(Iglesia Catedral de Valparaíso, jueves 15 de septiembre 19,00 horas)
1.- Siguiendo la hermosa tradición más que centenaria hemos venido a celebrar esta Oración de Acción de Gracias al Señor con ocasión de nuestras Fiestas Patrias. Es una celebración verdaderamente significativa pues reúne a personas que pertenecen a diversos credos religiosos y na personas no creyentes. Respetuosos de nuestras legítimas diferencias nos congregamos gozosamente a dar Gracias a Dios por Chile y todos sus habitantes, como se hizo ya el 18 de septiembre de 1811 por petición de don José Miguel Carrera, e ininterrumpidamente desde 1818 por iniciativa de don Bernardo O´Higgins. A partir de 1971 y por petición del entonces Presidente de la República don Salvador Allende Gossens al Cardenal Raúl Silva Henríquez, Arzobispo de Santiago, celebramos Te Deum Ecuménico.
Queremos vivir este momento de encuentro y recogimiento con esperanza. La esperanza es una virtud que corresponde al deseo profundo de felicidad puesto por Dios en el corazón de todo hombre y mujer, asume los anhelos que inspiran las actividades humanas y las purifica, protege del desaliento, preserva del egoísmo, sostiene en todo desfallecimiento y dilata el corazón en la espera de la bienaventuranza eterna, nos enseña la Iglesia (Cf. Catecismo de la Iglesia Católica N° 1818).
2.- Percibimos los chilenos y chilenas que estamos en momentos de crisis. Varios observadores destacados de la realidad nacional concuerdan que todas las instituciones están en crisis, y crisis muy graves pues son de credibilidad. Pero los más lúcidos de nuestros conciudadanos y conciudadanas han destacado que toda crisis: sea ésta personal, familiar, eclesial o institucional, conlleva una gran oportunidad. En efecto, sabiamente percibida y asumida valerosamente
-aunque a veces con gran dolor- nos permite dar un gran “salto adelante” a una vida de mayor calidad. Y eso es lo que queremos para todos los chilenos y chilenas: una vida de gran calidad espiritual y material.
3.- Estamos, lamentablemente, inmersos en la “cultura de la queja”. Nos quejamos de todo y de todos. Pensamos tener la razón y no somos capaces a veces ni de escuchar las razones de los otros. Estamos, también y muy lamentablemente, “en la cultura de la indiferencia”, teniendo sin embargo tantos testimonios hermosos de chilenos y chilenas que, cada uno en lo suyo, se jugaron por los demás. Pienso en Gabriela Mistral, maestra, la gran Poetisa de Chile y de los niños de Chile; en Juana Ross de Edwards, una de las más grandes Benefactora de la Nación Chilena; en los doctores Enrique Deformes Villegas y Eduardo Pereira Ramírez, que se jugaron por la salud pública en Valparaíso; en el doctor Gustavo Fricke Shencke, médico y dos veces alcalde de Viña del Mar, gran impulsor del Hospital público que lleva su nombre; en el Padre Hurtado, nuestro santo nacido y bautizado en Viña del Mar, padre de los pobres y abandonados que nos enseñó con su propia vida y muerte que “hay que darse hasta que duela”. Pienso también en las mamás de Chile: las mamás casadas y las mamás solteras, las mamás abandonadas y las mamás agredidas; las que han engendrado y criado hijos propios, como tantas otras: miles, que han criado, querido y educado a hijos que no llevaron en su vientre. Pienso también en tantos voluntarios y Voluntariados de diversa índole dentro y fuera de nuestras Iglesias que, la mayoría de las veces en forma absolutamente anónima y silenciosa, dan lo mejor de si mismos para servir a los demás. En tantos políticos y estadistas, damas y varones, que han sido cruciales en nuestras coyunturas históricas. En tantos artistas que nos descubren la belleza que hay por doquier en nuestra tierra. Tenemos, en verdad, una multitud de testigos en nuestra historia y en nuestro hoy como Nación que nos
pueden inspirar y revitalizar moral y espiritualmente. Y sin embargo pareciera que no es así. ¿Qué nos está pasando?
4.- Los Padres de la Patria fueron hombres de Fe cristiana. Desde los comienzos de la Nación honraron, como ya dijimos, el 18 de septiembre con la Oración del Te Deum y en los momentos más graves de nuestra historia se volvieron a Dios. Muchos grandes de nuestra historia no fueron cristianos. Muchos de ellos agnósticos y varios “anti-clericales” incluso. Pero tenían una visión profundamente humanista de la existencia, profundamente respetuosa de los derechos de todo hombre y mujer, del valor de la vida y de la libertad. Siguiendo, pues, el testimonio de nuestros mayores debemos tratar de renovar nuestras vidas, consolidar nuestras certezas, reforzar nuestras esperanzas, purificar nuestros amores y procurar mantenernos en aquel gozo del que habla el Señor Jesús cuando nos dice: “hay más alegría en dar que en recibir” (Hechos de los Apóstoles 20, 35). Y nosotros, los cristianos, debemos una vez más reemprender valerosamente el camino de la conversión permanente, abriendo el corazón y la vida al “Padre de misericordia y Dios de todo consuelo” (2ª Corintios 1, 3) particularmente en este Año Santo de la Misericordia que, convocados por el Papa Francisco, estamos celebrando.
5.- Es de justicia reconocer que en los últimos años hemos dado pasos importantes en muchos aspectos fundamentales para la vida de los chilenos. El índice de pobreza ha bajado de una cifra cercana al 40% en 1990 al 14,4% en cifras dadas a conocer ayer. Sin embargo los observadores más lúcidos afirman que ha disminuido “la pobreza” pero no “la desigualdad”. La llamada “Nueva Justicia” ha significado un cambio muy positivo en la administración de justicia. Pasados ya varios años de su implementación estiman los entendidos que hay que hacer algunos ajustes, pero ciertamente ha sido un gran paso adelante en orden a la paz social. Pienso, sí, que habría que explicar más a la gente cuál es el procedimiento que se sigue en los juicios, cuál es el papel de los Fiscales y cuál el de los Jueces y de las Cortes, que son las instancias que finalmente aplican la ley. También se ha legislado y hay todavía proyectos en estudio en orden al importante tema de la trasparencia y honestidad en la actividad política y en general en los asuntos públicos, y de probidad en las actividades económicas, todo lo cual ciertamente mejorará la calidad ética de la vida nacional. Ha habido, también, un gran desarrollo en obras de infraestructura vial y de obras públicas en general; en fortalecimiento y abaratamiento de los servicios eléctricos, sin los cuales hoy no podemos vivir ni trabajar; en políticas de vivienda y en muchos otros aspectos de la vida nacional que valoramos inmensamente y agradecemos
6.- Sin embargo con pena tenemos que reconocer que en Chile no respetamos los derechos de muchos. No está asegurado el derecho a una vida de calidad donde todas las necesidades y anhelos fundamentales de la persona sean cuidados y salvaguardados con amor en todas las edades. Nos causa un dolor inmenso la situación de miles de niños que viven situaciones indignas de marginalidad y abandono. No menos dolorosa es la situación de miles de adultos mayores sumidos en la pobreza y a veces en la soledad y a los que no se les reconoce la dignidad de toda una vida de trabajo. Es preocupante la situación de muchos trabajadores y trabajadoras cuyas remuneraciones no les alcanzan para vivir con dignidad, sostener a sus seres queridos y prevenir su futuro. A nuestros pueblos originarios no los hemos acogido con el respeto que se merecen y no hemos sabido apreciar su aporte cultural y espiritual a la Nación chilena. Pese a lo mucho que hacemos y se hace, la situación de los numerosos migrantes es muy precaria y la legislación vigente al respecto está sumamente desfasada de la realidad del mundo actual. Lamentablemente se nos ha olvidado que muchos chilenos somos hijos o nietos de inmigrantes. La Reforma Educacional nos plantea muchos interrogantes en todos sus niveles. Pensamos que no se ha empezado por la base, que es la educación pre-escolar, fundamento de todo lo que después vendrá y que debe desempeñar un rol importantísimo de compensación de desigualdades e inequidades socioeconómicas presentes en la sociedad. Respecto a lo hecho y programado para la educación escolar y superior se nota ausencia de preocupación prioritaria por la calidad de la enseñanza y una preocupación excesiva por el control administrativo y económico de la actividad educativa. Comprendemos que es responsabilidad principal del Estado la salvaguarda por el buen uso de los bienes pero hay un sentimiento de incomodidad por la percepción de desconfianza frente a la educación particular subvencionada y gratuita, en algunos un deseo desmedido por controlar e intervenir, todo ello en desmedro de la legítima autonomía de la educación particular y del inmenso aporte que históricamente ha significado para la Comunidad Nacional. Esto mismo se da en otras actividades de bien social que realizan con gran esfuerzo instituciones particulares, muchas de ellas de las Iglesias. Pero somos todos los chilenos los que financiamos al Estado con los diversos y onerosos impuestos que día a día pagamos. Por tanto las subvenciones estatales a la educación en todos sus niveles, al trabajo con menores en situación de marginalidad, al trabajo con personas de la tercera edad en situación precaria, en fin, las subvenciones estatales a toda la tremenda acción social que muchas instancias particulares podemos realizar no son una dádiva bondadosa y caritativa del Estado sino un derecho que tenemos. Y todo esto es a favor de la Comunidad Nacional, y especialmente de los más carenciados, que gracias a Dios y a muchas personas de buena voluntad podemos servir.
7.- La prensa de hoy informa: “Gobierno decide acelerar tramitación de proyecto de aborto”.
Hay que decir que en ninguna de las últimas versiones de importantes Encuestas de Opinión: en concreto la Encuesta CEP de julio-agosto y la Encuesta ADIMARK de agosto, ha aparecido siquiera mencionado el tema del proyecto de Ley de Despenalización del Aborto como una preocupación de la ciudadanía.
Pero el Gobierno “notificó a los parlamentarios que decidió aplicar la suma urgencia al proyecto de aborto” e “incluso agregó que serán retiradas las urgencias que tienen otras iniciativas” (La 3° jueves 15 de septiembre 2016 pag. 13).
El aborto es un tema sensible y doloroso para millones de chilenos cristianos y personas de buena voluntad. Estuvimos y estamos por la vida de todo hombre y mujer desde el inicio de su concepción en el vientre materno hasta el fin natural de la misma. Es éste el primer derecho humano y condiciona el ejercicio de cualquier otro derecho. Nos oponemos por tanto decididamente a todo aborto directamente procurado y llamamos a todos los políticos y particularmente a quienes se dicen cristianos a no aprobar este proyecto de ley.
8.- El 19 de abril de este año falleció don Patricio Aylwin Azócar. Su muerte concitó un sentimiento de unidad y cercanía entre los chilenos que hace mucho tiempo no se veía. Los Obispos del Comité Permanente de la Conferencia Episcopal de Chile expresaron a propósito de don Patricio: “Gran parte del Pueblo de Chile y de sus dirigentes expresó un homenaje al ´hombre bueno y justo´ Se destacó su virtud de ser un hombre consecuente, fiel a sus convicciones y abierto al diálogo fructífero. Se recordó ´la política de los acuerdos´ tan importante para afianzar la actual democracia”. “Al tratar de comprender lo que hoy día nos sucede -continúan los obispos- no se trata de volver atrás ni de caminar de espaldas al futuro, pero como muchos destacaron, es esencial retomar un diálogo ciudadano amplio y generoso, buscando más lo que nos une que lo que nos separa. Sobre todo, porque este diálogo -que siempre implica una capacidad de escucha- debe ayudarnos a construir el presente y el futuro, abriendo espacio a las nuevas generaciones y a los que vendrán”. Nuestro Intendente Regional aquí presente ha tenido interesantes iniciativas en esta línea que valoramos, agradecemos y nos comprometemos a apoyar.
“Es fácil enumerar los problemas -continúan los obispos- es fácil hablar de los fracasos. Es fácil seguir en política el esquema desgastado de gobierno y oposición y otras dualidades que simplifican pero no solucionan y en nada aportan al país. Es más difícil transitar por caminos nuevos y ser propositivos sobre el país que queremos construir”.
“La desconfianza se supera al poner rostros a nuestras discusiones y humanizar las cifras y mediciones. En esta materia tienen también un rol decisivo los medios de comunicación……….Creemos que son muy valiosas sus investigaciones para vivir en la verdad y purificar las instituciones…..y las agradecemos. Pero pensamos también que tienen que ayudar en esta cruzada de diálogo y reencuentro que necesitamos con urgencia, haciendo que el criterio de conflicto no sea la única ni la primera fuente informativa. Sin duda es éste un criterio que nos compete a todos, medios de comunicación y audiencias”. (Comité Permanente CECH, “De la desconfianza al reencuentro”, 13/5/2016).
9.- Como dijimos al comienzo de esta Homilía, la Iglesia está viviendo el Año Santo del Jubileo de la Misericordia. Algo nada fácil. Implica reconocer los propios pecados y debilidades. Pedir humildemente perdón a Dios por ellos y prometer no volver a caer. Perdonar de corazón a quienes nos han ofendido aunque no nos pidan perdón, lo que es imposible con las solas fuerzas humanas. Pero sin perdón no va a ver nunca verdadera Paz. La Paz verdadera se fundamente en la Verdad, la Justicia, el Amor, la Libertad y el Perdón. Sin perdón no hay verdadera Paz. Por eso como Iglesia Católica pedimos perdón al Padre Dios y a ustedes, hermanas y hermanos, por los pecados y escándalos que en los últimos años se han cometido al interior de la Iglesia y que los medios de comunicación han dado a conocer. Ha sido muy triste para nosotros y para el sencillo pueblo fiel. Por todo ello pedimos perdón.
10.- Y damos infinitas gracias de Corazón al Padre Dios por Chile y todos sus habitantes, sin marginar a ninguno de nuestra Acción de Gracias. Damos gracias por nuestro bello país. Por nuestra historia marcada por encuentros y desencuentros, pero nuestra. Y pedimos que en estos esperados días de Fiestas Patrias podamos vivir el encuentro entre todos los chilenos y entre todos los hermanos de otras naciones que han venido a vivir entre nosotros.
Nos encomendamos de corazón a la maternal intercesión de Nuestra Señora del Carmen, Madre y Reina de Chile y Patrona de nuestra Diócesis y de esta Iglesia Catedral de Valparaíso.
¡Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo!
Como era en el principio, ahora y siempre y por los siglos de los siglos
Gonzalo Duarte García de Cortázar ss.cc.
Obispo de Valparaíso