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Comentario al evangelio de hoy jueves 08 de junio de 2017.

Haced esto en recuerdo mío.
Solemnidades y fiestas

Fiesta Jesucristo es Sumo y Eterno Sacerdote que instituye el sacerdocio y la Eucaristía.
Por: P . Clemente González
Fuente: http://es.catholic.net/op/articulos/17933/cat/330/haced-esto-en-recuerdo-mio.html

Del santo Evangelio según san Lucas 22, 14-20
Cuando llegó la hora, se puso a la mesa con los apóstoles; y les dijo: «Con ansia he deseado comer esta Pascua con vosotros antes de padecer; porque os digo que ya no la comeré más hasta que halle su cumplimiento en el Reino de Dios.» Y recibiendo una copa, dadas las gracias, dijo: «Tomad esto y repartidlo entre vosotros; porque os digo que, a partir de este momento, no beberé del producto de la vid hasta que llegue el Reino de Dios.» Tomó luego pan, y, dadas las gracias, lo partió y se lo dio diciendo: Este es mi cuerpo que es entregado por vosotros; haced esto en recuerdo mío.» De igual modo, después de cenar, hizo lo mismo con una copa de vino, diciendo: «Esta copa es la Nueva Alianza, sellada con mi sangre, que es derramada por vosotros.
Oración introductoria
¡Señor, cuánta seguridad me dan tus palabras! Has dado tu vida por mí y me esperas en la casa del Padre. No dejes nunca que pierda de vista la meta a la que me llamas. Fortaléceme por medio de esta meditación para que logre pasar de la divagación a la oración y pueda transformarme en un auténtico receptor de tu gracia.
Petición
Señor, dame la sabiduría y fortaleza para seguir por tu camino.
Meditación del Papa Francisco
Palabra y pan en la mesa se vuelven una cosa, como en la última cena cuando todas las palabras de Jesús, todos las señales que había hecho se condensaron en el gesto de partir el pan y de ofrecer un cáliz, anticipación del sacrificio de la cruz, y en esas palabras: ‘Tomad y bebed este es mi cuerpo, tomad y bebed esta es mi sangre’.
El gesto de Jesús realizado en la última cena es el agradecimiento extremo al Padre por su amor y misericordia. Agradecimiento en griego se dice eucaristía, y por eso el sacramento se llama eucaristía. Es el supremo agradecimiento al padre que nos amó tanto al punto de darnos a su Hijo por amor. Por esto el término eucaristía resume este gesto de Dios y del hombre juntos. Gesto de Jesucristo verdadero Dios y verdadero hombre.
Por lo tanto la celebración eucarística es algo más que un simple banquete, es el memorial de la pascua de Jesús, el misterio central de la salvación. Memorial no significa solamente un simple recuerdo, pero quiere decir que cada vez que celebramos este sacramento participamos al misterio de la pasión, muerte y resurrección de Cristo. La eucaristía constituye el auge de la acción de salvación de Dios.» (S.S. Francisco, catequesis, 5 de febrero de 2014).
Reflexión
Cristo estaba ansioso de celebrar la Pascua con sus apóstoles. Sabe lo que esta Pascua significa, pero no la teme, sino la desea, no huye, sino que la prepara cuidadosamente. Quiere compartir la mesa con sus apóstoles, despedirse, es su adiós en el tiempo.
A nosotros también nos espera Cristo para compartir la mesa con nosotros. Y si al hacerlo nuestros corazones se encuentran abiertos y deseosos de conocer más y mejor al Señor, el Espíritu Santo trabajará en cada uno de nosotros, y así podremos vivir, cada día más,como cristianos auténticos, esforzándose por adquirir las virtudes necesarias para ello.
Jesucristo es Sumo y Eterno Sacerdote que instituye el sacerdocio y la Eucaristía. En este jueves hagamos una reflexión de agradecimiento. Al despedirse Él, también promete su presencia viva, poniendo en manos de los Doce al Espíritu Santo que hará realidad el misterio de la Eucaristía. Demos gracias al Señor por cada sacerdote que hace posible, por medio del Espíritu, la presencia viva de Cristo.
Oremos por las vocaciones, que no falten hombres que con sus manos consagradas hagan presente a Cristo para poder recibir la vida de Dios en la Eucaristía.
HIMNO SACERDOTAL
Brota de mi corazón un himno ardiente
cuajado en el manantial del ser:
Jesús Martí, yo te elijo, vente,
yo te llamo: Jesús Martí Ballester.
Cogiste mi corazón de niño
con ternura delicada y paternal,
me sedujeron tu afecto y tu cariño
y me dejé cautivar.
Yo escuché tu llamada gratuita
sin saber la complicación que me envolvía,
me enrolé en tu caravana de tu mano
sin pensar ni en las espinas ni en los cardos.
Te fui fiel, aunque a girones
fui dejando en mi camino pedazos de corazón,
hoy me encuentro con un cáliz rebosante de jazmines que potencian mis anhelos juvenilesy me acercan más a Dios.
En el ocaso de la carrera de mi vida
siento el gozo de la inmolación a Tí.
Tienes todos los derechos de exigirme,
puedes pedir si me ayudas a decir siempre que ¡Sí!.
Necesitaste y necesitas de mis manos
para bendecir, perdonar y consagrar;
quisiste mi corazón para amar a mis hermanos, pediste mis lágrimas y no me ahorré el llorar.
Mis audacias yo te di sin cuentagotas,
mi tiempo derroché enseñando a orar,
gasté mi voz predicando tu palabra
y me dolió el corazón de tanto amar.
A nadie negué lo que me dabas para todos.
Quise a todos en su camino estimular.
Me olvidé de que por dentro yo lloraba,
y me consagré de por vida a consolar.
Muchos hombres murieron en mis brazos,
ya sabrán cuánto les quise en la inmortalidad, me llenarán de caricias y de flores el regazo, migajas de los deleites de su banquete nupcial.
Pediste que te prestara mis pies
y te los ofrecí sin protestar,
caminé sudoroso tus caminos,
y hasta el océano me atreví a cruzar.
Cada vez que me abrazabas lo sentía
porque me sangraba el corazón,
eran tus mismas espinas las que me herían
y me encendían en tu amor.
Fui sembrando de hostias el camino
inmoladas en la cenital consagración:
más de treinta mil misas ofrecidas
han actualizado la eficacia de tu redención.
No me pesa haber seguido tu llamada,
estoy contento de ser latido en tu Getsemaní;
sólo tengo una pena escondida allá en el alma: la duda de si Tú estás contento de mí.
Mi gratitud hoy te canto, ¡Cristo de mi sacerdocio!
Mi fidelidad te juro, Jesucristo Redentor.
Ayúdame a enriquecer con jardines a tu Iglesia, que florezcan y sonrían aún en medio del dolor.
Sean esos jardines para tu recreo y mi trabajo, multiplica tu presencia por los campos hoy en flor,
que lo que comenzó con la pequeñez de un pájaro, se convierta en muchas águilas que roben tu Corazón.

Diálogo con Cristo 
Gracias, Señor, por recordarme que la Eucaristía es ese fuego que puede ir ablandando la coraza de piedra que aprisiona y endurece mi corazón. Permite que no participe simplemente como un observador en tu Eucaristía, sino que la sepa adorar, para poder unirme humildemente, con un corazón arrepentido, a tu oración. Toma todos mis esfuerzos y sacrificios de hoy por esta intención.
Propósito
Participar en una hora eucarística como un acto de reparación por los sacrilegios que se comenten en torno a la Eucaristía.

EDD. jueves 08 de junio de 2017.

Fuente :  http://www.eucaristiadiaria.cl/dia_cal.php?fecha=2017-06-08

Jueves de la novena semana del tiempo ordinario
Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote
Fiesta
Color: blanco
Esta celebración fue instituida por el Papa Pío XI como Misa votiva, en su encíclica “Ad catholici sacerdotii” promulgada el 20 de diciembre de 1935. Luego pasó a tener categoría de fiesta. Conmemora el sacerdocio de Jesucristo del cual participan los miembros del clero, como ministros y servidores del pueblo de Dios, a ejemplo de Nuestro Señor.
Color: blanco
RITOS INICIALES
(Ver Ordinario de la Misa)
Antífona de entrada            Cf. Sal 109, 4
El Señor lo ha jurado y no se retractará: tú eres sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que para gloria de tu nombre y salvación del género humano constituiste a tu único Hijo, sumo y eterno sacerdote, concede que el pueblo adquirido con su Sangre, por la participación en su memorial, pueda experimentar el poder de su Cruz y de su Resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
LITURGIA DE LA PALABRA
Primera Lectura
Mediante una sola oblación, Él ha perfeccionado para siempre a los que santifica.
Lectura de la carta a los Hebreos 10, 12-23
Cristo, después de haber ofrecido por los pecados un único Sacrificio, se sentó para siempre a la derecha de Dios, donde espera que sus enemigos sean puestos debajo de sus pies. Y así, mediante una sola oblación, Él ha perfeccionado para siempre a los que santifica.
El Espíritu Santo atestigua todo esto, después de haber anunciado:
“Ésta es la Alianza que haré con ellos después de aquellos días, dice el Señor: Yo pondré mis leyes en su corazón y las grabaré en su conciencia, y no me acordaré más de sus pecados ni de sus iniquidades”.
Y si los pecados están perdonados, ya no hay necesidad de ofrecer por ellos ninguna oblación.
Por lo tanto, hermanos, tenemos plena seguridad de que podemos entrar en el Santuario por la sangre de Jesús, siguiendo el camino nuevo y viviente que Él nos abrió a través del velo del Templo, que es su carne. También tenemos un Sumo Sacerdote insigne al frente de la casa de Dios. Acerquémonos, entonces, con un corazón sincero y lleno de fe, purificados interiormente de toda mala conciencia y con el cuerpo lavado por el agua pura.
Mantengamos firmemente la confesión de nuestra esperanza, porque Aquél que ha hecho la promesa es fiel.
Salmo responsorial 39, 6ab. 9bc. 10. 11ab
R/. ¡Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad!
¡Cuántas maravillas has realizado, Señor, Dios mío! Yo amo, Dios mío, tu voluntad, y tu ley está en mi corazón.
Proclamé gozosamente tu justicia en la gran asamblea; no, no mantuve cerrados mis labios, Tú lo sabes, Señor.
No escondí tu justicia dentro de mí, proclamé tu fidelidad y tu salvación.
EVANGELIO
Aleluya Is 42, 1
Aleluya.
Éste es mi servidor a quien yo sostengo, mi elegido, en quien se complace mi alma. Yo he puesto mi espíritu sobre él para que lleve el derecho a las naciones. Aleluya.
Evangelio
Hagan esto en memoria mía.
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 22, 14-20
Llegada la Hora de pasar de este mundo a su Padre, Jesús se sentó a la mesa con los Apóstoles y les dijo:
“He deseado ardientemente comer esta Pascua con ustedes antes de mi Pasión, porque les aseguro que ya no la comeré más hasta que llegue a su pleno cumplimiento en el Reino de Dios”.
Y tomando una copa, dio gracias y dijo: “Tomen y compártanla entre ustedes. Porque les aseguro que desde ahora no beberé más del fruto de la vid hasta que llegue el Reino de Dios”.
Luego tomó el pan, dio gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: “Esto es mi Cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en memoria mía”. Después de la cena, hizo lo mismo con la copa, diciendo: “Esta copa es la Nueva Alianza sellada con mi Sangre, que se derrama por ustedes.”.
Fuente :   http://evangeli.net/evangelio/dia/VI_0532a

«Con ansia he deseado comer esta Pascua con vosotros antes de padecer»

Rev. D. Albert LLANES i Vives
(Queralbs, Girona, España)

Hoy, la liturgia nos invita a adentrarnos en el maravilloso corazón sacerdotal de Cristo. Dentro de pocos días, la liturgia nos llevará de nuevo al corazón de Jesús, pero centrados en su carácter sagrado. Pero hoy admiramos su corazón de pastor y salvador, que se deshace por su rebaño, al que no abandonará nunca. Un corazón que manifiesta “ansia” por los suyos, por nosotros: «Con ansia he deseado comer esta Pascua con vosotros antes de padecer» (Lc 22,15).
Este corazón de sacerdote y pastor manifiesta sus sentimientos, especialmente, en la institución de la Eucaristía. Comienza la Última Cena en la que el Señor va a instituir el sacramento de su Cuerpo y de su Sangre, misterio de fe y de amor. San Juan sintetiza con una frase los sentimientos que dominaban el alma de Jesús en aquel entrañable momento: «Sabiendo Jesús que había llegado su hora (…), como amase a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin» (Jn 13,1).
¡Hasta el fin!, ¡hasta el extremo! Una solicitud que le conduce a darlo todo a todos para permanecer siempre al lado de todos. Su amor no se limita a los Apóstoles , sino que piensa en todos los hombres. La Eucaristía será el instrumento que permitirá a Jesús consolarnos “en todo lugar y en todo momento”. Él había hablado de mandarnos “otro” consolador, “otro” defensor. Habla de “otro”, porque Él mismo —Jesús-Eucaristía— es nuestro primer consolador.
El cumplimiento de la voluntad del Padre obliga a Jesús a separarse de los suyos, pero su amor que le impulsaba a permanecer con ellos, le mueve a instituir la Eucaristía, en la cual se queda realmente presente. «Considerad —escribe san Josemaría— la experiencia tan humana de la despedida de dos seres que se quieren (…). Su afán sería continuar sin separarse, y no pueden (…). Lo que nosotros no podemos, lo puede el Señor. Jesucristo, perfecto Dios y perfecto Hombre, (…) se queda Él mismo. Irá al Padre, pero permanecerá con los hombres». Repitamos con el salmista: «¡Cuántas maravillas has hecho, Dios mío!» (Sal 40,6).

Texto completo de la catequesis del papa Francisco, en la audiencia del 7 de junio de 2017

Fuente :   https://es.zenit.org/articles/texto-completo-de-la-catequesis-del-papa-francisco-en-la-audiencia-del-7-de-junio-de-2017/

 Todo el misterio de la oración se resume en tener el coraje de llamar a Dios con el nombre de Padre

7 junio 2017RedaccionEl papa Francisco.

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(ZENIT – Ciudad del Vaticano, 7 Jun. 2017).-

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Había algo de atractivo en la oración de Jesús, era tan fascinante que un día sus discípulos le pidieron que les enseñara. El episodio se encuentra en el Evangelio de Lucas, que entre los Evangelistas es quien ha documentado mayormente el misterio del Cristo orante. El Señor rezaba.

Los discípulos de Jesús están impresionados por el hecho de que Él, especialmente en la mañana y en la tarde, se retira en la soledad y se sumerge en la oración. Y por esto, un día, le piden de enseñarles también a ellos a rezar. (Cfr. Lc 11,1).

Es entonces que Jesús transmite aquello que se ha convertido en la oración cristiana por excelencia: el “Padre Nuestro”. En verdad, Lucas, en relación a Mateo, nos transmite la oración de Jesús en una forma un poco abreviada, que inicia con una simple invocación: «Padre» (v. 2).

Todo el misterio de la oración cristiana se resume aquí, en esta palabra: tener el coraje de llamar a Dios con el nombre de Padre. Lo afirma también la liturgia cuando, invitándonos a recitar comunitariamente la oración de Jesús, utiliza la expresión ‘nos atrevemos a decir’.

De hecho, llamar a Dios con el nombre de “Padre” no es para nada un hecho sobre entendido.

Seremos llevados a usar los títulos más elevados, que nos parecen más respetuosos de su trascendencia. En cambio, invocarlo como Padre, nos pone en una relación de confianza con Él, como un niño que se dirige a su papá, sabiendo que es amado y cuidado por él.

Esta es la gran revolución que el cristianismo imprime en la psicología religiosa del hombre. El misterio de Dios, siempre nos fascina y nos hace sentir pequeños, pero no nos da más miedo, no nos aplasta, no nos angustia.

Esta es una revolución difícil de acoger en nuestro ánimo humano; tanto es así que incluso en las narraciones de la Resurrección se dice que las mujeres, después de haber visto la tumba vacía y al ángel, ‘salieron corriendo del sepulcro, porque estaban temblando y fuera de sí’. (Mc 16,8).

Pero Jesús nos revela que Dios es Padre bueno, y nos dice: ‘No tengan miedo’. Pensemos en la parábola del padre misericordioso (Cfr. Lc 15,11-32). Jesús narra de un padre que sabe ser sólo amor para sus hijos. Un padre que no castiga al hijo por su arrogancia y que es capaz incluso de entregarle su parte de herencia y dejarlo ir fuera de casa.

Dios es Padre, dice Jesús, pero no a la manera humana, porque no existe ningún padre en este mundo que se comportaría como el protagonista de esta parábola.

Dios es Padre a su manera: bueno, indefenso ante el libre albedrío del hombre, capaz sólo de conjugar el verbo amar. Cuando el hijo rebelde, después de haber derrochado todo, regresa finalmente a su casa natal, ese padre no aplica criterios de justicia humana, sino siente sobre todo la necesidad de perdonar, y con su brazo hace entender al hijo que en todo ese largo tiempo de ausencia le ha hecho falta, ha dolorosamente faltado a su amor de padre.

¡Qué misterio insondable es un Dios que nutre este tipo de amor en relación con sus hijos! Tal vez es por esta razón que, evocando el centro del misterio cristiano, el Apóstol Pablo no se siente seguro de traducir en griego una palabra que Jesús, en arameo, pronunciaba: ‘Abbà’.

En dos ocasiones san Pablo, en su epistolario (Cfr. Rom 8,15; Gal 4,6), toca este tema, y en las dos veces deja esa palabra sin traducirla, de la misma forma en la cual ha surgido de los labios de Jesús, ‘abbà’, un término todavía más íntimo respecto a ‘padre’, y que alguno traduce ‘papá’, ‘papito’.

Queridos hermanos y hermanas, no estamos jamás solos. Podemos estar lejos, hostiles, podemos también profesarnos “sin Dios”. Pero el Evangelio de Jesucristo nos revela que Dios no puede estar sin nosotros: Él no será jamás un Dios “sin el hombre”. ¡Es Él quien no puede estar sin nosotros y este es un gran misterio!

Esta certeza es el manantial de nuestra esperanza, que encontramos conservada en todas las invocaciones del Padre Nuestro. Cuando tenemos necesidad de ayuda, Jesús no nos dice de resignarnos y cerrarnos en nosotros mismos, sino de dirigirnos al Padre y pedirle a Él con confianza.

Todas nuestras necesidades, desde las más evidentes y cotidianas, como el alimento, la salud, el trabajo, hasta aquellas de ser perdonados y sostenidos en la tentación, no son el espejo de nuestra soledad: en cambio está un Padre que siempre nos mira con amor, y que seguramente no nos abandona. Ahora les hago una propuesta: cada uno de nosotros tiene tantos problemas y tantas necesidades: pensemos un poco, en silencio, en estos problemas y en estas necesidades. Pensemos también al Padre, a nuestro Padre que no puede estar sin nosotros, y que en este momento nos está mirando. Y todos juntos con confianza y esperanza recemos: “Padre Nuestro, que estás en el Cielo…”.

(Traducido y ampliado por ZENIT con los añadidos dese el audio)

Comentario al evangelio de hoy miércoles 07 de junio de 2017.

Un Dios vivo.

IX Miércoles de Tiempo Ordinario
Por: H. Rubén Tornero, LC
Fuente:  http://es.catholic.net/op/articulos/65576/un-dios-vivo.html

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Jesús, gracias por este momento que me regalas para estar en tu presencia. Sólo quiero decirte que te amo. Deseo que mi vida te haga sonreír. Soy débil, Tú bien lo sabes; conoces mis miedos, mis dificultades, mis pecados… mis deseos de ser feliz. Sabes mejor que nadie que, a pesar de todos mis errores, sólo quiero amar y ser amado en plenitud. Dame la gracia de experimentar un poco más el infinito amor que Tú me tienes.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Marcos 12, 18-27
En aquel tiempo, fueron a ver a Jesús algunos de los saduceos, los cuales afirman que los muertos no resucitan, y le dijeron: «Maestro, Moisés nos dejó escrito que si un hombre muere dejando a su viuda sin hijos, que la tome por mujer el hermano del que murió para darle descendencia a su hermano. Había una vez siete hermanos, el primero de los cuales se casó y murió sin dejar hijos. El segundo se casó con la viuda y murió también, sin dejar hijos; lo mismo el tercero. Los siete se casaron con ella y ninguno de ellos dejó descendencia. Por último, después de todos, murió también la mujer. El día de la resurrección, cuando resuciten de entre los muertos, ¿de cuál de los siete será mujer? Porque fue mujer de los siete».
Jesús les contestó: «Están en un error, porque no entienden las Escrituras ni el poder de Dios. Pues cuando resuciten de entre los muertos, ni los hombres tendrán mujer ni las mujeres marido, sino que serán como los ángeles del cielo. Y en cuanto al hecho de que los muertos resucitan, ¿acaso no han leído en el libro de Moisés aquel pasaje de la zarza, en que Dios le dijo: Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob? Dios no es Dios de muertos, sino de vivos. Están, pues, muy equivocados».
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Jesús, hoy me dices en este evangelio que eres un Dios de vivos y no de muertos.¡Tú eres la vida misma! ¡Estás vivo! Parece una cosa muy trivial Jesús, pero tantas veces lo paso por alto.
He escuchado tanto de tu resurrección, que ya no me sorprende. A menudo te trato más como un muerto que como un vivo.
Con un muerto no puedo platicar a solas disfrutando un café; no puedo construir mi futuro con él; difícilmente le pediré consejo a un muerto cuando necesito tomar una decisión importante en mi vida; dudo que yo sería capaz de amar y dar la vida por alguien muerto…¡Y tantas veces yo te he tratado igual que a un muerto!
He pasado por alto que vives en mí, que puedo dialogar contigo, que me escuchas en todo momento y que, también, me hablas a través de todo lo que sucede a mi alrededor. Tantas veces te he dejado fuera de mis planes, de mi futuro…de mi «vida»…pero ¿qué vida puedo tener lejos de quien es LA VIDA?
Perdóname, Jesús, porque he dejado que poco a poco la rutina, las preocupaciones y el ajetreo de la vida diaria vayan ahogando mi vida hasta reducir tu gran reino de vida a un ínfimo rincón de mi alma; tu palabra viva, a un mero libro de historia…; la vida que me has dado en mi bautismo, al puro nombre de cristiano.
Jesús, vida de mi vida, ayúdame.
Desde mi error quiero volver a Ti, que eres la verdad.
Desde mi pecado, quiero tornar a Ti, que eres misericordia.
Desde mi muerte, quiero regresar a Ti, que eres LA VIDA… que eres Dios de vivos y no de muertos.
Conviérteme, Jesús, y quedaré convertido…hazme realmente vivir, y viviré por tu amor para Ti.

«El Espíritu es el don de Dios, de este Dios, Padre nuestro, que siempre nos sorprende: el Dios de las sorpresas. Y esto porque es un Dios vivo, es un Dios que habita en nosotros, un Dios que mueve nuestro corazón, un Dios que está en la Iglesia y camina con nosotros; y en este camino nos sorprende siempre. Por eso como Él ha tenido la creatividad de crear el mundo, así tiene la creatividad de crear cosas nuevas todos los días. Él, es el Dios que nos sorprende. »
(Homilía de S.S. Francisco, 8 de mayo de 2017, en santa Marta).

Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy, para sacudirme la rutina, voy a llevarle un poco de comida a un pobre y lo voy a invitar a rezar.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

EDD. miércoles 07 de junio de 2017.

Fuente :   http://evangeliodeldia.org/main.php?language=SP&module=readings&localdate=20170606
Miércoles de la novena semana del tiempo ordinario

Libro de Tobías 3,1-11a.16-17a.
Con el alma llena de aflicción, suspirando y llorando, comencé a orar y a lamentarme, diciendo:
«Tú eres justo, Señor, y todas tus obras son justas. Todos tus caminos son fidelidad y verdad, y eres tú el que juzgas al mundo.
Y ahora, Señor, acuérdate de mí y mírame; no me castigues por mis pecados y mis errores, ni por los que mis padres cometieron delante de ti.
Ellos desoyeron tus mandamientos y tú nos entregaste al saqueo, al cautiverio y a la muerte, exponiéndonos a las burlas, a las habladurías y al escarnio de las naciones donde nos has dispersado.
Sí, todos tus juicios son verdaderos, cuando me tratas así por mis pecados, ya que no hemos cumplido tus mandamientos ni hemos caminado en la verdad delante de ti.
Trátame ahora como mejor te parezca: retírame el aliento de vida, para que yo desaparezca de la tierra y quede reducido a polvo. Más me vale morir que vivir, porque he escuchado reproches injustos y estoy agobiado por la tristeza. Líbrame, Señor, de tanta opresión, déjame partir hacia la morada eterna y no apartes de mí tu rostro, Señor. Es preferible para mi la muerte, antes que ver tanta opresión en mi vida y seguir escuchando insultos».
Ese mismo día sucedió que Sara, hija de Ragüel, que vivía en Ecbátana, en Media, fue insultada por una de las esclavas de su padre.
Porque Sara se había casado siete veces, pero el malvado demonio Asmodeo, había matado a sus maridos, uno después de otro, antes de que tuvieran relaciones con ella. La esclava le dijo: «¡Eres tú la que matas a tus maridos! ¡Te has casado con siete y ni uno solo te ha dado su nombre!
Que tus maridos hayan muerto no es razón para que nos castigues. ¡Ve a reunirte con ellos y que jamás veamos ni a un hijo ni a una hija tuyos!».
Aquel día, Sara se entristeció mucho, se puso a llorar y subió a la habitación de su padre, con la intención de ahorcarse. Pero luego pensó: «¿Y si esto da motivo a que insulten a mi padre y le digan: «Tú no tenías más que una hija querida, y ella se ha ahorcado por sus desgracias»? No quiero que por culpa mía mi anciano padre baje a la tumba lleno de tristeza. Mejor será que no me ahorque, sino que pida al Señor que me haga morir. Así no oiré más insultos en mi vida».
Entonces, extendiendo los brazos hacia la ventana, Sara oró de este modo: «¡Bendito seas, Dios misericordioso, y bendito sea tu Nombre para siempre! ¡Que todas tus obras te bendigan eternamente!
A un mismo tiempo, fueron acogidas favorablemente ante la gloria de Dios las plegarias de Tobit y de Sara,
y fue enviado Rafael para curar a los dos: para quitar las manchas blancas de los ojos de Tobit, a fin de que viera con ellos la luz de Dios, y para dar a Sara, hija de Ragüel, como esposa a Tobías, hijo de Tobit, librándola del malvado demonio Asmodeo. Porque Tobías tenía derecho a ser su esposo, antes que todos los demás pretendientes. En aquel mismo momento, Tobit volvía de patio al interior de su casa, y Sara, hija de Ragüel, bajaba de la habitación alta.
Salmo 25(24),2-4.5.6-7.8-9.
Dios mío, yo pongo en ti mi confianza;
¡que no tenga que avergonzarme
ni se rían de mí mis enemigos!
Ninguno de los que esperan en ti
tendrá que avergonzarse:
se avergonzarán los que traicionan en vano.
Haz, Señor, que conozca tus caminos, muéstrame tus senderos.
Guíame por el camino de tu fidelidad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y mi salvador,
Yo espero en ti todo el día,
Acuérdate, Señor, de tu compasión y de tu amor,
porque son eternos.
No recuerdes los pecados ni las rebeldías de mi juventud:
por tu bondad, Señor, acuérdate de mi según tu fidelidad.
El Señor es bondadoso y recto:
por eso muestra el camino a los extraviados;
él guía a los humildes para que obren rectamente
y enseña su camino a los pobres.
Evangelio según San Marcos 12,18-27.
Se le acercaron unos saduceos, que son los que niegan la resurrección, y le propusieron este caso:
«Maestro, Moisés nos ha ordenado lo siguiente: ‘Si alguien está casado y muere sin tener hijos, que su hermano, para darle descendencia, se case con la viuda’.
Ahora bien, había siete hermanos. El primero se casó y murió sin tener hijos.
El segundo se casó con la viuda y también murió sin tener hijos; lo mismo ocurrió con el tercero;
y así ninguno de los siete dejó descendencia. Después de todos ellos, murió la mujer.
Cuando resuciten los muertos, ¿de quién será esposa, ya que los siete la tuvieron por mujer?».
Jesús les dijo: «¿No será que ustedes están equivocados por no comprender las Escrituras ni el poder de Dios?
Cuando resuciten los muertos, ni los hombres ni las mujeres se casarán, sino que serán como ángeles en el cielo.
Y con respecto a la resurrección de los muertos, ¿no han leído en el Libro de Moisés, en el pasaje de la zarza, lo que Dios le dijo: Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob?
El no es un Dios de muertos, sino de vivientes. Ustedes están en un grave error».
Comentario del Evangelio por San Justino (c. 100-160), filósofo y mártir. Tratado sobre la resurrección, 2.4.7-9.
«Creo en la resurrección de la carne» Credo.
Los que están en el error dicen que no hay resurrección de la carne, que, en efecto, es imposible que ésta, después de ser destruida y convertida en polvo, recupere su integridad. Según ellos, siempre la salvación de la carne será no sólo imposible, sino perjudicial: : reprueban a la carne, denuncian sus defectos, la hacen responsable de los pecados;  dicen que si esta carne ha de resucitar, resucitarán también sus defectos… Además, el Salvador dice: «Cuando la resurrección de los muertos, los hombres no se casarán sino que serán como los ángeles en el cielo». Ahora bien, los ángeles, dicen, no tienen carne, no comen ni se unen. Así pues, dicen, no habrá resurrección de la carne…
¡Qué ciegos están los ojos de su entendimiento! Porque ellos no han visto en la tierra «los ciegos ver, los cojos caminar» (Mt 11,5) gracias a la palabra del Salvador…, para hacernos creer que es toda la carne la que en la resurrección resucitará. Si en esta tierra ha curado las enfermedades de la carne y ha devuelto al cuerpo su integridad, cuánto más lo hará en el momento de la resurrección a fin de que la carne resucite sin defecto, íntegramente… Esta gente me parece que ignoran la acción divina en su conjunto, tanto en los orígenes de la creación como cuando hizo al hombre; ignoran el porqué las cosas terrestres han sido hechas.
El Verbo ha dicho: «Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza» (Gn 1,26)… Es evidente, pues, que el hombre, modelado a imagen de Dios, era de carne. Entonces ¡qué absurdo pretender menospreciar, como sin ningún mérito, la carne modelada por Dios según su propia imagen! Que la carne sea preciosa a los ojos de Dios, es evidente porque es su obra. Y porque en ella se encuentra el principio de su proyecto para el resto de la creación, es eso lo que hay de más precioso a los ojos de su creador.

El Papa en Sta. Marta: ‘Mejor callarse que hablar hipócritamente’

Fuente :  https://es.zenit.org/articles/el-papa-en-sta-marta-mejor-callarse-que-hablar-con-hipocresia/
El Santo Padre señala este martes que la hipocresía puede destruir a una comunidad.

El Papa en Santa Marta – © Osservatore Romano

(ZENIT – Ciudad del Vaticano, 6 Jun. 2017).- El papa Francisco advirtió este martes durante la homilía en la misa diaria de la Casa Santa Marta sobre la hipocresía, pecado que puede llevar a destruir una comunidad. Y aseguró en cambio que el lenguaje del cristiano debe siempre respetar la verdad.
El Santo Padre inició hablando de los ‘hipócritas’, palabra que Jesús usa varias veces para calificar a los doctores de la ley. Hipócritas porque “hacen ver una cosa pero piensan otra, como la misma etimología de la palabra lo indica”.
“La hipocresía no es el lenguaje de Jesús. La hipocresía no es el lenguaje de los cristianos, un cristiano no puede ser hipócrita y un hipócrita no es cristiano”, aseveró el Pontífice.
Precisa además que “los hipócritas son aduladores, o en tono mayor o en tono menor, pero siempre aduladores”. Y en la lectura se ve que ellos inician adulando a Jesús para “hacer crecer la vanidad” y le plantean una pregunta para hacerlo caer en error: “¿Es justo pagarle al César?”.
Pero Jesús conociendo la hipocresía de ellos les dice: ‘Por qué me quieren poner a la prueba, denme una moneda que quiero verla”. Así Jesús a los hipócritas les responde con la realidad, que es diversa de la hipocresía o de la ideología. Y responde: ‘Lo que es del César denlo al César –porque la moneda tenía la efigie de César– y lo que es de Dios a Dios”.
El Papa recordó que así fue “el lenguaje de la serpiente hacia Eva”: Comienza con una adulación para después destruir a las personas” y que no debemos olvidar que el Señor dijo: “Sea vuestro lenguaje sí, sí, no, no”.
“Cuanto mal hace a la Iglesia la hipocresía”, exclamó el Papa y advirtió de esa actitud “pecaminosa que mata”.
“El hipócrita es capaz de asesinar a una comunidad. Habla dulcemente pero juzga brutalmente a una persona”. Y a ellos “solamente se responde con la realidad”, como también así se responde a la ideología.
“Que el Señor nos dé esta gracia”, concluyó: “que sepa decir la verdad y si no puedo decirla quedarme callado, pero nunca, nunca una hipocresía”.

 

Comentario al evangelio de hoy martes 06 de junio de 2017.

 Y, al escucharlo, se maravillaban de Él.

IX Martes de Tiempo Ordinario
Por: H. Adrián Olvera de la Cruz LC
Fuente:  http://es.catholic.net/op/articulos/65563/-y-al-escucharlo-se-maravillaban-de-l.html

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, sólo te pido que, tanto hoy como mañana, me lleves siempre hacia Ti.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Marcos 12, 13-17
En aquel tiempo, los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos le enviaron a Jesús unos fariseos y unos partidarios de Herodes, para hacerle una pregunta capciosa. Se acercaron, pues, a él y le dijeron: «Maestro, sabemos que eres sincero y que no te importa lo que diga la gente, porque no tratas de adular a los hombres, sino que enseñas con toda verdad el camino de Dios. ¿Está permitido o no, pagarle el tributo al César? ¿Se lo damos o no se lo damos?».
Jesús, notando su hipocresía, les dijo: «¿Por qué me ponen una trampa? Tráiganme una moneda para que yo la vea». Se la trajeron y él les preguntó: «¿De quién es la imagen y el nombre que lleva escrito?». Le contestaron: «Del César». Entonces les respondió Jesús: «Den al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios». Y los dejó admirados.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Muchas veces, sin darme cuenta, trato de hacerte a mi medida; a mi conveniencia, Señor. Trato de llevarte a que me digas lo que quiero escuchar cuando muy en el fondo sé la respuesta.
Tengo que admitir que ésta, con frecuencia, va en contra de lo que quiero… de lo que deseo. Aunque sepa lo que es correcto.
Los fariseos no se equivocaban del todo… sabían que Jesús enseñaba con franqueza el camino de Dios… el camino de la verdad. Él, como buen Maestro, como buen amigo, respondió a su pregunta. Tal vez, no era lo que ellos esperaban; no era lo que más les convenía, sin embargo… era la verdad y, al escucharla de Él se maravillaban.
Pero… ¿de qué se maravillaban? ¿Qué era lo que les llamaba la atención? No era la elocuente forma de evadir la tentación de los fariseos; no era el estilo o el tono con que promulgaba las respuestas. Era aquella impresión que roba el aliento cuanto se está de frente a la Verdad.
Se maravillaban ante el amor… ante el esfuerzo de verte llevar las personas al Padre, llevarlas a Dios.
Esta maravilla es la que me permite distinguir más allá de lo que me conviene o de lo que quisiera escuchar, de lo que verdaderamente es de Dios.
Dame la gracia, Señor, de distinguir lo que es de Ti, de lo que no lo es. Dame la gracia de maravillarme ante el esfuerzo de siempre llevarme hacia Dios… de llevarme hacia Ti.

«Los evangelios nos dicen que hubo sentimientos encontrados en los paisanos de Jesús: le pusieron distancia y le cerraron el corazón. Primero, «todos hablaban bien de él, se maravillaban de las palabras llenas de gracia que salían de su boca»; pero después, una pregunta insidiosa fue ganando espacio: «¿No es este el hijo de José, el carpintero?». Y al final: «Se llenaron de ira». Lo querían despeñar… Se cumplía así lo que el anciano Simeón le había profetizado a nuestra Señora: «Será bandera discutida». Jesús, con sus palabras y sus gestos, hace que se muestre lo que cada hombre y mujer tiene en su corazón.»
(Homilía de S.S. Francisco, 24 de marzo de 2016).

Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy intentaré hacer un acto de caridad a un conocido con el fin de acercarlo más a Dios.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

EDD. martes 06 de junio de 2017.

Fuente :  http://evangeliodeldia.org/main.php?language=SP&module=readings&localdate=20170605
Martes de la novena semana del tiempo ordinario
Libro de Tobías 2,9-14.
Aquella misma noche, después de bañarme, salí al patio y me acosté a dormir junto a la pared, con la cara descubierta a causa del calor.
Yo no sabía que arriba, en la pared, había unos gorriones; de pronto, su estiércol caliente cayó sobre mis ojos, produciéndome unas manchas blancas. Me hice atender por los médicos, pero cuantos más remedios me aplicaban, menos veías a causa de las manchas, hasta que me quedé completamente ciego. Así estuve cuatro años privado de la vista, y todos mis parientes estaban afligidos. Ajicar me proveyó de lo necesario durante dos años, hasta que partió para Elimaida.
Desde ese momento, mi esposa Ana empezó a trabajar en labores femeninas: hilaba lana,
enviaba el tejido a sus clientes y recibía el pago correspondiente. Una vez, el siete del mes de Distros, terminó un tejido y lo entregó a sus clientes. Estos le pagaron lo que correspondía y, además, le regalaron un cabrito para comer.
Cuando entró en mi casa, el cabrito comenzó a balar. Yo llamé a mi mujer y le pregunté: «¿De dónde salió este cabrito? ¿No habrá sido robado? Devuélvelo a sus dueños, porque no podemos comer nada robado»,
Ella me respondió: «¡Pero si es un regalo que me han hecho, además del pago!». Yo no le creí e insistía en que lo devolviera a sus dueños, llegando a enojarme con ella por este asunto. Entonces ella me replicó: «¿Para qué te sirvieron tus limosnas y tus obras de justicia? ¡Ahora se ve bien claro!».
Salmo 112(111),1-2.7-8.9.
Feliz el hombre que teme al Señor
y se complace en sus mandamientos.
Su descendencia será fuerte en la tierra:
la posteridad de los justos es bendecida.
No tendrá que temer malas noticias:
su corazón está firme, confiado en el Señor.
Su ánimo está seguro, y no temerá,
hasta que vea la derrota de sus enemigos.
Él da abundantemente a los pobres:
su generosidad permanecerá para siempre,
y alzará su frente con dignidad.
Evangelio según San Marcos 12,13-17.
Le enviaron después a unos fariseos y herodianos para sorprenderlo en alguna de sus afirmaciones.
Ellos fueron y le dijeron: «Maestro, sabemos que eres sincero y no tienes en cuenta la condición de las personas, porque no te fijas en la categoría de nadie, sino que enseñas con toda fidelidad el camino de Dios. ¿Está permitido pagar el impuesto al César o no? ¿Debemos pagarla o no?».
Pero él, conociendo su hipocresía, les dijo: «¿Por qué me tienden una trampa? Muéstrenme un denario».
Cuando se lo mostraron, preguntó: «¿De quién es esta figura y esta inscripción?». Respondieron: «Del César».
Entonces Jesús les dijo: «Den al César lo que es del César, y a Dios, lo que es de Dios». Y ellos quedaron sorprendidos por la respuesta.
Comentario del Evangelio por San Atanasio (295-373), obispo de Alejandría, doctor de la Iglesia. Sobre la Encarnación del Verbo, 13.
Cristo es imagen de Dios invisible; por cuya sangre hemos recibido la redención, el perdón de los pecados (Col 1,15.14).
Puesto que los hombres se volvieron del todo irrazonables y el engaño del demonio arrojaba su sombra por todas partes y escondía el auténtico conocimiento del verdadero Dios, ¿qué tenía que hacer Dios? ¿Callarse ante semejante situación? ¿Aceptar que de esta manera los hombres se extravíen y no conozcan a Dios?… ¿Es que Dios no ahorrará a sus criaturas el extraviarse lejos de él y ser sometidas a la nada, puesto que este extravío es para ellas causa de pérdida ruinosa, teniendo en cuenta que los seres que participan de la imagen de Dios (Gn 1,26) no perecerán? ¿Qué hacía falta que Dios hiciera? ¿Qué hacer sino es renovar en ellos su imagen para que los hombres puedan, de nuevo, conocerle?
¿Pero, cómo se hará esto, ni no es por la presencia de la misma imagen de Dios (Col 1,15), nuestro Salvador Jesucristo? Esto no podía realizarse por los mismos hombres, puesto que ellos no son la imagen de Dios sino que han sido creados según la imagen; tampoco lo podían realizar los ángeles, porque ellos mismos no son imágenes. Por eso vino el mismo Verbo de Dios, él que es la imagen del Padre, a fin de estar en condiciones de restaurar la imagen desde el fondo mismo de la esencia humana. Por otra parte, esto no se podía llevar a cabo si la muerte y la degradación subsiguiente no eran aniquiladas. Por eso el Verbo tomó un cuerpo mortal, para poder aniquilar la muerte y restaurar a los hombres según la imagen de Dios. Así pues, el que  es la imagen del Padre, su Hijo santísimo, vino a nosotros para renovar al hombre hecho a su semejanza y, cuado estaba perdido, volverlo a encontrar por la remisión de sus pecados, tal como él mismo dice: «He venido a buscar y salvar lo que estaba perdido»(Lc 19,10).
 
 
 

El Papa en Sta. Marta: Pio XII al esconder a los judíos cumplía las obras de misericordia

Quien recibió misericordia es capaz de hacer obras de misericordia, indica el sucesor de Pedro

5 junio 2017RedaccionEl papa Francisco

(ZENIT – Ciudad del Vaticano, 5 May. 2017).-

Practicar las obras de misericordia no para descargarse la conciencia sino para participar al sufrimiento de los otros, también arriesgando si fuera necesario, como hizo Pio XII al esconder a los judíos, evitando así que no fueran deportados o asesinados. Porque era una obra de misericordia salvar la vida de esa gente.

Lo indicó este lunes el papa Francisco en la homilía de la misa matutina celebrada como todos los días en la residencia Santa Marta en el Vaticano.

El Santo Padre parte de las lecturas del hoy, que narran cuando los judíos son deportados en Asiria. Tobi, ayuda a escondidas a enterrar a los judíos asesinados impunemente. Así cumplir las 14 obras de misericordia corporal y espiritual, significa no solo compartir lo que uno tiene sino también sufrir con los que sufren.

No para decir “me quito un peso de arriba” sino para compartir los problemas de los otros. El Papa invita entonces a preguntarse “¿Sé compartir, soy generoso?”. “¿Sé ponerme e los paños de quien sufre?”.

“Tantas veces se corren riegos. ¡Pensemos aquí en Roma, durante la guerra, cuántos se han puesto en peligro, iniciando por Pío XII, para esconder a los judíos de manera que no fueran asesinados, para que no fueran deportados! Arriesgaban la propia piel. ¡Pero era una obra de misericordia para salvar la vida de toda esa gente!” y subrayó la palabra: “Arriesgar”.

“Hacer obras de misericordia es incómodo”, reconoce el Pontífice.

– ‘Yo tengo una amiga enferma, querría ir a visitarla pero no tengo ganas… prefiero descansar y mirar la televisión’.

Realizar obras de misericordia significa siempre sufrir incomodidades. Son incómodas. Pero el señor sufrió la incomodidad por nosotros: acabó en la cruz para darnos misericordia”, indicó el Santo Padre.

Y ha concluido indicando que “quien es capaz de hacer una obra de misericordia es porque sabe que él mismo ha sido ‘misericordiado’. Y nosotros debemos hacer lo mismo con nuestros hermanos”.

Comentario al evangelio de hoy lunes 05 de junio de 2017.

¿Qué hará entonces el dueño de la viña?

IX Lunes de Tiempo Ordinario
Por: H. Hiram Galán LC
Fuente:  http://es.catholic.net/op/articulos/65562/que-hara-entonces-el-dueno-de-la-vina.html

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, estoy cansado del camino; la lucha por vivir en la verdad me desgaste e incluso me hace doblegarme ante la presión social. Renueva mi corazón con tu amor y dame la fuerza para seguir tu camino.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 12, 1-12
En aquel tiempo, Jesús comenzó a hablar en parábolas a los sumos sacerdotes, a los escribas y a los ancianos y les dijo:
«Un hombre plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó un lagar, construyó una torre para el vigilante, se la alquiló a unos viñadores y se fue de viaje al extranjero.
A su tiempo, les envió a los viñadores a un criado para recoger su parte del fruto de la viña. Ellos se apoderaron de él, lo golpearon y lo devolvieron sin nada. Les envió otro criado, pero ellos lo descalabraron y lo insultaron. Volvió a enviarles a otro y lo mataron. Les envió otros muchos y los golpearon o los mataron.
Ya sólo le quedaba por enviar a uno, su hijo querido, y finalmente también se lo envió, pensando: ‘A mi hijo sí lo respetarán’. Pero al verlo llegar, aquellos viñadores se dijeron: ‘Éste es el heredero; vamos a matarlo y la herencia será nuestra’. Se apoderaron de él, lo mataron y arrojaron su cuerpo fuera de la viña.
«¿Qué hará entonces el dueño de la viña? Vendrá y acabará con esos viñadores y dará la viña a otros. ¿Acaso no han leído en las Escrituras: La piedra que desecharon los constructores es ahora la piedra angular. Esto es obra de la mano del Señor, es un milagro patente?».
Entonces los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos, quisieron apoderarse de Jesús, porque se dieron cuenta de que por ellos había dicho aquella parábola, pero le tuvieron miedo a la multitud, dejaron a Jesús y se fueron de ahí.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Creo que todos hemos experimentado rabia y coraje al escuchar este pasaje. En verdad creemos que esos viñadores merecerían haber sido castigados por Dios. Es más, que hubieran muerto en ese mismo momento. Que la desgracia cayera sobre sus hogares y familias por malvados.
Esto se debe a que somos hipersensibles ante las injusticias. Y no está mal, pero no debemos seguir nuestra tendencia natural que busca una venganza justiciera, que nos convierte, casi instantáneamente, en jueces.
Que lejos está nuestro pensamiento del pensamiento de Dios. Nuestro actuar del actuar de Dios. Cuántas veces después de haber caído en lo más bajo, de ensuciar nuestra dignidad de templos del Espíritu santo, Dios no sólo no se venga, sino que además, el Padre de las Misericordias nos recibe con los brazos abiertos; nos dignifica una vez más revistiéndonos con nuevas ropas y nos llena de nuevas fuerzas para no sucumbir más en el fango del pecado.
Ayúdanos, Señor, a que la experiencia de tu Amor misericordioso, que cubre nuestro pecado y nuestras miserias, nos permita tener un corazón compasivo y misericordioso con nuestros hermanos.
«Olvidar a Dios que nos ha creado, que nos ha hecho crecer, que nos ha acompañado en la vida: esta es la desilusión de Dios. Muchas veces en el Evangelio, Jesús en las parábolas, habla de ese hombre que hace una viña y después fracasa, porque los trabajadores quieren tomarla para ellos. En el corazón del hombre, siempre está esta inquietud: no está satisfecho de Dios, del amor fiel. Y así el corazón del hombre está siempre inclinado hacia la infidelidad: esta es la tentación.»
(Homilía de S.S. Francisco, 30 de marzo de 2017, en santa Marta).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Buscare acércame aquella persona con la que fui intransigente o duro de juicio.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.