dóciles.

Seamos personas de fe, firmes, convencidas, que sepamos dar razón de nuestra esperanza. Hoy, en el inicio de esta Cuaresma, se nos recuerda todo esto.

Hermano Pastor Salvo Beas.

Capuchino.