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Homilía para la Eucaristía del domingo 19 de noviembre de 2017

No olvidemos las campañas que tenemos:
– Campaña de arreglo del techo; pronto iniciaremos los trabajos.
– Campaña de ayuda a familias necesitadas en Navidad. Traiga su aporte.
Dios colme de bendiciones a todos ustedes.

DOMINGO XXXIII.

Proverbios 31,10-13: se traza la pintura de la mujer perfecta: hacendosa, dadivosa, buena esposa y sensata. Sabe administrar su casa.

Mateo 25,14-30: es la última parábola de san Mateo sobe el Reino. Hay que saber ser responsable con los dones recibidos.

1.- Estamos prácticamente en el último domingo del año litúrgico, ya que el que viene es Cristo Rey. Una vez más se nos habla del misterio del Reino de Dios.

Algo que  nunca debemos perder de vista es que el Reino de Dios es lo esencial. Todo el discurso de Jesús giró en torno a este Misterio. Jesús nos trae esta Buena Noticia: el Reino. Nos conviene aceptarlo porque salimos beneficiados.

Pero el Reino es algo dinámico. Somos ciudadanos del Reino de Dios. No basta con saber esto. El domingo pasado nos decía la Palabra de Dios que hay que estar preparados. Y hay maneras y maneras de estar preparados. El evangelio de hoy es muy claro; se nos hace un llamado a la responsabilidad. Porque, según el decir de la Parábola, el Señor ha dejado en cada uno de nosotros sus talentos. Debemos ser responsables personalmente a fin de que los bienes de la salvación encomendados por el Señor a cada uno den los frutos adecuados.

2.- Por el contexto se puede afirmar que el punto de tensión de la parábola está en la escena de la rendición de cuentas. Jesús denuncia la inconsecuencia de los que reciben los dones y mensaje del Reino y luego pretenden refugiarse en una seguridad estéril. Un discípulo del Reino tiene que hacer fructificar los dones recibidos mientras esté en este mundo. Y esto exige diligencia y fidelidad. Pero no sólo se aplica al discípulo, sino también a la comunidad de los discípulos Toda comunidad debe saber responder a lo que el Señor le encomiende.

3.- Pero hemos de entender y aplicar bien esta parábola. Porque si leemos esta parábola en clave neoliberal-consumista, vale más el que tiene más y produce más. Y esta mentalidad es altamente peligrosa. Vaya un ejemplo. Las reformas educacionales que pretenden aplicarse en nuestro continente tratan de adaptarse a las nuevas exigencias que se van creando con el cambio global, aparecen centradas en lo que ayuda a la producción económica y denotan un claro reduccionismo antropológico, es decir, miran al ser humano sólo desde la perspectiva económica. Lo que importa y vale es producir y tener más. Y no falta quien justifique toda esta mentalidad con la parábola que estamos comentando. Pero no. Jesús no valora la producción por la producción, sino el sentido de responsabilidad. “Porque fuiste fiel en lo poco”, no importa la cantidad, “entra a participar del gozo de tu Señor”. Al otro no se le condenó por ladrón, al fin y al cabo nada había robado, sino por irresponsable.

4.- ¡Qué bien nos viene esta Palabra en este día tan especial para nosotros! No me cabe duda que los políticos y los candidatos son personas con talento para servir en la “cosa pública”; cada uno tiene lo que Dios les ha dado.

Lo importante es que los sepan poner al servicio de los demás, que no se sirvan de los talentos, que no haya un despilfarro de talentos.

Tenemos que saber apreciar los talentos de los demás y no sobrevalorar lo que nosotros tenemos.

Hoy, en el Banquete del Reino, recibiremos el mejor de los Talentos. Con El podremos ser diligentes y responsables. Al comulgar dale gracias al Señor por los talentos que te ha dado y pídele que te ayude a ser responsable.

                                                                        Hermano Pastor Salvo Beas.

Comentario al evangelio de hoy viernes 17 de noviembre de 2017.

Amor con amor se paga.

Viernes XXXII del tiempo ordinario.
Por: H. Rogelio Suárez, L.C.
 
Fuente: http://es.catholic.net/op/articulos/67363/amor-con-amor-se-paga.html

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, que mi corazón no se vaya detrás de falsos amores sino que, experimentando tu gran AMOR, viva siempre en Ti.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Lucas 17, 26-37
En aquellos días, Jesús dijo a sus discípulos: «Lo que sucedió en el tiempo de Noé, así sucederá en el tiempo del Hijo del hombre: comían, bebían, se casaban hombres y mujeres, hasta el día que Noé entró en el arca; entonces vino el diluvio y los hizo perecer a todos.
Lo mismo sucedió en el tiempo de Lot: comían y bebían, compraban y vendían, sembraban y construían, pero el día que Lot salió de Sodoma, llovió fuego y azufre del cielo y los hizo perecer a todos. Pues lo mismo sucederá el día en que el Hijo del hombre se manifieste. Aquel día, el que esté en la azotea y tenga sus cosas en la casa, que no baje a recogerlas; y el que esté en el campo, que no mire hacia atrás. Acuérdese de la mujer de Lot. Quien intente conservar su vida, la perderá; y quien la pierda, la conservará.
Yo les digo esto: aquella noche habrá dos en un mismo lecho: uno será tomado y al otro abandonado; habrá dos mujeres moliendo juntas: una será tomada y la otra abandonada».
Entonces, los discípulos le dijeron: «¿Dónde sucederá eso, Señor?». Y él les respondió: «Donde hay un cadáver se juntan los buitres».

Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Comían, bebían, compraban, vendían, plantaban y construían. ¿Está mal comer, beber, comprar, etc.? No. Entonces, si no está mal, ¿por qué recibieron el castigo?
Ellos se dedicaron a quitar de su corazón a Dios, se habían hecho dioses en sus vidas. Las necesidades de los hombres se volvieron más importantes que Dios. «Se fue detrás de sus amantes, olvidándose de mí» (Os. 2,15), se dejaron llevar por las cosas pasajeras. Amaron más a las creaturas que al creador. Ellos mismos fueron sus destructores. Fueron perdiendo poco a poco el amor, pues no tenían a Dios. No quisieron experimentar el amor de Dios en sus vidas para poder, después, amar sin límites. No se dejaron amar para poder amar.
El hombre siempre está en busca de amor, y no se cansa de buscarlo hasta que lo encuentra; pero muchas veces busca en el lugar equivocado. Cuando se experimenta el amor de Dios, el amor verdadero, lo único que uno puede hacer y quiere hacer, es corresponder con amor. Amor como el que ha recibido, pues el amor con amor se paga. No hay que dejar que nuestra vida se quede sin amor, que nuestro corazón deje de latir.
¿Por qué muchas veces me voy detrás de falsos amores, olvidándome del verdadero AMOR? ¿Cuáles son esos falsos amores que tengo en mi vida? ¿He experimentado el amor de Dios?

No retroceder, no mirar hacia atrás, presenta el ejemplo de la mujer de Lot. También el autor de la Carta a los Hebreos recoge este consejo y dice: «Nosotros -los creyentes- no somos gente que retrocede, sino gente que siempre va hacia adelante». Seguir siempre adelante por este camino, contemplando las bellezas, y con los hábitos que todos tenemos, pero sin divinizarlos porque acabarán. Así, pues, que sean estas pequeñas bellezas, que reflejan la gran belleza, nuestros hábitos para sobrevivir en el canto eterno, en la contemplación de la gloria de Dios.
(Homilía de S.S. Francisco, 13 de noviembre de 2015).

Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
En un breve examen de conciencia revisaré si tengo algunos falsos amores que me impidan amar a Dios sobre todas las cosas y trataré de corregirme.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
 

EDD. viernes 17 de noviembre de 2017

Fuente :  http://evangeliodeldia.org/main.php?language=SP&module=readings&localdate=20171116
 
Viernes de la trigésima segunda semana del tiempo ordinario
 
Libro de la Sabiduría 13,1-9.
Sí, vanos por naturaleza son todos los hombres que han ignorado a Dios, los que, a partir de las cosas visibles, no fueron capaces de conocer a «Aquel que es». , y al considerar sus obras, no reconocieron al Artífice.
En cambio, tomaron por dioses rectores del universo al fuego, al viento, al aire sutil, a la bóveda estrellada, al agua impetuosa o a los astros luminosos del cielo.
Ahora bien, si fascinados por la hermosura de estas cosas, ellos las consideraron como dioses, piensen cuánto más excelente es el Señor de todas ellas, ya que el mismo Autor de la belleza es el que las creó.
Y si quedaron impresionados por su poder y energía, comprendan, a partir de ellas, cuánto más poderoso es el que las formó.
Porque, a partir de la grandeza y hermosura de las cosas, se llega, por analogía, a contemplar a su Autor,
Sin embargo, estos hombres no merecen una grave reprensión, porque tal vez se extravían buscando a Dios y queriendo encontrarlo;
como viven ocupándose de sus obras, las investigan y se dejan seducir por lo que ven: ¡tan bello es el espectáculo del mundo!
Pero ni aún así son excusables:
si han sido capaces de adquirir tanta ciencia para escrutar el curso del mundo entero, ¿cómo no encontraron más rápidamente al Señor de todo?
 
Salmo 19(18),2-3.4-5.
El cielo proclama la gloria de Dios
y el firmamento anuncia la obra de sus manos;
un día transmite al otro este mensaje
y las noches se van dando la noticia.
Sin hablar, sin pronunciar palabras,
sin que se escuche su voz,
resuena su eco por toda la tierra
y su lenguaje, hasta los confines del mundo.
Allí puso una carpa para el sol
 
Evangelio según San Lucas 17,26-37.
Jesús dijo a sus discípulos:
«En los días del Hijo del hombre sucederá como en tiempos de Noé.
La gente comía, bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el arca y llegó el diluvio, que los hizo morir a todos.
Sucederá como en tiempos de Lot: se comía y se bebía, se compraba y se vendía, se plantaba y se construía.
Pero el día en que Lot salió de Sodoma, cayó del cielo una lluvia de fuego y de azufre que los hizo morir a todos.
Lo mismo sucederá el Día en que se manifieste el Hijo del hombre.
En ese Día, el que esté en la azotea y tenga sus cosas en la casa, no baje a buscarlas. Igualmente, el que esté en el campo, no vuelva atrás.
Acuérdense de la mujer de Lot.
El que trate de salvar su vida, la perderá; y el que la pierda, la conservará.
Les aseguro que en esa noche, de dos hombres que estén comiendo juntos, uno será llevado y el otro dejado;
de dos mujeres que estén moliendo juntas, una será llevada y la otra dejada».
Entonces le preguntaron: «¿Dónde sucederá esto, Señor?»
Jesús les respondió: «Donde esté el cadáver, se juntarán los buitres».
 
Comentario del Evangelio por Santa Faustina Kowalska (1905-1938), religiosa. Diario, § 1230.
 
«Quien pierda su vida, la salvará»
Oh día eterno, día deseado,
te espero con anhelo e impaciencia,
ya dentro de poco el amor soltará el velo,
y tú te volverás mi salvación.
Oh día espléndido, momento incomparable,
en que veré por primera vez a mi Dios,
Esposo de mi alma y Señor de los señores,
siento que el temor no abrazará mi alma.
Oh día solemnísimo, día resplandeciente,
en que el alma conocerá a Dios en su poder,
y se sumergirá entera en nuestro amor,
y conocerá que han pasado las miserias del destierro.
Oh día feliz, día bendito,
en que mi corazón se incendiará de amor eterno hacia Ti,
porque ya ahora Te siento, aunque a través del velo,
tú, Oh Jesús, en la vida y en la muerte eres mi éxtasis y encanto.
Oh día que espero durante toda mi vida.
Y te espero a Ti, oh Dios,
ya que deseo solamente a Ti,
sólo Tú estas en mi corazón y lo demás es nada.
Oh día de delicias, de eternas dulzuras,
Oh Dios de gran Majestad, Esposo mío,
Tú sabes que nadie satisface el corazón de una virgen,
apoyo mi sien sobre tu dulce Corazón.

Audiencia general, 15 de noviembre de 2017 (Texto completo)

 

Fuente:  https://es.zenit.org/articles/la-misa-es-oracion-audiencia-general-15-de-noviembre-de-2017-texto-completo/

“La misa es oración”, tema de la catequesis del Papa

15 noviembre 2017RedaccionAudiencia General

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El Papa en la audiencia general 15/11/2017 © L´Osservatore Romano

(ZENIT – 15 Nov. 2017).- “La misa es oración”, ha dicho el Papa Francisco, y la oración es, “ante todo, diálogo, relación personal con Dios”, ha recordado.

El Papa ha impartido esta mañana, 15 de noviembre de 2017, en la audiencia general, la segunda catequesis sobre la Santa Misa, nuevo ciclo que comenzó la semana pasada.

En esta catequesis, el Santo Padre reflexiona sobre la misa como “oración” y ha explicado que la misa es la oración por excelencia, la más alta, la más sublime, y al mismo tiempo la más “concreta”, y ha aclarado: “porque es el encuentro de amor con Dios a través de su Palabra y del Cuerpo y la Sangre de Jesús. Es un encuentro con el Señor”.

Asimismo, el Papa ha explicado la importancia del silencio en la misa: “Rezar, como cualquier diálogo verdadero, es también saber permanecer en silencio”, y ha añadido que llegar antes de tiempo a la eucaristía, puede ser una ocasión para “prepararse al diálogo. Es el momento de recogerse en el corazón para prepararse al encuentro con Jesús”.

A continuación, sigue el texto completo de la catequesis pronunciada por el Papa Francisco en la audiencia general, publicada por la Oficina de Prensa de la Santa Sede.

Catequesis del Santo Padre

Queridos hermanos y hermanas: ¡buenos días!

Continuamos con las catequesis sobre la santa misa. Para entender la belleza de la celebración eucarística me gustaría comenzar con un aspecto muy simple: La misa es oración, de hecho, es la oración por excelencia, la más alta, la más sublime, y al mismo tiempo la más “concreta”. Porque es el encuentro de amor con Dios a través de su Palabra y del Cuerpo y la Sangre de Jesús. Es un encuentro con el Señor.

Pero, primero, tenemos que responder una pregunta. ¿Qué es la oración realmente? En primer lugar es ante todo diálogo, relación personal con Dios. Y el hombre ha sido creado como un ser en relación personal con Dios que halla su relación plena  únicamente en el encuentro con su Creador. El camino de la vida es hacia el encuentro definitivo con el Señor.

El Libro de Génesis afirma que el hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios, que es Padre Hijo y Espíritu Santo, una relación perfecta de amor que es unidad. De esto podemos entender que todos nosotros hemos sido creados para entrar en una relación perfecta de amor, en un entregarse y recibirse continuo para encontrar así la plenitud de nuestro ser.

Cuando Moisés, frente a la zarza ardiente, recibe la llamada de Dios, le pregunta cuál es su nombre, y ¿Qué responde Dios? : “Yo soy el que soy” (Éxodo 3:14). Esta expresión, en su sentido original, expresa presencia y favor, y, de hecho, inmediatamente después  Dios añade: “El Señor, el Dios de vuestros padres, Dios de Abraham, de Isaac, de Jacob” (v. 15). Así también  Cristo cuando llama a sus discípulos, los llama para que estén con Él .Esta es, pues, la gracia más grande: poder experimentar que la misa,  la eucaristía es el momento privilegiado para estar con Jesús, y a través de Él, con Dios y con los hermanos.

Rezar, como cualquier diálogo verdadero, es también saber permanecer en silencio, -en los diálogos hay momentos de silencio-,  en silencio con Jesús. Y cuando vamos a misa, a lo mejor llegamos cinco minutos antes y empezamos a charlar con el que está al lado. Pero no es el momento de charlar: es el momento del silencio para prepararse al diálogo. Es el momento de recogerse en el corazón para prepararse al encuentro con Jesús. ¡El silencio es tan importante! Acordaos de lo que dije la semana pasada: no vamos a un espectáculo, vamos al encuentro con el Señor  y el silencio nos prepara y nos acompaña. Permanecer en silencio junto con Jesús. Y del silencio misterioso de Dios brota su Palabra que resuena en nuestro corazón. Jesús mismo nos enseña cómo es realmente posible “estar” con el Padre y nos lo demuestra con su oración. Los Evangelios nos muestran a Jesús que se retira en lugares apartados para orar; los discípulos, al ver esta relación íntima con el Padre, sienten el deseo de participar  y le preguntan: “Señor, enséñanos a orar” (Lc 11, 1). Lo hemos escuchado en la lectura antes del principio de la audiencia. Jesús responde que lo primero que se necesita para orar es saber decir “Padre”. Prestemos atención: si yo no soy capaz de decir “Padre” a Dios, no soy capaz de rezar. Tenemos que aprender a decir “Padre”, es decir,  a ponernos en su presencia con una confianza filial. Pero para aprender, debemos reconocer humildemente que necesitamos que nos instruyan  y decir con sencillez: Señor,  enséñame a rezar.

Este es el primer punto: ser humilde, reconocerse hijo, reposar en el Padre, fiarse de Él. Para entrar en el Reino de los Cielos, es necesario hacerse pequeños como niños. En el sentido de que los niños saben fiarse, saben que alguien se preocupará de ellos, de lo que comerán, de lo que se pondrán, etc. (ver Mt 6: 25-32). Esta es la primera actitud: fiarse y confiar, como el niño con sus  padres; saber que Dios se acuerda de ti, te  cuida, a ti, a mí, a todos.

La segunda predisposición, que también es propia de los niños, es dejarse sorprender. El niño siempre hace mil preguntas porque quiere descubrir el mundo; y se maravilla incluso  de las  cosas pequeñas porque todo es nuevo para él. Para entrar en el Reino de los Cielos, hay que dejarse sorprender. En nuestra relación con el Señor,  en la oración, -pregunto-  ¿Nos dejamos maravillar o pensamos que la oración es hablar con Dios como hacen los loros? No; es fiarse, es abrir el corazón para dejarse maravillar. ¿Nos dejamos sorprender por Dios que es siempre el Dios de las sorpresas? Porque el encuentro con el Señor es siempre un encuentro vivo, no es un encuentro de museo. Es un encuentro vivo y nosotros vamos a misa, no a un museo. Vamos a un encuentro vivo con el Señor.

En el Evangelio se habla de un  tal Nicodemo (Jn 3, 1-2), un hombre anciano, una autoridad en Israel, que va donde Jesús para conocerlo; y el Señor le habla de la necesidad de “nacer de lo alto” (véase vers. 3). Pero, ¿qué significa? ¿Se puede “renacer”? Volver  a tener el gusto, la alegría, la maravilla de la vida, ¿es posible incluso frente a tantas tragedias? Esta es una pregunta fundamental de nuestra fe y este es el deseo de todo verdadero creyente: el deseo de renacer, la alegría de comenzar de nuevo. ¿Tenemos este deseo? ¿Cada uno de nosotros quiere renacer siempre para encontrar al Señor? ¿Vosotros tenéis este deseo? Efectivamente, se puede perder fácilmente porque, debido a tantas actividades, a tantos  proyectos que realizar , al final  nos queda poco tiempo y perdemos de vista lo que es fundamental: nuestra vida del corazón, nuestra vida espiritual, nuestra vida que es encuentro con el Señor en la oración.

En verdad, el Señor nos sorprende mostrándonos  que Él también nos ama en nuestras debilidades. “Jesucristo […] es  víctima de propiciación por nuestros pecados; no solo por los nuestros sino también por los del mundo entero (1 Jn 2: 2). Este don,  fuente de verdadero consuelo,  -pero el Señor siempre nos perdona- esto consuela, es un verdadero consuelo, es un don que se nos  da a través de la Eucaristía, ese banquete nupcial  donde el Esposo se encuentra con nuestra fragilidad, ¿Puedo decir que cuando comulgo en misa, el Señor  se encuentra con mi fragilidad? Sí; ¡podemos decirlo porque es verdad! El Señor se encuentra con nuestra fragilidad para llevarnos de vuelta a la primera llamada:. La de ser a imagen y semejanza de Dios Este es el ambiente de  la Eucaristía, esta es la oración.

© Librería Editorial Vaticano

 

Carta dirigida al Hermano Hector Campos OFM Cap.

Longavi, 06 de Noviembre de 2016.
 Al hermano Héctor Campos OFMCap.:
Paz y Bien querido fray Hector!!!! Reciba esta carta con el cariño fraterno de sus hermanos de la Comisión Nacional de Laicos Capuchinos y de todas las fraternidades a nivel provincial.
Como ya sabíamos desde hace tiempo, usted no continuaría prestando el servicio de Ministro Provincial de la Orden finalizado el reciente capítulo y aunque era algo previsto, una vez que se hace efectivo este hecho se cruzan varios sentimientos en el corazón. El primero de ellos es sin duda la gratitud al Señor por estos años de camino compartido, caracterizado por la escucha, la presencia activa y la alegría de su parte, en lo que como laicos nos toca ir desarrollando en favor de los hermanos. Nos hemos sentido bendecidos de la constante actitud de hacernos realmente parte de la marcha de la orden y enseñarnos a no perder el optimismo y la alegría a pesar de los obstáculos que se puedan presentar.
Junto a usted hemos confirmado cada vez más que nuestro camino espiritual es este y que es una opción válida en la vida de tantos hermanos laicos que queremos hacer realidad los valores franciscanos en el mundo, sin dejar nunca de escudriñar lo que quiere Dios para cada uno.
Seguro cada cual tiene más de alguna experiencia que contar, pues supo hacerse cercano y realmente hermano, que corrige cuando es necesario pero que acoge con cariño.
Le pedimos buen Dios que siga mostrándose a través suyo en su nuevo destino geográfico y pastoral, derrame su bendición para su vida y que la Virgen Madre le cubra con su manto de amor.
Con Francisco y Clara, en nombre de toda la Comisión Nacional y cada hermano de norte a sur, le decimos simplemente GRACIAS¡¡¡ Cuente con nuestro cariño y oraciones.
Comisión Nacional Laicos Capuchinos
 
 
 
 
 
 
 
 

Comentario al evangelio de hoy jueves 16 de noviembre de 2017.

El reino de Dios está cerca.

Jueves XXXII del tiempo ordinario.
Por: H. César Yali Molina Flores, L.C.
 
Fuente:  http://es.catholic.net/op/articulos/67362/el-reino-de-dios-esta-cerca.html

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Dios mío, concédeme la gracia de poder ser dócil a tu palabra, para que germine desde lo más profundo de mi corazón.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Lucas 17,20-25
En aquel tiempo, los fariseos le preguntaron a Jesús: «¿Cuándo llegará el Reino de Dios?». Jesús les respondió: «El Reino de Dios no llega aparatosamente. No se podrá decir: ‘Está aquí’ o ‘Está allá’, porque el Reino de Dios ya está entre ustedes».
Les dijo entonces a sus discípulos: «Llegará un tiempo en que ustedes desearán disfrutar siquiera un sólo día de la presencia del Hijo del hombre y no podrán. Entonces les dirán: ‘Está aquí’ o ‘Está allá’, pero no vayan corriendo a ver, pues así como el fulgor del relámpago brilla de un extremo a otro del cielo, así será la venida del Hijo del hombre en su día. Pero antes tiene que padecer mucho y ser rechazado por los hombres de esta generación».
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Hoy el Evangelio nos invita a escuchar la respuesta de Jesús sobre el reino de los cielos, respuesta que ha sido dada por la curiosidad de saber «cuándo iba a llegar el reino de Dios».Ahora es momento de preguntar cuántas veces en mi vida han surgido preguntas que he dirigido a Dios como, por ejemplo: ¿Hasta cuándo…? ¿Por qué…?,entre otras, que, en el fondo, lo que le digo es: «cuándo vendrás a instaurar tu reino?»
Jesús con una mirada paternal me ve a los ojos y dice: Ya estoy en tu corazón, basta que hagas silencio y escuches cuando te hablo desde lo más íntimo de tu corazón.Jesús mismo muestra que el camino para reconocerle, no es fácil, pero que está al alcance de quien quiere encontrarse con Él y su reino.

Dios es cercano, su Reino está cerca: el Señor no desea que lo teman como a un soberano poderoso y distante, no quiere quedarse en un trono en el cielo o en los libros de historia, sino que quiere sumirse en nuestros avatares de cada día para caminar con nosotros. Pensando en el don de un milenio abundante de fe, es bello sobre todo agradecer a Dios, que ha caminado con vuestro pueblo, llevándolo de la mano, como un papá con su niño, y acompañándolo en tantas situaciones. Es lo que siempre estamos llamados a hacer, también como Iglesia: escuchar, comprometernos y hacernos cercanos, compartiendo las alegrías y las fatigas de la gente, de manera que se transmita el Evangelio de la manera más coherente y que produce mayor fruto: por irradiación positiva, a través de la transparencia de vida.
(Homilía de S.S. Francisco, 28 de julio de 2016).

Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy haré que el día sea agradable para las personas con quienes me encuentre, llevándoles palabras de aliento.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

EDD. jueves 16 de noviembre de 2017

Fuente  :  http://evangeliodeldia.org/main.php?language=SP&module=readings&localdate=20171115
 
Jueves de la trigésima segunda semana del tiempo ordinario
Libro de la Sabiduría 7,22-30.8,1.
En ella hay un espíritu inteligente, santo, único, multiforme, sutil, ágil, perspicaz, sin mancha, diáfano, inalterable, amante del bien, agudo,
libre, bienhechor, amigo de los hombres, firme, seguro, sereno, que todo lo puede, lo observa todo y penetra en todos los espíritus: en los inteligentes, en los puros y hasta los más sutiles.
La Sabiduría es más ágil que cualquier movimiento; a causa de su pureza, lo atraviesa y penetra todo.
Ella es exhalación del poder de Dios, una emanación pura de la gloria del Todopoderoso: por eso, nada manchado puede alcanzarla.
Ella es el resplandor de la luz eterna, un espejo sin mancha de la actividad de Dios y una imagen de su bondad.
Aunque es una sola, lo puede todo; permaneciendo en sí misma, renueva el universo; de generación en generación, entra en las almas santas, para hacer amigos de Dios y profetas.
Porque Dios ama únicamente a los que conviven con la Sabiduría.
Ella, en efecto, es más radiante que el sol y supera a todas las constelaciones; es más luminosa que la misma luz,
Ya que la luz cede su lugar a la noche, pero contra la Sabiduría no prevalece el mal.
Ella despliega su fuerza de un extremo hasta el otro, y todo lo administra de la mejor manera.
 
Salmo 119(118),89.90.91.130.135.175.
Tu palabra, Señor, permanece para siempre,
está firme en el cielo.
Tu verdad permanece por todas las generaciones;
tú afirmaste la tierra y ella subsiste.
Todo subsiste hasta hoy conforme a tus decretos,
porque todas las cosas te están sometidas.
La explicación de tu palabra ilumina
y da inteligencia al ignorante.
Que brille sobre mí la luz de tu rostro,
y enséñame tus preceptos.
Que yo viva y pueda alabarte,
y que tu justicia venga en mi ayuda.
 
Evangelio según San Lucas 17,20-25.
Los fariseos le preguntaron cuándo llegará el Reino de Dios. El les respondió: «El Reino de Dios no viene ostensiblemente,
y no se podrá decir: ‘Está aquí’ o ‘Está allí’. Porque el Reino de Dios está entre ustedes».
Jesús dijo después a sus discípulos: «Vendrá el tiempo en que ustedes desearán ver uno solo de los días del Hijo del hombre y no lo verán.
Les dirán: ‘Está aquí’ o ‘Está allí’, pero no corran a buscarlo.
Como el relámpago brilla de un extremo al otro del cielo, así será el Hijo del hombre cuando llegue su Día.
Pero antes tendrá que sufrir mucho y será rechazado por esta generación.»
 
Comentario del Evangelio por San Juan Casiano (c. 360-435), fundador de la Abadía de Marsella. Conferencia 1, SC 42.
 
El Reino de Dios en medio de nosotros y dentro de nosotros.
Según nuestro juicio, sería una impureza apartarnos, ni que fuera por un momento, de la contemplación de Cristo. Cuando nuestra atención se ha desviado en algo de este divino objeto, volvamos a él los ojos de nuestro corazón y conduzcamos la dirección de nuestra mirada interior hacia él. Todo yace en le santuario profundo del alma. Cuando el diablo ha sido expulsado de allí y los vicios ya no tienen poder  en ella, se establece  en nosotros el Reino de Dios. Pero, el “Reino de Dios”, dice el evangelista, no viene de manera ostentosa que se pueda percibir con los ojos… En verdad, el Reino de Dios está dentro de vosotros. (cf Lc 17,20-21)
En nosotros no pueden habitar a la vez el conocimiento y la ignorancia de la verdad, el amor al vicio y a la virtud. Por lo tanto, somos nosotros quienes damos el poder sobre nuestra corazón o al demonio o a Cristo.
El apóstol, a su vez, describe así la naturaleza de este Reino: “Porque el reino de Dios no consiste en lo que se come o en lo que se bebe; consiste en la fuerza salvadora, en la paz y la alegría que proceden del Espíritu Santo.” (Rm 14,17) Si, pues, el Reino de Dios está dentro de nosotros mismos, y si consiste en la justicia, la paz y la alegría, todos los que viven practicando estas virtudes están, sin duda, en el Reino de Dios… Levantemos la mirada de nuestra alma hacia el Reino que es gozo sin fin.

Comentario al evangelio de hoy miércoles 15 de noviembre de 2017

¿Dónde estás?

Miércoles XXXII del tiempo ordinario.
Por: H. Rubén Tornero, L.C.
 
 
Fuente: http://es.catholic.net/op/articulos/67344/por-mandato-o-por-amor.html

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Jesús, una vez más vengo a estar contigo. Estoy en tu presencia. Tú que hiciste las enormes montañas, los inmensos mares, los millones de estrellas, has pensado en mí, en este momento, desde toda la eternidad. Quieres que estemos juntos…¡quieres que viva cada segundo de mi vida con la certeza de que nunca me abandonas! Aumenta mi fe en Ti, Jesús, mi confianza y amor. Recibe mi corazón que hoy viene a estar contigo y dame la gracia de escuchar lo que Tú quieres decirme. Amén.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Lucas 17,11-19
En aquel tiempo cuando Jesús iba camino a Jerusalén, pasó entre Samaria y Galilea. Estaba cerca de un pueblo, cuando le salieron al encuentro diez leprosos, los cuales se detuvieron a lo lejos y a gritos le decían: «¡Jesús, maestro, ten compasión de nosotros!».
Al verlos, Jesús les dijo: «Vayan a presentarse a los sacerdotes». Mientras iban de camino, quedaron limpios de la lepra.
Uno de ellos, al ver que estaba curado, regresó, alabando a Dios en voz alta, se postró a los pies de Jesús y le dio las gracias. Ése era un samaritano. Entonces dijo Jesús: «¿No eran diez los que quedaron limpios? ¿Dónde están los otros nueve? ¿No ha habido nadie, fuera de este extranjero, que volviera para dar gloria a Dios?». Después le dijo al samaritano: «Levántate y vete. Tu fe te ha salvado».
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Muy querida alma:
¿Dónde estás? En muchas ocasiones has venido a pedirme salud para un familiar enfermo o para ti mismo, la solución de un problema o mi ayuda para superar alguna dificultad… ¡y en tan pocas has regresado para agradecerme!
Todas las veces que me pediste algo, te escuché. Nunca tuve oídos sordos para Ti. Nisiquiera cuando me preguntaste – ¡o me reclamaste! – por qué no te escuchaba ni te daba lo que me pedías…. ¡Claro que te escuché! Te amo y mis entrañas se conmueven en lo más profundo de mí cada vez que me hablas. Nunca he dejado de escucharte. Siempre te he dado lo que necesitabas…¡incluso cuando no me lo pedías! Sé que te resulta difícil entender… no te pido que lo hagas… te pido que confíes en Mí.
Ni una sola vez he dejado de darte lo que necesitabas…soy Dios y yo te creé, algo he de saber sobre lo que necesitas, ¿no? Lo que pasa es que cuando te ha parecido que mi gracia no llegaba, es porque tú esperabas lo que querías… pero yo siempre te he dado lo que necesitabas…y tantas veces no han sido lo mismo. Lo sé, pero quiero que seas realmente feliz – ¡no sabes cuánto! – y he estado dispuesto a ir contra tu deseo, pero nunca contra ti.
Soy como una mamá que le da verduras a su hijo enfermo cuando éste quiere dulces… no es que los dulces sean malos…¡son deliciosos!, pero no es lo que necesita el niño para sanar. Y si el niño se empeña en pedir dulces y su mamá no se los da, ¿no podríamos decir que la mamá quiere más que el niño mismo la salud de éste?
Tantas veces me has pedido cosas muy buenas, pero que no eran lo que necesitabas para ser plenamente feliz. ¡Quiero tu felicidad!, ¡y a veces más que tú mismo! Te pido que confíes en mí y que vengas a agradecerme…no porque me hagas un favor, sino porqueasí me das la oportunidad de darte más cosas… igual que al leproso: regresó para agradecerme su curación del cuerpo y se fue también salvado («vete, tu fe te ha salvado»).
Ven, por favor. Te amo y quiero colmarte de mi amor y de mis regalos.
Ven. Aquí te espero.
Att. Jesús.

Recobran la salud mientras van de camino, después de haber obedecido a la palabra de Jesús. Entonces, llenos de alegría, se presentan a los sacerdotes, y luego cada uno se irá por su propio camino, olvidándose del Donador, es decir del Padre, que los ha curado a través de Jesús, su Hijo hecho hombre.
Sólo uno es la excepción: un samaritano, un extranjero que vive en las fronteras del pueblo elegido, casi un pagano. Este hombre no se conforma con haber obtenido la salud a través de su propia fe, sino que hace que su curación sea plena, regresando para manifestar su gratitud por el don recibido, reconociendo que Jesús es el verdadero Sacerdote que, después de haberlo levantado y salvado, puede ponerlo en camino y recibirlo entre sus discípulos.
(Homilía de S.S. Francisco, 9 de octubre de 2016).

Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy haré una visita a Jesús Eucaristía para agradecerle por todo lo que me ha dado.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
 

EDD. miércoles 15 de noviembre de 2017

Fuente : http://evangeliodeldia.org/main.php?language=SP&module=readings&localdate=20150818
 
Miércoles de la trigésima segunda semana del tiempo ordinario
 
Libro de la Sabiduría 6,2-11.
¡Presten atención, los que dominan multitudes y están orgullosos de esa muchedumbre de naciones!
Porque el Señor les ha dado el dominio, y el poder lo han recibo del Altísimo: él examinará las obras de ustedes y juzgará sus designios,
Ya que ustedes, siendo ministros de su reino, no han gobernado con rectitud ni han respetado la Ley ni han obrado según la voluntad de Dios
él caerá sobre ustedes en forma terrible y repentina, ya que un juicio inexorable espera a los que están arriba.
Al pequeño, por piedad, se le perdona, pero los poderosos serán examinados con rigor.
Porque el Señor de todos no retrocede ante nadie, ni lo intimida la grandeza: él hizo al pequeño y al grande, y cuida de todos por igual,
Pero los poderosos serán severamente examinados.
A ustedes, soberanos, se dirigen mis palabras, para que aprendan la Sabiduría y no incurran en falta;
porque los que observen santamente las leyes santas serán reconocidos como santos, y los que se dejen instruir por ellas, también en ellas encontrarán su defensa.
Deseen, entonces, mis palabras; búsquenlas ardientemente, y serán instruidos.
 
Salmo 82(81),3-4.6-7.
¡Defiendan al desvalido y al huérfano,
hagan justicia al oprimido y al pobre;
libren al débil y al indigente,
rescátenlos del poder de los impíos!”.
Yo había pensado: “Ustedes son dioses,
todos son hijos del Altísimo”.
Pero morirán como cualquier hombre,
caerán como cualquiera de los príncipes.
 
Evangelio según San Lucas 17,11-19.
Mientras se dirigía a Jerusalén, Jesús pasaba a través de Samaría y Galilea.
Al entrar en un poblado, le salieron al encuentro diez leprosos, que se detuvieron a distancia
y empezaron a gritarle: «¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!».
Al verlos, Jesús les dijo: «Vayan a presentarse a los sacerdotes». Y en el camino quedaron purificados.
Uno de ellos, al comprobar que estaba curado, volvió atrás alabando a Dios en voz alta
y se arrojó a los pies de Jesús con el rostro en tierra, dándole gracias. Era un samaritano.
Jesús le dijo entonces: «¿Cómo, no quedaron purificados los diez? Los otros nueve, ¿dónde están?
¿Ninguno volvió a dar gracias a Dios, sino este extranjero?».
Y agregó: «Levántate y vete, tu fe te ha salvado».
 
Comentario del Evangelio por Vida de san Francisco de Asís llamada “Compilación de Perusia” (c. 1311)
 
“Dar gloria a Dios”.
Dos años antes de su muerte, el bienaventurado Francisco, estaba ya muy enfermo, sobre todo de los ojos, lo que le hacía sufrir mucho… Estuvo más de cincuenta días sin poder soportar, durante el día la luz del sol, ni durante la noche la claridad del fuego. Constantemente permanecía en la oscuridad en el interior de la casa, en su celda… Una noche, en la que reflexionaba sobre las tribulaciones que soportaba, tuvo lástima de sí mismo y dijo interiormente: “¡Señor, ayúdame en mis enfermedades a fin de que tenga la paciencia suficiente para soportarlas!” Y, de repente, oyó una voz interior: “Dime, hermano, si para compensar tus sufrimientos y tribulaciones te dieran un inmenso y precioso tesoro…, ¿no te alegrarías?… Alégrate, pues, y gózate en tus enfermedades y tribulaciones: desde ahora vive en paz como si ya compartieras mi Reino.”
El día siguiente dijo a sus compañeros…: “Dios me ha dado una gracia y bendición tan grandes que, en su misericordia, se ha dignado asegurarme a mi, su pobre e indigno servidor que estoy viviendo todavía aquí abajo, que un día compartiría su Reino. Es por esta razón, para su gloria, para mi consolación y para la edificación del prójimo que voy a componer una nueva “Alabanza al Señor” por sus criaturas. Cada día éstas no sirven para nuestras necesidades; sin ellas no podríamos vivir y, sin embargo, es a través de ellas que el género humano ofende mucho al Creador. También cada día nos olvidamos de un beneficio tan grande no alabando, como es debido, al Creador y Dispensador de todos estos dones”…
A estas “Alabanzas al Señor” que empiezan así: “Altísimo, Omnipotente y buen Señor”, les llamó “Cántico del hermano Sol”. En efecto, es la más bella de todas las criaturas, la que, de manera más apropiada, se compara a Dios. Y decía: “A la salida del sol todo hombre debería alabar a Dios por haber creado este astro que durante el día da a los ojos la luz; al atardecer, cuando la noche llega, todo hombre debería alabar a Dios por esta otra criatura, nuestro hermano el fuego, el cual permite a nuestros ojos que, en medio de las tinieblas, podamos ver con claridad. Todos somos como ciegos, y es por estas dos criaturas que Dios nos da la luz. Es por eso que, por estas criaturas y por las demás que nos sirven cada día, debemos alabar particularmente a su glorioso Creador.”
Él mismo lo hacía con todo su corazón, tanto enfermo como sano, y gustosamente invitaba a los demás a cantar la gloria del Señor. Cuando estuvo abatido por la enfermedad, a menudo entonaba este cántico y hacía que lo terminaran sus compañeros; de esta manera, considerando la gloria del Señor, se olvidaba de la violencia de sus dolores y males. Es así como se comportó hasta el día de su muerte.

Comentario al evangelio de hoy martes 14 de noviembre de 2017

Por mandato o por amor….

Martes XXXII del tiempo ordinario.
Por: H. Cristian Gutiérrez, 
 
L.C.Fuente :  http://es.catholic.net/op/articulos/67344/por-mandato-o-por-amor.html 

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor Padre mío, me abandono a Ti. Haz de mí lo que quieras. Lo que hagas de mí te lo agradezco, estoy dispuesto a todo, lo acepto todo. Con tal que Tu voluntad se haga en mí y en todas tus criaturas, no deseo nada más, Dios mío. Pongo mi vida en Tus manos. Te la doy, Dios mío, con todo el amor de mi corazón, porque te amo, y porque para mí amarte es darme, entregarme en Tus manos sin medida, con infinita confianza, porque Tú eres mi Padre. (Oración del Beato Charles de Foucault)
Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Lucas 17,7-10
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus apóstoles: «Quien de ustedes si tiene un siervo que labra la tierra o pastorea los rebaños, le dice cuando éste regresa del campo: ‘Entra enseguida y ponte a comer’? ¿No le dirá más bien: ‘Prepárame de comer y ponte a servirme, para que yo coma y beba; después comerás y beberás tú?’ ¿Tendrá acaso que mostrarse agradecido con el siervo, porque éste cumplió con su aligación?
Así también ustedes, cuando hayan cumplido todo lo que se les mandó, digan: «No somos más que siervos, sólo hemos hecho lo que teníamos que hacer».
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Me presentas hoy una parábola en la que me invitas a procurar, en todas mis acciones, la pureza de intención. Sería interesante preguntarme cuáles son las motivaciones más profundas de mi actuar, las intenciones que me llevan a trabajar, a rezar, a dedicar tiempo a alguna cosa en lugar de otra, a acoger a tal persona y rechazar a otra. Las intenciones manifiestan mucho qué lugar ocupas en mi vida.
Hoy me invitas a actuar siempre por tu gloria, por tu Reino, por amor a Ti. Evitar en mi vida todo lo que pueda sonar a vanidad, a orgullo, a indiferencia, a amor propio. Cuando cumpla tu voluntad que lo haga por amor, porque de verdad quiero hacerlo y no sólo por cumplir un mandato, por salir de ese compromiso.
Quieres que tenga ante Ti, además, la humildad del que se sabe creatura, necesitado de su Señor, de quien todo lo ha recibido. Ponerme en el lugar que me corresponde, de hijo, de creatura, de servidor, ya implica darte el lugar que mereces en mi vida y en todo lo que hago.
Señor, aparta de mi vida la vanidad de aparecer ante los demás como alguien que no soy, la soberbia de creer que todo lo puedo por mis medios, el orgullo de pensarme superior a los demás, la rebeldía de no darte el primer lugar en mi existencia.

Con la serenidad del cuerpo y del espíritu podemos dedicarnos al servicio. Serenidad, servir al Señor en paz. Los obstáculos -tanto las ganas de poder, como la deslealtad- arrebatan la paz y te llevan a esa picazón del corazón de no estar en paz, siempre ansioso, mal… sin paz. Una insatisfacción que nos lleva a vivir en esa tensión de la vanidad mundana, vivir para aparentar. Así se ve mucha gente que vive solamente para ponerse en muestra, aparentar, para que digan: «ah, qué bueno que es», por la fama, fama mundana. Pero así no se puede servir al Señor. Por ello, entonces pedimos al Señor que retire los obstáculos para que con la serenidad, tanto del cuerpo como del espíritu podamos dedicarnos libremente a su servicio.
(Homilía de S.S. Francisco, 8 de noviembre de 2016, en santa Marta).

Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Me esforzaré por cumplir mis responsabilidades por amor a Dios y sin quejarme.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.