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EDD. Miércoles 04 de mayo de 2016.

Miércoles de la sexta semana de Pascua.
 
http://evangeliodeldia.org/main.php?language=SP&module=readings&localdate=20160430
 
Libro de los Hechos de los Apóstoles 17,15.22-34.18,1.
Los que acompañaban a Pablo lo condujeron hasta Atenas, y luego volvieron con la orden de que Silas y Timoteo se reunieran con él lo más pronto posible.
Pablo, de pie, en medio del Aréopago, dijo: Atenienses, veo que ustedes son, desde todo punto de vista, los más religiosos de todos los hombres.
En efecto, mientras me paseaba mirando los monumentos sagrados que ustedes tienen, encontré entre otras cosas un altar con esta inscripción: ‘Al dios desconocido’. Ahora, yo vengo a anunciarles eso que ustedes adoran sin conocer.
El Dios que ha hecho el mundo y todo lo que hay en él no habita en templos hechos por manos de hombre, porque es el Señor del cielo y de la tierra.
Tampoco puede ser servido por manos humanas como si tuviera necesidad de algo, ya que él da a todos la vida, el aliento y todas las cosas.
El hizo salir de un solo principio a todo el género humano para que habite sobre toda la tierra, y señaló de antemano a cada pueblo sus épocas y sus fronteras,
para que ellos busquen a Dios, aunque sea a tientas, y puedan encontrarlo. Porque en realidad, él no está lejos de cada uno de nosotros.
En efecto, en él vivimos, nos movemos y existimos, como muy bien lo dijeron algunos poetas de ustedes: ‘Nosotros somos también de su raza’.
Y si nosotros somos de la raza de Dios, no debemos creer que la divinidad es semejante al oro, la plata o la piedra, trabajados por el arte y el genio del hombre.
Pero ha llegado el momento en que Dios, pasando por alto el tiempo de la ignorancia, manda a todos los hombres, en todas partes, que se arrepientan.
Porque él ha establecido un día para juzgar al universo con justicia, por medio de un Hombre que él ha destinado y acreditado delante de todos, haciéndolo resucitar de entre los muertos».
Al oír las palabras «resurrección de los muertos», unos se burlaban y otros decían: «Otro día te oiremos hablar sobre esto».
Así fue cómo Pablo se alejó de ellos.
Sin embargo, algunos lo siguieron y abrazaron la fe. Entre ellos, estaban Dionisio el Areopagita, una mujer llamada Dámaris y algunos otros.
Después de esto, Pablo dejó Atenas y fue a Corinto.
 
Salmo 148(147),1-2.11-12.14.
¡Aleluya!
Alaben al Señor desde el cielo,
alábenlo en las alturas;
alábenlo, todos sus ángeles,
alábenlo, todos sus ejércitos.
Los reyes de la tierra y todas las naciones,
los príncipes y los gobernantes de la tierra;
los ancianos, los jóvenes y los niños.
y él exalta la fuerza de su pueblo.
¡A él, la alabanza de todos sus fieles,
y de Israel, el pueblo de sus amigos!
¡Aleluya!
Evangelio según San Juan 16,12-15.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
«Todavía tengo muchas cosas que decirles, pero ustedes no las pueden comprender ahora.
Cuando venga el Espíritu de la Verdad, él los introducirá en toda la verdad, porque no hablará por sí mismo, sino que dirá lo que ha oído y les anunciará lo que irá sucediendo.
El me glorificará, porque recibirá de lo mío y se lo anunciará a ustedes.
Todo lo que es del Padre es mío. Por eso les digo: ‘Recibirá de lo mío y se lo anunciará a ustedes’.»
 
 
 
Comentario del Evangelio por  San Antonio de Padua (1195-1231), franciscano, doctor de la Iglesia. Sermones para el domingo y las fiestas de los santos.
 
 
“Os guiará hasta la verdad plena”.
El Espíritu Santo, el Paráclito, el Defensor, es aquel que el Padre y el Hijo envían al alma de los justos como un aliento de vida. Por él que somos santificados y merecemos ser santos. El aliento humano es la vida del cuerpo; el aliento divino es la vida de los espíritus. El aliento humano nos hace sensibles; el aliento divino nos hace santos. Este Espíritu es Santo, porque sin él ningún espíritu, ni angélico ni humano, puede ser santo.
“El Padre, dice Jesús, os lo enviará en mi nombre” (Jn 14,26), es decir, en mi gloria, para manifestar mi gloria; y también, porque él tiene el mismo nombre que el Hijo: es Dios. “Me glorificará” porque os convertirá en espirituales, y os hará comprender que el Hijo es igual al Padre y no sólo hombre como vosotros lo veis, y porque os quitará vuestro temor y os hará anunciar mi gloria al mundo entero. Por eso, mi gloria, es la salvación de los hombres.
“Os enseñará todas las cosas”. “Hijos de Sión, dice el profeta Joel, alegraos, porque el Señor vuestro Dios os ha dado a aquel que enseña la justicia (2,23 Vulg), que os enseñará todo lo que se refiere a la salvación.
 

El Papa en Sta. Marta: ¿Soy un cristiano ‘momia’, ‘vagabundo’ o ‘terco’?

En la homilía de este martes, el Santo Padre invita a reflexionar cómo es nuestra vida cristiana.
https://es.zenit.org/articles/el-papa-en-sta-marta-soy-un-cristiano-momia-vagabundo-terc/
3 MAYO 2016REDACCIONEL PAPA FRANCISCO
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El Papa En Santa Marta — Osservatore Romano
(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- Jesús es el “camino justo” de la vida cristiana y es importante verificar constantemente si lo estamos siguiendo con coherencia o si la experiencia de la fe se ha perdido o bloqueado en el camino. Así lo ha indicado el papa Francisco en la homilía de esta mañana en la misa celebrada en Santa Marta.
La vida de la fe “es un camino” y a lo largo del recorrido se encuentran distintos tipos de cristianos”. El papa Francisco ha precisado que están los “cristianos-momias”, “cristianos vagabundos”, “cristianos tercos”, “cristianos a mitad de camino”, los que se asombran delante de una bonita panorámica y permanecen quietos allí. Gente que por un motivo u otro ha olvidado que el único “camino justo” –recuerda el Evangelio del día– es Jesús, el que confirma a Tomás: “Yo soy el camino”, “quien me ha visto a mí ha visto al Padre”.
El Santo Padre ha aprovechado la homilía de hoy para hablar de estos cristianos que “no caminan” que dan la impresión de estar “embalsamados”.
Así, el papa Francisco ha recordado que un cristiano que no camina, que no hace camino, “es un cristiano no cristiano”, “no se sabe qué es”, “es un cristianos un poco ‘paganizado’: está ahí, está quieto, no va adelante en la vida cristiana, no hace florecer las bienaventuranzas en su vida, no hace obras de misericordia… Está quieto”. Es como –ha indicado pidiendo perdón por la palabra– si fuera una “momia”, una “momia espiritual”. Al respecto ha añadido que estas “momias espirituales” están quietas, “no hacen el mal pero tampoco hacen el bien”.
También ha reflexionado sobre “el cristiano obstinado”. Cuando se camina puede suceder que nos equivocamos de camino, pero eso no es lo peor. Para el Santo Padre “la tragedia es ser terco y decir ‘este es el camino’ y no escuchar la voz del Señor cuando nos dice que no lo es y nos indica: ‘vuelve para atrás y toma el verdadero camino’”.
El Pontífice además ha reflexionado sobre la categoría de los cristianos “que caminan, pero no saben dónde van”. Así ha advertido que “son errantes en la vida cristiana, vagabundos”. Su vida –ha precisado– es dar vueltas, por aquí, por allá, y pierden así la belleza de acercarse a Jesús. Y pierden el camino porque dan tantas vueltas que les lleva a una vida sin salida: el dar demasiadas vueltas se transforma en un laberinto y después no se sabe cómo salir. “Esa llamada de Jesús la han perdido. No tienen brújula para salir y dan vueltas y vueltas; buscan”, observa el Santo Padre.
Del mismo modo ha reconocido que hay muchos que en el camino son seducidos por una belleza y se detienen a mitad de camino, fascinados por lo que ven , de esa idea, de esa propuesta, de ese paisaje… Por eso, el Santo Padre ha subrayado que “la vida cristiana no es una fascinación, ¡es una verdad” ¡Es Jesucristo!”.
El Papa ha invitado a preguntarse cómo va el camino cristiano comenzado en el Bautismo. ¿Está parado? ¿Me he equivocado de camino? ¿Estoy continuamente dando vueltas y no sé dónde ir espiritualmente? ¿Me detengo delante de las cosas que me gustan como la mundanidad y la vanidad o voy siempre adelante, haciendo concretas las Bienaventuranzas y las Obras de misericordia?
El camino de Jesús –ha concluido el Papa– está lleno de consuelos, de gloria y también de cruces. Pero siempre con paz en el alma. Finalmente ha invitado a pedir al Espíritu Santo que nos enseñe a caminar bien, siempre: “y cuando nos cansemos, un pequeño descanso y adelante. Pidamos esta gracia”.

Comentario al evangelio de hoy martes 03 de mayo de 2016.

Evangelio de hoy :

Hoy


Lectura del santo evangelio según san Juan (14,6-14):
En aquel tiempo, dijo Jesús a Tomás: «Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí. Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto.»
Felipe le dice: «Señor, muéstranos al Padre y nos basta.»
Jesús le replica: «Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: «Muéstranos al Padre»? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, hace sus obras, Creedme: yo estoy en el Padre, y el Padre en mí. Si no, creed a las obras. Os lo aseguro: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aún mayores. Porque yo me voy al Padre; y lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré.»
Palabra del Señor
Comentario al Evangelio de hoy martes, 3 de mayo de 2016
Julio Corredor, cmf
Querido hermanos en la fe y en el amor, en medio del tiempo pascual nos ilumina el testimonio de dos grandes discípulos del Señor, Felipe y Santiago.
Primera lectura: «Os recuerdo, hermanos, el Evangelio que os proclamé y que vosotros aceptasteis, y en el que estáis fundados, y que os está salvando, […]. Porque lo primero que yo os transmití, tal como lo había recibido, fue esto: que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según las Escrituras; que se le apareció a Cefas y más tarde a los Doce; […]». 1 Cor 15, 1-5.
Con las Palabras de San Pablo, podemos destacar aquí dos realidades del comienzo de la Iglesia, que hasta hoy tienen la validez y el soporte histórico, eclesial y espiritual: 1. La perseverancia y la fidelidad al fundamento de la fe del creyente y, 2. Que el centro del mensaje es el Cristo real, anunciado por las Escrituras, encarnado con todas las consecuencias: la muerte y la sepultura, para luego resucitar y estar vivo, presente en la comunidad corroborado por el testimonio de los discípulos, quienes han tenido la experiencia de verlo resucitado. Esta es la esencia de la Buena Noticia, que Jesús es una realidad tangible, verificable en la historia, y que esta historia no termina con su muerte, sino que continúa hasta nuestros días, gracias al testimonio de tantos y tantas, que por la fe y la vida, continuamos sintiendo su presencia en las luchas cotidianas y con la certeza de que: «Pues si vivimos, para el Señor vivimos, y si morimos, para el Señor morimos; por tanto, ya sea que vivamos o que muramos, del Señor somos». (Rm 14, 8). Este es el sentido de la celebración de la fiesta de los Apóstoles, Felipe y Santiago el menor.Tener la certeza de que Cristo Vive hoy y siempre.
Evangelio: « […] Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. […] Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, hace sus obras, Creedme: yo estoy en el Padre, y el Padre en mí». (Jn 14, 9-10).
El diálogo de Jesús con Felipe revela una de las condiciones un tanto negativas del ser humano, tan común en muchos de los evangelizadores: La autoreferencialidad, el considerarse a sí mismos como el revelador de Dios, el dueño de la verdad última. Pues aquí queda claro que el único revelador de Dios es Jesús, pero siempre en relación y en comunión con la figura tierna y cercana del Dios Padre. Así, la presencia de Jesús tal como Él mismo lo dice, es ser Camino, ruta, guía a la casa del Padre, es ser Verdad, la del amor misericordioso del Padre, porque su identidad es Misericordia, y es Vida plena, porque ésta, la de hoy, es solo un “poco” de tiempo, porque la Eternidad es el tiempo de Dios. Por esto San Pablo nos repetirá como lo hizo a los Corintios: «El que se gloría, que se gloríe en el Señor». (1 Cor 1, 31).
Felipe es el principal interlocutor de la verdad de Jesucristo en comunión con el Padre, y los demás discípulos presentes, ellos nos impulsan a ser cada día menos autorreferenciales y a dirigir toda nuestra labor misionera para la mayor Gloria de Dios y la salvación del ser humano en su totalidad.

Mensaje del Papa durante la Eucaristía diaria de hoy en Santa Marta.

El Papa en Sta. Marta: La persecución es el precio del testimonio cristiano
https://es.zenit.org/articles/el-papa-en-sta-marta-la-persecucion-es-el-precio-del-testimonio-cristiano/
En la homilía de este lunes el Santo Padre recuerda que el Espíritu Santo que nos ha hecho conocer a Jesús es el mismo que nos empuja a darlo a conocer
El Papa en Santa Marta – 02 de mayo 2016
(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El Espíritu Santo nos dé la fuerza de ser testigos de Jesús también en las persecuciones, las grandes en las que se llega a dar la vida y en las pequeñas, las persecuciones de los chismorreos y las críticas. Así lo ha recordado el papa Francisco en la misa de esta mañana celebrada en Santa Marta.
La lectura del día de los Hechos de los Apóstoles recuerda que el Señor abrió el corazón de una mujer llamada Lidia, una vendedora de púrpura que en la ciudad de Tiatira escuchaba las palabras de Pablo.
Al respecto, el Papa ha explicado que esta mujer sintió algo dentro de ella, que le empujaba a decir: ‘¡Esto es verdad! Estoy de acuerdo con lo que dice este hombre, este hombre que da testimonio de Jesucristo. Es verdad lo que dice’. De este modo, el Pontífice ha aseverado que quien tocó el corazón de esta mujer es precisamente el Espíritu Santo, quien “ha hecho sentir a esta mujer que Jesús era el Señor, le hizo sentir que la salvación estaba en las palabras de Pablo; le hizo sentir a esta mujer un testimonio. El Espíritu da testimonio de Jesús. Y cada vez que escuchamos en el corazón algo que nos acerca a Jesús, es el Espíritu que trabaja dentro”.
Por otro lado, ha observado que el Evangelio habla de un doble testimonio: el del Espíritu que nos da el testimonio de Jesús y nuestro testimonio. Nosotros somos testigos del Señor con la fuerza del Espíritu. Jesús invita a los discípulos a no escandalizarse, porque el testimonio lleva consigo la persecución. Desde las pequeñas persecuciones de los chismorreos, de las críticas, hasta las grandes, de los que “la historia de la Iglesia está llena, que lleva a los cristianos a la cárcel y les lleva incluso a dar la vida”.
Tal y como ha subrayado el Papa, Jesús dijo que este es el precio del testimonio cristiano. “El cristiano, con la fuerza del Espíritu, da testimonio de que el Señor vive, que el Señor ha resucitado, que el Señor está entre nosotros, que el Señor celebra con nosotros su muerte, su resurrección, cada vez que nos dirigimos al altar”, ha asegurado.
Asimismo, “también el cristiano da testimonio, ayudado por el Espíritu, en su vida cotidiana, con su modo de actuar. Es el testimonio continuo del cristiano. Pero muchas veces este testimonio provoca ataques, provoca persecuciones”, ha observado el Pontífice.
Para concluir la homilía, el papa Francisco ha precisado que “el Espíritu Santo que nos ha hecho conocer a Jesús es el mismo que nos empuja a darlo a conocer, no tanto con las palabras, sino con el testimonio de vida”.
Es bueno pedir al Espíritu Santo –ha recordado– que venga a nuestro corazón, para dar testimonio de Jesús, decirle: ‘Señor, que no me aleje de Jesús. Enséñame lo que me ha enseñado Jesús. Hazme recordar lo que ha hecho y hace Jesús, y también, ayúdame a llevar el testimonio de estas cosas. Que la mundanidad, las cosas fáciles, las cosas que vienen precisamente del padre de la mentira, del príncipe de este mundo y el pecado, no me alejen del testimonio”.

Comentario al evangelio de hoy lunes 02 de mayo de 2016

¿Quién es para mí el Espíritu Santo?
Pascua
Juan 15,26―16,4. Pascua. Espíritu Santo, inspírame lo que debo pensar, lo que debo decir, lo que debo callar.
Por: Felipe de Jesús Rodríguez | Fuente: Catholic.net
http://es.catholic.net/op/articulos/17332/quin-es-para-m-el-espritu-santo.html
Del santo Evangelio según san Juan 15,26―16,4
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Cuando venga el Consolador, que yo les enviaré a ustedes de parte del Padre, el Espíritu de verdad que procede del Padre, él dará testimonio de mí y ustedes también darán testimonio, pues desde el principio han estado conmigo. Les he hablado de estas cosas para que su fe no tropiece. Los expulsarán de las sinagogas y hasta llegará un tiempo, cuando el que les dé muerte creerá dar culto a Dios. Esto lo harán, porque no nos han conocido ni al Padre ni a mí. Les he hablado de estas cosas para que, cuando llegue la hora de su cumplimiento, recuerden que ya se lo había predicho yo».
Oración introductoria
«Ven Espíritu Creador, manda tu luz desde el cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo, tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego…». (De un himno al Espíritu Santo).
Petición
Espíritu Santo, inspírame lo que debo pensar, lo que debo decir, lo que debo callar, lo que debo escribir, lo que debo hacer, cómo debo obrar para procurar el bien de los hombres. Amén
Meditación del Papa Francisco
El Espíritu Santo, entonces, como promete Jesús, nos guía «en toda la verdad»; nos lleva no solo al encuentro con Jesús, plenitud de la Verdad, sino que nos guía «en» la Verdad, es decir, nos hace entrar en una comunión siempre más profunda con Jesús, dándonos la inteligencia de las cosas de Dios. Y esta no la podemos alcanzar con nuestras fuerzas. Si Dios no nos ilumina interiormente, nuestro ser cristianos será superficial. La Tradición de la Iglesia afirma que el Espíritu de la verdad actúa en nuestros corazones, suscitando aquel «sentido de la fe» (sensus fidei), a través del cual, como afirma el Concilio Vaticano II, el Pueblo de Dios, bajo la guía del Magisterio, indefectiblemente se adhiere a la fe transmitida, la profundiza con un juicio recto y la aplica más plenamente en la vida. Probemos a preguntarnos: ¿estoy abierto a la acción del Espíritu Santo, le pido para que me ilumine, y me haga más sensible a las cosas de Dios?
Esta es una oración que tenemos que rezar todos los días: Espíritu Santo, haz que mi corazón esté abierto a la Palabra de Dios, que mi corazón esté abierto al bien, que mi corazón esté abierto a la belleza de Dios, todos los días. Me gustaría hacerles una pregunta a todos ustedes: ¿Cuántos de ustedes rezan cada día al Espíritu Santo?» (Homilía de S.S. Francisco, 15 de mayo de 2013
Pidan al Señor la gracia de recibir el Espíritu Santo que nos hará recordar las cosas de Jesús, que nos guiará a toda la verdad y nos preparará cada día para dar testimonio, para dar este pequeño martirio de cada día o un gran martirio, según la voluntad del Señor. (Homilía de S.S. Francisco, 11 de mayo de 2015).
Reflexión
Es el Espíritu Santo quien cuida para que nuestra «fe no tropiece» y, al mismo tiempo, es el «consuelo» en nuestras caídas y dificultades. No nos tiene que resultar extraña una relación personal con el Espíritu Santo, pues es la tercera persona de Santísima Trinidad. Es Él quien nos lleva a dar un verdadero testimonio de nuestra fe, pues Él nos muestra a Cristo («Él dará testimonio de mí») y nos lleva a testimoniarlo a todos los que están a nuestro alrededor («y ustedes también darán testimonio»).
Propósito
Para dar espacio al Espíritu Santo en mi alma, intentaré leer algún pasaje de la Sagrada Escritura o algunas páginas de un libro espiritual para nutrir mi fe.
Diálogo con Cristo
Jesús, quiero agradecerte por el don del Espíritu Santo. Tú sabes cuántas veces mi alma está cansada y agobiada de las preocupaciones y atareos de mi vida. Es en esos momentos cuando más necesito al «Consolador». Dispón mi alma para que siempre esté pronto a escucharle y a seguir lo que me pide. Amén
El Espíritu es el don que Jesús pidió y pide continuamente al Padre para sus amigos; el primer y principal don que nos ha obtenido con su Resurrección y Ascensión al cielo. Bendedicto XVI, 23 de mayo de 2010

EDD. Lunes 02 de mayo de 2016

Lunes de la sexta semana de Pascua
http://evangeliodeldia.org/main.php?language=SP&module=readings&localdate=20160502
Libro de los Hechos de los Apóstoles 16,11-15.
En aquellos días, nos embarcamos en Tróade y fuimos derecho a Samotracia, y al día siguiente a Neápolis.
De allí fuimos a Filipos, ciudad importante de esta región de Macedonia y colonia romana. Pasamos algunos días en esta ciudad,
y el sábado nos dirigimos a las afueras de la misma, a un lugar que estaba a orillas del río, donde se acostumbraba a hacer oración. Nos sentamos y dirigimos la palabra a las mujeres que se habían reunido allí.
Había entre ellas una, llamada Lidia, negociante en púrpura, de la ciudad de Tiatira, que adoraba a Dios. El Señor le tocó el corazón para que aceptara las palabras de Pablo.
Después de bautizarse, junto con su familia, nos pidió: «Si ustedes consideran que he creído verdaderamente en el Señor, vengan a alojarse en mi casa»; y nos obligó a hacerlo.
Salmo 149(148),1-2.3-4.5-6a.9b.
Canten al Señor un canto nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que Israel se alegre por su Creador
y los hijos de Sión se regocijen por su Rey.
Celebren su Nombre con danzas,
cántenle con el tambor y la cítara,
porque el Señor tiene predilección por su pueblo
y corona con el triunfo a los humildes.
Que los fieles se alegren por su gloria
y canten jubilosos en sus fiestas.
Glorifiquen a Dios con sus gargantas;
ésta es la victoria de todos sus fieles.
Evangelio según San Juan 15,26-27.16,1-4a.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
«Cuando venga el Paráclito que yo les enviaré desde el Padre, el Espíritu de la Verdad que proviene del Padre, él dará testimonio de mí.
Y ustedes también dan testimonio, porque están conmigo desde el principio.
Les he dicho esto para que no se escandalicen.
Serán echados de las sinagogas, más aún, llegará la hora en que los mismos que les den muerte pensarán que tributan culto a Dios.
Y los tratarán así porque no han conocido ni al Padre ni a mí.
Les he advertido esto para que cuando llegue esa hora, recuerden que ya lo había dicho.»
Comentario del Evangelio por San Cirilo de Alejandría (380-444), obispo y doctor de la Iglesia Comentario al evangelio de Juan, 10.
«También vosotros daréis testimonio»
Todo lo que Cristo debía hacer en la tierra se había ya cumplido; pero convenía que nosotros «llegáramos a ser partícipes de la naturaleza divina» del Verbo (2P 1,4), esto es, que abandonásemos nuestra vida anterior para transformarla y conformarla a un nuevo estilo de vida y santidad… Pues mientras Cristo vivía personalmente entre los creyentes, se les mostraba como el dispensador de todos sus bienes; pero cuando llegó la hora de regresar al Padre celestial, continuó presente entre sus fieles mediante su Espíritu, y «habitando por la fe en nuestros corazones» (Ef 3,17).
Este mismo Espíritu transforma y traslada a una nueva condición de vida a los fieles en que habita y tiene su morada. Esto puede ponerse fácilmente de manifiesto con testimonios tanto del antiguo como del nuevo Testamento. Así el piadoso Samuel dice a Saúl: «Te invadirá el Espíritu del Señor, y te convertirás en otro hombre» (1S 10,6). Y san Pablo: «Nosotros todos, que llevamos la cara descubierta, reflejamos la gloria del Señor y nos vamos transformando en su imagen con resplandor creciente; así es como actúa el Señor, que es Espíritu» (2C 3,18).
No es difícil percibir como transforma el Espíritu la imagen de aquello en los que habita: del amor a las cosas terrenas, el Espíritu nos conduce a las esperanza de las cosas del cielo; y de la cobardía y la timidez, a la valentía y generosa intrepidez de espíritu. Sin duda es así como encontramos a los discípulos, animados y fortalecidos por el Espíritu, de tal modo que no se dejaron vencer en absoluto por los ataques de los perseguidores, sino que se adhirieron con todas sus fuerzas al amor de Cristo. Se trata exactamente de lo que había dicho el Salvador: «Os conviene que yo me vaya al cielo» (Jn 16,7). En este tiempo, en efecto, descendería el Espíritu.
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MENSAJE DEL PAPA DURANTE EL REZO DEL REGINA COELI.

El Papa reza el Regina Coeli, Texto completo .
https://es.zenit.org/articles/el-papa-reza-el-regina-coeli-texto-completo/
El Santo Padre pide tolerancia cero a los abusos contra los menores y que los abusadores sean castigados severamente
•1 mayo 2016.
(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- Al medio día de este domingo, el papa Francisco rezó la oración del Regina Coeli desde la ventana de su estudio en el Palacio Apostólico, ante miles de fieles, peregrinos y turistas reunidos en la plaza de San Pedro.
El Santo Padre recordando el evangelio de hoy señaló que el Espíritu Santo instruye a sus discípulos. Reiteró la importancia de leer diariamente el Evangelio pidiendo al Espíritu Santo que dé entendimiento, a llevar su caridad y que no estamos solos.
Después de la oración el Santo Padre recordó la dramática situación de Siria, pidió se respete la tregua y reiteró que el diálogo es la única posibilidad para lograr la paz. Felicitando a la Asociación ‘Meter’, se refirió a los casos de abusos a menores y pidió nunca tolerarlos, defenderlos y castigar severamente a los abusadores.
A continuación el Texto Completo:
“¡Queridos hermanos y hermanas, buenos días!
El Evangelio de hoy nos lleva nuevamente al Cenáculo. Durante la Última Cena, antes de enfrentar a la pasión y la muerte en la cruz, Jesús promete a los apóstoles el don del Espíritu Santo, que tendrá la tarea de enseñar y de recordar sus palabras a la comunidad de los discípulos.
Lo dice el mismo Jesús: « El Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, les enseñará todo y les recordará lo que les he dicho» (Jn 14,26). ). Enseñar y recordar. Y esto es lo que hace el Espíritu Santo en nuestros corazones.
En el momento en el que está por regresar al Padre, Jesús preanuncia la venida del Espíritu que ante todo enseñará a los discípulos a entender cada vez más plenamente el Evangelio, a recibirlo en su existencia y a hacerlo vivo y operante con el testimonio.
Mientras está por confiar a los Apóstoles –que justamente quiere decir, enviados– la misión de llevar el anuncio del Evangelio por todo el mundo, Jesús promete que no se quedarán solos: el Espíritu Santo, el Paráclito, estará con ellos, a su lado, es más, estará en ellos, para defenderlos y sostenerlos.
Jesús regresa al Padre pero sigue acompañando y enseñando a sus discípulos mediante el don del Espíritu Santo.
El segundo aspecto de la misión del Espíritu Santo consiste en el ayudar a los Apóstoles a recordar las palabras de Jesús.
El Espíritu tiene la tarea de despertar la memoria, recordar las palabras de Jesús. El divino Maestro ha comunicado ya todo aquello que pretendía confiar a los Apóstoles: con Él, Verbo encarnado, la revelación es completa.
El Espíritu hará recordar las enseñanzas de Jesús en las diversas circunstancias concretas de la vida, para poderlas poner en práctica. Es precisamente lo que sucede todavía hoy en la Iglesia, guiada por la luz y la fuerza del Espíritu Santo, para que pueda llevar a todos el don de la salvación, o sea el amor y la misericordia de Dios.
Por ejemplo, cuando ustedes leen todos los días –como les he aconsejado– un pasaje del Evangelio, pedir al Espíritu Santo: “Que yo entienda y que yo recuerde estas palabras de Jesús”. Y después de leer el pasaje, todos los días… Pero antes hacer aquella oración al Espíritu, que está en nuestro corazón: “Que yo recuerde y que yo entienda”.
¡No estamos solos: Jesús está cerca de nosotros, en medio de nosotros, dentro de nosotros! Su nueva presencia en la historia ocurre mediante el don del Espíritu Santo, por medio del cual es posible instaurar una relación viva con Él, el Crucificado Resucitado.
El Espíritu, difundido en nosotros con los sacramentos del Bautismo y de la Confirmación, actúa en nuestra vida. Él nos guía en la forma de pensar, de actuar, de distinguir qué cosa es buena y qué cosa es mala; nos ayuda a practicar la caridad de Jesús, su darse a los demás, especialmente a los más necesitados.
¡No estamos solos! Y la señal de la presencia del Espíritu Santo es también la paz que Jesús dona a sus discípulos: «Les doy mi paz» (v. 27). Ella es diferente de aquella que los hombres se desean e intentan realizar.
La paz de Jesús brota de la victoria sobre el pecado, sobre el egoísmo que nos impide amarnos como hermanos. Es don de Dios y señal de su presencia. Cada discípulo, llamado hoy a seguir a Jesús cargando la cruz, recibe en sí la paz del Crucificado Resucitado en la certeza de su victoria y en la espera de su definitiva venida.
Que la Virgen María nos ayude a recibir con docilidad el Espíritu Santo como maestro interior y como memoria viva de Cristo en el camino cotidiano”.
El papa reza la oración del Regina Coeli y a continuación dice las siguientes palabras.
“Queridos hermanos y hermanas, mi cordial saludo va a nuestros hermanos de las Iglesias de Oriente que celebran hoy la Pascua. El Señor resucitado les dé a todos, los dones de su luz y de su paz. Christos anesti!
Recibo con profundo dolor las dramáticas noticias que provienen de Siria, sobre la espiral de violencia que sigue agravando la ya desesperada situación humanitaria del país, en particular en la ciudad de Alepo, y a producir víctimas inocentes, incluso entre los niños, enfermos y quienes con gran sacrificio se empeñan a dar ayuda al prójimo.
Exhorto a todas las partes involucradas en el conflicto a respetar el cese de las hostilidades y a reforzar el diálogo en curso, el único camino que conduce a la paz.
Se abre mañana en Roma la conferencia internacional sobre el tema “El desarrollo sostenible y las formas más vulnerables de trabajo”. Deseo que el evento pueda sensibilizar las autoridades, las instituciones políticas y económicas y la sociedad civil, para que se promueva un modelo de desarrollo que tenga en cuenta la dignidad humana en el pleno respeto de las normas sobre el trabajo y el ambiente.
Saludo a los peregrinos provenientes de Italia y de otros países, en particular saludo a los fieles de Madrid, Barcelona y Varsovia, como también a la comunidad Abraham, empeñada en proyectos de evangelización en Europa; a los peregrinos de Olgiate y Comasco, Bagnolo Mella y a quienes han recibido la Confirmación en Castelli Calepio.
Saludo a la Asociación ‘Meter’, que desde hace tantos años lucha contra toda forma de abuso contra los menores. Esta es una tragedia. No debemos tolerar los abusos contra los menores. Tenemos que defender a los menores y castigar severamente a los abusadores. ¡Gracias por vuestro empeño y sigan con coraje en esta labor!
Y a todos les deseo que tengan un buen domingo y por favor no se olvide de rezar por mi. ‘Buon pranzo’ y ‘arrivederici’”.

catequesis del papa Francisco en la audiencia del sábado 30 de abril de 2016

Texto completo de la catequesis del papa Francisco en la audiencia del sábado 30 de abril de 2016
https://es.zenit.org/articles/texto-completo-de-la-catequesis-del-papa-francisco-en-la-audiencia-del-sabado-30-de-abril-de-2016/
El Santo Padre ha insistido en que El confesor debe acoger a las personas que van a él para reconciliarse con Dios y ayudarlos en el camino de esta reconciliación que está haciendo.
30 abril 2016
(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El papa Francisco ha reflexionado este sábado en la audiencia jubilar sobre la reconciliación, como un aspecto importante de la misericordia. Así ha recordado que “solo con nuestras fuerzas no podemos reconciliarnos con Dios” y que “Él reconstruye el puente que nos reincorpora al Padre y nos permite encontrar la dignidad de hijos”.
Publicamos a continuación el texto completo de la catequesis del Papa.
¡Queridos hermanos y hermanas, buenos días!
Hoy deseo reflexionar con vosotros sobre un aspecto importante de la misericordia: la reconciliación. Dios no ha dejado nunca de ofrecer su perdón a los hombres: su misericordia se hace sentir de generación en generación. A menudo repetimos que nuestros pecados nos alejan del Señor: en realidad, pecando, nosotros nos alejamos de Él, pero Él, viéndonos en el peligro, aún más viene a buscarnos. Dios no se resigna nunca a la posibilidad de que una persona permanezca ajena a su amor, con la condición de encontrar en ella algún signo de arrepentimiento por el mal cumplido.
Solo con nuestras fuerzas no podemos reconciliarnos con Dios. El pecado es realmente una expresión de rechazo de su amor, con la consecuencia de encerrarnos en nosotros mismos, con la ilusión de encontrar mayor libertad y autonomía. Pero lejos de Dios no ya tenemos una meta, y de peregrinos en este mundo nos convertimos en “errantes”. De forma coloquial podemos decir que, cuando pecamos, nosotros “damos la espalda a Dios”. Es precisamente así; el pecador se ve solo a sí mismo y pretende de esta forma ser autosuficiente; por eso, el pecado alarga siempre más la distancia entre Dios y nosotros, y esta se puede convertir en un abismo. Aún así, Jesús viene a buscarnos como un buen pastor que no está contento hasta que no encuentra la oveja perdida (cfr Lc 15,4-6). Él reconstruye el puente que nos reincorpora al Padre y nos permite encontrar la dignidad de hijos. Con la ofrenda de su vida nos ha reconciliado con el Padre y nos ha donado la vida eterna (cfr Gv 10,15). “¡Dejaos reconciliar con Dios! ¡Dejaos reconciliar con Dios!”(2 Cor 5,20): el grito que el apóstol Pablo dirige a los primeros cristianos de Corinto, hoy vale para todos nosotros con la misma fuerza y convicción.
Dejémonos reconciliar con Dios. Este Jubileo de la Misericordia es un tiempo de reconciliación para todos. Muchas personas quisieran reconciliarse con Dios pero no saben cómo hacer, o no se sienten dignos, o no quieren admitirlo ni siquiera a sí mismos.
La comunidad cristiana puede y debe favorecer el regreso sincero a Dios de los que sienten su nostalgia. Sobre todo cuantos realizan el “ministerio de la reconciliación” (2 Cor 5,18) están llamados a ser instrumentos dóciles del Espíritu Santo para que ahí donde ha abundado el pecado pueda sobreabundar la misericordia de Dios (Cfr. Rom 5,20). ¡Ninguno permanezca alejado de Dios a causa de obstáculos puestos por los hombres!
Y esto es válido, esto vale también – y lo digo enfatizándolo – para los confesores, es válido para ellos: por favor, no pongan obstáculos a las personas que quieren reconciliarse con Dios. ¡El confesor debe ser un padre! ¡Está en lugar de Dios Padre! El confesor debe acoger a las personas que van a él para reconciliarse con Dios y ayudarlas en el camino de esta reconciliación que está haciendo. Es un ministerio tan bonito: no es una sala de tortura ni un interrogatorio, no, es el Padre quien recibe, Dios Padre, Jesús, que recibe y acoge a esta persona y perdona. ¡Dejémonos reconciliar con Dios! ¡Todos nosotros!
Este Año Santo sea tiempo favorable para redescubrir la necesidad de la ternura y de la cercanía del Padre y del volver a Él con todo el corazón.
Tener la experiencia de la reconciliación con Dios permite descubrir la necesidad de otras formas de reconciliación: en las familias, en las relaciones interpersonales, en las comunidades eclesiales, como también en las relaciones sociales e internacionales. Alguno me decía, los días pasados, que en el mundo existen más enemigos que amigos, y creo que tiene razón. Pero no, hagamos puentes de reconciliación también entre nosotros, comenzando por la misma familia. ¡Cuántos hermanos han discutido y se han alejado solamente por la herencia! Pero mira, ¡esto no es así! ¡Este Año es el año de la reconciliación, con Dios y entre nosotros! La reconciliación de hecho es también un servicio a la paz, al reconocimiento de los derechos fundamentales de las personas, a la solidaridad y a la acogida de todos.
Aceptemos, por lo tanto, la invitación a dejarnos reconciliar con Dios, para convertirnos en nuevas criaturas y poder irradiar su misericordia en medio de los hermanos, en medio de la gente.
(Texto traducido por ZENIT)

EDD. Sábado 30 de abril de 2016.

Sábado de la quinta semana de Pascua.
http://evangeliodeldia.org/main.php?language=SP&module=readings&localdate=20160429
Libro de los Hechos de los Apóstoles 16,1-10.
Pablo llegó luego a Derbe y más tarde a Listra, donde había un discípulo llamado Timoteo, hijo de una judía convertida a la fe y de padre pagano.
Timoteo gozaba de buena fama entre los hermanos de Listra y de Iconio.
Pablo quería llevarlo consigo, y por eso lo hizo circuncidar en consideración a los judíos que había allí, ya que todo el mundo sabía que su padre era pagano.
Por las ciudades donde pasaban, transmitían las decisiones tomadas en Jerusalén por los Apóstoles y los presbíteros, recomendando que las observaran.
Así, las Iglesias se consolidaban en la fe, y su número crecía día tras día.
Como el Espíritu Santo les había impedido anunciar la Palabra en la provincia de Asia, atravesaron Frigia y la región de Galacia.
Cuando llegaron a los límites de Misia, trataron de entrar en Bitinia, pero el Espíritu de Jesús no se lo permitió.
Pasaron entonces por Misia y descendieron a Tróade.
Durante la noche, Pablo tuvo una visión. Vio a un macedonio de pie, que le rogaba: «Ven hasta Macedonia y ayúdanos».
Apenas tuvo esa visión, tratamos de partir para Macedonia, convencidos de que Dios nos llamaba para que la evangelizáramos.
Salmo 100(99),1-2.3.5.
Aclame al Señor toda la tierra,
sirvan al Señor con alegría,
lleguen hasta él con cantos jubilosos.
Reconozcan que el Señor es Dios:
él nos hizo y a él pertenecemos;
somos su pueblo y ovejas de su rebaño.
¡Qué bueno es el Señor!
Su misericordia permanece para siempre,
y su fidelidad por todas las generaciones.
Evangelio según San Juan 15,18-21.
Jesús dijo a sus discípulos:
«Si el mundo los odia, sepan que antes me ha odiado a mí.
Si ustedes fueran del mundo, el mundo los amaría como cosa suya. Pero como no son del mundo, sino que yo los elegí y los saqué de él, el mundo los odia.
Acuérdense de lo que les dije: el servidor no es más grande que su señor. Si me persiguieron a mí, también los perseguirán a ustedes; si fueron fieles a mi palabra, también serán fieles a la de ustedes.
Pero los tratarán así a causa de mi Nombre, porque no conocen al que me envió.»
Comentario del Evangelio por San Juan Pablo II (1920-2005), papa. Homilía en la conmemoración ecuménica de los testigos de la fe del siglo XX, 7/5/00.
“Si el mundo os odia, sabed que primero me ha odiado a mí”.
“El que se ama a sí mismo, se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se guardará para la vida eterna” (Jn 12,25). Se trata aquí de una verdad que el mundo contemporáneo a menudo rechaza y desprecia, porque hace del amor a sí mismo el criterio supremo de la existencia. Pero los testigos de la fe [del siglo XX] no han pensado en su ventaja propia, ni en su bienestar, ni tan sólo en su supervivencia como si fueran valores superiores a la fidelidad al Evangelio. A pesar de su debilidad, se han opuesto vigorosamente al mal. En su fragilidad ha brillado la fuerza de la fe y de la gracia del Señor.
La preciosa herencia que estos testigos de la fe nos han dejado es un patrimonio común a todas las Iglesias y a todas las Comunidades eclesiales… El ecumenismo más convincente es el de los mártires y los testigos de la fe; ello indica a los cristianos del siglo veintiuno el camino de la unidad. Es la herencia de la cruz vivida a la luz de la Pascua; herencia que enriquece y sostiene a los cristianos a medida que avanzan en el nuevo milenio…
¡Que en el siglo y milenio que empieza, la memoria de estos hermanos y hermanas, permanezca siempre viva! ¡Que se transmita de generación en generación, a fin de ser semilla fecunda de una profunda renovación cristiana! ¡Que se guarde como un tesoro de insigne valor para los cristianos del nuevo milenio y sea levadura para llegar a la plena comunión de todos los discípulos de Cristo!… ¡Pido al Señor para que la nube de testimonios que nos rodea (Hb 12,1) nos ayude a todos nosotros, creyentes, a saber expresar nuestro amor a Cristo con una valentía igual a la suya, para aquel que permanece viviendo en su Iglesia, hoy como ayer, mañana y siempre!

Homilía Para la Eucaristía del Domingo 01 de Mayo de 2016.

Homilía Para la Eucaristía del Domingo 01 de Mayo de 2016.
Paz y Bien para todos ustedes.
DOMINGO SEXTO DE PASCUA.
Hechos 15,1-2.22-29: la iglesia se abre oficialmente al mundo de los paganos al resolver un problema teológico: sólo la fe en Jesucristo salva. Los Apóstoles piden a los discípulos que cumplan ciertas normas por el bien y convivencia de la comunidad.
Apocalipsis 21,10-14.22-23: visión de la nueva Jerusalén (la esposa del Cordero). En ella habita Dios, por eso es el Templo de Dios.
Juan 14,23-29: una vez más Jesús anuncia la venida del Espíritu Santo, el que consuela. La presencia de Jesús por medio del Espíritu es importante: recuerda, ilumina y da la paz.
1.- Estamos en un contexto de despedida; Jesús ya no estará físicamente presente entre sus discípulos. Para continuar su presencia entre sus discípulos, Jesús pide al Padre que envíe “otro que consuele”. Jesús presente en medio de ellos fue consuelo y defensor. Ahora viene del Padre y del Hijo el Espíritu Santo. El Señor se refiere al Espíritu Santo como “Memoria” y como “Iluminador”. Él es quien recuerda todo lo enseñado a los discípulos y Él es quien enseña e ilumina para que podamos alcanzar la verdad completa. Este Espíritu continúa la presencia del Resucitado en medio de la comunidad de los creyentes y la asiste en todo momento.
2.- Esta comunidad de discípulos, de creyentes, es abierta, no cerrada. Abierta a todos, no exclusiva para algunos, ya sea por la raza, la cultura, la condición social o las costumbres religiosas. Costó a los primeros cristianos vivir esta verdad y trataron, algunos, de imponer al resto lo que ellos practicaban. Este fue un tema candente. Fue el Espíritu Santo quien les ayudó a descubrir la verdad completa: que lo que salva es la fe en Jesucristo. En otra parte el Señor dirá a Pedro: “No consideres profano o impuro lo que Dios ha purificado” (Hechos 10,15). Al principio Pedro no lo comprendió, tampoco la comunidad. Es el Espíritu Santo el que acompaña e ilumina a su Iglesia, a la Esposa del Cordero.
Vamos descubriendo algunos aspectos que es bueno tener en cuenta. La Iglesia es presentada como Esposa; también es presentada como el Templo, ya que en Ella está la presencia de Dios. Todavía no lo vemos claramente, pero es una tremenda realidad.
3.- Me llama la atención la descripción que se hace en el Apocalipsis de la ciudad: doce puertas que miran a los cuatro puntos cardinales. ¡Todos, vengan de donde vengan, podrán entrar! Esta ciudad puede significar al Pueblo de Dios, la Iglesia, llamada a cobijar a todos, sin excluir a nadie. Suena lindo, pero nos damos cuenta que esto es difícil. Por naturaleza nosotros excluimos, apartamos, calificamos y también descalificamos. Los paganos eran descalificados por los judíos. Hoy, por distintas razones, también hay gente descalificada. Si antes el tema candente fue definir si lo que salva es la fe o las prácticas religiosas, tema no menor, hoy el tema, entre otros, es si los divorciados vueltos a casar pueden comulgar. Y así otros temas. La Iglesia, con la asistencia del Espíritu Santo, va buscando soluciones de carácter pastoral (no doctrinal). Lo importante es dejarse instruir, iluminar por el Espíritu Santo. El está presente, El es quien realiza la presencia del Señor en medio nuestro. El es nuestra Luz.
Tanto en la vida comunitaria como en la personal tenemos que dejarnos guiar, iluminar por el Espíritu del Señor. La vida cristiana está llamada a ser una vida animada y conducida por el Espíritu que mora en nosotros. Sólo así podrá ser una vida en obediencia al Mandamiento del Amor que asegura la morada de Dios en el creyente.
4.- Nosotros por la fe en Jesucristo hemos llegado a ser propiedad de Dios, El ha tomado posesión de nosotros. No es exagerado decir que somos portadores de Dios, somos Templo de Dios porque El mora en nosotros, tanto en la comunidad como en cada uno de nosotros, siempre que vivamos el Mandamiento principal.
Hoy, en la Eucaristía, todo esto es realidad, ya que en Cristo todos estamos en comunión con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Todos estamos en comunión entre nosotros. Porque hacemos realidad el amor de Dios en nosotros. Sin comunión con Jesús no hay amor verdadero, y sin él es imposible responder al Padre.
Hermano Pastor Salvo Beas.