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¿Eres luz y sal para los demás? El Papa habla de la actitud que debe tener todo cristiano

Fuente :  https://www.aciprensa.com/noticias/eres-luz-y-sal-para-los-demas-el-papa-habla-de-la-actitud-que-debe-tener-todo-cristiano-21179/

 Por Álvaro de Juana

 El Papa celebra la Misa. 

VATICANO, 13 Jun. 17 / 04:47 am (ACI).- Una de las principales misiones que tiene el cristiano es ser luz y sal para el mundo, y el Papa Francisco se refirió precisamente a ello en la Misa que celebró en Santa Marta al recordar lo que es capaz de hacer Dios en la vida de las personas.

El Pontífice invitó a no buscar las “seguridades artificiales” si no a tener como objetivo el anuncio del Evangelio que es “decisivo”.

“En Jesús se cumple todo lo que ha sido prometido y por este Él es la plenitud”, aseguró. “En Jesús no hay un ‘no’: siempre ‘sí’, por la gloria del Padre. Pero también nosotros participamos de este ‘sí’ de Jesús, porque Él nos ha conferido la unción, nos ha puesto el sello, nos ha dado el ‘depósito’ del Espíritu”.

 “Nosotros participamos porque somos ungidos, sellados y tenemos en la mano la seguridad. El Espíritu que nos llevará al ‘sí’ definitivo, también a nuestra plenitud. También, el mismo Espíritu nos ayudará a ser luz y sal, es decir, el Espíritu que nos lleva al testimonio cristiano”.

El Papa afirmó que “el testimonio cristiano” es “sal y luz”. “Luz para iluminar, y quien esconde la luz hace un contra-testimonio”. “Tiene luz, pero no la dona, no la hace ver y si no la hacer ver no glorifica al Padre que está en los cielos”. Y “tiene la sal, pero la toma para sí mismo y no la dona para que se evite la corrupción”.

Así, destacó que “lo superfluo proviene del maligno” y, al contrario, “la actitud de la seguridad y del testimonio es lo que el Señor ha confiado a la Iglesia y a todos nosotros bautizados”.

“Seguridad en la plenitud de las promesas en Cristo: en Cristo todo se ha cumplido. Testimonio hacia los demás; don recibido de Dios en Cristo, que nos ha dado la unción del Espíritu por el testimonio. Y esto es ser cristiano: iluminar, ayudar a que el mensaje y las personas no se corrompan, como hace la sal; pero si se esconden, la luz y la sal se convierte en insípidas, sin fuerza, se debilita. El testimonio será débil. Pero esto sucede cuando yo no acepto la unción, no acepto el sello, no acepto ese ‘depósito’ del Espíritu que está en mí. Y esto se hace cuando no acepto el ‘sí’ en Jesucristo”.

La propuesta cristiana “es decisiva y hermosa, y da mucha esperanza”. “¿Yo soy luz –podemos preguntarnos– para los otros?, ¿soy sal para los demás que da sabor la vida y la defiende de la corrupción?”.

 El Santo Padre observó que “cuando una persona está llena de luz, decimos que ‘es una persona soleada’. Esto nos puede ayudar a entenderlo”.

“Pidamos esta gracia de estar aferrados, radicados en la plenitud de las promesas en Cristo Jesús que es ‘sí’, totalmente ‘sí’, es llevar esta plenitud con la sal y la luz de nuestro testimonio a los otros para dar gloria al Padre que está en los cielos”.

Comentario al evangelio de hoy martes 13 de junio de 2017 . –

No sólo me invitas a ser luz, me dices que soy luz

X Martes de Tiempo Ordinario. Ciclo A.
Por: H. Adrián Olvera de la Cruz LC
Fuente:  http://es.catholic.net/op/articulos/65629/no-solo-me-invitas-a-ser-luz-me-dices-que-soy-luz.html

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Ante los caminos obscuros de la vida; ante aquellos callejones sin salida… ante todo aquello, sé Tú mi luz.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 5, 13-16
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Ustedes son la sal de la tierra. Si la sal se vuelve insípida, ¿con qué se le devolverá el sabor? Ya no sirve para nada y se tira a la calle para que la pise la gente.
Ustedes son la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad construida en lo alto de un monte; y cuando se enciende una vela, no se esconde debajo de una olla, sino que se pone sobre un candelero para que alumbre a todos los de la casa.
Que de igual manera brille la luz de ustedes ante los hombres, para que viendo las buenas obras que ustedes hacen, den gloria a su Padre, que está en los cielos».
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
A veces no es fácil comprender que soy más feliz, no cuando obtengo algo para mí, sino cuando doy algo de mí…; cuando me doy a mí mismo es entonces cuando soy feliz.
Dar aun cuando no se tiene; consolar aun cuando no hay nadie que me consuele; hacer reír cuando por dentro lo único que quiero es llorar; es lo que me hace feliz… sé que no es fácil de explicar.
Me invitas a ser luz de este mundo. A iluminar los caminos obscuros; descubrir los tesoros escondidos… Me invitas a ser luz para alumbrar aquella imagen que ya en sí es bella sólo para resaltar su belleza. Como luz al final del túnel que indica una salida… un lugar a donde hay que llegar.
Señor, no sólo me invitas ser luz; me dices que soy luz. Luz que debe estar apagada…luz que necesita estar encendida para guiar, para reconocer… para caminar, para iluminar. Luz que no se ilumina a sí misma, sino que sale de sí, se dona, se da.
Sé Tú mi luz, Señor, para que yo pueda ser luz. Tú eres esa luz que no sólo se necesita para vivir… sino para realmente vivir, para ser feliz.

«Estas palabras subrayan que nosotros somos reconocibles como verdaderos discípulos de Aquel que es la Luz del mundo, no en las palabras, sino de nuestras obras. De hecho, es sobre todo nuestro comportamiento que —en el bien y en el mal— deja un signo en los otros. Tenemos por tanto una tarea y una responsabilidad por el don recibido: la luz de la fe, que está en nosotros por medio de Cristo y de la acción del Espíritu Santo, no debemos retenerla como si fuera nuestra propiedad. Sin embargo estamos llamados a hacerla resplandecer en el mundo, a donarla a los otros mediante las buenas obras. ¡Y cuánto necesita el mundo de la luz del Evangelio que transforma, sana y garantiza la salvación a quien lo acoge! Esta luz debemos llevarla con nuestras buenas obras.»
(Ángelus de S.S. Francisco, 5 de febrero de 2017).

Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Intentaré hoy ser luz para aquellos que me rodean poniéndome a su servicio en alguna necesidad que tengan.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

EDD. martes 13 de junio de 2017.

Fuente :  http://evangeliodeldia.org/main.php?language=SP&module=readings&localdate=20170612
Martes de la décima semana del tiempo ordinario

Carta II de San Pablo a los Corintios 1,18-22.
Les aseguro, por la fidelidad de Dios, que nuestro lenguaje con ustedes no es hoy «sí», y mañana «no».
Porque el Hijo de Dios, Jesucristo, el que nosotros hemos anunciado entre ustedes -tanto Silvano y Timoteo, como yo mismo- no fue «sí» y «no», sino solamente «sí».
En efecto, todas las promesas de Dios encuentran su «sí» en Jesús, de manera que por él decimos «Amén» a Dios, para gloria suya.
Y es Dios el que nos reconforta en Cristo, a nosotros y a ustedes; el que nos ha ungido,
el que también nos ha marcado con su sello y ha puesto en nuestros corazones las primicias del Espíritu.
Salmo 119(118),129.130.131.132.133.135.
Tus prescripciones son admirables:
por eso las observo.
La explicación de tu palabra ilumina
y da inteligencia al ignorante.
Abro mi boca y aspiro hondamente,
porque anhelo tus mandamientos.
Vuelve tu rostro y ten piedad de mí;
es justo que lo hagas con los que aman tu Nombre.
Afirma mis pasos conforme a tu palabra,
para que no me domine la maldad.
Que brille sobre mí la luz de tu rostro,
y enséñame tus preceptos.
Evangelio según San Mateo 5,13-16.
Jesús dijo a sus discípulos:
Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué se la volverá a salar? Ya no sirve para nada, sino para ser tirada y pisada por los hombres.
Ustedes son la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad situada en la cima de una montaña.
Y no se enciende una lámpara para meterla debajo de un cajón, sino que se la pone sobre el candelero para que ilumine a todos los que están en la casa.
Así debe brillar ante los ojos de los hombres la luz que hay en ustedes, a fin de que ellos vean sus buenas obras y glorifiquen al Padre que está en el cielo.
Comentario del Evangelio por San Juan Crisóstomo (c. 345-407), presbítero en Antioquía, después obispo de Constantinopla, doctor de la Iglesia. Sermones sobre san Mateo, nº 15.
La sal de la tierra.
«Vosotros sois la sal de la tierra» dice el Salvador; con ello nos muestra cuán necesarios son los preceptos que acaba de enunciar. «Mi palabra, les dice, no es sólo para vosotros y vuestras propias vidas, sino que se os confía para el mundo entero. No os envío a dos ciudades, a diez o a veinte, ni a un pueblo sólo, como antiguamente a los profetas. Os envío a la tierra, al mar, a toda la creación (Mt 16,15), por todas partes donde abunda el mal.
En efecto, al decirles: «Vosotros sois la sal de la tierra», les ha indicado que es toda la tierra que está faltada de sal, corrompida por el pecado; y que por su ministerio la gracia del Espíritu Santo regenerará y conservará al mundo. Por eso les enseña las virtudes de las bienaventuranzas, las que son más necesarias, las más eficaces para los que tiene la multitud a su cargo. El que es suave, modesto, misericordioso, justo, no se queda para sí mismo las buenas acciones que lleva a cabo; se preocupa que las bellas fuentes fluyan también para el bien de los otros. El que tiene puro el corazón, el que es artífice de paz, el que sufre persecución por la verdad, éste es el que consagra su vida al bien de todos.

Comentario al evangelio de hoy lunes 12 de junio de 2017.

Dichosos los misericordiosos porque obtendrán misericordia.

X Lunes de Tiempo Ordinario
Por: H. Hiram Samir Galán Jaime, L.C.
Fuente:  http://es.catholic.net/op/articulos/65623/dichosos-los-misericordiosos-porque-obtendran-misericordia.html

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, nos permitas que sea un desmemoriado; hazme recordar todas las veces que tu amor y tu gracia han borrado mi pecado, para que así, pueda ofrecer un corazón bondadoso y misericordioso a mis hermanos.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 5, 1-12
En aquel tiempo, cuando Jesús vio a la muchedumbre, subió al monte y se sentó. Entonces se le acercaron sus discípulos. Enseguida comenzó a enseñarles, y les dijo:
«Dichosos los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos. Dichosos los que lloran, porque serán consolados. Dichosos los sufridos, porque heredarán la tierra. Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados. Dichosos los misericordiosos, porque obtendrán misericordia. Dichosos los limpios de corazón, porque verán a Dios. Dichosos los que trabajan por la paz, porque se les llamará hijos de Dios. Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los cielos.
Dichosos serán ustedes cuando los injurien, los persigan y digan cosas falsas de ustedes por causa mía. Alégrense y salten de contento, porque su premio será grande en los cielos, puesto que de la misma manera persiguieron a los profetas que vivieron antes que ustedes».
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Durante nuestra juventud hicimos muchas elecciones y, dentro de ellas, muchas no fueron muy sabias. Fueron más bien tontas e inmaduras. Esto a pesar de que nuestros padres nos orientaban y aconsejaban para que no cometiéramos errores. Pero a pesar de ellos, considerábamos que nosotros teníamos la razón.Esto se debe a que no teníamos una visión completa y madura de las cosas, dada nuestra corta edad.
Lo que llama la atención es que, ahora que somos adultos, seguimos cometiendo errores en incluso más graves. ¿Por qué? Porque ignoramos los consejos de Dios, que lejos de ser prohibiciones como los llaman muchos, son los consejos de un Padre amoroso lleno de misericordia que sabe qué es lo que verdaderamente nos conviene. Cuando Él nos dice sean misericordiosos, es porque sabe que sólo así seremos felices, ¡dichosos! Sólo así podemos esperar que Dios tenga misericordia de nosotros.
Señor, ayúdame a encontrar la verdadera felicidad que se encuentra en el dar y no tanto en el recibir, en el amar y no tanto en el ser amado.

«¡Ese es el camino! Pero para eso hace falta sacrificio, hace falta andar contracorriente. Las Bienaventuranzas que leímos hace un rato son el plan de Jesús para nosotros. El plan… Es un plan contracorriente. Jesús les dice: «Felices los que tienen alma de pobre». No dice: «Felices los ricos, los que acumulan plata». No. Los que tienen el alma de pobre, los que son capaces de acercarse y comprender lo que es un pobre. Jesús no dice: «Felices los que lo pasan bien», sino que dice: «Felices los que tienen capacidad de afligirse por el dolor de los demás». Y así, yo les recomiendo que lean después, en casa, las Bienaventuranzas, que están en el capítulo quinto de San Mateo.»
(Discurso de S.S. Francisco, 12 de julio de 2015).

Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Haré la experiencia de servir a alguien que se encuentre en una necesidad para salir de mí mismo y de mis problemas que sólo me mantienen en un egoísmo nervioso y estresante.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
 

EDD. lunes 12 de junio de 2017.

Fuente :  http://evangeliodeldia.org/main.php?language=SP&module=readings&localdate=20150818

Lunes de la décima semana del tiempo ordinario
Carta II de San Pablo a los Corintios 1,1-7.
Pablo, Apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y el hermano Timoteo, saludan a la Iglesia de Dios que reside en Corinto, junto con todos los santos que viven en la provincia de Acaya.
Llegue a ustedes la gracia y la paz que proceden de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo.
Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de las misericordias y Dios de todo consuelo,
que nos reconforta en todas nuestras tribulaciones, para que nosotros podamos dar a los que sufren el mismo consuelo que recibimos de Dios.
Porque así como participamos abundantemente de los sufrimientos de Cristo, también por medio de Cristo abunda nuestro consuelo.
Si sufrimos, es para consuelo y salvación de ustedes; si somos consolados, también es para consuelo de ustedes, y esto les permite soportar con constancia los mismos sufrimientos que nosotros padecemos.
Por eso, tenemos una esperanza bien fundada con respecto a ustedes, sabiendo que si comparten nuestras tribulaciones, también compartirán nuestro consuelo.
Salmo 34(33),2-3.4-5.6-7.8-9.
Bendeciré al Señor en todo tiempo,
su alabanza estará siempre en mis labios.
Mi alma se gloría en el Señor:
que lo oigan los humildes y se alegren.
Glorifiquen conmigo al Señor,
alabemos su Nombre todos juntos.
Busqué al Señor: El me respondió
y me libró de todos mis temores.
Miren hacia El y quedarán resplandecientes,
y sus rostros no se avergonzarán.
Este pobre hombre invocó al Señor:
El lo escuchó y lo salvó de sus angustias.
El Ángel del Señor acampa
en torno de sus fieles, y los libra.
¡Gusten y vean qué bueno es el Señor!
¡Felices los que en El se refugian!
Evangelio según San Mateo 5,1-12.
Al ver a la multitud, Jesús subió a la montaña, se sentó, y sus discípulos se acercaron a él.
Entonces tomó la palabra y comenzó a enseñarles, diciendo:
«Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia.
Felices los afligidos, porque serán consolados.
Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.
Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia.
Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios.
Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios.
Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mí.
Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo; de la misma manera persiguieron a los profetas que los precedieron.»
Comentario del Evangelio por San Juan Crisóstomo (c. 345-407), presbítero en Antioquía, después obispo de Constantinopla, doctor de la Iglesia. Homilía sobre la segunda carta a los Corintios, 12,4; PG 61, 486-487.
“Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa”
Únicamente los cristianos valoran las cosas en su justa apreciación y no tienen los mismo motivos para alegrarse o entristecerse de ellos que el resto de los humanos. A la vista de un atleta herido, llevando en su cabeza la corona de vencedor, aquel que nunca ha practicado deporte considerará únicamente el hecho las heridas y el sufrimiento. No se imagina la felicidad que proporciona la corona. Así reacciona la gente de la que hablamos. Saben que nosotros padecemos pruebas, pero ignoran por qué las padecemos. No miran más que nuestros sufrimientos. Ven las luchas en las que estamos comprometidos y los peligros que nos acechan. Pero las recompensas y las coronas les quedan ocultas, al igual que la razón de nuestros combates. Como lo afirma San Pablo: “…nos consideran pobres, pero enriquecemos a muchos, no tenemos nada, pero lo poseemos todo.” (cf 2Cor 6,10)…
¡Soportemos con valentía la prueba por causa de Cristo por los que nos contemplan en el combate; soportémosla con alegría! Si ayunamos, saltemos de gozo como si estuviéramos rodeados de delicias. Si nos ultrajan, dancemos con alegría como si estuviéramos colmados de alabanzas. Si sufrimos daños, considerémoslo como una ganancia. Si damos a los pobres, convenzámonos que recibimos más… Ante todo, acuérdate que combates por el Señor Jesucristo. Entonces, entrarás con ánimo en la lucha y vivirás siempre en la alegría, ya que nada nos hace más feliz que una buena conciencia.

La Santísima Trinidad hace resplandecer “una luz nueva sobre la tierra”

Fuente : https://es.zenit.org/articles/la-santisima-trinidad-hace-resplandecer-una-luz-nueva-sobre-la-tierra/
Palabras del Papa antes del Ángelus del 11 de junio de 2017 (traducción completa)
Angelus 11/06/2017, CTV

Angelus 11/06/2017, CTV

(ZENIT – Ciudad del Vaticano 11 de junio de 2017). – “Dios siempre es el primero en buscarnos, el primero en esperarnos, el primero en amarnos. Es como la flor del almendro, dice el profeta: es la primera en florecer”, ha explicado el Papa Francisco antes del ángelus de este domingo 11 de junio de 2017, en la plaza San Pedro, ante 15.000 personas, en la fiesta de la Santísima Trinidad.
Porque la Santísima Trinidad “ha hecho resplandecer una luz nueva sobre la tierra y en todo corazón humano que la acoge, una luz que revela los ángulos sombríos, las durezas que nos impiden llevar los buenos frutos de la caridad y de la misericordia”.
“La comunidad cristiana, ha subrayado el Papa, a pesar de todas las limitaciones humanas, se pueden convertir en un reflejo de la comunión de la Trinidad, de su bondad y de su belleza. Pero esto, como dice Pablo dando testimonio, pasa necesariamente por la experiencia de la misericordia de Dios y de su perdón”.
El Papa invita a los bautizados a orar a la Virgen María para que ella les ayude “a entrar cada vez más (…) en la comunión trinitaria, para vivir y testimoniar del amor que da un sentido” a la vida.
He aquí nuestra traducción de las palabras del Papa Francisco antes de la oración del ángelus.
AB
Antes del ángelus
Queridos hermanos y hermanas buenos días!
Las lecturas bíblicas de este domingo, fiesta de la Santísima Trinidad, nos ayudan a entrar en el misterio de la identidad de Dios.
La segunda lectura presenta los deseos que San Pablo dirige a la comunidad de Corinto: “Que la gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo estén con todos vosotros” (2 Co 13, 13).
Esta “bendición” del apóstol es el fruto de su experiencia personal del amor de Dios, este amor que Cristo resucitado le ha revelado, quien ha transformado su vida y le ha “impulsado” a llevar el Evangelio a los gentiles.
A partir de esta experiencia de gracia, Pablo puede exhortar a los cristianos por estas palabras: “Estad alegres, tended a la perfección, animaos mutuamente (…) vivid en paz (v. 11). La comunidad cristiana, a pesar de todas las limitaciones humanas, puede convertirse en un reflejo de la comunión de la Trinidad, de su bondad y de su belleza. Pero esto, como el mismo Pablo dice, pasa necesariamente por la experiencia de la misericordia de Dios, de su perdón.
Es lo que les pasa a los judíos en el camino del Éxodo. Cuando el pueblo rompió la Alianza, Dios se presentó a Moisés en la nube para renovar el pacto, proclamando su nombre y su significado: “El Señor, Dios misericordioso y de compasión, lento a la cólera y rico en amor y en fidelidad” (Ex 34,6). Este nombre expresa que Dios no está lejos ni cerrado en sí mismo, sino que él es Vida y quiere comunicarse, que es apertura, que es Amor que rescata al hombre de su infidelidad, porque él se ofrece a nosotros para colmar nuestras limitaciones y nuestras faltas, para perdonar nuestros errores, para devolvernos al camino de la justicia y de la verdad. Esta revelación de Dios ha llegado a su cumplimiento en el Nuevo Testamento gracias a la palabra de Cristo y a su misión de salvación. Jesús nos ha manifestado el rostro de Dios, Uno en la sustancia y Trino en las personas. Dios es enteramente y únicamente amor, en una relación subsistente que crea, rescata y santifica toda cosa: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
El Evangelio de hoy “pone en escena” a Nicodemo, que, aun ocupando un puesto importante en la comunidad religiosa y civil de la época, no ha cesado de buscar a Dios. Y he aquí que ha percibido el eco de la voz de aquel en Jesús. A lo largo de su diálogo nocturno con el Nazareno, Nicodemo comprende finalmente que él ha sido buscado por Dios, que es amado personalmente.
Dios siempre es el primero en buscarnos, el primero en esperarnos, el primero en amarnos. Es como la flor del almendro, dice el profeta: es la primera en florecer” (cfr. Jer 1, 11-12)
Jesús en efecto le habla así: ”Dios ha amado tanto al mundo que le ha dado a su único Hijo, para que aquél que crea en él no se pierda, sino que tenga vida eterna” (Jn 3, 16). Qué es esta vida eterna? Es el amor desmesurado y gratuito del Padre que Jesús ha dado en la cruz, ofreciendo su vida por nuestra salvación. Este amor por la acción del espíritu Santo, ha hecho resplandecer una luz nueva sobre la tierra y en todo corazón humano que le acoge, una luz que revela los ángulos sombríos, las durezas que nos impiden llevar los buenos frutos de la caridad y de la misericordia.
Que la Virgen María nos ayude a entrar siempre cada vez más, con todo nuestro ser, en la comunión trinitaria, para vivir y testimoniar del amor que da sentido a nuestra existencia.
© Traducción de ZENIT, Raquel Anillo

EDD. sábado 10 de junio de 2017.

Fuente :  http://evangeliodeldia.org/main.php?language=SP&module=readings&localdate=20170610
Sábado de la novena semana del tiempo ordinario

Libro de Tobías 12,1.5-15.20.
Cuando terminó de celebrarse la boda Tobit llamó a su hijo Tobías y le dijo: «Hijo mío, ya es hora de pagarle lo convenido a tu compañero, agregando incluso algo más».
Tobías llamó a su compañero y le dijo: «Toma en pago la mitad de lo que has traído, y vete en paz».
Entonces Rafael llamó aparte a los dos y les dijo: «Bendigan a Dios, y celébrenlo delante de todos los vivientes por los bienes que él les ha concedido, para que todos bendigan y alaben su Nombre. Hagan conocer debidamente a todos los hombres las obras de Dios y nunca dejen de celebrarlo.
Es bueno mantener oculto el secreto del rey, pero las obras de Dios hay que revelarlas y publicarlas como es debido. Practiquen el bien, y así el mal nunca los dañará.
Vale más la oración con el ayuno y la limosna con la justicia, que la riqueza con la iniquidad. Vale más hacer limosna que amontonar oro.
La limosna libra de la muerte y purifica de todo pecado. Los que dan limosna gozarán de una larga vida.
Los que pecan y practican la injusticia son enemigos de su propia vida.
Voy a decirles toda la verdad, sin ocultarles nada. Ya les dije que es bueno mantener oculto el secreto del rey y revelar dignamente las obras de Dios.
Cuando tú y Sara hacían oración, era yo el que presentaba el memorial de sus peticiones delante de la gloria del Señor; y lo mismo cuando tú enterrabas a los muertos.
Cuando no dudabas en levantarte de la mesa, dejando la comida para ir a sepultar un cadáver, yo fui enviado para ponerte a prueba.
Pero Dios también me envió para curarte a ti y a tu nuera Sara.
Yo soy Rafael, uno de lo siete ángeles que están delante de la gloria del Señor y tienen acceso a su presencia».
Por eso, bendigan al Señor sobre la tierra y celebren a Dios. Ahora subo a Aquel que me envió. Pongan por escrito todo lo que les ha sucedido». Y en seguida se elevó.
Libro de Tobías 13,2.6.7.8.
Porque él castiga y tiene compasión,
hace bajar hasta el Abismo
y hace subir de la gran Perdición,
sin que nadie escape de su mano.
Si vuelven a él
de todo corazón y con toda el alma,
practicando la verdad en su presencia,
él se volverá a ustedes
y no les ocultará más su rostro.
Miren lo que ha hecho con ustedes
y celébrenlo en alta voz.
Bendigan al Señor de la justicia
y glorifiquen al Rey de los siglos.
Yo lo celebro en el país del destierro,
y manifiesto su fuerza y su grandeza a un pueblo pecador.
¡Conviértanse, pecadores,
y practiquen la justicia en su presencia!
¡Quién sabe si él no les será favorable
y tendrá misericordia de ustedes!
Evangelio según San Marcos 12,38-44.
Y él les enseñaba: «Cuídense de los escribas, a quienes les gusta pasearse con largas vestiduras, ser saludados en las plazas
y ocupar los primeros asientos en las sinagogas y los banquetes;
que devoran los bienes de las viudas y fingen hacer largas oraciones. Estos serán juzgados con más severidad».
Jesús se sentó frente a la sala del tesoro del Templo y miraba cómo la gente depositaba su limosna. Muchos ricos daban en abundancia.
Llegó una viuda de condición humilde y colocó dos pequeñas monedas de cobre.
Entonces él llamó a sus discípulos y les dijo: «Les aseguro que esta pobre viuda ha puesto más que cualquiera de los otros,
porque todos han dado de lo que les sobraba, pero ella, de su indigencia, dio todo lo que poseía, todo lo que tenía para vivir».
Comentario del Evangelio por Benedicto XVI, papa 2005-2013. Mensaje para la Cuaresma 2008 (trad.  Libreria Editrice Vaticana).
Dio todo lo que tenía para vivir.
Al respecto es significativo el episodio evangélico de la viuda que, en su miseria, echa en el tesoro del templo «todo lo que tenía para vivir» (Mc 12,44). Su pequeña e insignificante moneda se convierte en un símbolo elocuente: esta viuda no da a Dios lo que le sobra, no da lo que posee, sino lo que es: toda su persona.
Este episodio conmovedor se encuentra dentro de la descripción de los días que precedente inmediatamente a la pasión y muerte de Jesús, el cual, como señala San Pablo, se hizo pobre a fin de enriquecernos con su pobreza (cf. 2Cor 8,9); se ha entregado a sí mismo por nosotros… Siguiendo sus enseñanzas podemos aprender a hacer de nuestra vida un don total; imitándolo estaremos dispuestos a dar, no tanto algo de lo que poseemos, sino a darnos a nosotros mismos. ¿Acaso no se resume todo el Evangelio en el único mandamiento de la caridad? Por tanto, la práctica cuaresmal de la limosna se convierte en un medio para profundizar nuestra vocación cristiana. El cristiano, cuando gratuitamente se ofrece a sí mismo, da testimonio de que no es la riqueza material la que dicta las leyes de la existencia, sino el amor. Por tanto, lo que da valor a la limosna es el amor, que inspira formas distintas de don, según las posibilidades y las condiciones de cada uno.

Homilía para la Eucaristía del domingo 11 de junio de 2017

Que Dios, Comunión-de-Personas, les llene de Paz y Amor. Pastor.

FIESTA DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD.

Exodo 34,4-6.8-9: Dios llega al hombre, señal de condescendencia: Dios es compasivo, bondadoso, lento para enojarse y pródigo en amor y fidelidad. Es una manifestación de la grandeza e identidad de Dios.

2Corintios 13,11-13: resumen de la enseñanza de Pablo de cómo debe ser en la comunidad cristiana la caridad. Y saludo final es una fórmula trinitaria: gracia, amor y comunión; funciones de las divinas Personas.

Juan 3,16-18: finalidad de la empresa de Jesús: dar vida, salvar. Dios Padre interviene salvando en Cristo; esto por puro amor.

1.- Si quisiéramos decir quién es Dios, la mejor respuesta la encontramos en la Palabra de Dios de hoy día. En todos los textos descuella la idea de Dios Amor. Lo que define e identifica a Dios es el amor, y no cualquier amor, sino el amor-misericordia; con este amor el Señor se manifiesta condescendiente, se abaja, se acerca a nosotros, ya que El es lento para enojarse y es bondadoso. Es el mejor retrato de Dios que nos presenta el Antiguo Testamento. Distinto a otros dioses, falsos, lejanos, con las mismas limitaciones que nosotros. Por eso decimos que Dios es trascendente, distinto y superior a sus criaturas. Y Dios es Amor porque, siendo Uno, es comunión de Personas, tres Personas distintas, eternamente unidas en un Amor infinito, sin límites de ninguna clase.

2.- Sabemos, conocemos y creemos en la Santísima  Trinidad, porque así se nos ha manifestado en el Nuevo Testamento. En todos los escritos encontramos a esta Comunidad divina actuando a favor nuestro. Dios Padre, fuente de todo amor, envía a su Hijo hecho hombre, Jesucristo, quien nos da a conocer el Amor de Dios salvándonos. Y el Padre y el Hijo derraman el Amor que ellos se tienen en la Persona del Espíritu Santo, creando entre nosotros un vínculo de amor, de comunión con Dios y con los hermanos. Por eso, la función del Padre es amar, la del Hijo es agraciar-salvar, y la del Espíritu Santo es crear comunión.

3.- Por esta razón, la auténtica espiritualidad del creyente es una espiritualidad Trinitaria, que se traduce como espiritualidad de la comunión. De modo que si nos preguntamos cómo debemos vivir nuestra Fe, la respuesta es: en Comunión. Y yo diría, en triple comunión: con Dios, con los hermanos y con toda la creación. Esto produce en el creyente el “shalom”, la armonía total. Porque la única manera de entender el misterio de la Santísima Trinidad es viviendo la comunión.

Y vivir la comunión significa y supone aceptar y vivir la unidad en la diversidad. Nos cuesta vivir esto; por eso nos cuesta creer en la Santísima Trinidad.

Pero esto no basta. Aceptarnos distintos nos lleva a abrirnos al otro. No es fácil, pero así es Dios. Si creemos en u  Dios misericordioso, entonces, como enseña Jesús, debemos ser misericordiosos como el Padre Dios lo es. Sólo así seremos canales del amor de Dios al mundo, haremos creíble a Dios.

4.- Celebrar este misterio es un desafío, una misión. Desafío, ya que creemos en la unidad dentro de ala diversidad.

Una misión, ya que debemos ser constructores de esta unidad.

En el mundo no se cree ni vive esta verdad, por eso no existe la armonía, la paz.

Nosotros siempre celebramos la comunión. Esto supone que vivimos la comunión, la triple comunión.

Hoy vamos a hacer comunión con y en el Cuerpo de Cristo. Que en verdad nos mueva a vivir la auténtica unidad, la de Dios. Así fue lo que Jesús deseó: “Padre, que todos sean Uno, como Tú y Yo somos Uno”.

                                        Hermano Pastor Salvo Beas.

Comentario al evangelio de hoy viernes 09 de junio de 2017 . –

Dejarse sorprender por el amor de Dios

IX Viernes de Tiempo Ordinario
Por: H. Cristian Gutiérrez LC
Fuente: http://es.catholic.net/op/articulos/65596/.html 

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, te doy gracias por el don de la vida. Gracias por darme cada mañana la oportunidad de entrar en tu presencia y conversar un rato contigo. Quiero creer en Ti con más firmeza, esperar con más seguridad y amarte con más pasión. Aumenta mi fe, mi esperanza y mi amor. Permíteme conocerte cada día más y mejor e inflama mi corazón de celo por la salvación de las almas y la extensión de tu Reino.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san  Marcos 12, 35-37
Un día, mientras enseñaba en el templo, Jesús preguntó: «¿Cómo pueden decir los escribas que el Mesías es hijo de David? El mismo David, inspirado por el Espíritu Santo, ha declarado: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mí derecha y yo haré de tus enemigos el estrado donde pongas los pies. Si el mismo David lo llama ‘Señor’, ¿cómo puede ser hijo suyo?».
La multitud que lo rodeaba, que era mucha, lo escuchaba con agrado.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
En este pasaje puedo contemplarte enseñando en el templo. Dice el Evangelio que te escuchaban con agrado. Dame la gracia, Señor, de saber escucharte en mi vida. Y no sólo escucharte, sino escucharte con gusto. Escucharte cuando me hablas en la voz de mi conciencia, en el fondo de mi alma, en el silencio de la oración, en la liturgia de la misa, en el consejo de un amigo. Más sencillo aún, escucharte en la belleza de un paisaje, en el amor de mis familiares, en la sonrisa de un conocido, en el abrazo de un hijo, en la precaución de un padre, en la caricia de una madre, en el esfuerzo de un esposo, en la ternura de una esposa. Por todos estos medios hablas a mi vida, en ellos puedo escucharte y hacerlo con agrado.
En esta enseñanza que haces en el templo puedo descubrir un reclamo a los escribas que estaban tan metidos en sus propios esquemas y formas de vivir que no se dejan sorprender por Ti. No podían salir de sus medidas e ir más allá, ampliar sus horizontes. Es lo que sucede con la profecía de que el Mesías sería hijo de David. Ellos habían interpretado todo literalmente y te juzgaban por no creer que fueras del linaje del rey David.
Ya les habías dado muchísimas pruebas de que eras el Mesías, y ellos seguían encerrados en la letra de una profecía, que aunque se cumplía, no querían aceptar. Y sales Tú, de nuevo, a su ayuda y les explicas mejor para que crean.
En mi vida, puede pasar lo mismo. No creo si no actúas de acuerdo a mis pensamientos, a mis necesidades, a mis planes. Me gusta un Dios a mi medida y temo dejarme sorprender por Ti. Y, sin embargo, las sorpresas son las que hacen interesante mi existencia; y más si las sorpresas vienen de Ti. Dame la gracia de dejarme sorprender por tu acción en mi vida, de dejarte libremente actuar en mí y no encasillarte en mis planes y esquemas.

«Dejarse sorprender por Dios, no le tengas miedo a las sorpresas. Que te mueven el piso, ¿eh? Nos ponen inseguros, pero nos meten en camino. El verdadero amor te lleva a quemar la vida, aun a riesgo de quedarte con las manos vacías.Pensemos en san Francisco. Dejó todo. Murió con las manos vacías, pero con el corazón lleno. ¿De acuerdo? No jóvenes de museo, sino jóvenes sabios. Y para ser sabios, usad los tres lenguajes: pensar bien, sentir bien y hacer bien. Y para ser sabios, dejarse sorprender por el amor de Dios.»
(Mensaje de S.S. Francisco, 18 de enero de 2015).

Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Me esforzaré por tratar con delicadeza y respeto a todas las personas sabiendo que soy instrumento del amor de Dios para ellas.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

EDD. viernes 09 de junio de 2017.

Fuente :   http://evangeliodeldia.org/main.php?language=SP&module=readings&localdate=20170607
Viernes de la novena semana del tiempo ordinario

Libro de Tobías 11,5-17.
Ana estaba sentada con la mirada fija en el camino por donde debía volver su hijo.
De pronto presintió que él llegaba y dijo al padre: «¡Ya viene tu hijo con su compañero!».
Rafael dijo a Tobías, antes que él se acercara a su padre: «Seguro que tu padre va a recobrar la vista.
Untale los ojos con la hiel del pez; el remedio hará que las manchas blancas se contraigan y se desprendan de sus ojos. Así tu padre recobrará la vista y verá la luz».
La madre corrió a echarse al cuello de su hijo, diciéndole: «¡Ahora sí que puedo morir, porque te he vuelto a ver, hijo mío!». Y se puso a llorar.
Tobit también se levantó y, tropezando, salió por la puerta del patio. Tobías corrió hacia él,
con la hiel del pez en su mano; le sopló en los ojos y, sosteniéndolo, le dijo: «¡Animo, padre!». Después le aplicó el remedio y se lo frotó.
Luego le sacó con ambas manos las escamas de los ojos.
Entonces su padre lo abrazó llorando y le dijo: «¡Te veo, hijo mío, luz de mis ojos!».
Y añadió: «¡Bendito sea Dios! ¡Bendito sea su gran Nombre! ¡Benditos sean todos sus santos ángeles! ¡Que su gran Nombre esté sobre nosotros! ¡Benditos sean los ángeles por todos los siglos!
Porque él me había herido, pero tuvo compasión de mí, y ahora veo a mi hijo Tobías». Tobías entró en la casa, lleno de gozo y bendiciendo a Dios en alta voz. Luego informó a su padre sobre el buen resultado del viaje: le contó cómo había recuperado el dinero y cómo se había casado con Sara, hija de Ragüel. Y añadió: «Llegará de un momento a otro, porque está a las puertas de Nínive».
Tobit salió al encuentro de su nuera hasta las puertas de Nínive, bendiciendo a Dios lleno de alegría. Al verlo caminar con todo su vigor, sin la ayuda de nadie, los habitantes de Nínive quedaron maravillados. Tobit proclamaba delante de todos que Dios había tenido misericordia de él y le había devuelto la vista.
Después se acercó a Sara, la esposa de su hijo Tobías, y la bendijo, diciendo: «¡Bienvenida, hija mía! ¡Bendito sea Dios, que te trajo hasta nosotros! ¡Bendito sea tu padre, bendito sea mi hijo Tobías, y bendita seas tú, hija mía! ¡Entra en tu casa con gozo y bendición!».
Salmo 146(145),2.7.8-9.10.
Alabaré al Señor toda mi vida;
mientras yo exista, cantaré al Señor.
hace justicia a los oprimidos
y da pan a los hambrientos.
El Señor libera a los cautivos,
Abre los ojos de los ciegos
y endereza a los que están encorvados,
el Señor ama a los justos
y entorpece el camino de los malvados.
El Señor protege a los extranjeros
y sustenta al huérfano y a la viuda;
El Señor reina eternamente,
reina tu Dios, Sión,
a lo largo de las generaciones.
¡Aleluya!
Evangelio según San Marcos 12,35-37.
Jesús se puso a enseñar en el Templo y preguntaba: «¿Cómo pueden decir los escribas que el Mesías es hijo de David?
El mismo David ha dicho, movido por el Espíritu Santo: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha, hasta que ponga a tus enemigos debajo de tus pies.
Si el mismo David lo llama ‘Señor’, ¿Cómo puede ser hijo suyo?». La multitud escuchaba a Jesús con agrado.
Comentario del Evangelio por San León Magno (¿-c. 461), papa y doctor de la Iglesia. 1er Sermón para la Natividad del Señor.
Hijo de David y Señor de los señores.
Dios escogió a una virgen de la casa real de David para que llevara en su seno a un hijo santo, al mismo tiempo divino y humano… El Verbo, la Palabra de Dios, que es Dios mismo, el Hijo de Dios que «en el principio estaba junto a Dios y por medio de la Palabra se hizo todo y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho» (Jn 1,1-3), se hizo hombre para librar al hombre de la muerte eterna. Se abajó hasta la humildad de nuestra condición sin que su majestad disminuyera. Permaneciendo lo que era y asumiendo lo que no era, unió a una verdadera naturaleza de servidor la naturaleza según la cual era igual al Padre. Unió tan estrechamente estas dos naturalezas que su gloria no pudo hacer desaparecer la naturaleza inferior, ni la unión con ésta envilecer la naturaleza superior.
Permanece íntegro lo que es propio de cada naturaleza uniéndose en una sola persona: la humildad es acogida por la majestad, la debilidad por la fuerza, la mortalidad por la eternidad. Para pagar la deuda de nuestra condición, la naturaleza que está por encima de todo se une a la naturaleza capaz de sufrir, asociando en la unidad de un solo Señor Jesús, al verdadero Dios y verdadero hombre. De esta manera, tal como era necesario para curarnos, el solo y «único mediador entre Dios y los hombres» (1Tm 2,5) pudo morir por la acción de los hombres y resucitar por la acción de Dios…
Tal es, amados míos, el nacimiento que convenía a Cristo «poder de Dios y sabiduría de Dios» (1C 1,24). Por él, se armonizaban en él nuestra humanidad conservando a la vez la preeminencia de su divinidad: Si no fuera Dios, no nos hubiera podido remediar. Si no fuera hombre, no nos hubiera podido dar ejemplo.