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Autor: Patricio Osiadacz

3 . – Especial : Exhortación post sinodal Amoris laetitia.

https://es.zenit.org/articles/amoris-laetitia-acompanar-discernir-e-integrar-en-las-situaciones-de-fragilidad/
Amoris Laetitia: “Acompañar, discernir e integrar” en las situaciones de fragilidad
El Papa pide a las familias heridas, en crisis o en dificultad, no sentirse excluidas e invita a acercarlos a la plenitud de la fe
(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- La exhortación post-sinodal sobre la familia escrita por el papa Francisco y presentada hoy en el Vaticano, aborda en el capítulo octavo el tema de las familias heridas, de los que conviven antes del matrimonio y personas en dificultad, a las cuales invitó a no sentirse excluidas de la Iglesia, mientras que a los obispos y sacerdotes y fieles invitó a proponerles un camino de acercamiento a la plenitud de la ley. El capítulo octavo es muy delicado y constituye una invitación a la misericordia y al discernimiento pastoral frente a situaciones que no responden plenamente a aquello que el Señor propone.
La exhortación reafirma con fuerza que “el matrimonio cristiano, reflejo de la unión entre Cristo y su Iglesia, se realiza plenamente en la unión entre un varón y una mujer, que se donan recíprocamente en un amor exclusivo y en libre fidelidad, se pertenecen hasta la muerte y se abren a la comunicación de la vida, consagrados por el sacramento que les confiere la gracia para constituirse en iglesia doméstica y en fermento de vida nueva para la sociedad”.
Pero no olvida los casos de fragilidad y de alejamiento del ideal cristiano, por ello pide “acompañar, discernir e integrar”, en la “lógica de la misericordia pastoral”.
“Hay que evitar los juicios –señala el Papa– que no toman en cuenta la complejidad de las diversas situaciones, y es necesario estar atentos al modo en que las personas viven y sufren a causa de su condición”. Porque “se trata de ayudar e integrar a cada uno “a encontrar su propia manera de participar en la comunidad eclesial, para que se sienta objeto de una misericordia inmerecida, incondicional y gratuita”.
También invita a hacer de la dificultad una oportunidad, señalando que cuando “la unión alcanza una estabilidad notable mediante un vínculo público, está connotada de afecto profundo, de responsabilidad por la prole, de capacidad de superar las pruebas, puede ser vista como una ocasión de acompañamiento en la evolución hacia el sacramento del matrimonio”.
El documento señala el hecho de que muchas parejas conviven o eligen el matrimonio civil, no necesariamente por prejuicios, sino también por situaciones contingentes, como la falta de trabajo. El Papa pide transformar estas situaciones en “camino hacia la plenitud del matrimonio y de la familia a la luz del Evangelio”, y así llevar gradualmente a las personas a practicar plenamente las exigencias objetivas de la ley, siguiendo la lógica de reintegrar.
El documento explica: “Los divorciados en nueva unión, por ejemplo, pueden encontrarse en situaciones muy diferentes, que no han de ser catalogadas o encerradas en afirmaciones demasiado rígidas sin dejar lugar a un adecuado discernimiento personal y pastoral” (AL 298).
Y propone un itinerario de acompañamiento y de discernimiento que orienta a estos fieles a la toma de conciencia de su situación ante Dios. “La conversación con el sacerdote, en el fuero interno, contribuye a la formación de un juicio correcto sobre aquello que obstaculiza la posibilidad de una participación más plena en la vida de la Iglesia y sobre los pasos que pueden favorecerla y hacerla crecer”. Un discernimiento que “no podrá jamás prescindir de las exigencias de verdad y de caridad del Evangelio propuesto por la Iglesia”.
El documento añade que “los bautizados que se han divorciado y se han vuelto a casar civilmente deben ser más integrados en la comunidad cristiana” claramente evitando “cualquier ocasión de escándalo”, pero sin que se sientan excomulgados y abriendo la posibilidad a algunos servicios eclesiales. Una integración necesaria también para “la educación cristiana de sus hijos”.
El Papa reconoce que no existe “recetas sencillas” y sabiendo de “la innumerable diversidad de situaciones concretas” no se puede pretender del Sínodo o de esta exhortación “una nueva normativa general de tipo canónica, aplicable a todos los casos”. Porque además “el grado de responsabilidad no es igual en todos los casos”, las consecuencias o efectos de una norma no necesariamente deben ser siempre las mismas” (AL 300).
“Es mezquino detenerse sólo a considerar si el obrar de una persona responde o no a una ley o norma general, porque eso no basta para discernir y asegurar una plena fidelidad a Dios en la existencia concreta de un ser humano” indica, y “lo que forma parte de un discernimiento práctico ante una situación particular no puede ser elevado a la categoría de una norma” (AL 304).
El Papa desarrolla así de modo profundo las exigencias y características del camino de acompañamiento y discernimiento en diálogo profundo entre fieles y pastores.
En la última sección del capítulo: “la lógica de la misericordia pastoral”, Papa Francisco, para evitar equívocos, reafirma con fuerza: “de ninguna manera la Iglesia debe renunciar a proponer el ideal pleno del matrimonio, el proyecto de Dios en toda su grandeza”. Y añade que “la tibieza, cualquier forma de relativismo, o un excesivo respeto a la hora de proponerlo, serían una falta de fidelidad al Evangelio y también una falta de amor de la Iglesia hacia los mismos jóvenes”.
Y subraya que “hoy, más importante que una pastoral de los fracasos es el esfuerzo pastoral para consolidar los matrimonios y así prevenir las rupturas” (AL 307).
“Invito a los fieles que están viviendo situaciones complejas, a que se acerquen con confianza a conversar con sus pastores o con laicos que viven entregados al Señor” escribe el Papa en este capítulo. “No siempre encontrarán en ellos una confirmación de sus propias ideas o deseos, pero seguramente recibirán una luz que les permita comprender mejor lo que les sucede y podrán descubrir un camino de maduración personal”. Y a los pastores les invita “a escuchar con afecto y serenidad, con el deseo sincero de entrar en el corazón del drama de las personas y de comprender su punto de vista, para ayudarles a vivir mejor y a reconocer su propio lugar en la Iglesia” (AL 312).
Y sobre la “lógica de la misericordia pastoral” Papa Francisco afirma con fuerza:“A veces nos cuesta mucho dar lugar en la pastoral al amor incondicional de Dios” porque “ponemos tantas condiciones a la misericordia que la vaciamos de sentido concreto y de significación real, y esa es la peor manera de licuar el Evangelio” (AL 311).

El Papa recuerda que sin un corazón arrepentido toda acción religiosa es ineficaz.

Texto completo de la catequesis del Papa en la audiencia del 13 de abril de 2016.
En la audiencia general de este miércoles, el Papa recuerda que sin un corazón arrepentido toda acción religiosa es ineficaz.
https://es.zenit.org/articles/texto-completo-de-la-catequesis-del-papa-en-la-audiencia-del-13-de-abril-de-2016/
(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- Publicamos a continuación el texto completo de la catequesis del santo padre Francisco en la audiencia general de este miércoles 13 de abril, en la plaza de San Pedro. En la misma el Santo Padre ha reflexionado sobre la llamada de Jesús a Mateo y cómo se acerca a los pecadores. No hay santo sin pasado y no hay pecador sin futuro. Basta con responder a la invitación con corazón humilde y sincero. La Iglesia no es una comunidad de perfectos, sino de discípulos en camino, que siguen al Señor porque se reconocen pecadores y necesitados de su perdón, ha asegurado el Pontífice.
Queridos hermanos y hermanas ¡buenos días!
Hemos escuchado el Evangelio de la llamada de Mateo. Mateo era un “publicano”, es decir un recaudador de los impuestos para el imperio romano y por eso considerado pecador público. Pero Jesús lo llama a seguirlo y a convertirse en su discípulo. Mateo acepta, y lo invita a cenar a su casa con sus discípulos. Entonces surge una discusión entre los fariseos y los discípulos de Jesús por el hecho de que estos comparten la mesa con los publicanos y los pecadores. Pero tú no puedes ir a casa de esta gente, decían.
Jesús, de hecho, no les aleja, es más, frecuenta sus casas y se sienta con ellos; esto significa que también ellos pueden convertirse en sus discípulos. Y también es verdad que ser cristianos no nos hace impecables. Como el publicano Mateo, cada uno de nosotros se encomienda a la gracia del Señor a pesar de nuestros pecados. Todos somos pecadores, todos hemos pecado. Llamando a Mateo, Jesús muestra a los pecadores que no mira a su pasado, a las condiciones sociales, a las convenciones exteriores, sino más bien les abre un futuro nuevo.
Una vez escuché un dicho bonito: ‘No hay santo sin pasado y no hay pecador sin futuro’. Es bonito esto y es lo que hace Jesús. No hay santo sin pasado y no hay pecador sin futuro. Basta con responder a la invitación con corazón humilde y sincero. La Iglesia no es una comunidad de perfectos, sino de discípulos en camino, que siguen al Señor porque se reconocen pecadores y necesitados de su perdón. La vida cristiana por tanto es escuela de humildad que se abre a la gracia.
Este comportamiento no es comprendido por quien tiene la presunción de creerse “justo” y mejor que los otros. Soberbia y orgullo no permiten reconocerse necesitados de salvación, es más, impiden ver el rostro misericordioso de Dios y actuar con misericordia. Además, la misión de Jesús es precisamente esta: venir a buscarnos a cada uno, pasar para sanar nuestras heridas y llamarnos a seguirlo con amor.
Lo dice claramente: “No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos” (v. 12). ¡Jesús se presenta como un buen médico! Él anuncia el Reino de Dios y los signos de su venida son evidentes: Él sana las enfermedades, libera de los miedos, de la muerte y del demonio. Delante de Jesús ningún pecado es excluido, ningún pecador es excluido porque el poder sanador de Dios no conoce enfermedad que no pueda ser curada. Y esto nos debe dar confianza, … para que venga y nos resane.
Llamando a los pecadores a su mesa, Él los resana restableciéndoles en esa vocación que ellos creían perdida y que los fariseos han olvidado: la de invitados al banquete de Dios. Según la profecía de Isaías: “El Señor de los ejércitos ofrecerá a todos los pueblos sobre esta montaña un banquete de manjares suculentos, un banquete de vinos añejados, de manjares suculentos, medulosos, de vinos añejados, decantados. Y se dirá en aquel día: «Ahí está nuestro Dios, de quien esperábamos la salvación: él es Señor, en quien nosotros esperábamos; ¡alegrémonos y regocijémonos de su salvación!”. Así dice Isaías.
Si los fariseos ven en los invitados solo pecadores y rechazan sentarse con ellos, Jesús por el contrario les recuerda que también ellos son comensales de Dios. De este modo, sentarse en la mesa con Jesús significa ser transformados por Él y salvados. En la comunidad cristiana la mesa de Jesús es doble: está la mesa de la Palabra y la mesa de la Eucaristía (cfr Dei Verbum, 21).
Son estas las medicinas con las cuales el Médico Divino nos sana y nos nutre. Con la primera –la Palabra– Él se revela y nos invita a un diálogo entre amigos. Jesús no tenía miedo de dialogar con los publicanos, los pecadores, las prostitutas, Él no tenía miedo, amaba a todos. Su Palabra penetra en nosotros y, como un bisturí, actúa profundamente para liberarnos del mal que se anida en nuestra vida.
A veces esta Palabra es dolorosa porque incide sobre hipocresías, desenmascara las falsas excusas, descubre las verdades escondidas; pero al mismo tiempo ilumina y purifica, da fuerza y esperanza, es un reconstituyente valioso en nuestro camino de fe. La Eucaristía, por su parte, nos nutre de la vida misma de Jesús y, como un poderoso remedio, renueva continuamente en un modo misterioso la gracia de nuestro bautismo. Acercándose a la Eucaristía nosotros nos nutrimos del Cuerpo y la Sangre de Jesús, y sin embargo, viniendo a nosotros, ¡es Jesús que nos une a su Cuerpo!
Concluyendo ese diálogo con los fariseos, Jesús les recuerda una palabra del profeta Oseas (6,6): «Vayan y aprendan qué significa: Yo quiero misericordia y no sacrificios» (Mt 9,13).
Dirigiéndose al pueblo de Israel les regaña porque las oraciones que alzaban eran palabras vacías e incoherentes. A pesar de la alianza de Dios y la misericordia, el pueblo vivía a menudo con una religiosidad “de fachada”, sin vivir en profundidad el mandamiento del Señor.
Es por eso que el profeta insiste: “Yo quiero misericordia”, es decir la lealtad de un corazón que reconoce los propios pecados, que se arrepiente y vuelve a ser fiel a la alianza con Dios, “y no sacrificios”: ¡sin un corazón arrepentido toda acción religiosa es ineficaz! Jesús aplica esta frase profética también a las relaciones humanas: aquellos fariseos eran muy religiosos en la forma, pero no estaban dispuestos a compartir la mesa con los publicanos y los pecadores; no reconocían la posibilidad de un arrepentimiento y por eso, de una curación; no colocaban en primer lugar la misericordia: siendo fieles custodios de la Ley, ¡demostraban no conocer el corazón de Dios! Es como si a ti, te regalaran un paquete, donde dentro hay un regalo y tú, en lugar de ir a buscar el regalo, miras solo el papel que lo envuelve, solo las apariencias, la forma, y no el centro, el regalo que viene dado.
Queridos hermanos y hermanas, todos nosotros estamos invitados a la mesa del Señor. Hagamos nuestra la invitación de sentarnos al lado de Él junto a sus discípulos. Aprendamos a mirar con misericordia y a reconocer en cada uno de ellos un comensal. Somos todos discípulos que tienen necesidad de experimentar y vivir la palabra consoladora de Jesús. Tenemos todos necesidad de nutrirnos de la misericordia de Dios, porque es de esta fuente que brota nuestra salvación.
(Texto traducido desde el audio por ZENIT)

2 . – Especial : Exhortación post sinodal Amoris laetitia.

https://es.zenit.org/articles/amoris-laetitia-el-papa-explica-la-belleza-del-matrimonio/
Amoris Laetitia: El Papa explica la belleza del matrimonio
¿Cómo debe ser el amor entre los esposos? ¿qué significa matrimonio? ¿Cómo acompañar los momentos de crisis? ¿Cómo es una buena preparación al matrimonio? El Santo Padre responde a estas preguntas en la exhortación post-sinodal
(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El papa Francisco, en su exhortación apostólica Amoris Laetitia, hace un análisis sobre qué es y cómo debe ser un matrimonio. Así, recuerda que es una unión afectiva, espiritual y oblativa, pero que recoge en sí la ternura de la amistad y la pasión erótica, aunque es capaz de subsistir aun cuando los sentimientos y la pasión se debiliten.
Asimismo, precisa que “es una unión que tiene todas las características de una buena amistad: búsqueda del bien del otro, reciprocidad, intimidad, ternura, estabilidad, y una semejanza entre los amigos que se va construyendo con la vida compartida”. Pero –advierte– el matrimonio agrega a todo ello una exclusividad indisoluble, que se expresa en el proyecto estable de compartir y construir juntos toda la existencia.
“Un amor débil o enfermo, incapaz de aceptar el matrimonio como un desafío que requiere luchar, renacer, reinventarse y empezar siempre de nuevo hasta la muerte, no puede sostener un nivel alto de compromiso”, asegura Francisco.
Por otro lado, observa que “cuando la búsqueda del placer es obsesiva, nos encierra en una sola cosa y nos incapacita para encontrar otro tipo de satisfacciones. De este modo, el Santo Padre afirma que “la alegría matrimonial, que puede vivirse aun en medio del dolor, implica aceptar que el matrimonio es una necesaria combinación de gozos y de esfuerzos, de tensiones y de descanso, de sufrimientos y de liberaciones, de satisfacciones y de búsquedas, de molestias y de placeres, siempre en el camino de la amistad, que mueve a los esposos a cuidarse”.
También habla de los momentos difíciles en la pareja y de las crisis, y a propósito alienta recordando que “después de haber sufrido y luchado juntos, los cónyuges pueden experimentar que valió la pena, porque consiguieron algo bueno, aprendieron algo juntos, o porque pueden valorar más lo que tienen”.
Para ellos, añade que “el diálogo es una forma privilegiada e indispensable de vivir, expresar y madurar el amor en la vida matrimonial y familiar”.
Muchas veces –indica el Santo Padre– uno de los cónyuges no necesita una solución a sus problemas, sino ser escuchado. Por esta razón, “es importante la capacidad de expresar lo que uno siente sin lastimar; utilizar un lenguaje y un modo de hablar que pueda ser más fácilmente aceptado o tolerado por el otro, aunque el contenido sea exigente; plantear los propios reclamos pero sin descargar la ira como forma de venganza, y evitar un lenguaje moralizante que sólo busque agredir, ironizar, culpar, herir”.
El Papa también recuerda que el amor de los esposos es apasionado. De este modo, explica que “se puede hacer un hermoso camino con las pasiones, lo cual significa orientarlas cada vez más en un proyecto de autodonación y de plena realización de sí mismo, que enriquece las relaciones interpersonales en el seno familiar”.
De ahí, que el Pontífice asegura que “la sexualidad no es un recurso para gratificar o entretener, ya que es un lenguaje interpersonal donde el otro es tomado en serio, con su sagrado e inviolable valor”. De ninguna manera –advierte– podemos entender la dimensión erótica del amor como un mal permitido o como un peso a tolerar por el bien de la familia, sino como don de Dios que embellece el encuentro de los esposos.
También recuerda que “en esta época se vuelve muy riesgoso que la sexualidad también sea poseída por el espíritu venenoso del ‘usa y tira’”.
Además, recuerda que “un verdadero amor sabe también recibir del otro, es capaz de aceptarse vulnerable y necesitado, no renuncia a acoger con sincera y feliz gratitud las expresiones corpóreas del amor en la caricia, el abrazo, el beso y la unión sexual”.
Finalmente, subraya que “no podemos prometernos tener los mismos sentimientos durante toda la vida. En cambio, sí podemos tener un proyecto común estable, comprometernos a amarnos y a vivir unidos hasta que la muerte nos separe, y vivir siempre una rica intimidad”.
A propósito de la fecundidad en el matrimonio, el Santo Padre asegura que “si un niño llega al mundo en circunstancias no deseadas, los padres, u otros miembros de la familia, deben hacer todo lo posible por aceptarlo como don de Dios y por asumir la responsabilidad de recibirlo con apertura y cariño”. Y hace una petición a las mujeres embarazadas: “cuida tu alegría, que nada te quite el gozo interior de la maternidad. Ese niño merece tu alegría. No permitas que los miedos, las preocupaciones, los comentarios ajenos o los problemas apaguen esa felicidad de ser instrumento de Dios para traer una nueva vida al mundo”.
Por otro lado, alienta “a quienes no pueden tener hijos a que sean magnánimos y abran su amor matrimonial para recibir a quienes están privados de un adecuado contexto familiar”.
Estudiando algunas perspectivas pastorales el Papa también invita a las comunidades cristianas a reconocer que acompañar el camino de amor de los novios es un bien para ellas mismas.
Conviene encontrar –asegura– las maneras, a través de las familias misioneras, de las propias familias de los novios y de diversos recursos pastorales, de ofrecer una preparación remota que haga madurar el amor que se tienen, con un acompañamiento cercano y testimonial. De este modo, recuerda que “aprender a amar a alguien no es algo que se improvisa ni puede ser el objetivo de un breve curso previo a la celebración del matrimonio. En realidad, cada persona se prepara para el matrimonio desde su nacimiento”.
El Pontífice asevera que “los novios deberían ser estimulados y ayudados para que puedan hablar de lo que cada uno espera de un eventual matrimonio, de su modo de entender lo que es el amor y el compromiso, de lo que se desea del otro, del tipo de vida en común que se quisiera proyectar”. Se deben detectar –pide el Papa– las señales de peligro que podría tener la relación, para encontrar antes del casamiento recursos que permitan afrontarlas con éxito.
En esta línea, el Santo Padre pide directamente a los novios: «Tened la valentía de ser diferentes, no os dejéis devorar por la sociedad del consumo y de la apariencia. Lo que importa es el amor que os une, fortalecido y santi cado por la gracia. Vosotros sois capaces de optar por un festejo austero y sencillo, para colocar el amor por encima de todo».
Asimismo, el Santo Padre subraya que es imprescindible acompañar en los primeros años de la vida matrimonial para enriquecer y profundizar la decisión consciente y libre de pertenecerse y de amarse hasta el fin.
La pastoral familiar –advierte el Santo Padre–debe ser fundamentalmente misionera, en salida, en cercanía, en lugar de reducirse a ser una fábrica de cursos a los que pocos asisten.
Recordando los momentos de crisis en el matrimonio, el Pontífice pide “poner a disposición de las personas separadas o de las parejas en crisis un servicio de información, consejo y mediación, vinculado a la pastoral familiar, que también podrá acoger a las personas en vista de la investigación preliminar del proceso matrimonial”.

EDD. Miércoles 13 de abril de 2016.

Miércoles de la tercera semana de Pascua.
http://evangeliodeldia.org/main.php?language=SP&module=readings&localdate=20160412
Libro de los Hechos de los Apóstoles 8,1b-8.
Ese mismo día, se desencadenó una violenta persecución contra la Iglesia de Jerusalén. Todos, excepto los Apóstoles, se dispersaron por las regiones de Judea y Samaría.
Unos hombres piadosos enterraron a Esteban y lo lloraron con gran pesar.
Saulo, por su parte, perseguía a la Iglesia; iba de casa en casa y arrastraba a hombres y mujeres, llevándolos a la cárcel.
Los que se habían dispersado iban por todas partes anunciando la Palabra.
Felipe descendió a una ciudad de Samaría y allí predicaba a Cristo.
Al oírlo y al ver los milagros que hacía, todos recibían unánimemente las palabras de Felipe.
Porque los espíritus impuros, dando grandes gritos, salían de muchos que estaban poseídos, y buen número de paralíticos y lisiados quedaron curados.
Y fue grande la alegría de aquella ciudad.
Salmo 66(65),1-3a.4-5.6-7a.
¡Aclame al Señor toda la tierra!
¡Canten la gloria de su Nombre!
Tribútenle una alabanza gloriosa,
digan al Señor: «¡Qué admirables son tus obras!»
Toda la tierra se postra ante ti,
y canta en tu honor, en honor de tu Nombre.
Vengan a ver las obras del Señor,
las cosas admirables que hizo por los hombres.
El convirtió el Mar en tierra firme,
a pie atravesaron el Río.
Por eso, alegrémonos en él,
que gobierna eternamente con su fuerza.
Evangelio según San Juan 6,35-40.
Jesús dijo a la gente: «Yo soy el pan de Vida. El que viene a mí jamás tendrá hambre; el que cree en mí jamás tendrá sed.
Pero ya les he dicho: ustedes me han visto y sin embargo no creen.
Todo lo que me da el Padre viene a mí, y al que venga a mí yo no lo rechazaré,
porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la de aquel que me envió.
La voluntad del que me ha enviado es que yo no pierda nada de lo que él me dio, sino que lo resucite en el último día.
Esta es la voluntad de mi Padre: que el que ve al Hijo y cree en él, tenga Vida eterna y que yo lo resucite en el último día».
Comentario del Evangelio por San Francisco de Asís (1182-1226), fundador de los Hermanos menores. Carta a toda la Orden.
“No he bajado del cielo para hacer mi voluntad, sino para hacer la voluntad del que me ha enviado”.
Dios todopoderoso, eterno, justo y bueno, por nosotros mismos no somos más que pobreza.
Pero tú, a causa de ti mismo, concédenos hacer eso que sabemos es lo que tú quieres, y querer siempre lo que te complace.
Así, interiormente purificados, iluminados y abrasados por el fuego del Espíritu, llegaremos a ser capaces de seguir las huellas de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo, y por tu sola gloria, llegar a ti, Altísimo, que, en Trinidad perfecta y en simplicísima Unidad, vives y reinas y recibes toda gloria, Dios todopoderoso por los siglos de los siglos. Amén.

Homilía del Papa durante la Eucaristía diaria ( 12/04/2016 ) en Santa Marta.

El Papa en Sta. Marta: ‘Existe una persecución disfrazada de cultura, modernidad y progreso’
https://es.zenit.org/articles/el-papa-en-sta-marta-existe-una-persecucion-disfrazada-de-cultura-modernidad-y-progreso/
En la homilía de este martes, el Santo Padre ha recordado a los cristianos de Pakistán, mártires en el domingo .
(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- “La persecución es el pan de cada día en la Iglesia. Así lo ha asegurado el papa Francisco en la homilía de la misa matutina celebrada este martes en Santa Marta. Como le sucedió a Esteban, el primer mártir, o a los “pequeños mártires” asesinados por Herodes; también hoy muchos cristianos son asesinados por la fe en Cristo y otros incluso son perseguidos “educadamente” porque quieren manifestar el valor del ser “hijos de Dios”.
Existen persecuciones sanguinarias, ha observado, como ser devorados por fieras para la alegría del público en las gradas o saltar por los aires debido a una bomba a la salida de misa.
Del mismo modo, ha hablado de las persecuciones de guante blanco, amamantadas “de cultura”, esas que te envían a una esquina de la sociedad, que llegan a quitarte el trabajo si no te adecuas a leyes que “van contra Dios Creador”.
El pasaje del martirio de Esteban, descrito en el pasaje de los Hechos de los Apóstoles propuesto por la liturgia del día, lleva al Papa a hacer consideraciones conocidas y nuevas sobre una realidad que desde hace dos mil años es una historia dentro de la historia de la fe cristiana, la persecución.
De este modo, el Santo Padre ha considerado que la persecución “es el pan de cada día en la Iglesia”, Jesús lo ha dicho. Así, el Pontífice ha observado que cuando hacemos turismo por Roma y vemos el Coliseo, “pensamos que los mártires eran esos asesinados por los leones”. Pero –ha añadido– los mártires no han sido solo esos o esos otros. “Son hombres y mujeres de todos los días: hoy, el día de Pascua, hace apenas tres semanas… Esos cristianos que celebraban la Pascua en Pakistán fueron martirizados precisamente porque celebraban al Cristo Resucitado. Y así la historia de la Iglesia va adelante con sus mártires”.
En la homilía, Francisco ha explicado que el martirio de Esteban desencadenó una cruel persecución anticristiana en Jerusalén análoga a esas sufridas por quien hoy no es libre de profesar su fe en Jesús.
Al respecto, el Santo Padre ha advertido de que hay otra persecución de la que no se habla tanto, una persecución “disfrazada de cultura, disfrazada de modernidad, disfrazada de progreso”.
Es una persecución, ha definido el Papa un poco irónicamente como “educada”. Así, ha explicado que este tipo de persecución se da cuando se persigue al hombre no por confesar el nombre de Cristo, sino por querer tener y manifestar los valores del Hijo de Dios. “¡Es una persecución contra Dios Creador en la persona de sus hijos!”, ha exclamado.
Por esta razón, el Santo Padre ha observado que todos los días vemos que las potencias hacen leyes que obligan a ir sobre este camino y una nación que no sigue estas leyes ‘modernas’, ‘cultas’, o al menos que no quiere tenerlas en su legislación, es acusada, perseguida educadamente. “Es la persecución que quita al hombre la libertad, también de la objeción de conciencia”, ha precisado.
En esta misma línea, el Obispo de Roma ha indicado que esta es la persecución del mundo que quita la libertad, mientras que Dios nos ha hecho libres de dar testimonio “del Padre que nos ha creado y de Cristo que nos ha salvado”. Y el jefe de esta persecución educada, ya Jesús indicó quién es: el príncipe de este mundo.
“Y cuando las potencias quieren imponer actitudes, leyes contra la dignidad del Hijo de Dios, persiguen a estos y van contra el Dios Creador. Es la gran apostasía. Así la vida de los cristianos va adelante con estas dos persecuciones. También el Señor nos ha prometido no alejarse de nosotros”, ha concluido el Santo Padre.
(Texto de Radio Vaticano, traducido y adaptado por ZENIT)

Comentario al evangelio de hoy martes 12 de abril de 2016.

Señor, danos siempre el pan de vida.
Pascua.
¡Señor Jesucristo! Consérvanos la fe a todos los que creemos en ti, en una fe firme, que es entrega y es amor.
Por: P . Clemente González
Fuente: Catholic.net
http://es.catholic.net/op/articulos/15676/piden-a-jess-una-seal.html
Del santo Evangelio según san Juan 6, 30-35
Ellos entonces le dijeron: ¿Qué señal haces para que viéndola creamos en ti? ¿Qué obra realizas? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, según está escrito: Pan del cielo les dio a comer. Jesús les respondió: En verdad, en verdad os digo: No fue Moisés quien os dio el pan del cielo; es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo; porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da la vida al mundo. Entonces le dijeron: Señor, danos siempre de ese pan. Les dijo Jesús: Yo soy el pan de la vida. El que venga a mí, no tendrá hambre, y el que crea en mí, no tendrá nunca sed.
Oración introductoria
Señor Jesús, hoy me preguntas, -como a Pedro-, si realmente te amo. Junto con el apóstol te repito que ¡te quiero y te amo más que nada en el mundo! Tú lo sabes porque me conoces y siempre me estás buscando para mostrarme el camino que me puede llevar a la santidad.
Petición
Señor, acrecienta mi amor por medio de este momento de oración.
Meditación del Papa Francisco
Además del hambre físico, el hombre lleva en sí otro hambre, un hambre que no puede ser saciado con el alimento ordinario. Es hambre de vida, hambre de amor, hambre de eternidad.
Y el signo del maná —como toda la experiencia del éxodo— contenía en sí también esta dimensión: era figura de un alimento que satisface esta profunda hambre que hay en el hombre. Jesús nos da este alimento, es más, es Él mismo el pan vivo que da la vida al mundo. Su Cuerpo es el verdadero alimento bajo la especie del pan; su Sangre es la verdadera bebida bajo la especie del vino. No es un simple alimento con el cual saciar nuestro cuerpo, como el maná; el Cuerpo de Cristo es el pan de los últimos tiempos, capaz de dar vida, y vida eterna, porque la esencia de este pan es el Amor.
En la Eucaristía se comunica el amor del Señor por nosotros: un amor tan grande que nos nutre de sí mismo; un amor gratuito, siempre a disposición de toda persona hambrienta y necesitada de regenerar las propias fuerzas. Vivir la experiencia de la fe significa dejarse alimentar por el Señor y construir la propia existencia no sobre los bienes materiales, sino sobre la realidad que no perece: los dones de Dios, su Palabra y su Cuerpo.» (Homilía de S.S. Francisco, 19 de junio de 2014).
La Eucaristía es la cena de la familia de Jesús, que a lo largo y ancho de la tierra se reúne para escuchar su Palabra y alimentarse con su Cuerpo. Jesús es el Pan de Vida de nuestras familias, Él quiere estar siempre presente alimentándonos con su amor, sosteniéndonos con su fe, ayudándonos a caminar con su esperanza, para que en todas las circunstancias podamos experimentar que es el verdadero Pan del cielo. (Homilía de S.S. Francisco, 22 de septiembre de 2015).
Reflexión
En el evangelio de hoy buscan a Jesús no por su Persona, sino por su propio interés. Comieron, y con eso tenían bastante. ¿Por qué no se fían más bien de Jesús, del mensaje que les trae? Y ya que ha mencionado a Dios como Padre suyo, le preguntan:
¿Y qué tenemos que hacer para cumplir lo que Dios quiere?
No dicen nada más, pero su pensamiento es claro: ¡Las obras de la ley! Y como ellos, los escribas y fariseos, la cumplía tan bien, según proclamaban siempre, no tenían que añadir nada para hacer lo que Dios quería… Pero aquí estaba su error, que corrige Jesús con una palabras clave:
Ésta es la obra que Dios os pide realizar: que creáis en el que Dios ha enviado. ¡Que creáis en mí!
Contemplaron ayer aquella multitud de tantos miles comiendo el pan multiplicado en sus manos, y no tienen bastante con semejante prodigio…
Jesús trata de elevarlos a mayores alturas, pero no lo va a conseguir: Yo soy el pan de la vida; quien viene a mí ya no tendrá más hambre, y quien cree en mí no tendrá más sed.
Hoy nos fijamos sólo en esta palabra de Jesús que centra todo este párrafo: ¡Hay que creer en el Enviado de Dios! ¡Hay que creer en Jesucristo!
Hoy nos hemos vuelto los hombres muy racionalistas. El hombre moderno hace muy poco caso de los milagros. Preferimos descubrir a Dios en los acontecimientos de la vida. No está mal, con tal que hagamos eso: descubrir a Dios.
Los israelitas en el desierto vieron el milagro o la providencia de Dios cuando les mandó el maná, aquel alimento misterioso. Y, sin embargo, no creyeron en Él. Les interesaba el pan, no Dios que se lo proporcionaba.
Jesús, al día siguiente a la multiplicación de los panes, se queja de lo mismo: a los judíos les interesaba el pan multiplicado ayer en sus manos, y no la Persona de Jesucristo.
Ahora nos puede ocurrir lo mismo: que no nos interese Jesucristo, sino sólo nuestro provecho. De ahí que las diversas ideologías, sociales y religiosas, acuden a la figura de Jesucristo para atraer a su causa la doctrina maravillosa del Evangelio, pero sin aceptar el Evangelio, sin aceptar a Jesucristo tal como se da en su Iglesia. Se contentan con el Jesucristo que se han formado en su propia imaginación.
¡Señor Jesucristo! Consérvanos la fe a todos los que creemos en ti, en una fe firme, que es entrega y es amor. Cuando creemos en ti, la vida se nos hace muy fácil, porque sabemos que Tú vienes a nuestro lado. Y contigo al lado nuestro, ¡qué seguro que tenemos también tu Cielo!
Propósito
Hacer una visita a Cristo Eucaristía para agradecerle su comprensión, misericordia y amor.
Diálogo con Cristo
Señor, no permitas nunca que te llegue a negar. Que ante todos y ante cualquier circunstancia sepa ser fiel a mi fe. Para lograrlo no me canso de pedirte que me llenes con tu amor, para que siempre pueda responderte con generosidad y firmeza, especialmente en los momentos de más dificultad.

EDD. Martes 12 de abril de 2016.

Martes de la tercera semana de Pascua.
http://evangeliodeldia.org/main.php?language=SP&module=readings&localdate=20160411
Libro de los Hechos de los Apóstoles 7,51-60.8,1a.
Esteban decía al pueblo, a los ancianos y a los escribas: «¡Hombres rebeldes, paganos de corazón y cerrados a la verdad! Ustedes siempre resisten al Espíritu Santo y son iguales a sus padres.
¿Hubo algún profeta a quien ellos no persiguieran? Mataron a los que anunciaban la venida del Justo, el mismo que acaba de ser traicionado y asesinado por ustedes,
los que recibieron la Ley por intermedio de los ángeles y no la cumplieron».
Al oír esto, se enfurecieron y rechinaban los dientes contra él.
Esteban, lleno del Espíritu Santo y con los ojos fijos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús, que estaba de pie a la derecha de Dios.
Entonces exclamó: «Veo el cielo abierto y al Hijo del hombre de pie a la derecha de Dios».
Ellos comenzaron a vociferar y, tapándose los oídos, se precipitaron sobre él como un solo hombre;
y arrastrándolo fuera de la ciudad, lo apedrearon. Los testigos se quitaron los mantos, confiándolos a un joven llamado Saulo.
Mientras lo apedreaban, Esteban oraba, diciendo: «Señor Jesús, recibe mi espíritu».
Después, poniéndose de rodillas, exclamó en alta voz: «Señor, no les tengas en cuenta este pecado». Y al decir esto, expiró.
Saulo aprobó la muerte de Esteban.
Salmo 31(30),3cd-4.6ab.7b.8a.17.21ab.
Sé para mí una roca protectora,
un baluarte donde me encuentre a salvo,
porque tú eres mi Roca y mi baluarte:
por tu Nombre, guíame y condúceme.
Yo pongo mi vida en tus manos:
tú me rescatarás, Señor, Dios fiel.
Confío en el Señor.
¡Tu amor será mi gozo y mi alegría!
Que brille tu rostro sobre tu servidor,
sálvame por tu misericordia.
Tú los ocultas al amparo de tu rostro
de las intrigas de los hombres.
Evangelio según San Juan 6,30-35.
La gente dijo a Jesús: «¿Qué signos haces para que veamos y creamos en ti? ¿Qué obra realizas?
Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como dice la Escritura: Les dio de comer el pan bajado del cielo».
Jesús respondió: «Les aseguro que no es Moisés el que les dio el pan del cielo; mi Padre les da el verdadero pan del cielo;
porque el pan de Dios es el que desciende del cielo y da Vida al mundo».
Ellos le dijeron: «Señor, danos siempre de ese pan».
Jesús les respondió: «Yo soy el pan de Vida. El que viene a mí jamás tendrá hambre; el que cree en mí jamás tendrá sed.
Comentario del Evangelio por San Columbano (563-615), monje, fundador de monasterios. Instrucción espiritual, 12,3.
“Señor, danos siempre de este pan”
El profeta dice: “Sedientos todos, acudid por agua” (Is 55,1). Se trata de los que tienen sed, no de los que beben. Llama a los que tienen hambre y sed, aquellos que en otra parte les nombra bienaventurados (Mt 5,6), aquellos cuya sed jamás se apaga, y cuya sed aumenta cuanto más van a la fuente a beber. Debemos pues, hermanos, desear la fuente de la sabiduría, el Verbo de Dios en las alturas, debemos buscarla, debemos amarla. En ella están escondidos, tal como lo dice el apóstol Pablo, “todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia” (Col 2,3) e invita a beber a todos los que tienen sed.
Si tú tienes sed, vete a beber a la fuente de vida. Si tienes hambre, come el pan de vida. Dichosos los que tienen hambre de este pan y sed de esta fuente. Bebiendo y comiendo sin fin, desean cada vez más beber y comer; dulce es este alimento y dulce esta bebida. Comemos y bebemos, pero seguimos teniendo hambre y sed; nuestro deseo está colmado y seguimos deseando. Por eso David, el rey profeta, clama: “Gustad y ved qué bueno es el Señor” (Sl 33,9). Por eso, hermanos, sigamos nuestra llamada. La Vida, la fuente de agua viva, la fuente de la vida eterna, la fuente de la luz y manantial de claridad, ella misma nos invita a venir y beber (Jn 7,37). Allí encontramos la sabiduría y la vida, la luz eterna. Allí bebemos del agua viva que mana hasta la vida eterna (Jn 4,14).

1 . – Especial : Exhortación post sinodal Amoris laetitia.

https://es.zenit.org/articles/presentacion-de-la-exhortacion-post-sinodal-la-logica-de-la-misericordia-pastoral/
Presentación de la exhortación post-sinodal: ‘la lógica es la misericordia pastoral’
El discernimiento “no podrá jamás prescindir de las exigencias de verdad y de caridad del Evangelio propuesto por la Iglesia”. “Hoy más importante que una pastoral de fracasos, es consolidar a los matrimonios”.
Presentación exhortación post sinodal
Presentación de la exhortación post sinodal en la Sala de prensa del Vaticano
(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- La exhortación apostólica, ‘Amoris laetitia’ sobre el amor en la familia ha sido presentado este viernes en la sala de prensa de la Santa Sede por el secretario general del Sínodo de los obispos, el cardenal Lorenzo Baldisseri; el cardenal Christoph Schönborn, arzobispo de Viena, Mons. Fabio Bene, subsecretario del Sínodo; y los profesores y cónyuges de dos universidades italianas, Francesco de Miano, y Giuseppina De Simone Miano.
Los dos sínodos sobre la familia han sido un largo camino de reflexión sobre la familia que inició con el primer sínodo extraordinario, del 5 al 19 de octubre de 2014, preparado mediante un documento de sondeo con 38 preguntas sobre cómo los fieles viven su fe. El segundo sínodo de los obispos comenzó el 5 de octubre de 2015, y profundizó sobre el tema: ‘La vocación y la misión de la familia en la Iglesia y en el mundo contemporáneo’.
La adecuada clave del lectura del documento es ‘la lógica de la misericordia pastoral’, indicó el cardenal Baldisseri. El Santo Padre “afirma claramente la doctrina sobre el matrimonio y la familia, y la propone en el capítulo III como un ideal irrenunciable” precisa que “hoy más importante que una pastoral de fracasos, es el esfuerzo pastoral para consolidar a los matrimonios”. Y en los casos de fracasos, indica que “sin disminuir el valor del ideal evangélico, es necesario acompañar con misericordia y paciencia las posibles etapas de crecimiento de las personas que se van construyendo día a día”, dejando espacio a la “misericordia del Señor que nos estimula a hacer el bien posible”.
El documento explica: “Los divorciados en nueva unión, por ejemplo, pueden encontrarse en situaciones muy diferentes, que no han de ser catalogadas o encerradas en afirmaciones demasiado rígidas sin dejar lugar a un adecuado discernimiento personal y pastoral” (AL 298).
Y propone un itinerario de acompañamiento y de discernimiento que orienta a estos fieles a la toma de conciencia de su situación ante Dios. Un discernimiento que “no podrá jamás prescindir de las exigencias de verdad y de caridad del Evangelio propuesto por la Iglesia”.
Cientos de periodistas en la Exhortación post-sinodalEl cardenal Schönborn señaló que leyó con gratitud la exhortación, porque “en estas 200 páginas el papa Francisco habla de amor en la familia y lo hace de una forma tan concreta y tan sencilla, con palabras que calientan el corazón”. Y añadió que “este texto del Papa es legible” e invitó a no dejarse asustar por su longitud, porque se encontrará alegría en la concreción y el realismo de este documento, ya que “Francisco habla de las familias con una claridad que pocas veces se encuentra en los documentos del magisterio de la Iglesia”.
Señaló también que existe una tendencia tal vez inconsciente a definir de un lado los matrimonios y las familias “normales”, de otro se ponen los “irregulares” que plantean un problema.
El purpurado recordando la situación difícil de su familia, indicó que sabe lo difícil que es esto para los que vienen de una familia ‘remendada’ porque la enseñanza de la Iglesia, puede dar la sensación de que están excluidas. “El papa Francisco ha conseguido –señaló el cardenal– hablar de todas las situaciones sin catalogar, sin categorizar, con esa mirada fundamental de benevolencia que tiene algo que ver con el corazón de Dios, con los ojos de Jesús, que no excluyen a nadie (AL 297), que acogen a todos y a todos conceden la alegría del Evangelio”.
El purpurado arzobispo de Viena invitó también a leer los capítulos 4 y 5 como “centrales de Amoris Laetitia” y a no saltarlos para ir inmediatamente a los puntos críticos.
En concreto las respuesta decisivas sobre las personas heridas se encuentran en Amoris Laetitia 300. “Si se tiene en cuenta la innumerable variedad de situaciones concretas (…) puede comprenderse que no debía esperarse del Sínodo o de esta exhortación una nueva normativa general de tipo canónica, aplicable a todos.
Quienes se esperaban en una norma concreta “quedarán desilusionados”. ¿Qué es posible? El Papa lo dice con toda claridad: “Sólo cabe un nuevo aliento a un responsable discernimiento personal y pastoral de los casos particulares”.
“Se trata de un itinerario de acompañamiento y de discernimiento que orienta a estos fieles a la toma de conciencia de su situación ante Dios”. Pero el papa Francisco recuerda también que “este discernimiento no podrá jamás prescindir de las exigencias de verdad y de caridad del Evangelio propuesto por la Iglesia” (AL 300).
Fijarse en el tema de los sacramentos para los divorciados y vueltos a casar por lo civil puede convertirse en una trampa, no existen “simples recetas” y “el discernimiento debe ayudar a encontrar los posibles caminos de respuesta a Dios y de crecimiento en medio de los límites”.
En el sentido de esta “via caritatis” (AL 306) el Papa afirma, de manera humilde y simple, en una nota (351), que se puede dar también la ayuda de los sacramentos “en ciertos casos”.
Pero a este propósito Francisco no ofrece una casuística de recetas concluyó el cardenal de Viena citando cuando el Papa dice: “Comprendo a quienes prefieren una pastoral más rígida que no dé lugar a confusión alguna” (AL 308) y objeta, que si “ponemos tantas condiciones a la misericordia que la vaciamos de sentido concreto y de significación real, y esa es la peor manera de licuar el Evangelio”.

El Papa en Sta. Marta: ‘La letra no es la ley’

El la misa cotidiana Francisco invita: ‘Pidamos al Señor que mire las insensateces de nuestro corazón y nos explique las cosas’
https://es.zenit.org/articles/el-papa-en-santa-marta-la-letra-no-es-la-ley/
(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- Los doctores de la ‘letra’ juzgan a los demás usando la Palabra de Dios, contra la Palabra de Dios, y cierran su corazón a la profecía, porque a ellos no les interesa la vida de las personas sino solamente los esquemas hechos de leyes y de palabras. Lo indicó este lunes el papa Francisco en la homilía de su misa cotidiana en la capilla de la Casa Santa Marta.
El Santo Padre parte de la Primera Lectura, de los Hechos de los Apóstoles, donde los doctores de la Ley calumnian a Esteban porque no logran “resistir a la sabiduría y al Espíritu” con la cual él habla. Así instigan a falsos testimonios para que denuncien haberle escuchado decir “palabras blasfemas contra Moisés y contra Dios”.
Porque “el corazón cerrado a la verdad de Dios, permanece agarrado solamente a la verdad de la ley”, y precisa que “más que de la ley, de la letra”, y no encuentran otra salida que “la mentira, el falso testimonio y la muerte”.
Jesús ya les había reprendido por esta actitud, porque “sus padres habían asesinado a los profetas” y ellos ahora, construían monumentos a aquellos profetas”, con una respuesta más cínica que hipócrita.
Pero el corazón está cerrado a la Palabra de Dios, está cerrado a la verdad, al mensaje de Dios que lleva a la profecía, “para conducir hacia adelante al pueblo de Dios”.
El Pontífice confía, que le duele leer los versículos del Evangelio que narran cuando Judas arrepentido va delante de los sacerdotes y asevera: “He pecado”, y quiere devolver las monedas. Ellos responden que no les importa, y Judas va a colgarse. Y los doctores cuando hablan no se preocupan por el hombre sino por las monedas, porque como son a precio de sangre no pueden entrar en el Templo… “la regla tal, tal, tal… los doctores de la letra”.
No les importa ni la vida de una persona, ni el arrepentimiento de Judas: “solo le importan los esquemas de la Ley y las tantas palabras y cosas que han construido”.
“Esteban –afirma el Santo Padre– termina como todos los profetas, como Jesús. Y esto se repite en la historia de la Iglesia”.
“La historia nos habla de mucha gente que fue asesinada, juzgada, incluso siendo inocente: juzgada con la Palabra de Dios, contra la Palabra de Dios. Pensemos a la cacería de las brujas, o a santa Juana de Arco, y todos aquellos que fueron quemados, condenados porque no se ajustaron según los jueces, a la Palabra de Dios”.
Y Jesús es el modelo que por ser fiel y haber obedecido a la Palabra del Padre, termina en la cruz. Con mucha ternura Jesús dice a los discípulos de Emaús: “¡Oh insensatos y tardos de corazón!”.
El Papa concluye proponiendo que hoy pidamos al Señor que con la misma ternura mire las pequeñas y grandes insensateces de nuestro corazón, nos acaricie y nos diga: ‘oh insensato y tardo de corazón’ e “inicie a explicarnos las cosas”.
(Texto de Radio Vaticano, adaptado y traducido por ZENIT )

Comentario al evangelio de hoy lunes 11 de abril de 2016.

Maestro, ¿cuándo has llegado aquí?
Pascua
Ayúdame Señor a buscarte a Ti como único alimento que permanece para la vida eterna.
Por: Víctor Alejandro Ramírez
Fuente: Catholic.net
http://es.catholic.net/op/articulos/15683/el-alimento-que-permanece-para-la-vida-eterna.html
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Del santo Evangelio según san Juan 6,22-29
Al día siguiente, la gente que se había quedado al otro lado del mar, vio que allí no había más que una barca y que Jesús no había montado en la barca con sus discípulos, sino que los discípulos se habían marchado solos. Pero llegaron barcas de Tiberíades cerca del lugar donde habían comido pan. Cuando la gente vio que Jesús no estaba allí, ni tampoco sus discípulos, subieron a las barcas y fueron a Cafarnaúm, en busca de Jesús. Al encontrarle a la orilla del mar, le dijeron: «Rabbí, ¿cuándo has llegado aquí?» Jesús les respondió: «En verdad, en verdad os digo: vosotros me buscáis, no porque habéis visto señales, sino porque habéis comido de los panes y os habéis saciado. Obrad, no por el alimento perecedero, sino por el alimento que permanece para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre, porque a éste es a quien el Padre, Dios, ha marcado con su sello». Ellos le dijeron: « ¿Qué hemos de hacer para obrar las obras de Dios?» Jesús les respondió: «La obra de Dios es que creáis en quien él ha enviado».
Oración introductoria
Ilumina Señor mis pasos con tu palabra para que camine siempre por tus sendas. No dejes que convierta los medios en fines ni que pierda la conciencia de que sólo Tú eres el alimento que necesita mi alma en este peregrinar hacia el cielo. Te ofrezco esta meditación por todos aquellos hombres que sumergidos en las necesidades materiales no pueden levantar la vista hacia Ti.
Petición
Ayúdame Señor a buscarte a Ti como único alimento que permanece para la vida eterna.
Meditación del Papa Francisco
El buscar y encontrar a Dios en todas las cosas deja siempre un margen de incertidumbre. Si una persona dice que ha encontrado a Dios con certeza total y ni le roza un margen de incertidumbre, algo no va bien. Esto es una clave importante, que si uno tiene respuestas a todas las preguntas, estamos ante una prueba de que Dios no está con él. Recordemos a los grandes guías del pueblo de Dios, como Moisés, que siempre han dado espacio a la duda. Les invito a ser humildes, tenemos que hacer espacio al Señor, no a nuestras certezas.
Recomiendo buscar a Dios para hallarlo, y hallarlo para buscarle siempre. Es la experiencia de los grandes Padres de la fe. Les invito a releer el capítulo 11 de la Carta a los Hebreos. Abrahán, por la fe, partió sin saber a dónde iba. Todos nuestros antepasados en la fe murieron teniendo ante los ojos los bienes prometidos, pero muy a lo lejos… No se nos ha entregado la vida como un guion en el que ya todo está escrito, sino que consiste en andar, caminar, hacer, buscar, ver… Hay que embarcarse en la aventura de la búsqueda del encuentro y del dejarse buscar y dejarse encontrar por Dios.(Cf Comentario de S.S. Francisco, en entrevista de Antonio Spadaro, el 27 de septiembre de 2013).
Haciendo la Comunión con Él, recibimos su vida en nosotros y nos hacemos hijos del Padre celeste y hermanos entre nosotros. Haciendo la Comunión nos encontramos con Jesús realmente vivo y resucitado. Participar en la Eucaristía significa entrar en la lógica de Jesús, la lógica de la gratuidad, del compartir. Y aunque seamos pobres, todos podemos dar algo. “Hacer la Comunión” significa también obtener de Cristo la gracia que nos hace capaces de compartir con los otros lo que somos y lo que tenemos.(Homilía de S.S. Francisco, 26 de julio de 2015).
Reflexión
Nuestra vida transcurre entre momentos de paz y de angustia, de alegría y de lágrimas, de bonanza y de necesidad. Una tendencia común es acordarse de Dios sólo en los momentos difíciles cuando necesitamos algo. Sin embargo, Dios nos espera con los brazos abiertos en todo momento, en cualquier circunstancia.
Busquemos acercarnos a Él no sólo en el dolor sino también en la paz y la alegría de cada día para agradecerle lo que tenemos o simplemente para compartir con Él pequeños momentos de amistad y de cariño, como lo hacemos con un hermano o con un padre. No reduzcamos nuestro trato con Dios a simples peticiones. Dios quiere concedernos lo que le pedimos pues conoce nuestras necesidades, pero además de esto, quiere estar con nosotros, simplemente estar con nosotros dialogando de las pequeñas cosas que nos ocurren cada día.
Propósito
Antes de acostarme agradecer a Dios con una pequeña oración el día que nos ha regalado y pedirle fuerzas para vivir cristianamente el día siguiente.
Oración con Cristo
Señor Jesús, que cuando te busque no sea sólo para pedirte por mis necesidades inmediatas sino porque quiera estar contigo como un amigo. Enséñame a apreciar tu compañía y a buscarte en todos los momentos de mi vida. Que sepa prescindir de mis planes y cálculos humanos para abandonarme confiadamente en tus manos y dejarme guiar por tu providencia hasta el cielo, mi destino último.
Si tienes afecto desordenado a los bienes presentes, perderás los del cielo… No puedes llenarte con ningún bien temporal, porque no fuiste creado solamente para gozarlos.(Tomás de Kempis. La imitación de Cristo Libro III, Capítulo 16)