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El Papa en Sta. Marta: Debemos trabajar por una cultura del encuentro fecundo

En la homilía de este martes, el Santo Padre invita a “no solo ver: mirar. No solo oír: escuchar. No solo cruzarse: pararse”
Francisco en Santa Marta

El Papa Francisco En Santa Marta (Foto Copyright Osservatore Romano)

(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El papa Francisco ha invitado una vez más a trabajar para construir una verdadera cultura del encuentro que venza la cultura de la indiferencia. Así lo ha hecho durante la homilía de este martes en Santa Marta, a la vez que ha reflexionado sobre el encuentro de Dios con su pueblo y ha advertido sobre las malas costumbres que, también en la familia, nos distraen de la escucha del otro.
De este modo, el Pontífice ha observado que la Palabra de Dios hoy hace reflexionar sobre un encuentro. Por eso, ha señalado que, a menudo, las personas “se cruzan entre ellas, pero no se encuentran”. Cada uno –ha añadido– piensa en sí mismo, ve pero no mira, oye pero no escucha.
Y lo ha explicado así: “El encuentro es otra cosa, es lo que el Evangelio de hoy nos anuncia: un encuentro; un encuentro entre un hombre y una mujer, entre un hijo único vivo y un hijo único muerto; entre una multitud feliz, porque había encontrado a Jesús y lo seguía, y un grupo de gente, llorando, que acompañaba a esa mujer, que salía de una puerta de la ciudad; encuentro entre esa puerta de salida y la puerta de entrada. El redil. Un encuentro que nos hace reflexionar sobre el modo de encontrarnos entre nosotros”.
En el Evangelio se lee que el Señor sintió lástima. Esta compasión “no es lo mismo que nosotros hacemos cuando vamos por la calle” y vemos una cosa triste. Jesús, ha asegurado Francisco, no pasa de largo, sino que siente lástima. “Se acerca a la mujer, la encuentra de verdad y después hace el milagro”, ha explicado.
Al respecto, el Pontífice ha indicado que aquí vemos no solo la ternura sino también “la fecundidad del encuentro”. Cada encuentro –ha precisado– es fecundo. Cada encuentro restituye a las personas y a las cosas a su sitio.
De este modo, el Santo Padre ha observado que “nosotros estamos acostumbrados a una cultura de la indiferencia y debemos trabajar y pedir la gracia de hacer una cultura del encuentro, de este encuentro fecundo, de este encuentro que restituya a cada persona la propia dignidad de hijo de Dios, la dignidad de viviente. Asimismo ha advertido que estamos acostumbrados a esta indiferencia cuando vemos las calamidades de este mundo y las pequeñas cosas. Por eso ha asegurado que si no nos paramos a mirar, no solo ‘a ver’, si no “toco” si no “hablo”, no podemos hacer un encuentro y no podemos ayudar a hacer una cultura del encuentro.
En esta misma línea ha señalado que la gente de este pasaje del Evangelio “tenía miedo y glorificaban a Dios, porque habían hecho el encuentro entre Dios y su pueblo”. Así, el Santo Padre ha reconocido que le “gusta v

Comentario al evangelio de hoy martes 13 de septiembre de 2016

El hijo de la viuda de Naím.
Milagros de Jesús

Tiempo Ordinario. 
Dios sigue haciendo milagros para que nosotros podamos ser felices en Él.
Por: P . Clemente González
Fuente: Catholic.net 
http://es.catholic.net/op/articulos/6271/el-hijo-de-la-viuda-de-nam.html

Del santo Evangelio según san Lucas 7, 11-17
En aquel tiempo iba Jesús de camino a una ciudad llamada Naím, e iban con él sus discípulos y una gran muchedumbre. Cuando se acercaba a la puerta de la ciudad, sacaban a enterrar a un muerto, hijo único de su madre, que era viuda, a la que acompañaba mucha gente de la ciudad. Al verla el Señor, tuvo compasión de ella, y le dijo: No llores. Y, acercándose, tocó el féretro. Los que lo llevaban se pararon, y él dijo: Joven, a ti te digo: Levántate. El muerto se incorporó y se puso a hablar, y él se lo dio a su madre. El temor se apoderó de todos, y glorificaban a Dios, diciendo: Un gran profeta se ha levantado entre nosotros, y Dios ha visitado a su pueblo. Y lo que se decía de Él, se propagó por toda Judea y por toda la región circunvecina. 
Oración introductoria 
Dios mío, Tan grande es tu amor que no dejas de compadecerte de mí, a pesar de mis debilidades, porque digo y no hago, ofrezco y no cumplo. ¡Ven a iluminar mi oración! Dame la gracia que me hará crecer en amor y en fidelidad.
Petición
Señor, quiero ser todo para Ti, concédeme olvidarme de mis preocupaciones para poder escucharte.
Meditación del Papa
«Así les habló a los discípulos, expresando con la metáfora del sueño el punto de vista de Dios sobre la muerte física: Dios la considera precisamente como un sueño, del que se puede despertar.
Jesús demostró un poder absoluto sobre esta muerte: se ve cuando devuelve la vida al joven hijo de la viuda de Naím y a la niña de doce años. Precisamente de ella dijo: «La niña no ha muerto; está dormida», provocando la burla de los presentes. Pero, en verdad, es precisamente así: la muerte del cuerpo es un sueño del que Dios nos puede despertar en cualquier momento.
Este señorío sobre la muerte no impidió a Jesús experimentar una sincera compasión por el dolor de la separación. Al ver llorar a Marta y María y a cuantos habían acudido a consolarlas, también Jesús «se conmovió profundamente, se turbó» y, por último, «lloró». El corazón de Cristo es divino-humano: en él Dios y hombre se encontraron perfectamente, sin separación y sin confusión. Él es la imagen, más aún, la encarnación de Dios, que es amor, misericordia, ternura paterna y materna, del Dios que es Vida.Benedicto XVI, 9 de marzo de 2008.
Reflexión
Hay una diferencia abismal entre las demás religiones y el Cristianismo. En las demás, el hombre va en busca de Dios. En el Cristianismo es Dios el que busca al hombre.
Y en la Iglesia Católica, fundada por Cristo, lo vemos todos los días. Este Evangelio es una prueba más del amor de Dios hacia nosotros, que es infinito. Tiene el arrojo y tesón del amor de padre y el candor y profundidad del amor de madre. Cristo al ver a la viuda que se le había muerto todo lo que tenía en el mundo, se compadece de ella. Del Corazón de Cristo brota esa necesidad de consolar a la viuda y le vuelve a entregar a su hijo. Y así como Cristo entregó alegría a esta viuda, hoy día Cristo entrega a muchos padres angustiados su joven hijo que se fue de casa días atrás, ablanda los corazones de los esposos a punto de separarse, inspira a los grandes empresarios a cambiar de actitud hacia sus colaboradores y, en vez de hundirles en deudas estratosféricas, hacen un trato para arreglar cuentas, etc.
Dios sigue obrando milagros para que nosotros podamos ser felices en Él. Es imposible que a Dios le guste vernos tristes, porque nos ama. Pero si lo estamos… ¿acaso será porque no le hemos permitido a Cristo entrar en nuestras vidas? Pidamos hoy esta gracia a Cristo Eucaristía.
Propósito
Hacer una visita al Santísimo Sacramento para escuchar lo que Dios me quiere decir hoy y dejarlo entrar en nuestra vida.
Diálogo con Cristo
Señor, sé, como decía san Agustín, que las aflicciones y tribulaciones que a veces sufrimos nos sirven de advertencia y corrección, y que si tuviera la fe debida, no temería a nada ni a nadie, porque todo pasa para nuestro bien, si sabemos poner todo en tus manos. Pero bien conoces mi debilidad, mi necesidad de sentir tu consuelo y tu presencia, ven a mi corazón, que quiere resucitar contigo, para poder experimentar el amor de Dios.

EDD. martes 13 de septiembre de 2016

Martes de la vigésima cuarta semana del tiempo ordinario.
http://evangeliodeldia.org/main.php?language=SP&module=readings&localdate=20160910


Carta I de San Pablo a los Corintios 12,12-14.27-31a.
Hermanos:
Así como el cuerpo tiene muchos miembros, y sin embargo, es uno, y estos miembros, a pesar de ser muchos, no forman sino un solo cuerpo, así también sucede con Cristo.
Porque todos hemos sido bautizados en un solo Espíritu para formar un solo Cuerpo -judíos y griegos, esclavos y hombres libres- y todos hemos bebido de un mismo Espíritu.
El cuerpo no se compone de un solo miembro sino de muchos.
Ustedes son el Cuerpo de Cristo, y cada uno en particular, miembros de ese Cuerpo.
En la Iglesia, hay algunos que han sido establecidos por Dios, en primer lugar, como apóstoles; en segundo lugar, como profetas; en tercer lugar, como doctores. Después vienen los que han recibido el don de hacer milagros, el don de curar, el don de socorrer a los necesitados, el don de gobernar y el don de lenguas.
¿Acaso todos son apóstoles? ¿Todos profetas? ¿Todos doctores? ¿Todos hacen milagros?
¿Todos tienen el don de curar? ¿Todos tienen el don de lenguas o el don de interpretarlas?
Ustedes, por su parte, aspiren a los dones más perfectos.
Salmo 100(99),2.3.4.5.
Sirvan al Señor con alegría,
lleguen hasta él con cantos jubilosos.
Reconozcan que el Señor es Dios:
él nos hizo y a él pertenecemos;
somos su pueblo y ovejas de su rebaño.
Entren por sus puertas dando gracias,
entren en sus atrios con himnos de alabanza,
alaben al Señor y bendigan su Nombre.
¡Qué bueno es el Señor!
Su misericordia permanece para siempre,
y su fidelidad por todas las generaciones.
Evangelio según San Lucas 7,11-17.
Jesús se dirigió a una ciudad llamada Naím, acompañado de sus discípulos y de una gran multitud.
Justamente cuando se acercaba a la puerta de la ciudad, llevaban a enterrar al hijo único de una mujer viuda, y mucha gente del lugar la acompañaba.
Al verla, el Señor se conmovió y le dijo: «No llores».
Después se acercó y tocó el féretro. Los que lo llevaban se detuvieron y Jesús dijo: «Joven, yo te lo ordeno, levántate».
El muerto se incorporó y empezó a hablar. Y Jesús se lo entregó a su madre.
Todos quedaron sobrecogidos de temor y alababan a Dios, diciendo: «Un gran profeta ha aparecido en medio de nosotros y Dios ha visitado a su Pueblo».
El rumor de lo que Jesús acababa de hacer se difundió por toda la Judea y en toda la región vecina.

Comentario del Evangelio por  San Agustín (354-430), obispo de Hipona (África del Norte), doctor de la Iglesia. Sermón 98.
«Joven, yo te lo ordeno, levántate».
En el evangelio, el Señor realizó tres resurrecciones de forma visible y millares de forma invisible… Resucitó a la hija del jefe de la sinagoga (Mc 5,22s)…, al hijo de la viuda de Naim y a Lázaro (Jn 11)… Estas tres clases de muertos corresponden a tres clases de pecadores a los que Cristo resucita también hoy. La hija del jefe de la sinagoga se hallaba muerta dentro de casa… El joven ya no estaba en casa, pero tampoco aún en el sepulcro…; Lázaro había sido sepultado …
Hay, pues, personas que tienen el pecado dentro en su corazón, aún no convertido en obra… Ya consintió en su corazón. Tiene el muerto en su interior; aún no lo ha sacado fuera. Y como acontece, conforme a lo que a diario experimentan en sí las personas, a veces, después de oír la palabra de Dios, como si el Señor le dijese: “Levántate”, se condena el haber consentido al pecado y se anhela la salud y la justicia… Hay otros que, después de haber consentido, pasan a la acción; es el caso paralelo a quienes sacan fuera al muerto, para que aparezca a las claras lo que permanecía oculto. ¿Acaso han perdido ya la esperanza estos que pasaron a la acción? ¿No se dijo también al joven: A ti te lo digo, levántate? ¿No fue devuelto también él a su madre? Luego, igualmente, quien cometió una acción pecaminosa, si amonestado y tocado por la palabra de la verdad, se levanta obedeciendo a la palabra de Cristo, vuelve a la vida. Pudo avanzar en el pecado, pero no perecer para siempre.
A su vez, quienes a fuerza de obrar mal se ven envueltos en la mala costumbre, de forma que la mala costumbre misma no les deja ver que es un mal, se convierten en defensores de sus malas acciones, se enfurecen cuando se les reprende… Estos, oprimidos por tan malvada costumbre, están como sepultados… El peñasco colocado sobre el sepulcro es la fuerza opresora de la costumbre que oprime al alma y no la deja ni levantarse ni respirar…
Oigamos, pues, amadísimos, estas cosas de forma que quienes están vivos sigan viviendo y quienes se hallan muertos recobren la vida… Arrepiéntanse los que resultan muertos… Por tanto, los que tienen vida, manténganla; los que se hallen muertos hagan lo posible para resucitar.

El papa en Sta. Marta: el diablo quiere destruir la unidad de la Iglesia.

Francisco comentando la carta de san Pablo a los Corintios señala el ataque a la raíz que es la santa misa, y dos factores: las divisiones y el dinero.

El papa Francisco celebrando en la Casa Santa Marta (Foto archivo © Osservatore Romano)

El Papa Francisco Celebrando En La Casa Santa Marta (Foto Archivo © Osservatore Romano)

(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- Las divisiones destruyen la Iglesia y el diablo ataca la raíz de la unidad, o sea la celebración eucarística. Lo indicó este lunes el papa Francisco en la misa matutina en la Casa Santa Marta, en el día en que la Iglesia recuerda el santo nombre de María.
El Santo Padre comentando la carta de san Pablo a los Corintios señala que el apóstol reiteró: “El diablo tiene dos armas potentísimas para destruir a la Iglesia: las divisiones y el dinero”. Y esto, aseguró Francisco, sucedió desde el principio: “divisiones ideológicas, teológicas laceraban a la Iglesia”. Porque el diablo siembra celos, ambiciones, ideas, para dividir y “es una guerra sucia la de las divisiones”. Y reiteró que hacer chismorreos en las comunidades es “tirar una bomba, destruir y quedarse”. Y que actuando así falta el bálsamo de la unidad.
San Pablo en la ciudad de Corinto advierte, porque las divisiones llegaban a la raíz de la unidad que es la celebración eucarística, porque se producían divisiones entre ricos y pobres, justamente durante la misa.
San Pablo habla de las divisiones entre los Corintios, hace 2000 años… Y “esto nos lo puede decir Pablo también a nosotros y a la Iglesia de hoy”, ha señalado Francisco.
Pablo añade que ante eso que sucedía ‘no puedo alabarlos, porque se reúnen no para lo mejor, pero para lo peor’, para ensuciar el Cuerpo de Cristo en la celebración eucarística. Pablo además indica en otro párrafo: ‘Quien come y bebe indignamente el cuerpo y la sangre de Cristo, come y bebe la propia condena.
El Pontífice concluyó invitando a pedir “la unidad de la Iglesia, para que no existan divisiones. Y la unidad en la raíz de la Iglesia, que es el propio sacrificio de Cristo, que cada día celebramos”.
En la misa estaba también Mons. Arturo Antonio Szymanski Ramírez, arzobispo emérito de San Luis de Potosí, en México, quien tiene 94 años, y al inicio de la homilía Francisco lo citó recordando su participación en el Concilio Vaticano II.

Festividad de María Virgen !!!

¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre!
Solemnidades y fiestas

Solemnidad de la Virgen de María. 
Un amor fiel, un amor fresco, un amor de Madre, en el tiempo y en la eternidad.
Por: Rodrigo Fernández de Castro De León, L.C.
Fuente: Catholic.net 
http://es.catholic.net/op/articulos/11726/

Del santo Evangelio según san Lucas 1, 39-48
En aquellos días, María se encaminó presurosa a un pueblo de las montañas de Judea, y entrando en la casa de Zacarías, saludó a Isabel. En cuanto ésta oyó el saludo de María, la creatura saltó en su seno. Entonces, Isabel quedó llena del Espíritu Santo, y levantando la voz, exclamó: ¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a verme? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de gozo en mi seno. Dichosa tú, que has creído, porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor. Entonces dijo María: Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se llena de júbilo en Dios mi salvador, porque puso sus ojos en la humildad de su esclava.
Oración introductoria
Señor Jesús, Tú sabes que llevo mucho tiempo buscándote; aquí estoy. Creo en Ti. Creo que estás realmente presente en la Eucaristía. Creo que estás presente en mi prójimo.
Petición
«María, háblanos de Jesús, para que el frescor de nuestra fe brille en nuestros ojos y caliente el corazón de aquellos con quienes nos encontremos, como tú hiciste al visitar a Isabel que en su vejez se alegró contigo por el don de la vida». (Benedicto XVI, Oración a la Virgen de Loreto, 14 de febrero de 2007).
Meditación del Papa Benedicto XVI
María, llevando en su seno a Jesús recién concebido, va a casa de su anciana prima Isabel, a la que todos consideraban estéril y que, en cambio, había llegado al sexto mes de una gestación donada por Dios (cf. Lc 1,36). Es una muchacha joven, pero no tiene miedo, porque Dios está con ella, dentro de ella. En cierto modo, podemos decir que su viaje fue la primera «procesión eucarística» de la historia. María, sagrario vivo del Dios encarnado, es el Arca de la Alianza, en la que el Señor visitó y redimió a su pueblo. La presencia de Jesús la colma del Espíritu Santo. Cuando entra en la casa de Isabel, su saludo rebosa de gracia: Juan salta de alegría en el seno de su madre, como percibiendo la llegada de Aquel a quien un día deberá anunciar a Israel. Exultan los hijos, exultan las madres. Este encuentro, impregnado de la alegría del Espíritu, encuentra su expresión en el cántico del Magníficat. (Benedicto XVI, Alocución, 31 de mayo de 2005).
Reflexión 
Es una realidad que todo ser humano busca la felicidad. Pero, si todos queremos ser felices, ¿por qué hay tantos problemas?, ¿por qué existen tantos males como las guerras, las injusticias y los odios? La respuesta es muy sencilla: porque no todos sabemos en qué consiste la felicidad. María nos enseña que la clave de la felicidad está en dos cosas: amar y ser amado.
Estas realidades no van contrapuestas, sino que están tan unidas como nuestra alma a nuestro cuerpo. María nos muestra el por qué. Ella ha experimentado el amor de Dios a tal grado que se ha convertido en el pilar que sostiene su vida. Sabe que pase lo que pase Dios no dejará de amarla. Con su actitud, nos invita a estar conscientes de que todo en nuestra vida es pasajero, excepto el amor de Dios. Podemos perder todo: casa, trabajo, familia… pero nunca perderemos el amor de Dios.
Es precisamente esto lo que lleva a María a la segunda parte de la felicidad: amar. Cuando un cristiano experimenta el amor de Dios, surge en su interior un sincero deseo de corresponder. María lo demuestra cuando, con alegría y sencillez, va en busca de su prima Isabel, para llevarle a Jesús.
Éste es el reto de los cristianos: amar y ser amados. La segunda parte ya la tenemos: Dios nunca dejará de amarnos. ¿Estamos dispuestos a vivir la primera?
La Iglesia, en América, en el mundo entero, celebra la Virgen María, …  la Virgen nos alentó con su cariño: «¿No estoy yo aquí, que soy tu madre?» Son palabras que nos unen directamente al Calvario, cuando Cristo, el crucificado, le dijo a María: «He ahí a tu hijo». Son palabras que nos alivian en las mil aventuras de la vida, en los peligros, en las pruebas, en los fracasos.
María nos espera a todos, como a hijos. … estará muy cerca de Dios si sabe conservar, en la fe de cada hombre o mujer, su amor a la Virgen, … . Cuando rompamos las fronteras de la muerte y encontremos al Dios de la justicia y del perdón, sentiremos en lo más profundo del corazón el cariño de María. Un amor fiel, un amor fresco, un amor de Madre, en el tiempo y en la eternidad.
Propósito
El día de hoy voy a rezar un misterio del rosario, agradeciendo a María la ayuda silenciosa que me ha dado durante toda mi vida, encomendando a mis familiares y seres queridos.
Diálogo con Cristo
Jesús, en este día dedicado a la Virgen , te doy gracias por haberme dado a María como Madre. Ayúdame a imitar a la Virgen en sus virtudes, especialmente la generosidad y la servicialidad. Dame la gracia de tener un alma profundamente eucarística, para que toda mi vida pueda transformarse en un Magníficat.
«Si se levantan las tempestades de tus pasiones, mira a la Estrella, invoca a María.
Si la sensualidad de tus sentidos quiere hundir la barca de tu espíritu, levanta los ojos de la fe, mira a la Estrella invoca a María.
Si el recuerdo de tus muchos pecados quiere lanzarte al abismo de la desesperación, lánzale una mirada a la Estrella del cielo y rézale a la Madre de Dios.
Siguiéndola, no te perderás en el camino. Invocándola no te desesperarás. Y guiado por Ella llegarás seguramente al Puerto Celestial”. (San Bernardo de Claraval)

 
El Dulce Nombre de María.

Según se cuenta, el origen del Dulce Nombre de María hace referencia a los ocho días después del nacimiento de la Virgen, en que sus padres le impusieron el Nombre
Por: Redacción | 
 

http://es.catholic.net/op/articulos/54165/el-dulce-nombre-de-maria#

Dulce Nombre de la Virgen María hace referencia a la festividad litúrgica cristiana, con motivo de la conmemoración del nombre de María, madre de Jesucristo. María (en arameo Mariam) es el nombre que se usa en los evangelios para referirse a la madre de Jesús de Nazaret. Para los cristianos católicos, ortodoxos, coptos, anglicanos y otros grupos cristianos orientales, son más usadas las expresiones «Santísima Virgen María», «Virgen María» y «Madre de Dios». En el Islam se usa el nombre árabe Maryam.
Según se cuenta, el origen del Dulce Nombre de María hace referencia a los ocho días después del nacimiento de la Virgen, en el cual sus padres le impusieron el Nombre. Se celebra el 12 de septiembre.
El hecho de que la Santísima Virgen lleve el nombre de María es el motivo de esta festividad, instituida con el objeto de que los fieles encomienden a Dios, a través de la intercesión de la Virgen María, las necesidades de la iglesia, le den gracias por su omnipotente protección y sus innumerables beneficios, en especial los que reciben por las gracias y la mediación de la Virgen María.
Por primera vez, se autorizó la celebración de esta fiesta en el año 1513, en la ciudad española de Cuenca; desde ahí se extendió por toda España y en 1683, el Papa Inocencio XI la admitió en la iglesia de occidente como una acción de gracias por el levantamiento del sitio a Viena y la derrota de los turcos por las fuerzas de Juan III Sobieski, rey de Polonia.
Esta conmemoración es probablemente algo más antigua que el año 1513, aunque no se tienen pruebas concretas sobre ello. Todo lo que podemos decir es que la gran devoción al Santo Nombre de Jesús, que se debe en parte a las predicaciones de San Bernardino de Siena, abrió naturalmente el camino para una conmemoración similar del Santo Nombre de María.

Ver tambien en :
 

https://www.aciprensa.com/evangelio/lectura.php?id=2235

EDD. lunes 12 de septiembre de 2016

Lunes de la vigesimocuarta semana del tiempo ordinario
Santísimo Nombre de María.
Memoria libre
Color: blanco
http://www.eucaristiadiaria.cl/dia_cal.php?fecha=2016-09-12
En esta conmemoración del santísimo Nombre de María, Nuestra Señora, Madre de Dios y Madre de los hijos de Dios, se propone ante los ojos de los fieles, como figura de la Madre del Redentor, a quien piadosamente debemos invocar.
Antífona de entrada            Cf. Jdt 13, 18. 19
El Señor, el Dios altísimo, te ha bendecido a ti, Virgen María, más que a todas las mujeres de la tierra. Él ha engrandecido tanto tu nombre, que los hombres no dejarán de alabarte.
ORACIÓN COLECTA
Concédenos, Dios todopoderoso, que la bienaventurada Virgen María, nos obtenga tu misericordia a quienes celebramos su glorioso nombre. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.

LITURGIA DE LA PALABRA
Primera lectura
Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer
Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Galacia   4, 4-7
Hermanos:
Cuando se cumplió el tiempo establecido, Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer y sujeto a la Ley, para redimir a los que estaban sometidos a la Ley y hacernos hijos adoptivos.
Y la prueba de que ustedes son hijos, es que Dios infundió en nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, que clama a Dios llamándolo: ¡Abbá!, es decir, ¡Padre! Así, ya no eres más esclavo, sino hijo, y por lo tanto, heredero por la gracia de Dios.
Salmo responsorial   Lc 1, 46-55
R/. El Señor hizo en mí maravillas: ¡gloria al Señor!
Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador, porque Él miró con bondad la pequeñez de su servidora. En adelante todas las generaciones me llamarán feliz.
Porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas: ¡su Nombre es santo! Su misericordia se extiende de generación en generación sobre aquéllos que lo temen.
Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios de corazón. Derribó a los poderosos de su trono y elevó a los humildes. Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías.
Socorrió a Israel, su servidor, acordándose de su misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, a favor de Abraham y de su descendencia para siempre.
EVANGELIO
Aclamación al Evangelio
Aleluya.
¡Feliz de ti, Virgen María, por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor! Aleluya.
Evangelio
Feliz de ti por haber creído.
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas   1, 39-47
María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas ésta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su vientre, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó:
“¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi vientre. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor”.
María dijo entonces: “Mi alma canta la grandeza del Señor y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador”.
Palabra del Señor.
Comentario
El Documento conclusivo de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe en Aparecica nos dice:
http://www.seminariocordoba.com.ar/index.php/puertas-abiertas/ntra-sra-del-rosario-del-milagro-de-cordoba/
María, discípula y misionera
La máxima realización de la existencia cristiana como un vivir trinitario de “hijos en el Hijo” nos es dada en la Virgen María quien por su fe (cf. Lc 1, 45) y obediencia a la voluntad de Dios (cf. Lc 1, 38), así como por su constante meditación de la Palabra y de las acciones de Jesús (cf. Lc 2, 19.51), es la discípula más perfecta del Señor (/Cf. LG 53). Interlocutora del Padre en su proyecto de enviar su Verbo al mundo para la salvación humana, María con su fe llega a ser el primer miembro de la comunidad de los creyentes en Cristo, y también se hace colaboradora en el renacimiento espiritual de los discípulos. Del Evangelio emerge su figura de mujer libre y fuerte, conscientemente orientada al verdadero seguimiento de Cristo. Ella ha vivido por entero toda la peregrinación de la fe como madre de Cristo y luego de los discípulos, sin que le fuera ahorrada la incomprensión y la búsqueda constante del proyecto del Padre. Alcanzó así a estar al pie de la cruz en una comunión profunda, para entrar plenamente en el misterio de la Alianza. (DA 266)

El Papa: No hay pecado del que no podamos resurgir con la gracia de Dios

Texto completo de las palabras del Santo Padre para introducir la oración del ángelus.
https://es.zenit.org/articles/el-papa-no-hay-pecado-del-que-no-podamos-resurgir-con-la-gracia-de-dios/

El Papa en el ángelus - CTV

El Papa en el ángelus – CTV

(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El papa Francisco, como cada domingo, ha rezado el ángelus desde la ventana del estudio de l Palacio Apostólico, con los miles de personas congregadas en la plaza de San Pedro para el habitual encuentro dominical.

Estas son las palabras para introducir la oración mariana:

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

La liturgia de hoy nos propone el capítulo 15 de Evangelio de Lucas, considerado el capítulo de la misericordia, que recoge tres parábolas con las que Jesús responde a las murmuraciones de los escribas y de los fariseos. Estos critican su comportamiento y dicen: “Ése acoge a los pecadores y come con ellos” (v. 2). Con estas tres historias, Jesús quiere hacer entender que Dios Padre es el primero a tener hacia los pecadores una actitud acogedora y misericordiosa. Dios tiene esta actitud. En la primera parábola Dios es presentado como un pastor que deja las noventa y nueve ovejas para ir a buscar a la que se ha perdido. En la segunda es comparado con una mujer que ha perdido una moneda y la busca hasta que la encuentra. En la tercera parábola Dios es imaginado como un padre que acoge al hijo que se había alejado; la figura del padre desvela el corazón de Dios misericordioso, manifestado en Jesús.

Un elemento común de estas parábolas es el expresado por los verbos que significan alegrarse juntos, hacer fiesta. No se habla de hacer luto, se alegra, se hace fiesta. El pastor llama a los amigos y vecinos y les dice: “¡Felicitadme!, he encontrado la oveja que se me había perdido” (v. 6); la mujer llama a las amigas y las vecinas diciendo: “Felicitadme, he encontrado la moneda que se me había perdido” (v. 9); el padre dice al otro hijo: “Celebramos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado” (v. 32). En las primeras dos parábolas el acento está en la alegría tan incontenible que se debe compartir con “amigos y vecinos”. En la tercera parábola está puesto en la fiesta que parte del corazón del padre misericordioso y se expande a toda la casa. Esta fiesta de Dios por aquellos que vuelven a Él arrepentidos es entonada como nunca en al Año jubilar que estamos viviendo, ¡como dice el mismo término ‘jubileo’! Es decir, júbilo.

Con estas tres parábolas, Jesús nos presenta el verdadero rostro de Dios, un Dios de los brazos abiertos, que trata a los pecadores con ternura y compasión. La parábola que más conmueve a todos, porque manifiesta el infinito amor de Dios, es la del padre que aferra a sí y abraza al hijo encontrado. Es decir, lo que conmueve no es tanto la triste historia de un joven que se precipita a la degradación, sino sus palabras decisivas: “Ahora mismo iré a la casa de mi padre” (v. 18). El camino de regreso hacia la casa es el camino de la esperanza y de la vida nueva. Dios espera nuestro volver a ponernos en viaje, nos espera con paciencia, nos ve cuando todavía estamos lejos, corre a nuestro encuentro, nos abraza, nos besa, nos perdona. Así es Dios, así es nuestro Padre. Y su perdón cancela el pasado y nos regenera en el amor. Olvida el pasado, esta es la debilidad de Dios. Cuando nos abraza, nos perdona, pierde la memoria, no tiene memoria. Olvida el pasado. Cuando nosotros pecadores nos convertimos y nos hacemos reencontrar por Dios, no nos esperan reproches y durezas, porque Dios salva, acoge de nuevo en casa con alegría y hace fiesta. Jesús mismo en el Evangelio de hoy dice: “habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse”. Os hago una pregunta, ¿habéis pensado alguna vez que cada vez que vamos al confesionario, hay alegría y fiesta en el cielo? ¿Habéis pensando en esto? Es bonito.

Esto nos infunde gran esperanza porque no hay pecado en el que hayamos caído del cual, con la gracia de Dios, no podamos resurgir. No hay una persona irrecuperable, nadie es irrecuperable, porque Dios no para nunca de querer nuestro bien, ¡también cuando pecamos!

La Virgen María, Refugio de los pecadores, haga surgir en nuestros corazones la confianza que se enciende en el corazón del hijo pródigo: “Ahora mismo iré a la casa de mi padre y le diré: Padre, pequé contra el Cielo y contra ti” (v. 18). Por este camino, podemos dar gloria a Dios, y su gloria se pueden convertir en su fiesta y la nuestra.

Mensaje del Papa Francisco en la audiencia jubilar del 10 de septiembre de 2016

Texto completo de la audiencia jubilar del 10 de septiembre de 2016.

No olvidemos nunca, ha pedido Francisco, que en las angustias y en las persecuciones, como en los dolores diarios, somos siempre liberados por la mano misericordiosa de Dios que nos lleva hacia Él y nos conduce a una vida nueva.

https://es.zenit.org/articles/texto-completo-de-la-audiencia-jubilar-del-10-de-septiembre-de-2016/

Francisco en el papamóvil

Francisco En El Papamóvil Antes De La Audiencia De Hoy

(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- En la audiencia jubilar de este sábado, el Santo Padre ha reflexionado sobre la redención. Así, ha señalado que Jesús es el Cordero que ha sido sacrificado por nosotros, para que podamos recibir un nueva vida hecha de perdón, de amor y de alegría. Además, ha asegurado que la palabra “redención” es poco usada y aún así es fundamental porque indica la liberación más radical que Dios podía realizar por nosotros, por toda la humanidad y por toda la creación.

Publicamos a continuación la catequesis completa del Santo Padre

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

El pasaje que hemos escuchado nos habla de la misericordia de Dios que se realiza en la redención, es decir, en la salvación que se ha donado con la sangre de su Hijo Jesús (cfr 1 Pt 1,18-21). La palabra “redención” es poco usada y aún así es fundamental porque indica la liberación más radical que Dios podía realizar por nosotros, por toda la humanidad y por toda la creación. Parece que el hombre de hoy ya no ame pensar ser liberado y salvado por una intervención de Dios; el hombre de hoy se elude, de hecho, de la propia libertad como fuerza para obtener todo. Presume de esto también. Pero en realidad no es así. ¡Cuántas ilusiones vienen vendidas bajo el pretexto de la libertad y cuántas nuevas esclavitudes se crean en nuestros días en nombre de una falsa libertad! Muchos, muchos esclavos.’Hago esto porque quiero hacerlo, me drogo porque me gusta. Soy libre. Y hago esto…’ Son esclavos. Se convierten en esclavos en nombre de la libertad. Todos hemos visto personas así que al final terminan por el suelo.  Necesitamos que Dios nos libere de toda forma de indiferencia, de egoísmo y de autosuficiencia.

Las palabras del apóstol Pedro expresan muy bien el sentido del nuevo estado de vida al que estamos llamados. Haciéndose uno de nosotros, el Señor Jesús no solo asume nuestra condición humana, sino que nos eleva a la posibilidad de ser Hijos de Dios. Con su muerte y resurrección, Jesucristo, Cordero sin mancha, ha vencido a la muerte y al pecado para liberarnos de su dominio. Él es el Cordero que ha sido sacrificado por nosotros, para que podamos recibir un nueva vida hecha de perdón, de amor y de alegría. Bonitas estas tres palabras. Perdón, amor y alegría.

Todo lo que Él ha asumido ha sido también redimido, liberado y salvado. Cierto, es verdad que la vida nos pone a prueba y a veces sufrimos por esto. Aún así, en estos momentos estamos invitados a fijar la mirada en Jesús crucificado que sufre por nosotros y con nosotros, como prueba cierta de que Dios no nos abandona. No olvidemos nunca, por tanto, que en las angustias y en las persecuciones, como en los dolores diarios, somos siempre liberados por la mano misericordiosa de Dios que nos lleva hacia Él y nos conduce a una vida nueva.

El amor de Dios no tiene límites: podemos descubrir signos siempre nuevos que indican su atención hacia nosotros y sobre todo su voluntad de alcanzarnos y de precedernos. Toda nuestra vida, incluso marcada por la fragilidad del pecado, está puesta bajo la mirada de Dios que nos ama. ¡Cuántas páginas de la Sagrada Escritura nos habla de la presencia, de la cercanía y de la ternura de Dios por cada hombre, especialmente por los pequeños, los pobres y los afligidos! Dios tiene una gran ternura, un gran amor por los más pequeños, por los más débiles, los descartados de la sociedad.

Cuanto más estamos en la necesidad, más se llena de misericordia su mirada sobre nosotros. Él siente una gran compasión hacia nosotros porque conoce nuestras debilidades.  Conoce nuestros pecados y nos perdona, perdona siempre. Es muy bueno, es muy bueno nuestro Padre.

Por eso, queridos hermanos y hermanos, abrámonos a Él, ¡acogamos su gracia! Porque, como dice el Salmo, “porque en Él se encuentra la misericordia y la redención en abundancia” (130,7). ¿Habéis escuchado bien? “Porque en Él se encuentra la misericordia y la redención en abundancia ”. Repitamos todos juntos, todos. Porque en Él se encuentra la misericordia y la redención en abundancia¡Gracias!

 

Comentario al evangelio de hoy sábado 10 de septiembre de 2016

Pon los cimientos de tu casa sobre roca.
Parábolas

Tiempo Ordinario. 
Comienza a edificar sobre Su roca y deja que El arregle las cosas que a ti no te salen. 
Por: P. Clemente González
Fuente: Catholic.net 
http://es.catholic.net/op/articulos/6266/edificar-sobre-roca.html

Del santo Evangelio según san Lucas 6, 43-49
En aquel tiempo decía Jesús a sus discípulos: No hay árbol bueno que dé fruto malo y, a la inversa, no hay árbol malo que dé fruto bueno. Cada árbol se conoce por su fruto. No se recogen higos de los espinos, ni de la zarza se vendimian uvas. El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca lo bueno, y el malo, del malo saca lo malo. Porque de lo que rebosa el corazón habla su boca. ¿Por qué me llamáis: Señor, Señor, y no hacéis lo que digo? Todo el que venga a mí y oiga mis palabras y las ponga en práctica, os voy a mostrar a quién es semejante: Es semejante a un hombre que, al edificar una casa, cavó profundamente y puso los cimientos sobre roca. Al sobrevenir una inundación, rompió el torrente contra aquella casa, pero no pudo destruirla por estar bien edificada. Pero el que haya oído y no haya puesto en práctica, es semejante a un hombre que edificó una casa sobre tierra, sin cimientos, contra la que rompió el torrente y al instante se desplomó y fue grande la ruina de aquella casa.
Oración Introductoria
Señor, Señor, soy de esos que te llaman y no hacen lo que dices. Dame una fe fuerte, segura, que pueda dar frutos de bondad, así estaré construyendo mi vida sobre la roca firme de Tu Amor.
Petición
Dios mío, ayúdame a producir frutos buenos y abundantes.
Meditación del Papa Francisco
No todos los que me dicen ‘Señor, Señor’, entrarán en el Reino de los Cielo, estos hablan, hacen, pero les falta otra actitud, que es precisamente la base, que es precisamente el fundamento del hablar, del actuar: les falta escuchar. Por eso Jesús continúa: ‘Quien escucha mis palabras y las pone en práctica”. El binomio hablar-actuar no es suficiente… nos engaña, tantas veces nos engaña.
Y Jesús cambia y dice: “el binomio es el otro, escuchar y actuar, poner en práctica: ‘quien escucha mis palabras y las pone en práctica será como el hombre sabio que construye su casa sobre la roca. Quien escucha las palabras pero no las hace suyas, las deja pasar, no escucha seriamente y no las pone en práctica, será como el que edifica su casa sobre arena. Cuando Jesús advierte a la gente sobre los ‘pseudoprofetas’ dice: ‘por sus frutos les conoceréis’. Y de aquí, su actitud: muchas palabras, hablan, hacen prodigios, hacen cosas grandes pero no tienen el corazón abierto para escuchar la Palabra de Dios, tienen miedo de la Palabra de Dios y estos son ‘pseudocristianos’. Es verdad, hacen cosas buenas, es verdad, pero les falta la roca. (Cf Homilía de S.S. Francisco, 25 de junio de 201, en Santa Marta).
Reflexión
Cristo nos enseña que la Misericordia de Dios es más fuerte que la dureza del pecado. Podríamos pensar, leyendo superficialmente este pasaje, que tendrían razón los que piensan en la «predestinación eterna», que si hemos nacido zarza no hay nada que hacer; por más que nos matemos trabajando por ser buenos, ¿para qué, si al fin y al cabo me condenaré? Soy árbol malo y no bueno. Estoy condenado a chamuscarme eternamente en el infierno.
Pero esto sería tan absurdo como haber venido el mismo Verbo de Dios al mundo y haber sufrido tremendamente por unos pocos afortunados. A Dios no le importa dejar 99 ovejas por una que se le escapa del redil; a Dios no le importa esperar toda una vida por el hijo que se le ha ido de su casa; a Dios no le importa llenar de besos y celebrar con fiesta grande al que parecía muerto por el pecado.
Nuestro Dios es un Dios de tremenda misericordia. Ya lo dice el mismo Cristo en el pasaje antes leído: ¿por qué me llamáis: «Señor, Señor», y no hacéis lo que digo? El vino para que el hombre tenga vida eterna en El. El nos enseña el camino. De nuestra parte está el hacerle caso o no.
Si eres un árbol malo, – pocos podemos gloriarnos de dar buenos frutos -, mira a Cristo, comienza a edificar sobre su roca, deja que El arregle las cosas, colabora activamente con la gracia. El lo hará todo, si le dejas. Y de zarza llegarás a ser deliciosa higuera. Darás frutos de salvación. Si Dios ya hubiera dispuesto quién se salva y quién no, habría mandado a sus ángeles a sacar la cizaña del trigo y a quemarla. Pero ha dejado el campo sin tocar porque espera tu respuesta a su amor. Está esperando que le des permiso para que edifique un grandioso palacio inamovible en la roca de su Corazón, y llegues a ser un delicioso árbol para los demás.
¿Podríamos ser tan obstinados en cerrar las puertas a un Dios que no se cansa de buscar a su oveja perdida?
Propósito
Empezaré a leer diariamente un pasaje del Evangelio para construir mi vida sobre la Palabra de Dios.
Diálogo con Cristo
Jesucristo, quiero iluminar mi vida con la luz de tu Palabra y conducirme en todo siguiendo tus criterios. Quiero construir mi vida con el cimiento fuerte de la oración, sólo así será una construcción que va prevalecer a pesar de las tempestades y dificultades que puedan surgir.

EDD. sábado 10 de septiembre de 2016

Sábado de la vigésima tercera semana del tiempo ordinario.

http://evangeliodeldia.org/main.php?language=SP&module=readings&localdate=20160909


Carta I de San Pablo a los Corintios 10,14-22.
Queridos míos, eviten la idolatría.
Les hablo como a gente sensata; juzguen ustedes mismos lo que voy a decirles.
La copa de bendición que bendecimos, ¿no es acaso comunión con la Sangre de Cristo? Y el pan que partimos, ¿no es comunión con el Cuerpo de Cristo?
Ya que hay un solo pan, todos nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo Cuerpo, porque participamos de ese único pan.
Pensemos en Israel según la carne: aquellos que comen las víctimas, ¿no están acaso en comunión con el altar?
¿Quiero decir con esto que la carne sacrificada a los ídolos tiene algún valor, o que el ídolo es algo?
No, afirmo sencillamente que los paganos ofrecen sus sacrificios a los demonios y no a Dios. Ahora bien, yo no quiero que ustedes entren en comunión con los demonios.
Ustedes no pueden beber de la copa del Señor y de la copa de los demonios; tampoco pueden sentarse a la mesa del Señor y a la mesa de los demonios.
¿O es que queremos provocar los celos del Señor? ¿Pretendemos ser más fuertes que él?
Salmo 116(115),12-13.17-18.
¿Con qué pagaré al Señor
todo el bien que me hizo?
Alzaré la copa de la salvación
e invocaré el nombre del Señor.
Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
e invocaré el nombre del Señor.
Cumpliré mis votos al Señor,
en presencia de todo su pueblo.
Evangelio según San Lucas 6,43-49.
Jesús decía a sus discipulos:
«No hay árbol bueno que dé frutos malos, ni árbol malo que dé frutos buenos:
cada árbol se reconoce por su fruto. No se recogen higos de los espinos ni se cosechan uvas de las zarzas.
El hombre bueno saca el bien del tesoro de bondad que tiene en su corazón. El malo saca el mal de su maldad, porque de la abundancia del corazón habla la boca.
¿Por qué ustedes me llaman: ‘Señor, Señor’, y no hacen lo que les digo?
Yo les diré a quién se parece todo aquel que viene a mí, escucha mis palabras y las practica.
Se parece a un hombre que, queriendo construir una casa, cavó profundamente y puso los cimientos sobre la roca. Cuando vino la creciente, las aguas se precipitaron con fuerza contra esa casa, pero no pudieron derribarla, porque estaba bien construida.
En cambio, el que escucha la Palabra y no la pone en práctica, se parece a un hombre que construyó su casa sobre tierra, sin cimientos. Cuando las aguas se precipitaron contra ella, en seguida se derrumbó, y el desastre que sobrevino a esa casa fue grande.»
Comentario del Evangelio por  San Agustín (354-430), obispo de Hipona (África del Norte), doctor de la Iglesia. Sermón 179 .-
“Construir sobre roca” (cf Lc 6,48).
Hermanos, el apóstol Santiago se dirige a un auditorio asiduo a la palabra de Dios, diciendo: “Poned, pues, en práctica la palabra y no os contentéis con oírla, engañándoos a vosotros mismos” (Sant 1,22). No sería al autor de la Palabra a quien engañaríais ni al que os la anuncia, sino a vosotros mismos…El predicador anunciaría inútilmente la palabra de Dios hacia fuera si no la escuchara él mismo en su interior para ponerla en práctica…
¿Quién practica interiormente la palabra? Aquel que se guarde de los malos deseos. ¿Quién observa exteriormente? Aquel que “parte su pan con el hambriento” (cf Is 58,7) Nuestro prójimo ve lo que nosotros hacemos, pero no ve por qué motivo lo hacemos. Sólo Dios es testigo de ello. ¡Poned, pues, en práctica la palabra, no os contentéis de escucharla, os engañaríais a vosotros mismos! No engañaríais a Dios ni a su ministro. Yo no puedo leer en vuestro corazón, pero Dios que escruta los corazones sabe lo que hay en el hombre. Ve vuestro deseo de escuchar, vuestros pensamientos, vuestras decisiones, los progresos que hacéis gracias a su ayuda, la asiduidad de vuestra oración, las peticiones que le dirigís para obtener lo que os falta y vuestras acciones de gracias por sus beneficios…
¡Pensadlo bien, hermanos! Si es loable escuchar la palabra de Dios ¡cuánto más lo es meterla en práctica! Si no la escucháis permanecéis en la negligencia y no podéis construir nada. Si la escucháis sin practicarla, no construís más que ruinas. El Señor nos da para ello una comparación muy pertinente: «El que escucha mi palabra y la pone en práctica es como un hombre prudente que construye sobre roca»(cf Lc 6,48). Escuchar y poner en práctica es construir sobre roca… Escuchar sin poner en práctica es construir sobre arena. Rehusar incluso de escuchar la palabra es no construir nada.