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Ángelus: “comprometámonos a leer y a meditar la Biblia”

Fuente :  https://es.zenit.org/articles/angelus-comprometamonos-a-leer-y-a-meditar-la-biblia/
 
El Papa saluda la beatificación de Titus Zeman (traducción completa)
1 octubre 2017Raquel AnilloAngelus y Regina Caeli, El papa Francisco, Viajes pontificios
(ZENIT-Bolonia 1 de octubre de 2017). – “Comprometámonos a leer y a meditar la Biblia, especialmente el Evangelio”. Han sido los estímulos del Papa Francisco en el ángelus dominical que ha celebrado en Bolonia, el 1 de octubre de 2017.
Al mediodía, el Papa se ha reunido con representantes del mundo del trabajo, en la “Piazza Maggiore” de la ciudad de Emilia Romaña, en el norte de Italia. Ha recitado con ellos la oración mariana, saludando la beatificación del Padre eslovaco Titus Zeman, mártir, uniéndose a los fieles reunidos en el Santuario de Pompeya para la tradicional Súplica a Nuestra Señora del Rosario.
AK
Palabras del Papa despues del Angelus
Queridos hermanos y hermanas,
Ayer, en Bratislava (Eslovaquia), fue beatificado Titus Zeman, sacerdote salesiano. Uniéndose a la larga lista de mártires del siglo XX, porque él murió en 1969 después de haber estado en prisión mucho tiempo a causa de su fe y de su servicio pastoral. Que su testimonio nos sostenga en los momentos más difíciles de la vida y nos ayude a reconocer, también en la prueba, la presencia del Señor.
En este domingo, concluye la semana dedicada de manera particular a la Palabra de Dios, con ocasión de la memoria de San Jerónimo, gran maestro de la Santa Escritura. Demos gracias a Dios por el don de su Palabra y comprometámonos a leer y a meditar la Biblia, especialmente el Evangelio.
Por último, nos unimos espiritualmente a los fieles reunidos en el Santuario de Pompeya para la tradicional Súplica a Nuestra Señora del Rosario, presidida hoy por el presidente de la Conferencia episcopal italiana, el cardenal Bassetti.
A todos vosotros, Boloñeses nativos y “adoptivos”, os deseo un buen domingo. Por favor, no os olvidéis de orar por mí. Buen apetito y hasta luego!.
© Traducción de ZENIT, Raquel Anillo
 

Comentario al evangelio de hoy sábado 30 de septiembre de 2017

Vivir sabiendo quién es Jesús.

Sábado XXV del tiempo ordinario.
Por: H. Adrián Olvera, L.C.
Fuente: http://es.catholic.net/op/articulos/66838/vivir-sabiendo-quien-es-jesus.html
 
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, dame la gracia de vivir teniendo como única seguridad tu Amor.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 9, 43-45
En aquel tiempo, como todos comentaban, admirados, los prodigios que Jesús hacía, éste dijo a sus discípulos: «Presten mucha atención a lo que les voy a decir: El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres».
Pero ellos no entendieron estas palabras, pues un velo les ocultaba su sentido y se las volvía incomprensibles. Y tenían miedo de preguntarle acerca de este asunto.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
¿Por qué? Ésta es una pregunta que muy comúnmente nos viene a la mente ante aquello que no entendemos; ante aquello que nos gustaría ver más claro o que simplemente nos da curiosidad saber. Buscamos respuesta y si no la encontramos, dependiendo la importancia de la situación, la podemos dejar de lado.
Sin embargo, cuando nos encontramos ante situaciones en donde se tocan aspectos profundos del corazón, aspectos importantes de la vida, esta pregunta suele brotar con mucha fuerza; a veces acompañada de palabras, otras de lágrimas, enojo, o de una simple mirada hacia arriba. Aquí no se trata de una simple curiosidad o algo que podríamos dejar de lado. Necesitamos una respuesta.
Jesús reveló a sus apóstoles algo que ellos no querían escuchar, algo que no entendían… les daba miedo preguntar. Era algo que los sobrepasaba, no era justo que sucediera. La obscuridad del mensaje les hizo perder de vista Quién lo estaba diciendo. Permitieron que el «por qué» fuera más importante que el «para qué»; que la duda fuera más importante que el sentido.
A veces, el tratar de entender olvidando quién es Jesús puede causar mucho miedo, puede incrementar el dolor… se torna todo obscuro.
No podemos olvidar que Jesús es Aquél que por amor a mí, se encarnó; que por amor a mí, murió; que por amor a mí resucitó.
¿Por qué?… Es una pregunta que solamente puede ser respondida cuando se hace un salto en la fe; cuando se vive sabiendo quién es Jesús.
Muchas personas perciben un vacío a su alrededor y dentro de sí -quizá, algunas veces, también nosotros-; otros viven en la inquietud y la incertidumbre a causa de la precariedad y los conflictos. Todos tenemos necesidad de respuestas adecuadas a nuestras preguntas, a nuestros interrogantes concretos. En Cristo, sólo en Él, es posible encontrar la paz verdadera y el cumplimiento de toda aspiración humana. Jesús conoce el corazón del hombre como ninguno. Por esto lo puede sanar, dándole vida y consuelo.
(Homilía de S.S. Francisco, 19 de junio de 2016).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Pedir, por intercesión de María, la gracia de crecer en la virtud teologal de la fe en Jesús.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

EDD. sábado 30 de septiembre de 2017.

Fuente :  http://evangeliodeldia.org/main.php?language=SP&module=readings&localdate=20171001
 
Sábado de la vigésima qunita semana del tiempo ordinario
Libro de Zacarías 2,5-9.14-15a.
Yo levanté los ojos, y tuve una visión: Había un hombre que tenía en la mano una cuerda de medir.
Entonces le pregunté: «¿A dónde vas?». El mes respondió: «Voy a medir Jerusalén, para ver cuánto tiene de ancho y cuánto de largo».
Mientras el ángel que hablaba conmigo estaba allí, otro ángel le salió a su encuentro
y le dijo: «Corre, habla a ese joven y dile: Jerusalén será una ciudad abierta por la gran cantidad de hombres y animales que habrá en ella.
Yo seré para ella -oráculo del Señor- una muralla de fuego a su alrededor, y seré su Gloria en medio de ella».
Grita de júbilo y alégrate, hija de Sión: porque yo vengo a habitar en medio de ti -oráculo del Señor-.
Aquel día, muchas naciones se unirán al Señor: ellas serán un pueblo para él y habitarán en medio de ti. ¡Así sabrás que me ha enviado a ti el Señor de los ejércitos!
 
Libro de Jeremías 31,10.11-12ab.13.
¡Escuchen, naciones, la palabra del Señor,
anúncienla en las costas más lejanas!
Digan: «El que dispersó a Israel lo reunirá,
y lo cuidará como un pastor a su rebaño.»
Porque el Señor ha rescatado a Jacob,
lo redimió de una mano más fuerte que él.
Llegarán gritando de alegría a la altura de Sión,
afluirán hacia los bienes del Señor.
Entonces la joven danzará alegremente,
los jóvenes y los viejos se regocijarán;
yo cambiaré su duelo en alegría,
los alegraré y los consolaré de su aflicción.
 
Evangelio según San Lucas 9,43b-45.
Mientras todos se admiraban por las cosas que hacía, Jesús dijo a sus discípulos:
«Escuchen bien esto que les digo: El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres».
Pero ellos no entendían estas palabras: su sentido les estaba velado de manera que no podían comprenderlas, y temían interrogar a Jesús acerca de esto.
 
Comentario del Evangelio por San Basilio (c. 330-379), monje y obispo de Cesárea en Capadocia, doctor de la Iglesia Homilía sobre la humildad, 5-6.
«Al Hijo del Hombre lo van a entregar en manos de los hombres»
«El que se enaltece será humillado, el que se humilla será enaltecido» (Mt 23,12)… Imitemos al Señor que descendió del cielo y llegó a lo más bajo y, a cambio, ha sido elevado a lo más alto tal como convenía. Descubramos lo que el Señor nos enseña para que lleguemos a la humildad.
Recién nacido lo encontramos en una gruta, acostado no en una cuna sino en un establo. En la casa de un constructor y una madre sin recursos, se somete a su madre y a su esposo. Se deja enseñar, escuchando lo que no tenía ninguna necesidad, preguntaba, pero de manera que a través de sus preguntas, todos se sorprendían de su sabiduría. Se sometió a Juan, y el Maestro recibe el bautismo de su siervo. Jamás puso resistencia a los que iban contra él, y no dio pruebas de su poder invencible para librarse de las manos de los que le encadenaban, sino que dejó hacer, como si no tuviera poder y, en la medida que juzgó buena, hizo que tuvieran sobre él un pode efímero. Compareció ante el sumo sacerdote como acusado; conducido ante el gobernador, se sometió a su juicio, y cuando hubiera podido dar una respuesta adecuada a sus calumniadores, en silencio soportó sus calumnias. Cubierto por los salivazos de los esclavos y siervos indignos, al final fue entregado a la muerte, a una muerte infame a los ojos de los hombres. Es así como transcurrió su vida de hombre desde el nacimiento hasta la muerte. Pero después de un anonadamiento tal, hizo que estallara su gloria… Imitémosle para poder llegar, nosotros también, a la gloria eterna.
 

Homilía para la eucaristía del domingo 01 de octubre de 2017.

Hermanos, a todos hago una cordial invitación: celebremos este miércoles 4 a nuestro padre san Francisco. La misa será a las 19’30 horas. Los esperamos.
 

                                                                  DOMINGO XXVI.
Ezequiel 18,24-28: se desarrolla la teología de la responsabilidad personal ante Dios: la actitud del individuo ante el bien y el mal, cada uno debe situarse responsablemente ante Dios.
Mateo 21, 28-32: parábola que resalta la fe de unos y la incredulidad de otros. La fe de los pecadores y la incredulidad de los israelitas. El que acata o no acata la Voluntad de Dios.

1.- Hoy la Palabra toca un tema clave, vital para la vivencia de la fe. En otras palabras, lo que muchos se plantean: ¿qué hacer para agradar a Dios? En este sentido, Mateo arroja muchas luces al respecto.
Como humanos buscamos la seguridad de la salvación. Y creemos asegurarnos con normas religiosas, prácticas y sistemas religiosos que en sí no son ni buenos ni malos; yo los catalogo de peligrosos. ¿Por qué?
La Biblia insiste mucho en que tenemos que ser justos, obrar con justicia. Ser justo se identifica con hacer la Voluntad del Padre revelada en la Palabra de Jesús. El con sus enseñanzas nos dice qué es lo que agrada al Padre.
A la luz de la parábola nos preguntamos: ¿quién hace la Voluntad del Padre? Y Jesús responde: “Les aseguro que los publicanos y las prostitutas llegan antes que ustedes al Reino de Dios”. He aquí lo esencial: hacer la Voluntad del Padre, que significa creer en el anuncio del camino de la justicia, camino que Jesús muestra con su enseñanza y ejemplo. El vino a cumplir la Voluntad del Padre, lo que equivale a decir: vino a cumplir con toda justicia.

2.- En la parábola Jesús menciona a Juan Bautista, “que vino por el camino de la justicia”, es decir, vivió haciendo lo que es justo a los ojos de Dios, realizando el Plan de salvación querido por Dios. Es que en la disputa que Jesús tiene con los dirigentes judíos se llega a un nivel alto. Contrasta la fe de unos y la incredulidad de otros. Contrasta la fe de los considerados pecadores, porque, al fin y al cabo, cumplieron con la Voluntad de Dios. Con la incredulidad de los dirigentes religiosos, que no acataron la Voluntad de Dios.
Un hijo, el primero, representa a Israel, que dijo “Sí” al aceptar  la Ley, pero no hizo la Voluntad de Dios. El segundo hijo representa a los pecadores, que dicen “No” al Plan de Dios, pero se arrepienten y siguen el camino de Dios.

3.- Vivir la fe, que es sinónimo a Vida espiritual, es vivir agradando a Dios. El que agrada a Dios es feliz, tiene vida eterna. Pero el agradar a Dios pasa por cumplir con su Voluntad. “Y no todo el que me diga Señor, Señor, entrará en el Reino, sino el que cumple la Voluntad del Padre que está en el cielo”. No nos engañemos.  Una persona puede ser muy religiosa, pero no agradar a Dios. Y no le grada porque no cumple con su Voluntad. Una sociedad, un grupo, puede ser muy religioso, pero puede estar viviendo de espaldas a Dios. Y es feo darle la espalda a Dios.
Muchas veces se ha dicho que la perfección no consiste en cosas, sino en vivir en sintonía de voluntades, la de Dios y la del hombre. Vivir en comunión con Dios,

4.- Jesús nos llama a ser justos, es decir, siendo constructores de una sociedad nueva. Como el Bautista que vivió el “camino de la justicia”. Una sociedad nueva, contrapuesta a todos los proyectos humanos.
Tal vez nosotros muchas veces hemos vivido dándole la espalda a Dios y somos responsables de nuestros pecados. Pero con el salmista podemos decir: “Guíame por el camino de tu fidelidad”
En la Eucaristía nos encontramos con el Señor y retomamos su camino, que es un camino de vida. Nuestra petición hoy sea: “mantén mi corazón entero en el honor de tu nombre”, que no sea vacilante, que va de un lado a otro sin saber cómo agradar al Señor.
Hermano Pastor Salvo Beas.

EDD. viernes 28 de septiembre de 2017.

Fuente. : http://evangeliodeldia.org/main.php?language=SP&module=readings&localdate=20170928
Fiesta de los Santos Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael
Libro de Daniel 7,9-10.13-14. 
Yo estuve mirando hasta que fueron colocados unos tronos y un Anciano se sentó. Su vestidura era blanca como la nieve y los cabellos de su cabeza como la lana pura; su trono, llamas de fuego, con ruedas de fuego ardiente.
Un río de fuego brotaba y corría delante de él. Miles de millares lo servían, y centenares de miles estaban de pie en su presencia. El tribunal se sentó y fueron abiertos unos libros
Yo estaba mirando, en las visiones nocturnas, y vi que venía sobre las nubes del cielo como un Hijo de hombre; él avanzó hacia el Anciano y lo hicieron acercar hasta él.
Y le fue dado el dominio, la gloria y el reino, y lo sirvieron todos los pueblos, naciones y lenguas. Su dominio es un dominio eterno que no pasará, y su reino no será destruido.
Salmo 138(137),1-2a.2bc-3.4-5. 
Te doy gracias, Señor, de todo corazón,
te cantaré en presencia de los ángeles.
Me postraré ante tu santo Templo.
y daré gracias a tu Nombre
por tu amor y tu fidelidad.
Me respondiste cada vez que te invoqué
y aumentaste la fuerza de mi alma.
Que los reyes de la tierra te bendigan
al oír las palabras de tu boca,
y canten los designios del Señor,
porque la gloria del Señor es grande.
 
Evangelio según San Juan 1,47-51. 
Al ver llegar a Natanael, Jesús dijo: «Este es un verdadero israelita, un hombre sin doblez».
«¿De dónde me conoces?», le preguntó Natanael. Jesús le respondió: «Yo te vi antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera».
Natanael le respondió: «Maestro, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel».
Jesús continuó: «Porque te dije: ‘Te vi debajo de la higuera’, crees . Verás cosas más grandes todavía».
Y agregó: «Les aseguro que verán el cielo abierto, y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre.»
 
Comentario del Evangelio por  San Juan de la Cruz (1542-1591), carmelita descalzo, doctor de la Iglesia. Avisos y sentencias espirituales, 168-169, 171-172, 176 (Escritores del Siglo XVI, Tomo primero, Beato Juan de la Cruz, p. 253 – Ed. M. Rivadera, 1862) 
«Sus ángeles están viendo siempre en el cielo el rostro de mi Padre celestial»
Los ángeles son nuestros pastores; porque, no sólo llevan a Dios nuestros recados, sino también los de Dios a nuestras almas, apacentándolas de dulces inspiraciones y comunicaciones de Dios; y, como buenos pastores, nos amparan y defienden de los lobos, que son los demonios.
Los ángeles, mediante sus secretas inspiraciones que hacen al alma, le dan más alto conocimiento de Dios; y así, la enamoran más de Dios hasta dejarla llagada de amor.
La luz de Dios que al ángel ilumina esclareciéndole y encendiéndole en amor, como a puro espíritu dispuesto para la tal infusión, al hombre, por ser impuro y flaco, regularmente le ilumina en obscuridad, pena y aprieto…
Cuando el hombre llega a estar espiritualizado y substituido mediante el fuego del divino amor que le purifica, entonces recibe la unión e influencia de la amorosa iluminación con suavidad a modo de los ángeles…
Acuérdate cuán vana cosa es gozarse de otra cosa que de servir a Dios, y cuán peligrosa y perniciosa, considerando cuánto daño fue para los ángeles gozarse y complacerse de su hermosura y bienes naturales, pues por eso cayeron feos en los abismos.
 

Comentario al evangelio de hoy jueves 28 de septiembre de 2017

Ganas de ver a Jesús !!!
Jueves XXV del tiempo ordinario
Por: H. Javier Castellanos, L.C.
Fuente: http://es.catholic.net/op/articulos/66836/ganas-de-ver-a-jesus.html
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Mi corazón te busca, Señor, Dios mío. Quiero conocerte más y mejor. Quiero ser tu amigo incondicional, tu discípulo fiel y tu apóstol incansable. Muéstrame tu rostro y permíteme sentir tu mano que actúa realmente en mi vida. Forma en mí las actitudes de humildad, docilidad y escucha para dejar que el Espíritu Santo me mueva en este rato de oración. Así sea.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 9,7-9
En aquel tiempo, el rey Herodes se enteró de todos los prodigios que Jesús hacía y no sabía a qué atenerse, porque unos decían que Juan había resucitado; otros, que había regresado Elías, y otros, que había vuelto a la vida uno de los antiguos profetas.
Pero Herodes decía: «A Juan yo lo mandé decapitar. ¿Quién será, pues, éste del que oigo semejantes cosas?» Y tenía curiosidad de ver a Jesús.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
Jesús estaba provocando mucho ruido en la zona. Nada menos que el jefe de la sinagoga le había convencido de atender a su hija, aquella que estaba a punto de morir. Además, en el camino, Jesús había curado a la mujer que desde hacía tantos años sufría de una enfermedad incurable. Y, por si fuera poco, unos días después envió a los discípulos por toda Judea para que predicaran la salvación y realizaran los mismos milagros. Todas estas noticias llegaron rápido al palacio. La reacción de Herodes fue inmediata.
Al igual que muchos otros, Herodes tenía ganas de ver a Jesús. Pero la actitud de uno y de otros era muy distinta. El rey tenía un deseo superficial, motivado sólo por la curiosidad y el afán de novedades. Otros, en cambio, querían verlo porque sentían en el fondo una necesidad de Jesús. Juan y Andrés buscaban conocer mejor aquel que tocó su corazón. Bartimeo le seguía por el camino, profundamente agradecido por el regalo de la vista. Ellos habían convertido el interés del momento en un deseo profundo y por eso se encontraron con Jesús, cuando llegó la oportunidad.
Cristo tenía también ganas de ver a Herodes. El tiempo adecuado para el encuentro fue en la humillación de la cruz. Y no hubo encuentro… Lamentablemente, Herodes no fue capaz de superar las capas que bloqueaban su corazón. La ambición de poder, el egoísmo y las convicciones débiles ahogaron esa posibilidad de descubrir a un Jesús que sufría para salvarle…
Cristo también tiene muchas ganas de verme a mí. Muchas más de lo que puedo imaginar…. Tal vez en mi caso no hay mantos lujosos y coronas de oro bloqueando la puerta para el encuentro con Él. Pero siempre es bueno que renovemos nuestro deseo de verlo. Pidámosle al Señor que nos ayude a quitar cualquier obstáculo y que nuestro encuentro con Él sea así cada vez más profundo.
En nuestra alma está la posibilidad de tener dos inquietudes: una buena, que es la inquietud del Espíritu Santo, que nos da el Espíritu Santo, y hace que el alma esté inquieta por hacer cosas buenas, por seguir adelante; y está también la mala inquietud, aquella que nace de una conciencia sucia. Precisamente esta última caracterizaba a los dos soberanos contemporáneos de Jesús: tenían la conciencia sucia y por eso estaban inquietos, porque habían hecho cosas malas y no tenían paz, y cada acontecimiento a ellos les parecía una amenaza».
(Homilía de S.S. Francisco 22 de septiembre de 2016, en santa Marta).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy buscaré hacer alguna visita o comunión espiritual en una iglesia cercana.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
 
 

El Papa en Sta. Marta – Remordimiento: ‘el coraje de acusarse abre el camino del perdón’

Fuente :  https://es.zenit.org/articles/el-papa-en-sta-marta-el-remordimiento-el-coraje-de-acusarse-abre-el-camino-del-perdon/
 
No tener miedo de decir la verdad sobre nuestra vida y tomar conciencia de nuestros pecados
•28 septiembre 2017•Redaccion•El papa Francisco
Pope Francis during today’s Mass in Santa Marta
PHOTO.VA
 
(ZENIT – Ciudad del Vaticano, 28 Sept. 2017).- El Papa Francisco celebró este jueves la misa en la capilla de la Casa Santa Marta y exhortó en su homilía a no tener miedo de decir la verdad sobre nuestra vida, a tomar conciencia de nuestros pecados, a pedir ayuda para ubicarlos debidamente y confesarlos sinceramente al Señor para que nos perdone.
El Pontífice partió del Evangelio del hoy sobre el comportamiento de Herodes en relación quienes asociaban a Jesús con Juan el Bautista, a Elías, o como un profeta. Herodes no sabía qué pensar, señaló el Papa y precisó que “sentía dentro” de sí algo, que “no era una curiosidad”, era “un remordimiento en el alma, en el corazón”, y por ello que “buscaba ver a Jesús para tranquilizarse”.
“Quería ver milagros”, pero “Jesús no hizo un circo delante de él” y fue entregado a Pilato y lo pagó con la muerte. Herodes cubrió “un crimen con otro, el remordimiento de la conciencia con otro crimen, como quien mata por temor. El remordimiento de la conciencia no es un simple recuerdo, sino una llaga”, dijo el Papa.
Y añadió: “Una llaga que cuando en la vida hicimos algunos males, duele. Es una llaga escondida, no se ve; ni yo la veo, porque me acostumbro a llevarla y luego se anestesia. Está allí, algunos la tocan pero la herida está dentro. Cuando esta llaga hace mal, sentimos remordimiento. No sólo soy consciente de haber hecho el mal, pero lo siento: lo siento en el corazón, en el cuerpo, en el alma y en la vida. De ahí nace la tentación de cubrirlo, para no más sentirlo”. Y precisó que “es una gracia sentir que la conciencia nos acusa, nos dice algo”.
“Debemos –permítanme la palabra– bautizar ‘la llaga’, es decir, darle un nombre. ¿Dónde está la llaga?
-¿Pero padre como yo hago para sacarla fuera?
-Antes de todo hay que rezar: ‘Señor, ten piedad de mí que soy pecador, porque el Señor escucha tu oración’. Después examina tu vida.
– ¿Y si no veo cómo y dónde está ese dolor, de dónde viene, que es un síntoma, cómo puedo hacer?”
– ‘Pide a alguien para que te ayude a sacarte la llaga; que la llaga salga y luego hay que darle un nombre’.
Tengo ese remordimiento de conciencia porque lo hice, concreto; concreción. Y esta es la verdadera humildad delante de Dios y Dios se conmueve ante la concreción”.
La concreción, explica el Pontífice, como la expresan los niños en la confesión. Una concreción de decir lo que se hizo, de manera que la verdad “venga hacia fuera”. Entonces “así nos sanamos”.
El Sucesor de Pedro invitó a “aprender la ciencia, la sabiduría de acusarse a sí mismo. Yo me acuso, siento el dolor de la llaga, hago de todo para saber de dónde viene ese síntoma y luego me acuso. Sin miedo de los remordimientos de conciencia: ellos son un síntoma de salvación. Tengan miedo de cubrirlos, de maquillarlos, disimularlos, esconderlos … esto sí, pero ser claro. Y así el Señor nos cura”.
La oración final que propone el Papa es pedir que el Señor nos dé la gracia de “tener el coraje de acusarnos” para “caminar en el camino del perdón”.

EDD. jueves 28 de septiembre de 2017

Fuente : http://evangeliodeldia.org/main.php?language=SP&module=readings&localdate=20170928

 
Jueves de la vigésima qunita semana del tiempo ordinario
Libro de Ageo 1,1-8.
En el segundo año del rey Darío, el primer día del sexto mes, la palabra del Señor fue dirigida, por medio del profeta Ageo, a Zorababel, hijo de Sealtiel, gobernador de Judá y a Josué, hijo de Iehosadac, el Sumo Sacerdote, en estos términos:
Así habla el Señor de los ejércitos: Este pueblo dice: «Todavía no ha llegado el momento de reconstruir la Casa del Señor».
Y la palabra del Señor llegó, por medio del profeta Ageo, en estos términos:
¿Es este acaso el momento de que ustedes vivan en sus casas revestidas de madera, mientras esta Casa está en ruinas?
Ahora bien, así habla el Señor de los ejércitos: ¡Consideren la situación en que se encuentran!
Ustedes han sembrado mucho, pero han cosechado poco; han comido, pero no se han saciado; han bebido, pero no han apagado su sed; se han vestido, pero no se han abrigado; y el asalariado ha puesto su jornal en saco roto.
a Así habla el Señor de los ejércitos:
Suban a la montaña traigan madera y reconstruyan la Casa; yo la aceptaré gustoso y manifestaré mi gloria, dice el Señor. ¡Consideren la situación en que se encuentran!
Salmo 149(148),1-2.3-4.5-6a.9b.
Canten al Señor un canto nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que Israel se alegre por su Creador
y los hijos de Sión se regocijen por su Rey.
Celebren su Nombre con danzas,
cántenle con el tambor y la cítara,
porque el Señor tiene predilección por su pueblo
y corona con el triunfo a los humildes.
Que los fieles se alegren por su gloria
y canten jubilosos en sus fiestas.
Glorifiquen a Dios con sus gargantas;
ésta es la victoria de todos sus fieles.
 
 
Evangelio según San Lucas 9,7-9.
El tetrarca Herodes se enteró de todo lo que pasaba, y estaba muy desconcertado porque algunos decían: «Es Juan, que ha resucitado».
Otros decían: «Es Elías, que se ha aparecido», y otros: «Es uno de los antiguos profetas que ha resucitado».
Pero Herodes decía: «A Juan lo hice decapitar. Entonces, ¿quién es este del que oigo decir semejantes cosas?». Y trataba de verlo.
 
Comentario del Evangelio por  San Ambrosio (c. 340-397), obispo de Milán y doctor de la Iglesia Comentario al Evangelio de san Lucas, I, 27
 
«Herodes tenía ganas de verlo»
 
El Señor no es visto en este mundo más que cuando él quiere. ¿Qué tiene ello de sorprendente? En la resurrección misma no se concedió ver a Dios más que a aquellos que tenían puro el corazón: «Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios» (Mt 5,8). Cuántos bienaventurados había ya enumerado y, sin embargo no les había prometido esta posibilidad de ver a Dios. Si los que tienen limpio el corazón verán a Dios, indudablemente que los demás no lo verán…; el que no ha querido ver a Dios, no lo verá.

      Porque no es en un lugar determinado donde se ve a Dios, sino en el corazón limpio. No son los ojos del cuerpo los que buscan a Dios; no se deja él abarcar con la mirada, ni poderlo coger al tocarlo, ni oído en la conversación, ni reconocido en su andar. Se le cree ausente y se le ve; está presente y no se le ve. Por otra parte, los mismos apóstoles no todos veían a Cristo; por eso les dijo: «Tanto tiempo que estoy con vosotros ¿y todavía no me conoces?» (Jn 14,9). En efecto, cualquiera que ha conocido: «cual es lo ancho, lo largo, lo alto y lo profundo –el amor de Cristo que sobrepasa a todo conocimiento» (Ef 3, 18-19) éste ha visto a Cristo, ha visto al Padre. Porque los demás no es según la carne que conocemos a Cristo (2C 5,16), sino según el Espíritu: «El Espíritu que está frente a nosotros, es el Ungido del Señor, el Cristo» (Lm 4,20). ¡Que en su misericordia se digne llenarnos de la plenitud de Dios, para que podamos verle!.

 

Texto completo de la catequesis del Papa Francisco en la audiencia del 27 de septiembre de 2017

Fuente : https://es.zenit.org/articles/texto-completo-de-la-catequesis-del-papa-francisco-en-la-audiencia-del-27-de-septiembre-de-2017/
 
El Papa Exhorta a no dejarse robar la esperanza, porque ella mantiene en pié la vida.
•27 septiembre 2017•Redaccion•El papa Francisco
(ZENIT – Ciudad del Vaticano, 27 Sept. 2017).- El papa Francisco en la audiencia de este miércoles retomó la catequesis sobre el tema de la esperanza cristiana, exhortando a no dejársela robar, porque la esperanza mantiene en pié la vida.
A continuación el texto completo de la catequesis:
«Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días! En este tiempo nosotros estamos hablando de la esperanza; pero hoy quisiera reflexionar con ustedes sobre los enemigos de la esperanza, porque la esperanza tiene sus enemigos. Como cada bien en este mundo, tiene sus enemigos.
Y me ha venido a la mente el antiguo mito del vaso de Pandora: la apertura del vaso desencadena tantas desgracias para la historia del mundo. Pocos, pero, recordando la última parte de la historia, que abre una rendija de luz: después de que todos los males han salido de la boca del vaso, un minúsculo don parece tomarse la revancha ante todo ese mal que se difunde. Pandora, la mujer que tenía en custodia el vaso, lo entrevé al final: los griegos lo llaman elpìs, que quiere decir esperanza.
Este mito nos narra porque es tan importante para la humanidad la esperanza. No es verdad que ‘hasta que hay vida, hay esperanza’, como se suele decir. Más bien es lo contrario: es la esperanza que tiene en pie la vida, la protege, la custodia y la hace crecer. Si los hombres no hubieran cultivado la esperanza, si no se hubieran sostenido en esta virtud, no habrían salido jamás de las cavernas,y no habrían dejado huellas en la historia del mundo. Es lo que más divino pueda existir en el corazón del hombre.
Un profeta francés -Charles Péguy- nos ha dejado páginas estupendas sobre la esperanza (Cfr. El pórtico del misterio de la segunda virtud). Él dice poéticamente que Dios no se maravilla tanto por la fe de los seres humanos y mucho menos por su caridad; en cambilo lo que verdaderamente lo llena de maravilla y emoción es la esperanza de la gente. ‘Que esos pobres hijos -escribe- vean como van las cosas y que crean que irá mejor mañana’. La imagen del poeta evoca los rostros de tanta gente que ha transitado por este mundo -campesinos, pobres obreros, emigrantes en busca de un futuro mejor- que han luchado tenazmente no obstante la amargura de un hoy difícil, colmado de tantas pruebas, animado pero por la confianza que los hijos tendrían una vida más justa y más serena. Luchaban por sus hijos, luchaban en la esperanza.
La esperanza es el impulso en el corazón de quien parte dejando la casa, la tierra, a veces familiares y parientes -pienso en los migrantes- para buscar una vida mejor, más digna para sí y para sus seres queridos. Y es también el impulso en el corazón de quien los acoge: el deseo de encontrarse, de conocerse, de dialogar…
La esperanza es el impulso a ‘compartir el viaje’, porque el viaje se hace de a dos: los que vienen a nuestra tierra, y nosotros que vamos hacia sus corazones, para entenderlos, para entender su cultura, su lengua. Es un viaje de a dos, pero sin esperanza ese viaje no se puede hacer. La esperanza es el impulso a compartir el viaje de la vida, como nos recuerda la Campaña de Caritas que hoy inauguramos. (Aplausos: sí para la Cáritas) ¡Hermanos, no tengamos miedo de compartir el viaje! ¡No tengamos miedo! ¡No tengamos miedo de compartir la esperanza!
La esperanza no es una virtud para gente con el estómago lleno. Por esto desde siempre, los pobres son los primeros portadores de la esperanza. Y en este sentido podemos decir que los pobres, también los mendigos, son los protagonistas de la Historia.
Para entrar en el mundo, Dios ha necesitado de ellos: de José y de María, de los pastores de Belén. En la noche de la primera Navidad había un mundo que dormía, recostado en tantas certezas adquiridas. Pero los humildes preparaban escondidamente la revolución de la bondad. Eran pobres de todo, alguno emergía un poco sobre el umbral de la supervivencia, pero eran ricos del bien más precioso que existe en el mundo, es decir, el deseo del cambio.
A veces, haber tenido todo de la vida es una desgracia. Piensen en un joven al cual no le han enseñado la virtud de la espera y de la paciencia, que no ha tenido que sudar para nada, que ha quemado las etapas y a veinte años ya sabe cómo va el mundo; la ha sido destinada la peor condena: aquella de no desear más nada. Es esta la peor condena: cerrar la puerta a los deseos, a los sueños. Parece un joven, en cambio ha bajado el otoño sobre su corazón. Son los jóvenes del otoño.
Tener un alma vacía es el peor obstáculo a la esperanza. Es un riesgo al cual nadie puede estar excluido; porque ser tentados contra la esperanza puede suceder también cuando se recorre el camino de la vida cristiana.
Los monjes de la antigüedad habían denunciado uno de los peores enemigos del fervor. Decían así: ese ‘demonio del mediodía’ que va juntarse a una vida de empeño, justamente cuando en lo alto arde el sol. Esta tentación nos sorprende cuando menos lo esperamos: las jornadas se vuelven monótonas y aburridas, ningún valor más parece merecer la fatiga. Esta actitud se llama desidia y corroe la vida desde dentro hasta dejarla como un contenedor vacío.
Cuando esto sucede, el cristiano sabe que esa condición debe ser combatida, jamás aceptada pasivamente. Dios nos ha creado para la alegría y para la felicidad, y no para complacernos en pensamientos melancólicos. Es por esto que es importante cuidar el propio corazón, oponiéndonos a las tentaciones de infelicidad, que seguramente no provienen de Dios.
Y allí donde nuestras fuerzas parecieran débiles y la batalla contra la angustia particularmente dura, podemos siempre recurrir al nombre de Jesús. Podemos repetir esa oración simple, de la cual encontramos huellas también en los Evangelios y que se ha convertido en el fundamento de tantas tradiciones espirituales cristianas: “¡Señor Jesucristo, Hijo del Dios vivo, ten piedad de mi pecador!”. ¡Bella oración! “¡Señor Jesucristo, Hijo del Dios vivo, ten piedad de mi pecador!”. Esta es una oración de esperanza, porque me dirijo a Aquel que puede abrir de par en par las puertas y resolver los problemas y hacerme ver el horizonte, el horizonte de la esperanza.
Entretanto hermanos y hermanas, no estamos solos a combatir contra la desesperación. Si Jesús ha vencido al mundo, es capaz de vencer en nosotros todo lo que se opone al bien. Si Dios está con nosotros, nadie nos robará esa virtud de la cual tenemos absolutamente necesidad para vivir. Nadie nos robará la esperanza. ¡Vayamos adelante!».
 
 
El Papa Exhorta a no dejarse robar la esperanza, porque ella mantiene en pié la vida
•27 septiembre 2017•Redaccion•El papa Francisco
 
(ZENIT – Ciudad del Vaticano, 27 Sept. 2017).- El papa Francisco en la audiencia de este miércoles retomó la catequesis sobre el tema de la esperanza cristiana, exhortando a no dejársela robar, porque la esperanza mantiene en pié la vida.
A continuación el texto completo de la catequesis:
«Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días! En este tiempo nosotros estamos hablando de la esperanza; pero hoy quisiera reflexionar con ustedes sobre los enemigos de la esperanza, porque la esperanza tiene sus enemigos. Como cada bien en este mundo, tiene sus enemigos.
Y me ha venido a la mente el antiguo mito del vaso de Pandora: la apertura del vaso desencadena tantas desgracias para la historia del mundo. Pocos, pero, recordando la última parte de la historia, que abre una rendija de luz: después de que todos los males han salido de la boca del vaso, un minúsculo don parece tomarse la revancha ante todo ese mal que se difunde. Pandora, la mujer que tenía en custodia el vaso, lo entrevé al final: los griegos lo llaman elpìs, que quiere decir esperanza.
Este mito nos narra porque es tan importante para la humanidad la esperanza. No es verdad que ‘hasta que hay vida, hay esperanza’, como se suele decir. Más bien es lo contrario: es la esperanza que tiene en pie la vida, la protege, la custodia y la hace crecer. Si los hombres no hubieran cultivado la esperanza, si no se hubieran sostenido en esta virtud, no habrían salido jamás de las cavernas,y no habrían dejado huellas en la historia del mundo. Es lo que más divino pueda existir en el corazón del hombre.
Un profeta francés -Charles Péguy- nos ha dejado páginas estupendas sobre la esperanza (Cfr. El pórtico del misterio de la segunda virtud). Él dice poéticamente que Dios no se maravilla tanto por la fe de los seres humanos y mucho menos por su caridad; en cambilo lo que verdaderamente lo llena de maravilla y emoción es la esperanza de la gente. ‘Que esos pobres hijos -escribe- vean como van las cosas y que crean que irá mejor mañana’. La imagen del poeta evoca los rostros de tanta gente que ha transitado por este mundo -campesinos, pobres obreros, emigrantes en busca de un futuro mejor- que han luchado tenazmente no obstante la amargura de un hoy difícil, colmado de tantas pruebas, animado pero por la confianza que los hijos tendrían una vida más justa y más serena. Luchaban por sus hijos, luchaban en la esperanza.
La esperanza es el impulso en el corazón de quien parte dejando la casa, la tierra, a veces familiares y parientes -pienso en los migrantes- para buscar una vida mejor, más digna para sí y para sus seres queridos. Y es también el impulso en el corazón de quien los acoge: el deseo de encontrarse, de conocerse, de dialogar…
La esperanza es el impulso a ‘compartir el viaje’, porque el viaje se hace de a dos: los que vienen a nuestra tierra, y nosotros que vamos hacia sus corazones, para entenderlos, para entender su cultura, su lengua. Es un viaje de a dos, pero sin esperanza ese viaje no se puede hacer. La esperanza es el impulso a compartir el viaje de la vida, como nos recuerda la Campaña de Caritas que hoy inauguramos. (Aplausos: sí para la Cáritas) ¡Hermanos, no tengamos miedo de compartir el viaje! ¡No tengamos miedo! ¡No tengamos miedo de compartir la esperanza!
La esperanza no es una virtud para gente con el estómago lleno. Por esto desde siempre, los pobres son los primeros portadores de la esperanza. Y en este sentido podemos decir que los pobres, también los mendigos, son los protagonistas de la Historia.
Para entrar en el mundo, Dios ha necesitado de ellos: de José y de María, de los pastores de Belén. En la noche de la primera Navidad había un mundo que dormía, recostado en tantas certezas adquiridas. Pero los humildes preparaban escondidamente la revolución de la bondad. Eran pobres de todo, alguno emergía un poco sobre el umbral de la supervivencia, pero eran ricos del bien más precioso que existe en el mundo, es decir, el deseo del cambio.
A veces, haber tenido todo de la vida es una desgracia. Piensen en un joven al cual no le han enseñado la virtud de la espera y de la paciencia, que no ha tenido que sudar para nada, que ha quemado las etapas y a veinte años ya sabe cómo va el mundo; la ha sido destinada la peor condena: aquella de no desear más nada. Es esta la peor condena: cerrar la puerta a los deseos, a los sueños. Parece un joven, en cambio ha bajado el otoño sobre su corazón. Son los jóvenes del otoño.
Tener un alma vacía es el peor obstáculo a la esperanza. Es un riesgo al cual nadie puede estar excluido; porque ser tentados contra la esperanza puede suceder también cuando se recorre el camino de la vida cristiana.
Los monjes de la antigüedad habían denunciado uno de los peores enemigos del fervor. Decían así: ese ‘demonio del mediodía’ que va juntarse a una vida de empeño, justamente cuando en lo alto arde el sol. Esta tentación nos sorprende cuando menos lo esperamos: las jornadas se vuelven monótonas y aburridas, ningún valor más parece merecer la fatiga. Esta actitud se llama desidia y corroe la vida desde dentro hasta dejarla como un contenedor vacío.
Cuando esto sucede, el cristiano sabe que esa condición debe ser combatida, jamás aceptada pasivamente. Dios nos ha creado para la alegría y para la felicidad, y no para complacernos en pensamientos melancólicos. Es por esto que es importante cuidar el propio corazón, oponiéndonos a las tentaciones de infelicidad, que seguramente no provienen de Dios.
Y allí donde nuestras fuerzas parecieran débiles y la batalla contra la angustia particularmente dura, podemos siempre recurrir al nombre de Jesús. Podemos repetir esa oración simple, de la cual encontramos huellas también en los Evangelios y que se ha convertido en el fundamento de tantas tradiciones espirituales cristianas: “¡Señor Jesucristo, Hijo del Dios vivo, ten piedad de mi pecador!”. ¡Bella oración! “¡Señor Jesucristo, Hijo del Dios vivo, ten piedad de mi pecador!”. Esta es una oración de esperanza, porque me dirijo a Aquel que puede abrir de par en par las puertas y resolver los problemas y hacerme ver el horizonte, el horizonte de la esperanza.
Entretanto hermanos y hermanas, no estamos solos a combatir contra la desesperación. Si Jesús ha vencido al mundo, es capaz de vencer en nosotros todo lo que se opone al bien. Si Dios está con nosotros, nadie nos robará esa virtud de la cual tenemos absolutamente necesidad para vivir. Nadie nos robará la esperanza. ¡Vayamos adelante!».
 
El Papa Exhorta a no dejarse robar la esperanza, porque ella mantiene en pié la vida
•27 septiembre 2017•Redaccion•El papa Francisco
(ZENIT – Ciudad del Vaticano, 27 Sept. 2017).- El papa Francisco en la audiencia de este miércoles retomó la catequesis sobre el tema de la esperanza cristiana, exhortando a no dejársela robar, porque la esperanza mantiene en pié la vida.
A continuación el texto completo de la catequesis:
«Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días! En este tiempo nosotros estamos hablando de la esperanza; pero hoy quisiera reflexionar con ustedes sobre los enemigos de la esperanza, porque la esperanza tiene sus enemigos. Como cada bien en este mundo, tiene sus enemigos.
Y me ha venido a la mente el antiguo mito del vaso de Pandora: la apertura del vaso desencadena tantas desgracias para la historia del mundo. Pocos, pero, recordando la última parte de la historia, que abre una rendija de luz: después de que todos los males han salido de la boca del vaso, un minúsculo don parece tomarse la revancha ante todo ese mal que se difunde. Pandora, la mujer que tenía en custodia el vaso, lo entrevé al final: los griegos lo llaman elpìs, que quiere decir esperanza.
Este mito nos narra porque es tan importante para la humanidad la esperanza. No es verdad que ‘hasta que hay vida, hay esperanza’, como se suele decir. Más bien es lo contrario: es la esperanza que tiene en pie la vida, la protege, la custodia y la hace crecer. Si los hombres no hubieran cultivado la esperanza, si no se hubieran sostenido en esta virtud, no habrían salido jamás de las cavernas,y no habrían dejado huellas en la historia del mundo. Es lo que más divino pueda existir en el corazón del hombre.
Un profeta francés -Charles Péguy- nos ha dejado páginas estupendas sobre la esperanza (Cfr. El pórtico del misterio de la segunda virtud). Él dice poéticamente que Dios no se maravilla tanto por la fe de los seres humanos y mucho menos por su caridad; en cambilo lo que verdaderamente lo llena de maravilla y emoción es la esperanza de la gente. ‘Que esos pobres hijos -escribe- vean como van las cosas y que crean que irá mejor mañana’. La imagen del poeta evoca los rostros de tanta gente que ha transitado por este mundo -campesinos, pobres obreros, emigrantes en busca de un futuro mejor- que han luchado tenazmente no obstante la amargura de un hoy difícil, colmado de tantas pruebas, animado pero por la confianza que los hijos tendrían una vida más justa y más serena. Luchaban por sus hijos, luchaban en la esperanza.
La esperanza es el impulso en el corazón de quien parte dejando la casa, la tierra, a veces familiares y parientes -pienso en los migrantes- para buscar una vida mejor, más digna para sí y para sus seres queridos. Y es también el impulso en el corazón de quien los acoge: el deseo de encontrarse, de conocerse, de dialogar…
La esperanza es el impulso a ‘compartir el viaje’, porque el viaje se hace de a dos: los que vienen a nuestra tierra, y nosotros que vamos hacia sus corazones, para entenderlos, para entender su cultura, su lengua. Es un viaje de a dos, pero sin esperanza ese viaje no se puede hacer. La esperanza es el impulso a compartir el viaje de la vida, como nos recuerda la Campaña de Caritas que hoy inauguramos. (Aplausos: sí para la Cáritas) ¡Hermanos, no tengamos miedo de compartir el viaje! ¡No tengamos miedo! ¡No tengamos miedo de compartir la esperanza!
La esperanza no es una virtud para gente con el estómago lleno. Por esto desde siempre, los pobres son los primeros portadores de la esperanza. Y en este sentido podemos decir que los pobres, también los mendigos, son los protagonistas de la Historia.
Para entrar en el mundo, Dios ha necesitado de ellos: de José y de María, de los pastores de Belén. En la noche de la primera Navidad había un mundo que dormía, recostado en tantas certezas adquiridas. Pero los humildes preparaban escondidamente la revolución de la bondad. Eran pobres de todo, alguno emergía un poco sobre el umbral de la supervivencia, pero eran ricos del bien más precioso que existe en el mundo, es decir, el deseo del cambio.
A veces, haber tenido todo de la vida es una desgracia. Piensen en un joven al cual no le han enseñado la virtud de la espera y de la paciencia, que no ha tenido que sudar para nada, que ha quemado las etapas y a veinte años ya sabe cómo va el mundo; la ha sido destinada la peor condena: aquella de no desear más nada. Es esta la peor condena: cerrar la puerta a los deseos, a los sueños. Parece un joven, en cambio ha bajado el otoño sobre su corazón. Son los jóvenes del otoño.
Tener un alma vacía es el peor obstáculo a la esperanza. Es un riesgo al cual nadie puede estar excluido; porque ser tentados contra la esperanza puede suceder también cuando se recorre el camino de la vida cristiana.
Los monjes de la antigüedad habían denunciado uno de los peores enemigos del fervor. Decían así: ese ‘demonio del mediodía’ que va juntarse a una vida de empeño, justamente cuando en lo alto arde el sol. Esta tentación nos sorprende cuando menos lo esperamos: las jornadas se vuelven monótonas y aburridas, ningún valor más parece merecer la fatiga. Esta actitud se llama desidia y corroe la vida desde dentro hasta dejarla como un contenedor vacío.
Cuando esto sucede, el cristiano sabe que esa condición debe ser combatida, jamás aceptada pasivamente. Dios nos ha creado para la alegría y para la felicidad, y no para complacernos en pensamientos melancólicos. Es por esto que es importante cuidar el propio corazón, oponiéndonos a las tentaciones de infelicidad, que seguramente no provienen de Dios.
Y allí donde nuestras fuerzas parecieran débiles y la batalla contra la angustia particularmente dura, podemos siempre recurrir al nombre de Jesús. Podemos repetir esa oración simple, de la cual encontramos huellas también en los Evangelios y que se ha convertido en el fundamento de tantas tradiciones espirituales cristianas: “¡Señor Jesucristo, Hijo del Dios vivo, ten piedad de mi pecador!”. ¡Bella oración! “¡Señor Jesucristo, Hijo del Dios vivo, ten piedad de mi pecador!”. Esta es una oración de esperanza, porque me dirijo a Aquel que puede abrir de par en par las puertas y resolver los problemas y hacerme ver el horizonte, el horizonte de la esperanza.
Entretanto hermanos y hermanas, no estamos solos a combatir contra la desesperación. Si Jesús ha vencido al mundo, es capaz de vencer en nosotros todo lo que se opone al bien. Si Dios está con nosotros, nadie nos robará esa virtud de la cual tenemos absolutamente necesidad para vivir. Nadie nos robará la esperanza. ¡Vayamos adelante!».

Comentario al evangelio de hoy miércoles 27 de septiembre 2017.

Me necesitas sólo a mí.

Miércoles XXV del tiempo ordinario.
Por: H. Iván Yoed González Aréchiga, L.C.
 
Fuente: http://es.catholic.net/op/articulos/66835/.html

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Gracias, Señor, por haberte introducido en mi vida. Gracias por habérteme mostrado. Gracias por enseñarme que me amas. Tú eres muchas veces el motivo que me impulsa a seguir de pie. Tú eres la fuerza que me hace levantarme. Tú eres mi Dios que me sostiene.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según sanLucas 9,1-6
En aquel tiempo, Jesús reunió a los Doce y les dio poder y autoridad sobre toda clase de demonios y para curar enfermedades. Luego los envió a proclamar el reino de Dios y a curar a los enfermos, diciéndoles: «No llevéis nada para el camino: ni bastón ni alforja, ni pan ni dinero; tampoco llevéis túnica de repuesto. Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si alguien no os recibe, al salir de aquel pueblo sacudíos el polvo de los pies, para probar su culpa». Ellos se pusieron en camino y fueron de aldea en aldea, anunciando el Evangelio y curando en todas partes.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Es difícil juzgar sobre sí mismo. Especialmente en momentos donde reina la confusión. Actualmente me encuentro confundido, tengo estos problemas, esta persona me preocupa, no he logrado esto o aquello y mis sentimientos me llevan de un lado para otro. Me falta paz. No sé si soy capaz de detenerme un instante. La vida me está llevando. La vida me está viviendo. No tengo respuestas y he intentado hacer uso de tantos recursos para solucionar mi vida, mis dudas, mis problemas… pero nada me es suficiente para encontrar respuesta.
Me pediste no llevar alforja, ni bastón, ni pan, ni dinero. Me pediste no aferrarme a las cosas de este mundo. No hacer de ellas mis dioses. No convertirlas a ellas en mis respuestas. Hoy miro mi vida una vez más. ¿Cuáles son mis seguridades?, ¿qué es lo que persigo?, ¿por qué me descubro una y otra vez lejos de Ti? Busco mi felicidad, busco mi seguridad en mi trabajo, en mis pertenencias… incluso en personas…
Pero Tú vienes y me dices «me necesitas sólo a mí», «sólo yo podré llenarte», «solo en mí serás libre», «sólo en mí puedes amar de verdad», «sólo en mí encontrarás la seguridad que jamás se quiebra». Palabras duras para mí… ¿Es que acaso debo separarme de todos mis bienes, apartarme de las personas, eliminar todo deseo que no seas Tú?…
Una sola respuesta me compartes: si en el centro de mi corazón te encuentras Tú, puedo entonces decidir continuar mi vida como antes, pero no ya con la confianza en ninguna cosa más que en Ti. Y en Ti disponer de todo, en Ti amar a todos, desde Ti cada elección; desde Ti podré de verdad amar.

¡No existe la misión cristiana caracterizada por la tranquilidad! Las dificultades y las tribulaciones forman parte de la obra de evangelización, y nosotros estamos llamados a encontrar en ellas la ocasión para verificar la autenticidad de nuestra fe y de nuestra relación con Jesús. Debemos considerar estas dificultades como la posibilidad para ser todavía más misioneros y para crecer en esa confianza hacia Dios, nuestro Padre, que no abandona a sus hijos en la hora de la tempestad.
(Homilía de S.S. Francisco, 25 de junio de 2017).

Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy haré un rato de oración y revisaré qué tan cerca estoy de Dios y cómo puedo fortalecer mi relación con Él.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.