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Comentario al evangelio de hoy lunes 03 de octubre de 2016

El buen samaritano iba de camino.
Parábolas
Tiempo Ordinario. 
Amar al prójimo no es muy fácil, porque requiere darse a los demás, sin ninguna distinción.
Por: P Juan Pablo Menéndez
Fuente: Catholic.net 
http://es.catholic.net/op/articulos/8381/el-buen-samaritano.html

Del santo Evangelio según san Lucas 10, 25-37
Se levantó un legista, y dijo para ponerle a prueba: «Maestro, ¿que he de hacer para tener en herencia vida eterna?» El le dijo: «¿Qué está escrito en la Ley? ¿Cómo lees?» Respondió: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo». Díjole entonces: «Bien has respondido. Haz eso y vivirás». Pero él, queriendo justificarse, dijo a Jesús: «Y ¿quién es mi prójimo?» Jesús respondió: «Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de salteadores, que, después de despojarle y golpearle, se fueron dejándole medio muerto. Casualmente, bajaba por aquel camino un sacerdote y, al verle, dio un rodeo. De igual modo, un levita que pasaba por aquel sitio le vio y dio un rodeo. Pero un samaritano que iba de camino llegó junto a él, y al verle tuvo compasión; y, cercándose, vendó sus heridas, echando en ellas aceite y vino; y montándole sobre su propia cabalgadura, le llevó a una posada y cuidó de él. Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero y dijo: «Cuida de él y, si gastas algo más, te lo pagaré cuando vuelva.» ¿Quién de estos tres te parece que fue prójimo del que cayó en manos de los salteadores?» El dijo: «El que practicó la misericordia con él». Díjole Jesús: «Vete y haz tú lo mismo».
Oración introductoria
Señor, dame la sabiduría y el amor para descubrir y actuar, buscando el bien de los demás, en las diversas situaciones de mi vida cotidiana. No permitas que el ajetreo de mis pendientes me haga pasar de largo y no ver a esa persona que necesita que me detenga a platicar con ella para darle consuelo o simplemente una sonrisa.
Petición
Señor, concédeme un corazón grande para ayudar a todos, en todo momento.
Meditación del Papa Francisco
En cambio el samaritano, cuando vio a ese hombre, “sintió compasión” dice el Evangelio. Se acercó, le vendó las heridas, poniendo sobre ellas un poco de aceite y de vino; luego lo cargó sobre su cabalgadura, lo llevó a un albergue y pagó el hospedaje por él… En definitiva, se hizo cargo de él: es el ejemplo del amor al prójimo. Pero, ¿por qué Jesús elige a un samaritano como protagonista de la parábola? Porque los samaritanos eran despreciados por los judíos, por las diversas tradiciones religiosas. Sin embargo, Jesús muestra que el corazón de ese samaritano es bueno y generoso y que —a diferencia del sacerdote y del levita— él pone en práctica la voluntad de Dios, que quiere la misericordia más que los sacrificios. Dios siempre quiere la misericordia y no la condena hacia todos. Quiere la misericordia del corazón, porque Él es misericordioso y sabe comprender bien nuestras miserias, nuestras dificultades y también nuestros pecados. A todos nos da este corazón misericordioso. El samaritano hace precisamente esto: imita la misericordia de Dios, la misericordia hacia quien está necesitado. (S.S. Francisco, 14 de julio de 2013)
Reflexión
Muchas lecciones les ha dado Nuestro Señor a los fariseos, pero ninguna tan bella como ésta. Es de esas ocasiones en las que Cristo da a conocer su doctrina y su mandamiento a todos los hombres, y lo hace de manera muy velada.
Amar al prójimo no es muy fácil, porque requiere donarse a los demás, y ese donarse cuesta, porque no a todos los tratamos o queremos de la misma manera. Por ello tenemos que lograr amar a todos por igual, sin ninguna distinción. Quererlos a todos, sin preferir a nadie. Es difícil mas no imposible.
Dios nos ha dado el ejemplo al vivir su propia doctrina: «no hay amor más grande que el que da la vida por sus amigos», pero Él no la dio solo por sus amigos, sino también por sus enemigos, y muchos santos han hecho lo mismo.
Propósito
Imitemos a Cristo en su vida de donación a los demás, y vivamos con confianza y constancia su mandamiento: «vete y haz tú lo mismo».
Diálogo con Cristo 
Señor, Tú lo sabes todo: mi debilidad al amar a los demás, especialmente aquellos que están más cerca de mí, porque si hay impaciencia, si hay juicios temerarios, si hay indiferencia, no hay verdadero amor. Ayúdame a crecer en la convicción de que Tú me has creado para amar y servirte en esta vida y que sólo superando mi egoísmo mediante la vivencia del amor, podré gozar de Ti y alabarte eternamente en el cielo.

EDD. lunes 03 de octubre de 2016.

Lunes de la vigésima séptima semana del tiempo ordinario.

http://evangeliodeldia.org/main.php?language=SP&module=readings&localdate=20161001


Carta de San Pablo a los Gálatas 1,6-12.
Hermanos:
Me sorprende que ustedes abandonen tan pronto al que los llamó por la gracia de Cristo, para seguir otro evangelio.
No es que haya otro, sino que hay gente que los está perturbando y quiere alterar el Evangelio de Cristo.
Pero si nosotros mismos o un ángel del cielo les anuncia un evangelio distinto del que les hemos anunciado, ¡que sea expulsado!
Ya se lo dijimos antes, y ahora les vuelvo a repetir: el que les predique un evangelio distinto del que ustedes han recibido, ¡que sea expulsado!
¿Acaso yo busco la aprobación de los hombres o la de Dios? ¿Piensan que quiero congraciarme con los hombres? Si quisiera quedar bien con los hombres, no sería servidor de Cristo.
Quiero que sepan, hermanos, que la Buena Noticia que les prediqué no es cosa de los hombres, porque
yo no la recibí ni aprendí de ningún hombre, sino por revelación de Jesucristo.
Salmo 111(110),1-2.7-8.9.10c.
Doy gracias al Señor de todo corazón,
en la reunión y en la asamblea de los justos.
Grandes son las obras del Señor:
los que las aman desean comprenderlas.
Las obras de sus manos son verdad y justicia;
todos sus preceptos son indefectibles:
están afianzados para siempre
y establecidos con lealtad y rectitud.
Él envió la redención a su pueblo,
promulgó su alianza para siempre:
Su Nombre es santo y temible.
¡El Señor es digno de alabanza eternamente!
Evangelio según San Lucas 10,25-37.
Un doctor de la Ley se levantó y le preguntó para ponerlo a prueba: «Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la Vida eterna?».
Jesús le preguntó a su vez: «¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees en ella?».
El le respondió: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con todo tu espíritu, y a tu prójimo como a ti mismo».
«Has respondido exactamente, le dijo Jesús; obra así y alcanzarás la vida».
Pero el doctor de la Ley, para justificar su intervención, le hizo esta pregunta: «¿Y quién es mi prójimo?».
Jesús volvió a tomar la palabra y le respondió: «Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de unos ladrones, que lo despojaron de todo, lo hirieron y se fueron, dejándolo medio muerto.
Casualmente bajaba por el mismo camino un sacerdote: lo vio y siguió de largo.
También pasó por allí un levita: lo vio y siguió su camino.
Pero un samaritano que viajaba por allí, al pasar junto a él, lo vio y se conmovió.
Entonces se acercó y vendó sus heridas, cubriéndolas con aceite y vino; después lo puso sobre su propia montura, lo condujo a un albergue y se encargó de cuidarlo.
Al día siguiente, sacó dos denarios y se los dio al dueño del albergue, diciéndole: ‘Cuídalo, y lo que gastes de más, te lo pagaré al volver’.
¿Cuál de los tres te parece que se portó como prójimo del hombre asaltado por los ladrones?».
«El que tuvo compasión de él», le respondió el doctor. Y Jesús le dijo: «Ve, y procede tú de la misma manera».
Comentario del Evangelio por San Ambrosio (c. 340-397), obispo de Milán y doctor de la Iglesia. Comentario al evangelio de Lucas, 7, 74s.
«Un Samaritano… llegó donde estaba él, y al verlo le dio lástima».
Un samaritano bajaba por el camino. «Nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre» (Jn 3,13). Viendo que estaba medio muerto ese hombre a quien nadie, antes de él, había podido curar…, se le acerca; es decir que, aceptando de sufrir con nosotros se hizo nuestro prójimo y compadeciéndose de nosotros se hizo nuestro vecino.
«Le vendó las heridas, echándoles aceite y vino». Este médico tiene muchos remedios con los cuales está acostumbrado a curar. Sus palabras son un remedio: tal palabra venda las heridas, tal otra les pone bálsamo, a otra vino astringente… «Después lo montó en su cabalgadura». Escucha cómo él te acomoda: «Él soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores» (Is 53,4). También el pastor ha colocado a su oveja cansada sobre sus espaldas (Lc 15,5)…
«Lo llevó a una posada y lo cuidó»… Pero el Samaritano no podía permanecer largo tiempo en nuestra tierra; debía regresar al lugar del que había descendido. Pues «al día siguiente» -¿cuál es este día siguiente sino el día de la resurrección del Señor, de aquel que se ha dicho: «Este es el día que hizo el Señor» (Sl 117, 24)?- «sacó dos denarios y, dándoselos al posadero, le dijo: Cuida de él». ¿Qué son estas dos monedas? Quizás los dos Testamentos, que llevan la efigie del Padre eterno, y al precio de los cuales nuestras heridas has sido curadas… ¡Dichoso este posadero que puede  curar las heridas de otro! ¡Dichoso aquel a quien Jesús dice: «Lo que gastes de más yo te lo pagaré a la vuelta»!… Promete, pues, la recompensa. ¿Cuándo volverás, Señor, si no es en el día del juicio? Aunque siempre estés en todas partes, teniéndote en medio de nosotros sin que te reconozcamos, llegará el día en que toda carne te verá venir. Y darás lo que debes. ¿Cómo lo pagarás tú, Señor Jesús? Has prometido a los buenos una amplia recompensa  en el cielo, pero darás todavía más cuando dirás: «Muy bien, siervo bueno y fiel, has sido fiel en lo poco, yo te confiaré mucho más; entra en el gozo de tu señor» (Mt 25,21).

El Papa : “La fe no es una fuerza mágica que baja del cielo”

El Santo Padre, en la eucaristía celebrada en Kabú, explica que la fe, que es un don de Dios y hay que pedirla siempre.
https://es.zenit.org/articles/el-papa-en-azerbaiyan-la-fe-no-es-una-fuerza-magica-que-baja-del-cielo/

El Papa en Azerbaiyán @Servizio Fotografico - L'Osservatore Romano

El Papa en Azerbaiyán @Servizio Fotografico – L’Osservatore Romano

(ZENIT – Roma).- El papa Francisco ha asegurado que la fe no es un superpoder que sirve para resolver los problemas de la vida. Además, fe y servicio no se pueden separar.  Así lo ha indicado en la homilía de la misa celebrada en su primer encuentro en Kabú. “Sois un pequeño rebaño pero de gran valor a los ojos de Dios”, ha asegurado a los presentes.

El Santo Padre ha aterrizado esta mañana en la capital de Azerbaiyán, tras dos días en Georgia, para concluir esta tarde su viaje al Cáucaso. La misa ha sido celebrada en el Centro Salesiano de la ciudad, en este país en el que los católicos son el 0’01%, es decir ,570. En la homilía, el Pontífice ha explicado que la lecturas del día presentan dos aspectos esenciales de la vida cristiana: la fe y el servicio.

Dios –ha indicado Francisco– no favorece nuestros deseos de cambiar el mundo y a los demás de manera inmediata y continuamente, sino que busca ante todo curar el corazón. “Dios cambia el mundo cambiando nuestros corazones, y esto no puede hacerlo sin nosotros”, ha añadido. Cuando Dios encuentra un corazón abierto y confiado –ha asegurado– allí puede hacer sus maravillas.

Pero, el Papa ha indicado que “tener fe, una fe viva, no es fácil”. Por eso, “auméntanos la fe” es una hermosa súplica, “una oración que también nosotros podríamos dirigir a Dios cada día”.

Asimismo, el Papa ha explicado que la fe, que es un don de Dios y hay que pedirla siempre, “también requiere que nosotros la cultivemos”. En esta línea, el Santo Padre ha recordado que la fe “no es una fuerza mágica que baja del cielo”, “no es una ‘dote’ que se recibe de una vez para siempre”, ni “un superpoder que sirve para resolver los problemas de la vida”. Porque –ha asegurado– una fe concebida para satisfacer nuestras necesidades sería una fe egoísta, totalmente centrada en nosotros mismos. La fe, ha subrayado Francisco, es un hilo de oro que nos une al Señor. “Es un don que vale la vida entera, pero que fructifica si nosotros ponemos nuestra parte”.

Nuestra parte, ha explicado, es el servicio. “Fe y servicio no se pueden separar, es más, están estrechamente unidas, enlazadas entre ellas”, ha precisado el Papa.

Para explicarlo el Santo Padre ha utilizado una imagen muy familiar para este pueblo “las alfombras”. Vuestras alfombras –ha indicado– son verdaderas obras de arte y provienen de una antiquísima tradición. Por eso ha explicado que también “la vida cristiana de cada uno viene de lejos, y es un don que hemos recibido en la Iglesia y que proviene del corazón de Dios, nuestro Padre, que desea hacer de cada uno de nosotros una obra maestra de la creación y de la historia”. Cada alfombra, “se va tejiendo según la trama y la urdimbre”; sólo gracias a esta estructura el conjunto resulta bien compuesto y armonioso. Por eso, el Santo Padre ha asegurado que así sucede en la vida cristiana: “hay que tejerla cada día pacientemente, entrelazando una trama y una urdimbre bien definidas: la trama de la fe y la urdimbre del servicio”.

El Papa ha explicado que el servicio no es solo “ser fieles a nuestros deberes o en hacer alguna obra buena”. Jesús nos pide “una disponibilidad total, una vida completamente entregada, sin cálculos y sin ganancias”.

Asimismo, ha querido recordar que “no estamos llamados a servir sólo para tener una recompensa, sino para imitar a Dios, que se hizo siervo por amor nuestro”. Y –ha añadido– no estamos llamados a servir de vez en cuando, sino a vivir sirviendo.

Al respecto ha advertido sobre dos tentaciones. La primera es dejar que el corazón se vuelva tibio. “El que es tibio vive para satisfacer sus comodidades, que nunca son suficientes, y de ese modo nunca está contento; poco a poco termina por conformarse con una vida mediocre”, ha observado. La segunda tentación es ser “demasiado activos”, pensar como dueños, de trabajar sólo para ganar prestigio y llegar a ser alguien. Entonces, ha advertido, “el servicio se convierte en un medio y no en un fin, porque el fin es ahora el prestigio, después vendrá el poder, el querer ser grandes”.

Para finalizar, el Pontífice ha asegurado a los presentes que “cada uno de vosotros es como un espléndido hilo de seda”, pero “sólo si los distintos hilos están bien entrelazados crean una bella composición; solos, no sirven”. Por eso les ha pedido que permanezcan siempre unidos, “viviendo humildemente en caridad y alegría”.

El Santo Padre: “Hoy hay una guerra mundial para destruir el matrimonio”

Cuando se sientan tentados por ‘alguien’, pidan ayuda enseguida.
https://es.zenit.org/articles/el-santo-padre-hoy-hay-una-guerra-mundial-para-destruir-el-matrimonio/
Georgia, encuentro con los religiosos

Georgia, encuentro con los religiosos.

(ZENIT – Roma).- “El matrimonio es la cosa más bella que Dios ha creado”, indicó este sábado el papa Francisco, “porque como dice la Biblia, cuando un hombre y una mujer se hacen una sola carne son la imagen de Dios”.

Y sobre la teoría del Gender, indicó que “hoy hay una guerra mundial para destruir el matrimonio”, no con las armas, sino con las ideas, “colonizaciones ideológicas que destruyen” y precisó que “de ellas hay que defenderse”.

El Pontífice se refirió al tema del matrimonio respondiendo a una señora georgiana, Irina, que le dirigió una pregunta durante el encuentro que el Papa mantuvo este sábado por la tarde en la catedral católica de la Virgen de la Asunción, con sacerdotes, seminaristas, religiosos, religiosas, consagrados y laicos.

El Santo Padre reconoció las tentaciones y problemas que puede existir en un matrimonio, así como la opción de divorciarse y ‘recomenzar de nuevo’. “Los gastos del divorcio — entretanto aseguró Francisco– los pagan dos personas: Dios porque cuando se ensucia la carne se ensucia la imagen de Dios y la pagan los niños.

Y si bien indicó que es normal que en un matrimonio se pueda pelear, e incluso puedan “volar platos”, si hay amor se hace la paz enseguida. “Peleen todo lo que quieran pero no terminen la jornada sin hacer la paz”, dijo, porque “la guerra fría del día siguiente es peligrosísima”. Y para hacer la paz aseguró que es suficiente un gesto o una caricia.

Hay situaciones más complejas, precisó el Santo Padre, “en la que el diablo entra”, cuando se mete una mujer que parece más bonita de la propia o un hombre que parece más válido del propio. En ese caso “pidan ayuda enseguida”, exhortó el Papa.

Por ello les solicitó a todos los creyentes, recibir, acompañar, discernir e integrar porque en la comunidad católica hay que ayudar a salvar los matrimonios.

A un matrimonio si le preguntaría, ¿se quieren? dirían que ‘Sí’. Y añadió: ¿Y cuando alguien hace algo por el otro saben decir gracias? ¿Y si alguno de los dos se porta mal, sabe pedir disculpas? ¿Y si tienen algún programa, saben pedir la opinión del otro? “Permiso, gracias, perdón”, subrayó que son tres palabras que le permiten a un matrimonio ir bien y adelante.

Respondiendo a otra pregunta recordó que la Iglesia tiene que ser abierta, porque es como una madre, esposa de Jesús y nuestra madre. Y que cuando hay turbulencias espirituales hay que ponerse bajo el manto de María.

Comentario al evangelio de hoy sábado 01 de octubre de 2016

¡Dichosos los ojos que ven lo que veis!
Tiempo Ordinario

Alégrense de que sus nombres estén escritos en el cielo. 
Por: Roberto Carlos Estévez
Fuente: Catholic.net 
http://es.catholic.net/op/articulos/8379/verdadera-alegra-de-los-discpulos.html

Del santo Evangelio según san Lucas 10, 17-24
En aquel tiempo, regresaron los 72 llenos de alegría, diciendo: «Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre». Él les dijo: «Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo. Mirad, os he dado el poder de pisar sobre serpientes y escorpiones, y sobre todo poder del enemigo, y nada os podrá hacer daño; pero no os alegréis de que los espíritus se os sometan; alegraos de que vuestros nombres estén escritos en los cielos». En aquel momento, se llenó de gozo Jesús en el Espíritu Santo, y dijo: «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños. Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; y quién es el Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar». Volviéndose a los discípulos, les dijo aparte: «¡Dichosos los ojos que ven lo que veis! Porque os digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que vosotros veis, pero no lo vieron, y oír lo que vosotros oís, pero no lo oyeron».
Oración introductoria
Gracias, Señor, por mostrarme el camino para llegar al Padre, permite que sea un pequeño y sea dichoso de estar cerca de Ti.
Petición
Señor, concédeme ser sencillo para buscar siempre el camino que me lleve a Ti.
Meditación del Papa Francisco
Siempre como misioneros del Evangelio, con la urgencia del Reino que está cerca. Todos deben ser misioneros, todos pueden escuchar la llamada de Jesús y seguir adelante y anunciar el Reino.
Dice el Evangelio que estos setenta y dos regresaron de su misión llenos de alegría, porque habían experimentado el poder del Nombre de Cristo contra el mal. Jesús lo confirma: a estos discípulos Él les da la fuerza para vencer al maligno. Pero agrega: “No estéis alegres porque se os someten los espíritus; estad alegres porque vuestros nombres están escritos en el cielo”. No debemos gloriarnos como si fuésemos nosotros los protagonistas: el protagonista es uno solo, ¡es el Señor! Protagonista es la gracia del Señor. Él es el único protagonista. Nuestra alegría es sólo esta: ser sus discípulos, sus amigos. Que la Virgen nos ayude a ser buenos obreros del Evangelio. (S.S. Francisco, 7 de julio de 2013)
Reflexión
¡Qué alegría de los discípulos después de una jornada tan exitosa! Los demonios les temen, curan leprosos, hacen caminar a los paralíticos, dan la vista a los ciegos etc.
Todo perfecto después de unos días de misiones. Como tantos de nosotros que al final de la semana nos alegramos porque nos ha ido bien en los estudios, hicimos el bien a una persona, nos subieron el sueldo en nuestro trabajo, nos callamos cuando quisimos decir una palabra ofensiva a alguien, aumentaron las ventas de nuestros negocios y demás aspectos positivos que nos pudieron haber pasado. Nos sentimos contentos, como los discípulos, porque las cosas salieron como nosotros queríamos. Sin embargo, Cristo nos dice que no debería ser éste el motivo principal de nuestra alegría.
La satisfacción tan agradable y tan necesaria que experimentamos por haber hecho el bien en esta tierra nos debería llevar a pensar en los méritos que ganamos para el cielo. Este es el motivo principal por el cual deberíamos de estar contentos. Saber que hemos actuado de tal forma que nuestros nombres están escritos en el reino de los cielos.
Sabiendo los motivos de nuestra verdadera alegría es como si hubiésemos encontrado el tesoro que buscábamos en nuestra vida. Custodiemos este tesoro y no permitamos que los ladrones de la vanidad, avaricia, egoísmo nos lo arrebaten.
Propósito
Alegrarme con Jesús al hacer el bien en esta tierra, y saber que son méritos para el cielo.
Diálogo con Cristo
Te doy gracias, Señor, porque esta oración provoca mi anhelo de corresponder a tu amor con una vida santa. Ayúdame a vivir amando a los demás, por Ti, desde Ti y como Tú me has enseñado.

EDD. sábado 01 de octubre de 2016

Sábado de la vigésima sexta semana del tiempo ordinario.

http://evangeliodeldia.org/main.php?language=SP&module=readings&localdate=20160930


Libro de Job 42,1-3.5-6.12-16.
Job respondió al Señor, diciendo:
Yo sé que tú lo puedes todo y que ningún proyecto es irrealizable para ti.
Sí, yo hablaba sin entender, de maravillas que me sobrepasan y que ignoro.
Yo te conocía sólo de oídas, pero ahora te han visto mis ojos.
Por eso me retracto, y me arrepiento en el polvo y la ceniza.
El Señor bendijo los últimos años de Job mucho más que los primeros. El llegó a poseer catorce mil ovejas, seis mil camellos, mil yuntas de bueyes y mil asnas.
Tuvo además siete hijos y tres hijas.
A la primera la llamó «Paloma», a la segunda «Canela», y a la tercera «Sombra para los párpados».
En todo el país no había mujeres tan hermosas como las hijas de Job. Y su padre les dio una parte de herencia entre sus hermanos.
Después de esto, Job vivió todavía ciento cuarenta años, y vio a sus hijos y a los hijos de sus hijos, hasta la cuarta generación.
Salmo 119(118),66.71.75.91.125.130.
Enséñame la discreción y la sabiduría,
porque confío en tus mandamientos.
Me hizo bien sufrir la humillación,
porque así aprendí tus preceptos.
Yo sé que tus juicios son justos, Señor,
y que me has humillado con razón.
Todo subsiste hasta hoy conforme a tus decretos,
porque todas las cosas te están sometidas.
Yo soy tu servidor: instrúyeme,
y así conoceré tus prescripciones.
La explicación de tu palabra ilumina
y da inteligencia al ignorante.
Evangelio según San Lucas 10,17-24.
En aquel tiempo, los setenta y dos volvieron llenos de gozo y dijeron a Jesús: «Señor, hasta los demonios se nos someten en tu Nombre».
El les dijo: «Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo.
Les he dado poder para caminar sobre serpientes y escorpiones y para vencer todas las fuerzas del enemigo; y nada podrá dañarlos.
No se alegren, sin embargo, de que los espíritus se les sometan; alégrense más bien de que sus nombres estén escritos en el cielo».
En aquel momento Jesús se estremeció de gozo, movido por el Espíritu Santo, y dijo: «Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has querido.
Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre, como nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar».
Después, volviéndose hacia sus discípulos, Jesús les dijo a ellos solos: «¡Felices los ojos que ven lo que ustedes ven!
¡Les aseguro que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven y no lo vieron, oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron!».

Comentario del Evangelio por  San Cirilo de Alejandría (380-444), obispo y doctor de la Iglesia. Homilia 65 sobre Lucas.

La revelación del misterio escondido desde antes de la creación del mundo.

      Considerando las palabras que Jesús nos dirige cuando habla con su Padre de nosotros: «Tu has escondido todas estas cosas a los prudentes y a los sabios, y tu las has revelado a los pequeños. Si, Padre, porque así lo has querido».  En efecto, Dios Padre nos ha revelado el misterio escondido desde antes de la creación del mundo en el silencio de Dios, el misterio de su Hijo único hecho hombre, el misterio conocido desde antes de la creación del mundo y rebelado a los hombres al final de los tiempos. San Pablo, en efecto, escribe: » A mí, el más  insignificante  de entre los santos, se me ha concedido la gracia de anunciar a las naciones la insondable riqueza de Cristo, y de mostrar a todos cómo se cumple este misterioso plan escondido desde el principio de los siglos en Dios que crea el universo» (Ef. 3,8-9)
Este grande y adorable misterio de nuestro Salvador estaba escondido en el conocimiento del Padre, desde antes de la creación del mundo. También nosotros, somos conocidos y predestinados, adoptados como hijos. Así lo enseña San Pablo cuando dice: «Bendito sea Dios, Pare de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido por medio de Cristo con toda clase de bienes espirituales. El nos eligió antes de la creación del mundo para que nosotros fuéramos santos e inmaculados en su presencia; en su amor El nos ha destinado a ser adoptados como hijos suyos, por medio de Jesucristo» (Ef. 1,3-5) El Padre nos ha dado a conocer, a nosotros los pequeños, el misterio escondido de todos los tiempos…» A vosotros, dice Jesús, se os ha concedido comprender los misterios del Reino de los cielos» (Lc.8,10), a vosotros que habéís creído, que habéís conocido la Revelación del Cristo, que entedéis la ley en su sentido espiritual, que estáís atentos a entender las profecías, que confesaís que Cristo es Dios y Hijo de Dios, a vosotros a quien el Padre ha tenido a bien de revelar a su Hijo.

Homilía para la Eucaristía del domingo 02 de octubre de 2016

DOMINGO XXVII.

Habacuc 1,2-3; 2,2-4: el profeta se queja ante Dios por la maldad y orgullo de las naciones paganas que hostigan al Pueblo de Dios. Dios hará justicia a su tiempo; mientras el justo vivirá por su fidelidad.

Lucas 12,3-10: el poder de la fe al perdonar.

1.- Hoy el Señor en su Palabra toca un tema que es esencial para un discípulo: la FE. Pero se trata de una fe tal que capacita al discípulo, al creyente, a hacer lo que de sí es imposible para los seres humanos. Si nos fijamos tanto en el profeta Habacuc como en el evangelio, el mensaje es el mismo.

Habacuc se queja de la insolencia y opresión de las naciones paganas contra el Pueblo de Dios. La situación se hace insostenible. ¿Por qué Dios permite esto? Pero la respuesta de Dios no se hace esperar: “el justo vivirá por su fidelidad”. Es un llamado a esperar con paciencia, ya que Dios hará justicia a su debido tiempo.

Jesús habla del perdón, del perdón permanente, es decir, se ha de perdonar siempre. Tarea difícil, por no decir imposible, ya que si perdonar una vez es difícil, más lo es el perdonar siempre. Como ya lo dije, es realizar de por sí una tarea difícil, imposible.

2.- Aquí entra en juego el rol de la fe. Ya se ha dicho en otra ocasión que Fe es sinónimo de firmeza, certeza, seguridad. De esta firmeza-seguridad brota la fidelidad. El que está seguro en Dios le es fiel, no falla, no varía. Sólo el creyente, el hombre de fe, sabe permanecer en la fidelidad, aun en situaciones difíciles y turbulentas. En medio de las dificultades por las que está pasando el Pueblo de Dios, sólo el que es fiel vivirá. El infiel es inseguro, tambalea, sucumbe. Por eso podemos comprender que lo que salva al hombre es la fe y no otra cosa. Las últimas palabras del texto de Habacuc son claras: “El que no tiene el alma recta, sucumbirá, pero el justo vivirá por su fidelidad”.

3.- No sólo Israel ha vivido situaciones turbulentas, también la Iglesia, también cada uno de nosotros. De modo que aquí cabe lo que nos enseña el Señor en el evangelio. Si es difícil perdonar siempre, como lo pide Jesús, para hacerlo se requiere tener fe, que es lo que nos capacita para realizar lo imposible. Basta que tengamos un poquito de fe auténtica, para poder perdonar siempre y de corazón al que nos ofende, al que nos hace daño. Entonces se entiende el ejemplo: se podrá trasladar un árbol al mar.

Hace rato, desde su nacimiento en Pentecostés, la Iglesia, los discípulos, tienen que sufrir toda clase de contradicciones. Persecuciones de parte del judaísmo, del imperio romano, de la cultura griega y de los diferentes poderes de turno. Hoy también los cristianos sufren terribles persecuciones, no sólo donde campea el estado islámico, sino también en los “civilizados” países de Europa y en sociedades “modernas”. ¿Por qué permite Dios todo esto? La respuesta la conocemos: “El justo vivirá por su fidelidad”.

4.- Se nos llama a ser fieles al Señor. Pero, al mismo tiempo, fieles como El es fiel. El Señor promete vida eterna al que es fiel, que todo lo espera del Señor. No esperamos un premio, no esperamos un salario, sino un regalo, una gracia. El Señor gratuitamente da la salvación a los que creen en El. El discípulo debe aprender a ser gratuito en su relación con Dios y con los hermanos.

Hoy gratuita y generosamente se nos invita al Banquete del Reino. Lo único que se nos pide es que tengamos fe, ya que por ella somos justificados, somos “abuenados”.  Si Dios es así con nosotros, ¿cómo debemos ser nosotros con El y con los demás? Saquemos consecuencias y vivamos la fe.

                                                                           Hermano Pastor Salvo Beas.

Comentario al evangelio de hoy viernes 30 de septiembre de 2016

Ciudades incrédulas.
Tiempo Ordinario

Creer en los milagros que Cristo va cumpliendo cada día de nuestra vida.
Por: José Rodrigo Escorza
Fuente: Catholic.net 
http://es.catholic.net/op/articulos/8378/ciudades-incrdulas.html

Del santo Evangelio según san Lucas 10, 13-16
«¡Ay de ti, Corazin! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que se han hecho en vosotras, tiempo ha que, sentados con sayal y ceniza, se habrían convertido. Por eso, en el Juicio habrá menos rigor para Tiro y Sidón que para vosotras. Y tú, Cafarnaúm, ¿hasta el cielo te vas a encumbrar? ¡Hasta el Hades te hundirás! «Quien a vosotros os escucha, a mí me escucha; y quien a vosotros os rechaza, a mí me rechaza; y quien me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado».
Oración
Gracias, Señor, por tu amor y por el prodigio que me das, en este momento, al invitarme a dialogar contigo en esta meditación. Confío en Ti, Señor, y humildemente pongo mi mente, mi corazón, mi vida, en tus manos.
Petición
Jesús, ayúdame a guardar el silencio necesario para poder escucharte.
Meditación del Papa Francisco
Cuando nosotros estamos en tentación, no escuchamos la Palabra de Dios: no escuchamos, no entendemos, porque la tentación nos cierra, nos quita cualquier capacidad de previsión, nos cierra cualquier horizonte, y así nos lleva al pecado. Cuando estamos en tentación, solamente la Palabra de Dios, la Palabra de Jesús nos salva. Escuchar la Palabra que nos abre el horizonte… Él siempre está dispuesto a enseñarnos como salir de la tentación. Y Jesús es grande porque no solo nos hace salir de la tentación, sino que nos da más confianza.
Esta confianza es una fuerza grande, cuando estamos en tentación: el Señor nos espera, se fía de nosotros así, tentados, pecadores, siempre abre horizontes. Y viceversa, el diablo con la tentación cierra, cierra, cierra. (Cf. S.S. Francisco, 18 de febrero de 2014, homilía en Santa Marta)
Reflexión
¡Ay de ti, que has visto muchos milagros y no te has convertido! Son muy duras las palabras de Cristo contra estas dos ciudades, ciudades que nos pueden representar si no creemos en los milagros que Cristo va cumpliendo cada día de nuestra vida.
¿Qué milagros ha hecho y no he creído? Cada uno en su vida personal puede decir cuántos son los milagros que Dios ha hecho en su propia vida, pero los más comunes son la Eucaristía, la conversión de nuestros corazones, las casualidades que no tienen otro fundamento que el querer de Dios, nuestra propia vida cuando hemos estado en riesgo de morir…
Lo que nos pide Cristo en este evangelio es que reflexionemos sobre todos esos milagros, esas gracias que Dios nos va dado, para que se las agradezcamos como verdaderos hijos, que aman a su Padre. Seamos agradecidos y pidamos la gracia de ver todo lo que Dios nos ha dado.
Propósito
Poner en mi agenda de actividades, el día en que voy a ir a confesarme.
Diálogo con Cristo
Señor, hazme darme cuenta que para escuchar y poder responder a tu llamada, debo limpiar mi mente y mi corazón en el sacramento de la confesión. No soy digno de ser tu discípulo misionero, por eso te pido me ayudes a crecer en la sinceridad y en la honestidad, para que sepa aprovechar los medios espirituales que me ofrece tu Iglesia

EDD. viernes 30 de septiembre de 2016

Viernes de la vigésima sexta semana del tiempo ordinario.

http://evangeliodeldia.org/main.php?language=SP&module=readings&localdate=20160929
 
Libro de Job 38,1.12-21.40,3-5.
El Señor respondió a Job desde la tempestad, diciendo:
«¿Has mandado una vez en tu vida a la mañana, le has indicado su puesto a la aurora,
para que tome a la tierra por los bordes y sean sacudidos de ella los malvados?
Ella adquiere forma como la arcilla bajo el sello y se tiñe lo mismo que un vestido:
entonces, a los malvados se los priva de su luz y se quiebra el brazo que se alzaba.
¿Has penetrado hasta las fuentes del mar y has caminado por el fondo del océano?
¿Se te han abierto las Puertas de la Muerte y has visto las Puertas de la Sombra?
¿Abarcas con tu inteligencia la extensión de la tierra? Indícalo, si es que sabes todo esto.
¿Por dónde se va adonde habita la luz y dónde está la morada de las tinieblas,
para que puedas guiarla hasta su dominio y mostrarle el camino de su casa?
¡Seguro que lo sabes, porque ya habías nacido y es muy grande el número de tus días!
Y Job respondió al Señor:
¡Soy tan poca cosa! ¿Qué puedo responderte? Me taparé la boca con la mano.
Hablé una vez, y no lo voy a repetir; una segunda vez, y ya no insistiré.»
Salmo 139(138),1-3.7-8.9-10.13-14ab.
Señor, tú me sondeas y me conoces,
tú sabes si me siento o me levanto;
de lejos percibes lo que pienso,
te das cuenta si camino o si descanso,
y todos mis pasos te son familiares.
¿A dónde iré para estar lejos de tu espíritu?
¿A dónde huiré de tu presencia?
Si subo al cielo, allí estás tú;
si me tiendo en el Abismo, estás presente.
Si tomara las alas de la aurora
y fuera a habitar en los confines del mar,
también allí me llevaría tu mano
y me sostendría tu derecha.
Tú creaste mis entrañas,
me plasmaste en el seno de mi madre:
te doy gracias porque fui formado
de manera tan admirable.
Evangelio según San Lucas 10,13-16.
¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros realizados entre ustedes, hace tiempo que se habrían convertido, poniéndose cilicio y sentándose sobre ceniza.
Por eso Tiro y Sidón, en el día del Juicio, serán tratadas menos rigurosamente que ustedes.
Y tú, Cafarnaún, ¿acaso crees que serás elevada hasta el cielo? No, serás precipitada hasta el infierno.
El que los escucha a ustedes, me escucha a mí; el que los rechaza a ustedes, me rechaza a mí; y el que me rechaza, rechaza a aquel que me envió».
Comentario del Evangelio por Santa Catalina de Génova (1447-1510), esposa, mística. El libre albedrío.
Consentir en la conversión.
Dios incita al hombre a levantarse del pecado. Luego, con la luz de la fe le ilumina la inteligencia; más tarde, gracias a un gusto y una cierta dulzura le enciende la voluntad. Todo esto lo hace Dios en un instante, aunque nosotros tengamos que expresarlo por muchas palabras e introduciendo un intervalo de tiempo.
Dios obra todo esto en el hombre según el fruto que prevé. A cada uno se le otorga gracia y luz suficiente para que, haciendo lo que está a su alcance, pueda salvarse, sólo dando su consentimiento a la obra de Dios. Este consentimiento se realiza de la manera siguiente: Cuando Dios ha hecho su obra, basta al hombre con decirle: “Estoy contento, Señor, haz de mí lo que quisieres, me decido a no pecar más y dejar todas las cosas del mundo por tu amor.”
Este consentimiento y este movimiento de la voluntad se realizan con tanta rapidez que el hombre se une a Dios sin que se dé cuenta de ello, ya que se realiza en el silencio. El hombre no ve el consentimiento pero le queda una impresión interior que le empuja a seguir en él. En esta operación se encuentra inflamado y aturdido, estupefacto, sin saber qué hacer y a dónde volverse. Por esta unión espiritual el hombre queda ligado a Dios por un lazo casi indisoluble, porque Dios hace casi todo, habiendo consentimiento por parte del hombre. Si éste se deja conducir, Dios lo conduce y lo encamina a la perfección que le tiene destinada.
 

Francisco invita a “comunicar esperanza y confianza en nuestro tiempo”

Elegido el tema del mensaje del Santo Padre para la Jornada Mundial de la Comunicación Sociales de 2017
 
Periódico - pixabay

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(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- “No temas, porque yo estoy contigo. Comunicar esperanza y confianza en nuestro tiempo”. Este es el tema elegido por el papa Francisco para la próxima Jornada Mundial de la Comunicación Sociales, que se celebra el 24 de enero de 2017.

Así lo ha anunciado la sala de prensa de la Santa Sede, junto con un comunicado de la Secretaría para la Comunicación, en el que se explica que “anestesiar la conciencia” o “dejarse llevar por la desesperación” son dos posibles enfermedades “a las que puede llevar el sistema de comunicación actual”.

Por eso, se precisa que el tema de la próxima Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales es una invitación “a contar la historia del mundo y las historias de los hombres y de las mujeres”, según la lógica de la “buena noticia” que recuerda que “Dios nunca renuncia a ser Padre, en cualquier situación y con cada ser humano”. De ahí, lanzan la invitación de aprender a “comunicar confianza y esperanza para la historia”.

Por otro lado, indican que es posible que la conciencia se cauterice, como recuerda el Papa Francisco en la Laudato si’, debido al hecho de que a menudo los profesionales, los líderes de opinión y los medios de comunicación, “desarrollando su actividad en zonas urbanas distantes de los lugares de la pobreza y de las necesidades”, “vivan una distancia física que, a menudo, desemboca en la ignorancia de la complejidad de los dramas de los hombres y de las mujeres”.

En esta misma línea, se recuerda en cambio que se ayuda a la desesperación “cuando la comunicación se enfatiza y se vuelve espectáculo”, hasta convertirse a veces “en una estrategia de construcción verdadera y propia de acechanzas y peligros inminentes”. Pero en medio de este estruendo se oye un susurro: “No temas, porque yo estoy contigo”.

Desde la Secretaría de las Comunicaciones Sociales, recuerdan que en su Hijo, “Dios se ha hecho solidario con cada situación humana y ha revelado que no estamos solos, porque tenemos un Padre que no se olvida de sus hijos”. Porque quien vive unido a Cristo –precisan– descubre que incluso la oscuridad y la muerte se convierten, para todo el que lo quiera, en lugar de comunión con la Luz y la Vida.

Finalmente, en cualquier acontecimiento invitan a los comunicadores: “Intenta descubrir lo que sucede entre Dios y la humanidad, para reconocer como Dios mismo, a través del escenario dramático de este mundo, esté escribiendo la historia de la salvación”.

Los cristianos –concluye el comunicado– tenemos una “buena noticia” que contar porque contemplamos confiados el horizonte del Reino.