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EDD. miércoles 09 de agosto de 2017.

Fuente : http://evangeliodeldia.org/main.php?language=SP&module=readings&localdate=20170808
Miércoles de la decimoctava semana del tiempo ordinario
Libro de los Números 13,1-2.25-33.14,1.26-29.34-35. 
El Señor dijo a Moisés:
«Envía unos hombres a explorar el país de Canaán, que yo doy a los israelitas; enviarás a un hombre por cada una de sus tribus paternas, todos ellos jefes de tribu».
Al cabo de cuarenta días volvieron de explorar el país.
Entonces fueron a ver a Moisés, a Aarón y a toda la comunidad de los israelitas en Cades, en el desierto de Parán, y les presentaron su informe, al mismo tiempo que les mostraban los frutos del país.
Les contaron lo siguiente: «Fuimos al país donde ustedes nos enviaron; es realmente un país que mana leche y miel, y estos son sus frutos.
Pero, ¡qué poderosa es la gente que ocupa el país! Sus ciudades están fortificadas y son muy grandes. Además, vimos allí a los anaquitas.
Los amalecitas habitan en la región del Négueb; los hititas, los jebuseos y los amorreos ocupan la región montañosa; y los cananeos viven junto al mar y a lo largo del Jordán».
Caleb trató de animar al pueblo que estaba junto a Moisés, diciéndole: «Subamos en seguida y conquistemos el país, porque ciertamente podremos contra él».
Pero los hombres que habían subido con él replicaron: «No podemos atacar a esa gente, porque es más fuerte que nosotros».
Y divulgaron entre los israelitas falsos rumores acerca del país que habían explorado, diciendo: «La tierra que recorrimos y exploramos devora a sus propios habitantes. Toda la gente que vimos allí es muy alta.
Vimos a los gigantes – los anaquitas son raza de gigantes – Nosotros nos sentíamos como langostas delante de ellos, y esa es la impresión que debimos darles».
Entonces la comunidad en pleno prorrumpió en fuertes gritos, y el pueblo lloró toda aquella noche.
Luego el Señor dijo a Moisés y a Aarón:
«¿Hasta cuándo esta comunidad perversa va a seguir protestando contra mí? Ya escuché las incesantes protestas de los israelitas.
Por eso, diles: «Juro por mi vida, palabra del Señor, que los voy a tratar conforme a las palabras que ustedes han pronunciado.
Por haber protestado contra mí, sus cadáveres quedarán tendidos en el desierto: los cadáveres de todos los registrados en el censo, de todos los que tienen más de veinte años.
Ustedes cargarán con su culpa durante cuarenta años, por los cuarenta días que emplearon en explorar la tierra: a razón de un año por cada día. Entonces conocerán lo que significa rebelarse contra mí.
Así lo he dispuesto yo, el Señor. De esa manera trataré a toda esta comunidad perversa que se ha confabulado contra mí: hasta el último hombre morirá en este desierto».
Salmo 106(105),6-7a.13-14.21-22.23. 
Hemos pecado, igual que nuestros padres;
somos culpables, hicimos el mal:
nuestros padres, cuando estaban en Egipto,
no comprendieron tus maravillas.
Pero muy pronto se olvidaron de sus obras,
no tuvieron en cuenta su designio;
ardían de avidez en el desierto
y tentaron a Dios en la soledad.
Olvidaron a Dios, que los había salvado
y había hecho prodigios en Egipto,
maravillas en la tierra de Cam
y portentos junto al Mar Rojo.
El Señor amenazó con destruirlos,
pero Moisés, su elegido,
se mantuvo firme en la brecha
para aplacar su enojo destructor.
Evangelio según San Mateo 15,21-28. 
Jesús partió de allí y se retiró al país de Tiro y de Sidón.
Entonces una mujer cananea, que procedía de esa región, comenzó a gritar: «¡Señor, Hijo de David, ten piedad de mí! Mi hija está terriblemente atormentada por un demonio».
Pero él no le respondió nada. Sus discípulos se acercaron y le pidieron: «Señor, atiéndela, porque nos persigue con sus gritos».
Jesús respondió: «Yo he sido enviado solamente a las ovejas perdidas del pueblo de Israel».
Pero la mujer fue a postrarse ante él y le dijo: «¡Señor, socórreme!».
Jesús le dijo: «No está bien tomar el pan de los hijos, para tirárselo a los cachorros».
Ella respondió: «¡Y sin embargo, Señor, los cachorros comen las migas que caen de la mesa de sus dueños!».
Entonces Jesús le dijo: «Mujer, ¡qué grande es tu fe! ¡Que se cumpla tu deseo!». Y en ese momento su hija quedó curada.
 
Comentario del Evangelio por Julián de Vézelay (c. 1080-c. 1160), monje benedictino . Sermón 17 (SC 93)
“Mujer, qué grande es tu fe!”
“No está bien tomar el pan de los hijos para echárselo a los perrillos.” La mujer acoge la palabra y replica: “Eso es cierto, Señor”, como si dijera: … ”Yo no pido más que una migaja de la mesa y de la mano del amo generoso que da el alimento a todo viviente (cf Sal 135,25) Tu obsequias a los judíos como hijos. Por esto, te lo pido, no rehúses una migaja a tu pequeña perra cananea.”
Jesús le dice: “Mujer, qué grande es tu fe!” Reprocha a Pedro su poca fe. (Mt 14,31) Admira la gran fe de esta mujer. Realmente tiene una fe grande pues proclama que el Verbo hecho carne (Jn 1,14) es el Hijo de David, y porque, segura del poder divino, tiene confianza de que puede restablecer la salud de su hija ausente, simplemente con un acto de su voluntad.
Tú también, si tu fe es grande, una fe viva de la que vive el justo, (Rm 1,17) y no una fe muerta, sin alma, es decir, sin caridad, tú también obtendrás no sólo la salud completa de tu familia, de tu alma, sino tendrás poder para mover montañas.” (cf Mt 17,20)

Comentario al evangelio de hoy martes 08 de agosto de 2017

¡Qué poca fe! ¿Por qué has dudado?

Tiempo Ordinario. 
Pedro no camina hasta que Jesús le dice: Ven. También Jesús nos dice esa palabra en muchas veces al día.
Por: P. Clemente González
Fuente: http://es.catholic.net/op/articulos/5052/cat/337/-que-poca-fe-por-que-has-dudado-.html

 
Del santo Evangelio según san Mateo 14, 22-36
En aquel tiempo, después de que se hubo saciado la muchedumbre, Jesús obligó a los discípulos a subir a la barca y a ir por delante de Él a la otra orilla, mientras Él despedía a la gente. Después de despedir a la gente, subió al monte a solas para orar; al atardecer estaba solo allí. La barca se hallaba ya distante de la tierra muchos estadios, zarandeada por las olas, pues el viento era contrario. Y a la cuarta vigilia de la noche vino Él hacia ellos, caminando sobre el mar. Los discípulos, viéndole caminar sobre el mar, se turbaron y decían: «Es un fantasma», y de miedo se pusieron a gritar. Jesús les dijo enseguida: ¡Animo, soy yo, no tengáis miedo! Pedro le contestó: Señor, si eres tú mándame ir hacia ti andando sobre el agua. Él le dijo: Ven. Pedro bajó de la barca y se echó a andar sobre el agua acercándose a Jesús; pero, al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, empezó a hundirse y gritó: Señor, sálvame. Enseguida Jesús extendió la mano, lo agarró y le dijo: ¡Qué poca fe! ¿Por qué has dudado? En cuento subieron a la barca, amainó el viento. Los de la barca se postraron ante él diciendo: Realmente eres Hijo de Dios. Terminada la travesía, llegaron a tierra de Genesaret. Y los hombres de aquel lugar, apenas lo reconocieron, pregonaron la noticia por aquella comarca y trajeron donde él a todos los enfermos. Le pedían tocar siquiera la orla de su manto; y cuantos la tocaron quedaron curados.
Oración introductoria
Jesús, creo que verdaderamente eres el Hijo de Dios y hoy, al igual que llamaste a Pedro, me llamas porque quieres tener un encuentro conmigo en la oración. Mi camino no siempre es tu camino, por eso pido la intercesión de María Inmaculada, para seguir su ejemplo, no dudar nunca y seguir siempre el camino que me propones.
Petición
Señor, que tenga el valor de salir de mi zona de confort y responder a tu llamado.
Meditación del Papa Francisco
Pedro con el arrojo que le caracteriza le pide casi una prueba: “Señor si eres tú, hazme caminar hacia ti sobre las aguas”; y Jesús le dice “¡Ven!”. Pedro baja de la barca y pone a caminar sobre el agua, pero el viento fuerte azota y comienza a hundirse. Entonces grita: “¡Señor, sálvame!”, y Jesús le tiende la mano y lo levanta.
Esta narración es una hermosa imagen de la fe del apóstol Pedro. En la voz de Jesús que le dice “Ven”, él reconoce el eco del primer encuentro orillas de aquel mismo lago y en seguida, nuevamente, deja la barca y va hacia el Maestro. ¡Y camina sobre las aguas! La respuesta confiada y pronta al llamado del Señor hace cumplir siempre cosas extraordinarias.
Jesús ahora mismo nos decía que nosotros somos capaces de hacer milagros con nuestra fe: la fe en Él, en su palabra, la fe en su amor.
En cambio, Pedro comienza a hundirse cuando que quita la mirada de Jesús y se deja influenciar por las circunstancias que lo circundan.
Pero el Señor está siempre allí, y cuando Pedro lo invoca, Jesús lo salva del peligro. En la persona de Pedro, con sus entusiasmos y debilidades, se describe nuestra fe: siempre frágil y pobre, inquieta y a pesar de todo victoriosa, la fe del cristiano camina hacia el Señor resucitado, en medio a las tormentas y peligros del mundo.

Es muy importante también la escena final: “Apenas subieron a la barca en viento cesó. Aquellos que estaban en la barca se postraron delante de Él diciéndole: ‘¡Realmente eres el Hijo de Dios!’”. (S.S. Francisco, Ángelus, 10 de agosto de 2014).
Reflexión
Caminar sobre las aguas, ¡qué proeza!, está fuera de nuestro alcance. Por eso sucede que cuando leemos estas líneas no lleguemos a penetrar su mensaje hasta el fondo.
Entonces, ¿cuál es la clave de lectura?
Pedro no camina hasta que Jesús le dice: Ven.También Jesús nos dice esa palabra en diversas ocasiones al día: cada vez que nos viene a la mente una buena obra: hacer un favor, dar una limosna, etc. Es posible que no nos demos cuenta de esta realidad, pero es Dios quien nos inspira esos pensamientos.
Las dificultades llegan cuando nos pide algo más, un sacrificio mayor. Es entonces cuando sentimos que nuestras pasiones se rebelan y nos echamos atrás. Aquella posibilidad de avanzar se ha convertido en un fracaso, en un naufragio. ¿Por qué?
Veamos qué le sucedió a Pedro. Al principio se asustó al ver a Jesús, que llegaba de forma tan inesperada. Pero al ver que era Él, se sintió seguro, y a la voz de su Maestro comenzó a dar los primeros pasos. ¿Y luego? Dudó, tuvo miedo, no confió en el poder de Cristo para continuar adelante, y empezó a hundirse. Lo que le faltaba era fe.
Con fe, Pedro hubiera cruzado a pie todo el lago. Con fe, nosotros también seríamos capaces de los mayores milagros. Si tuviéramos un poquito de fe, nos sorprenderíamos de hasta dónde podemos llegar.
Propósito
Rezar, diariamente, antes de dormir, el credo, para constantemente recordar las verdades de mi fe que me ayudan a recorrer el camino de la salvación.
Diálogo con Cristo
Señor, dame tu gracia porque quiero gozar de la oración como lo hacía Jesús, que te buscaba en el lugar donde sabía que podría encontrarte. Deseo experimentar la libertad, la paz y el gozo de la auténtica oración al saber apartarme de todo y de todos, para en la soledad de mi propio yo, abrirte mi corazón, con esa firme decisión que rompa mi inercia, mis dudas y mi mediocridad.

EDD. martes 08 de agosto de 2017.

Fuente : http://www.eucaristiadiaria.cl/dia_cal.php?fecha=2017-08-08
Martes de la decimoctava semana del tiempo ordinario.
Santo Domingo, presbítero
Memoria obligatoria
Color: blanco
Domingo, canónigo español (1171-1221), nació en Careluera (España). Fundó en Tolosa (Francia) la Orden de Predicadores para luchar contra la herejía cátara (o de los Albigenses). Quiso que sus hijos fueran mendicantes y que su enseñanza se alimentara en la contemplación y el estudio, para poder ser útiles a la salvación de los hombres, mediante el ministerio de la Palabra.
Murió en Boloña en 1221 y fue canonizado el 3 de julio de 1234.
Antífona de entrada            Cf. Eclo 15, 5
El Señor lo colmó del espíritu de sabiduría y de inteligencia, y lo revistió de su gloria, para que anunciara su palabra en medio de la Iglesia.
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios nuestro, que Santo Domingo ayude a tu Iglesia con sus méritos y enseñanzas, y que este insigne predicador de la verdad interceda bondadosamente por nosotros. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
Primera lectura
No sucede con Moisés como con los demás profetas, ¿por qué se han atrevido a hablar contra él?
Lectura del libro de los Números    12, 1-13
En aquellos días:
Miriam y Aarón se pusieron a murmurar contra Moisés a causa de la mujer cusita con la que este se había casado. Moisés, en efecto, se había casado con una mujer de Cus. “¿Acaso el Señor ha hablado únicamente por medio de Moisés?, decían. ¿No habló también por medio de nosotros?” Y el Señor oyó todo esto.
Ahora bien, Moisés era un hombre muy humilde, más humilde que cualquier otro hombre sobre la tierra.
De pronto, el Señor dijo a Moisés, a Aarón y a Miriam: “Vayan los tres a la Carpa del Encuentro”.
Cuando salieron los tres, el Señor descendió en la columna de la nube y se detuvo a la entrada de la Carpa. Luego llamó a Aarón y a Miriam.  Los dos se adelantaron, y el Señor les dijo: “Escuchen bien mis palabras: Cuando aparece entre ustedes un profeta, Yo me revelo a él en una visión, le hablo en un sueño. No sucede así con mi servidor Moisés: él es el hombre de confianza en toda mi casa. Yo hablo con él cara a cara, claramente, no con enigmas, y él contempla la figura del Señor.
¿Por qué entonces ustedes se han atrevido a hablar contra mi servidor Moisés?”
Y lleno de indignación contra ellos, el Señor se alejó.
Apenas la nube se retiró de encima de la Carpa, Miriam se cubrió de lepra, quedando blanca como la nieve. Cuando Aarón se volvió hacia ella y vio que estaba leprosa, dijo a Moisés: “Por favor, señor, no hagas pesar sobre nosotros el pecado que hemos cometido por necedad. No permitas que ella sea como el aborto, que al salir del seno materno ya tiene consumida la mitad de su carne”.
Moisés invocó al Señor, diciendo: “¡Te ruego, Dios, que la sanes!”
Salmo responsorial    50, 3-7. 12-13
R/. ¡Piedad, Señor, porque pequé contra ti!
¡Ten piedad de mí, Señor, por tu bondad, por tu gran compasión, borra mis faltas! ¡Lávame totalmente de mi culpa y purifícame de mi pecado!
Porque yo reconozco mis faltas y mi pecado está siempre ante mí. Contra ti, contra ti solo pequé e hice lo que es malo a tus ojos.
Por eso, será justa tu sentencia y tu juicio será irreprochable; yo soy culpable desde que nací; pecador me concibió mi madre.
Crea en mí, Dios mío, un corazón puro, y renueva la firmeza de mi espíritu.  No me arrojes lejos de tu presencia ni retires de mí tu santo espíritu.
Aclamación al Evangelio     Jn 1, 49b
Aleluya.
Maestro, Tú eres el Hijo de Dios, Tú eres el Rey de Israel. Aleluya.
EVANGELIO
Mándame ir a tu encuentro sobre el agua.
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo   14, 22-36
Después de la multiplicación de los panes, Jesús obligó a los discípulos que subieran a la barca y pasaran antes que él a la otra orilla, mientras él despedía a la multitud. Después, subió a la montaña para orar a solas. Y al atardecer, todavía estaba allí, solo.
La barca ya estaba muy lejos de la costa, sacudida por las olas, porque tenían viento en contra. A la madrugada, Jesús fue hacia ellos, caminando sobre el mar. Los discípulos, al verlo caminar sobre el mar, se asustaron. “Es un fantasma”, dijeron, y llenos de temor se pusieron a gritar.
Pero Jesús les dijo: “Tranquilícense, soy Yo; no teman”.
Entonces Pedro le respondió: “Señor, si eres Tú, mándame ir a tu encuentro sobre el agua”.
“Ven”, le dijo Jesús. Y Pedro, bajando de la barca, comenzó a caminar sobre el agua en dirección a Él. Pero, al ver la violencia del viento, tuvo miedo, y como empezaba a hundirse, gritó: “Señor, sálvame”. En seguida, Jesús le tendió la mano y lo sostuvo, mientras le decía: “Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?” En cuanto subieron a la barca, el viento se calmó. Los que estaban en ella se postraron ante Él, diciendo: “Verdaderamente, Tú eres el Hijo de Dios”.
Al llegar a la otra orilla, fueron a Genesaret. Cuando la gente del lugar lo reconoció, difundió la noticia por los alrededores, y le llevaban a todos los enfermos, rogándole que los dejara tocar tan sólo los flecos de su manto, y todos los que lo tocaron quedaron sanados.
 
Meditación :
Fuente : http://www.homiletica.org/legionarios/legionariosdecristoD0332.htm
San Mateo 14, 22-36 Regnum Christi
www.homiletica.org
San Mateo 14, 22-36: Hombres de poca fe. Autor: Regnum Christi . Fuente: Regnum Christi Para suscribirse . Evangelio Lectura del santo Evangelio según San Mateo …
 
Los apóstoles, al ver a Jesús caminando sobre las aguas, creían ver un fantasma. Pero, no, Cristo no es un fantasma, no es sólo un espíritu, no es un pensamiento o una idea que nos hemos inventado. Jesús es una persona real, que quiso abajarse hasta cada hombre, que quiso vivir, padecer y morir por cada uno, pero que también resucitó para llevarnos al cielo. La fe en este Cristo real, nos ha de llevar a sentir su amor, no en general, sino dirigido a cada uno, a pesar de nuestros abandonos, rechazos, titubeos o caídas.
Algunas veces tomamos la actitud de Pedro, porque somos hombres de poca fe, y dudamos. Las pruebas, las dificultades nos hacen pensar que Cristo es sólo un “fantasma”, pero sabemos que la realidad no es así, que la fe nos revela a un Jesús Amigo que se ocupa de nosotros como lo haría la mejor de las madres.
El Evangelio de hoy debe mover nuestra voluntad a la confianza en el Señor. Debemos confiar plenamente en Cristo, hay que abandonarse en sus manos, manifestarle con las obras que la barca de nuestra vida es completamente suya, que queremos que disponga de ella como le plazca.
¡Confianza, esperanza, valentía ante la tempestad, ante el mal que a veces vemos en el mundo! Sólo si Jesús nos acompaña en la barca de nuestra vida por medio de su gracia seremos capaces de luchar, de caminar de modo constante hacia el cielo.
Reflexión apostólica
Qué hermoso programa de vida sería el de vivir pendientes de las cosas del Señor, diciéndole con nuestra vida: “Señor yo me quiero ocupar de tus cosas, tú ocúpate de las mías”. Esta convicción nos hará vivir haciendo el mayor bien posible y procurando ganar el mayor número de personas a la amistad de Cristo.

Comentario al evangelio de hoy lunes 07 de agosto de 2017

Una mirada de amor.

XVIII Lunes de Tiempo Ordinario.
Por: H. Rubén Tornero, L.C.
Fuente: http://es.catholic.net/op/articulos/66206/una-mirada-de-amor.html

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Jesús, gracias por este momento que me regalas para estar en tu presencia. Tú me conoces. Sabes bien cuáles son los deseos, temores e ilusiones más profundos de mi corazón. Pongo todo en tus manos. Deseo sentirme y saberme amado por Ti. Dame la gracia de hacer una experiencia profunda y personal del infinito amor que me tienes. Quiero ser un instrumento de tu amor. Dame la gracia de llenarme tanto de Ti, que los que me rodean puedan encontrar reflejada en mí, al menos, una pequeña chispa del amor que nos tienes. Amén.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 14,13-21
En aquel tiempo, al enterarse Jesús de la muerte de Juan el Bautista, subió a una barca y se dirigió a un lugar apartado y solitario. Al saberlo la gente, lo siguió por tierra desde los pueblos. Cuando Jesús desembarcó, vio aquella muchedumbre, se compadeció de ella y curó a los enfermos.
Como ya se hacía tarde, se acercaron sus discípulos a decirle: «Estamos en despoblado y empieza a oscurecer. Despide a la gente para que vayan a los caseríos y compren algo de comer». Pero Jesús les replicó: «No hace falta que vayan. Denles ustedes de comer». Ellos le contestaron: «No tenemos aquí más que cinco panes y dos pescados». Él les dijo: «Tráiganmelos».
Luego mandó que la gente se sentara sobre el pasto. Tomó los cinco panes y los dos pescados, y mirando al cielo, pronunció una bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos para que los distribuyeran a la gente. Todos comieron hasta saciarse, y con los pedazos que habían sobrado, se llenaron doce canastos. Los que comieron eran unos cinco mil hombres, sin contar a las mujeres y a los niños.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
Jesús, hoy en el Evangelio me dices que viste a la multitud y te compadeciste de ella. Quisiera detenerme a contemplar tu mirada. No es inquisitiva ni acusadora. Los que son mirados por Ti, no se sienten intimidados; al contrario, sienten que tu mirada les sirve de protección. Tu mirada hacia la multitud nos es como la del espectador que ve en el televisor una masa casi tan ingente como anónima. Para los discípulos era una multitud… para Ti, cada uno tenía un nombre; una historia única; un pasado concreto, repleto de colores, de luces y sombras; unas heridas reales que necesitaban ser sanadas. Miras a la multitud, miras a cada uno y te compadeces de él. Amas a cada uno y te duele ver sus heridas, sus desilusiones, sus pecados. Todo. Tu mirada amorosa llega hasta lo más profundo del corazón y lo sana desde dentro
Lo mismo quiero experimentar yo. Quiero sentirme mirado y amado por Ti. Deseo experimentar esa mirada cálida y acogedora que todos los días, a cada instante de mi vida me regalas. No me reprochas nada, tan sólo me miras y me amas. Miras mi interior: ese problema que tengo, esa situación que no deja ser feliz, esa herida que me lastima… todo lo sabes ya. Cúrame, Jesús, con tu mirada. Dame la gracia de mirarme como Tú me miras: aceptando lo bueno y lo malo que hay en mí, sin exagerar ni lo uno ni lo otro. Dame la gracia de mirarme como me miras y que esa experiencia del amor que me revela tu mirada sea tan fuerte que yo comience a ver todo y a todos con el mismo amor con que Tú los miras.

En efecto, Dios dirige su mirada de amor también a cada hombre y a cada mujer, ¡con nombre y apellidos! Su mirada de amor está sobre cada uno de nosotros.
(Homilía de S.S. Francisco, 8 de mayo de 2017).

Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy voy a tratar de ver todo lo que me pasa y a aquellos que me rodean como Dios los ve.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

EDD. lunes 07 de agosto de 2017.

Fuente :  http://evangeliodeldia.org/main.php?language=SP&module=readings&localdate=20170807
Lunes de la decimoctava semana del tiempo ordinario
Libro de los Números 11,4b-15. 
La turba de los advenedizos que se habían mezclado con el pueblo se dejó llevar de la gula, y los israelitas se sentaron a llorar a gritos, diciendo: «¡Si al menos tuviéramos carne para comer!
¡Cómo recordamos los pescados que comíamos gratis en Egipto, y los pepinos, los melones, los puerros, las cebollas y los ajos!
¡Ahora nuestras gargantas están resecas! ¡Estamos privados de todo, y nuestros ojos no ven nada más que el maná!».
El maná se parecía a la semilla de cilantro y su color era semejante al del bedelio.
El pueblo tenía que ir a buscarlo; una vez recogido, lo trituraban con piedras de moler o lo machacaban en un mortero, lo cocían en una olla, y lo preparaban en forma de galletas. Su sabor era como el de un pastel apetitoso.
De noche, cuando el rocío caía sobre el campamento, también caía el maná.
Moisés oyó llorar al pueblo, que se había agrupado por familias, cada uno a la entrada de su carpa. El Señor se llenó de una gran indignación, pero Moisés, vivamente contrariado,
le dijo: «¿Por qué tratas tan duramente a tu servidor? ¿Por qué no has tenido compasión de mí, y me has cargado con el peso de todo este pueblo?
¿Acaso he sido yo el que concibió a todo este pueblo, o el que lo dio a luz, para que me digas: «Llévalo en tu regazo, como la nodriza lleva a un niño de pecho, hasta la tierra que juraste dar a sus padres?»
¿De dónde voy a sacar carne para dar de comer a todos los que están llorando a mi lado y me dicen: «Danos carne para comer? »
Yo solo no puedo soportar el peso de todo este pueblo: mis fuerzas no dan para tanto.
Si me vas a seguir tratando de ese modo, mátame de una vez. Así me veré libre de mis males».
Salmo 81(80),12-13.14-15.16-17. 
Pero mi pueblo no escuchó mi voz,
Israel no me quiso obedecer:
por eso los entregué a su obstinación
para que se dejaran llevar por sus caprichos.
¡Ojalá mi pueblo me escuchara,
e Israel siguiera mis caminos!
Yo sometería a sus adversarios en un instante,
y volvería mi mano contra sus opresores.
Los enemigos del Señor tendrían que adularlo,
y ese seria su destino para siempre;
Yo alimentaría a mi pueblo con lo mejor del trigo
y lo saciaría con miel silvestre.
Evangelio según San Mateo 14,13-21. 
Al enterarse de eso, Jesús se alejó en una barca a un lugar desierto para estar a solas. Apenas lo supo la gente, dejó las ciudades y lo siguió a pie.
Cuando desembarcó, Jesús vio una gran muchedumbre y, compadeciéndose de ella, curó a los enfermos.
Al atardecer, los discípulos se acercaron y le dijeron: «Este es un lugar desierto y ya se hace tarde; despide a la multitud para que vaya a las ciudades a comprarse alimentos».
Pero Jesús les dijo: «No es necesario que se vayan, denles de comer ustedes mismos».
Ellos respondieron: «Aquí no tenemos más que cinco panes y dos pescados».
«Tráiganmelos aquí», les dijo.
Y después de ordenar a la multitud que se sentara sobre el pasto, tomó los cinco panes y los dos pescados, y levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición, partió los panes, los dio a sus discípulos, y ellos los distribuyeron entre la multitud.
Todos comieron hasta saciarse y con los pedazos que sobraron se llenaron doce canastas.
Los que comieron fueron unos cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños.
Comentario del Evangelio por San Romano el Melódico (?-c. 560), compositor de himnos. Himno 24, « La multiplicación de los panes»
«Comieron todos hasta quedar satisfechos»
Viendo que atardecía, los apóstoles del Redentor se apresuraron a ir a su encuentro para decirle: «Maestro, es muy tarde y todo el pueblo está hambriento; y estamos en despoblado, tú lo sabes. Despídelos antes que anochezca para que vayan a las aldeas y se compren de comer. Porque esta multitud no son capaces de ayunar como lo hacemos nosotros que nos has dado la fuerza porque tú eres el pan celestial de inmortalidad.
«Tú, por naturaleza, eres el gran salvador del mundo, y has dado a todos el conocimiento; alimentando al pueblo con palabras de verdad has conducido a los hombres al camino de la salvación dándoles a conocer la justicia. Han alimentado espiritualmente sus almas, pero ahora tienen necesidad de cuidar sus cuerpos… Despídelos porque nosotros estamos inquietos por ellos… Has enseñado a tus discípulos y apóstoles la compasión hacia todos, porque tú eres el pan celestial de inmortalidad…»
Cristo, al oír estas palabras les replicó: «Os equivocáis no teniendo en cuenta que soy el Creador del mundo, y soy yo quien está pendiente del mundo; conozco muy bien la necesidad de esta multitud, tengo presente que estamos en un despoblado y que está a punto de ponerse el sol porque soy yo quien ha fijado al sol su carrera. Me doy cuenta del agotamiento de la multitud que está ahí, y sé muy bien lo que voy a hacer por ella. Yo mismo aliviaré su hambre, porque yo soy el pan celestial de inmortalidad…
«Vosotros pensáis: ‘¿quién alimentará a esta multitud en el desierto?’. Pues bien, sabed claramente, amigos, quien soy yo: yo soy el que alimenté a Israel en el desierto y quien les di el pan del cielo. Yo hice salir, en un lugar árido, agua de la roca, y además de todo esto les procuré codornices en gran cantidad, porque yo soy el pan celestial de inmortalidad…»
Multiplica de la misma  manera en todos nosotros, Salvador, la multitud de tus misericordias, y de la misma manera que con tu sabiduría has saciado a la multitud en el desierto y la has alimentado con tu poder, sácianos a todos de santidad, haciéndonos firmes la fe, Señor. Aliméntanos a todos,  tú que eres Compasivo; danos tu gracia y el perdón de nuestras faltas…, puesto que solo tú eres el Cristo, el único misericordioso, pan celestial de inmortalidad.

 

Transfiguración: encontrar a Jesús para poder servir

Fuente  :  https://es.zenit.org/articles/transfiguracion-encontrar-a-jesus-para-poder-servir/
Palabras del Papa Francisco antes y después del ángelus el 6 de agosto de 2017
6 agosto 2017Raquel AnilloAngelus y Regina Caeli, El papa Francisco
Angelus 06/08/2017, CTV
(ZENIT-Ciudad del Vaticano, 6 de agosto de 2017) – “El acontecimiento de la Transfiguración del Señor nos ofrece un mensaje de esperanza: estaremos también con él. Él nos invita a encontrar a Jesús, para estar al servicio de nuestros hermanos”: el Papa Francisco ha consagrado así su alocución, antes del ángelus de este domingo 6 de agosto de 2017, en la plaza San Pedro, sobre la Transfiguración de Jesús ante sus apóstoles Pedro, Santiago y Juan.
El Papa invita a los bautizados a aprovechar el verano para dar más tiempo al encuentro con Jesús y de su Palabra en la oración lugar de una experiencia análoga a la de los tres apóstoles: “Al término de la experiencia admirable de la Transfiguración, los discípulos descendieron de la montaña (cf. V. 9) con los ojos y el corazón transfigurado por el encuentro con el Señor. Es el recorrido que podemos hacer nosotros también. El descubrimiento siempre vivo de Jesús no es un fin en sí, sino que induce a “descender de la montaña” con un vigor nuevo por la fuerza del Espíritu divino, para decidir dar un nuevo paso de conversión auténtica y para dar testimonio constante de la caridad.
Para esto el Papa indica el camino del desapego de las cosas del mundo y  la oración: “Se trata de disponernos a la escucha atenta y orante de Cristo, Hijo bien amado del Padre, buscando los momentos íntimos de oración que permiten la acogida dócil y gozosa de la Palabra de Dios”.
Esta es nuestra traducción de las palabras pronunciadas por el Papa Francisco antes y después de la oración del ángelus del mediodía, desde la ventana del despacho del Vaticano que da a la plaza San Pedro.
AB/RA
Palabras del Papa antes del ángelus
¡Queridos hermanos y hermanas, buenos días!
Este domingo, la liturgia celebra la fiesta de la Transfiguración del Señor. La página evangélica de hoy cuenta que los Apóstoles Pedro, Santiago y Juan han sido testigos de este acontecimiento extraordinario.
Jesús los toma con él “y los conduce aparte, sobre una alta montaña” (Mt 17,1) y, mientras que él ora, su cara cambia de aspecto, brilla como el sol, y sus vestidos se vuelven blancos como la luz.
Moisés y Elías aparecen, entrando en diálogo con Él. En ese momento, Pedro le dice a Jesús: “¡Señor, es bueno para nosotros estar aquí! Si tú quieres, haré aquí tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías” (v.4). No había terminado aún de hablar cuando una nube luminosa los envuelvió.
El acontecimiento de la Transfiguración del Señor nos ofrece un mensaje de esperanza -estaremos también nosotros con Él-: nos invita a encontrar a Jesús, para estar al servicio de nuestros hermanos.
La ascensión de los discípulos hacía el Monte Tabor nos conduce a reflexionar sobre la importancia de este desapego de las cosas del mundo, para cumplir un camino hacia lo alto y contemplar a Jesús. Se trata de disponernos a la escucha atenta y orante de Cristo, Hijo bien amado del Padre, buscando momentos íntimos de oración que permitan la acogida dócil y gozosa de la Palabra de Dios.
Estamos llamados a descubrir el silencio pacificador y regenerador de la meditación del Evangelio, que conduce a un fin rico en belleza, en esplendor y en alegría.
En esta perspectiva, el tiempo de verano es un momento providencial para crecer en nuestro empeño de búsqueda y de encuentro con el Señor.
En este periodo, los estudiantes están libres de sus compromisos escolares y tantas familias están de vacaciones; es importante que en el periodo de reposo y de despreocupación de las ocupaciones cotidianas, podamos rehacer las fuerzas del cuerpo y del espíritu, profundizando en el camino espiritual.
Al término de la experiencia admirable de la Transfiguración, los discípulos descienden de la montaña (cf. v.9) Los ojos y el corazón transfigurados por el encuentro con el Señor. Es el camino que nosotros podemos hacer también. El descubrimiento cada vez más vivo de Jesús no es un fin en sí, sino que nos induce a “descender de la montaña” revigorizados por la fuerza del Espíritu divino para decidir a dar nuevos pasos  de conversión auténtica y para testimoniar constantemente de la caridad, como ley de nuestra vida cotidiana.
Transformados por la presencia de Cristo y por el ardor de su palabra, seremos el signo concreto del amor vivificante de Dios por todos nuestros hermanos, especialmente por los que sufren, por aquellos que se encuentran en la soledad y en el abandono, por los enfermos y por la multitud de hombres y de mujeres que, en las diferentes partes del mundo, son humillados por la injusticia, el abuso de poder y la violencia.
En la Transfiguración, oímos la voz del Padre celestial que dice: “Este es mi Hijo amado. Escuchadle!” (v.5). Miremos a María, la Virgen de la escucha, siempre dispuesta a acoger y a guardar en su corazón cada palabra de su divino Hijo (cf. Lc 1, 51). Quiere la celeste Madre de Dios ayudarnos a entrar en armonía con la Palabra de Dios, de manera que Cristo se convierta en luz y guía de toda nuestra vida. Confiemosle las vacaciones de todos, para que sean serenas y fecundas, pero sobre todo el verano de los que no pueden hacer vacaciones porque están impedidos por la edad, por razones de salud, por problemas económicos, o por otros problemas, para que sea de todas maneras un tiempo de relajación, entretenido por la presencia de amigos y por  momentos alegres.
Palabras del Papa Francisco después del ángelus
Queridos hermanos y hermanas,
Os saludo a todos, Romanos y peregrinos de diferentes países: familias, asociaciones, fieles individuales.
Diferentes grupos de adolescentes y de jóvenes están hoy: yo os saludo a todos con una gran afecto!, en particular al grupo de la pastoral de jóvenes de Verona, los jóvenes de Adria, Campodarsego, Offanengo.
Os deseo a todos un buen domingo. Por favor, no os olvidéis de orar por mí. Buen provecho y adiós.
© Traducción de ZENIT, Raquel Anillo

EDD. sábado 05 de agosto de 2017.

Fuente  :  http://evangeliodeldia.org/main.php?language=SP&module=readings&localdate=20150818
 
Sábado de la decimoséptima semana del tiempo ordinario
Libro del Levítico 25,1.8-17.
El Señor dijo a Moisés sobre la montaña del Sinaí:
Deberás contar siete semanas de años – siete veces siete años – de manera que el período de las siete semanas de años sume un total de cuarenta y nueve años.
Entonces harás resonar un fuerte toque de trompeta: el día diez del séptimo mes – el día de la Expiación – ustedes harán sonar la trompeta en todo el país.
Así santificarán el quincuagésimo año, y proclamarán una liberación para todos los habitantes del país. Este será para ustedes un jubileo: cada uno recobrará su propiedad y regresará a su familia.
Este quincuagésimo año será para ustedes un jubilo: no sembrarán ni segarán lo que vuelva a brotar de la última cosecha, ni vendimiarán la viña que haya quedado sin podar;
porque es un jubileo, será sagrado para ustedes. Sólo podrán comer lo que el campo produzca por sí mismo.
En este año jubilar cada uno de ustedes regresará a su propiedad.
Cuando vendas o compres algo a tu compatriota, no se defrauden unos a otros.
Al comprar, tendrás en cuenta el número de años transcurridos desde el jubileo; y al vender, tu compatriota tendrá en cuenta el número de los años productivos:
cuanto mayor sea el número de años, mayor será el precio que pagarás; y cuanto menor sea el número de años, menor será ese precio, porque lo que él te vende es un determinado número de cosechas.
No se defrauden unos a otros, y teman a su Dios, porque yo soy el Señor, su Dios.
Salmo 67(66),2-3.5.7-8.
El Señor tenga piedad y nos bendiga,
haga brillar su rostro sobre nosotros,
para que en la tierra se reconozca su dominio,
y su victoria entre las naciones.
Que canten de alegría las naciones,
porque gobiernas a los pueblos con justicia
y guías a las naciones de la tierra.
La tierra ha dado su fruto:
el Señor, nuestro Dios, nos bendice.
Que Dios nos bendiga,
y lo teman todos los confines de la tierra.
Evangelio según San Mateo 14,1-12.
En aquel tiempo, la fama de Jesús llegó a oídos del tetrarca Herodes,
y él dijo a sus allegados: «Este es Juan el Bautista; ha resucitado de entre los muertos, y por eso se manifiestan en él poderes milagrosos».
Herodes, en efecto, había hecho arrestar, encadenar y encarcelar a Juan, a causa de Herodías, la mujer de su hermano Felipe,
porque Juan le decía: «No te es lícito tenerla».
Herodes quería matarlo, pero tenía miedo del pueblo, que consideraba a Juan un profeta.
El día en que Herodes festejaba su cumpleaños, la hija de Herodías bailó en público, y le agradó tanto a Herodes
que prometió bajo juramento darle lo que pidiera.
Instigada por su madre, ella dijo: «Tráeme aquí sobre una bandeja la cabeza de Juan el Bautista».
El rey se entristeció, pero a causa de su juramento y por los convidados, ordenó que se la dieran
y mandó decapitar a Juan en la cárcel.
Su cabeza fue llevada sobre una bandeja y entregada a la joven, y esta la presentó a su madre.
Los discípulos de Juan recogieron el cadáver, lo sepultaron y después fueron a informar a Jesús.
Leer el comentario del Evangelio por
San Pedro Damián (1007-1072), benedictino, obispo de Ostia, doctor de la Iglesia
Sermones 24-25; ; PL 144, 857
Precursor a través de su vida y de su muerte
Juan fue Precursor de Cristo por su nacimiento, por su predicación, por su bautismo y por su muerte… ¿Se puede encontrar una sola virtud, un género de santidad, que el Precursor no haya tenido en su más alto grado? Entre los santos ermitaños ¿cuál se ha impuesto jamás por regla no comer otra cosa que miel silvestre o esa comida incomible: los saltamontes? Algunos renuncian al mundo y huyen de los hombres para vivir santamente, pero Juan es todavía un niño… cuando se adentra en el desierto y escoge, resueltamente, habitar en la soledad. Renuncia al derecho de sucesión del sacerdocio de su padre para poder anunciar, con toda libertad, al verdadero y soberano Sacerdote.  Los profetas han anunciado por adelantado la venida del Salvador, los apóstoles y los demás que enseñan en la Iglesia dan testimonio de que esta venida realmente tuvo lugar, pero Juan lo muestra ya presente entre los hombres. Son muchos los que han guardado virginidad y no han manchado la blancura de sus vestidos (cf Ap 14,4), pero Juan renuncia a toda compañía humana a fin de arrancar las apetencias de la carne hasta sus mismas raíces, y, lleno de fervor espiritual, habita entre las bestias salvajes.
Juan, en el centro del coro escarlata de los mártires, incluso lo preside como maestro de todos: combatió valientemente y murió por la verdad. Llegó a ser el jefe de todos los que combaten por Cristo, y fue el primero de todos a ir a plantar en el cielo el estandarte triunfal del mártir.
 

Homilía para la Eucaristía del Domingo 06 de agosto de 2017

Paz y Bien a todos.

LA TRANSFIGURACION DEL SEÑOR.

Daniel 7,9-10.13-14: visión apocalíptica de Daniel. En el contexto de una gran persecución Daniel presenta la expectativa del Reino de Dios. El gran insolente es juzgado por Dios = el Anciano. Aparece un hombre al que se le da dominio, gloria y reinado eterno. Es un rey mesiánico. El evangelio aplicará esta profecía a Jesús: El es el Hijo del hombre.

2Pedro 1,16-19: a las fábulas ingeniosas de ciertos herejes, el autor de la carta opone el hecho histórico de la transfiguración, de la que él fue testigo. La fe en Cristo resucitado es luz para el creyente.

Mateo 17,1-9: los mismos que estarán con Jesús en su agonía son ahora testigos de su Transfiguración: la gloria del Mesías, la plenitud de la Ley y los Profetas. Jesús es presentado como el Hijo amado a quien hay que escuchar.

1.- La comunidad cristiana ha tenido que pasar en su peregrinar por diversas situaciones adversas, oscuras, conflictivas. Como otrora Israel, que tuvo que pasar por situaciones agobiantes, como la del impío Antíoco IV. (Nunca faltan los impíos insolentes en la historia). Es en este contexto que Daniel alienta al Pueblo: el insolente será juzgado y se le dará un Reino eterno en la persona del Hijo del hombre, que no es otro que Jesús, el Señor.

Hoy la Iglesia atraviesa por una situación difícil en la sociedad actual, en la que también abundan los insolentes. Hoy todo es opinable, cuestionable, y la verdad es relativa. Surgen agoreros, falsos teólogos, opinólogos con ideologías nuevas, pero baratas. Hoy la verdad y la moral son relativas. Frente a esta realidad surge la pregunta: ¿A quién oír?  ¿A quién creerle? Este es el problema de hoy, de las comunidades cristiana de hoy.

2.- Una vez más la Palabra de Dios nos sale al paso. Tenemos el testimonio de los Apóstoles y evangelistas.: Jesús es el Hijo amado, el Hijo del hombre a quien se le ha dado pleno poder. A El debemos seguir, a El debemos escuchar.

Así como las sirenas, criaturas legendarias y mitológicas, engañaban a los navegantes con sus cantos, belleza y dulzura, pero los devoraban, del mismo modo en la humanidad han existido y existirán “sirenas y sirenios” que engatusan a la gente.

Por eso, qué importante es descubrir al Cristo de los Apóstoles, del evangelio. A Él sólo hay que escuchar y seguir, ya que El solo tiene palabras de vida eterna.

3.- La Transfiguración del Señor es todo un Icono, ya que nos muestra en primer lugar esa realidad oculta del Señor. El es el único Mesías – Salvador, Él es la  plenitud de la Ley =Moisés, y los Profetas= Elías.

Junto a esta gloriosa realidad está también la crudeza de su humanidad. El es el Hijo del hombre, es decir, Él es el prototipo de hombre que Dios creó a su imagen y semejanza y también es el prototipo de hombre con el que sueña la humanidad. No necesitamos al Superhombre del cine y tampoco al superhombre de Nietzsche. A nosotros nos basta con aceptar a Jesús, verdadero Dios y verdadero hombre. En Él se basa nuestra visión del ser humano y no en ciertas teorías que le quitan al ser humano su dignidad, la que tiene desde que fue engendrado.

Es un Icono que nos muestra que Jesús es el único Señor y Salvador. Señor, porque tiene la plenitud del poder recibido del Padre. Salvador, ya que tuvo que pasar por el misterio de su muerte y resurrección, ya que Él vino a cumplir en plenitud la Voluntad del Padre.

4.- “Este es mi Hijo muy querido…escúchenlo”.

Juan Pablo II nos gritaba desde el Estadio Nacional: “No tengan miedo de mirarlo a Ël”. Mirarlo, escucharlo significan lo mismo: creer en Él, aceptarlo tal cual es.

Nos conviene aceptar al Señor, ya que Él es la Piedra angular que le da consistencia y seguridad a nuestra vida espiritual. No se apoye en fábulas, en leyendas, en cuentos.  Apóyese en el Señor, escúchelo a Él.

Hoy se nos manifiesta no en el Tabor, sino en el místico monte Calvario de la Eucaristía. Comulgar con Él significará querer estar de acuerdo con Él y vivir de Él. Él es la lámpara que brilla en un lugar oscuro; con Él no nos equivocamos.

                                     Hermano Pastor Salvo Beas.

Comentario al evangelio de hoy viernes 04 de agosto de 2017

La herida que de verdad duele.

Santo Evangelio según San Mateo 13,54-58. XVII Viernes de Tiempo Ordinario.
Por: H. Javier Castellanos, L.C.
Fuente :  http://es.catholic.net/op/articulos/66178/la-herida-que-de-verdad-duele.html

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Hoy vienes a mi encuentro, Señor. Te lo pido: entra y haz de mí lo que quieras. Enséñame aquello que quieres que aprenda; actúa el milagro de cambiar mi corazón, y hazlo semejante al tuyo. Así sea.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Mateo 13,54-58
En aquel tiempo, Jesús llegó a su tierra y se puso a enseñar a la gente en la sinagoga, de tal forma, que todos estaban asombrados y se preguntaban: «¿De dónde ha sacado éste esa sabiduría y esos poderes milagrosos? ¿Acaso no es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama María su madre y no son sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas? ¿Qué no viven entre nosotros todas sus hermanas? ¿De dónde, pues, ha sacado todas estas cosas?». Y se negaban a creer en él.
Entonces, Jesús les dijo: «Un profeta no es despreciado más que en su patria y en su casa». Y no hizo muchos milagros allí, por la incredulidad de ellos.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Hoy el Evangelio tiene un tono triste. Jesús visita una ciudad, pero ellos se niegan a creer en Él. Construyeron un muro a su amor, y ni siquiera los milagros fueron posibles. Cristo se habrá retirado de ahí decepcionado. Su rostro debió estar marcado por el pesar de no ser acogido; Él, que vino a salvar al mundo entero, que vino como luz para todo hombre, se halla limitado por la libertad humana.
No le dolía a Cristo sólo el hecho de ser rechazado: Él sabía que su mensaje no sería acogido por todos. No le dolía a Cristo sólo la falta de fe, pues vino también para ayudarnos a creer. Si algo le dolía de verdad a Cristo en lo profundo de su Corazón, era esto: aquellos que lo negaban eran los de «su tierra». Sus parientes, amigos, todas las personas que habían convivido de cerca con Él durante treinta años… Ellos, su patria y su casa, no quisieron recibir a su propio profeta y Señor…
«Un profeta no es despreciado más que en su patria y en su casa.» Sólo lo pueden herir aquellos que tienen su Corazón en las manos, aquellos que ya no son simples desconocidos o siervos. ¡Los amigos, cuando hieren, hieren hasta el fondo! Cristo lo expresó muchas veces en las apariciones a Margarita María de Alacoque y a Sor Faustina Kowalska. Lo que más le duele es ser despreciado por la indiferencia o el pecado de sus amigos más cercanos. Aquellos que debían amarlo más intensamente, ¡tú y yo y todos los que nos consideramos sus amigos!
Si el tono es triste, también llama a un consuelo. Al menos hoy, al menos tú, ese amigo o amiga de Cristo, le podrá ofrecer algo de amor… A Cristo eso le basta.

Dejarse atraer y enviar por el movimiento del corazón del Padre es mantenerse en esa sana tensión de avergonzada dignidad. Dejarse atraer por el centro de su corazón, como sangre que se ha ensuciado yendo a dar vida a los miembros más lejanos, para que el Señor nos purifique y nos lave los pies; dejarse enviar llenos del oxígeno del Espíritu para llevar vida a todos los miembros, especialmente a los más alejados, frágiles y heridos.
(Meditación de S.S. Francisco, 2 de junio de 2016).

Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy buscaré consolar a Cristo tratando con amabilidad a alguien que me resulte incómodo o desagradable.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
 

EDD. viernes 04 de agosto de 2017.

Fuente :  http://evangeliodeldia.org/main.php?language=SP&module=readings&localdate=20170803
 
Viernes de la decimoséptima semana del tiempo ordinario
Libro del Levítico 23,1.4-11.15-16.27.34b-37.
El Señor dijo a Moisés:
Las fiestas del Señor, las asambleas litúrgicas que ustedes convocarán a su debido tiempo, son las siguientes:
En el primer mes, el día catorce, al ponerse el sol, se celebrará la Pascua del Señor,
y el quince de ese mismo mes tendrá lugar la fiesta de los Acimos en honor del Señor. Durante siete días comerán panes sin levadura.
El primer día tendrán una asamblea litúrgica y no harán ningún trabajo servil.
Durante siete días ofrecerán una ofrenda que se quema para el Señor. El séptimo día habrá una asamblea litúrgica y ustedes no harán ningún trabajo servil.
El Señor dijo a Moisés:
Habla en estos términos a los israelitas: Cuando entren en la tierra que yo les doy y cuando recojan la cosecha, entregarán al sacerdote la primera gavilla.
El día siguiente al sábado, él la ofrecerá al Señor con el gesto de presentación, para que les sea aceptada;
También contarán siete semanas, a partir del día en que entreguen la gavilla ofrecida con el gesto de presentación, o sea a partir del día siguiente al sábado. Las semanas deberán ser completas.
Por eso tendrán que contar hasta el día siguiente al séptimo sábado: cincuenta días en total. Entonces ofrecerán al Señor una ofrenda de grano nuevo.
Además, el décimo día de ese séptimo mes, será el día de la Expiación. Habrá una asamblea litúrgica, observarán el ayuno y presentarán una ofrenda que se quema para el Señor.
Habla en estos términos a los israelitas: Además, el día quince de este séptimo mes se celebrará la fiesta de las Chozas en honor del Señor, durante siete días.
El primer día habrá una asamblea litúrgica, y ustedes no harán ningún trabajo servil.
Durante siete días presentarán una ofrenda que se quema para el Señor. Al octavo día, celebrarán una asamblea litúrgica y presentarán una ofrenda que se quema para el Señor: es una asamblea solemne y ustedes no harán ningún trabajo.
Estas son las fiestas del Señor, en las que ustedes convocarán las asambleas litúrgicas y presentarán ofrendas que se queman para el Señor – holocaustos, oblaciones, sacrificios y libaciones, según corresponda a cada día –
Salmo 81(80),3-4.5-6ab.10-11ab.
Entonen un canto, toquen el tambor,
y la cítara armoniosa, junto con el arpa.
Toquen la trompeta al salir la luna nueva,
y el día de luna llena, el día de nuestra fiesta.
Porque esta es una ley para Israel,
un precepto del Dios de Jacob:
él se la impuso como norma a José,
cuando salió de la tierra de Egipto.
No tendrás ningún Dios extraño,
no adorarás a ningún dios extranjero:
yo, el Señor, soy tu Dios,
que te hice subir de la tierra de Egipto.
 
Evangelio según San Mateo 13,54-58.
Al llegar a su pueblo, se puso a enseñar a la gente en la sinagoga, de tal manera que todos estaban maravillados. «¿De dónde le viene, decían, esta sabiduría y ese poder de hacer milagros?
¿No es este el hijo del carpintero? ¿Su madre no es la que llaman María? ¿Y no son hermanos suyos Santiago, José, Simón y Judas?
¿Y acaso no viven entre nosotros todas sus hermanas? ¿De dónde le vendrá todo esto?».
Y Jesús era para ellos un motivo de tropiezo. Entonces les dijo: «Un profeta es despreciado solamente en su pueblo y en su familia».
Y no hizo allí muchos milagros, a causa de la falta de fe de esa gente.
Comentario del Evangelio por San Juan Pablo II (1920-2005), papa. Redemptoris custos, 27.
 
“No es éste el hijo del carpintero?”
La comunión de vida entre José y Jesús nos conduce a considera el misterio de la encarnación bajo el aspecto de la humanidad de Cristo, instrumento eficaz de la divinidad para la santificación de la humanidad: “En virtud de la divinidad, las acciones humanas de Cristo han sido salvíficas para nosotros, produciendo en nosotros la gracia, tanto en virtud de los méritos como por una cierta eficacia”. (S. Tomás de Aquino)
Entre estas acciones, los evangelistas realzan aquellas que tienen que ver con el misterio pascual, sin dejar de subrayar la importancia del contacto físico con Jesús… El testimonio apostólico no ha dejado de describir el nacimiento de Jesús, la circuncisión, la presentación en el templo, la huida a Egipto y la vida oculta en Nazaret. Lo hicieron a causa del misterio de gracia contenido en estos gestos, todos salvíficos, porque participan de la misma fuente de amor: la divinidad de Cristo. Si este amor, por su humanidad, irradia sobre todo el género humano, los primeros beneficiarios eran aquellos, evidentemente, que la voluntad de Dios había llamado a su intimidad más estrecha: María, su madre, José, su padre putativo.
Como el amor paternal de José no podía no influir en el amor filial de Jesús y que, recíprocamente, el amor filial de Jesús no podía no influir en el amor paternal de José ¿cómo podremos conocer en profundidad esta relación totalmente singular? Las almas más sensibles a los impulsos del amor divino ven con toda razón en José un ejemplo luminoso de vida interior.