Skip to main content

Autor: Patricio Osiadacz

MENSAJE DEL PAPA A LOS JÓVENES MEXICANOS EN MORELIA.

Francisco pide a los jóvenes no ser mercenarios del narcotráfico.
Los jóvenes mexicanos reciben el impulso del Santo Padre en Morelia para abrazar la cruz de Jesús “cuando todo parezca pesado, que se nos viene el mundo arriba”
•17 febrero 2016•Rocío Lancho García•Uncategorized
Captura de pantalla 2016-02-16 a las 23.12.59
Miles de jóvenes de todo México han dado la bienvenida con una gran ovación al santo padre Francisco, con una gran fiesta de cantos y danzas tradicionales, en la que también ha habido tiempo para la oración. El entusiasmo y la alegría propio de la juventud ha acompañado todo el evento celebrado en el Estadio José María Morelos y Pavón en Morelia, en el que el Papa, tras escuchar los testimonios de cuatro jóvenes, ha pronunciado su discurso, centrado en tres ideas: la riqueza que Dios los dio, la esperanza que son y la dignidad que nunca deben perder.
Los jóvenes han transmitido con sus palabras cómo es “la familia que queremos”, “la paz que añoramos”, “el compromiso que asumimos y “la esperanza que necesitamos”. De este modo han subrayado que a los jóvenes mexicanos les duelen “profundamente tantas realidades que hoy afectan a nuestras familias”. Y así, han señalado que viven realidades que son verdaderamente encrucijadas: mala educación sexual, influencia de los medios de comunicación, profunda carencia afectiva, miedo al compromiso con la otra persona. A propósito de la paz añorada, han asegurado que intentan que la sociedad “aproveche el potencial que tenemos en la mente, en el corazón y en nuestras manos para crear una cultura de igualdad y de respeto”. Pero también, han advertido que algunos jóvenes son atrapados “por la desesperación y nos dejamos llevar por la avaricia, la corrupción y las promesas de una vida intensa y fácil, pero al margen de la legalidad”. Y así, aumentan entre ellos las víctimas “del narcotráfico, la violencia, de las adicciones y la explotación de personas”. Muchas familias –han asegurado– sólo han podido llorar la pérdida de sus hijos, porque la impunidad ha dado alas a quienes secuestran, estafan y matan.
Cada día –han explicado los jóvenes– crece más la sensación de inconformidad por el momento que estamos viviendo en México, pero también es urgente que entendamos que gran parte de la solución está en nuestras manos. Y por eso se comprometen: a vencer la tibieza y los conformismos. A vencer los miedos que acobardan e impiden enfrentar la vida. Y a pensar más allá de las circunstancias individuales.
Finalmente, estos jóvenes han asegurado que saben que “son esperanza para un futuro mejor” y saben que la esperanza la pueden encontrar en Cristo Jesús.
El Papa ha subrayado, como ya hizo en su primer discurso a México, que uno de los mayores tesoros de esta tierra mexicana son sus jóvenes. Y no habló solo de esperanza sino de “riqueza”. Pero, no se puede vivir la esperanza, sentir el mañana, “si primero uno no logra valorarse, si no logra sentir que su vida, sus manos, su historia vale la pena”. La principal amenaza a la esperanza –ha advertido– son los discursos que te desvalorizan, que te hacen sentir de segunda. Y ha proseguido el Papa: “la principal amenaza a la esperanza es cuando sentís que no le importas a nadie o que estás dejado de lado. La principal amenaza a la esperanza es cuando sentís que da lo mismo que estés o que no estés. Eso mata, eso nos aniquila y es puerta de ingreso a tanto dolor. La principal amenaza a la esperanza es hacerte creer que empiezas a ser valioso cuando te disfrazas de ropas, marcas, del último grito de la moda, o cuando te volves prestigio, importante por tener dinero pero, en el fondo, tu corazón no cree que seas digno de cariño, digno de amor. La principal amenaza es cuando uno siente que tiene que tener plata para comprar todo, incluso el cariño de los demás. La principal amenaza es creer que por tener un gran carro sos feliz”.
El Papa ha asegurado que entiende que es difícil sentirse la riqueza “cuando nos vemos expuestos continuamente a la pérdida de amigos o de familiares en manos del narcotráfico, de las drogas, de organizaciones criminales que siembran el terror”. Cuando “no se tienen oportunidades de trabajo digno, posibilidades de estudio y capacitació”, “no se sienten reconocidos los derechos que terminan impulsándolos a situaciones límites”, “se los utiliza para fines mezquinos seduciéndolos con promesas que al final no son tales”.
Es Papa está convencido de que son la riqueza porque, como ellos, cree en Jesucristo. Y “es Él el que renueva continuamente en mí la esperanza, es Él el que renueve continuamente mi mirada”.
Francisco ha exclamado a los jóvenes que “es mentira que la única forma de vivir, de poder ser joven es dejando la vida en manos del narcotráfico o de todos aquellos que lo único que están haciendo es sembrar destrucción y muerte”. Es Jesucristo –ha asegurado– el que desmiente todos los intentos de hacerlos inútiles, o meros mercenarios de ambiciones ajenas.
Por eso, el Pontífice les ha dado un consejo: “cuando todo parezca pesado, cuando parezca que se nos viene el mundo arriba, abracen su cruz, abrácenlo a Él y, por favor, nunca se suelten de su mano, por favor, nunca se aparten de Él”.  Y les ha pedido que “no se dejen desvalorizar, no se dejen tratar como mercancía”.
Con amor y con claridad les ha recordado:  “Jesús nunca nos invitaría a ser sicarios, sino que nos llama discípulos”.  “Él nunca nos mandaría al muerte, sino que todo en Él es invitación a la vida”, ha concluido.
A continuación, los jóvenes han querido regalar al Santo Padre una canción que “sabemos que le gusta”. Y así, el papa Francisco y un vibrante Estadio ha entonado “Vive Jesús el Señor”.

MENSAJE DEL PAPA AL CLERO MEXICANO EN MORELIA.

El Papa al clero mexicano: ‘No somos ni queremos ser funcionarios de lo divino’
Texto completo. En su homilía, el Santo Padre pidió no caer en la tentación de la resignación
•16 febrero 2016•Iván de Vargas•Viajes pontificios
El Papa en Morelia
CTV
Este martes, penúltimo día de su visita a México, el papa Francisco ha oficiado la santa misa en el estadio Venustiano Carranza en Morelia, con la participación de unos 20 mil sacerdotes, religiosas, religiosos, consagrados y seminaristas. El Pontífice ha sido recibido por el cardenal Alberto Suárez Inda, en medio de un gran ambiente de fiesta con gritos como “¡Te queremos, Papa, te queremos!” o “¡Papa, amigo, eres bienvenido!”
En su homilía, el Santo Padre ha dicho que “nuestra vida habla de la oración y la oración habla de nuestra vida”. “Ay de nosotros si no somos testigos de lo que hemos visto y oído, ay de nosotros. No somos ni queremos ser funcionarios de lo divino, no somos ni queremos ser nunca empleados de Dios, porque somos invitados a participar de su vida, somos invitados a introducirnos en su corazón, un corazón que reza y vive diciendo: «Padre nuestro». ¿Qué es la misión sino decir con nuestra vida: «Padre nuestro»?”, ha añadido.
 
“¿Qué tentación nos puede venir de ambientes muchas veces dominados por la violencia, la corrupción, el tráfico de drogas, el desprecio por la dignidad de la persona, la indiferencia ante el sufrimiento y la precariedad?”, ha preguntado a los presentes.
 
“Frente a esta realidad nos puede ganar una de las armas preferidas del demonio, la resignación. Una resignación que nos paraliza y nos impide no sólo caminar, sino también hacer camino; una resignación que no sólo nos atemoriza, sino que nos atrinchera en nuestras «sacristías» y aparentes seguridades; una resignación que no sólo nos impide anunciar, sino que nos impide alabar. Una resignación que no sólo nos impide proyectar, sino que nos impide arriesgar y transformar”, ha destacado el Pontífice.
 
“Qué bien nos hace apelar en los momentos de tentación a nuestra memoria. Cuánto nos ayuda el mirar la «madera» de la que fuimos hechos. No todo ha comenzado con nosotros, no todo terminará con nosotros, por eso cuánto bien nos hace recuperar la historia que nos ha traído hasta aquí”, ha recordado.
“Padre, papá, abba, no nos dejes caer en la tentación de la resignación”, ha concluido.
Publicamos a continuación las palabras del papa Francisco:
 
Hay un dicho entre nosotros que dice así: «Dime cómo rezas y te diré cómo vives, dime cómo vives y te diré cómo rezas», porque mostrándome cómo rezas, aprenderé a descubrir el Dios que vives y, mostrándome cómo vives, aprenderé a creer en el Dios al que rezas»; porque nuestra vida habla de la oración y la oración habla de nuestra vida. A rezar se aprende, como aprendemos a caminar, a hablar, a escuchar. La escuela de la oración es la escuela de la vida y en la escuela de la vida es donde vamos haciendo la escuela de la oración.
Y Pablo a su discípulo predilecto Timoteo, cuando le enseñaba o le exhortaba a vivir la fe, le decía acuérdate de tu madre y de tu abuela. Y los seminaristas, cuando entran al seminario, muchas veces me preguntaban: ‘Padre pero yo quisiera tener una oración más profunda, más mental’. Mira, sigue rezando como te enseñaron en tu casa y después poco a poco tu oración irá creciendo como tu vida fue creciendo. A rezar se aprende, como en la vida.
Jesús quiso introducir a los suyos en el misterio de la Vida, en el misterio de su vida. Les mostró comiendo, durmiendo, curando, predicando, rezando, qué significa ser Hijo de Dios. Los invitó a compartir su vida, su intimidad y estando con Él, los hizo tocar en su carne la vida del Padre. Los hace experimentar en su mirada, en su andar la fuerza, la novedad de decir: «Padre nuestro». En Jesús, esta expresión –Padre nuestro– no tiene el «gustillo» de la rutina o de la repetición, al contrario, tiene sabor a vida, a experiencia, a autenticidad. Él supo vivir rezando y rezar viviendo, diciendo: Padre nuestro.
Y nos ha invitado a nosotros a lo mismo. Nuestra primera llamada es a hacer experiencia de ese amor misericordioso del Padre en nuestra vida, en nuestra historia. Su primera llamada es introducirnos en esa nueva dinámica de amor, de filiación. Nuestra primera llamada es aprender a decir «Padre nuestro», como Pablo insiste, Abba.
¡Ay de mí si no evangelizara!, dice Pablo. ¡Ay de mí! porque evangelizar –prosigue– no es motivo de gloria sino de necesidad (cf. 1 Co 9,16).
Nos ha invitado a participar de su vida, de la vida divina, ay de nosotros si no la compartimos, ay de nosotros –consagrados, consagradas, seminaristas, obispos– ay de nosotros si no la compartimos, ay de nosotros si no somos testigos de lo que hemos visto y oído, ay de nosotros. No queremos ser funcionarios de lo divino, no somos ni queremos ser nunca empleados de la empresa de Dios, porque somos invitados a participar de su vida, somos invitados a introducirnos en su corazón, un corazón que reza y vive diciendo: «Padre nuestro». ¿Y qué es la misión sino decir con nuestra vida, desde el principio hasta el final, como nuestro hermano obispo que murió anoche, que es la misión sino decir con nuestra vida: «Padre nuestro»?
A este Padre nuestro es a quien rezamos con insistencia todos los días: y que le decimos en una de esas cosas no nos dejes caer en la tentación. El mismo Jesús lo hizo. Él rezó para que sus discípulos -de ayer y de hoy- no cayéramos en la tentación. ¿Cuál puede ser una de las tentaciones que nos pueden asediar? ¿Cuál puede ser una de las tentaciones que brota no sólo de contemplar la realidad sino de caminarla? ¿Qué tentación nos puede venir de ambientes muchas veces dominados por la violencia, la corrupción, el tráfico de drogas, el desprecio por la dignidad de la persona, la indiferencia ante el sufrimiento y la precariedad? ¿Qué tentación podemos tener nosotros una y otra vez, nosotros llamados a la vida consagrada, al presbiterado, al episcopado, que tentación podemos tener frente a todo esto, frente a esta realidad que parece haberse convertido en un sistema inamovible?
Creo que la podríamos resumir con una sola palabra: resignación. Y frente a esta realidad nos puede ganar una de las armas preferidas del demonio, la resignación. ‘¿Y qué le vas a hacer?, la vida es así’. Una resignación que nos paraliza, una resignación que nos impide no sólo caminar, sino también hacer camino; una resignación que no sólo nos atemoriza, sino que nos atrinchera en nuestras «sacristías» y aparentes seguridades; una resignación que no sólo nos impide anunciar, sino que nos impide alabar. Nos quita la alegría, el gozo de la alabanza. Una resignación que no sólo nos impide proyectar, sino que nos frena para arriesgar y transformar.
Por eso, Padre nuestro, no nos dejes caer en la tentación.
Qué bien nos hace apelar en los momentos de tentación a nuestra memoria. Cuánto nos ayuda el mirar la «madera» de la que fuimos hechos. No todo ha comenzado con nosotros, y tampoco todo terminará con nosotros, por eso cuánto bien nos hace recuperar la historia que nos ha traído hasta aquí.
Y, en este hacer memoria, no podemos saltearnos a alguien que amó tanto este lugar que se hizo hijo de esta tierra. A alguien que supo decir de sí mismo: «Me arrancaron de la magistratura y me pusieron en el timón del sacerdocio, por mérito de mis pecados. A mí, inútil y enteramente inhábil para la ejecución de tan grande empresa; a mí, que no sabía manejar el remo, me eligieron primer Obispo de Michoacán» (Vasco Vázquez de Quiroga, Carta pastoral, 1554). Agradezco, paréntesis, al Señor Cardenal Arzobispo que haya querido que se celebrase esta Eucaristía con el báculo de este hombre y el cáliz de él.
Con ustedes quiero hacer memoria de este evangelizador, conocido también como Tata Vasco, como «el español que se hizo indio». La realidad que vivían los indios Purhépechas descritos por él como «vendidos, vejados y vagabundos por los mercados, recogiendo las arrebañaduras tiradas por los suelos», lejos de llevarlo a la tentación y de la acedia de la resignación, movió su fe, movió su vida, movió su compasión y lo impulsó a realizar diversas propuestas que fuesen de «respiro» ante esta realidad tan paralizante e injusta.
El dolor del sufrimiento de sus hermanos se hizo oración y la oración se hizo respuesta. Y eso le ganó el nombre entre los indios del «Tata Vasco», que en lengua purhépecha significa:
Papá. Padre, papá, tata, abba. Esa es la oración, esa es la expresión a la que Jesús nos invitó.
Padre, papá, abba, no nos dejes caer en la tentación de la resignación, no nos dejes caer en la tentación de la acedia, no nos dejes caer en la tentación de la pérdida de la memoria, no nos dejes caer en la tentación de olvidarnos de nuestros mayores que nos enseñaron con su vida a decir: Padre Nuestro.

JUAN PABLO II, AMISTAD CON UNA MUJER.

 
Las cartas de Juan Pablo II y las llamas de la murmuración.
Fuente: https://es.zenit.org/articles/las-cartas-de-juan-pablo-ii-y-las-llamas-de-la-murmuracion/
El Vaticano sobre el documental de la BBC: “No hay que maravillarse de que Juan Pablo II haya tenido amistades estrechas con diversas personas, sea hombres que mujeres”
•16 febrero 2016•Jorge Enrique Mújica•Papa y Santa Sede
La señora Tymieniecka
La cadena británica BBC lanzó primero un texto después presentado en televisión con el título: «Cartas de Juan Pablo II revelan su “intensa” amistad con una mujer» («Pope John Paul letters reveal ‘intense’ friendship with woman», 15.02.2016).   El programa fue transmitido la noche del lunes 15 de febrero de 2016. En el reportaje de la BBC se orilla sutilmente a poner en duda el tipo de relación que Wojtyla mantuvo con la filósofa americana de origen polaco Anna Terese Tymieniecka y fue usado para atraer la atención hacia un programa de televisión dedicado enteramente a la “intensa” amistad de un eclesiástico con una mujer casada.
Para echar a volar la imaginación del lector o televidente, el documental juega con los datos que presenta sobre la amistad Wojtyla-Tymieniecka. A pesar de abiertamente reconocer que no han leído todas las cartas (por eso sólo extracta algunos párrafos que, fuera de contexto resultan llamativos), la BBC y el presentador Ed Stourton se valen de expresiones como «relación de un Papa con una mujer atractiva» o de presentar maliciosamente la invitación que Anna Terese hizo al entonces Cardenal Karol Wojtyla para pasar unos días de descanso en su casa en los Estados Unidos (publicando también algunas fotos de ese entonces) e incluso subraya que, ya como Papa, Juan Pablo II regaló «una de sus más valiosas posesiones» a Tymieniecka: un escapulario.
La realidad es, sin embargo, menos morbosa: la mujer atractiva estaba casada, tenía tres hijos, y Juan Pablo II se relacionó no exclusivamente con Anna Terese sino con toda su familia. Cuando en 1976 el filósofo Wojtyla visitó los Estados Unidos no fue por ocio sino para asistir a un congreso de los obispos católicos americanos. Aprovechando el traslado visitó también a la familia de Anna Terese y, de hecho, el que alguien más les tomó unas fotos refleja que no estaban solos. Naturalmente algún valor tiene el escapulario pero tal vez no más que el que la suposición de segundas intenciones quiera darle. La práctica de regalos de ese tipo no es algo excepcional en eclesiásticos. Curiosamente, a pesar de inducir a encontrar segundas intenciones en todo, el mismo reportaje de la BBC dice explícitamente que «No hay ninguna sugerencia que el Papa rompió su voto de celibato».
Juan Pablo II y Anne Terese entraron en relación debido a que ésta se interesó por la obra de «Persona y acción» de Wojtyla. De hecho, juntos trabajaron en la revisión de la obra y en su traducción al inglés.
El vice-director de la Sala de Prensa del Vaticano, Greg Burke, refirió este lunes 15 de febrero a la prensa: «Por cuanto respecta al documental de la BBC no hay que maravillarse de que Juan Pablo II haya tenido amistades estrechas con diversas personas, sea hombres que mujeres. Nadie puede sorprenderse de esta noticia».
Por su parte, la Biblioteca Nacional de Polonia, en donde se encuentra el epistolario completo entre Tymieniecka y Wojtyla (y al que no tuvo acceso la BBC), ha emitido un comunicado que dice: «Juan Pablo II estaba rodeado de un círculo de amigos eclesiásticos y laicos, con los que tenía un estrecho contacto. Este círculo incluía también a Anna Teresa Tymieniecka, pero la relación con ella no era ni confidencial ni excepcional».
No es la primera vez que se lanzan murmuraciones en esta misma dirección contra Juan Pablo II. Algo análogo pasó en 2011 al darse a conocer el epistolario que el hoy santo tuvo con la doctora Wanda Poltawska (que luego se convertiría en libro «Diario de una amistad»). Por tanto, el intento descoop de la BBC ni siquiera tiene el sello de la originalidad. Tal vez debamos más bien identificar el trabajo de la cadena británica en la línea de periodismo big brother cuya única finalidad es entretener, no informar, encendiendo las llamas de la murmuración.

EDD. martes 16 de febrero de 2016.

Lunes de la primera semana de Cuaresma
Libro del Levítico 19,1-2.11-18.
El Señor dijo a Moisés:
Habla en estos términos a toda la comunidad de Israel: Ustedes serán santos, porque yo, el Señor su Dios, soy santo.
Ustedes no robarán, no mentirán ni se engañarán unos a otros.
No jurarán en falso por mi Nombre, porque profanarían el nombre de su Dios. Yo soy el Señor.
No oprimirás a tu prójimo ni lo despojarás; y no retendrás hasta la mañana siguiente el salario del jornalero.
No insultarás a un ciego, sino que temerás a tu Dios. Yo soy el Señor.
No cometerás ninguna injusticia en los juicios. No favorecerás arbitrariamente al pobre ni te mostrarás complaciente con el rico: juzgarás a tu prójimo con justicia.
No difamarás a tus compatriotas, ni pondrás en peligro la vida de tu prójimo. Yo soy el señor.
No odiarás a tu hermano en tu corazón: deberás reprenderlo convenientemente, para no cargar con un pecado a causa de él.
No serás vengativo con tus compatriotas ni les guardarás rencor. Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el Señor.
Salmo 19(18),8.9.10.15.
La ley del Señor es perfecta,
reconforta el alma;
el testimonio del Señor es verdadero,
da sabiduría al simple.
Los preceptos del Señor son rectos,
alegran el corazón;
los mandamientos del Señor son claros,
iluminan los ojos.
La palabra del Señor es pura,
permanece para siempre;
los juicios del Señor son la verdad,
enteramente justos.
¡Ojalá sean de tu agrado
las palabras de mi boca,
y lleguen hasta ti mis pensamientos,
Señor, mi Roca y mi redentor!
Evangelio según San Mateo 25,31-46.
Jesús dijo a sus discípulos:
«Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria rodeado de todos los ángeles, se sentará en su trono glorioso.
Todas las naciones serán reunidas en su presencia, y él separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos,
y pondrá a aquellas a su derecha y a estos a su izquierda.
Entonces el Rey dirá a los que tenga a su derecha: ‘Vengan, benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comienzo del mundo,
porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron;
desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver’.
Los justos le responderán: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; sediento, y te dimos de beber?
¿Cuándo te vimos de paso, y te alojamos; desnudo, y te vestimos?
¿Cuándo te vimos enfermo o preso, y fuimos a verte?’.
Y el Rey les responderá: ‘Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo’.
Luego dirá a los de su izquierda: ‘Aléjense de mí, malditos; vayan al fuego eterno que fue preparado para el demonio y sus ángeles,
porque tuve hambre, y ustedes no me dieron de comer; tuve sed, y no me dieron de beber;
estaba de paso, y no me alojaron; desnudo, y no me vistieron; enfermo y preso, y no me visitaron’.
Estos, a su vez, le preguntarán: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, de paso o desnudo, enfermo o preso, y no te hemos socorrido?’.
Y él les responderá: ‘Les aseguro que cada vez que no lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, tampoco lo hicieron conmigo’.
Estos irán al castigo eterno, y los justos a la Vida eterna».
Comentario del Evangelio por San Cesáreo de Arlés (470-543), monje y obispo. Sermón 26,5; SC 243, pag. 89ss.
“Venid, benditos de mi Padre, y recibid la herencia del reino.” (Mt 25,34).
Cristo, la misericordia celestial, viene cada día la puerta de tu casa: no sólo espiritualmente a la puerta de tu alma, sino materialmente a la puerta de tu casa. Porque, cada vez que un pobre se acerca a tu casa, sin duda alguna se acerca Cristo en él, porque él dijo: “Cada vez que lo habéis hecho a uno de estos pequeños, me lo hacíais a mí.” (Mt 25,40) No endurezcas el corazón, da un poco de dinero a Cristo del que esperar heredar el reino. Da un trozo de pan a aquel de quien esperar te dé la vida. Acoge al pobre en tu casa para que él te reciba en el paraíso.  Dale alguna limosna a quien te puede dar la vida eterna.
¡Qué audacia querer reinar en el cielo con aquel a quien tú negaste tu limosna en este mundo! Si lo recibe durante el viaje terreno, él te acogerá en la felicidad eterna. Si tú lo desprecias aquí en tu patria de la tierra, él retirará su mirada sobre ti en la gloria. Un salmo dice: “cuando te alzas, desprecias su imagen.” (Sal 73,20) Si despreciamos en esta vida a aquellos que son imagen de Dios (Gn 1,26) hemos de temer ser rechazados en la eternidad. ¡Tened, pues, misericordia en esta vida!… Gracias a vuestra generosidad, escucharéis aquella palabra feliz: “Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del reino.” (Mt 25,34)

MENSAJE DEL PAPA A LAS FAMILIAS DE MÉXICO.

El Papa: ‘Prefiero una familia con rostro cansado que maquillado por no saber de ternura y compasión’ 
Francisco ha escuchado los testimonios de varias familias de México e invita a ‘echarle ganas’ como Dios lo hace con nuestra vida
•16 febrero 2016•Rocío Lancho García•
El papa Francisco ha asegurado que prefiere “una familia herida, que intenta todos los días conjugar el amor, a una familia y sociedad enferma por el encierro y la comodidad del miedo a amar”, “una familia que una y otra vez intenta volver a empezar a una familia y sociedad narcisista y obsesionada por el lujo y el confort”, “una familia con rostro cansado por la entrega a rostros maquillados que no han sabido de ternura y compasión”.
Lo ha hecho este lunes, en Tuxtla Gutiérrez, tras compartir un tiempo, pero sobre todo, tras abrazar a las familias de México. En esta fiesta protagonizada por la alegría, los cantos y la música; tanto niños, como jóvenes, adultos y ancianos han acogido al Pontífice con gran entusiasmo. Además, ha aprovechado la ocasión para invitar a los matrimonios a que renueven sus promesas matrimoniales y a los novios a pedir la gracia de una familia fiel y llena de amor.
El Santo Padre ha escuchado el testimonio de Humberto y Lucy, él soltero y ella divorciada, se casaron por lo civil hace 16 años. Hace 3 años que el Señor les habló y se acercaron a la Iglesia. Saben que no pueden acceder a la eucaristía, pero que pueden “comulgar a través del hermano necesitado, del hermano enfermo, del hermano privado de su libertad”.
También escuchó a Beatriz, madre soltera. Una infancia marcada por la pobreza, la violencia y el abandono de su padre, lo que le hizo no sentirse querida y tener relaciones en la adolescencia, quedando embarazada en varias ocasiones experimentando la tristeza, el rechazo social y la soledad más profunda. Después se encontró con el amor de Dios a través de su Iglesia. La tentación del aborto siempre se presentó como una alternativa que parecía la solución a los problemas, pero con la ayuda de Dios, pudo salir victoriosa de esas batallas.
Y a Manuel, que es un adolescente  discapacitado. Antes caminaba, corría, jugaba como todo niño, pero a los 5 años le diasgnosticaron distrofia muscular. Pero sabe que Dios le ha bendecido con esta capacidad especial. En Él confía y si es su voluntad le dará su salud física. Manuel sale en su silla de ruedas a evangelizar y lo hace con mucha alegría para invitar a muchos adolescentes que no conocen el amor de Dios.
Y finalmente compartió su testimonio una familia de la diócesis de Tapachula. Gracias al testimonio de los padres de el esposo, han aprendido el valor de la oración, la escucha y la lectura de la palabra de Dios. Han aprendido a reconocer el gran valor de la participación en los sacramentos.
Estos testimonios de vida han servido de inspiración para el discurso del Santo Padre. Haciendo referencia a Manuel, el Papa ha asegurado que le ha gustado una expresión que utilizó “echarle ganas”. Así, ha indicado que esto es lo que “el Espíritu Santo siempre quiere hacer en medio nuestro: echarnos ganas, regalarnos motivos para seguir apostando, soñando y construyendo una vida que tenga sabor a hogar, a familia”. Y eso es lo que el Padre Dios siempre ha soñado y por lo que desde tiempos lejanos ha peleado. Cuando parecía todo perdido esa tarde en el jardín del Edén, cuando el Pueblo de Israel sentía que no daba más en el camino por el desierto, cuando llegó la plenitud de los tiempos, “el Padre Dios le echó ganas”.
El Santo Padre ha reconocido que todos hemos hecho experiencia de eso, cuando el Padre Dios le ha echado ganas a nuestra vida.  De este modo, ha explicado que Dios lo hace “porque no sabe hacer otra cosa”, porque su nombre es “amor, donación, entrega, misericordia”.
Sobre el testimonio de Beatriz, el Santo Padre ha subrayado que “la precariedad, la escasez, el no tener muchas veces lo mínimo nos puede desesperar, nos puede hacer sentir una angustia fuerte ya que no sabemos cómo hacer para salir adelante y más cuando tenemos hijos a cargo”.Y así ha advertido que la precariedad no solo amenaza el estómago sino que puede amenazar el alma, desmotivar, sacar fuerza y tentar con caminos o alternativas de aparente solución, pero que al final no solucionan nada. También ha hablado de la precariedad que nace de la soledad y el aislamiento, reconociendo que “el aislamiento siempre es un mal consejero”.
Asimismo, el papa Francisco ha explicado a las familias que “la forma de combatir esta precariedad y aislamiento, que nos deja vulnerables a tantas aparentes soluciones, se tiene que dar a distintos niveles”. Una es “por medio de legislaciones que protejan y garanticen los mínimos necesarios para que cada hogar y para que cada persona pueda desarrollarse por medio del estudio y un trabajo digno”. Y por otro lado, buscar “la manera de transmitir el amor de Dios que habían experimentado en el servicio y en la entrega a los demás”.

MENSAJE DEL PAPA A LOS INDÍGENAS DE MÉXICO.

El Papa a los indígenas de México: ‘El mundo de hoy, despojado por la cultura del descarte, los necesita’ 
Texto completo. En su homilía, el Santo Padre dice que ‘la violencia que hay en el corazón humano, herido por el pecado, también se manifiesta en los síntomas de enfermedad que advertimos en el suelo, en el agua, en el aire y en los seres vivientes’
•15 febrero 2016•Iván de Vargas•Viajes pontificios
Misa en San Cristóbal de las Casas
(Foto: papafranciscoenmexico.org)
El papa Francisco llegó este lunes a Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, minutos antes de las 09:00 horas, donde fue recibido por el gobernador estatal Manuel Velasco y su mujer. En el aeropuerto, representantes de dos comunidades indígenas le regalaron un bastón y una diadema, que reconocen la autoridad del Santo Padre.
Poco después, el Pontífice se subió a un helicóptero rumbo a San Cristóbal de las Casas, donde presidió una celebración eucarística con las comunidades indígenas en el Centro Deportivo Municipal.
En su homilía, el Papa dijo que “en el corazón del hombre y en la memoria de muchos de nuestros pueblos está inscrito el anhelo de una tierra, de un tiempo donde la desvalorización sea superada por la fraternidad, la injusticia sea vencida por la solidaridad y la violencia sea callada por la paz”.
“De muchas formas y maneras se ha querido silenciar y callar ese anhelo, de muchas maneras han intentado anestesiarnos el alma, de muchas formas han pretendido aletargar y adormecer la vida de nuestros niños y jóvenes con la insinuación de que nada puede cambiar o de que son sueños imposibles”, advirtió.
“La violencia que hay en el corazón humano, herido por el pecado, también se manifiesta en los síntomas de enfermedad que advertimos en el suelo, en el agua, en el aire y en los seres vivientes”, enfatizó. “Ya no podemos hacernos los sordos frente a una de las mayores crisis ambientales de la historia”, añadió.
“En esto ustedes tienen mucho que enseñarnos. Sus pueblos, como han reconocido los obispos de América Latina, saben relacionarse armónicamente con la naturaleza”, explicó Francisco.
Sin embargo, “muchas veces, de modo sistemático y estructural, sus pueblos han sido incomprendidos y excluidos de la sociedad. Algunos han considerado inferiores sus valores, su cultura y sus tradiciones. Otros, mareados por el poder, el dinero y las leyes del mercado, los han despojado de sus tierras o han realizado acciones que las contaminaban”.
“El mundo de hoy, despojado por la cultura del descarte, los necesita”, insistió el Santo Padre al término de sus palabras.
“Los jóvenes de hoy, expuestos a una cultura que intenta suprimir todas las riquezas y características culturales en pos de un mundo homogéneo, necesitan que no se pierda la sabiduría de sus ancianos”, concluyó el Pontífice.
Publicamos a continuación el texto íntegro de la homilía del papa Francisco:
 
 
 
Li smantal Kajvaltike toj lek – la ley del Señor es perfecta del todo y reconforta el alma, así comenzaba el salmo que hemos escuchado. La ley del Señor es perfecta; y el salmista se encarga de enumerar todo lo que esa ley genera al que la escucha y la sigue: reconforta el alma, hace sabio al sencillo, alegra el corazón, es luz para alumbrar el camino.
Esa es la ley que el Pueblo de Israel había recibido de mano de Moisés, una ley que ayudaría al Pueblo de Dios a vivir en la libertad a la que habían sido llamados. Ley que quería ser luz para sus pasos y acompañar el peregrinar de su Pueblo. Un Pueblo que había experimentado la esclavitud y el despotismo del Faraón, que había experimentado el sufrimiento y el maltrato hasta que Dios dice basta, hasta que Dios dice: ¡No más! He visto la aflicción, he oído el clamor, he conocido su angustia (cf. Ex 3,9). Y ahí se manifiesta el rostro de nuestro Dios, el rostro del Padre que sufre ante el dolor, el maltrato, la inequidad en la vida de sus hijos; y su Palabra, su ley, se volvía símbolo de libertad, símbolo de alegría, de sabiduría y de luz. Experiencia, realidad que encuentra eco en esa expresión que nace de la sabiduría acuñada en estas tierras desde tiempos lejanos, y que reza en el Popol Vuh de la siguiente manera: El alba sobrevino sobre las tribus juntas. La faz de la tierra fue enseguida saneada por el sol (33). El alba sobrevino para los pueblos que una y otra vez han caminado en las distintas tinieblas de la historia.
En esta expresión, hay un anhelo de vivir en libertad, hay un anhelo que tiene sabor a tierra prometida donde la opresión, el maltrato y la degradación no sean moneda corriente. En el corazón del hombre y en la memoria de muchos de nuestros pueblos está inscrito el anhelo de una tierra, de un tiempo donde la desvalorización sea superada por la fraternidad, la injusticia sea vencida por la solidaridad y la violencia sea callada por la paz.
Nuestro Padre no sólo comparte ese anhelo, Él mismo lo ha estimulado y lo estimula al regalarnos a su hijo Jesucristo. En Él encontramos la solidaridad del Padre caminando a nuestro lado. En Él vemos cómo esa ley perfecta toma carne, toma rostro, toma la historia para acompañar y sostener a su Pueblo; se hace Camino, se hace Verdad, se hace Vida, para que las tinieblas no tengan la última palabra y el alba no deje de venir sobre la vida de sus hijos.
De muchas maneras y de muchas formas se ha querido silenciar y callar este anhelo, de muchas maneras han intentado anestesiarnos el alma, de muchas formas han pretendido aletargar y adormecer la vida de nuestros niños y jóvenes con la insinuación de que nada puede cambiar o de que son sueños imposibles. Frente a estas formas, la creación también sabe levantar su voz; «esta hermana clama por el daño que le provocamos a causa del uso irresponsable y del abuso de los bienes que Dios ha puesto en ella. Hemos crecido pensando que éramos sus propietarios y dominadores, autorizados a expoliarla. La violencia que hay en el corazón humano, herido por el pecado, también se manifiesta en los síntomas de enfermedad que advertimos en el suelo, en el agua, en el aire y en los seres vivientes. Por eso, entre los pobres más abandonados y maltratados, está nuestra oprimida y devastada tierra, que “gime y sufre dolores de parto” (Rm 8,22)» (Laudato si’, 2).
El desafío ambiental que vivimos, y sus raíces humanas, nos impactan a todos (cf. Laudato si’,14) y nos interpelan. Ya no podemos hacernos los sordos frente a una de las mayores crisis ambientales de la historia.
En esto ustedes tienen mucho que enseñarnos, que enseñar a la humanidad. Sus pueblos, como han reconocido los obispos de América Latina, saben relacionarse armónicamente con la naturaleza, a la que respetan como «fuente de alimento, casa común y altar del compartir humano» (Aparecida, 472).
Sin embargo, muchas veces, de modo sistemático y estructural, vuestros pueblos han sido incomprendidos y excluidos de la sociedad. Algunos han considerado inferiores sus valores, sus culturas y sus tradiciones. Otros, mareados por el poder, el dinero y las leyes del mercado, los han despojado de sus tierras o han realizado acciones que las contaminaban. ¡Qué tristeza! Qué bien nos haría a todos hacer un examen de conciencia y aprender a decir: ¡Perdón!, perdón hermanos. El mundo de hoy, despojado por la cultura del descarte, los necesita a ustedes.
Los jóvenes de hoy, expuestos a una cultura que intenta suprimir todas las riquezas, características y diversidades culturales en pos de un mundo homogéneo, necesitan estos jóvenes que no se pierda la sabiduría de sus ancianos.
El mundo de hoy, preso del pragmatismo, necesita reaprender el valor de la gratuidad.
Estamos celebrando la certeza de que «el Creador no nos abandona, nunca hizo marcha atrás en su proyecto de amor, que no se arrepiente de habernos creado» (Laudato si’, 13). Celebramos que Jesucristo sigue muriendo y resucitado en cada gesto que tengamos con el más pequeño de nuestros hermanos. Animémonos a seguir siendo testigos de su Pasión, de su Resurrección haciendo carne Li smantal Kajvaltike toj lek – la ley del Señor que es perfecta del todo y reconforta el alma.

COMENTARIO AL EVANGELIO DE HOY LUNES 15 DE FEBRERO DE 2016.

Cuanto hicisteis a unos de estos hermanos, a mí me lo hicisteis.
Cuaresma y Semana Santa.
 Si amo a Dios no puedo dejar de amar a mi hermano. Y todo lo que haga, es a Dios Nuestro Señor.
Por: Arturo Escalona.
Fuente: Catholic.net
Del santo evangelio según san Mateo 25, 31-46
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: Cuando el Hijo del hombre venga, en su gloria, acompañado de todos sus ángeles, entonces se sentará en su trono de gloria. Serán congregadas delante de él todas las naciones, y él separará a los unos de los otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos. Pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. Entonces dirá el Rey a los de su derecha: «Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me acogisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a verme». Entonces los justos le responderán: «Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; o sediento, y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos forastero, y te acogimos; o desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?». Y el Rey les dirá: «En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis». Entonces dirá también a los de su izquierda: «Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; era forastero, y no me acogisteis; estaba desnudo, y no me vestisteis; enfermo y en la cárcel, y no me visitasteis». Entonces dirán también éstos: «Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento o forastero o desnudo o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?». Y Él entonces les responderá: «En verdad os digo que cuanto dejasteis de hacer con uno de estos más pequeños, también conmigo dejasteis de hacerlo». E irán éstos a un castigo eterno, y los justos a una vida eterna.
Oración introductoria
Jesús mío, al contemplar este evangelio me pueden llegar diferentes sentimientos, de miedo, de confianza, de dolor, de amor; pero lo importante, mi Jesús, es que tengo la seguridad que Tú vas a ser mi juez. Gracias porque tú sólo quieres mi salvación. Ayúdame a vivir la virtud de la caridad con los demás, Tú sabes que es muy costosa pero no me dejes abandonado sino que sienta tu apoyo que me sostiene para no desfallecer.
Petición
Señor, que en esta primera semana de Cuaresma me esfuerce por vivir la caridad, que es el mejor camino para acompañarte en tu dolor. Ayúdame a amar más a los demás.
Meditación del Papa Francisco
Sabiduría del corazón es salir de sí hacia el hermano. A veces nuestro mundo olvida el valor especial del tiempo empleado junto a la cama del enfermo, porque estamos apremiados por la prisa, por el frenesí del hacer, del producir, y nos olvidamos de la dimensión de la gratuidad, del ocuparse, del hacerse cargo del otro. En el fondo, detrás de esta actitud hay frecuencia una fe tibia, que ha olvidado aquella palabra del Señor, que dice: “A mí me lo hicisteis”.
Por esto, quisiera recordar una vez más “la absoluta prioridad de la ‘salida de sí hacia el otro’ como uno de los mandamientos principales que fundan toda norma moral y como el signo más claro para discernir acerca del camino de crecimiento espiritual como respuesta a la donación absolutamente gratuita de Dios” (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 179). De la misma naturaleza misionera de la Iglesia brotan “la caridad efectiva con el prójimo, la compasión que comprende, asiste y promueve”» (Mensaje del Papa Francisco para la Jornada Mundial del Enfermo 2015).
Reflexión
Cristo, el día de hoy, nos viene a recordar lo propio de su mensaje: la caridad.
La caridad no como mera filantropía, sino como verdadero amor a Dios que vive realmente en mi prójimo. Esta caridad brota naturalmente del amor a Dios. Si amo a Dios no puedo dejar de amar a mi hermano. Y por ello todo lo que haga a mi prójimo se lo hago a Dios Nuestro Señor porque él habita en mi persona y en los demás.
No basta conformarnos con no criticar a los demás, hace falta hablar bien de mi prójimo, promover lo bueno y silenciar lo malo, hablar bien de los demás.
No hace falta inventarse virtudes o cualidades donde no las hay, hay que reconocer y hablar de las que tienen los demás. Se dice fácil, pero cuesta. Haz la prueba de hablar bien de los que están a tu alrededor y verás que es fácil. Más, Dios lo quiere, y sobre todo, recuerda que Dios vive en tu prójimo.
Propósito
Hoy, por amor a Cristo, hablaré bien de la persona que no me cae muy bien. Consciente de que Jesús está presente en esa persona.
Diálogo con Cristo
Dios mío, en estos momentos que me estoy preparando para la Semana Santa, te pido que me perdones todas las veces que he ofendido a los demás y he herido tu corazón. Te pido que ahora me des las fuerzas necesarias para afrontar cualquier enemigo que me encuentre para faltar a la caridad, que aprenda a descubrirte en el pobre, en el rico, en los enfermos, en mis familiares, para que con el auxilio de tu gracia, me entregue a los demás y yo también reciba tus palabras consoladoras:»Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo…».
«Hay que hacer las cosas ordinarias, con un amor extraordinario»(Beata Madre Teresa de Calcuta)

VISITA DEL PAPA A HOSPITAL DE NIÑOS CON CÁNCER.

Francisco receta ‘cariñoterapia’ para recuperarse de las enfermedades
En su visita al Hospital pediátrico “Federico Gómez”, el Papa es recibido por los niños enfermos de cáncer con dibujos, abrazos y besos
En su última actividad del día, el papa Francisco ha visitado este domingo a los niños enfermos de cáncer en el Hospital pediátrico “Federico Gómez”, situado en la colonia Doctores, en la capital de México. Sonriente y afable, el Santo Padre ha caminado por los pasillos de la clínica saludando a los pequeños, que le han recibido con dibujos, abrazos y besos.
Angélica Rivera, mujer del presidente Enrique Peña Nieto, ha acompañado al Pontífice en su recorrido. Antes de la esperada intervención del Papa, la esposa del mandatario mexicano le ha dicho: “Usted es grande por lo que dice, pero usted es mucho más grande por lo que hace”.
En el auditorio “Jesús Kumate”, el Santo Padre ha dirigido unas palabras a los pequeños y a quienes les atienden en este centro médico. De forma espontánea, una niña ha gritado: “Papa Francisco, te amo”, y el Pontífice le ha pedido: “Reza por mí”.
“Al ver sus ojos, sus sonrisas, me generaron ganas de darles gracias, gracias por el cariño que tienen al recibirme”, ha asegurado el Papa en su discurso.
Asimismo, Francisco ha invocado la bendición divina para “todas las personas que, no solo con medicamentos sino con la cariñoterapia, ayudan a que este tiempo sea vivido con mayor alegría”. “La cariñoterapia es tan importante. A veces una caricia ayuda tanto a recuperarse”, ha enfatizado.
El Santo Padre ha insistido en lo importante que es, en los momentos de enfermedad, “sentirse cuidados y acompañados, sentirse queridos”.
A continuación, ha invitado a los niños y a las niñas a que cierren los ojos y pidan lo que más deseen en ese momento. Tras rezar un Ave María, el Pontífice ha concluido su intervención exhortando: “Que el Señor y la Virgen de Guadalupe los acompañe siempre”.
Al término de su discurso, el Papa ha realizado una visita privada a las instalaciones. En una de las áreas oncológicas, una niña le ha cantado el Ave María de Schubert. La primera dama y varios de los presentes se han conmovido al escuchar a la menor, que llevaba un pañuelo para cubrirse la cabeza.
Durante el recorrido se han vivido muchos momentos emotivos, como cuando Francisco ha entrado en una sala donde hay una campana. Cada vez que suena significa que uno de los pacientes es dado de alta. Dos pequeños han anunciado su vuelta a casa, ante la presencia del Pontífice.
Publicamos a continuación las palabras del Santo Padre:
Señora Primera Dama.
Señora Secretaria de Salud.
Señor Director.
Miembros del Patronato.
Familias aquí presentes.
Amigos y amigas. Queridos niños.
Buenas tardes a todos.
Agradezco a Dios la oportunidad que me regala de poder venir a visitarlos, de reunirme con ustedes y sus familias en este hospital. Poder compartir un ratito de sus vidas, la de todas las personas que trabajan como médicos, enfermeras, miembros del personal y voluntarios que los atienden. Tanta gente que está trabajando para ustedes.
Hay un pedacito en el Evangelio que nos cuenta la vida de Jesús cuando era niño. Era bien chiquito, como algunos de ustedes. Un día los papás, José y María, lo llevaron al Templo para presentárselo a Dios. Y ahí se encuentran con un anciano que se llamaba Simeón, el cual cuando lo ve, muy decidido el viejito y con mucha alegría y gratitud, lo toma en brazos y comienza a bendecir a Dios.
Ver al niño Jesús provocó en él dos cosas: un sentimiento de agradecimiento y las ganas de bendecir. Da gracias a Dios y al viejo le vinieron ganas de bendecir. Simeón es el ‘abuelo’ que nos enseña esas dos actitudes fundamentales de la vida: agradecer y a su vez bendecir.
Acá yo los bendigo a ustedes, los médicos los bendicen a ustedes cada vez que los curan, las enfermeras, todo, todo el personal que trabaja los bendicen a ustedes los chicos pero ustedes también tienen que aprender a bendecirlos a ellos y a pedirle a Jesús que los cuide porque ellos los cuidan a ustedes.
Yo aquí (y no sólo por la edad) me siento muy cercano a estas dos enseñanzas de Simeón. Por un lado, al cruzar esa puerta y ver sus ojos, sus sonrisas, algunos guiños, sus rostros me generó ganas de dar gracias.
Gracias por el cariño que tienen en recibirme; gracias por ver el cariño con que se los cuida aquí y con el cariño con el que se los acompaña. Gracias por el esfuerzo de tantos que están haciendo lo mejor para que puedan recuperarse rápido.
Es tan importante sentirse cuidados y acompañados, sentirse queridos y saber que están buscando la mejor manera de cuidarnos, por todas esas personas digo: ¡Gracias, gracias!
Y, a su vez, quiero bendecirlos. Quiero pedirle a Dios que los bendiga, los acompañe a ustedes y a sus familias, a todas las personas que trabajan en esta casa y buscan que esas sonrisas sigan creciendo cada día. A todas las personas que no sólo con medicamentos sino con la ‘cariñoterapia’ ayudan a que este tiempo sea vivido con mayor alegría.
Es tan importante la ‘cariñoterapia’, tan importante. A veces una caricia ayuda tanto a recuperarse. ¿Conocen al indio Juan Diego ustedes? A ver, levante la mano quién lo conoce. Todos. Cuando el tío de Juanito estaba enfermo, él estaba muy preocupado y angustiado. En ese momento, se aparece la Virgencita de Guadalupe y le dice: “No se turbe tu corazón ni te inquiete cosa alguna ¿No estoy yo aquí, que soy tu Madre?”.
Tenemos a nuestra Madre, pidámosle para que ella nos regale a su Hijo Jesús. Y ahora a los chicos les voy a pedir una cosa: Cerremos los ojos, cerremos los ojos y pidamos lo que nuestro corazón hoy quiera, un ratito de silencio con los ojos cerrados y adentro pidiendo lo que queremos.
Y ahora juntos digamos a nuestra Madre: Dios te salve María…
Que el Señor y la Virgen de Guadalupe los acompañe siempre. Muchas gracias. Y, por favor, no se olviden de rezar por mí. No se olviden. Que Dios los bendiga.

EDD. LUNES 15 DE FEBRERO DE 2016.

Lunes de la primera semana de Cuaresma
Libro del Levítico 19,1-2.11-18.
El Señor dijo a Moisés:
Habla en estos términos a toda la comunidad de Israel: Ustedes serán santos, porque yo, el Señor su Dios, soy santo.
Ustedes no robarán, no mentirán ni se engañarán unos a otros.
No jurarán en falso por mi Nombre, porque profanarían el nombre de su Dios. Yo soy el Señor.
No oprimirás a tu prójimo ni lo despojarás; y no retendrás hasta la mañana siguiente el salario del jornalero.
No insultarás a un ciego, sino que temerás a tu Dios. Yo soy el Señor.
No cometerás ninguna injusticia en los juicios. No favorecerás arbitrariamente al pobre ni te mostrarás complaciente con el rico: juzgarás a tu prójimo con justicia.
No difamarás a tus compatriotas, ni pondrás en peligro la vida de tu prójimo. Yo soy el señor.
No odiarás a tu hermano en tu corazón: deberás reprenderlo convenientemente, para no cargar con un pecado a causa de él.
No serás vengativo con tus compatriotas ni les guardarás rencor. Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el Señor.
Salmo 19(18),8.9.10.15.
La ley del Señor es perfecta,
reconforta el alma;
el testimonio del Señor es verdadero,
da sabiduría al simple.
Los preceptos del Señor son rectos,
alegran el corazón;
los mandamientos del Señor son claros,
iluminan los ojos.
La palabra del Señor es pura,
permanece para siempre;
los juicios del Señor son la verdad,
enteramente justos.
¡Ojalá sean de tu agrado
las palabras de mi boca,
y lleguen hasta ti mis pensamientos,
Señor, mi Roca y mi redentor!
Evangelio según San Mateo 25,31-46.
Jesús dijo a sus discípulos:
«Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria rodeado de todos los ángeles, se sentará en su trono glorioso.
Todas las naciones serán reunidas en su presencia, y él separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos,
y pondrá a aquellas a su derecha y a estos a su izquierda.
Entonces el Rey dirá a los que tenga a su derecha: ‘Vengan, benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comienzo del mundo,
porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron;
desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver’.
Los justos le responderán: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; sediento, y te dimos de beber?
¿Cuándo te vimos de paso, y te alojamos; desnudo, y te vestimos?
¿Cuándo te vimos enfermo o preso, y fuimos a verte?’.
Y el Rey les responderá: ‘Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo’.
Luego dirá a los de su izquierda: ‘Aléjense de mí, malditos; vayan al fuego eterno que fue preparado para el demonio y sus ángeles,
porque tuve hambre, y ustedes no me dieron de comer; tuve sed, y no me dieron de beber;
estaba de paso, y no me alojaron; desnudo, y no me vistieron; enfermo y preso, y no me visitaron’.
Estos, a su vez, le preguntarán: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, de paso o desnudo, enfermo o preso, y no te hemos socorrido?’.
Y él les responderá: ‘Les aseguro que cada vez que no lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, tampoco lo hicieron conmigo’.
Estos irán al castigo eterno, y los justos a la Vida eterna».
Comentario del Evangelio por  San Cesáreo de Arlés (470-543), monje y obispo. Sermón 26,5; SC 243, pag. 89ss.
“Venid, benditos de mi Padre, y recibid la herencia del reino.” (Mt 25,34).
Cristo, la misericordia celestial, viene cada día la puerta de tu casa: no sólo espiritualmente a la puerta de tu alma, sino materialmente a la puerta de tu casa. Porque, cada vez que un pobre se acerca a tu casa, sin duda alguna se acerca Cristo en él, porque él dijo: “Cada vez que lo habéis hecho a uno de estos pequeños, me lo hacíais a mí.” (Mt 25,40) No endurezcas el corazón, da un poco de dinero a Cristo del que esperar heredar el reino. Da un trozo de pan a aquel de quien esperar te dé la vida. Acoge al pobre en tu casa para que él te reciba en el paraíso.  Dale alguna limosna a quien te puede dar la vida eterna.
¡Qué audacia querer reinar en el cielo con aquel a quien tú negaste tu limosna en este mundo! Si lo recibe durante el viaje terreno, él te acogerá en la felicidad eterna. Si tú lo desprecias aquí en tu patria de la tierra, él retirará su mirada sobre ti en la gloria. Un salmo dice: “cuando te alzas, desprecias su imagen.” (Sal 73,20) Si despreciamos en esta vida a aquellos que son imagen de Dios (Gn 1,26) hemos de temer ser rechazados en la eternidad. ¡Tened, pues, misericordia en esta vida!… Gracias a vuestra generosidad, escucharéis aquella palabra feliz: “Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del reino.” (Mt 25,34)

MENSAJE DEL PAPA DURANTE EL REZO DEL ANGELUS EN MÉXICO.

El Papa en el ángelus: ‘Crear oportunidades en esta bendita tierra mexicana’ 
El Santo Padre pide presentarle al Buen Padre las primicias de nuestros hijos, nietos, de nuestros proyectos, de culturas, lenguas y tradiciones – Texto completo
Al concluir la santa misa en la ciudad de Ecatepec, después de los agradecimientos del obispo local, Mons. Oscar Domínguez Couttolenc, antes de la bendición final, y de la oración del ángelus, el santo padre Francisco pidió “hacer de esta bendita tierra mexicana una tierra de oportunidad”, en la cual “no haya necesidad de emigrar para soñar; donde no haya necesidad de ser explotado para trabajar; donde no haya necesidad de hacer de la desesperación y la pobreza de muchos el oportunismo de unos pocos”. O sea “una tierra que no tenga que llorar a hombres y mujeres, a jóvenes y niños que terminan destruidos en las manos de los traficantes de la muerte”.
A continuación el texto completo de las palabras del Papa antes de rezar el ángelus:
“Queridos hermanos: En la primera lectura de este domingo, Moisés le da una recomendación al pueblo. En el momento de la cosecha, en el momento de la abundancia, en el momento de las primicias no te olvides de tus orígenes. La acción de gracias nace y crece en una persona y en un pueblo que sea capaz de hacer memoria. Tiene sus raíces en el pasado, que entre luces y sombras fue gestando el presente. En el momento que podemos dar gracias a Dios porque la tierra ha dado su fruto, y así poder producir el pan, Moisés invita a su pueblo a ser memorioso enumerando las situaciones difíciles por las que ha tenido que atravesar.
En este día de fiesta, en este día podemos celebrar lo bueno que el Señor ha sido con nosotros. Damos gracias por la oportunidad de estar reunidos presentándole al Buen Padre las primicias de nuestros hijos, nietos, de nuestros sueños y proyectos. Las primicias de nuestras culturas, de nuestras lenguas y tradiciones. Las primicias de nuestros desvelos…
Cuánto ha tenido que pasar cada uno de ustedes para llegar hasta acá, cuánto han tenido que ‘caminar’ para hacer de este día una fiesta, una acción de gracias. Cuánto han caminado otros que no han podido llegar pero gracias a ellos nosotros hemos podido seguir andando.
Hoy, siguiendo la invitación de Moisés, queremos como pueblo hacer memoria, queremos ser el pueblo de la memoria viva del paso de Dios por su Pueblo, en su Pueblo. Queremos mirar a nuestros hijos sabiendo que heredarán no sólo una tierra, una lengua, una cultura y una tradición, sino que heredarán el fruto vivo de la fe que recuerda el paso seguro de Dios por esta tierra. La certeza de su cercanía y solidaridad. Una certeza que nos ayuda a levantar la cabeza y esperar con ganas la aurora.el
Con ustedes, también me uno a esta memoria agradecida. A este recuerdo vivo del paso de Dios por sus vidas. Mirando a sus hijos no puedo no dejar de hacer mías las palabras que un día les dirigió el beato Pablo VI al pueblo mexicano: «Un cristiano no puede menos que demostrar su solidaridad […] para solucionar la situación de aquellos a quienes aún no ha llegado el pan de la cultura o la oportunidad de un trabajo honorable, […] no puede quedar insensible mientras las nuevas generaciones no encuentren el cauce para hacer realidad sus legítimas aspiraciones». Y prosigue el beato Pablo VI con una invitación a «estar siempre en primera línea en todos los esfuerzos […] para mejorar la situación de los que sufren necesidad», a ver «en cada hombre un hermano y, en cada hermano a Cristo».
Quiero invitarlos nuevamente hoy a estar en primera línea, a primerear en todas las iniciativas que ayuden a hacer de esta bendita tierra mexicana una tierra de oportunidad.
Donde no haya necesidad de emigrar para soñar; donde no haya necesidad de ser explotado para trabajar; donde no haya necesidad de hacer de la desesperación y la pobreza de muchos el oportunismo de unos pocos.
Una tierra que no tenga que llorar a hombres y mujeres, a jóvenes y niños que terminan destruidos en las manos de los traficantes de la muerte.
Esta tierra tiene sabor a Guadalupana, la que siempre Madre se nos adelantó en el amor, y digámosle:
Virgen Santa, «ayúdanos a resplandecer en el testimonio de la comunión, del servicio, de la fe ardiente y generosa, de la justicia y el amor a los pobres, para que la alegría del Evangelio llegue hasta los confines de la tierra y ninguna periferia se prive de su luz»
El ángel del Señor anunció a María…
Fuente: http://es.zenit.org/