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Jesús ofrece “muchos ejemplos” para mostrar los mandamientos bajo una nueva luz.

El Papa en Sta. Marta invita a rezar por los enemigos.

En la homilía de este martes, el Santo Padre recuerda que Jesús ofrece “muchos ejemplos” para mostrar los mandamientos bajo una nueva luz.

https://es.zenit.org/articles/el-papa-en-sta-marta-invita-a-rezar-por-los-enemigos/

Pope Francis during today's Mass in Santa Marta

PHOTO.VA

(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- Saber rezar por los que nos quieren mal hará mejorar a los enemigos y nos hará más hijos del Padre. Lo ha indicado el papa Francisco en su homilía de la misa celebrada esta mañana en Santa Marta. El Santo Padre ha reflexionado sobre el pasaje del Evangelio en el que Jesús exhorta a los discípulos a tender a la perfección de Dios “que hace salir su sol sobre los malos y los buenos”.

“Habéis oído que se dijo. Yo en cambio, os digo”. La Palabra de Dios y dos formas irreconciliables de entenderla: una árida lista de deberes y prohibiciones o la invitación a amar al Padre y a los hermanos con todo el corazón, llegando al culmen de rezar por el propio adversario.

Así el papa Francisco ha precisado que es la dialéctica del debate entre Doctores de la Ley y Jesús, entre la Ley propuesta de forma esquemática al pueblo hebreo de sus jefes y la “plenitud” de esa misma Ley que Cristo afirma que ha venido a traer.

El Pontífice ha subrayado una vez más que Jesús, cuando comienza su predicación, obstaculizado por sus adversarios, la explicación de la Ley en ese tiempo estaba en crisis.Así, ha indicado que “había una explicación muy teórica, casuística… Digamos que era una ley en la que no estaba el corazón en la Ley, que es el amor que Dios nos ha dado”. Por eso –ha aclarado el Santo Padre– el Señor repite lo que estaba en el Antiguo Testamento, ¿cuál es el mandamiento más grande? “Amar a Dios con todo el corazón, con todas tus fuerzas, con toda el alma, y al prójimo como a ti mismo. Y en las explicaciones de los Doctores de la Ley esto no estaba en el centro”, ha observado.

De este modo el Santo Padre ha recordado que en el centro estaban los casos: ¿pero se puede hacer esto? ¿Hasta qué punto se puede hacer esto? ¿Y si no se puede? “La casuística propia de la Ley”. Así, Francisco ha señalado que Jesús toma esto y retoma el verdadero sentido de la Ley para llevarlo a su plenitud.

Al respecto el Pontífice ha observado cómo Jesús ofrece “muchos ejemplos” para mostrar los mandamientos bajo una nueva luz. “No matar” quiere decir también no insultar a un hermano y así sucesivamente hasta subrayar cómo el amor sea “más generoso que la letra de la Ley”, en el manto añadido como regalo a quien había pedido vestido y en los dos kilómetros hechos con quien había pedido ser acompañado durante solo uno.

Es un trabajo –ha precisado el Santo Padre– que no es solo un trabajo para cumplir la ley, sino que es un trabajo de sanación del corazón. En esta explicación que Jesús hace sobre los mandamientos hay un camino de sanación: un corazón herido por el pecado original debe ir por este camino de sanación y sanar para parecerse al Padre, que es perfecto. Un camino de sanación –ha añadido– para ser hijos como el Padre.

Y la perfección que Jesús indica es la que aparece en el Evangelio de hoy de Mateo. “Es el último peldaño” de este camino, el más difícil. Al respecto, el papa Francisco ha recordado que cuando era pequeño, pensando en uno de los grandes dictadores de la época, se solía rezar para que Dios le reservara pronto el infierno. Sin embargo “Dios pide una examen de conciencia”.

Finalmente, el Santo Padre ha pedido que el Señor nos dé la gracia de rezar por los enemigos, rezar por los que no nos quieren. Ha invitado a “rezar por los que nos hacen mal, que nos persiguen”, pensando en su nombre y apellido.

El papa Francisco ha asegurado que esta oración hará dos cosas: a él le hará mejorar porque la oración es poderosa, y a nosotros nos hará más hijos del Padre.

Comentario al evangelio de hoy martes 14 de junio de 2016

Amen a sus enemigos y rueguen por los que les persiguen.
Tiempo Ordinario

Si realmente creyéramos que somos hijos del Padre celestial y que estamos destinados a la vida eterna, todo en nosotros cambiaría.
Por: David Varela Flores
Fuente: Catholic.net 
http://es.catholic.net/op/articulos/19931/sean-perfectos-como-su-padre-celestial-es-perfecto.html

Del Santo Evangelio según san Mateo 5, 43-48
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Han oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiaras a tu enemigo. Pero yo os digo: amen a sus enemigos y rueguen por los que les persiguen, para que sean hijos de su Padre Celestial, que hace salir el sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos. Porque si aman a quienes les aman, ¿qué recompensa tendrán? ¿No hacen eso mismo también los publicanos? Y si no saludan sino a sus hermanos, ¿qué hacen de particular? ¿No hacen lo mismo los gentiles? Ustedes, pues, sean perfectos, como su Padre celestial es perfecto.
Oración introductoria
Jesucristo, yo quiero darte lo mejor de mí. Sabes que lo busco en serio, pero soy débil. Busco la santidad y la anuncio, pero me avergüenzo de ella; quiero cambiar, pero me gusta mi imperfección. Necesito de ti para enorgullecerme y amar la santidad. Jesús, que no me quede en palabras.
Petición
Señor, quítame el miedo a la santidad. Dame tu gracia para comprender que la santidad es la verdadera donación y que no consiste en grandes proyectos, sino en el trato personal con los que me rodean, rezando por los que nos persiguen, amando a los que nos odian, saludando a los que no nos conocen.
Meditación del Papa Francisco
Jesu?s, en el Evangelio, replica: “Sean perfectos, como su Padre celestial es perfecto”. Estas palabras nos interpelan a todos nosotros, disci?pulos del Sen?or; y hoy se dirigen especialmente a mi? y a ustedes […] Imitar la santidad y la perfeccio?n de Dios puede parecer una meta inalcanzable. Sin embargo, la Primera Lectura y el Evangelio sugieren ejemplos concretos de co?mo el comportamiento de Dios puede convertirse en la regla de nuestras acciones. Pero recordemos, todos nosotros, que, sin el Espi?ritu Santo, nuestro esfuerzo seri?a vano. La santidad cristiana no es en primer te?rmino un logro nuestro, sino fruto de la docilidad ?querida y cultivada? al Espi?ritu del Dios tres veces Santo.
El Levi?tico dice: “No odiara?s de corazo?n a tu hermano… No te vengara?s, ni guardara?s rencor… sino que amara?s a tu pro?jimo…”. Estas actitudes nacen de la santidad de Dios. Nosotros, sin embargo, a veces somos tan diferentes, tan egoi?stas y orgullosos…; pero la bondad y la belleza de Dios nos atraen, y el Espi?ritu Santo nos puede purificar, nos puede transformar, nos puede modelar di?a a di?a. (Homilía de S.S. Francisco, 23 de febrero de 2014).
Reflexión apostólica
Nos falta fe. Si realmente creyéramos que somos hijos de nuestro Padre celestial y que estamos destinados a la vida eterna, todo en nosotros cambiaría. Entonces, comprenderíamos que esta vida con sus sufrimientos y sus pesares, son sólo una preparación para la vida eterna. Esa vida eterna en la que nos sorprenderíamos de lo que hay. Una vida en la que me saludarán incluso los desconocidos, en la que estaremos cerca de la perfección.
Lo mejor de todo es que no hay que esperar tanto; podemos empezar ahora. Sólo hay que acoger al Señor y amarlo con el corazón para traer el cielo a la tierra. Al inicio, costará, pero poco a poco la caridad dará otro sabor al sacrificio, hasta que encontremos que hacer el bien es lo más agradable que existe en el mundo. Y, entonces, disfrutaremos el perdonar, el renunciar a nuestros gustos por los demás, el amor. Entonces, y sólo, entonces, habremos comprendido lo que significa el Cristianismo: ser felices haciendo felices a los demás.
Propósito
Ofreceré la actividad que más me gusta por amor a Dios.
Diálogo con Cristo
Jesús, te pido que aumentes mi fe para que me de cuenta de que la santidad no es hacer lo que no me gusta, sino lo que te gusta a Ti. Dame tu gracia para perdonar de corazón como Tú me has perdonado, Dios mío; para amar no sólo a los que me quieren, sino a los que me han hecho algún daño; para parecerme cada día más a ti.
Se considera como perfección el esfuerzo constante por la perfección. (San Jerónimo, Epist. 254)

EDD. martes 14 de junio de 2016

Martes de la undécima semana del tiempo ordinario.

http://evangeliodeldia.org/main.php?language=SP&module=readings&localdate=20160613

Primer Libro de los Reyes 21,17-29.
Después que murió Nabot, la palabra del Señor llegó a Elías, el tisbita, en estos términos:
«Baja al encuentro de Ajab, rey de Israel en Samaría. Ahora está en la viña de Nabot: ha bajado allí para tomar posesión de ella.
Tú le dirás: Así habla el Señor: ¡Has cometido un homicidio, y encima te apropias de lo ajeno! Por eso, así habla el Señor: En el mismo sitio donde los perros lamieron la sangre de Nabot, allí lamerán tu sangre».
Ajab respondió a Elías: «¡Me has sorprendido, enemigo mío!». «Sí, repuso Elías, te he sorprendido, porque te has prestado a hacer lo que es malo a los ojos de Señor.
Yo voy a atraer la desgracia sobre ti: barreré hasta tus últimos restos y extirparé a todos los varones de la familia de Ajab, esclavos o libres en Israel.
Dejaré tu casa como la de Jeroboám, hijo de Nebat, y como la de Basá, hijo de Ajías, porque has provocado mi indignación y has hecho pecar a Israel.
Y el Señor también ha hablado contra Jezabel, diciendo: Los perros devorarán la carne de Jezabel en la parcela de Izreel.
Al de la familia de Ajab que muera en la ciudad, se lo comerán los perros, y al que muera en despoblado, se lo comerán los pájaros del cielo».
No hubo realmente nadie que se haya prestado como Ajab para hacer lo que es malo a los ojos del Señor, instigado por su esposa Jezabel.
El cometió las peores abominaciones, yendo detrás de los ídolos, como lo habían hecho los amorreos que el Señor había desposeído delante de los israelitas.
Cuando Ajab oyó aquellas palabras, rasgó sus vestiduras, se puso un sayal sobre su carne, y ayunó. Se acostaba con el sayal y andaba taciturno.
Entonces la palabra del Señor llegó a Elías, el tisbita, en estos términos:
«¿Has visto cómo Ajab se ha humillado delante de mí? Porque se ha humillado delante de mí, no atraeré la desgracia mientras él viva, sino que la haré venir sobre su casa en tiempos de su hijo».

Salmo 51(50),3-4.5-6a.11.16.
¡Ten piedad de mí, Señor, por tu bondad,
por tu gran compasión, borra mis faltas!
¡Lávame totalmente de mi culpa
y purifícame de mi pecado!
Porque yo reconozco mis faltas
y mi pecado está siempre ante mí.
Contra ti, contra ti sólo pequé
Aparta tu vista de mis pecados
y borra todas mis culpas.
¡Líbrame de la muerte, Dios, salvador mío,
y mi lengua anunciará tu justicia!

Evangelio según San Mateo 5,43-48.
Jesús dijo a sus discípulos:
Ustedes han oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo.
Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores;
así serán hijos del Padre que está en el cielo, porque él hace salir el sol sobre malos y buenos y hace caer la lluvia sobre justos e injustos.
Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿No hacen lo mismo los publicanos?
Y si saludan solamente a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? ¿No hacen lo mismo los paganos?
Por lo tanto, sean perfectos como es perfecto el Padre que está en el cielo.

Comentario del Evangelio por San Agustín (354-430), obispo de Hipona (África del Norte), doctor de la Iglesia. Comentario a la carta de san Juan, nº 1,9.

«Sed perfectos como mi Padre celestial es perfecto».

«En esto reconocemos que estamos en Dios: si en él somos perfectos.» Aquí Juan quiere decir: perfectos en el amor (1Jn 4,17). ¿Cuál es la perfección del amor? Amar a nuestros enemigos y amarlos hasta tal punto que lleguen a ser nuestros hermanos. En efecto, nuestro amor no debe ser un amor según la carne. Ama, pues, a tus enemigos deseando que sean tus hermanos; ama a tus enemigos de manera que se sientan llamados a vivir en comunión contigo.

Es así que amó aquél que, colgado de la cruz, decía: «Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen» (Lc 23,34). A través de una oración cargada de misericordia y de un gran poder, quería arrancarlos de la muerte eterna. Por otra parte, muchos de ellos creyeron y fueron perdonados por haber hecho derramar la sangre de Cristo. Se la hicieron derramar encarnizándose contra él; al creer la bebieron. «En esto reconocemos que estamos en él: si en él somos perfectos.» El Señor nos invita a esta perfección de amor a los enemigos cuando dice: «Sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto».

Encuentro del Papa, este lunes, con los empleados del Programa Mundial de Alimentación (PMA)

El Papa agradece a los empleados del PMA por el trabajo escondido que realizan.

El Santo Padre señala que los testimonios que murieron cumpliendo con su deber, pudieron hacerlo también gracias al trabajo de ellos – Texto completo –

 EL PAPA FRANCISCO

El Papa improvisa unas palabras a los empleados y familiares del PMA

(ZENIT – Ciudad del Vaticano). El Santo Padre Francisco tuvo un encuentro este lunes, con los empleados del Programa Mundial de Alimentación (PMA), quienes estaban acompañados por sus familias y los niños que frecuentan la escuela de la infancia. Esto fue después de su discurso a la Asamblea general. Al inicio de su visita, el Papa se detuvo un momento delante del Muro de la Memoria, que recuerda a los caídos en el cumplimiento de su deber.

Dirigiéndose a los allí presentes que le recibieron de manera calurosa, les dijo que el discurso preparado estaba en español y que por lo tanto prefería dirigirles unas palabras en italiano. Así el Papa les agradeció el trabajo escondido que realizan, el cual es fundamental sea para combatir el hambre y para permitir gestos incluso heroicos, como los de los funcionarios que murieron cumpliendo con su deber.

A continuación las palabras improvisadas:

“Debería decir un discurso en español, pero la mayoría de ustedes no entienden el español sino el italiano porque viven en Italia. Además los discursos son aburridos, por ello entrego el discurso para que después se lo den. Y diré algunas palabras que me vienen espontáneamente al corazón.

Primero quiero decirles en mi feo italiano, ¡gracias!
Gracias porque ustedes hacen este trabajo escondido, el trabajo que está atrás, que no se ve pero que hace posible que todo vaya adelante. Ustedes son como los cimientos de un edificio, sin los cimientos el edificio no se mantiene.

Tantos proyectos y cosas se pueden hacer y se hacen en el mundo para luchar contra el hambre, que hacen muchas personas valientes, pero esto gracias a vuestro apoyo a vuestra ayuda escondida.

Vuestros nombres solamente aparecen en la lista del personal y al final del mes en la del sueldo y afuera nadie sabe cómo se llaman, pero vuestros nombres hacen posible este gran trabajo de luchar contra el hambre. Gracias a un pequeño trabajo, a un pequeño sacrificio escondido, grande o pequeño, tantos niños pueden comer. Tanta hambre es resuelta.  Les agradezco mucho.

Cuando yo he escuchado hablar a la directora del programa he pensado dentro de mi: esta es una mujer valiente: a courageous woman. Creo que este coraje todos ustedes lo tienen, el coraje de llevar adelante una obra desde atrás y ayudar el coraje de esas personas que se ven, porque en un cuerpo están los pies, las manos, la cara.  Está también la cara, se ve la cara pero no los pies, porque están escondidos en los zapatos.

Pero ustedes son los pies, las manos que sostienen el coraje de todos aquellos que están adelante, que han sostenido el coraje de vuestros mártires, digamos así, de vuestros testimonios. No se olviden nunca los nombres de aquellos que están escritos en el ingreso.

Ellos pudieron hacer eso por el coraje que tenían, por la fe que tenían en su trabajo y también porque estaban sostenidos por vuestro trabajo. Muchas gracias y les pido que recen por mi, para que yo también pueda hacer algo contra el hambre”.

(Traducción realizada por ZENIT desde el audio)

A continuación el texto no pronunciado y entregado a los empleados del PMA

Señoras y Señores: ¡Buenos días!
Me alegra encontrarme con ustedes en un clima sencillo y familiar, reflejo del estilo que
anima su entrega en el servicio a tantos hermanos nuestros que hoy encuentran en ustedes uno de los rostros solidarios de la humanidad. Quisiera también tener presente a sus colegas, que diseminados por todo el mundo, colaboran con el Programa Mundial de Alimentos. A todos ustedes, gracias por su calurosa cercanía y bienvenida.
La señora Directora Ejecutiva me ha comentado la importancia del trabajo que ustedes desarrollan con gran competencia y no pocos sacrificios, de forma generosa, incluso en situaciones arduas y a menudo de inseguridad por causas naturales o humanas. La amplitud y gravedad de los problemas que afronta el PAM pide que ustedes sigan adelante, poniendo entusiasmo en todo lo que hacen, sin detenerse, siempre dispuestos a servir. Para ello cuenta mucho la formación permanente, una fina intuición y sobre todo un gran sentido de compasión, sin el cual todo lo anterior carecería de fuerza y de sentido.
El PAM ha puesto una alta misión en sus manos. El éxito de la misma depende en gran parte de no dejarse vencer por la inercia y poner en todo capacidad de iniciativa, imaginación y profesionalidad, a fin de buscar cada día vías nuevas y eficaces para derrotar la malnutrición y el hambre que sufren tantos seres humanos en diversas partes del mundo. Son ellos los que están pidiendo que les prestemos nuestra atención. Por eso es importante que ustedes no se dejen agobiar por los dosieres y alcancen a descubrir que, en cada papel, hay una historia concreta, con frecuencia dolorosa y delicada. El secreto es ver detrás de cada expediente un rostro humano que requiere ayuda. Escuchar el grito del pobre les permitirá no dejarse encasillar en fríos formularios. Todo es poco para derrotar un fenómeno tan terrible como el hambre.
El hambre es una de las mayores amenazas a la paz y a la serena convivencia humana. Una amenaza que no podemos contentarnos solamente con denunciar o estudiar. Hay que encararla con decisión y resolverla con urgencia. Cada uno de nosotros, con la responsabilidad que tiene, debe actuar en la medida de sus posibilidades para alcanzar una solución definitiva a esta miseria humana, que degrada y merma la existencia de un número muy grande de hermanos y hermanas nuestras. Y, a la hora de ayudar a cuantos la padecen cruelmente, nadie sobra ni puede limitarse a presentar una excusa, pensando que es un problema que le sobrepasa o que no le afecta.

El desarrollo humano, social, técnico y económico es el camino necesario para asegurar que cada persona, familia, comunidad o pueblo pueda afrontar sus propias necesidades. Lo cual nos está diciendo que hay que trabajar no por una idea abstracta, no por la defensa de una dignidad teórica, sino por salvaguardar la vida concreta de cada ser humano. En las zonas más pobres y deprimidas, esto significa disponer de alimentos en caso de emergencias, pero también posibilitar el acceso a medios e instrumental técnico, a puestos de trabajo, a microcréditos, y así procurar que la población local fortalezca su capacidad de respuesta a las crisis que surjan de forma repentina.

Al hablar de esto no me estoy refiriendo solamente a cuestiones materiales. Se trata ante todo de un compromiso moral que permita mirar con responsabilidad a la persona que tengo a mi lado, así como al objetivo general de todo el Programa. Ustedes están llamados a sostener y defender este compromiso mediante un servicio que sólo a primera vista puede parecer exclusivamente de carácter técnico. En cambio, lo que ustedes llevan a cabo son acciones que necesitan una gran fuerza moral, porque contribuyen a la edificación del bien común en cada país y en toda la comunidad internacional.

Frente a tantos retos, ante los peligros y trastornos que continuamente surgen, da la impresión de que el futuro de la humanidad solamente consistirá en responder a pruebas y riesgos cada vez más concatenados y difíciles de predecir, tanto en su amplitud como en su complejidad. Lo saben bien por propia experiencia. Pero esto no nos debe desanimar. Anímense y ayúdense para no dejar entrar en sus corazones la tentación de la desconfianza o de la indiferencia. Más bien, crean firmemente que el quehacer diario de todos ustedes está contribuyendo a convertir nuestro mundo en un mundo con rostro humano, en un espacio que tenga como puntos cardinales la compasión, la solidaridad, la ayuda recíproca y la gratuidad. Cuanto más grande sea su generosidad, su tenacidad, su fe, en mayor grado la cooperación multilateral podrá hallar adecuadas soluciones a los problemas que tanto nos preocupan, podrá agrandar las visiones parciales e interesadas y abrir caminos novedosos a la esperanza, el justo desarrollo humano, la sostenibilidad y la lucha por cerrar la brecha a las injustas desigualdades económicas, que tanto hieren a los más vulnerables.

Sobre cada uno de ustedes, sobre sus familias y el trabajo que desempeñan en el PAM, invoco abundantes bendiciones divinas. Les ruego que recen por mí, cada uno en su interior, o al menos que cuando piensen en mí lo hagan en positivo. Mucho lo necesito. Muchas gracias.

Chile: miles participan en la misa de desagravio del templo profanado.

En la Iglesia de la Gratitud Nacional un grupo de encapuchados destruyó una imagen de Cristo y cometió actos vandálicos.
El cardenal hace su homilía durante la misa de desagravio (foto Iglesia.cl)

EL CARDENAL HACE SU HOMILÍA DURANTE LA MISA DE DESAGRAVIO (FOTO IGLESIA.CL)
(ZENIT – Roma).- Unas dos mil personas participaron este sábado en la misa de desagravio que se realizó en la Iglesia de la Gratitud Nacional, la cual fue saqueada y dañada por encapuchados el jueves pasado, después de una marcha estudiantil.
El arzobispo de Santiago, Cardenal Ricardo Ezzati durante la homilía llamó al perdón y misericordia y lamentó que el anhelo honesto de algunos jóvenes terminara en el atropello de otros derechos, consagrados por la tradición democrática de Chile.
Invocó además “la súplica de Jesús en la cruz”, cuando reza “perdónalos, porque no saben lo que hacen” y recordó que “nada se construye con la enemistad, con las pasiones irracionales que sólo alimentan división y violencia”.
“Se ha roto una imagen de Cristo Crucificado. Nos duele inmensamente por el significado que este acto encierra”. Entretanto, dijo, “el texto del Evangelio de las Bienaventuranzas y la proclamación del Himno del amor de la Primera Carta de san Pablo a los Cristianos de Corinto, nos urge a descubrir en cada persona, especialmente en los pobres y en los marginados, en aquellos que son considerados el desecho de la sociedad consumista, el rostro de Cristo. Sí, es a ellos a quienes debemos desagraviar, a quienes tenemos que pedir perdón, a quienes debemos levantar y devolver la dignidad que les hemos quitado”.
El Provincial de los Salesianos en Chile, el padre Alberto Lorenzelli por su parte agradeció “los numerosos signos de solidaridad y de unión fraterna” que llegan del país y de todo el mundo.
Y a continuación leyó un mensaje enviado por el nuncio apostólico en Chile, monseñor Ivo Scapolo, quien expresó: “En este espacio consagrado (…) se vive la fe, y se experimenta vivo el deseo de un pueblo que quiere siempre la paz y la esperanza para una patria, un alma más justa y solidaria”.
“Seamos entonces un signo de la paz y del diálogo, del entendimiento, una expresión especialmente del perdón. Queremos así, no condenar, sino perdonar. No culpabilizar, sino liberar, no perseguir sino acompañar, no herir sino sanar.  Porque si bien, nos mueven estos hechos, más aún nos mueve la misericordia de Jesús, rostro del Padre Dios”, se leía en otro momento del saludo del representante de la Santa Sede en Chile.
Al concluir la eucaristía cientos de asistentes se congregaron frente a la puerta violentada y realizaron una vigilia de oración en medio de plegarias y cantos.

Comentario al evangelio de hoy lunes 13 de junio de 2016

Los reconocerán por el amor.
Tiempo Ordinario
Jesucristo ha venido a mostrarnos una nueva forma de ver la vida, basada en el amor por encima del odio. 

Por: Juan Fidel Medina
Fuente: Catholic.net 
http://es.catholic.net/op/articulos/19742/los-reconocern-por-el-amor.html

Del Santo Evangelio según San Mateo 5, 38-42 
Habéis oído que se dijo: «Ojo por ojo y diente por diente». Pues yo os digo: no resistáis el mal; antes bien, al que te abofetee en la mejilla derecha, ofrécele también la otra; al que quiera pleitear contigo para quitarte la túnica, déjale también el manto; y al que te obligue andar una milla, vete con él dos. A quien te pida, da, y al que desee que le prestes algo, no le vuelvas la espalda.
Oración introductoria
Señor, no puedo quedar indiferente ante esta invitación que me haces a ser más generoso. Que vea tu ejemplo de amor por los demás y me esfuerce por imitarlo.
Petición
Señor Jesús, dame la fortaleza necesaria para vivir tu enseñanza de amor. Ayúdame a darme cuenta de que me invitas a ser más generoso. Que acoja esta invitación de forma que me done a los demás.
Meditación del Papa Francisco
También Jesús nos habla en el Evangelio de la santidad, y nos explica la nueva ley, la suya. Lo hace mediante algunas anti?tesis entre la justicia imperfecta de los escribas y los fariseos y la más alta justicia del Reino de Dios. La primera anti?tesis del pasaje de hoy se refiere a la venganza. “Han oído que se les dijo: ‘Ojo por ojo, diente por diente’. Pues yo les digo: …si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra”. No sólo no se ha devolver al otro el mal que nos ha hecho, sino que debemos de esforzarnos por hacer el bien con largueza.
La segunda antítesis se refiere a los enemigos: «Han oído que se dijo: “Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo”. Yo, en cambio, os digo: “Amen a sus  enemigos y recen por los que los persiguen”. A quien quiere seguirlo, Jesús le pide amar a los que no lo merecen, sin esperar recompensa, para colmar los vacios de amor que hay en los corazones, en las relaciones humanas, en las familias, en las comunidades, en el mundo. (Homilía de S.S. Francisco, 23 de febrero de 2014).
Reflexión 
El mundo en que vivimos sería realmente diferente si creyéramos en la fuerza del amor. La experiencia nos demuestra que donde se ha sembrado el rencor, sólo se han cosechado frutos amargos. El amor es la cura para tantos males que padece el mundo. El remedio para la soledad, el abandono y la tristeza es el amor. Con la fuerza del amor nos podemos enfrentar a los retos que nos va a presentar la vida. Un amor que nos libera de nuestro egoísmo y nos ayuda a abrirnos a los demás.
Propósito
Hoy tendré un detalle con algún familiar y perdonaré al que me ofenda.
Diálogo con Cristo
Jesús, gracias por haberme llamado a formar parte de tus discípulos. Dame la gracia de servir a los demás sin cálculo y sin medida, así como Tú lo hiciste. Tú has dicho: «Nadie tiene mayor amor que aquél que da la vida por sus amigos». Sé que hay muchas personas que esperan ser amadas, y yo estoy dispuesto. Pero este amor perderá su fuerza si Tú no lo alimentas, si Tú no lo alientas. No quiero tener límites en mi amor. Que cuando sirva a las personas con las que convivo, recuerde que te lo estoy haciendo a ti.
El amor se manifiesta mejor con hechos que con palabras. (Santo Cura de Ars, Sermón sobre Jesucristo)

EDD. Lunes 13 de junio de 2016.

Lunes de la undécima semana del tiempo ordinario.
http://evangeliodeldia.org/main.php?language=SP&module=readings&localdate=20160611
Primer Libro de los Reyes 21,1-16.
Nabot, el izreelita, tenía una viña en Izreel, al lado del palacio de Ajab, rey de Samaría.
Ajab dijo a Nabot: «Dame tu viña para hacerme una huerta, ya que está justo al lado de mi casa. Yo te daré a cambio una viña mejor o, si prefieres, te pagaré su valor en dinero».
Pero Nabot respondió a Ajab: «¡El Señor me libre de cederte la herencia de mis padres!».
Ajab se fue a su casa malhumorado y muy irritado por lo que le había dicho Nabot, el izreelita: «No te daré la herencia de mis padres». Se tiró en su lecho, dio vuelta la cara y no quiso probar bocado.
Entonces fue a verlo su esposa Jezabel y le preguntó: «¿Por qué estás tan malhumorado y no comes nada?».
El le dijo: «Porque le hablé a Nabot, el izreelita, y le propuse: ‘Véndeme tu viña o, si quieres, te daré otra a cambio’. Pero él respondió: ‘No te daré mi viña'».
Su esposa Jezabel le dijo: «¿Así ejerces tú la realeza sobre Israel? ¡Levántate, come y alégrate! ¡Yo te daré la viña de Nabot, el izreelita!».
En seguida escribió una carta en nombre de Ajab, la selló con el sello del rey y la envió a los ancianos y a los notables de la ciudad, conciudadanos de Nabot.
En esa carta escribió: «Proclamen un ayuno y en la asamblea del pueblo hagan sentar a Nabot en primera fila.
Hagan sentar enfrente a dos malvados, que atestigüen contra él, diciendo: ‘Tú has maldecido a Dios y al rey’. Luego sáquenlo afuera y mátenlo a pedradas».
Los hombres de la ciudad, los ancianos y notables, conciudadanos de Nabot, obraron de acuerdo con lo que les había mandado Jezabel, según lo que estaba escrito en la carta que les había enviado.
Proclamaron un ayuno e hicieron sentar a Nabot en primera fila.
En seguida llegaron dos malvados que se le sentaron enfrente y atestiguaron contra él diciendo: «Nabot ha maldecido a Dios y al rey». Entonces lo sacaron fuera de la ciudad y lo mataron a pedradas.
Y mandaron decir a Jezabel: «Nabot fue apedreado y murió».
Cuando Jezabel se enteró de que Nabot había sido matado a pedradas, dijo a Ajab: «Ya puedes tomar posesión de la viña de Nabot, esa que él se negaba a venderte, porque Nabot ya no vive: está muerto».
Apenas oyó Ajab que Nabot estaba muerto, bajó a la viña de Nabot, el izreelita, para tomar posesión de ella.
Salmo 5,2-3.5-6.7.
Señor, escucha mis palabras,
atiende a mis gemidos;
oye mi clamor, mi Rey y mi Dios,
porque te estoy suplicando.
Tú no eres un Dios que ama la maldad;
ningún impío será tu huésped,
ni los orgullosos podrán resistir
delante de tu mirada.
Tu detestas a los que hacen el mal
y destruyes a los mentirosos.
¡Al hombre sanguinario y traicionero
lo abomina el Señor!
Evangelio según San Mateo 5,38-42.
Jesús, dijo a sus discípulos:
Ustedes han oído que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente.
Pero yo les digo que no hagan frente al que les hace mal: al contrario, si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, preséntale también la otra.
Al que quiere hacerte un juicio para quitarte la túnica, déjale también el manto;
y si te exige que lo acompañes un kilómetro, camina dos con él.
Da al que te pide, y no le vuelvas la espalda al que quiere pedirte algo prestado.
Comentario del Evangelio por Concilio Vaticano II. Mensaje a los jóvenes el 7/12/ 1965 (© Copyright 1980 – Libreria Editrice Vaticana).
«Yo os digo, no respondáis al malvado»
En el nombre de este Dios y de su hijo, Jesús, os exhortamos a ensanchar vuestros corazones a las dimensiones del mundo, a escuchar la llamada de vuestros hermanos y a poner ardorosamente a su servicio vuestras energías. Luchad contra todo egoísmo. Negaos a dar libre curso a los instintos de violencia y de odio, que engendran las guerras y su cortejo de males. Sed generosos, puros, respetuosos, sinceros. Y edificad con entusiasmo un mundo mejor que el de vuestros mayores.
La Iglesia os mira con confianza y amor. Rica en un largo pasado, siempre vivo en ella, y marchando hacia la perfección humana en el tiempo y hacia los objetivos últimos de la historia y de la vida, es la verdadera juventud del mundo. Posee lo que hace la fuerza y el encanto de la juventud: la facultad de alegrarse con lo que comienza, de darse sin recompensa, de renovarse y de partir de nuevo para nuevas conquistas. Miradla y veréis en ella el rostro de Cristo, el héroe verdadero, humilde y sabio, el Profeta de la verdad y del amor, el compañero y amigo de los jóvenes. Precisamente en nombre de Cristo os saludamos, os exhortamos y os bendecimos.

El Papa advierte sobre la sociedad en la que ‘lo imperfecto debe ser ocultado’ .

En la homilía de la misa del Jubileo de los enfermos y personas con discapacidad, el Santo Padre recuerda que Jesús es el médico que cura con la medicina del amor, porque toma sobre sí nuestro sufrimiento y lo redime.

 
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12 junio 2016 Rocío Lancho García El papa Francisco
Papa Francisco
Papa Francisco-
 

(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El mundo no será mejor cuando este compuesto solamente por personas aparentemente perfectas, sino cuando crezca la solidaridad entre los seres humanos, la aceptación y el respeto mutuo. Así lo ha asegurado esta mañana el papa Francisco en la homilía de la misa celebrada en la plaza de San Pedro, con ocasión del Jubileo de los enfermos y personas con discapacidad.

 

La celebración eucarística ha sido interpretada en lenguaje de signos. La primera lectura ha sido leída por un joven español con discapacidad y la segunda lectura en braille por una joven ciega. Además Evangelio, ha sido representado para la mejor comprensión de las personas con discapacidad intelectual.

Ante una gran multitud, el Pontífice ha explicado que la naturaleza humana, herida por el pecado, lleva inscrita en sí la realidad del límite. Asimismo, conocemos la objeción que, se plantea “ante una existencia marcada por grandes limitaciones físicas”. De este modo ha observado que “se considera que una persona enferma o discapacitada no puede ser feliz, porque es incapaz de realizar el estilo de vida impuesto por la cultura del placer y de la diversión”. El Santo Padre ha advertido de que en esta época en la que el cuidado del cuerpo se ha convertido en un mito de masas y un negocio, “lo que es imperfecto debe ser ocultado, porque va en contra de la felicidad y de la tranquilidad de los privilegiados y pone en crisis el modelo imperante”. Es mejor –ha añadido– tener a estas personas separadas, en algún recinto o en las reservas del pietismo y del asistencialismo, “para que no obstaculicen el ritmo de un falso bienestar”. Y ha dado un paso más, asegurando que incluso en algunos casos se considera que es mejor deshacerse cuanto antes, “porque son una carga económica insostenible en tiempos de crisis”. Por eso ha condenado con qué falsedad vive el hombre de hoy “al cerrar los ojos ante la enfermedad y la discapacidad”. No comprende –ha asegurado Francisco– el verdadero sentido de la vida, que incluye también la aceptación del sufrimiento y de la limitación.

 
El papa Francisco ha recordado que todos, tarde o temprano, estamos llamados a enfrentarnos, y a veces a combatir, con la fragilidad y la enfermedad nuestra y la de los demás. Y esta experiencia tan típica y dramáticamente humana –ha indicado– asume una gran variedad de rostros.
De este modo, ha precisado que la enfermedad nos plantea de manera aguda y urgente la pregunta por el sentido de la existencia. Se puede dar una actitud cínica, como si todo se pudiera resolver contando sólo con las propias fuerzas. Otras veces, se pone toda la confianza en los descubrimientos de la ciencia, pensando que ciertamente en alguna parte del mundo existe una medicina capaz de curar la enfermedad, ha observado el papa Francisco.
Haciendo referencia a la lectura del Evangelio, en el que la mujer pecadora es juzgada y marginada, el Papa ha precisado que esta es la conclusión de Jesús, “atento al sufrimiento y al llanto de aquella persona”. Y su ternura –ha recordado el Santo Padre– es signo del amor que Dios reserva para los que sufren y son excluidos.
 
Al respecto, ha aseverado que una de las patologías más frecuentes son las que afectan al espíritu. “Es un sufrimiento que afecta al animo y hace que esté triste porque está privado de amor”, ha indicado.
Por otro lado, ha reconocido que la felicidad que cada uno desea puede tener muchos rostros, pero sólo puede alcanzarse si somos capaces de amar. “Es siempre una cuestión de amor, no hay otro camino”, ha añadido. Así ha observado cuántas personas discapacitadas y que sufren se abren de nuevo a la vida apenas sienten que son amadas. Y cuánto amor puede brotar de un corazón aunque sea sólo a causa de una sonrisa.
 
A continuación, el Papa ha asegurado que “Jesús es el médico que cura con la medicina del amor, porque toma sobre sí nuestro sufrimiento y lo redime”. Nosotros sabemos que Dios –ha añadido– comprende nuestra enfermedad, porque él mismo la ha experimentado en primera persona.
Para concluir la homilía, el Santo Padre ha explicado que el modo en que vivimos la enfermedad y la discapacidad “es signo del amor que estamos dispuestos a ofrecer”. El modo en que afrontamos el sufrimiento y la limitación “es el criterio de nuestra libertad de dar sentido a las experiencias de la vida, aun cuando nos parezcan absurdas e inmerecidas”. De este modo, ha invitado a no dejarse turbar y a saber que en la debilidad podemos ser fuertes.
 

Mensaje del Padre Héctor Campos, Provincial de los Capuchinos, de la Provincia San Francisco de Asis, de Chile.

Para todos los católicos, creyentes y no creyentes pero respetuosos de este  País llamado Chile:

Hoy Cristo fue ultrajado, humillado y destruído. Estuvo rodeado por curiosos que miraban, por aquellos que le escupían, gritaban y azotaban. Fue elevado en un cruz y cayó bajo el peso del madero. Hoy Cristo fue aplastado por la violencia, dañado por la intolerancia y despedazado por la ignorancia. Hoy Cristo estuvo al lado de delincuentes, al lado de solitarios, al lado de aquellos que querían tirarle piedras.
Hoy Cristo revivió su pasión y su muerte. Volvió al monte calvario donde fue humillado. Volvió a ver los rostros de aquellos que lo miraron con indiferencia. Volvió a sucumbir ante la violencia de las masas, que no captaron su mensaje, que no creyeron en él. Volvió a estar codo a codo con delincuentes, como aquellos dos ladrones que lo acompañaron en la cruz. Volvió a quedar solo en la mitad de un grupo de personas que no entiene que el amor es más fuerte, que lo soluciona todo, que es la respuesta a todo.
Hoy Cristo mira a aquellos que hacen tormenta social condenando a los que lo mataron y les dice: «Calma». Hoy Cristo mira a aquellos que lo azotaron y les dice: «Ámen». Hoy Cristo mira a esta sociedad violenta que responde con violencia cruzada y grita: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.»
Hoy Cristo volvió a morir en la calle, para volver a resucitar en el corazón del hombre.

Como creyente lo entiendo y comparto pero me avergüenzo porque yo ni nadie, al igual que hace 2016 años, hoy no fuimos capaces de defender a jesus.

EDD. Sábado 11 de junio de 2016

Memoria de san Bernabé, apóstol.
http://evangeliodeldia.org/main.php?language=SP&module=readings&localdate=20160609

Libro de los Hechos de los Apóstoles 11,21b-26.13,1-3.
En aquellos días, muchos creyeron y se convirtieron.
Al enterarse de esto, la Iglesia de Jerusalén envió a Bernabé a Antioquía.
Cuando llegó y vio la gracia que Dios les había concedido, él se alegró mucho y exhortaba a todos a permanecer fieles al Señor con un corazón firme.
Bernabé era un hombre bondadoso, lleno del Espíritu Santo y de mucha fe. Y una gran multitud adhirió al Señor.
Entonces partió hacia Tarso en busca de Saulo,
y cuando lo encontró, lo llevó a Antioquía. Ambos vivieron todo un año en esa Iglesia y enseñaron a mucha gente. Y fue en Antioquía, donde por primera vez los discípulos recibieron el nombre de «cristianos».
En la Iglesia de Antioquía había profetas y doctores, entre los cuales estaban Bernabé y Simeón, llamado el Negro, Lucio de Cirene, Manahén, amigo de infancia del tetrarca Herodes, y Saulo.
Un día, mientras celebraban el culto del Señor y ayunaban, el Espíritu Santo les dijo: «Resérvenme a Saulo y a Bernabé para la obra a la cual los he llamado».
Ellos, después de haber ayunado y orado, les impusieron las manos y los despidieron.

Salmo 98(97),1.2-3ab.3c-4.5-6.
Canten al Señor un canto nuevo,
porque él hizo maravillas:
su mano derecha y su santo brazo
le obtuvieron la victoria.
El Señor manifestó su victoria,
reveló su justicia a los ojos de las naciones:
se acordó de su amor y su fidelidad
en favor del pueblo de Israel.
Los confines de la tierra han contemplado
Aclame al Señor toda la tierra,
prorrumpan en cantos jubilosos.
Canten al Señor con el arpa
y al son de instrumentos musicales;
con clarines y sonidos de trompeta
aclamen al Señor, que es Rey.

Evangelio según San Mateo 10,7-13.
Jesús dijo a sus apóstoles:
Por el camino, proclamen que el Reino de los Cielos está cerca.
Curen a los enfermos, resuciten a los muertos, purifiquen a los leprosos, expulsen a los demonios. Ustedes han recibido gratuitamente, den también gratuitamente.»
No lleven encima oro ni plata, ni monedas,
ni provisiones para el camino, ni dos túnicas, ni calzado, ni bastón; porque el que trabaja merece su sustento.
Cuando entren en una ciudad o en un pueblo, busquen a alguna persona respetable y permanezcan en su casa hasta el momento de partir.
Al entrar en la casa, salúdenla invocando la paz sobre ella.
Si esa casa lo merece, que la paz descienda sobre ella; pero si es indigna, que esa paz vuelva a ustedes.

Comentario del Evangelio por Concilio Vaticano II. Constitución dogmática sobre la Iglesia «Lumen Gentium», 21.
«Lo que habéis recibido gratuitamente, dadlo gratuitamente».
En la persona, pues, de los obispos, a quienes asisten los presbíteros, el Señor Jesucristo, Pontífice supremo, está presente en medio de los fieles. Porque sentado a la diestra del Padre, no está ausente de la congregación de sus pontífices, sino que, principalmente a través de su servicio eximio, predica la palabra de Dios a todas las gentes y administra continuamente los sacramentos de la fe a los creyentes, y por medio de su solicitud paternal va congregando nuevos miembros a su Cuerpo con regeneración sobrenatural; finalmente, por medio de su sabiduría y prudencia dirige y ordena al Pueblo del Nuevo Testamento en su peregrinar hacia la eterna felicidad…
Para realizar estas cargas tan altas, los apóstoles fueron enriquecidos por Cristo, con una efusión especial del Espíritu Santo, que descendió sobre ellos (Hch 1,8; 2,4; Jn 20,22). Y ellos, a su vez, por la imposición de las manos, transmitieron a sus colaboradores este don espiritual (1Tm 4,14; 2Tm 1,6), que ha llegado hasta nosotros en la consagración episcopal. Enseña pues, el santo concilio, que en la consagración episcopal se confiere la plenitud del sacramento del orden, llamada, en la práctica litúrgica de la Iglesia y en la enseñanza de los Santos Padres, sumo sacerdocio, cumbre del ministerio sagrado. La consagración episcopal, junto con el oficio de santificar, confiere también los oficios de enseñar y regir, los cuales, sin embargo, por su misma naturaleza, no pueden ejercerse sino en comunión jerárquica con la cabeza y los miembros del colegio. Pues según la Tradición…, es cosa clara que por la imposición de las manos y las palabras de la consagración se confiere la gracia del Espíritu Santo y se imprime el sagrado carácter, de tal manera que los obispos, de modo visible y eminente, hacen las veces del mismo Cristo, Maestro, Pastor y Pontífice, y actúan en lugar suyo.