Skip to main content

Imágenes

Comentario al evangelio de hoy martes 26 de diciembre de 2017.

¡Mártir… ¿Yo?!
San Esteban protomárti
Por: H. Rodrigo Marín, L.C.
Fuente: http://es.catholic.net/op/articulos/67754/martir-yo.html
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, estoy en tu presencia. Gracias por permitirme estar frente a Ti. Aumenta mi fe para que crea que Tú eres mi única esperanza. Aumenta mi esperanza para que espere siempre en tu amor. Aumenta mi amor para amarte con la certeza de la fe.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 10,17-22
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus apóstoles: «Cuídense de la gente, porque los llevarán a los tribunales, los azotarán en las sinagogas y los llevarán ante gobernadores y reyes, por mi causa; así darán testimonio de mí ante ellos y ante los paganos. Pero, cuando los entreguen, no se preocupen de lo que van a decir o por la forma de decirlo, porque, en ese momento se les inspirará lo que han de decir. Pues no serán ustedes los que hablen, sino el Espíritu de su Padre el que hablará por ustedes.
El hermano entregará a su hermano a la muerte, y el padre, a su hijo; los hijos se levantarán contra sus padres, y los matarán; todos los odiarán a ustedes por mi causa, pero el que persevere hasta el final se salvará».
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
¿Mártir?… sólo con escuchar la palabra la piel se pone chinita. A nadie le gusta ser perseguido, humillado, arrestado y mucho menos asesinado. Jesús no nos da un contrato con letras pequeñas, borrosas o escondidas. No nos dijo: «te la vas a pasar súper bien», o «no vas a tener ningún problema en la vida», o «todos te van a querer y besar la mano»; nos dijo que tendríamos el ciento por uno en esta tierra… con persecuciones.
¿Cómo podemos afrontar este hecho? ¿No sería más fácil, para evitarnos muchos problemas, dejar de ser cristianos o, sin ser tan radicales, ser cristianos de calendario, sólo cuando lo programamos?
No hace mucho tuvimos la experiencia en México de un terremoto devastador. Esta catástrofe duró unos cuantos minutos. Con esto quiero decir que todo lo malo se acaba. Es más el tiempo que México ha estado sin terremotos que el tiempo en que los ha tenido. Todo lo malo tiene su fin y no tiene comparación con el tiempo que hay de paz y armonía.
Esto fue lo que ha motivado a tantos mártires que han llegado a dar su vida por Cristo. Sabían que acabaría el tiempo de persecución, de calumnias, de cárcel, etc. Sabían que no había comparación con la eternidad que se estaban ganando.
Hoy celebramos a san Esteban que es el primero de una fila interminable de personas que han dado y darán su vida por Cristo. Pongamos nuestro nombre san… mártir en su trabajo por querer ser honesto; san… mártir en su escuela por querer llevar una vida pura; san… mártir por amor a Cristo.
Pidámosle a María que nos dé el coraje cristiano. Que nunca perdamos la certeza de que es más grande la recompensa que Dios nos tiene preparada, que cualquier persecución de parte de los hombres.
 
Una Iglesia sin mártires es una Iglesia sin Jesús. Son precisamente los mártires los que sostienen y llevan adelante la Iglesia. Y si además los medios de comunicación no lo dicen, porque no son noticia, hoy muchos cristianos en el mundo son bienaventurados porque son perseguidos, insultados, encarcelados sólo por llevar una cruz o por confesar a Jesucristo. Entonces, cuando nosotros nos quejamos si nos falta algo, deberíamos pensar más bien en estos hermanos y hermanas que hoy, en número mayor respecto a los primeros siglos, sufren el martirio.
(Homilía de S.S. Francisco, 30 de enero de 2017, en santa Marta).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Haré una visita al santísimo, o una comunión espiritual donde le pida a Dios la gracia de ser coherente con lo que creo.
Despedida
Terminemos nuestra oración con un Ave María: Dios te salve María…
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
 

EDD. martes 26 de diciembre de 2017

Fuente :  http://evangeliodeldia.org/main.php?language=SP&module=readings&localdate=20171223
 
Fiesta de san Esteban, protomártir
 
Libro de los Hechos de los Apóstoles 6,8-10.7,54-59.
Esteban, lleno de gracia y de poder, hacía grandes prodigios y signos en el pueblo.
Algunos miembros de la sinagoga llamada «de los Libertos», como también otros, originarios de Cirene, de Alejandría, de Cilicia y de la provincia de Asia, se presentaron para discutir con él.
Pero como no encontraban argumentos, frente a la sabiduría y al espíritu que se manifestaba en su palabra,
Al oír esto, se enfurecieron y rechinaban los dientes contra él.
Esteban, lleno del Espíritu Santo y con los ojos fijos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús, que estaba de pie a la derecha de Dios.
Entonces exclamó: «Veo el cielo abierto y al Hijo del hombre de pie a la derecha de Dios».
Ellos comenzaron a vociferar y, tapándose los oídos, se precipitaron sobre él como un solo hombre;
y arrastrándolo fuera de la ciudad, lo apedrearon. Los testigos se quitaron los mantos, confiándolos a un joven llamado Saulo.
Mientras lo apedreaban, Esteban oraba, diciendo: «Señor Jesús, recibe mi espíritu».
 
Salmo 31(30),3cd-4.6.8ab.16bc.17.
Sé para mí una roca protectora,
un baluarte donde me encuentre a salvo,
porque tú eres mi Roca y mi baluarte:
por tu Nombre, guíame y condúceme.
Yo pongo mi vida en tus manos:
tú me rescatarás, Señor, Dios fiel.
¡Tu amor será mi gozo y mi alegría!
Cuando tú viste mi aflicción
Líbrame del poder de mis enemigos
y de aquellos que me persiguen.
Que brille tu rostro sobre tu servidor,
sálvame por tu misericordia.
 
Evangelio según San Mateo 10,17-22.
Jesús dijo a sus apóstoles:
Cuídense de los hombres, porque los entregarán a los tribunales y los azotarán en las sinagogas.
A causa de mí, serán llevados ante gobernadores y reyes, para dar testimonio delante de ellos y de los paganos.
Cuando los entreguen, no se preocupen de cómo van a hablar o qué van a decir: lo que deban decir se les dará a conocer en ese momento,
porque no serán ustedes los que hablarán, sino que el Espíritu de su Padre hablará en ustedes.
El hermano entregará a su hermano para que sea condenado a muerte, y el padre a su hijo; los hijos se rebelarán contra sus padres y los harán morir.
Ustedes serán odiados por todos a causa de mi Nombre, pero aquel que persevere hasta el fin se salvará.
 
Comentario del Evangelio por San Elredo de Rieval (1110-1167), monje cisterciense. Sermón para la fiesta de San Esteban.
 
« A causa de mi nombre ».
Tenemos aun en nuestros brazos el hijo de la Virgen, los ángeles cantan todavía la gloria de Dios y los pastores se regocijan. ¿Quién apartaría su mirada de un tal nacimiento? sin embargo, mientras permanecemos impresionados, Esteban, lleno de gracia y de verdad, «realizaba grandes prodigios y señales milagrosas en medio del pueblo» (Hch 6:8). ¿Es necesario que nos alejemos del rey para echar un vistazo sobre el soldado? el rey mismo nos invita a hacerlo; el hijo de rey asiste, en el dolor de su corazón, al combate de su soldado victorioso.
Esteban, «lleno de gracia y de poder», revestido de gracia y protegido por el escudo del poder divino, «realizaba grandes prodigios y señales milagrosas en medio del pueblo». Entonces «algunos se echaron» contra este testigo (Hch 6:8). Pero la voz del hombre libre se eleva, a partir de sus mismos libros les presenta la palabra de verdad. El Espíritu de Dios se apodera del mártir; quien mira hacia el cielo pero no ve más el cielo; «él ve, los cielos abiertos y al Hijo del Hombre a la derecha de Dios.» (Hch 6:8). El Señor se mantiene de pie con quien está de pie, combate con el que lucha, es lapidado con quien lapidamos. Con justo derecho él merece el primer lugar entre los mártires, el que expresa de manera tan admirable la semejanza con el Señor colgado en la cruz. Esteban exclama con fuerte voz «Señor, no les tomes en cuenta este pecado.» (Hch 7:60; Lc 23:34). Grande es su grito, pues grande es su amor. Se durmió en el Señor, y reposa en los brazos de Dios.

María da a luz, María da la luz: Homilía de la noche de Navidad.

Fuente :  https://es.zenit.org/articles/maria-da-a-luz-maria-da-la-luz-homilia-de-la-noche-de-navidad/
“La chispa revolucionaria de la ternura de Dios”
25 diciembre 2017Raquel AnilloPapa Francisco
Misa de la Noche De Navidad 24/12/2017 Captura © Vatican Media
(ZENIT – 24 dic. 2017).- “La chispa revolucionaria de la ternura de Dios” surge donde María y José, obligados a abandonar su tierra” llegan a una tierra “donde no había lugar para ellos” y “María da a luz” “María da la luz”.
El Papa Francisco ha hablado de la Natividad en su homilía de Navidad, este domingo, 24 de diciembre de 2017, en la Basílica de San Pedro, con motivo de la Misa de la Nochebuena.
“La fe de esta noche nos lleva a reconocer a Dios presente en todas las situaciones donde creemos que está ausente”, dijo el Papa.
También pidió una “nueva creatividad social” a la luz del nacimiento del Niño que “en su pobreza y pequeñez, denuncia y manifiesta que el verdadero poder y la libertad auténtica son aquellos que honran y ayudan a la fragilidad” de los más débiles.
Concluyó con una oración: “Movidos por la alegría del don pequeño Niño de Belén, te pedimos que tus lágrimas nos despierten de la indiferencia, abran nuestros ojos a quienes sufren”.
Homilía del Papa Francisco
«María dio a luz a su Hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre porque no había lugar para ellos en el albergue» (Lc 2,7). De esta manera, simple pero clara, Lucas nos lleva al corazón de esta noche santa: María dio a luz, María nos dio la Luz. Un relato sencillo para sumergirnos en el acontecimiento que cambia para siempre nuestra historia. Todo, en esa noche, se volvía fuente de esperanza.
Vayamos unos versículos atrás. Por decreto del emperador, María y José se vieron obligados a marchar. Tuvieron que dejar su gente, su casa, su tierra y ponerse en camino para ser censados. Una travesía nada cómoda ni fácil para una joven pareja en situación de dar a luz: estaban obligados a dejar su tierra. En su corazón iban llenos de esperanza y de futuro por el niño que vendría; sus pasos en cambio iban cargados de las incertidumbres y peligros propios de aquellos que tienen que dejar su hogar.
Y luego se tuvieron que enfrentar quizás a lo más difícil: llegar a Belén y experimentar que era una tierra que no los esperaba, una tierra en la que para ellos no había lugar.
Y precisamente allí, en esa desafiante realidad, María nos regaló al Enmanuel. El Hijo de Dios tuvo que nacer en un establo porque los suyos no tenían espacio para él. «Vino a los suyos y los suyos no lo recibieron» (Jn 1,11). Y allí…, en medio de la oscuridad de una ciudad, que no tiene ni espacio ni lugar para el forastero que viene de lejos, en medio de la oscuridad de una ciudad en pleno movimiento y que en este caso pareciera que quiere construirse de espaldas a los otros, precisamente allí se enciende la chispa revolucionaria de la ternura de Dios. En Belén se generó una pequeña abertura para aquellos que han perdido su tierra, su patria, sus sueños; incluso para aquellos que han sucumbido a la asfixia que produce una vida encerrada.
En los pasos de José y María se esconden tantos pasos. Vemos las huellas de familias enteras que hoy se ven obligadas a marchar. Vemos las huellas de millones de personas que no eligen irse sino que son obligados a separarse de los suyos, que son expulsados de su tierra. En muchos de los casos esa marcha está cargada de esperanza, cargada de futuro; en muchos otros, esa marcha tiene solo un nombre: sobrevivencia. Sobrevivir a los Herodes de turno que para imponer su poder y acrecentar sus riquezas no tienen ningún problema en cobrar sangre inocente.
María y José, los que no tenían lugar, son los primeros en abrazar a aquel que viene a darnos carta de ciudadanía a todos. Aquel que en su pobreza y pequeñez denuncia y manifiesta que el verdadero poder y la auténtica libertad es la que cubre y socorre la fragilidad del más débil.
Esa noche, el que no tenía lugar para nacer es anunciado a aquellos que no tenían lugar en las mesas ni en las calles de la ciudad. Los pastores son los primeros destinatarios de esta buena noticia. Por su oficio, eran hombres y mujeres que tenían que vivir al margen de la sociedad. Las condiciones de vida que llevaban, los lugares en los cuales eran obligados a estar, les impedían practicar todas las prescripciones rituales de purificación religiosa y, por tanto, eran considerados impuros. Su piel, sus vestimentas, su olor, su manera de hablar, su origen los delataba. Todo en ellos generaba desconfianza. Hombres y mujeres de los cuales había que alejarse, a los cuales temer; se los consideraba paganos entre los creyentes, pecadores entre los justos, extranjeros entre los ciudadanos. A ellos (paganos, pecadores y extranjeros) el ángel les dice: «No teman, porque les traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo: Hoy, en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor» (Lc 2,10-11).
Esa es la alegría que esta noche estamos invitados a compartir, a celebrar y a anunciar. La alegría con la que a nosotros, paganos, pecadores y extranjeros Dios nos abrazó en su infinita misericordia y nos impulsa a hacer lo mismo.
La fe de esa noche nos mueve a reconocer a Dios presente en todas las situaciones en las que lo creíamos ausente. Él está en el visitante indiscreto, tantas veces irreconocible, que camina por nuestras ciudades, en nuestros barrios, viajando en nuestros metros, golpeando nuestras puertas.
Y esa misma fe nos impulsa a dar espacio a una nueva imaginación social, a no tener miedo a ensayar nuevas formas de relación donde nadie tenga que sentir que en esta tierra no tiene lugar. Navidad es tiempo para transformar la fuerza del miedo en fuerza de la caridad, en fuerza para una nueva imaginación de la caridad. La caridad que no se conforma ni naturaliza la injusticia sino que se anima, en medio de tensiones y conflictos, a ser «casa del pan», tierra de hospitalidad. Nos lo recordaba san Juan Pablo II: «¡No temáis! ¡Abrid, más todavía, abrid de par en par las puertas a Cristo!» (Homilía en la Misa de inicio de Pontificado, 22 octubre 1978)
En el niño de Belén, Dios sale a nuestro encuentro para hacernos protagonistas de la vida que nos rodea. Se ofrece para que lo tomemos en brazos, para que lo alcemos y abracemos. Para que en él no tengamos miedo de tomar en brazos, alzar y abrazar al sediento, al forastero, al desnudo, al enfermo, al preso (cf. Mt 25,35-36). «¡No temáis! ¡Abrid, más todavía, abrid de par en par las puertas a Cristo!». En este niño, Dios nos invita a hacernos cargo de la esperanza. Nos invita a hacernos centinelas de tantos que han sucumbido bajo el peso de esa desolación que nace al encontrar tantas puertas cerradas. En este Niño, Dios nos hace protagonistas de su hospitalidad.
Conmovidos por la alegría del don, pequeño Niño de Belén, te pedimos que tu llanto despierte nuestra indiferencia, abra nuestros ojos ante el que sufre. Que tu ternura despierte nuestra sensibilidad y nos mueva a sabernos invitados a reconocerte en todos aquellos que llegan a nuestras ciudades, a nuestras historias, a nuestras vidas. Que tu ternura revolucionaria nos convenza a sentirnos invitados, a hacernos cargo de la esperanza y de la ternura de nuestros pueblos.
©  Editorial del Vaticano

Ángelus: “Acoger el proyecto de Dios con humildad sincera y valiente generosidad”

Fuente :  https://es.zenit.org/articles/angelus-acoger-el-proyecto-de-dios-con-humildad-sincera-y-valiente-generosidad/
El Papa Francisco comenta la Anunciación.
24 diciembre 2017Anita BourdinAngelus y Regina Caeli
Ángelus 24/12/2017, Captura © Vatican Media
(ZENIT – 24 Dic. 2017).- El Papa Francisco invita a los bautizados a “acoger el proyecto de Dios en nuestras vidas, con sincera humildad y una generosidad valiente” a imagen de María y del Hijo de Dios.
El Papa ha presidido el Ángelus del mediodía, en la Plaza San Pedro, en este 4º domingo de Adviento, que este año también es Nochebuena, en presencia de decenas de miles de visitantes.
El Papa ha comentado el Evangelio de este domingo, que es la historia de la Anunciación. Ha insistido en la actitud de “humildad” y “disponibilidad” de María, de “adhesión” al designio del amor de Dios, de “servicio” del mismo Hijo de Dios.
Esta es nuestra traducción, rápida, de trabajo, de las palabras pronunciadas por el Papa en italiano.
Palabras del Papa Francisco antes del Ángelus
Queridos hermanos y hermanas, ¡Buenos días!
En este domingo que inmediatamente precede la Navidad, escuchamos el Evangelio de la Anunciación (cf. Lc 1, 26-38). En este pasaje del Evangelio, podemos notar un contraste entre las promesas del ángel y la respuesta de María. Tal contraste se manifiesta en la dimensión y el contenido de las expresiones de los dos protagonistas.
El ángel dice a María:
“No temas, María,                                                                                               porque has encontrado el favor de Dios.                                                       He aquí que vas a concebir y dar a luz a un  hijo;                                       le pondrás por nombre Jesús.                                                                         Él será grande,                                                                                                     será llamado hijo del Altísimo;                                                                       el señor Dios                                                                                                         le dará el trono de David su padre;                                                                 él reinará para siempre sobre la casa de Jacob                                          y su reino no tendrá fin” (vv.30-33).
Es una larga revelación que abre perspectivas increíbles. El niño que nacerá de esta humilde mujer de Nazaret se llamará Hijo del Altísimo: no se puede concebir una dignidad superior. Y, después de la pregunta de María pidiendo explicaciones, la revelación del ángel se vuelve aún más detallada y sorprendente.
Al contrario, la respuesta de María es una frase breve, que no habla de gloria o de privilegio, sino solo de disponibilidad o de servicio:
“Aquí está la sierva del Señor;                                                                          que todo me suceda según tu palabra” (v.38).
El contenido es diferente también. María no se exalta incluso ante la perspectiva de convertirse en Madre del Mesías, sino que sigue siendo modesta y expresa su adhesión al proyecto del Señor. María no se jacta, es humilde, modesta, sigue siendo como siempre.
Este contraste es significativo. Nos hace comprender que María es verdaderamente humilde, que no busca ir por delante. Admite ser pequeña ante Dios y está feliz de serlo. Al mismo tiempo, es consciente de que su respuesta depende de la realización del plan de Dios, y que, por lo tanto, está llamada a adherirse a él con todo su ser.
En esta circunstancia, María se presenta  en una actitud  que corresponde perfectamente a la del Hijo de Dios cuando viene al mundo: quiere convertirse en el Siervo del Señor, servir a la humanidad para llevar a cabo el proyecto del Padre.
María dice: “He aquí la sierva del Señor “, y el Hijo de Dios  dice al entrar en el mundo: “He aquí que vengo a [….] hacer, oh Dios, tu voluntad” (10, 7.9). La actitud de María refleja completamente esta declaración del Hijo de Dios, quien también se convierte en el hijo de María. La Virgen se revela como la colaboradora perfecta del proyecto de Dios y verdadera discípula de su Hijo, y, en el Magníficat, puede proclamar que “Dios levanta a los humildes” (Lc 1, 52), porque por su humilde respuesta y generosa ha obtenido una gran alegría y también una gran gloria.
Admiramos a nuestra Madre por esta respuesta a la llamada y a la misión de Dios, pidamos que nos ayude a cada uno  de nosotros a abrazar el proyecto de Dios en nuestras vidas con sincera humildad y valiente generosidad.
Ángelus Domini nuntiavit Mariae…
© Traducción de ZENIT, Raquel Anillo

Homilía para la Eucaristía de Navidad. Día. Lunes 25 de diciembre de 2017

Navidad. Día.

 
Isaías 52,7-10: los centinelas divisan a los mensajeros que traen la Buena noticia: Dios llega a salvar a su Pueblo. El centinela no sólo divisa, sino grita de alegría: viene el Señor a salvar.
Hebreos 1,1-6: Dios, que se manifestó de tantas maneras, ahora, en esta etapa final, nos habló por su Hijo. Encontramos una síntesis de lo que Jesús es: Heredero, Resplandor de ala gloria del Padre, superior a todos, porque es el Hijo.
Juan 1,1-18: Jesús, la manifestación del Padre, se hace carne y habita entre nosotros. Este es el núcleo del misterio de la Encarnación, despojado de todo lo que pudiera opacarlo.
1.- Seguimos celebrando al Dios hecho hombre, misterio que nunca alcanzaremos a comprender. Es más fácil decir que Jesús es un gran Profeta, un Enviado de Dios con gran poder. Pero, por favor, no es Dios. Y porque es más cómodo aceptar lo primero, rechazando lo segundo, su divinidad, es que hay pseudo cristianos que no aceptan a Jesús como el Hijo de Dios, que ha venido en nuestra carne mortal.
Es que repugna, escandaliza, el aceptar a un Dios hecho hombre. Sin embargo, el hombre siempre soñó con ser Dios. “Seréis como dioses” es la gran tentación que sigue acechando a la humanidad. Es que la humanidad sueña con un superhombre, un súper héroe, capaz de vencer el mal. Y este sueño se manifiesta en los mitos, cuentos, películas e ideologías. Pero nada de eso sirve.
Hoy contemplamos el escándalo de la Encarnación. Y san Juan es categórico: “LA PALABRA SE HIZO CARNE”.
 
2.- ¿Por qué se hizo carne? Para darnos la posibilidad de llegar a ser realmente Dios. Porque, como dice el texto, “a los que creen en su Nombre, les dio el poder de llegar a ser hijos de Dios”. Y en verdad, somos hijos de Dios. El sueño del hombre se hace realidad gracias a la Palabra hecha carne. Sí, a muchos escandaliza esta verdad, más escandaloso es que el hombre se autodivinice y se apropie de atributos que sólo a Dios pertenecen. Porque sólo a Dios pertenece el declarar lo que es bueno y lo que es malo. A nosotros corresponde el vivir como hijos. Y si hijos, también herederos. Y si hijos, también hermanos. Y eso no queremos hacer realidad.
La tremenda verdad que nos da a conocer este misterio de fe lo haremos real y creíble sólo cuando lo vivamos.
 
3.- “Vino a los suyos y los suyos no lo recibieron”.
Hoy viene a nosotros, que somos suyos. ¿Lo recibiremos? Pienso que sí, por algo estamos acá celebrando este Misterio de fe. Dios llega a nosotros y nosotros por la fe lo aceptamos y queremos que viva entre nosotros.
Al mundo molesta la presencia de Jesús, a nosotros no. Dejemos que se quede y se instale entre nosotros, aunque a veces nos desinstala, nos incomoda. Pero la verdad de Cristo Dios-hombre es fuente de salvación para todos los que lo dejan entrar.
Hermano Pastor Salvo Beas.

Homilía para la Eucaristía de la Noche de Navidad ( Misa del Gallo. ).

Felicidades para todos.
Un abrazo. Hermano Pastor.

Homilía para la Noche de Navidad.

 
Isaías 9,1-6: Un contra punto: donde hay tinieblas brilla la luz. Galilea está devastada y sumida en tinieblas; allí es donde primero brillará la luz, reinará la paz. ¿Cómo? ¿Cuándo? El nacimiento de un Niño misterioso a quien se le dará todo el poder, y con atributos carismáticos.
Tito 2,11-14: la presencia de Cristo en el mundo es gracia, fuente salvación.
Lucas 2,1-14: se nos da una Buena Noticia: nos ha nacido un Salvador: Mesías y Señor.
1.- Hoy celebramos el gran acontecimiento: nos ha nacido el Mesías, es decir, el Ungido de Dios, cuya misión es comunicar la vida, el amor y la paz. Nos ha nacido un Niño que es el SEÑOR, título que el Antiguo Testamento utiliza exclusivamente para YAHVEH = Dios. Este Niño, que nace sin brillo, lo es todo; eso quiere proclamar san Lucas. ¿Y a quiénes? A los pastores, a los pobres de la sociedad, los que tienen ojos y oídos sencillos, ellos saben entender a la Palabra hecha carne. Más adelante Jesús, lleno de gozo exclamará: “Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque habiendo ocultado estas cosas  a los sabios y a los prudentes, las has revelado a los pequeños” (Lucas 10,21). Es que esa es la manera de actuar del Señor. El actúa por medio de lo humilde, lo sencillo, y así da a conocer su benevolencia a la humanidad.
Nos ha nacido un Niño, que es el Príncipe de la Paz, de esa Paz verdadera, la que sólo el Señor sabe y puede dar.
 
2.- Con Jesús ha brillado la luz no sólo en la región norte de Israel, sino en todo el mundo, porque la humanidad toda yacía bajo las sombras de la muerte. Este Niño es la luz del mundo. La noche ya no es el imperio de la oscuridad, sino de la luz. Y es lo que la gente quiere expresar al encender luces en sus casas.
No queremos tinieblas, no queremos la oscuridad. No queremos que reine la mentira, el pillaje, la corrupción: todo es tiniebla.
No queremos que reine el odio, la violencia, la guerra y los enfrentamientos: todo eso es tiniebla.
No queremos que reine la ignorancia, la superstición y el miedo: todo es tiniebla. ¡Cuántas veces  nos hemos dejado dominar por las tinieblas!
 
3.- Esta mañana decía que la noche es tiempo de salvación. Esta es la Noche buena, la noche santa, en la que ha brillado la luz de Cristo en nosotros. Dejémonos iluminar por El.
Con gozo celebremos este misterio, esta noche que en realidad es y debe ser Noche de Paz, Noche de amor.
Cristo es nuestra Paz y nuestro amor. A El celebramos y a El recibimos.
Hermano Pastor Salvo Beas.

Comentario al evangelio de hoy sábado 23 de diciembre de 2017

Juan es su nombre.
Sábado III de Adviento.

Por: H. David Mauricio Sánchez Mejía, L.C.
Fuente: http://es.catholic.net/op/articulos/67751/juan-es-su-nombre.html
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Querido niño Jesús, me acerco al día de tu nacimiento y te quiero pedir que vengas a habitar en mi corazón. Te agradezco por hacerte hombre para venir a salvarme.
Evangelio del día (para orientar tu meditación).
Del santo Evangelio según san Lucas 1,57-66
A Isabel se le cumplió el tiempo del parto y dio a luz un hijo. Se enteraron sus vecinos y parientes de que el Señor le había hecho una gran misericordia, y la felicitaban.
A los ocho días fueron a circuncidar al niño, y lo llamaban Zacarías, como a su padre. La madre intervino diciendo: «¡No! Se va a llamar Juan.» Le replicaron: «Ninguno de tus parientes se llama así.» Entonces preguntaban por señas al padre cómo quería que se llamase. Él pidió una tablilla y escribió: «Juan es su nombre.» Todos se quedaron extrañados.
Inmediatamente se le soltó la boca y la lengua, y empezó a hablar bendiciendo a Dios. Los vecinos quedaron sobrecogidos, y corrió la noticia por toda la montaña de Judea. Y todos los que lo oían reflexionaban diciendo: «¿Qué va a ser este niño?» Porque la mano del Señor estaba con él.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Se acaba el adviento y nos acercamos a la alegría gozosa de la Navidad. Pero primero, la liturgia nos invita a contemplar el nacimiento de otro niño que será el precursor del Mesías.
Juan nace en circunstancias poco comunes: de unos padres ancianos y después del anuncio de un ángel que deja sin habla al padre. Aun así, el resto de sus parientes no se puede aguantar las ganas y se reúnen a discutir cuál será el nombre del niño. Ellos no saben que incluso esto ha sido zanjado por Dios: «lo llamarás Juan» (Lc 1,13). Cada detalle de este nacimiento fue planeado por Dios.
Así como con Juan, Dios se preocupa por cada uno de nosotros, incluso más de lo que imaginamos. Sólo Él nos conoce tal cual somos, con toda nuestra historia, y nos ama por lo que somos: sus hijos, sus hermanos, sus amigos.
Ésta es una de las verdades más importantes que debemos grabar en nuestro corazón: Él «me amó y se entregó por mí».
Que sea, pues, el Espíritu Santo quien guíe nuestros pasos: Él es el amor, él es la misericordia que se comunica a nuestros corazones. No pongamos obstáculos a su acción vivificante, sino sigámoslo dócilmente por los caminos que nos indica. Permanezcamos con el corazón abierto, para que el Espíritu pueda transformarlo; y así, perdonados, reconciliados, inmersos en las llagas del Señor, seamos testigos de la alegría que brota del encuentro con el Señor Resucitado, vivo entre nosotros.
(S.S. Francisco, 2 de abril de 2016)
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Ante los imprevistos y contrariedades de este día, recitaré la jaculatoria: Señor, aumenta mi fe.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
 

EDD. sábado 23 de diciembre de 2017

Fuente :  http://evangeliodeldia.org/main.php?language=SP&module=readings&localdate=20171223
Feria de Adviento: Semana antes de Navidad (23 dic.)
Libro de Malaquías 3,1-4.23-24.
Así habla el Señor Dios.
Yo envío a mi mensajero, para que prepare el camino delante de mí. Y en seguida entrará en su Templo el Señor que ustedes buscan; y el Angel de la alianza que ustedes desean ya viene, dice el Señor de los ejércitos.
¿Quién podrá soportar el Día de su venida? ¿Quién permanecerá de pie cuando aparezca? Porque él es como el fuego del fundidor y como la lejía de los lavanderos.
El se sentará para fundir y purificar: purificará a los hijos de Leví y los depurará como al oro y la plata; y ellos serán para el Señor los que presentan la ofrenda conforme a la justicia.
La ofrenda de Judá y de Jerusalén será agradable al Señor, como en los tiempos pasados, como en los primeros años.
Yo les voy a enviar a Elías, el profeta, antes que llegue el Día del Señor, grande y terrible.
El hará volver el corazón de los padres hacia sus hijos y el corazón de los hijos hacia sus padres, para que yo no venga a castigar el país con el exterminio total.
Salmo 25(24),4-5.8-9.10.14.
Muéstrame, Señor, tus caminos,
enséñame tus senderos.
Guíame por el camino de tu fidelidad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y mi salvador,
Yo espero en ti todo el día,
El Señor es bondadoso y recto:
por eso muestra el camino a los extraviados;
él guía a los humildes para que obren rectamente
y enseña su camino a los pobres.
Todos los senderos del Señor son amor y fidelidad,
para los que observan los preceptos de su alianza.
El Señor da su amistad a los que lo temen
y les hace conocer su alianza.
Evangelio según San Lucas 1,57-66.
Cuando llegó el tiempo en que Isabel debía ser madre, dio a luz un hijo.
Al enterarse sus vecinos y parientes de la gran misericordia con que Dios la había tratado, se alegraban con ella.
A los ocho días, se reunieron para circuncidar al niño, y querían llamarlo Zacarías, como su padre;
pero la madre dijo: “No, debe llamarse Juan”.
Ellos le decían: “No hay nadie en tu familia que lleve ese nombre”.
Entonces preguntaron por señas al padre qué nombre quería que le pusieran.
Este pidió una pizarra y escribió: “Su nombre es Juan”. Todos quedaron admirados.
Y en ese mismo momento, Zacarías recuperó el habla y comenzó a alabar a Dios.
Este acontecimiento produjo una gran impresión entre la gente de los alrededores, y se lo comentaba en toda la región montañosa de Judea.
Todos los que se enteraron guardaban este recuerdo en su corazón y se decían: “¿Qué llegará a ser este niño?”. Porque la mano del Señor estaba con él.
Comentario del Evangelio por San Agustín (354-430), obispo de Hipona (África del Norte), doctor de la Iglesia . Sermón 293,3; PL 38, 1327.
 
“De pronto recuperó el habla y comenzó a bendecir a Dios.” (Lc 1,64)
Juan nace, recibe su nombre y, he aquí, que la lengua de su padre se suelta…
Considerad este acontecimiento desde la realidad profunda que simboliza y contemplad un gran misterio: Zacarías queda mudo hasta el nacimiento de Juan, el precursor del Señor que le suelta la lengua. Qué significa este silencio de Zacarías sino el velo que se extendía sobre las profecías y, de alguna manera, las escondía y las sellaba antes del anuncio de la Buena Noticia de Cristo. Cuando aparece Cristo, las profecías se declaran, son proclamadas cuando viene Aquel del que ellas hablaban.
El nacimiento de Juan suelta la lengua de Zacarías. Este acontecimiento tiene el mismo sentido que el hecho de rasgarse el velo del templo en el momento de la muerte de Cristo en cruz. (Mt 27,51) Si Juan no hubiera anunciado la venida de otro, la lengua de Zacarías no se hubiera soltado; no hubiera recuperado el habla porque el nacimiento de su hijo es el nacimiento de la voz. ¿No dirá Juan más tarde? -Yo soy la voz que llama en el desierto-(Jn 1,23

EDD. sábado 23 de diciembre de 2017

Fuente :  http://evangeliodeldia.org/main.php?language=SP&module=readings&localdate=20171223
Feria de Adviento: Semana antes de Navidad (23 dic.)
Libro de Malaquías 3,1-4.23-24.
Así habla el Señor Dios.
Yo envío a mi mensajero, para que prepare el camino delante de mí. Y en seguida entrará en su Templo el Señor que ustedes buscan; y el Angel de la alianza que ustedes desean ya viene, dice el Señor de los ejércitos.
¿Quién podrá soportar el Día de su venida? ¿Quién permanecerá de pie cuando aparezca? Porque él es como el fuego del fundidor y como la lejía de los lavanderos.
El se sentará para fundir y purificar: purificará a los hijos de Leví y los depurará como al oro y la plata; y ellos serán para el Señor los que presentan la ofrenda conforme a la justicia.
La ofrenda de Judá y de Jerusalén será agradable al Señor, como en los tiempos pasados, como en los primeros años.
Yo les voy a enviar a Elías, el profeta, antes que llegue el Día del Señor, grande y terrible.
El hará volver el corazón de los padres hacia sus hijos y el corazón de los hijos hacia sus padres, para que yo no venga a castigar el país con el exterminio total.
 
Salmo 25(24),4-5.8-9.10.14.
Muéstrame, Señor, tus caminos,
enséñame tus senderos.
Guíame por el camino de tu fidelidad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y mi salvador,
Yo espero en ti todo el día,
El Señor es bondadoso y recto:
por eso muestra el camino a los extraviados;
él guía a los humildes para que obren rectamente
y enseña su camino a los pobres.
Todos los senderos del Señor son amor y fidelidad,
para los que observan los preceptos de su alianza.
El Señor da su amistad a los que lo temen
y les hace conocer su alianza.
Evangelio según San Lucas 1,57-66.
Cuando llegó el tiempo en que Isabel debía ser madre, dio a luz un hijo.
Al enterarse sus vecinos y parientes de la gran misericordia con que Dios la había tratado, se alegraban con ella.
A los ocho días, se reunieron para circuncidar al niño, y querían llamarlo Zacarías, como su padre;
pero la madre dijo: «No, debe llamarse Juan».
Ellos le decían: «No hay nadie en tu familia que lleve ese nombre».
Entonces preguntaron por señas al padre qué nombre quería que le pusieran.
Este pidió una pizarra y escribió: «Su nombre es Juan». Todos quedaron admirados.
Y en ese mismo momento, Zacarías recuperó el habla y comenzó a alabar a Dios.
Este acontecimiento produjo una gran impresión entre la gente de los alrededores, y se lo comentaba en toda la región montañosa de Judea.
Todos los que se enteraron guardaban este recuerdo en su corazón y se decían: «¿Qué llegará a ser este niño?». Porque la mano del Señor estaba con él.
 
Comentario del Evangelio por San Agustín (354-430), obispo de Hipona (África del Norte), doctor de la Iglesia . Sermón 293,3; PL 38, 1327.
“De pronto recuperó el habla y comenzó a bendecir a Dios.” (Lc 1,64)
 Juan nace, recibe su nombre y, he aquí, que la lengua de su padre se suelta…
Considerad este acontecimiento desde la realidad profunda que simboliza y contemplad un gran misterio: Zacarías queda mudo hasta el nacimiento de Juan, el precursor del Señor que le suelta la lengua. Qué significa este silencio de Zacarías sino el velo que se extendía sobre las profecías y, de alguna manera, las escondía y las sellaba antes del anuncio de la Buena Noticia de Cristo. Cuando aparece Cristo, las profecías se declaran, son proclamadas cuando viene Aquel del que ellas hablaban.
El nacimiento de Juan suelta la lengua de Zacarías. Este acontecimiento tiene el mismo sentido que el hecho de rasgarse el velo del templo en el momento de la muerte de Cristo en cruz. (Mt 27,51) Si Juan no hubiera anunciado la venida de otro, la lengua de Zacarías no se hubiera soltado; no hubiera recuperado el habla porque el nacimiento de su hijo es el nacimiento de la voz. ¿No dirá Juan más tarde? -Yo soy la voz que llama en el desierto-(Jn 1,23).

Homilía para la Eucaristía del domingo 24 de diciembre de 2017.

Fuente :   https://www.laicoscapuchinos.cl/laicos/index.php/category/homilia-del-domingo/
Felicidades para todos. Les recuerdo que la misa de la noche el 24 es a las 20 horas. El lunes 25, día de Navidad, las misas son: 12 y 19’30 horas.
Un abrazo. Hermano Pastor.
 
DOMINGO IV DE ADVIENTO.
 
2Samuel 7,1-5.8-12.16: Natán promete a David un reino eterno. Así se garantiza una monarquía estable que se realizará con el Mesías: el Hijo de David.
Romanos 16,25-27: himno que cierra la carta. Es un himno a la Encarnación, es la manifestación el Misterio de Dios en Cristo. Dios a todos quiere salvar.
Lucas 1,26-38: el anuncio del ángel, la respuesta de María. Ella dijo Sí. Al que nacería de Ella se le dará el trono de David.
1.- Comenzamos a celebrar, a contemplar el misterio de la Navidad. Hoy vemos cómo Dios cumple su Palabra. En el Antiguo Testamento Dios promete un reino estable; y así aparece en varios textos. Hoy aparece en la profecía de Natán. Dios elige a David, lo que es pura gracia. Y en él, en su familia, quiere establecer un reino estable. Históricamente se sabe que con David se consolida la monarquía en Israel, ya que el poder se concentra en manos del rey, cuya sede será Jerusalén, capital del reino.
Pero la profecía va más allá; en ella se contempla la promesa del rey-mesías, que se cumplió plenamente en Jesucristo, el hijo de David. Es Él quien trae el verdadero reinado, el imperio de la justicia, de la paz y el amor.
 
2.- A Jesús se le llama también la Manifestación de Dios; en Jesús, verdadero Dios y verdadero hombre, Dios se hace cercano. Por Jesús podemos entender a Dios, su modo de actuar, porque los caminos de Dios no son los nuestros.
Dios llega a nosotros por un camino no ostentoso, sino sencillo y humilde. Y este camino tiene un nombre: MARIA. Ella es la “llena de gracia”, ya que es un puro don plenamente aceptado. Lo escuchado en el evangelio es la puesta en escena de un acto de fe. María supo decir Sí, dejó entrar a Dios en su vida, y por Ella y en Ella Dios entra en nuestra historia. Y si supo decir Sí es porque fue un Vacío lleno de Dios. Dios entra sólo donde hay fe, humildad y disponibilidad. Ella le creyó a Dios, le dijo Sí a Dios.
 
3.- Esto es todo un reto y una lección para nosotros. Hoy el mundo no quiere celebrar en el sentido genuino de la palabra, sino festejar, pero de espaldas a Dios, sin fe y sin humildad. Celebrar es hacer presente un misterio, es hacer realidad lo que la Encarnación significa: un encuentro entre Dios y el hombre. Dios se unió a nosotros en la Persona de Jesús, a quien se le dio el trono de David, es decir, fue constituido Señor y Mesías de toda la humanidad.
 
4.- Esa Noche es Noche Buena, noche santa, porque la noche es tiempo de salvación.
– De noche Abraham escuchó la promesa de ser padre del Pueblo de Dios.
– De noche Moisés sacó a Israel de Egipto.
– De noche se le anunció a José que su esposa sería la Madre del Mesías.
– De noche nació Jesús en Belén.
– De noche Jesús celebró la última Cena con sus discípulos.
– De noche Jesús salió victorioso del sepulcro.
Y esta noche celebraremos este acontecimiento salvífico, cuando de María Virgen nos llegó el Reinado de Dios.
Que esta Eucaristía sea ya un comienzo de esta celebración del Misterio de Dios manifestado a todos nosotros.
 
Hermano Pastor Salvo Beas.