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Mensaje del Padre Héctor Campos, Provincial de los Capuchinos, de la Provincia San Francisco de Asis, de Chile.

Para todos los católicos, creyentes y no creyentes pero respetuosos de este  País llamado Chile:

Hoy Cristo fue ultrajado, humillado y destruído. Estuvo rodeado por curiosos que miraban, por aquellos que le escupían, gritaban y azotaban. Fue elevado en un cruz y cayó bajo el peso del madero. Hoy Cristo fue aplastado por la violencia, dañado por la intolerancia y despedazado por la ignorancia. Hoy Cristo estuvo al lado de delincuentes, al lado de solitarios, al lado de aquellos que querían tirarle piedras.
Hoy Cristo revivió su pasión y su muerte. Volvió al monte calvario donde fue humillado. Volvió a ver los rostros de aquellos que lo miraron con indiferencia. Volvió a sucumbir ante la violencia de las masas, que no captaron su mensaje, que no creyeron en él. Volvió a estar codo a codo con delincuentes, como aquellos dos ladrones que lo acompañaron en la cruz. Volvió a quedar solo en la mitad de un grupo de personas que no entiene que el amor es más fuerte, que lo soluciona todo, que es la respuesta a todo.
Hoy Cristo mira a aquellos que hacen tormenta social condenando a los que lo mataron y les dice: «Calma». Hoy Cristo mira a aquellos que lo azotaron y les dice: «Ámen». Hoy Cristo mira a esta sociedad violenta que responde con violencia cruzada y grita: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.»
Hoy Cristo volvió a morir en la calle, para volver a resucitar en el corazón del hombre.

Como creyente lo entiendo y comparto pero me avergüenzo porque yo ni nadie, al igual que hace 2016 años, hoy no fuimos capaces de defender a jesus.