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Comentario al evangelio de hoy sábado 13 de agosto de 2016

Jesús bendice a los niños
Tiempo Ordinario
Somos felices cuando ponemos en Dios nuestra confianza como niños.
http://es.catholic.net/op/articulos/5058/jess-bendice-a-los-nios.html
Por: P . Clemente González
Fuente: Catholic.net
Del santo Evangelio según san Mateo 19, 13-15
En aquel tiempo, le presentaron unos niños a Jesús para que les impusiera las manos y rezara por ellos, pero los discípulos les regañaban. Jesús dijo: Dejadlos, no impidáis a los niños acercarse a mí; de los que son como ellos es el Reino de los Cielos. Les impuso las manos y se marchó de allí.
Oración introductoria
Señor, inicio esta oración con la humildad y docilidad de un niño que busca el abrazo de su padre amoroso. Ayúdame a saber escucharte y a recibir tu Reino con la sencillez de un niño.
Petición
Jesús, concédeme el don de buscar la humildad voluntaria, motivado por tu ejemplo.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
Pequeños grandes maestros de la vida.
Como los niños es el Reino de los cielos. ¿Qué pasaría si hiciera de mi vida una continua imitación de los niños? Todos ellos nacen sencillos, sin malicia. Ciertamente no son siempre sonrisas, pero incluso en su llanto conservan sencillez. Son recipientes de amor y dispensadores de confianza; y colocan simplemente su corazón en su madre, en su padre, en aquél que les ofrezca una atención.
El tiempo en que vivimos no ofrece interrupción a los peligros que amenazan a las almas puras y sencillas, y eso, dolorosamente, ha corrompido muchas poco a poco. Ya en los Evangelios escuchamos ese «hay de aquél que escandalice a uno de estos pequeños». Hoy son tantos que a sabiendas o por ignorancia han manchado el corazón de tantos niños. Vivimos en un mundo que parece perder de vista lo esencial por no apartarla de lo complicado.
En este Evangelio, Señor, Tú me invitas a mirar mi alrededor, a contemplar esos «espejos» de tu rostro, a mirar a aquellos pequeños que nos acompañan con su testimonio. Me enseñas, por un lado, un ejemplo maravilloso de sencillez, confianza e inocencia en los niños. Y por otro lado me muestras lo sensible que es tu corazón. Supiste ver en los ojos de los niños un tesoro silencioso que el mundo de hoy no aprecia. Un tesoro muy valioso que me habla de Ti más de lo que podría imaginar.
Hoy quisiera pedirte un corazón como el tuyo, que sepa mirar más allá, siempre más allá, para detenerme ante las «minuciosidades» y aprender a conocerte. Enséñame a mirar con tus ojos a los niños, enséñame a maravillarme en ellos, enséñame a cuidar de ellos, quiero ver tu rostro en cada uno y aprender de estos «maestros de la vida» que me muestran cómo caminar en ella, siendo recipientes de tu amor y donadores de confianza, como fuiste Tú también.
«Pensemos como sería una sociedad que decidiera, de una vez por todas, establecer este principio: “Es verdad que nos somos perfectos y que cometemos muchos errores. Pero cuando se trata de los niños que vienen al mundo, ningún sacrificio de los adultos se juzgará demasiado costoso o demasiado grande, para evitar que un niño piense que es un error, que no vale nada y estar abandonado a las heridas de la vida y a la prepotencia de los hombres”. Qué bonita sería esta sociedad.  Yo creo que a esta sociedad, mucho le sería perdonado por sus innumerables errores. Mucho, de verdad.»
(Catequesis  de S.S. Francisco, 8 de abril de 2015).
Reflexión
«Dejad que los niños se acerquen a mí… y no se lo impidáis». Las palabras de Jesús suenan como un ligero reclamo. Para los adultos las «cosas de niños» representan un segundo plano, no son importantes. Avanzando en años, y con la experiencia de la vida, comienzan a ver las «cosas de niños» como comportamientos superados. Por nuestra ansia de dejar atrás todo infantilismo nos olvidamos de todo lo bueno que tiene la niñez: como la pureza, la simplicidad, la sinceridad de sentimientos, que son justamente las virtudes que Jesús valora más. Si somos complicados, ambiguos o poco coherentes, ¿no será porque no hemos sabido conservar el tesoro de nuestra infancia?
El Señor ve en los niños el reflejo del Reino de los Cielos, porque su conocimiento es todavía puro. Es un tabernáculo interior donde el mal y el pecado no pueden penetrar. La felicidad de los niños, su desenvoltura y su espontaneidad no son sólo manifestación de inconsciencia, ingenuidad o infantilismo, como diríamos nosotros.
Muchas personas viven siempre amargadas, demasiado angustiadas por los problemas económicos, por la situación en el trabajo o en la familia, incluso objetivamente difíciles. Creen tener el deber de resolver todo solos, olvidando que Dios está siempre presente y nos ayuda. Sin embargo, toma otra dimensión cuando miramos a Dios. Somos más felices cuando ponemos en Él nuestra confianza y nuestra seguridad. Si tuviésemos más fe, y dejásemos a Él el timón de nuestra vida, encontraríamos de nuevo la serenidad de nuestra infancia.
Propósito
Hacer una visita al Santísimo, o una oración especial, para decirle a Dios que quiero obedecerle siempre y en todo, renunciando, con plena confianza, a mi propia voluntad.
Diálogo con Cristo
Jesucristo, dame la fe y la confianza para creer con todo mi corazón que tu gracia me basta. Enséñame a tener la docilidad de los niños para no dudar ni darle vueltas a las cosas que dispongas en mi camino. No permitas que me dé miedo ser santo, que tema lanzarme y convertirme en un auténtico discípulo y misionero de tu amor.

EDD. sábado 13 de agosto de 2016


Sábado de la decimonovena semana del tiempo ordinario.

Libro de Ezequiel 18,1-10.13b.30-32. 
La palabra del Señor me llegó en estos términos:
¿Por qué andan repitiendo este refrán en la tierra de Israel: «Los padres comieron uva verde, y los hijos sufren la dentera»?
Juro por mi vida -oráculo del Señor- que ustedes nunca más dirán este refrán en Israel.
Porque todas las vidas me pertenecen, tanto la del padre como la del hijo: la persona que peca, esa morirá.
Si un hombre es justo y practica el derecho y la justicia;
si no participa de las comidas sagradas en las montañas y no levanta sus ojos hacia los ídolos de la casa de Israel; si no deshonra a la mujer de su prójimo y no se acerca a una mujer en los días de su menstruación;
si no oprime a nadie, si devuelve la prenda al deudor y no quita nada por la fuerza; si da su pan al hambriento y viste al desnudo;
si no presta con usura ni cobra intereses; si aparta su mano de la injusticia y juzga imparcialmente en los litigios;
si camina según mis preceptos y observa mis leyes, obrando con fidelidad, ese hombre es justo y seguramente vivirá -oráculo del Señor-.
Pero si engendra un hijo ladrón y sanguinario, que hace alguna de esas cosas,
que presta con usura y cobra intereses: este hijo no vivirá. A causa de todas las abominaciones que cometió, morirá irremediablemente, y su sangre recaerá sobre él.
Por eso, casa de Israel, yo los juzgaré a cada uno de ustedes según su conducta -oráculo del Señor-. Conviértanse y apártense de todas sus rebeldías, de manera que nada los haga caer en el pecado.
Arrojen lejos de ustedes todas las rebeldías que han cometido contra mí y háganse un corazón nuevo y un espíritu nuevo. ¿Por qué quieres morir, casa de Israel?
Yo no deseo la muerte de nadie -oráculo del Señor-. Conviértanse, entonces, y vivirán.
Salmo 51(50),12-13.14-15.18-19. 
Crea en mí, Dios mío, un corazón puro,
y renueva la firmeza de mi espíritu.
No me arrojes lejos de tu presencia
ni retires de mí tu santo espíritu.
Devuélveme la alegría de tu salvación,
que tu espíritu generoso me sostenga:
yo enseñaré tu camino a los impíos
y los pecadores volverán a ti.
Los sacrificios no te satisfacen;
si ofrezco un holocausto, no lo aceptas:
mi sacrificio es un espíritu contrito,
tú no desprecias el corazón contrito y humillado.
Evangelio según San Mateo 19,13-15. 
Le trajeron entonces a unos niños para que les impusiera las manos y orara sobre ellos. Los discípulos los reprendieron,
pero Jesús les dijo: «Dejen a los niños, y no les impidan que vengan a mí, porque el Reino de los Cielos pertenece a los que son como ellos».
Y después de haberles impuesto las manos, se fue de allí.

 
Comentario del Evangelio por San Máximo de Turín (¿-c. 420), obispo. Homilía 58; PL 57, 363-366.
“Igual que los niños”
A los Apóstoles ya maduros y de edad, el Señor dice: «Si vosotros no cambiáis y volvéis a ser como este niño, no entraréis en el Reino de los cielos» (Mt 18,3-4)… Les incita a recuperar la infancia, a fin de que… renazcan a la inocencia del corazón. «El que no nace del agua del Espíritu, no puede  entrar en el Reino de los cielos» (Jn3,5).
Dice el Señor a sus apóstoles: ”Si vosotros no cambiáis y volvéis a ser como este niño”: no dice “como éstos niños”, sino “como este niño”. Escoge uno, propone uno solo. ¿Cuál es este niño que el Señor propone como ejemplo a sus discípulos? No creo que fuera un niño del pueblo, de la muchedumbre de los hombres, que ofreciera a los apóstoles un modelo de santidad para el mundo entero. No, no creo que este niño saliera del pueblo sino del cielo. Es el niño del cielo del que habla Isaías: “Porque un niño nos ha nacido, uno hijo  se nos ha dado” (Is 9,5). Este es el niño inocente que no sabe devolver insulto por insulto, golpe por golpe— antes bien, en plena agonía ora por sus enemigos: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Lc 23,34). Así, en su santidad, el Señor desborda de la simplicidad que la naturaleza confiere a los niños. El es este niño que pide a los pequeñuelos que le imiten y le sigan.

Homilía para la Eucaristía del domingo 14 de agosto de 2016

Paz y Bien a todos ustedes. Que el Señor los siga bendiciendo. Su hermano y servidor. Pastor.

DOMINGO XX.

Jeremías 38,3-6.8-10: los padecimientos de Jeremías. La pasión de Jeremías no es más que imagen del justo perseguido por su fidelidad al Mensaje de Dios.

Hebreos 12, 1-4: exhortación a la perseverancia en la salvación. La fe es probada; Cristo es el que inicia y perfecciona nuestra fe.

Lucas 12,49-53: expresiones duras y desconcertantes de Jesús que podrían malentenderse. Con ellas Jesús está dando a entender cuál es su misión: implantar el Reinado de Dios.

1.- Varias veces se ha dicho que Jesús ha venido a este mundo para hacer presente y efectivo el Reino de Dios aquí en la tierra. Y el Reino de Dios es un reinado de paz, de amor y de reconciliación. ¿Por qué, entonces, esas palabras que suenan a violencia? No es la única vez que se usa la imagen del fuego para indicar la purificación. Fuego = juicio para arrancar toda maldad presente en el mundo. Así como el agricultor quema el campo para limpiar y sembrar. No falta el que mal interprete estas palabras y se apoye en ellas para justificar la violencia. Pero no se trata de eso. No es el Mensaje de Jesús como el mensaje del Estado islámico. No pretende el Señor patrocinar la lucha de clases. No, de ninguna manera. Para entablar el juicio purificatorio El mismo tiene que recibir un bautismo purificatorio: su Pasión. Porque por su Pasión-Muerte y Resurrección Jesús se sumerge (=Bautismo) en la Voluntad del Padre. Y vivir sumergido en la Voluntad del Padre es vivir en el Reino de Dios, es dejar que El reine en el mundo, en nosotros mismos. Lo único que purifica y perfecciona es vivir la Voluntad del Padre Dios. A eso vino Jesús, a enseñarnos a vivir sumergidos en la Voluntad del Padre.

2.- Jesús vino para implantar el Reinado de Dios. Pero este Reino no se hace presente sin que se produzcan divisiones y enfrentamientos dolorosos por causa del seguimiento de Jesús. Jesús no pretende la división, pero su presencia y mensaje es juicio = separación, pone en evidencia la presencia del reinado del mal, del pecado, que es muerte. Por eso es necesario optar por El, opción que trae sus consecuencias. Y la principal consecuencia es la división, la persecución y el hostigamiento. Jesús no sólo denunció la presencia del mal, sino propuso una nueva forma de vida de acuerdo a lo que Dios quiere. La propuesta de Jesús, aunque es la Buena Nueva del Reino, sin embargo incomoda, molesta, desinstala.

3.- Hoy día sucede lo mismo. Todo aquel que opte por Jesús, que quiera vivir el Proyecto del Reino, tendrá que sufrir el rechazo y la oposición de los de fuera y de los propios parientes. Y esto se vive a diario y en todas partes. Existe el rechazo y la división porque no se mezclan el Bien y el mal, el amor y el odio, la solidaridad con el egoísmo, la justicia con la injusticia, la paz con la violencia. Este es un hecho paradójico: cuando se quiere introducir la paz, siempre hay conflictos con los enemigos de la paz.

Lo sucedido con Jeremías también sucedió con Jesús y también sucede con los cristianos. Somos perseguidos y calumniados. ¿Dónde? En todas partes, porque en todas partes hay muchos coludidos; no sólo en las farmacias y en otras empresas, sino también en las grandes agencias noticiosas, que usan sus medios para mentir y calumniar. Ellos viven el refrán: miente, miente, que algo queda.

4.- Pero no estamos solos; “estamos rodeados de una verdadera nube de testigos”. Por eso, fijemos la mirada en Jesús, que es la causa de nuestra fe, en El creemos. El es la razón de ser de nuestra vida, por El somos purificados, ya que con El y por El fuimos bautizados, es decir, sumergidos en la Voluntad de su Padre, en su Reino.

La comunión es eso, comulgar con Jesús, con El queremos vivir y reinar. Con El queremos trabajar, implantar el Reinado de Dios. Con El queremos sufrir para reinar con El. Con El queremos morir para resucitar con El. No nos asustemos. “Piensen en Aquel que sufrió semejante hostilidad por parte de los pecadores y así no se dejarán abatir por el desaliento”. Bien podemos todos como comunidad de creyentes decir: “Señor, ven pronto a socorrerme”. Y el Señor lo hará.

                                                                            Hermano Pastor Salvo Beas.

                                                                                Párroco de San Miguel.

Decálogo para saber envejecer.

Para quien quiera conocer los secretos de “saber envejecer”, valga este decálogo fácil y sencillo.

 

Anciano – Pixabay

El verano y las vacaciones son, sin duda, una época propicia para rejuvenecer, para mostrar nuestra mejor silueta, para considerarnos más en forma.
Todo el mundo quiere ser joven y parecerlo. Incluso las personas de edad más avanzada. Quizás porque, como decía alguien, “nada nos hace envejecer con mayor rapidez que el pensar incesantemente en que nos hacemos viejos”. Por eso, lo mejor será pensar que aún somos jóvenes.
Como suele decir Manuel Alcántara, con su fino humor: “Y dentro de cien años, cuando todos seamos jóvenes…”. Pues, eso. Acaso lo más interesante, y además, gran verdad, sea pensar que “toda edad tiene sus propios frutos; hace falta saberlos recoger”. Para quien quiera conocer los secretos de “saber envejecer”, valga este decálogo fácil y sencillo.
1. “Cuidarás tu presentación cada día”. Arréglate como si fueras a una fiesta. ¡Qué más fiesta que la vida! Que al verte se alegren los ojos de los demás.
2. “No te encerrarás en tu casa ni en tu habitación”. Saldrás a la calle y al campo de paseo: “El agua estancada se pudre”.
3. “Amarás el ejercicio físico”. Un rato de gimnasia, una caminata razonable dentro o fuera de casa, por lo menos abrir la puerta, regar las rosas, contestar el teléfono.
4. “Evitarás actitudes y gestos de viejo derrumbado”. La cabeza gacha, la espalda encorvada, la mirada perdida, no favorecen nada. Que la gente diga un piropo cuando pasas: “¡Qué recto va el señor! ¡Qué guapa la señora!”.
5. “¡No hablarás de tu edad, ni te quejarás de tus achaques reales o imaginarios!”. Acabarás por creerte más viejo y más enfermo de lo que eres. A la gente no le gusta oír historias de hospital. Cuando te pregunten cómo estás, dirás que. ¡muy bien!
6. “Cultivarás el optimismo sobre todas las cosas”. Al mal tiempo, buena cara. Sé positivo y`de buen humor. La vejez no es cuestión de años sino un estado de ánimo. El corazón no envejece.
7. “Tratarás de ser útil a los demás”. Ayuda con una sonrisa, un consejo, un servicio. No te coloques el cartel de “inservible”.
8. “Trabajarás con tus manos y con tu mente”. Haz lo que puedas. El trabajo es la terapia infalible.
9. “Mantendrás vivas y cordiales las relaciones humanas”. Desde luego, las que se anudan en el hogar, integrándote a todos los miembros de tu familia.
10. “No pensarás que todo el tiempo pasado fue mejor”. Deja de estar condenando tu mundo y maldiciendo tu momento.
Fáciles consejos que todos podemos poner en práctica. Nos irá fenomenal.
Comentarios al autor: cordoba.sanlorenzo@diocesisdecordoba.com

Comentario al evangelio de hoy viernes 12 de agosto de 2016

Lo que Dios unió no lo separe el hombre.
Tiempo Ordinario

Dios siempre está presente para dar su ayuda y fortalecer el amor.
Por: P Clemente González
Fuente: Catholic.net 
http://es.catholic.net/op/articulos/5057/lo-que-dios-uni-no-lo-separe-el-hombre.html

Del santo Evangelio según san Mateo 19, 3-12 
En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos fariseos y le preguntaron para ponerlo a prueba: ¿Es lícito a uno despedir a su mujer por cualquier motivo? Él les respondió: ¿No habéis leído que el Creador en el principio los creó hombre y mujer, y dijo: «Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne»? De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Pues lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre. Ellos insistieron: ¿Y por qué mandó Moisés darle acta de repudio y divorciarse? Él le contestó: Por lo tercos que sois os permitió Moisés divorciaros de vuestras mujeres; pero al principio no era así. Ahora os digo yo que si uno se divorcia de su mujer –no hablo de prostitución- y se casa con otra, comete adulterio. Los discípulos le replicaron: Si ésa es la situación del hombre con la mujer, no trae cuenta casarse. Pero Él les dijo: No todos pueden con eso, sólo los que han recibido ese don. Hay eunucos que salieron así del vientre de su madre, a otros los hicieron los hombres, y hay quienes se hacen eunucos por el Reino de los Cielos. El que pueda con esto, que lo haga.
Oración introductoria
Señor, quiero encontrarme contigo en este momento de oración, esperando tener la docilidad de corazón para no convertir esta meditación en un interrogatorio, en exigencias, en quejas o para pedirte lo que creo necesitar. ¡Ven Espíritu Santo!
Petición
Jesús, ayúdame a nunca ser duro de corazón.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
El matrimonio es un don nacido del corazón de Dios.
Mencionas en este pasaje, Señor, la dureza de corazón. Creo que éste es uno de los principales motivos del mal en el mundo de hoy. A veces mi corazón se ha transformado en una roca. Una roca indiferente ante el dolor ajeno, impermeable ante el amor del prójimo, dura con los juicios a los demás, seca ante las obras de misericordia.
Cuando imagino un corazón, lo imagino siempre de carne, rojo, palpitante, sano, fuerte, vigoroso, y transmitiendo vida. Pero podría también imaginar cómo es la imagen que presentas a los fariseos el día de hoy: un corazón de piedra. Es un corazón muerto, grisáceo, seco, inmóvil, resistente, es un corazón que pesa, que causa dolor y poco transforma todo en muerte.
Éste es el corazón que a veces llevo dentro de mí. Señor, no permitas en mí la dureza de corazón, porque ella me lleva a sólo buscar mis intereses, a olvidar lo importante en la vida, a descuidar mi vida de unión contigo, a pactar con la tibieza. Dame, Señor, un corazón como el tuyo. Un corazón que sepa mirar todos los aspectos de mi vida como Tú los ves. Dame, Jesús, tu corazón y toma Tú el mío.
Tú también me hablas del matrimonio, de la familia. Te presentas como el mejor y mayor defensor de la familia. No eres el que simplemente impone leyes que cumplir, sino que eres el Dios que busca lo mejor para sus hijos y por ello les ayuda en lo que mejor les conviene en sus vidas. El matrimonio es un don nacido de tu corazón y no del corazón del hombre. Es por ello que para Ti el matrimonio tiene un valor único y precioso. Dame la gracia, Señor, de valorar y defender el don de la familia.
«Nosotros debemos caminar con estas dos cosas que Jesús nos enseña: la verdad y la comprensión. Y esto no se resuelve como una ecuación matemática, sino con la propia carne: es decir, yo cristiano ayudo a esa persona, a aquellos matrimonios que atraviesan una dificultad, que están heridos, en el camino de acercamiento a Dios. Permanece el hecho que la verdad es aquella, pero esta es otra verdad: todos somos pecadores, en camino. Y siempre está este trabajo por hacer: cómo ayudar, cómo acompañar, pero también cómo enseñar a aquellos que se quieren casar, cuál es la verdad sobre el matrimonio.»
(Homilía de S.S. Francisco, 20 de mayo de 2016, en santa Marta).
Reflexión
¿Qué pensaría Jesús de todos los que hoy aprueban el divorcio? Como en aquella ocasión, les ayudaría a entender qué es realmente el matrimonio y luego les enseñaría a defenderlo contra todos los ataques.
El matrimonio cristiano no es sólo una convivencia entre un hombre y una mujer que se quieren. Es mucho más. Es un sacramento, es decir, algo sagrado y querido por Dios. Luego es compartir un proyecto de vida para alcanzar la felicidad en esta vida. Pero si no hay proyecto, si no hay amor verdadero, si los hijos son un estorbo y no una alegría… ¿qué tipo de matrimonio es ese? Seguramente conocerás alguna pareja que haya dejado morir el amor, por pura rutina, por no saber que el matrimonio es una experiencia cargada de pequeños detalles, de gestos: un regalo, una sonrisa, una comida inesperada, una oración en familia… ¡Hay tantos medios para caldear el amor en el matrimonio!
Lo que Dios ha unido no debe separarse, porque un divorcio, en lugar de traer paz, trae mayor amargura y dolor, destrozando también la felicidad que merecen los hijos. Es siempre mejor intentar sacar adelante los problemas familiares que sucumbir ante ellos. Además contamos con la ayuda de Dios y de los consejeros que ha puesto a nuestra disposición (un sacerdote, una religiosa, un catequista, etc.)
Propósito
Concretar algunos medios para propiciar la oración familiar: bendecir los alimentos, reflexionar el Evangelio del domingo, rezar el rosario, ir a misa juntos, peregrinación a un santuario mariano, etc.
Diálogo con Cristo 
Jesús, concédeme vivir la auténtica caridad fraterna, especialmente con mi familia y amigos. Que nos ayudemos unos a otros a vivir santamente y a perseverar en nuestra vocación cristiana.

EDD. viernes 12 de agosto de 2016

Viernes de la decimonovena semana del tiempo ordinario.

http://evangeliodeldia.org/main.php?language=SP&module=readings&localdate=20160810


Libro de Ezequiel 16,1-15.60.63.
La palabra del Señor me llegó en estos términos:
Hijo de hombre, da a conocer a Jerusalén sus abominaciones.
Tú dirás: Así habla el Señor a Jerusalén: Por tus orígenes y tu nacimiento, perteneces al país de Canaán; tu padre era un amorreo y tu madre una hitita.
Al nacer, el día en que te dieron a luz, tu cordón umbilical no fue cortado, no fuiste lavada con agua para ser purificada ni frotada con sal, ni envuelta en pañales.
Nadie se compadeció de ti para hacerte alguna de esas cosas, sino que fuiste arrojada en pleno campo, porque dabas asco el día que naciste.
Yo pasé junto a ti, te vi revolcándote en tu propia sangre y entonces te dije: «Vive
y crece como un retoño del campo». Tú comenzaste a crecer, te desarrollaste y te hiciste mujer; se formaron tus senos y crecieron tus cabellos, pero estabas completamente desnuda.
Yo pasé junto a ti y te vi. Era tu tiempo, el tiempo del amor; extendí sobre ti el borde de mi manto y cubrí tu desnudez; te hice un juramento, hice una alianza contigo -oráculo del Señor- y tú fuiste mía.
Yo te lavé con agua, limpié la sangre que te cubría y te perfumé con óleo.
Te puse un vestido bordado, te calcé con zapatos de cuero fino, te ceñí con una banda de lino y te cubrí con un manto de seda.
Te adorné con joyas, puse brazaletes en tus muñecas y un collar en tu cuello;
coloqué un anillo en tu nariz, pendientes en tus orejas y una espléndida diadema en tu cabeza.
Estabas adornada de oro y de plata, tu vestido era de lino fino, de seda y de tela bordada; te alimentabas con la mejor harina, con miel y aceite. Llegaste a ser extraordinariamente hermosa y te convertiste en una reina.
Tu fama se extendió entre las naciones, porque tu belleza era perfecta gracias al esplendor con que yo te había adornado -oráculo del Señor-.
Pero tú te preciaste de tu hermosura y te aprovechaste de tu fama para prostituirte; te entregaste sin pudor a todo el que pasaba y fuiste suya.
Pero yo me acordaré de la alianza que hice contigo en los días de tu juventud y establecerá para ti una alianza eterna.
para que te acuerdes y te avergüences, y para que en tu confusión no te atrevas a abrir la boca, cuando yo te haya perdonado todo lo que has hecho -oráculo del Señor-.
Libro de Isaías 12,2-3.4bcd.5-6.
Este es el Dios de mi salvación:
yo tengo confianza y no temo,
porque el Señor es mi fuerza y mi protección;
él fue mi salvación.
Ustedes sacarán agua con alegría
de las fuentes de la salvación.
Den gracias al Señor, invoquen su Nombre,
anuncien entre los pueblos sus proezas,
proclamen qué sublime es su Nombre.
Canten al Señor porque ha hecho algo grandioso:
¡que sea conocido en toda la tierra!
¡Aclama y grita de alegría, habitante de Sión,
porque es grande en medio de ti
el Santo de Israel!
Evangelio según San Mateo 19,3-12.
Se acercaron a él algunos fariseos y, para ponerlo a prueba, le dijeron: «¿Es lícito al hombre divorciarse de su mujer por cualquier motivo?».
El respondió: «¿No han leído ustedes que el Creador, desde el principio, los hizo varón y mujer;
y que dijo: Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre para unirse a su mujer, y los dos no serán sino una sola carne?
De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Que el hombre no separe lo que Dios ha unido».
Le replicaron: «Entonces, ¿por qué Moisés prescribió entregar una declaración de divorcio cuando uno se separa?».
El les dijo: «Moisés les permitió divorciarse de su mujer, debido a la dureza del corazón de ustedes, pero al principio no era así.
Por lo tanto, yo les digo: El que se divorcia de su mujer, a no ser en caso de unión ilegal, y se casa con otra, comete adulterio».
Los discípulos le dijeron: «Si esta es la situación del hombre con respecto a su mujer, no conviene casarse».
Y él les respondió: «No todos entienden este lenguaje, sino sólo aquellos a quienes se les ha concedido.
En efecto, algunos no se casan, porque nacieron impotentes del seno de su madre; otros, porque fueron castrados por los hombres; y hay otros que decidieron no casarse a causa del Reino de los Cielos. ¡El que pueda entender, que entienda!».
Comentario del Evangelio por  Misal Romano. Ritual de la misa del matrimonio: bendición de los esposos.
                                                                                     «Los dos ya no serán más que uno»
Hermanos, pidamos a Dios que bendiga a estos nuevos esposos que van a recibir juntos el cuerpo y la sangre de Jesucristo.
Señor Dios nuestro, tú has llamado por su nombre a N. y  N., para que entregándose el uno al otro lleguen a ser una sola carne y un solo espíritu; dales el cuerpo de tu Hijo por quien se va a realizar su unidad. Tú eres la fuente de su amor y has puesto en ellos el deseo de felicidad que los anima; dales la sangre de tu Hijo que santifique su amor y su gozo.
Haz que recibiendo el pan de vida y la copa de la bendición, aprendan a dar su vida por los demás; que eduquen a los hijos que nacerán de su amor en la fidelidad al Evangelio; que busquen ante todo el Reino de Dios y su justicia; que sean útiles al mundo en el que van a vivir; que sepan acoger a los más pobres; que siempre puedan darte gracias, y vengan a menudo a renovar su alianza comulgando juntos el cuerpo resucitado de Jesucristo.
Es por su mediación que te presentamos estas peticiones: porque él que ha santificado las bodas de Caná y purificado a su Iglesia entregándose por ella, sabemos que intercede cerca de ti por nuestros amigos N. y N., hoy, mañana y todos los días de su vida, hasta la eternidad.

BENEDICTO XVI: CLARA DIÓ UN IMPULSO A LA RENOVACIÓN DE LA IGLESIA.

Benedicto XVI: Clara dió un impulso a la renovación de la Iglesia.
AUDIENCIA GENERAL
Sala Pablo VI
Miércoles 15 de septiembre de 2010 

 
 
Queridos hermanos y hermanas:
Una de las santas más queridas es sin duda santa Clara de Asís, que vivió en el siglo XIII, contemporánea de san Francisco. Su testimonio nos muestra cuánto debe la Iglesia a mujeres valientes y llenas de fe como ella, capaces de dar un impulso decisivo para la renovación de la Iglesia.
¿Quién era Clara de Asís? Para responder a esta pregunta contamos con fuentes seguras: no sólo las antiguas biografías, como la de Tomás de Celano, sino también las Actas del proceso de canonización promovido por el Papa sólo pocos meses después de la muerte de Clara y que contiene los testimonios de quienes vivieron a su lado durante mucho tiempo.
Clara nació en 1193, en el seno de una familia aristocrática y rica. Renunció a la nobleza y a la riqueza para vivir humilde y pobre, adoptando la forma de vida que proponía Francisco de Asís. Aunque sus parientes, como sucedía entonces, estaban proyectando un matrimonio con algún personaje de relieve, Clara, a los 18 años, con un gesto audaz inspirado por el profundo deseo de seguir a Cristo y por la admiración por Francisco, dejó su casa paterna y, en compañía de una amiga suya, Bona de Guelfuccio, se unió en secreto a los Frailes Menores en la pequeña iglesia de la Porciúncula. Era la noche del domingo de Ramos de 1211. En la conmoción general, se realizó un gesto altamente simbólico: mientras sus compañeros empuñaban antorchas encendidas, Francisco le cortó su cabello y Clara se vistió con un burdo hábito penitencial. Desde ese momento se había convertido en virgen esposa de Cristo, humilde y pobre, y se consagraba totalmente a él. Como Clara y sus compañeras, innumerables mujeres a lo largo de la historia se han sentido atraídas por el amor a Cristo que, en la belleza de su divina Persona, llena su corazón. Y toda la Iglesia, mediante la mística vocación nupcial de las vírgenes consagradas, se muestra como lo que será para siempre: la Esposa hermosa y pura de Cristo.
En una de las cuatro cartas que Clara envió a santa Inés de Praga, la hija del rey de Bohemia, que quiso seguir sus pasos, habla de Cristo, su Esposo amado, con expresiones nupciales, que pueden ser sorprendentes, pero conmueven: «Amándolo, eres casta; tocándolo, serás más pura; dejándote poseer por él eres virgen. Su poder es más fuerte, su generosidad más elevada, su aspecto más bello, su amor más suave y toda gracia más fina. Ya te ha estrechado en su abrazo, que ha adornado tu pecho con piedras preciosas… y te ha coronado con una corona de oro grabada con el signo de la santidad» (Carta I: FF, 2862).
Para Clara, sobre todo al principio de su experiencia religiosa, Francisco de Asís no sólo fue un maestro cuyas enseñanzas seguir, sino también un amigo fraterno. La amistad entre estos dos santos constituye un aspecto muy hermoso e importante. De hecho, cuando dos almas puras y enardecidas por el mismo amor a Dios se encuentran, la amistad recíproca supone un estímulo fuertísimo para recorrer el camino de la perfección. La amistad es uno de los sentimientos humanos más nobles y elevados que la gracia divina purifica y transfigura. Al igual que san Francisco y santa Clara, también otros santos han vivido una profunda amistad en el camino hacia la perfección cristiana, como san Francisco de Sales y santa Juana Francisca de Chantal. Precisamente san Francisco de Sales escribe: «Es hermoso poder amar en la tierra como se ama en el cielo, y aprender a quererse en este mundo como haremos eternamente en el otro. No hablo aquí del simple amor de caridad, porque ese deberíamos sentirlo hacia todos los hombres; hablo de la amistad espiritual, en el ámbito de la cual dos, tres o más personas se intercambian la devoción, los afectos espirituales y llegan a ser realmente un solo espíritu» (Introducción a la vida devota III, 19).
Después de pasar algunos meses en otras comunidades monásticas, resistiendo a las presiones de sus familiares, que inicialmente no aprobaron su elección, Clara se estableció con sus primeras compañeras en la iglesia de san Damián, donde los frailes menores habían arreglado un pequeño convento para ellas. En aquel monasterio vivió más de cuarenta años, hasta su muerte, acontecida en 1253. Nos ha llegado una descripción de primera mano de cómo vivían estas mujeres en aquellos años, en los inicios del movimiento franciscano. Se trata de la relación admirada de un obispo flamenco de visita a Italia, Jaime de Vitry, el cual afirma que encontró a un gran número de hombres y mujeres, de todas las clases sociales, que «dejándolo todo por Cristo, huían del mundo. Se llamaban Frailes Menores Hermanas Menores, y el Papa y los cardenales los tienen en gran consideración… Las mujeres… viven juntas en varias casas, no lejos de las ciudades. No reciben nada, sino que viven del trabajo de sus propias manos. Y se sienten profundamente afligidas y turbadas, porque clérigos y laicos las honran más de lo que quisieran» (Carta de octubre de 1216: FF, 2205.2207).
Jaime de Vitry captó con perspicacia un rasgo característico de la espiritualidad franciscana al que Clara fue muy sensible: la radicalidad de la pobreza, unida a la confianza total en la Providencia divina. Por este motivo, ella actuó con gran determinación, obteniendo del Papa Gregorio IX o, probablemente, ya del Papa Inocencio III, el llamado Privilegium paupertatis (cf. FF, 3279). De acuerdo con este privilegio, Clara y sus compañeras de san Damián no podían poseer ninguna propiedad material. Se trataba de una excepción verdaderamente extraordinaria respecto al derecho canónico vigente y las autoridades eclesiásticas de aquel tiempo lo concedieron apreciando los frutos de santidad evangélica que reconocían en el modo de vivir de Clara y de sus hermanas. Esto demuestra que en los siglos de la Edad Media el papel de las mujeres no era secundario, sino considerable. Al respecto, conviene recordar que Clara fue la primera mujer en la historia de la Iglesia que compuso una Regla escrita, sometida a la aprobación del Papa, para que el carisma de Francisco de Asís se conservara en todas las comunidades femeninas que ya se iban fundando en gran número en su tiempo y que deseaban inspirarse en el ejemplo de Francisco y de Clara.
En el convento de san Damián Clara practicó de modo heroico las virtudes que deberían distinguir a todo cristiano: la humildad, el espíritu de piedad y de penitencia, y la caridad. Aunque era la superiora, ella quería servir personalmente a las hermanas enfermas, dedicándose incluso a tareas muy humildes, pues la caridad supera toda resistencia y quien ama hace todos los sacrificios con alegría. Su fe en la presencia real de la Eucaristía era tan grande que, en dos ocasiones, se verificó un hecho prodigioso. Sólo con la ostensión del Santísimo Sacramento, alejó a los soldados mercenarios sarracenos, que estaban a punto de atacar el convento de san Damián y de devastar la ciudad de Asís.
También estos episodios, como otros milagros, cuyo recuerdo se conservaba, impulsaron al Papa Alejandro IV a canonizarla sólo dos años después de su muerte, en 1255, elogiándola en la bula de canonización, en la que se lee: «¡Cuán intensa es la potencia de esta luz y qué fuerte el resplandor de esta fuente luminosa! En verdad, esta luz se mantenía encerrada en el ocultamiento de la vida claustral y fuera irradiaba fulgores luminosos; se recogía en un angosto monasterio, y fuera se expandía en todo el vasto mundo. Se custodiaba dentro y se difundía fuera. Clara, en efecto, se escondía; pero su vida se revelaba a todos. Clara callaba, pero su fama gritaba» (FF, 3284). Y es exactamente así, queridos amigos: son los santos quienes cambian el mundo a mejor, lo transforman de modo duradero, introduciendo las energías que sólo el amor inspirado por el Evangelio puede suscitar. Los santos son los grandes bienhechores de la humanidad.
La espiritualidad de santa Clara, la síntesis de su propuesta de santidad está recogida en la cuarta carta a santa Inés de Praga. Santa Clara utiliza una imagen muy difundida en la Edad Media, de ascendencias patrísticas: el espejo. E invita a su amiga de Praga a reflejarse en ese espejo de perfección de toda virtud que es el Señor mismo. Escribe: «Feliz, ciertamente, aquella a la que se concede gozar de estas sagradas nupcias, para adherirse desde lo más hondo del corazón a aquel [a Cristo] cuya belleza admiran incesantemente todos los dichosos ejércitos de los cielos, cuyo afecto apasiona, cuya contemplación conforta, cuya benignidad sacia, cuya suavidad colma, cuyo recuerdo resplandece suavemente, cuyo perfume devuelve los muertos a la vida y cuya visión gloriosa hará bienaventurados a todos los ciudadanos de la Jerusalén celestial. Y, puesto que él es esplendor de la gloria, candor de la luz eterna y espejo sin mancha, mira cada día este espejo, oh reina esposa de Jesucristo, y escruta continuamente en él su rostro, para que de ese modo puedas adornarte toda por dentro y por fuera… En este espejo refulgen la bienaventurada pobreza, la santa humildad y la inefable caridad» (Carta IVFF2901-2903).
Agradeciendo a Dios que nos da a los santos que hablan a nuestro corazón y nos ofrecen un ejemplo de vida cristiana a imitar, quiero concluir con las mismas palabras de bendición que santa Clara compuso para sus hermanas y que todavía hoy custodian con gran devoción las Clarisas, que desempeñan un papel precioso en la Iglesia con su oración y con su obra. Son expresiones en las que se muestra toda la ternura de su maternidad espiritual: «Os bendigo en vida y después de mi muerte, como puedo y más de cuanto puedo, con todas las bendiciones con las que el Padre de las misericordias bendice y bendecirá en el cielo y en la tierra a su hijos e hijas, y con las que un padre y una madre espiritual bendicen y bendecirán a sus hijos e hijas espirituales. Amén» (FF, 2856).
 

Clara de Asís: almas gemelas.

San Francisco y Santa Clara de Asís: dos almas con un gran Amor en común, el de Dios.

http://es.catholic.net/op/articulos/39867/cat/876/clara-de-asis-almas-gemelas.html
Por: P. Jesús Martí Ballester

Este miércoles la Iglesia celebra la festividad de Santa Clara. Nos ha parecido interesante realizar el siguiente reportaje que esperamos sea del interés de nuestros lectores.
Tanto la biología como la experiencia nos demuestran la existencia de gemelos biológicos datos que podemos comprobar en la vida, en la sociedad familiar y en la relación de cada día.
También la historia nos demuestra la existencia de personas gemelas no biológicas, unas veces de carácter y trayectoria, ya sean estadistas, como Kennedy y Lincoln; educadores, como D. Manuel González García, Arcipreste de Huelva y Obispo de Málaga y D. Manuel Siurot; literatos, como Gabriela Mistral y una pléyade de poetas y literatos, como Dante Alighieri, Rubén Darío, Jacques Maritain, José Martí, Amado Nervo, Romain Rolland, Rabinadath Tagore y Tolstoi, afines y unidos en un mismo concepto de la belleza y las raíces bíblicas.
Hay también hermanos gemelos biológicos, que lo son a la vez en la santidad, como los médicos San Cosme y San Damián; Santos Marco y Marceliano; San Ciríaco y Santa Paula; Santos Gervasio y Protasio; San Benito y Santa Escolástica; Santos Isidoro de Sevilla, Leandro, Fulgencio y Florentina, los cuatro hermanos santos, aunque no gemelos.
Los hay gemelos por la inocencia, pureza, ingenuidad y amor, como Ludovica Manucci y Félix, convertido en San Serafín de Montegranaro.
Hay gemelos por amor, que potencia y causa los saltos más ardidos y las inspiraciones más sublimes, como Beethoven y Leonor de Breuning, su primer amor, su mujer ideal que reúne todas las bellezas del cuerpo y del espíritu, que le daría una gran tranquilidad, remanso de espíritu y de paz y de maduración musical.
Casada Leonor con el mejor amigo de Beethoven, el doctor Wegler, convierte su amor por ella en afecto y amistad entre los tres. Se hablan, se tratan…hasta el punto de que Wegler le escribirá a Beethoven: «¡Bendito sea Dios que me permite hablar de ti con mi mujer y con mis hijos…!».
Parecido a éste amor sería el del trapense de Getsemaní, Tomás Merton con su enfermera. Él es uno de los poetas jóvenes de la nueva poesía norteamericana. De padres norteamericanos, nace en Francia y estudia en la Universidad de Harvard, en Cambridge.
Combatiendo en la última guerra mundial, abraza la fe católica, y toma el hábito de trapense en el Monasterio de Nuestra Señora de Getsemaní, en Kentucky. El amor con su enfermera es un amor humanísimo y enriquecedor, en este caso, no exento de conflicto y lucha.
Y hay también el amor de almas gemelas, entre quienes han recibido una misión divina trascendente en el ámbito social y eclesial, como el existente entre Jordán de Sajonia, sucesor de Santo Domingo, y la Beata Diana fundadora de las Dominicas; entre Santa Teresa y el Padre Gracián; entre San Pedro Poveda y Josefa Segovia, Fundadores de la Institución Teresiana.
Hay que notar que fue el Padre Poveda quien, dándose cuenta que su carisma prendía entre las mujeres pero no entre los hombres, le confió a Escrivá, que sí lo tenía con los chicos, su carisma.
Siguiendo con la enumeración, nos encontramos con San Francisco de Sales y Santa Juana Fremiot de Chantal, Fundadores de la Visitación; o en tiempos más cercanos, el amor entre San Pío de Pietrelcina y Cleonís, quienes, en su escasa cultura, pensaban si tan gran amor era pecado. Pío le pide un pañuelo a Cleonís, para poder saludarla cuando se vaya.
Por no alargar la lista, entre José María García Lahiguera y las hermanas Hidalgo de Caviedes, Fundadores de las Oblatas de Cristo Sacerdote.
Santa Clara y San Francisco
Ese es el amor que existe entre San Francisco y Santa Clara, para los románticos y los incrédulos, motivo de suspicacia, y de especulación entre los grandes psiquiatras y psicólogos.
¿Cómo van a entender un amor humano célibe sin haber creído en el amor divino hecho humanidad? ¿Cómo aceptar un amor auténticamente humano ordenado a un amor mayor sin haber comprendido que antes hemos sido amados intensamente por Dios?
En el amor que unía Santa Clara con su Padre Francisco, imperó la pureza de intención y transparencia y convergencia en el amor a Dios por encima de toda sospecha. Dos personas, plenamente humanas, terriblemente enamoradas de Dios sobre todas las cosas, y para la consecución del ideal del carisma, honestamente enamoradas entre sí.
Es el amor infundido por Dios, como el del paraíso a Adán y Eva en su función de crear el género humano; a éstos, para poder soportar el peso de engendrar familias numerosas de recreación del mundo humano.
A las almas consagradas, para el nacimiento y la fuente de inmensos bienes desde sus familias religiosas respectivas. Como el Redentor se asocia a la Corredentora, asocia a la obra nueva por el amor al iniciador con la iniciadora o viceversa. Lo requiere la complejidad de la vida, la lucha formidable de los enemigos, el consuelo mutuo, la fortaleza compartida y el aliento en las incomprensiones
Francisco, como Clara, fueron muy conscientes que el amor de ambos a Dios y a su obra y a las almas era un rebosar de su plenitud desde Dios.
La mortificación del cuerpo no solamente fue una manera de identificarse con los sufrimientos de la Pasión del Señor sino también una manera de conseguir una mayor armonía entre el cuerpo y el espíritu, sin extrañeza ni asombro, sino con de un conocimiento profundo de la naturaleza humana y la racionalizad de los sentimientos y afectividad.
Francisco y Clara fueron realistas y tenían sus pies bien firmes en la tierra mientras sus corazones se elevaban al cielo.
«Francisco, repara mi Iglesia»
Cuando la vida religiosa necesita reforma, el Espíritu suscita a Santa Teresa para comenzar la reforma desde el Carmelo.
Cuando el mundo circula por rumbos equivocados u opuestos al Evangelio, levanta mujeres y hombres para que contrarresten y aplaquen los grandes males con grandes bienes. Cuando los valores evangélicos de fraternidad y solidaridad son burlados por un sistema socio-económico basado en los principios de lucro e individualismo, Clara viene a vivir de una manera nueva.
En una sociedad en que el pragmatismo político y la eficacia económica tienen más importancia que los principios morales y el respeto por la dignidad de cada persona, su ideal todavía pueden cuestionar nuestro siglo como cuestionaba el suyo, aunque la radicalidad evangélica es un mensaje demasiado extraño en nuestra sociedad, tan influenciada por los avances tecnológicos y científicos, por la comodidad material y el consumismo, por las ideologías individualistas y hedonistas.
Mientras el mundo avanza científica y tecnológicamente conquistando el espacio y mejorando la calidad de vida biológica, recortando distancias y abriendo nuevas maneras de intercomunicación planetaria, que podrían hacernos sentir «más hermanos», más unidos», ocurre exactamente lo contrario: la humanidad se aleja cada vez más de los valores capaces de producir la paz auténtica que es el fruto de la justicia y el amor.
Los pueblos desarrollados se aferran a sus bienes y a su poder mientras los pueblos pobres se hunden cada vez más en la pobreza; aumentan las guerras étnicas y racistas; son menos respetados que nunca los derechos de los pobres y de los pueblos; la distancia entre naciones pobres y naciones ricas es más grande cada día; aumenta la violencia, la corrupción política, la falta de respecto para la dignidad humana.
Para eso necesitan estas almas gemelas su unión fuerte en el amor.
Clara
En 1210 Francisco predica en la Catedral. Dice: «este es el tiempo favorable… es el momento… ha llegado el tiempo de dirigirme hacia el que me habla al corazón desde hace tiempo… es el tiempo de optar, de escoger… Clara siente la confirmación de todo lo que experimenta en su interior.
Medita en aquellas palabras que habían calado lo más profundo de su corazón. Y tomó la decisión de comunicárselo a Francisco, a sabiendas de su determinación de seguir a Cristo, iba a ser causa de gran oposición familiar, pues la presencia de los Hermanos Menores en Asís ya cuestionaba la tradicional forma de vida y las costumbres y los privilegios que mantenían intocables los más poderosos.
Clara se escapa de su casa el 18 de Marzo de 1212, sobreponiéndose a los obstáculos y al miedo. En la Porciúncula la esperan Francisco y los demás Hermanos y se consagra al Señor por manos de Francisco.
Se traslada después a las Benedictinas y después al monasterio de San Ángelo, acompañada de su hermana Inés y su prima Pacífica. Y de allí a la capilla de San Damián: «Reconstruye mi Iglesia».
«Hay unos que no rezan ni se sacrifican; hay muchos que sólo viven para la idolatría de los sentidos. Ha de haber compensación. Alguien debe rezar y sacrificarse por los que no lo hacen. Si no se estableciera ese equilibrio espiritual la tierra sería destrozada por el maligno», decía Clara.
El 10 de agosto del año 1253 a los 60 años de edad se fue al cielo a recibir su premio. En sus manos, estaba la regla bendita, por la que ella dio su vida
La Palabra encuentra tierras diferentes
“Esta es una virgen sabia y prudente, que salió al encuentro de Cristo con la lámpara encendida” Los santos siempre tienen compañía, arrastran. Lo vemos constantemente en la historia de la Iglesia.
La santidad es contagiosa. En el caso de Francisco, fue como una epidemia. Pero no olvidemos que la santidad es labor de Dios. Labor de Dios que trabaja campos diferentes, psicologías variadas.
Francisco encontró en Clara su alma gemela en amor a la pobreza, vibración ante la poesía, la belleza. Francisco se bebió el evangelio, como Ezequiel el rollo del libro: “Abre la boca y come lo que te doy” (Ez 2,8).
Nadie puede decir las palabras de Dios con eficacia de salvación, si antes no se ha comido él y saboreado como la miel, las palabras del libro, como Ezequiel.
Las distintas tierras que encuentra la semilla, las vemos reflejadas en los distintos discípulos de Francisco. A los pocos años de empezar su santa aventura, contaba ya con cien hermanos, tan dispares en sus mentalidades y planes, que amargaron el corazón de Francisco hasta poderle matar.
El hermano León, leal e inseparable compañero de Francisco, comprendió que sólo podía salvarle de aquella postración depresiva a par de muerte, la hermana Clara. Cuando se lo sugiere a Francisco, éste se opone: Teme hacerle daño. La verdad es que le hacía falta, porque dicen los siquiatras que cuando una persona amenaza con quitarse la vida, está pidiendo a gritos ayuda. Comprenderlo, es salvarle. Al fin, consigue Fray León, que Francisco quiera ver a Clara. Y Clara le devuelve la paz.
“¿Quién es el más importante en el reino de los cielos?”, preguntó Jesús. Algunos habrían respondido: El que viste el manto más largo. Jesús no dice eso: Dijo: “Si no volvéis a ser como niños, no entraréis en el reino de los cielos”.
Aprendamos a dar importancia, pues, a lo que la tiene, si no queremos seguir siendo, como los fariseos que alargan las filacterias y visten mantos rozagantes. Que es más importante el hombre, que el traje. Despreciar a un hombre porque va vestido como a ti no te parece bien, es despreciar a Cristo, que se ha identificado con él.
Fíjate si eso tiene más importancia que el vestido: “El que acoge a un niño como éste en mi nombre, me acoge a mí. (Mateo 18,1).
Jesús Martí Ballester
jmarti@ciberia.es

Comentario al evangelio de hoy jueves 11 de agosto de 2016.

http://www.pildorasdefe.net/liturgia/evangelio-mateo-19-27-29-dejarlo-todo-jesus-recibir-cien-veces-mas

Evangelio del día: Dios libera, transforma y hace más bella nuestra vida.

Quien a causa de mi nombre lo deje todo, recibirá cien veces más y tendrá vida eterna.

Del Santo Evangelio según San Mateo 19,27-29

La persecución de los Apóstoles: «En aquel tiempo, Pedro, tomando la palabra, dijo: «Tú sabes que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido. ¿Qué nos tocará a nosotros?» Jesús les respondió: «Les aseguro que en la regeneración del mundo, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono de gloria, ustedes, que me han seguido, también se sentarán en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel. Y el que a causa de mi Nombre deje casa, hermanos o hermanas, padre, madre, hijos o campos, recibirá cien veces más y obtendrá como herencia la Vida eterna»Palabra del Señor

Reflexión del Papa Francisco

Quien emprende el camino siguiendo a Cristo encuentra vida en abundancia, poniéndose del todo a disposición de Dios y de su reino. Dice Jesús: «El que por mí deja casa, hermanos o hermanas, padre o madre, mujer, hijos o tierras, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna» (Mt 19,29). La raíz profunda de todo esto es el amor…

[…] La vocación es siempre una acción de Dios que nos hace salir de nuestra situación inicial, nos libra de toda forma de esclavitud, nos saca de la rutina y la indiferencia y nos proyecta hacia la alegría de la comunión con Dios y con los hermanos. Responder a la llamada de Dios, por tanto, es dejar que Él nos haga salir de nuestra falsa estabilidad para ponernos en camino hacia Jesucristo, principio y fin de nuestra vida y de nuestra felicidad.

Esta dinámica del éxodo no se refiere sólo a la llamada personal, sino a la acción misionera y evangelizadora de toda la Iglesia.

[…] La Iglesia que evangeliza sale al encuentro del hombre, anuncia la palabra liberadora del Evangelio, sana con la gracia de Dios las heridas del alma y del cuerpo, socorre a los pobres y necesitados.

[…] La vocación cristiana, radicada en la contemplación del corazón del Padre, lleva al mismo tiempo al compromiso solidario en favor de la liberación de los hermanos, sobre todo de los más pobres. El discípulo de Jesús tiene el corazón abierto a su horizonte sin límites, y su intimidad con el Señor nunca es una fuga de la vida y del mundo, sino que, al contrario, esencialmente se configura como comunión misionera.

[…] El Evangelio es la Palabra que libera, transforma y hace más bella nuestra vida. Qué hermoso es dejarse sorprender por la llamada de Dios, acoger su Palabra, encauzar los pasos de vuestra vida tras las huellas de Jesús, en la adoración al misterio divino y en la entrega generosa a los otros. Vuestra vida será más rica y más alegre cada día. (Cf Papa Francisco, Mensaje del Papa por la Jornada mundial por las vocaciones, 14 de abril de 2015)

Diálogo con Jesús

Señor mío, cada día me despierto pensando en que lo que yo más deseo en esta vida es estar contigo, verme envuelto bajo la sombra protectora de tu amor. Sé que fuera de Ti no hay nada, sólo oscuridad y pecado y la astucia del demonio que intenta sacarme del camino que me conduce a Ti. Ayúdame a desear en profundidad la felicidad que sólo Tú puedes darme, y a buscar con todas mis fuerzas y con todo mi corazón, los bienes de la vida eterna. Sé que estoy lleno de debilidades y las tentaciones siempre me asechan. A veces hago el mal que no debo. Por eso, hoy, pido tu gracia para saber discernir lo que más me conviene. Pido tu gracia para saber que a veces la prueba y el dolor, me hacen madurar y crecer en mi amor hacia Ti. Quiero hacer de mi vida una vida de servicio, obrar bien por los míos y por mi prójimo, desvivirme por ellos como Tú lo hiciste por mí, para ir poco a poco conquistando un pedacito de terreno allá en el Cielo, pues es bien sabido por todos los cristianos que al final de nuestros días eso es lo que contará, no mi prestigio, riqueza, poder o belleza, sino, todo el esfuerzo y amor que puse por ganar almas para Ti. Amén

Propósito para hoy:

Hoy, dejaré atrás todos mis miedos y hablaré con alguna persona que me encuentre por el camino sobre el amor de Dios.

Reflexiones juntos esta frase:

«Practiquemos el cuarto mandamiento visitando con cariño a nuestros padres ancianos» (Papa Francisco)

EDD. jueves 11 de agosto de 2016

Jueves de la decimonovena semana del tiempo ordinario.
http://www.eucaristiadiaria.cl/dia_cal.php?fecha=2016-08-11

Santa Clara, virgen
Memoria obligatoria. 
Clara tenía dieciocho años cuando confió a Francisco de Asís su deseo de consagrar su vida a Dios. Él la instaló en una pequeña casa cerca de la iglesia San Damián, a las puertas de Asís. Su hermana Inés y algunas otras jóvenes se unieron a ella para vivir en la pobreza total. Fueron las primeras franciscanas, más tarde llamadas “clarisas”.
Antífona de entrada
Esta virgen sabia y prudente salió al encuentro de Cristo con la lámpara encendida.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que en tu misericordia inspiraste a santa Clara el amor a la pobreza; otórganos, por su intercesión, que siguiendo a Cristo con pobreza de espíritu podamos llegar a contemplarte en el Reino celestial. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
LITURGIA DE LA PALABRA:
Primera lectura
Corro en dirección a la meta, para alcanzar el premio del llamado celestial que Dios me ha hecho en Cristo Jesús.
Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Filipos 3, 8-14
Hermanos:
Todo me parece una desventaja comparado con el inapreciable conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por Él, he sacrificado todas las cosas, a las que considero como desperdicio, con tal de ganar a Cristo y estar unido a Él, no con mi propia justicia –la que procede de la Ley- sino con aquella que nace de la fe en Cristo, la que viene de Dios y se funda en la fe. Así podré conocerlo a Él, conocer el poder de su resurrección y participar de sus sufrimientos, hasta hacerme semejante a Él en la muerte, a fin de llegar, si es posible, a la resurrección de entre los muertos.
Esto no quiere decir que haya alcanzado la meta ni logrado la perfección, pero sigo mi carrera con la esperanza de alcanzarla, habiendo sido yo mismo alcanzado por Cristo Jesús.
Hermanos, yo no pretendo haberlo alcanzado. Digo solamente esto: olvidándome del camino recorrido, me lanzo hacia delante y corro en dirección a la meta, para alcanzar el premio del llamado celestial que Dios me ha hecho en Cristo Jesús.
Salmo responsorial 15, 1-2a. 5. 7-8. 11
R/. ¡Tú eres mi herencia, Señor!
Protégeme, Dios mío, porque me refugio en ti. Yo digo al Señor: “Señor, Tú eres mi bien”. El Señor es la parte de mi herencia y mi cáliz, ¡Tú decides mi suerte!
Bendeciré al Señor que me aconseja, ¡hasta de noche me instruye mi conciencia! Tengo siempre presente al Señor: Él está a mi lado, nunca vacilaré.
Me harás conocer el camino de la vida, saciándome de gozo en tu presencia, de felicidad eterna a tu derecha.
EVANGELIO
Aclamación al Evangelio Mt 5, 3
Aleluya.
Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos. Aleluya.
Evangelio
Ustedes que me han seguido, recibirán cien veces más.
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 19, 27-29
Pedro dijo a Jesús:
“Tú sabes que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido. ¿Qué nos tocará a nosotros?”
Jesús les respondió: “Les aseguro que en la regeneración del mundo, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono de gloria, ustedes, que me han seguido, también se sentarán en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel. Y el que a causa de mi Nombre deje casa, hermanos o hermanas, padre, madre, hijos o campos, recibirá cien veces más y obtendrá como herencia la Vida eterna”.