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Ángelus: un instante de silencio para decir a Jesús: “Si quieres, puedes purificarme”

Fuente :  https://es.zenit.org/articles/angelus-un-instante-de-silencio-para-decir-a-jesus-si-quieres-me-puedes-purificar/

Una persona enferma puede estar todavía más unida a Dios (Traducción completa)
11 febrero 2018Raquel AnilloAngelus y Regina Caeli

Ángelus /11/02/2018, Captura, Vatican Media
(ZENIT – 11 febrero 2018).- “Hagamos un momento de silencio, y cada uno de nosotros…. puede pensar en su corazón, mirar en él y ver sus impurezas, sus pecados”. Y cada uno de nosotros…puede decir a Jesús: “si quieres puedes purificarme”. Esta es la invitación del Papa Francisco en el Ángelus de este domingo 11 de febrero de 2018, Día Mundial de los Enfermos.
Ante unas 30.000 personas participantes en la oración mariana en la Plaza San Pedro, el Papa ha afirmado que “ninguna enfermedad es causa de impureza…de ninguna manera socava o impide su relación con Dios” Al contrario, una persona enferma puede estar aún más unida a Dios”.
Pero por otro lado, agregó, el pecado “nos hace impuros”: “El egoísmo, el orgullo, la entrada en el mundo de la corrupción, son enfermedades del corazón que deben ser purificadas”.
AK


Esta es nuestra traducción de las palabras que el Papa ha pronunciado en la introducción del Ángelus.

 

Palabras del Papa Francisco
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
En este domingo, el Evangelio, según San Marcos, nos muestra a Jesús sanando todo tipo de enfermos. En este contexto, se sitúa la Jornada Mundial del enfermo, que se celebra hoy 11 de febrero, memoria de la Santa Virgen María de Lourdes. Por lo tanto, con el corazón vuelto a la gruta de Massabielle, contemplamos a Jesús como verdadero médico del cuerpo y del alma, que Dios Padre ha enviado al mundo para curar a la humanidad, marcada por el pecado y sus consecuencias.
El pasaje del Evangelio de hoy (cf. Mc 1,40-45) nos presenta la curación de un hombre enfermo de lepra, patología que en el Antiguo Testamento era considerada como una grave impureza y comportaba la separación del leproso de la comunidad: vivían solos. Su condición era verdaderamente penosa, porque la mentalidad de la época los hacía sentirse impuro no solo delante de los hombres sino también ante Dios, por eso el leproso del Evangelio suplica a Jesús con estas palabras: “Si quieres, puedes purificarme” (v. 40).
Al oír esto Jesús siente compasión (v. 41). Es muy importante fijar la atención sobre esta resonancia interior de Jesús, como hemos hecho a lo largo del Jubileo de la Misericordia. No se entiende la obra de Jesús, no se entiende a Cristo mismo, sino se entra en su corazón lleno de compasión y de misericordia. Esto es lo que le impulsa a extender la mano hacía aquel hombre enfermo de lepra, a tocarlo y decirle: “¡Quiero, queda purificado!” (v. 40). El hecho más sorprendente, es que Jesús toca al leproso, porque esto estaba absolutamente prohibido por la ley de Moisés. Tocar a un leproso significaba ser contagiado también dentro, en el espíritu, es decir, hacerse impuro. Pero en este caso el influjo no va del leproso a Jesús para transmitir el contagio, sino de Jesús al leproso para darle la purificación.
En esta curación, nosotros admiramos más allá de la compasión y de la misericordia, también la audacia de Jesús, que no se preocupa ni del contagio ni de las prescripciones, sino que está motivado por la voluntad de liberar a este hombre de la maldición que lo oprime.
Ninguna enfermedad es causa de impureza; la enfermedad ciertamente involucra a toda la persona, pero en ningún modo impide o prohíbe su relación con Dios. Al contrario, una persona enferma puede estar más unida a Dios. En cambio el pecado, esto sí nos hace impuros, el egoísmo, la soberbia, el entrar en el mundo de la corrupción, estas son enfermedades del corazón del cual se necesita ser purificado, dirigiéndonos a Jesús como el leproso: “¡Si quieres, puedes purificarme!”.
Y ahora, hagamos un momento de silencio y cada uno de nosotros – vosotros, todos, yo – podemos pensar y ver en su corazón, ver dentro de sí y ver las propias impurezas, los propios pecados, cada uno de nosotros, en silencio, con la voz del corazón, decir a Jesús: “¡Si quieres, puedes purificarme!”. Hagámoslo todos en silencio.
“¡Si quieres, puedes purificarme!”
“¡Si quieres, puedes purificarme!”
Y cada vez que nos dirigimos al sacramento de la Reconciliación con el corazón arrepentido, el Señor nos repite también a nosotros: “¡Quiero, queda purificado!”. Así la lepra del pecado desaparece, volvemos a vivir con alegría nuestra relación filial con Dios y somos admitidos plenamente en la comunidad.
Por intercesión de la Virgen María, nuestra Madre Inmaculada, pidamos al Señor, que ha traído a los enfermos la salud, sanar también nuestras heridas interiores con su infinita misericordia, para darnos así la esperanza y la paz del corazón.
© Traducción de ZENIT, Raquel Anillo

Comentario al evangelio de hoy sábado 10 de febrero de 2018.

Jesús no es indiferente.

Sábado V de Tiempo Ordinario.
Por: H. David Mauricio Sánchez Mejía, L.C.
 
Fuente:  http://es.catholic.net/op/articulos/68385/jesus-no-es-indiferente.html

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Gracias, Señor, por el don de mi vida, porque me permites cada día levantarme, ver la luz del sol y la sonrisa en el rostro de aquellos que amo. Aumenta mi fe para descubrirte en todo lo que me sucede. Aumenta mi esperanza para confiar en Ti en los momentos difíciles. Aumenta mi amor para ser tu testigo fiel ante mis hermanos los hombres.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Marcos 8, 1-10
Uno de aquellos días, vio Jesús que lo seguía mucha gente y no tenían que comer. Entonces llamó a sus discípulos y les dijo: «Me da lástima de esta gente; ya llevan tres días conmigo y no tienen qué comer. Si los mando a sus casas en ayunas, se van a desmayar por el camino. Además, algunos han venido desde lejos.
Sus discípulos le respondieron: «¿Y de dónde se puede conseguir pan, aquí en despoblado, para que coma tanta gente?» Él les preguntó: «¿Cuántos panes tienen?» Ellos le contestaron: «Siete».
Jesús mandó a la gente que se sentara en el suelo, tomó los siete panes, pronunció la acción de gracias, los partió y se los fue dando a sus discípulos para que los distribuyeran. Y ellos los fueron distribuyendo entre la gente.
Tenían, además, unos cuantos pescados. Jesús los bendijo también y mandó que los distribuyeran. La gente comió hasta quedar satisfecha, y todavía se recogieron siete canastos de sobras. Eran unos cuatro mil. Jesús los despidió y luego se embarcó con sus discípulos llegó a la región de Dalmanuta.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Jesús se compadece de la gente porque la amaba. Nos ama a todos, de eso no hay dudas, pero como quien se acerca más al fuego tiene más posibilidades de calentarse, así también quien se acerca más a Cristo le ofrece más posibilidades de demostrar Su amor. Aquella gente se apiñaba alrededor de Jesús y Él no podía despedirlos con las manos vacías.
Dios quiere actuar, y actuará, en la medida que se lo permitamos. Él hace que los frutos sean abundantes, aunque lo que le presentemos sea poco. Lo único que pide es que nos demos totalmente porque así podrá hacernos realmente felices. Esos siete panes y esos cuantos peces lograron alimentar a cuatro mil personas, no porque eran pocos, sino porque era todo lo que los discípulos le podían ofrecer al Señor.
Dios quiere hacerte feliz, ¿qué dones tienes que aún no le has entregado?

Jesús es el que bendice y parte los panes, con el fin de satisfacer a todas esas personas, pero los cinco panes y los dos peces fueron aportados por los discípulos, y Jesús quería precisamente esto: que, en lugar de despedir a la multitud, ofrecieran lo poco que tenían. Hay además otro gesto: los trozos de pan, partidos por las manos sagradas y venerables del Señor, pasan a las pobres manos de los discípulos para que los distribuyan a la gente. También esto es «hacer» con Jesús, es «dar de comer» con él.
(Homilía de S.S. Francisco, 26 de mayo de 2016).

Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Durante el día le regalaré al Señor algún tiempo extra de oración.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
 

EDD. säbado 10 de febrero de 2018

Fuente : http://evangeliodeldia.org/main.php?language=SP&module=readings&localdate=20180209
 
Sábado de la quinta semana del tiempo ordinario
Primer Libro de los Reyes 12,26-32.13,33-34.
Pero Jeroboám pensó: «Tal como se presentan las cosas, el reino podría volver a la casa de David.
Si este pueblo sube a ofrecer sacrificios a la Casa de Dios en Jerusalén, terminarán por ponerse de parte de Roboám, rey de Judá, su señor; entonces me matarán a mí y se volverán a Roboám, rey de Judá».
Y después de haber reflexionado, el rey fabricó dos terneros de oro y dijo al pueblo: «¡Basta ya de subir a Jerusalén! Aquí está tu Dios, Israel, el que te hizo subir del país de Egipto».
Luego puso un ternero en Betel y el otro en Dan.
Aquello fue una ocasión de pecado, y el pueblo iba delante de uno de ellos hasta Dan.
Jeroboám erigió templetes en los lugares altos, e instituyó sacerdotes de entre el común de la gente, que no eran hijos de Leví.
Además, celebró una fiesta el día quince del octavo mes, como la fiesta que se celebraba en Judá, y subió al altar. Esto lo hizo en Betel, donde ofreció sacrificios a los terneros que había fabricado. En Betel estableció a los sacerdotes de los lugares altos que había erigido.
Después que sucedió esto, Jeroboám no se convirtió de su mala conducta. Volvió a instituir como sacerdotes de los lugares altos a personas tomadas del común de la gente; todo el que lo deseaba era investido por él y se convertía en sacerdote de los lugares altos.
Esto fue una ocasión de pecado para la casa de Jeroboám, y provocó su destrucción y su exterminio de la faz de la tierra.
 
Salmo 106(105),6-7a.19-20.21-22.
Hemos pecado, igual que nuestros padres;
somos culpables, hicimos el mal:
nuestros padres, cuando estaban en Egipto,
no comprendieron tus maravillas;
En Horeb se fabricaron un ternero,
adoraron una estatua de metal fundido:
así cambiaron su Gloria
por la imagen de un toro que come pasto.
Olvidaron a Dios, que los había salvado
y había hecho prodigios en Egipto,
maravillas en la tierra de Cam
y portentos junto al Mar Rojo.
Evangelio según San Marcos 8,1-10.
En esos días, volvió a reunirse una gran multitud, y como no tenían qué comer, Jesús llamó a sus discípulos y les dijo:
«Me da pena esta multitud, porque hace tres días que están conmigo y no tienen qué comer.
Si los mando en ayunas a sus casas, van a desfallecer en el camino, y algunos han venido de lejos».
Los discípulos le preguntaron: «¿Cómo se podría conseguir pan en este lugar desierto para darles de comer?».
El les dijo: «¿Cuántos panes tienen ustedes?». Ellos respondieron: «Siete».
Entonces él ordenó a la multitud que se sentara en el suelo, después tomó los siete panes, dio gracias, los partió y los fue entregando a sus discípulos para que los distribuyeran. Ellos los repartieron entre la multitud.
Tenían, además, unos cuantos pescados pequeños, y después de pronunciar la bendición sobre ellos, mandó que también los repartieran.
Comieron hasta saciarse y todavía se recogieron siete canastas con lo que había sobrado.
Eran unas cuatro mil personas. Luego Jesús los despidió.
En seguida subió a la barca con sus discípulos y fue a la región de Dalmanuta.
Comentario del Evangelio por San Ambrosio (c. 340-397), obispo de Milán y doctor de la Iglesia. Comentario al evangelio de Lucas, VI, 73-88
«Si los despido a sus casas en ayunas, se van a desmayar por el camino»
Señor Jesús, sé muy bien que no quieres dejar en ayunas a esas gentes aquí conmigo, sino alimentarles con el pan que les distribuyas; así, fortificados con tu alimento, no temerán desfallecer de hambre. Sé muy bien que tampoco a nosotros nos quieres enviar en ayunas… Tú lo has dicho: no quieres que desfallezcan por el camino, es decir, que desfallezcan a lo largo del camino de esta vida, antes de llegar al término de la ruta, antes de llegar al Padre y comprender que tú vienes del Padre…
El Señor tiene compasión, a fin de que nadie desfallezca por el camino… Igual que hace llover sobre justos e injustos (Mt 5,45), nutre tanto a los justos como a los injustos. ¿No es, acaso, gracias a la fuerza del alimento recibido que el profeta Elías, desfallecido en el camino, pudo caminar cuarenta días? (1R 19,8). Este alimento se lo dio un ángel; pero a vosotros es el mismo Cristo quien os alimenta. Si conserváis el alimento así recibido, seréis capaces de caminar no cuarenta días y cuarenta noches…, sino durante cuarenta años, desde la salida de vuestros confines de Egipto hasta vuestra llegada a la tierra de la abundancia, la tierra que mana leche y miel (Ex 3,8)…
Cristo comparte los víveres, y quiere, sin duda alguna, dar a todos. No rechaza a nadie sino que provee a todos. Sin embargo, cuando parte los panes y los da a sus discípulos, si no tendéis la mano para recibir vuestro alimento, vais a desfallecer durante el camino… Este pan que parte Jesús, es el misterio de la palabra de Dios: cuando se distribuye, aumenta. Tan sólo con unas pocas palabras Jesús ha dado a todos los pueblos un alimento superabundante. Nos ha dado sus palabras como panes, y mientras los saboreamos, se multiplican más en nuestra boca… Mientras las multitudes comen, siguen aumentando los pedazos de pan de tal manera que, los restos, al final, son muchos más que los panes compartidos.

Homilía para la Eucaristía del domingo 11 de febrero de 2018

Hermanos, se aproxima el tiempo de Cuaresma, de conversión. Preparémonos.
DOMINGO SEXTO DEL AÑO.
Levítico 13,1-2.44-46: leyes que entran no bajo la perspectiva médica, sino religioso-cúltica, que tienen que ver con las enfermedades que hacen impura a una persona para participar en el culto y en la convivencia. Entre las enfermedades sancionadas están las de la piel, especialmente la lepra.
Marcos 1,40-45: Jesús se conmueve y toca al leproso (hay un encuentro con el leproso). Lo purifica, lo integra. El leproso ya limpio se transforma en un testigo de la acción liberadora de Dios.
1.- Israel, consciente de ser el Pueblo elegido por Dios, un pueblo santo, se preocupa por salvaguardar la pureza ritual, condición no sólo para participar en el culto, sino también en la vida social, en la vida de la comunidad santa. De ahí que a los impuros se les prohíbe entrar en el templo, participar de su culto y estar en medio de la sociedad. Lo que se aplica a la lepra y otras enfermedades.
Todo lo que destruía la integridad física del ser humano lo hacía indigno de la santidad, ya que ésta es sinónimo de integridad. Cojos, ciegos, lisiados, etc., no eran considerados íntegros; debían ser excluidos.
La lepra es también signo del pecado; su curación es signo de salvación.
 
2.- Ya sabemos cómo Marcos presenta a Jesús como el que proclama la Buena Noticia del Reino de Dios, de la salvación. Para ello Jesús se sumerge en el mundo nuestro, mundo de dolor y sufrimiento (domingo pasado). Su presencia es salvadora. Pero es preciso encontrarse con Él. No olvidemos que Marcos presenta a Jesús tocando a los enfermos: a la suegra de Pedro; muchos quieren tocarlo. Al leproso lo toca y lo limpia. El texto dice: “desapareció la lepra y quedó purificado. Quitada la causa (la lepra) desaparece el efecto (la impureza legal). Y Jesús hace esto porque sintió compasión del leproso, y porque se produjo un encuentro: lo tocó.
¡Qué importante es encontrarse con el Señor! Todo encuentro con Cristo salva. No basta un saber teórico de Cristo, es necesario experimentar la salvación.
 
3.- La acción de Jesús revela la capacidad humanizadora del Reino cuando irrumpe en la vida humana. El Reino que irrumpe derriba todo tipo de barreras, las legales, las sociales, que los humanos establecen entre puros e impuros, dignos e indignos, que producen la marginación y la estigmatización. El mundo (que no vive de acuerdo al Reino de Dios) siempre margina y estigmatiza. Hay mucho marginado en nuestra sociedad, hay muchos marcados a los que hay que evitar. Y me temo que esto sucede incluso en el seno de la Iglesia, cuando no se vive la soberanía de Dios. Jesús no es así; con su actuar nos muestra el actuar de Dios.
El leproso no vuelve al orden antiguo, que lo marginó y estigmatizó, sino se transforma en testigo de la obra liberadora de Dios. Anuncia lo que ha vivido. La misión es precisamente testimonio de lo que hizo el Señor al tener un encuentro con Él.
 
4.- El Señor se ha compadecido de nosotros. Nos trae el Reino, la salvación. Él cura nuestras lepras, quita nuestros pecados, nos pone de pie. ¡Feliz el que ha sido absuelto de su pecado y liberado de su falta! decíamos en el salmo responsorial. Es que el Señor ha sido bueno con nosotros. Lo que es causa de marginación y confusión en nosotros Él lo quita y nos sana. Así perdona, así salva el Señor. De modo que podemos también nosotros salir divulgando lo que ha sucedido con nosotros.
Podemos estar conscientes de nuestros pecados, pero nunca tener complejo de pecado, ya que el Señor nos ha puesto de pie. Es por esta razón que hacemos Eucaristía, damos gracias al Señor, porque es eterno su amor.
 
Hermano Pastor Salvo Beas.

Comentario al evangelio de hoy viernes 09 de febrero de 2018.

La escucha de la Palabra .

Viernes V de Tiempo Ordinariro.
Por: H. Luis Adrián Olvera de la Cruz, L.C.
 
Fuente: http://es.catholic.net/op/articulos/68379/la-escucha-de-la-palabra.html

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Abre, Señor, mis oídos para que pueda escucharte en el silencio interior de este momento de encuentro contigo.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Marcos 7,31-37
En aquel tiempo, salió Jesús de la región de Tiro y vino de nuevo, por Sidón, al mar de Galilea, atravesando la región de Decápolis. Le llevaron entonces a un hombre sordo y tartamudo, y le suplicaban que le impusiera las manos. Él lo apartó a un lado de la gente, le metió los dedos en los oídos y le tocó la lengua con saliva. Después, mirando al cielo, suspiró y le dijo: «Effetá», (Que quiere decir «¡Ábrete!»). Al momento se le abrieron los oídos, se le soltó la traba de la lengua y empezó a hablar sin dificultad.
Él les mandó que no lo dijeran a nadie; pero, cuanto más se lo mandaba, ellos con más insistencia lo proclamaban; y todos estaban asombrados y decían: «¡Qué bien lo hace todo! Hace oír a los sordos y hablar a los mudos».
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

 

Quien haya asistido a un bautismo alguna vez quizá recuerde que, en un breve momento, el sacerdote entrega el cirio a los padres y padrinos y toca los oídos del neófito mientras dice «Effetá»
Ésta es una de las pocas palabras que se conservaron en el Evangelio tal como las dijo Jesús, y es porque este gesto va más allá del milagro hecho a un hombre es tan importante que a ti Jesús te lo ha hecho a través de las manos consagradas de un sacerdote.
En primer lugar, al acercarte a la Palabra de Dios muchas veces no entiendes o no quieres entender lo que Él te quiere decir. Puede ser que la escuches como si fuera una historia que pasó hace milenios y que ya te sabes de memoria pero, ¿tiene impacto en tu vida? Jesús te habla a tu corazón, intelecto y voluntaden tu lenguaje. Él quiere abrirte los oídos para que puedas escuchar cuánto te ama y cuánto desea que tú le sigas libremente.
En segundo lugar, apenas se le soltó la lengua a este hombre, empezó a gritar las maravillas que la experiencia de Jesús, cara a cara, había hecho en su vida. ¿Ya has anunciado lo que Cristo ha hecho o está haciendo en tu vida? Si te acercas a la Palabra, aunque sea por curiosidad, conocerás cada vez más a Jesús, y al conocerlo es imposible no amarlo.
Finalmente es imposible no hablar de la persona amada, y cuando no se habla de ella, ese amor se transpira. Jesús todo lo hace bien, ¿te animas a dejarlo que abra tus oídos y toque tu lengua? Y si ya te has dejado tocar por él, ¿te animas a llevar a otro a esta experiencia como hicieron los amigos de este sordo?

El Evangelio de hoy relata la curación de un sordomudo por parte de Jesús, un acontecimiento prodigioso que muestra cómo Jesús restablece la plena comunicación del hombre con Dios y con los otros hombres. El milagro está ambientado en la zona de la Decápolis, es decir, en pleno territorio pagano; por lo tanto, ese sordomudo que es llevado ante Jesús se transforma en el símbolo del no-creyente que cumple un camino hacia la fe.
(Homilía de S.S. Francisco, 6 de septiembre de 2015).

Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Oraré para que Jesús toque todo mi ser para poder ayudar a alguien a vivir esta experiencia invitándolo a acercarse a la Iglesia.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

EDD. viernes 09 de febrero de 2018

Fuente :  http://evangeliodeldia.org/main.php?language=SP&module=readings&localdate=20180209
 
Viernes de la quinta semana del tiempo ordinario
Primer Libro de los Reyes 11,29-32.12,19.
En cierta ocasión, Jeroboám salió de Jerusalén y lo encontró en el camino el profeta Ajías, de Silo; este iba cubierto con un manto nuevo, y los dos estaban solos en el campo.
Ajías tomó el manto que llevaba encima y lo desgarró en doce pedazos.
Luego dijo a Jeroboám: «Toma para ti diez pedazos, porque así habla el Señor, el Dios de Israel: Yo voy a desgarrar el reino que Salomón tiene en su mano, y te daré las diez tribus.
Una sola tribu será para él, por consideración a mi servidor David y a Jerusalén, la ciudad que yo elegí entre todas las tribus de Israel.
Fue así como Israel se rebeló contra la casa de David hasta el día de hoy.
Salmo 81(80),10-11ab.12-13.14-15.
No tendrás ningún Dios extraño,
no adorarás a ningún dios extranjero:
yo, el Señor, soy tu Dios,
que te hice subir de la tierra de Egipto.
Pero mi pueblo no escuchó mi voz,
Israel no me quiso obedecer:
por eso los entregué a su obstinación
para que se dejaran llevar por sus caprichos.
¡Ojalá mi pueblo me escuchara,
e Israel siguiera mis caminos!
Yo sometería a sus adversarios en un instante,
y volvería mi mano contra sus opresores.
Evangelio según San Marcos 7,31-37.
Cuando Jesús volvía de la región de Tiro, pasó por Sidón y fue hacia el mar de Galilea, atravesando el territorio de la Decápolis.
Entonces le presentaron a un sordomudo y le pidieron que le impusiera las manos.
Jesús lo separó de la multitud y, llevándolo aparte, le puso los dedos en las orejas y con su saliva le tocó la lengua.
Después, levantando los ojos al cielo, suspiró y le dijo: «Efatá», que significa: «Abrete».
Y enseguida se abrieron sus oídos, se le soltó la lengua y comenzó a hablar normalmente.
Jesús les mandó insistentemente que no dijeran nada a nadie, pero cuanto más insistía, ellos más lo proclamaban
y, en el colmo de la admiración, decían: «Todo lo ha hecho bien: hace oír a los sordos y hablar a los mudos».
 
Comentario dl Evangelio por San Agustín (354-430), obispo de Hipona (África del Norte), doctor de la Iglesia. Discurso sobre el salmo 103; IV, 17.
«Todo lo ha hecho bien. Hace oír a los sordos y hablar a los mudos.”
“Cantaré al Señor mientras viva, tocaré para mi Dios mientras exista” (Sal 103,33) ¿Qué cantará el salmista? Cantará todo lo que Dios es. ¡Cantemos la gloria del Señor durante toda nuestra vida! Nuestra vida actual no es más que una esperanza; nuestra vida auténtica será la eternidad; la vida de esta vida mortal es la esperanza de la vida inmortal. “Cantaré al Señor mientras viva, tocaré para mi Dios mientras exista”. Y como viviré en él para siempre, mientras exista cantaré a mi Dios.
Cuando hayamos iniciado nuestro canto al Señor en la ciudad del cielo no haremos otra cosa. Toda nuestra vida será entonces cantar la gloria de Dios. Si, aquí abajo, el objeto de nuestras alabanzas nos produce hastío, nuestros cantos de alabanzas también nos cansarán. Pero si amamos al Señor, objeto de nuestra alabanza, cantaremos por siempre su gloria. “¡Cantaré al Señor mientras viva…!”

Santa Marta: “Vigilar sobre tu corazón” todos los días

Fuente :    https://es.zenit.org/articles/santa-marta-vigilar-sobre-tu-corazon-todos-los-dias/

Homilía en la Misa celebrada el 8 de febrero de 2018

8 febrero 2018Rosa Die AlcoleaPapa y Santa Sede.

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Misa del Papa Francisco © Vatican Media

(ZENIT – 8 feb. 2018).- “¿Cómo está tu corazón? ¿Fuerte? ¿Permanece fiel al Señor? ¿O tú resbalas lentamente?”.

Este jueves, 8 de febrero de 2018, Francisco ha reflexionado en la Misa matutina a partir de la lectura del primer Libro de los Reyes, que refiere acerca de Salomón y de su desobediencia.

Francisco ha matizado que cuando el corazón comienza a debilitarse, no es como una situación de pecado: tú cometes un pecado, y te das cuenta enseguida: “Yo he cometido este pecado”, está claro. El debilitamiento del corazón es un camino lento, que resbala poco a poco, poco a poco, poco a poco…

Vigilar tu corazón

El Papa recomienda vigilancia: “Vigilar sobre tu corazón. Vigilar. Todos los días, estar atento a lo que sucede en tu corazón”. El drama del debilitamiento del corazón puede sucedernos a todos nosotros en la vida, señala.

Paradójicamente “es mejor la claridad de un pecado, que el debilitamiento del corazón” –afirmó Francisco– porque “el gran Rey Salomón terminó corrupto: tranquilamente corrupto, porque el corazón se le había debilitado”.

“Y un hombre y una mujer con el corazón débil, o debilitado, es una mujer, un hombre derrotado”, añadió Francisco.

“David es santo –ha indicado el Papa– a pesar de haber sido un pecador, mientras en cambio, el grande y sabio Salomón fue rechazado por el Señor porque se había vuelto corrupto”.

Corazón íntegro

El Papa expuso que “el corazón de Salomón no permaneció íntegro con el Señor, su Dios, como el corazón de David, su padre”, y explicó que es “extraño” porque Salomón cometió grandes pecados. “Era siempre equilibrado, mientras de David sabemos que tuvo una vida difícil, que fue un pecador. Y sin embargo, David es santo y de Salomón se dice que su corazón se había “desviado del Señor”. Él que había sido elogiado por el Señor cuando había pedido prudencia para gobernar, en lugar de las riquezas.

Comentario al evangelio de hoy jueves 08 de febrero de 2018.

Postrados a los pies de Cristo.

Jueves V de Tiempo Ordinario.
Por: H. José Romero, L.C.
 
Fuente: http://es.catholic.net/op/articulos/68363/postrados-a-los-pies-de-cristo.html

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, ayúdame a poder llegar a Ti.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Marcos 7, 24-30
En aquel tiempo, Jesús salió de Genesaret y se fue a la región donde se encuentra Tiro. Entró en una casa, pues no quería que nadie se enterara de que estaba ahí, pero no pudo pasar inadvertido. Una mujer, que tenía una niña poseída por un espíritu impuro, se enteró enseguida, fue a buscarlo y se postró a sus pies.
Cuando aquella mujer, una siria de Fenicia y pagana, le rogaba a Jesús que le sacara el demonio a su hija, él le respondió: «Deja que coman primero los hijos. No está bien quitarles el pan a los hijos para echárselo a los perritos». La mujer le replicó: «Sí, Señor; pero también es cierto que los perritos, debajo de la mesa, comen las migajas que tiran los niños».
Entonces Jesús le contestó: «Anda, vete; por eso que has dicho, el demonio ha salido ya de tu hija». Al llegar a su casa, la mujer encontró a su hija recostada en la cama, y ya el demonio había salido de ella.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Describiendo la escena vemos a una mujer griega desesperada, porque quiere salvar a su hija, en los pies de Jesús y Él responde «deja que coman primero los hijos», repuesta con palabras muy fuertes como para salir de la boca de Dios. Pero Jesús termina siendo más duro al decir que no está bien alimentar a los perros con el pan que está destinado sólo para los hijos de Israel, sólo para los hijos de Dios. Pero esta respuesta de Dios a la mujer griega es para regalarle algo importante, la repuesta fuerte es para ayudarle.
La actitud de la griega es una actitud completamente suplicante, llena de fe porque creía que Jesús salvaría a su hija; llena de esperanza porque confiaba que Dios la escucharía y llena de amor porque estaba tirada sobre los pies de Jesús solamente porque amaba a su hija. Parece que la fe, la esperanza y la caridad son los elementos que necesitamos para que Dios nos dé lo que pedimos; pero Jesús nos ayuda constantemente, como ayudó a la mujer griega, para que nuestra súplica estéllena de una sincera humildad.
El estar a los pies de Jesús parece ser un acto de humildad, pero en realidad no lo es, porque ella, por ser quién era, no merecía estar con Dios; era una pagana cerca del Dios judío ¿Cuántos de nosotros merecemos estar a los pies de nuestro Señor? ¿Cuántos de nosotros tenemos el honor de ser llamados hijos de Dios? La griega, por la repuesta de Jesús, conoció que no merecía el pan de Dios, que no tenía derecho de pedirlo pero, si algo sobraba ella sabía que podía tenerlo; llegó a conocer que el amor de Dios es tan grande que siempre acoge a todos, conoció el amor que Dios nos tiene.
Esto es lo importante en nuestra relación con Dios, el saber que aunque sea un pecador, siempre me va a dar de su pan, de su amor, y que toda repuesta o silencio de su parte es para que yo crezca en el conocimiento del amor que Él me tiene. Una sincera humildad regalada por Dios me ayudará a creer, confiar y, sobre todo, a amar al Amor; me ayudará a levantarme de los pies de Cristo con mi hija curada o no, pero con la conciencia de que Dios me ama.

Esta es la enseñanza de Jesús: a quien confía en el Señor, que es pastor, no le falta nada. Aunque vaya por un valle oscuro, sabe que el mal es un mal de momento, pero el mal definitivo no existirá, porque el Señor, «porque tú estás conmigo, tu cayado y tu vara me dan seguridad». Pero ésta es un gracia, debemos pedirla: «Señor, enséñame a encomendarme en tus manos, a confiar en tu guía, incluso en los momentos feos, en los momentos oscuros, en el momento de la muerte, confío en ti porque tú no defraudas jamás, tú eres fiel».
(Homilía de S.S. Francisco, 14 de marzo de 2016).

Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Participar hoy en una hora eucarística o al menos hacer una visita al Santísimo, porque veré la Eucaristía como la mayor demostración del amor de Dios.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

EDD. jueves 08 de febrero de 2018

Fuente : http://evangeliodeldia.org/main.php?language=SP&module=readings&localdate=20180208
 
Jueves de la quinta semana del tiempo ordinario
Primer Libro de los Reyes 11,4-13.
Así, en la vejez de Salomón, sus mujeres les desviaron el corazón hacia otros dioses, y su corazón ya no perteneció íntegramente al Señor, su Dios, como el de su padre David.
Salomón fue detrás de Astarté, la diosa de los sidonios, y detrás de Milcóm, el abominable ídolo de los amonitas.
El hizo lo que es malo a los ojos del Señor, y no siguió plenamente al Señor, como lo había hecho su padre David.
Fue entonces cuando Salomón erigió, sobre la montaña que está al este de Jerusalén, un lugar alto dedicado a Quemós, el abominable ídolo de Moab, y a Milcóm, el ídolo de los amonitas.
Y lo mismo hizo para todas sus mujeres extranjeras, que quemaban incienso y ofrecían sacrificios a sus dioses.
El Señor se indignó contra Salomón, porque su corazón se había apartado de él, el Dios de Israel, que se le había aparecido dos veces
y le había prohibido ir detrás de otros dioses. Pero Salomón no observó lo que le había mandado el Señor.
Entonces el Señor dijo a Salomón: «Porque has obrado así y no has observado mi alianza ni los preceptos que yo te prescribí, voy a arrancarte el reino y se lo daré a uno de tus servidores.
Sin embargo, no lo haré mientras tú vivas, por consideración a tu padre David: se lo arrancaré de las manos a tu hijo.
Pero no le arrancaré todo el reino, sino que le daré a tu hijo una tribu, por consideración a mi servidor David y a Jerusalén, la que yo elegí».
 
Salmo 106(105),3-4.35-36.37.40.
¡Felices los que proceden con rectitud,
los que practican la justicia en todo tiempo!
Acuérdate de mi, Señor,
por el amor que tienes a tu pueblo;
visítame con tu salvación,
se mezclaron con los paganos
e imitaron sus costumbres;
rindieron culto a sus ídolos,
que fueron para ellos una trampa.
Sacrificaron en honor de los demonios
a sus hijos y a sus hijas;
por eso el Señor se indignó contra su pueblo
y abominó de su herencia.
Evangelio según San Marcos 7,24-30.
Después Jesús partió de allí y fue a la región de Tiro. Entró en una casa y no quiso que nadie lo supiera, pero no pudo permanecer oculto.
En seguida una mujer cuya hija estaba poseída por un espíritu impuro, oyó hablar de él y fue a postrarse a sus pies.
Esta mujer, que era pagana y de origen sirofenicio, le pidió que expulsara de su hija al demonio.
El le respondió: «Deja que antes se sacien los hijos; no está bien tomar el pan de los hijos para tirárselo a los cachorros».
Pero ella le respondió: «Es verdad, Señor, pero los cachorros, debajo de la mesa, comen las migajas que dejan caer los hijos».
Entonces él le dijo: «A causa de lo que has dicho, puedes irte: el demonio ha salido de tu hija».
Ella regresó a su casa y encontró a la niña acostada en la cama y liberada del demonio.
Comentario del Evangelio por Concilio Vaticano II . Declaración sobre la Iglesia y las religiones no cristianas, “Nostra Aetate” 1-2.
“La mujer era pagana.” (Mc 7,26)
En nuestra época, en la que le género humano se une cada vez más estrechamente y las relaciones entre los diferentes pueblos aumenta, la Iglesia considera más atentamente cuál ha de ser su relación con las religiones no cristianas. En su misión de fomentar la unidad y la caridad entre los hombres y también entre los pueblos, considera aquí, ante todo, aquello que tiene en común y les conduce a la mutua solidaridad.
Todos los pueblos forman una única comunidad y tienen un mismo origen, puesto que Dios hizo habitar a todo el género humano sobre la entera faz de la tierra; tienen también un único fin último, Dios, cuya providencia, testimonio de bondad y designios de salvación se extienden a todos hasta que los elegidos se unan en la Ciudad Santa, que el resplandor de Dios iluminará y en la que los pueblos caminarán a su luz.
Los hombres esperan de las diferentes religiones una respuesta a los enigmas recónditos de la condición humana que, hoy como ayer, conmueven íntimamente sus corazones… Las religiones, en contacto con el progreso de la cultura, se esfuerzan por responder a estas cuestiones con nociones más precisas y un lenguaje más elaborado…proponiendo caminos, es decir, doctrinas y normas de vida y ritos sagrados.
La Iglesia católica no rechaza nada de lo que en estas religiones es verdadero y santo. Considera con sincero respeto los modos de obrar y de vivir, los preceptos y doctrinas que, aunque discrepen mucho de los que ella mantiene y propone, no pocas veces reflejan, sin embargo, un destello de aquella Verdad que ilumina a todos los hombres. Anuncia, y tiene la obligación de anunciar sin cesar a Cristo, que es camino, verdad y vida (Jn 14,5) en quien los hombres encuentran la plenitud de la vida religiosa, en quien Dios reconcilió cosigo todas las cosas.
[Referencias bíblicas: Hech 17, 17,26; Sab 8,1; Hech 14,17; 1Tm 2,4; Ap 21,23; Jn 14,6; 2 Cor 5,18-1]

Evangelio y homilía: Luz y diálogo con Jesús en nuestros días

Fuente : www.es.zenit.org

Resumen de la catequesis del Papa en la Audiencia General.

7 febrero 2018Rosa Die AlcoleaAudiencia General

Resultado de imagen para Papa Francisco en la audiencia de hoy abraza a un anciano

Francisco abraza a un anciano en la Audiencia General © Vatican Media

(ZENIT – 7 feb. 2018).- “En la lectura del Evangelio tomamos conciencia de que Jesús sigue hablando y actuando en nuestros días. La homilía –ha continuado– no es un discurso o una conferencia, sino que retoma ese diálogo entre Dios y su pueblo”.

Francisco ha dedicado la nueva catequesis del ciclo sobre la Santa Misa, en la Audiencia General, a la proclamación del Evangelio y a la predicación del sacerdote, como parte misma de la liturgia, este miércoles, 7 de febrero de 2018, en la Sala Pablo VI del Palacio Vaticano.

El Santo Padre ha indicado que con la proclamación del Evangelio se llega al “culmen de ese diálogo entre Dios y su pueblo” que es la liturgia de la Palabra en la Misa.

“Luz para comprender”

“La luz para comprender el sentido” de los textos bíblicos que se han leído antes viene del Evangelio, señala Francisco. En efecto, sólo el ministro ordenado puede leerlo y cuando termina besa el libro; hay que ponerse en pie para escucharlo y hacemos la señal de la cruz sobre la frente, la boca y el pecho.

El Papa ha dado la explicación: La asamblea reconoce así la “presencia de Cristo” que le anuncia la buena noticia que convierte y transforma, y responde con la aclamación: «Gloria a ti, Señor Jesús».

Escuchar desde nuestro interior

La homilía, como parte de la misma liturgia, “no es un discurso o una conferencia” –matiza el Papa–, sino que “retoma ese diálogo entre Dios y su pueblo”.

En este sentido, la predicación debe orientar a todos, también al predicador, “hacia una comunión con Cristo en la Eucaristía que transforme la vida”. El Santo Padre ha señalado que es importante que quien predica “cumpla bien su ministerio”, tanto como que los que escuchan procuren hacerlo con las mejores “disposiciones interiores”.

Peregrinos hispanohablantes

El Santo Padre ha exhortado a los visitantes de lengua española, en modo particular a los grupos provenientes de España y América Latina, a contemplar a la Virgen María, y “esforzarnos como Ella para escuchar la Palabra del Señor con un corazón dócil y sencillo, y así poder hacerla carne en nosotros traduciéndola en obras de amor y de santidad”.