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El Papa en Sta. Marta: “La Ley no es para estudiarla sino para ‘caminarla'”.

En la homilía de este martes, el Santo Padre recuerda que el Reino de Dios crece con la docilidad a la fuerza del Espíritu Santo.
El Papa en Santa Marta -- Osservatore Romano

El Papa En Santa Marta — Osservatore Romano

(ZENIT- Ciudad del Vaticano).- El papa Francisco, en la homilía de la misa celebrada este martes en Santa Marta, ha explicado que para que el Reino de Dios crezca, el Señor nos pide docilidad. Asimismo, el Santo Padre ha advertido sobre el concentrarse demasiado en las estructuras y los organigramas. “El Reino de Dios no está fijo sino en camino”, ha recordado.
El Pontífice ha iniciado su homilía indicando que la Ley no está solo para estudiarla, sino para “caminarla”. La Ley “ es para la vida, está para ayudar a hacer el Reino, a hacer la vida”. El Señor –ha asegurado el Papa– nos dice que también el Reino está en camino.
A este punto, ha precisado que el Reino de Dios no es una “estructura bien hecha, ordenada, organigramas bien hechos” y lo que “no entra ahí no es el Reino de Dios”. Por eso advierte que con el Reino de Dios sucede lo mismo que puede suceder con la Ley: elfijismo, la rigidez… La Ley está para caminarla, el Reino de Dios está en camino. No está detenido. Es más: el Reino de Dios ‘se hace’ todos los días.
Asimismo, el Santo Padre ha subrayado que Jesús habla en sus parábolas de “cosas de la vida cotidiana”: la levadura que “no permanece levadura” porque al final “se mezcla con la harina” y por tanto “en camino y hace el pan”. Y después la semilla que “no permanece semilla” porque “muere y da vida al árbol”.
De este modo ha precisado que levadura y semilla “están en camino para hacer algo” pero para hacer esto “mueren”. No es un problema de “pequeñez”. Es un problema de “camino, y en el camino sucede la transformación”.
Por eso, también ha señalado que uno que ve la Ley y no camina “tiene una actitud fija”, “una actitud de rigidez”.
En esta misma línea ha preguntado: ¿Cuál es la actitud que el Señor nos pide para que el Reino de Dios crezca y sea pan para todos y casa también para todos? Y ha respondido: “La docilidad”.
Así, el Pontífice ha aseverado que el Reino de Dios crece con la docilidad a la fuerza del Espíritu Santo. El hombre y la mujer dóciles al Espíritu Santo “crecen y son don para todos”, ha recordado el Papa. También la semilla es dócil para ser fecunda, y pierde su identidad de semilla y se convierte en otra cosa, mucho más grande: se transforma. Así –ha añadido– es el Reino de Dios: en camino, hacia la esperanza, hacia la plenitud.
Del mismo modo ha asegurado que el Reino de Dios, “se hace todos los días, con la docilidad al Espíritu Santo, quien une nuestra pequeña levadura o la pequeña semilla a la fuerza y le transforma para hacer crecer”. Y si no caminamos, nos hacemos rígidos “y la rigidez nos hace huérfanos, sin padre”.
Finalmente, el Pontífice ha precisado que el rígido solamente tiene padrones, no un padre. “El Reino de Dios es como una madre que crece y fecunda, se dona a sí misma para que los hijos tengan comida y casa, según el ejemplo del Señor. Hoy –ha observado– es un día para pedir la gracia de la docilidad al Espíritu Santo. “Será la docilidad al Espíritu Santo que nos hará crecer y transformar como la levadura y la semilla”, ha precisado el Papa. Por eso ha pedido que el Señor “nos dé a todos la gracia de esta docilidad”.

Comentario al evangelio de hoy martes 25 de octubre de 2016.

No se puede anunciar el evangelio de Jesús sin el testimonio concreto de la vida.

Martes XXX tiempo ordinario, Ciclo C. 
El grano de mostaza.
Por: H. Manuel Frutos LC
Fuente:  http://es.catholic.net/op/articulos/63610/no-se-puede-anunciar-el-evangelio-de-jesus-sin-el-testimonio-concreto-de-la-vida.html

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, enciende mi corazón con el fuego de tu amor a fin de que, amándote en todo y sobre todo, pueda obtener aquellos bienes que no puedo por mí mismo ni siquiera imaginar y que has prometido Tú a los que te aman. Dios todopoderoso y eterno, Tú que lo puedes todo, aumenta mi fe, aumenta mi esperanza y aumenta mi caridad; y, para conseguir tus promesas, concédeme amar tus preceptos. Por nuestro Señor Jesucristo que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 13, 18-21
En aquel tiempo, Jesús dijo: “¿A qué se parece el Reino de Dios? ¿Con qué podré compararlo?  Se parece a la semilla de mostaza que un hombre sembró en su huerta; creció y se convirtió en un arbusto grande y los pájaros anidaron en sus ramas”. Y dijo de nuevo: “¿Con qué podré comparar al Reino de Dios? Con la levadura que una mujer mezcla con tres medidas de harina y que hace fermentar toda la masa”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
Qué importante es que seamos esa semilla de mostaza que se entierra, que desaparece, para que se convierta en un árbol frondoso. El Reino de Dios es semejante a una semilla de mostaza. Esta parábola tan sencilla compara dos momentos de la historia de la semilla: cuando es enterrada (los inicios modestos) y cuando se hace un árbol (el milagro final). Por tanto, Jesús a través de este relato nos explica el crecimiento extraordinario de una semilla que se entierra en el propio jardín, a lo que sigue un crecimiento asombroso al hacerse un árbol. Al igual que esta semilla, el Reino de Dios tiene también su historia: el Reino de Dios es la semilla enterrada en el jardín, lugar que en el Nuevo Testamento indica el lugar de la agonía y de la sepultura del mismo Jesús; pero le sigue después el momento del crecimiento en el que llega a ser un árbol abierto a todos.El Reino de Dios, no se va a concretar, no se va a realizar en otro lugar o ambiente más que en lo concreto de la vida de cada uno. Es semilla en este jardín, es levadura en esta harina. El Reino de Dios se juega aquí, por eso el Papa Francisco nos recuerda constantemente que no se puede anunciar el evangelio de Jesús sin el testimonio concreto de la vida. Quien nos escucha y nos ve, debe poder leer en nuestros actos eso mismo que oye de nuestros labios y dar gloria a Dios.
¿Con qué poder comparar el Reino de Dios? Nos interroga el evangelio de hoy. Se parece a un poco a la  levadura que una mujer mezcló con gran cantidad de harina, hasta que fermentó toda la masa. El Reino de Dios es semejante a la levadura. La levadura se esconde en tres medidas de harina. Es suficiente meter una pequeña cantidad de levadura en tres medidas de harina para conseguir una gran cantidad de pan. Jesús anuncia que esta levadura, escondida o desaparecida en las tres medidas de harina, después de un tiempo, hace crecer la masa.
San Francisco de Asís decía a sus hermanos: “Prediquen el evangelio y si fuese necesario también con las palabras, prediquen con la vida, el testimonio, la incoherencia de los fieles y de los pastores entre lo que dicen y lo que hacen, entre la palabra y el modo de vivir, mina la credibilidad de la Iglesia”. Nuestro testimonio en la sociedad, mi testimonio concreto de vida coherente cristiana puede ser a mis propios ojos insignificante, mi fidelidad a Cristo y a su Evangelio puede parecerme poco e incluso inútil para la sociedad a la que nos enfrentamos cada día, pero el testimonio de la fe es valioso, cada detalle es importante, también el pequeño y humilde testimonio, también ése escondido de quien vive con sencillez su fe en lo cotidiano de sus relaciones con la familia, el trabajo, la amistad.Hay santos de cada día, santos ocultos suele decir el Papa Francisco, una especie de clase media de la santidad.
Que seamos capaces de construir cada día el Reino de Dios con una vida coherente, con una vida acorde a las exigencias del Evangelio, con una vida donde vayamos puliendo cada día todo aquello que son asperezas, para que nuestra fe sea realmente una forma de vida, para que nuestra fe sea como dice el autor del libro de los hebreos: “La seguridad de lo que no vemos y la certeza de lo que esperamos”.

“Jesús, cuando envía a sus discípulos para que lo precedan en las aldeas, les recomienda: “Digan primero: ‘¡Que descienda la paz sobre esta casa!’… ‘Curen a sus enfermos’”. Todo ello quiere decir que el Reino de Dios se construye día a día y ofrece ya en esta tierra sus frutos de conversión, de purificación, de amor y de consolación entre los hombres. ¡Es una cosa linda! Construir día tras día este Reino de Dios que se va haciendo. No destruir, construir.¿Con qué espíritu el discípulo de Jesús deberá desarrollar esta misión?”
(Homilía de S.S. Francisco, 3 de julio de 2016).

Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Pediré al Señor poder comprender mejor a los demás, saber colocarme en su situación, y cuando se me presente en el día de hoy alguna situación no juzgarles.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
 

EDD. martes 25 de octubre de 2016.

Martes de la trigésima semana del tiempo ordinario.

http://evangeliodeldia.org/main.php?language=SP&module=readings&localdate=20161024


Carta de San Pablo a los Efesios 5,21-33.
Sométanse los unos a los otros, por consideración a Cristo.
Las mujeres deben respetar a su marido como al Señor,
porque el varón es la cabeza de la mujer, como Cristo es la Cabeza y el Salvador de la Iglesia, que es su Cuerpo.
Así como la Iglesia está sometida a Cristo, de la misma manera las mujeres deben respetar en todo a su marido.
Maridos, amen a su esposa, como Cristo amó a la Iglesia y se entregó por ella,
para santificarla. El la purificó con el bautismo del agua y la palabra,
porque quiso para sí una Iglesia resplandeciente, sin mancha ni arruga y sin ningún defecto, sino santa e inmaculada.
Del mismo modo, los maridos deben amar a su mujer como a su propio cuerpo. El que ama a su esposa se ama a sí mismo.
Nadie menosprecia a su propio cuerpo, sino que lo alimenta y lo cuida. Así hace Cristo por la Iglesia,
por nosotros, que somos los miembros de su Cuerpo.
Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre para unirse a su mujer, y los dos serán una sola carne.
Este es un gran misterio: y yo digo que se refiere a Cristo y a la Iglesia.
En cuanto a ustedes, cada uno debe amar a su mujer como así mismo, y la esposa debe respetar a su marido.
Salmo 128(127),1-2.3.4-5.
¡Feliz el que teme al Señor
y sigue sus caminos!
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás feliz y todo te irá bien.
Tu esposa será como una vid fecunda
en el seno de tu hogar;
tus hijos, como retoños de olivo
alrededor de tu mesa.
¡Así será bendecido
el hombre que teme al Señor!
¡Que el Señor te bendiga desde Sión
todos los días de tu vida:
que contemples la paz de Jerusalén.
Evangelio según San Lucas 13,18-21.
Jesús dijo entonces: «¿A qué se parece el Reino de Dios? ¿Con qué podré compararlo?
Se parece a un grano de mostaza que un hombre sembró en su huerta; creció, se convirtió en un arbusto y los pájaros del cielo se cobijaron en sus ramas».
Dijo también: «¿Con qué podré comparar el Reino de Dios?
Se parece a un poco de levadura que una mujer mezcló con gran cantidad de harina, hasta que fermentó toda la masa».
Comentario del Evangelio por San Ambrosio (c. 340-397), obispo de Milán y doctor de la Iglesia. Comentario sobre el evangelio de Lucas, VII, 176-180; SC 52
El grano de mostaza
Veamos por qué el Reino de los cielos se compara con un grano de mostaza, recuerdo otro pasaje refiriéndose a este; el grano de mostaza se compara a la fe, cuando el Señor dijo: «Si tuvierais fe como un grano de mostaza, le diríais a la montaña: ve y pósate en el mar» (Mt 17,20)… Si el Reino de los cielos es como un grano de mostaza y la fe también como un grano de mostaza, la fe es ciertamente el Reino de los cielos y el Reino de los cielos es la fe. Tener fe, es tener el Reino de los cielos… Por ello Pedro, que tenía realmente fe, recibió las llaves del Reino de los cielos para abrirlo también a otros (Mt 16,19).
Apreciemos ahora cuál es el alcance de la comparación. Esa semilla es sin duda una cosa común y simple, pero si se tritura, extiende su fuerza. De igual modo, la fe parece simple a primera vista, pero visitada por la adversidad, expande su fuerza… Granos de mostaza, nuestros mártires Félix, Nabor y Víctor: tenían el perfume de la fe, pero lo ignoraban. Cuando llegó la persecución, depusieron las armas, ofrecieron su cuello y, sacrificados por el espada, extendieron la belleza de su martirio «hasta los confines de la tierra» (Sal. 18,5)…
El mismo Señor, es un grano de mostaza: mientras no fue agredido, el pueblo no lo conocía; eligió ser triturado…; eligió ser apresado, si bien Pedro dijo: «Las multitudes te apretujan» (Lc 8,45); optó por ser sembrado, como el grano «que alguien compra para sembrar en su jardín». Porque es en un jardín, donde Cristo ha sido plantado y enterrado; si creció en dicho jardín, también en él resucitará… Por lo tanto también vosotros, sembrad a Cristo en vuestro jardín… Sembrad al Señor Jesús: él es grano cuando se le siembra, árbol cuando resucita, árbol que cubre a todo el mundo; es grano cuando es sembrado en la tierra, árbol cuando se eleva al cielo.

                              PRIMER RETIRO ESPIRITUAL  LAICOS CAPUCHINOS.
                                                26 Y 27 DE NOVIEMBRE DE 2016.
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Hermanos,
Paz y Bien ¡!!

Les saludamos fraternalmente desde la Comisión Nacional de Laicos Capuchinos. Como veníamos anunciando desde hace un tiempo, finalmente se ha podido concretar la realización del primer RETIRO ESPIRITUAL para los hermanos de las distintas zonas. Este se realizará en la comuna de Peñaflor, Región Metropolitana, los días 26 y 27 de noviembre del presente año.
Este retiro se da como consecuencia de lo expresado en el trabajo que se desarrolló junto a toda la provincia y que quedó plasmado en el Plan Trienal actual.
Claramente se pedía experiencias más fuertes de oración y reflexión en clave franciscana.
Dado la modalidad de esta actividad y pensando en el objetivo que se persigue, se necesitan ciertas condiciones del lugar donde se desarrollará, un número de participantes no demasiado grande, alimentación, etc., lo que supone un costo más elevado por participante de lo que usualmente estamos acostumbrados. Por ello los que no puedan participar este año, pudiesen programarse para una nueva oportunidad y solidariamente apoyarse dentro de las fraternidades.
Junto con todo lo anterior, con alegría les comunicamos que este retiro será conducido por el hermano Clenic Muñoz Hernandez, sacerdote Capuchino.
Les pedimos que quienes estén interesados vengan con la mejor disposición a vivir esta experiencia y desde ya a orar por su buen desarrollo.
El valor del encuentro es de $ 28.000, se inicia a las 09:00 hrs. del dia sábado 26/11/2016 y concluye a las 15:30 hrs del 27/10/2016. Quienes no puedan estar desde el inicio, lamentablemente deberán restarse de participar.
Las inscripciones se realizaran hasta el viernes 4 de noviembre, previo depósito de la totalidad del valor de la actividad.
Deben depositar a la cuenta de nuestra ecónoma Leonor Brunod Rojas.
Cuenta corriente Banco Itau N° 1244942, rut. 6.698.542-3 y enviar comprobante de depósito al correo leonor_rojas@hotmail.com
Se solicita también que los hermanos que participarán envíen correo a secretaria Ana María Pedrero, ana.pedrero@hotmail.com para tener la nómina de los hermanos  para poder enviarles información más específica del Encuentro.
Esperando poder encontrarnos y vivir una experiencia de fe  importante para la vida de cada uno, les saludamos fraternalmente.
Que Dios les bendiga y proteja,
Comisión Nacional Laicos Capuchinos – Chile.

                                                                                                                                  Longaví, 20 de Octubre de 2016

El Papa en Sta. Marta: “La Ley no se ha hecho para hacernos esclavos”.

En la homilía de este lunes, el papa Francisco ha advertido de que detrás de la rigidez hay siempre algo escondido, en muchos casos una doble vida.
 
El papa Francisco celebrando en la Casa Santa Marta (Foto archivo © Osservatore Romano)

El Papa Francisco Celebrando En La Casa Santa Marta (Foto Archivo © Osservatore Romano)

(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- Detrás de la rigidez hay siempre algo escondido, una doble vida, los rígidos no son libres, son esclavos de la Ley. Dios, sin embargo, dona la libertad, la mansedumbre, la bondad. Así lo ha indicado el papa Francisco en la homilía de la misa celebrada esta mañana en Santa Marta.

En el Evangelio del día, Jesús sana a una mujer en sábado provocando el enfado del jefe de la sinagoga porque “se ha violado la Ley del Señor”. Así, ha recordado que “no es fácil caminar en la Ley del Señor” es “una gracia que debemos pedir”. Por eso, Jesús lo acusa de ser hipócrita, una palabra que, recuerda Francisco, “repite muchas veces a los rígidos, a los que tienen una actitud de rigidez en el cumplir la Ley”, que no tienen la libertad de los hijos, “son esclavos de la Ley”. Sin embargo, “la Ley no se ha hecho para hacernos esclavos, sino para hacernos libres, para hacernos hijos”.

En esta línea, el Pontífice ha reconocido que “detrás de la rigidez hay algo escondido en la vida de una persona”. La rigidez no es un don de Dios. La mansedumbre, la bondad, la  benevolencia, el perdón, sí. “Detrás de la rigidez hay siempre algo escondido, en muchos casos una doble vida; pero hay también algo de enfermedad”. Asimismo, ha precisado que los rígidos sufren cuando son sinceros y se dan cuenta de esto. “Porque no consiguen tener la libertad de los hijos de Dios, no saben cómo se camina en la Ley del Señor y no son bienaventurados”, ha reconocido. De este modo, ha añadido que “parecen buenos porque siguen la Ley, pero detrás hay algo que no les hace buenos: o son malos, hipócritas o están enfermos”.

El papa Francisco ha recordado la parábola del hijo pródigo, en la que el hijo mayor se indigna con el padre por acoger de nuevo al hijo menor.

Esta actitud –ha explicado el Pontífice– muestra qué hay detrás de una cierta bondad: “la soberbia de creerse justo”.  Al respecto, el Santo Padre ha dicho que detrás de este hacer bien hay soberbia. El hermano mayor “era un rígido, caminaba en la Ley con rigidez”. Aún así, ha reconocido que “no es fácil caminar en la Ley del Señor sin caer en la rigidez”.

Por eso, para finalizar, el papa Francisco ha invitado a “rezar al Señor” por “nuestros hermanos y hermanas que creen que caminar en la Ley del Señor es convertirse en rígidos”. Que el Señor –ha pedido– les haga sentir que Él es Padre y que a Él le gusta la misericordia , la ternura, la bondad, la mansedumbre, la humildad. Y “nos enseñe a todos a caminar en la Ley de Señor con estas actitudes”.

 

Comentario al evangelio de hoy lunes 24 de octubre de 2016

Mujer, quedas libre de tu enfermedad.
Milagros

Tiempo Ordinario.
Dios te cura todos los días, sabe lo que necesitas, solo tienes que pedírselo. 
Por: P. Luis Gralla
Fuente: http://es.catholic.net/op/articulos/9243/cat/337/-mujer-quedas-libre-de-tu-enfermedad.html#

Del santo Evangelio según san Lucas 13, 10-17
Un sábado, enseñaba Jesús en una sinagoga, y había una mujer a la que un espíritu tenía enferma hacía dieciocho años; estaba encorvada, y no podía en modo alguno enderezarse. Al verla Jesús, la llamó y le dijo: Mujer, quedas libre de tu enfermedad. Y le impuso las manos. Y al instante se enderezó, y glorificaba a Dios. Pero el jefe de la sinagoga, indignado de que Jesús hubiese hecho una curación en sábado, decía a la gente: Hay seis días en que se puede trabajar; venid, pues, esos días a curaros, y no en día de sábado. Replicóle el Señor: ¡Hipócritas! ¿No desatáis del pesebre todos vosotros en sábado a vuestro buey o vuestro asno para llevarlos a abrevar? Y a ésta, que es hija de Abraham, a la que ató Satanás hace ya dieciocho años, ¿no estaba bien desatarla de esta ligadura en día de sábado? Y cuando decía estas cosas, sus adversarios quedaban confundidos, mientras que toda la gente se alegraba con las maravillas que hacía. 
Oración introductoria
Padre, aydame a que estos momentos de oración me ayuden con tu gracia a valorar los sacramentos y a no solo preocuparme por la salud del cuerpo sino por la de mi alma.
Petición
Jesús, te pido que nos dejémonos curar por Tí, que quieres darnos la luz de Dios. Que confesemos nuestra ceguera, nuestra miopía y, sobre todo, el orgullo.
Meditación del Papa Francisco
“Cuando llegó la noche, después de la puesta del sol, le trajeron todos los enfermos y endemoniados”. Si pienso en las grandes ciudades contemporáneas, me pregunto dónde están las puertas ante las cuales llevar a los enfermos esperando que sean sanados. Jesús nunca se ha desentendido de su cuidado. Nunca ha pasado de largo, nunca ha vuelto la cara hacia otro lado. Y cuando un padre o una madre, o incluso simplemente gente amiga le llevaban delante de un enfermo, para que lo tocase y lo sanase, no ponía tiempo de por medio; la curación estaba antes que la ley, incluso de aquella tan sagrada como el descanso del sábado. Los doctores de la ley reprendían a Jesús, porque curaba en sábado. Hacía el bien el sábado. Pero el amor de Jesús era dar la salud, hacer el bien. Y eso está en el primer lugar siempre.
Jesús envía a sus discípulos a hacer su misma obra y les da el poder de curar, ósea para acercarse a los enfermos y cuidarlos hasta el final. (Catequesis de S.S. Francisco, 10 de junio de 2014).
Reflexión
Todos nos maravillamos de los milagros que realizaba Jesús. ¡Y cuántas veces le hemos pedido la curación de alguna enfermedad, nuestra o de alguna persona a la que queremos!
Sin duda, las enfermedades de aquella época eran difíciles de curar. No contaban con los medios actuales de diagnosis y terapias. No había salas de operaciones con la higiene que conocemos hoy, ni ecografías, ni vacunas, ni anestesias locales. Todo eso ha venido con el progreso técnico, médico y farmacológico.
Parece como si Dios hubiera dejado en manos de los médicos el cuidado del cuerpo para poder dedicar a los sacerdotes, sus más íntimos colaboradores, a la tarea más importante: el cuidado espiritual. Es increíble recuperar la vida de gracia y de intimidad con Dios. Es maravilloso ver nacer a Cristo cada día en la Eucaristía.
Porque la vida espiritual, aunque esté oculta a los ojos, tiene una dimensión infinitamente superior a las acciones puramente materiales. Por ejemplo, un acto de caridad hecho por amor a Dios embellece al alma de tal manera que nos quedaríamos extasiados si pudiéramos contemplarla. Es impresionante lo que realizan en nosotros los sacramentos. Porque recibimos gracias especiales de Dios. Sin embargo, tenemos que reconocer que estamos sujetos a las realidades de la tierra y que no podemos percibir nuestra transformación en el mundo espiritual. Pero si tenemos fe, y perseveramos hasta el final, un día podremos ver con claridad, sin misterios, la grandeza de cada alma humana.
Petición
Vivir los sacramentos, la Confesión y la Eucaristía, sabiendo que son los medios para curar nuestras enfermedades espirituales.

EDD. lunes 24 de octubre de 2016.

Lunes de la trigésima semana del tiempo ordinario.
http://evangeliodeldia.org/main.php?language=SP&module=readings&localdate=20161021


Carta de San Pablo a los Efesios 4,32.5,1-8.
Hermanos:
Sean mutuamente buenos y compasivos, perdonándose los unos a los otros como Dios los ha perdonado en Cristo.
Traten de imitar a Dios, como hijos suyos muy queridos.
Practiquen el amor, a ejemplo de Cristo, que nos amó y se entregó por nosotros, como ofrenda y sacrificio agradable a Dios.
En cuanto al pecado carnal y cualquier clase de impureza o avaricia, ni siquiera se los mencione entre ustedes, como conviene a los santos.
Lo mismo digo acerca de las obscenidades, de las malas conversaciones y de las bromas groseras: todo esto está fuera de lugar. Lo que deben hacer es dar gracias a Dios.
Y sépanlo bien: ni el hombre lujurioso, ni el impuro, ni el avaro -que es un idólatra- tendrán parte en la herencia del Reino de Cristo y de Dios.
No se dejen engañar por falsas razones: todo eso atrae la ira de Dios sobre los que se resisten a obedecerle.
No se hagan cómplices de los que obran así!
Antes, ustedes eran tinieblas, pero ahora son luz en el Señor. Vivan como hijos de la luz.
Salmo 1,1-2.3.4.6.
¡Feliz el hombre
que no sigue el consejo de los malvados,
ni se detiene en el camino de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los impíos,
sino que se complace en la ley del Señor
y la medita de día y de noche!
El es como un árbol
plantado al borde de las aguas,
que produce fruto a su debido tiempo,
y cuyas hojas nunca se marchitan:
todo lo que haga le saldrá bien.
No sucede así con los malvados:
ellos son como paja que se lleva el viento.
Porque el Señor cuida el camino de los justos,
pero el camino de los malvados termina mal.
Evangelio según San Lucas 13,10-17.
Un sábado, Jesús enseñaba en una sinagoga.
Había allí una mujer poseída de un espíritu, que la tenía enferma desde hacía dieciocho años. Estaba completamente encorvada y no podía enderezarse de ninguna manera.
Jesús, al verla, la llamó y le dijo: «Mujer, estás curada de tu enfermedad»,
y le impuso las manos. Ella se enderezó en seguida y glorificaba a Dios.
Pero el jefe de la sinagoga, indignado porque Jesús había curado en sábado, dijo a la multitud: «Los días de trabajo son seis; vengan durante esos días para hacerse curar, y no el sábado».
El Señor le respondió: «¡Hipócritas! Cualquiera de ustedes, aunque sea sábado, ¿no desata del pesebre a su buey o a su asno para llevarlo a beber?
Y esta hija de Abraham, a la que Satanás tuvo aprisionada durante dieciocho años, ¿no podía ser librada de sus cadenas el día sábado?».
Al oír estas palabras, todos sus adversarios se llenaron de confusión, pero la multitud se alegraba de las maravillas que él hacía.
Comentario del Evangelio por San Gregorio de Narek (c. 944-c. 1010), monje y poeta armenio . El libro de oraciones, nº 18.
«En seguida se puso derecha y glorificaba a Dios».
Hubo un tiempo en que yo no existía, y tú me creaste.
No había pedido nada, y tú me hiciste.
Todavía no había salido a la luz, y me viste.
No había aparecido, y te compadeciste de mí.
No te había invocado todavía, y te ocupaste de mí.
No te había hecho ninguna señal con la mano, y me miraste.
No te había suplicado nada, y te compadeciste de mí.
No había articulado ningún sonido, y me comprendiste.
No había todavía suspirado, y me escuchaste.
Aún sabiendo lo que actualmente iba a ser,
no me despreciaste.
Habiendo considerado con tu mirada precavida
las faltas que tengo por ser pecador,
sin embargo, me modelaste.
Y ahora, a mí que tú has creado,
a mí que has salvado,
a mí que he sido objeto de tanta solicitud por tu parte,
que la herida del pecado, suscitado por el Acusador,
¡no me pierda para siempre!…
Atada, paralizada,
encorbada como la mujer que sufría,
mi desdichada alma queda impotente para enderezarse.
Bajo el peso del pecado, mira hacia el suelo,
a causa de los duros lazos de Satán…
Inclínate hacia mí, tú, el sólo Misericordioso,
pobre árbol pensante que se cayó.
A mí, que estoy seco, hazme florecer de nuevo
en belleza y esplendor
según las palabras divinas del santo profeta (Ez 17,22-24)…
Tú, el sólo Protector,
te pido quieras echar sobre mí una mirada
surgida de la solicitud de tu amor indecible…
y de la nada crearás en mí la misma luz. (cf Gn 1,3)

Texto completo del ángelus del 23 de octubre de 2016 . –

El Papa señala que “se nos pide el coraje para ser alternativos al mundo, sin nunca volvernos polémicos o agresivos”
https://es.zenit.org/articles/texto-completo-del-angelus-del-23-de-octubre-de-2016/

Angelus en la plaza de San Pedro

Angelus en la plaza de San Pedro

(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El papa Francisco rezó este domingo la oración del ángelus ante miles de fieles reunidos en la plaza de San Pedro. A continuación el texto completo.

Antes del ángelus

“Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días! La segunda lectura litúrgica del día nos presenta la exhortación de san Pablo a Timoteo, su colaborador e hijo predilecto, en la cual reflexiona sobre la propia existencia de apóstol totalmente consagrada a la misión.

Viendo a esta altura cercano el final de su camino terreno, la describe refiriéndose a tres períodos: el presente, el pasado y el futuro.

El presente lo interpreta con la metáfora del sacrificio: “Estoy por ser arrojado como ofrenda”. Por lo que se refiere al pasado, Pablo indica que su vida ha transcurrido con la imagen de la ‘buena batalla’, y de ‘la carrera’ de un hombre que ha sido coherente con sus propios empeños y las propias responsabilidades. Como consecuencia para el futuro confía en el reconocimiento por parte de Dios, que es ‘juez justo’.

Pero la misión de Pablo ha resultado eficaz, justa y fiel debido a la cercanía y a la fuerza del Señor, que hizo de él un anunciador del Evangelio a todos los pueblos. Esta es su expresión: “El Señor me ha estado cercano y me ha dado fuerza, para que pudiera llevar a cumplimiento el anuncio del Evangelio y todos los pueblos lo escucharan”.

En esta narración autobiográfica de san Pablo se refleja la Iglesia, especialmente hoy, en la Jornada Misionera Mundial, cuyo tema es “Iglesia misionera, testimonio de misericordia”.

En Pablo la comunidad cristiana encuentra su modelo, en la convicción de que es la presencia del Señor la que volverá eficaz su trabajo apostólico y la obra de evangelización. La experiencia del Apóstol de las Gentes nos recuerda que debemos empeñarnos en las actividades pastorales y misioneras, de una parte, como si el resultado dependiera de nuestros esfuerzos, con el espíritu de sacrificio del atleta que no se detiene ni siquiera delante a las derrotas; pero de otra, sabiendo que el verdadero éxito de nuestra misión es el don de la Gracia: es el Espíritu Santo quien vuelve eficaz la misión de la Iglesia en el mundo.

¡Hoy es tiempo de misión, es tiempo de coraje!, coraje de reforzar los pasos vacilantes, de retomar el gusto por dedicarse al Evangelio, de retomar confianza en la fuerza que la misión lleva consigo. Es tiempo de coraje, si bien el hecho de tener coraje no significa tener garantizado el éxito.

Se nos pide el coraje de luchar, no necesariamente para vencer; para anunciar, no necesariamente para convertir. Se nos pide el coraje para ser alternativos al mundo, sin nunca volvernos polémicos o agresivos. Se nos piede el coraje de abrirnos a todos, sin disminuir nunca lo absoluto y la unicidad de Cristo, único salvador de todos.

Se nos pide el coraje de resistir a la incredulidad, sin volvernos arrogantes. Se nos pide también el coraje del publicano del Evangelio de hoy, que con humildad no osaba ni siquiera elevar los ojos al cielo, pero se golpeaba el pecho diciendo: “Oh Dios, ten piedad de mi pecador”. ¡Hoy es el tiempo del coraje, hoy se necesita coraje!

La Virgen María modelo de la Iglesia “en salida” y dócil al Espíritu Santo, nos ayude a todos a ser, gracias a nuestro Bautismo, discípulos misioneros para llevar el mensaje de la salvación a toda la familia humana”.

El Papa Reza la oración del ángelus y después dirige las siguientes palabras:

“En estas horas dramáticas estoy cerca de toda la población de Irak, en particular a la de la ciudad de Mosul. Nuestros ánimos están consternados por los tremendos actos de violencia que desde hace demasiado tiempo se están cometiendo contra ciudadanos inocentes, sea musulmanes que cristianos o pertenecientes a otras etnias y religiones. He sentido dolor al escuchar noticias del asesinato a sangre fría de numerosos hijos de esta querida tierra, entre los cuales muchos niños. Esta crueldad nos hace llorar, dejándonos sin palabras.

A estas palabra de solidaridad les acompaño asegurándoles que les tengo presente en mi oración, para que Irak, aunque duramente golpeado, sea fuerte y firme en la esperanza de poder ir hacia un futuro de seguridad, de reconciliación y de paz. Por todo esto les pido a todos unirse a mi oración, en silencio”.

(El Santo Padre reza un Ave Mária).

“Queridos hermanos y hermanas, les saludo a todos, peregrinos provenientes de Italia y de varios países, iniciando por los polacos que recuerdan aquí en Roma y en su patria los 1050° aniversario de la presencia del cristianismo en Polonia.

Recibo con alegría a los participantes del Jubileo de los Corales de Italia, a los caminantes provenientes de Asís en representación de las propias localidades italianas, y a los jóvenes de las confraternidades de las diócesis de Italia.

Se encuentran presentes además, grupos de fieles de tantas parroquias italianas: no tengo la posibilidad de saludarlos uno a uno, pero les animo a proseguir con alegría en el camino de la fe.

Un pensamiento especial dirijo a la comunidad peruana de Roma, aquí reunida con la sagrada imagen del Señor de los Milagros.

Les agradezco a todos y les saludo con cariño. ¡Les deseo un buen domingo! Y por favor no se olviden de rezar por mi”. Y concluyo son su habitual “Buon pranzo e arrivederci”.

(Traducido desde el audio por ZENIT).

Texto del papa Francisco en la catequesis de la audiencia jubilar del sábado 22 de octubre de 2016

El Santo Padre habla sobre el diálogo e invita: “Escuchar, explicar, con mansedumbre, no ladrar al otro, no gritar, sino tener un corazón abierto”.
https://es.zenit.org/articles/texto-del-papa-francisco-en-la-audiencia-del-sabado-22-de-octubre-de-2016/

Francisco en la Plaza de San Pedro saluda a los fieles (Foto Osservatore © Romano)

Francisco en la Plaza de San Pedro saluda a los fieles (Foto Osservatore © Romano)

(ZENIT – Roma).- El papa Francisco tuvo este sábado por la mañana en la Plaza de San Pedro la Audiencia Jubilar, en la que se reunió con unos cien mil  peregrinos y de fieles procedentes de Italia y de todo el mundo con ocasión del Año de la Misericordia. En sus palabras el Papa ha centrado su meditación en el tema “Misericordia y Diálogo”.

Catequesis del Santo Padre :

“Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días! El fragmento del Evangelio de Juan que hemos escuchado narra el encuentro de Jesús con una mujer samaritana. Lo que conmueve de este encuentro es el diálogo tan cerrado entre la mujer y Jesús. Esto hoy nos permite subrayar un aspecto muy importante de la misericordia, que es precisamente el diálogo.

El diálogo permite a las personas conocerse y comprender las exigencias los unos de los otros. Sobre todo, es una señal de gran respeto, porque pone a las personas en actitud de escucha y en condiciones de acoger los mejores aspectos del interlocutor. En segundo lugar, el diálogo es expresión de caridad porque –aun sin ignorar las diferencias- puede ayudar a buscar y compartir el bien común. Por otra parte, el diálogo nos invita a ponernos delante del otro viéndolo como un don de Dios, que nos interpela y nos pide ser reconocido.

Muchas veces no nos encontramos a los hermanos, incluso viviendo al lado, sobre todo cuando hacemos prevalecer nuestra posición sobre la del otro. No dialogamos cuando no escuchamos lo suficiente o tenemos a interrumpir al otro para demostrar que tenemos razón. Pero cuántas veces, cuántas veces estamos escuchando a una persona, la paramos y decimos: “¡No!¡No!¡No es así!” y no dejamos que termine de explicar lo que quiere decir. Y esto impide el diálogo: esto es agresión. El verdadero diálogo, en cambio, necesita momentos de silencio, en los que acoger el don extraordinario de la presencia de Dios en el hermano.

Queridos hermanos y hermanas, dialogar ayuda a las personas a humanizar las relaciones y a superar las incomprensiones. Hay mucha necesidad de diálogo en nuestras familias, ¡y cómo se resolverían más fácilmente las cuestiones si se aprendiera a escucharse mutuamente! Es así en la relación entre marido y mujer, y entre padres e hijos. Cuánta ayuda puede venir también del diálogo entre los enseñantes y sus alumnos; o entre dirigentes y trabajadores, para descubrir las exigencias mejores del trabajo.

De diálogo vive también la Iglesia con los hombres y las mujeres de cada época, para comprender las necesidades que están en el corazón de cada persona y para contribuir a la realización del bien común. Pensemos en el gran don de la creación y en la responsabilidad que todos tenemos de salvaguardar nuestra casa común: el diálogo sobre un tema tan central es una exigencia ineludible. Pensemos en el diálogo entre las religiones, para descubrir la verdad profunda de su misión en medio de los hombres, y para contribuir a la construcción de la paz y de una red de respeto y de fraternidad.

Para concluir, todas las formas de diálogo son expresión de la gran exigencia de amor de Dios, que va al encuentro de todos y en cada uno pone una semilla de su bondad, para que pueda colaborar con su obra creadora.

El diálogo abate los muros de las divisiones y de las incomprensiones; crea puentes de comunicación y no consiente que uno se aísle, encerrándose en el propio pequeño mundo. No lo olvidéis: dialogar es escuchar lo que me dice el otro y decir con mansedumbre lo que pienso yo. Si las cosas son así, la familia, el barrio, el puesto de trabajo, serán mejores. Pero si yo no dejo que el otro diga todo lo que tiene en el corazón y comienzo a gritar –hoy en día se grita mucho– no irá a buen fin esta relación entre nosotros; no irá a buen fin la relación entre marido y mujer, entre padres e hijos. Escuchar, explicar, con mansedumbre, no ladrar al otro, no gritar, sino tener un corazón abierto.

Jesús conocía bien lo que había en el corazón de la samaritana, una grande pecadora; y a pesar de eso no le negó que se pudiera expresar, la dejó hablar hasta el final, y entró poco a poco en el misterio de su vida. Esta enseñanza vale también para nosotros. A través del diálogo podemos hacer crecer las señales de la misericordia de Dios y convertirlas en instrumento de acogida y de respeto”.

Después de haber resumido su catequesis en distintas lenguas, el Papa ha saludado a los grupos de fieles presentes.

La Audiencia Jubilar ha concluido con el canto del Pater Noster y la Bendición Apostólica.

EDD. sábado 22 de octubre de 2016

Sábado de la vigesimonovena semana del tiempo ordinario.
San Juan Pablo II
Memoria obligada
Color: blanco
Antífona de entrada
El Señor lo eligió como sumo sacerdote, y abriendo sus tesoros lo colmó de bienes.
ORACIÓN COLECTA
Oh Dios, rico en misericordia, que has querido que san Juan Pablo II, papa, guiara toda tu Iglesia, te pedimos que, instruidos por sus enseñanzas, nos concedas abrir confiadamente nuestros corazones a la gracia salvadora de Cristo, único redentor del hombre. Él, que vive y reina.
LITURGIA DE LA PALABRA.
Primera lectura
Los confines de la tierra verán la salvación de nuestro Dios.
Lectura del libro de Isaías   52, 7-10
¡Qué hermosos son sobre las montañas los pasos del que trae la buena noticia, del que proclama la paz, del que anuncia la felicidad, del que proclama la salvación y dice a Sión: “¡Tu Dios reina!”
¡Escucha! Tus centinelas levantan la voz, gritan todos juntos de alegría, porque ellos ven con sus propios ojos el regreso del Señor a Sión. ¡Prorrumpan en gritos de alegría, ruinas de Jerusalén, porque el Señor consuela a su Pueblo, Él redime a Jerusalén!
El Señor desnuda su santo brazo a la vista de todas las naciones, y todos los confines de la tierra verán la salvación de nuestro Dios.
Salmo responsorial  96, 1-2a. 2b-3. 7-8a. 10
R/. Contad las maravillas del Señor a todas las naciones
Canten al Señor un cántico nuevo; canten al Señor toda la tierra. Canten al Señor, bendigan su nombre.
Proclamen día tras día su victoria. Cuenten a los pueblos su gloria, sus maravillas a todas las naciones.
Familias de los pueblos, aclamen al Señor; aclamen la gloria y el poder del Señor; aclamen la gloria del nombre del Señor.
Digan a los pueblos: «El Señor es rey»; él afianzó el orbe, y no se moverá; él gobierna a los pueblos rectamente.
EVANGELIO
Aclamación al Evangelio  : Jn 10, 14
Aleluya. Yo soy el buen Pastor- dice el Señor – conozco mis ovejas, y las mías me conocen.
Evangelio
«Apacienta mis ovejas».
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 21, 15-17
Después de comer, Jesús dijo a Simón Pedro: “Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?”
Él le respondió: “Si, Señor, Tú sabes que te quiero”. Jesús le dijo: “Apacienta mis corderos”.
Le volvió a decir por segunda vez: “Simón, hijo de Juan, ¿me amas?”
Él le respondió: “Sí, Señor, sabes que te quiero”.
Jesús le dijo: “Apacienta mis ovejas”.
Le preguntó por tercera vez: “Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?”
Pedro se entristeció de que por tercera vez le preguntara si lo quería, y le dijo: “Señor, Tú lo sabes todo; sabes que te quiero”.
Jesús le dijo: “Apacienta mis ovejas.
Reflexión :
( http://es.catholic.net/op/articulos/17383/me-amas-apacienta-mis-ovejas.html# ).

Una flor puede perder sus pétalos por dos razones. La primera, más natural: el cambio de estación. La segunda, por intervención de un sujeto enamorado: extracción sentimental y monótona de las partes de la corola. Para muchos resultará algo cursi y anacrónico, pero para otros tiene su encanto.
Hay una prueba para saber con certeza cómo va el amor: las obras. «Obras son amores y no buenas razones». Quieres, amas, por lo tanto actúas.
Tus obras son las que dan peso y veracidad a tus palabras.
San Pedro fue un gran amante de Nuestro Señor. Falló una vez y le negó, todos lo sabemos y él jamás lo olvidaría. Pero después de ese suceso penoso hizo su fuerte resolución de jamás abandonar al Maestro. Jesús no duda del amor de su «Roca», pero le hace un triple examen para poderle repetir tres veces cómo quiere él que le demuestre su afecto. «Me amas. Apacienta mis ovejas».
Muchas formas ingeniosas podemos idear para manifestar nuestro amor, pero siempre será mucho más acertada aquella que nuestra persona amada nos ha confiado que le gusta más. Desde entonces San Pedro tuvo muy claro que amar a su grey -todos los cristianos- era lo mismo que amar a su Maestro, y que si quería darle su vida debía darla a sus ovejas. Lo importante siempre es hacer lo que Dios quiere y como Él lo quiere.