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Comentario al evangelio de hoy jueves 30 de junio de 2016

Curación del paralítico.
Milagros de Jesús

Nos sentiremos igual, curados, cuando el sacerdote nos da la absolución de nuestros pecados.
Por: Jaime Rodríguez
Fuente: Catholic.net 
http://es.catholic.net/op/articulos/49015/curacin-del-paraltico.html

Del santo Evangelio según san Mateo 9, 1-8 
Subiendo a la barca, pasó a la otra orilla y vino a su ciudad. En esto le trajeron un paralítico postrado en una camilla. Viendo Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: «¡ Animo!, hijo, tus pecados te son perdonados». Pero he aquí que algunos escribas dijeron para sí: «Éste está blasfemando». Jesús, conociendo sus pensamientos, dijo: «¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir: «Tus pecados te son perdonados», o decir: «Levántate y anda»? Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene en la tierra poder de perdonar pecados – dice entonces al paralítico : «Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa»». Él se levantó y se fue a su casa. Y al ver esto, la gente temió y glorificó a Dios, que había dado tal poder a los hombres. 
Oración introductoria
Jesús, me acerco a Ti, en este rato de oración, como el paralitico del Evangelio que fue llevado a tu presencia. Soy como un inválido, sin tu gracia estoy imposibilitado para realizar cualquier obra buena. Rompe, Señor, con todas mis parálisis, hazme ponerme en marcha para predicar la Buena Nueva de tu amor.
Petición
Señor, estoy dispuesto a dejarme sanar por Ti, creo que tienes el poder para cambiarme por dentro, cúrame Jesús.
Meditación del Papa
El sacramento de la penitencia ha sido, a menudo, el centro de reflexión de los pastores de la Iglesia, por su gran importancia en el camino de la vida cristiana, ya que «toda la fuerza de la Penitencia consiste en que nos restituye a la gracia de Dios y nos une a Él con profunda amistad». La Iglesia, continuando el anuncio de perdón y reconciliación, proclamado por Jesús, no cesa de invitar a toda la humanidad a convertirse y a creer en el Evangelio. Así lo dice el apóstol Pablo: «Nosotros actuamos como enviados de Cristo, y es como si Dios mismo os exhortara por medio de nosotros. En nombre de Cristo, os pedimos que os reconciliéis con Dios». Jesús, con su vida anuncia y hace presente la misericordia del Padre. Él no ha venido para condenar, sino para perdonar y salvar, para dar esperanza incluso en la oscuridad más profunda del sufrimiento y del pecado, para dar la vida eterna; así, en el sacramento de la penitencia, en la «medicina de la confesión», la experiencia del pecado no degenera en desesperación, sino que encuentra el amor que perdona y transforma. Benedicto XVI, Mensaje para la Jornada mundial del enfermo, 11 de febrero de 2012.
Reflexión
Golpea ver que Jesús frente a esta escena se comporta de modo inesperado y sorprendente. Aquellos hombres usaron su técnica para superar el obstáculo de la altura y la gran muchedumbre que circundaba la casa donde estaba el maestro. Encaramarse al techo, destaparlo, tal vez sin el permiso del dueño, bajando luego con sogas la camilla con el enfermo. Es una operación que comporta una cierta dosis de riesgos y una buenos ánimos y determinaciones. Lo han hecho para ayudar a este querido amigo, dado que Jesús, «el hombre de los milagros», lo curará definitivamente. Y ¿qué es lo que le dice Cristo? «Acércate», lo mira, lo conforta y le dice «te son repuestos tus pecados».
Para este Maestro la enfermedad más grave y urgente del paralítico no es su enfermedad física sino su enfermedad del alma, el pecado. Y no sólo, porque para Jesús, la parálisis física es más fácil de curar que la apatía del alma que no se abre a la fe, al amor del Padre. Ciertamente, el Creador del universo puede curar absolutamente todas las enfermedades «patologías». Pero para la curación de las enfermedades espirituales, es necesaria la colaboración espontánea y sobre todo libre del «paciente» porque Dios no puede ir en contra de nuestra libertad.
La muchedumbre, llena del temor de Dios, nos dice el evangelista san Mateo, se fue dando gracias a Dios por el regalo concedido a aquel hombre. ¿No nos sentimos de igual forma nosotros, cuándo recibimos del sacerdote la absolución de nuestros pecados, después de una eficaz confesión?
Propósito
Incluir en mi agenda de actividades del mes mi próxima confesión.
Diálogo con Cristo
Señor Jesús, el paralitico, y quienes lo llevaban, buscan el alivio físico, no el espiritual, que primero les ofreces, por ser lo que realmente importa. Frecuentemente mi oración se centra en pedirte bienes o soluciones a problemas que nada tienen que ver con mi bien espiritual, personal o de mi familia. Sólo contigo puedo levantarme para ver lo que realmente importa en esta vida, sólo con tu gracia y misericordia puedo liberarme del pecado, ayúdame a vivir la abnegación y a ver en cada dificultad una oportunidad para santificarme.

EDD. jueves 30 de junio de 2016

Jueves de la decimotercera semana del tiempo ordinario.
http://evangeliodeldia.org/main.php?language=SP&module=readings&localdate=20160629


Libro de Amós 7,10-17.
Amasías, el sacerdote de Betel, mandó a decir a Jeroboám, rey de Israel: «Amós conspira contra ti en medio de la casa de Israel; el país ya no puede tolerar todas sus palabras.
Porque él anda diciendo: ‘Jeroboám morirá por la espada e Israel irá al cautiverio lejos de su país'».
Después, Amasías dijo a Amós: «Vete de aquí, vidente, refúgiate en el país de Judá, gánate allí la vida y profetiza allí.
Pero no vuelvas a profetizar en Betel, porque este es un santuario del rey, un templo del reino».
Amós respondió a Amasías: «Yo no soy profeta, ni hijo de profetas, sino pastor y cultivador de sicómoros;
pero el Señor me sacó de detrás del rebaño y me dijo: ‘Ve a profetizar a mi pueblo Israel’.
Y Ahora, escucha la palabra del Señor. Tu dices: ‘No profetices contra Israel, no vaticines contra la casa de Isaac’.
Por eso, dice el Señor: ‘Tu mujer se prostituirá en plena ciudad, tus hijos y tus hijas caerán bajo la espada; tu suelo será repartido con la cuerda, tú mismo morirás en tierra impura e Israel irá al cautiverio lejos de su país'».
Salmo 19(18),8.9.10.11.
La ley del Señor es perfecta,
reconforta el alma;
el testimonio del Señor es verdadero,
da sabiduría al simple.
Los preceptos del Señor son rectos,
alegran el corazón;
los mandamientos del Señor son claros,
iluminan los ojos.
La palabra del Señor es pura,
permanece para siempre;
los juicios del Señor son la verdad,
enteramente justos.
Son más atrayentes que el oro,
que el oro más fino;
más dulces que la miel,
más que el jugo del panal.
Evangelio según San Mateo 9,1-8.
Jesús subió a la barca, atravesó el lago y regresó a su ciudad.
Entonces le presentaron a un paralítico tendido en una camilla. Al ver la fe de esos hombres, Jesús dijo al paralítico: «Ten confianza, hijo, tus pecados te son perdonados».
Algunos escribas pensaron: «Este hombre blasfema».
Jesús, leyendo sus pensamientos, les dijo: «¿Por qué piensan mal?
¿Qué es más fácil decir: ‘Tus pecados te son perdonados’, o ‘Levántate y camina’?
Para que ustedes sepan que el Hijo del hombre tiene sobre la tierra el poder de perdonar los pecados -dijo al paralítico- levántate, toma tu camilla y vete a tu casa».
El se levantó y se fue a su casa.
Al ver esto, la multitud quedó atemorizada y glorificaba a Dios por haber dado semejante poder a los hombres.
Comentario del Evangelio por  San Cirilo de Alejandría (380-444), obispo y doctor de la Iglesia. Comentario al evangelio de Lucas, 5 ; PG 72, 565.
“La multitud… glorificaba a Dios por haber dado semejante poder a los hombres.”
El paralítico incurable yacía en su camilla. Después de haber agotado el arte de los médicos llegó, traído por sus familiares, hacia el verdadero y único médico, el que viene del cielo. Pero, una vez puesto delante de aquel que le podía curar, el Señor se fijó en su fe. Para demostrar que esta fe borra los pecados, Jesús dijo al instante: “Tus pecados te quedan perdonados.” (Mt 9,2) Alguien dirá, quizá: Este hombre quería ser curado de su enfermedad ¿por qué Cristo le anuncia el perdón de sus pecados? Lo hizo para que aprendas que Dios ve el corazón del hombre en el silencio y sin ruido, que contempla los caminos de todos los vivientes. La Escritura, en efecto, dice: “El Señor ve los caminos del hombre, vigila todas sus veredas.” (Prov 5,21)…
No obstante, cuando Cristo dijo: “Tus pecados te quedan perdonados” deja el campo libre para la incredulidad. El perdón de los pecados no se ve con los ojos del cuerpo, mientras que cuando el paralítico se levanta y echa a andar manifiesta con evidencia que Cristo posee el poder de Dios…
¿Quién posee este poder? ¿Sólo él o nosotros también? También nosotros, junto con él. Perdona los pecados porque es Dios-Hombre, el Señor de la Ley. En cuanto a nosotros, hemos recibido de él esta gracia admirable y maravillosa porque ha querido dar al hombre este poder. En efecto, él dijo a los apóstoles: “Os aseguro que todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo.”» (Mt 18,18) Y también“A quienes les perdonéis los pecados, Dios se los perdonará; y a quienes se los retengáis, Dios se los retendrá.” (Jn 20,21)

Homilía del papa Francisco en la fiesta de los santos Pedro y Pablo.

Texto completo de la homilía del papa Francisco en la fiesta de los santos Pedro y Pablo.

El Santo Padre indica que Jesús le da las llaves a Pedro para que abra las puertas del cielo y no para cerrarlas como hacen los hipócritas o los fariseos.
https://es.zenit.org/articles/texto-completo-de-la-homilia-del-papa-francisco-en-la-fiesta-de-los-santos-pedro-y-pablo/
Imagen de bronce de San Pedro en el Vaticano

Imagen De Bronce De San Pedro En El Vaticano, Con Paramentos Papales

(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El papa Francisco ha celebrado este miércoles en la Basílica de San Pedro la misa con motivo de la festividad de los santos apóstoles Pedro y Pablo y ha bendecido los palios que serán entregados a los nuevos obispos metropolitanos.
En su homilía el papa Francisco señala las llaves que Jesús promete a san Pedro, “para que pueda abrir la entrada al Reino de los cielos, y no cerrarlo a la gente, como hacían algunos escribas y fariseos hipócritas a los que Jesús reprende”.
Y señala que la oración aparece como la principal vía de salida incluso para la comunidad, que corre el peligro de encerrarse en sí misma debido a la persecución y al miedo. Porque la oración permite transitar de un estado de cierre hacia la apertura, del miedo a la valentía, de la tristeza a la alegría y de la división a la unidad.
 
Texto completo de la homilía :
La Palabra de Dios de esta liturgia contiene un binomio central: cierre – apertura. A esta imagen podemos unir el símbolo de las llaves, que Jesús promete a Simón Pedro para que pueda abrir la entrada al Reino de los cielos, y no cerrarlo para la gente, como hacían algunos escribas y fariseos hipócritas a los que Jesús reprende (cf. Mt 23, 13).

El papa reza a María al concluir la misa de entrega de los palios a los nuevos arzobispos metropolitanos

La lectura de los Hechos de los Apóstoles (12,1-11) nos presenta tres encierros: el de Pedro en la cárcel; el de la comunidad reunida en oración; y ‒en el contexto cercano de nuestro pasaje‒ el de la casa de María, madre de Juan, por sobrenombre Marcos, donde Pedro va a llamar después de haber sido liberado.
Con respecto a los encierros, la oración aparece como la principal vía de salida: salida de la comunidad, que corre el peligro de encerrarse en sí misma debido a la persecución y al miedo; salida para Pedro, que al comienzo de su misión que le había sido confiada por el Señor, es encarcelado por Herodes, y corre el riesgo de ser condenado a muerte. Y mientras Pedro estaba en la cárcel, «la Iglesia oraba insistentemente a Dios por él» (Hch 12,5).
Y el Señor responde a la oración y le envía a su ángel para liberarlo, «arrancándolo de la mano de Herodes» (cf. v. 11). La oración, como humilde abandono en Dios y en su santa voluntad, es siempre una forma de salir de nuestros encierros personales y comunitarios. Es la gran vía de salida de los encerramientos.
También Pablo, escribiendo a Timoteo, habla de su experiencia de liberación, la salida del peligro de ser, él también, condenado a muerte; en cambio, el Señor estuvo cerca de él y le dio fuerzas para que pudiera llevar a cabo su trabajo de evangelizar a los gentiles (cf. 2 Tm 4,17). Pero Pablo habla de una «apertura» mucho mayor, hacia un horizonte infinitamente más amplio: el de la vida eterna, que le espera después de haber terminado la «carrera» terrena.
Es muy bello ver la vida del Apóstol toda «en salida» gracias al Evangelio: toda proyectada hacia adelante, primero para llevar a Cristo a cuantos no le conocen, y luego para saltar, por así decirlo, en sus brazos, y ser llevado por él «que lo salvará llevándolo a su reino celestial.» (cf. v. 18).
Volvamos a Pedro. El relato Evangélico (Mt 16,13-19) de su profesión de fe y la consiguiente misión confiada por Jesús nos muestra que la vida de Simón, pescador de Galilea ‒ como la vida de cada uno de nosotros‒ se abre, florece plenamente cuando acoge de Dios la gracia de la fe. Entonces, Simón se pone en el camino ‒un camino largo y duro‒ que le llevará a salir de sí mismo, de sus seguridades humanas, sobre todo de su orgullo mezclado con valentía y con generoso altruismo.
En este su camino de liberación, es decisiva la oración de Jesús: «yo he pedido por ti (Simón), para que tu fe no se apague» (Lc 22,32). Es igualmente decisiva la mirada llena de compasión del Señor después de que Pedro le hubiera negado tres veces: una mirada que toca el corazón y disuelve las lágrimas de arrepentimiento (cf. Lc 22,61-62). Entonces Simón Pedro fue liberado de la prisión de su ego orgulloso, de su ego miedoso, y superó la tentación de cerrarse a la llamada de Jesús a seguirle por el camino de la cruz.
Como ya he dicho, en el contexto inmediato del pasaje de los Hechos de los Apóstoles, hay un detalle que nos puede hacer bien resaltar (cf. 12.12-17). Cuando Pedro se encuentra milagrosamente libre, fuera de la prisión de Herodes, va a la casa de la madre de Juan, por sobrenombre Marcos. Llama a la puerta, y desde dentro responde una sirvienta llamada Rode, la cual, reconociendo la voz de Pedro, en lugar de abrir la puerta, incrédula y llena de alegría corre a contárselo a su señora.
El relato, que puede parecer cómico –y que puede dar inicio al así llamado «complejo de Herodes– nos hace percibir el clima de miedo en el que vivía la comunidad cristiana, que permanecía encerrada en la casa, y cerrada también a las sorpresas de Dios. Pedro llama a la puerta. «Y fíjate», hay miedo, hay alegría, «¿abrimos?, ¿no abrimos?», mientras él está corriendo peligro, pues la policía puede cogerlo. Pero el miedo nos paraliza, nos paraliza siempre, nos cierra, nos cierra a las sorpresas de Dios.
Este particular nos habla de la tentación que existe siempre para la Iglesia: de cerrarse en sí misma de cara a los peligros. Pero incluso aquí hay un resquicio a través del cual puede pasar a la acción de Dios: dice Lucas que en aquella casa, «había muchos reunidos en oración» (v. 12). La oración permite a la gracia abrir una vía de salida: del cerramiento a la apertura, del miedo a la valentía, de la tristeza a la alegría.
Y podemos añadir: de la división a la unidad. Sí, lo decimos hoy junto a nuestros hermanos de la delegación enviada por el querido Patriarca Ecuménico Bartolomé, para participar en la fiesta de los Santos Patronos de Roma. Una fiesta de comunión para toda la Iglesia, como pone de manifiesto la presencia de los Arzobispos Metropolitanos venidos para la bendición de Palios, que les serán impuestos por mis Representantes en sus respectivas sedes.
Que los santos Pedro y Pablo intercedan por nosotros, para que podamos hacer este camino con la alegría, experimentar la acción liberadora de Dios y testimoniarla a todos.

Comentario al evangelio de hoy miércoles 29 de junio de 2016

EDD. miércoles 29 de junio de 2016

Solemnidad de San Pedro y San Pablo, apóstoles.
http://evangeliodeldia.org/main.php?language=SP&module=readings&localdate=20160629


Libro de los Hechos de los Apóstoles 12,1-11.
Por aquel entonces, el rey Herodes hizo arrestar a algunos miembros de la Iglesia para maltratarlos.
Mandó ejecutar a Santiago, hermano de Juan,
y al ver que esto agradaba a los judíos, también hizo arrestar a Pedro. Eran los días de «los panes Acimos».
Después de arrestarlo, lo hizo encarcelar, poniéndolo bajo la custodia de cuatro relevos de guardia, de cuatro soldados cada uno. Su intención era hacerlo comparecer ante el pueblo después de la Pascua.
Mientras Pedro estaba bajo custodia en la prisión, la Iglesia no cesaba de orar a Dios por él.
La noche anterior al día en que Herodes pensaba hacerlo comparecer, Pedro dormía entre dos soldados, atado con dos cadenas, y los otros centinelas vigilaban la puerta de la prisión.
De pronto, apareció el Angel del Señor y una luz resplandeció en el calabozo. El Angel sacudió a Pedro y lo hizo levantar, diciéndole: «¡Levántate rápido!». Entonces las cadenas se le cayeron de las manos.
El Angel le dijo: «Tienes que ponerte el cinturón y las sandalias» y Pedro lo hizo. Después le dijo: «Cúbrete con el manto y sígueme».
Pedro salió y lo seguía; no se daba cuenta de que era cierto lo que estaba sucediendo por intervención del Angel, sino que creía tener una visión.
Pasaron así el primero y el segundo puesto de guardia, y llegaron a la puerta de hierro que daba a la ciudad. La puerta se abrió sola delante de ellos. Salieron y anduvieron hasta el extremo de una calle, y en seguida el Angel se alejó de él.
Pedro, volviendo en sí, dijo: «Ahora sé que realmente el Señor envió a su Angel y me libró de las manos de Herodes y de todo cuanto esperaba el pueblo judío».
Salmo 34(33),2-3.4-5.6-7.8-9.
Bendeciré al Señor en todo tiempo,
su alabanza estará siempre en mis labios.
Mi alma se gloría en el Señor:
que lo oigan los humildes y se alegren.
Glorifiquen conmigo al Señor,
alabemos su Nombre todos juntos.
Busqué al Señor: El me respondió
y me libró de todos mis temores.
Miren hacia El y quedarán resplandecientes,
y sus rostros no se avergonzarán.
Este pobre hombre invocó al Señor:
El lo escuchó y lo salvó de sus angustias.
El Ángel del Señor acampa
en torno de sus fieles, y los libra.
¡Gusten y vean qué bueno es el Señor!
¡Felices los que en El se refugian!
Segunda Carta de San Pablo a Timoteo 4,6-8.17-18.
Querido hermano:
Yo ya estoy a punto de ser derramado como una libación, y el momento de mi partida se aproxima:
he peleado hasta el fin el buen combate, concluí mi carrera, conservé la fe.
Y ya está preparada para mí la corona de justicia, que el Señor, como justo Juez, me dará en ese Día, y no solamente a mí, sino a todos los que hayan aguardado con amor su Manifestación.
Pero el Señor estuvo a mi lado, dándome fuerzas, para que el mensaje fuera proclamado por mi intermedio y llegara a oídos de todos los paganos. Así fui librado de la boca del león.
El Señor me librará de todo mal y me preservará hasta que entre en su Reino celestial. ¡A él sea la gloria por los siglos de los siglos! Amén.
Evangelio según San Mateo 16,13-19.
Al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Qué dice la gente sobre el Hijo del hombre? ¿Quién dicen que es?».
Ellos le respondieron: «Unos dicen que es Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías o alguno de los profetas».
«Y ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy?».
Tomando la palabra, Simón Pedro respondió: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo».
Y Jesús le dijo: «Feliz de ti, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en el cielo.
Y yo te digo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la Muerte no prevalecerá contra ella.
Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo».
Comentario del Evangelio por  San Máximo de Turín (¿-c. 420), obispo. Sermón CC 1; PL 57, 402.
«Te daré las llaves del Reino de los cielos».
El Señor ha reconocido en Pedro el intendente fiel al cual ha confiado las llaves del Reino, y en Pablo a un maestro cualificado a quien ha dado el encargo de enseñar a la Iglesia. Para permitir encontrar la salvación a los que han sido formados por Pablo, era necesario, para su descanso, que Pedro los acogiera. Cuando Pablo predicando habrá abierto los corazones, Pedro abre a las almas el Reino de los cielos. Es pues algo semejante a una llave lo que Pablo ha recibido de Cristo, la llave del conocimiento que permite abrir a los corazones endurecidos, la fe hasta lo más profundo de ellos mismos; seguidamente, en una revelación espiritual, hace que lo que estaba escondido en el interior se vea iluminado por la gran luz del día. Se trata de una llave que deja escapar de la conciencia la confesión del pecado y en la que se encierra para siempre la gracia del misterio del Salvador.
Los dos, pues, han recibido unas llaves de mano del Señor; llave del conocimiento para uno, llave del poder para el otro; éste es el dispensador de las riquezas de la inmortalidad, el otro distribuye los tesoros de la sabiduría. Porque hay los tesoros del conocimiento, como está escrito: «Este misterio es Cristo, en quien están encerrados todos los tesoros del saber y el conocer» (Col 2,3).

El papa Francisco agradece a Benedicto XVI su testimonio de fe.

Ceremonia en el Vaticano para festejar los 65 años de la ordenación sacerdotal de Benedicto XVI.

 
Papa Francisco y Benedicto XVI - Osservatore Romano

Papa Francisco Y Benedicto XVI – Osservatore Romano

(ZENIT- Ciudad del Vaticano).- El papa emérito Benedicto XVI cumple mañana 65 años de sacerdocio, motivo por el cual el santo padre Francisco ha querido participar hoy en el homenaje que se ha celebrado en el Vaticano, en la Sala Clementina del Palacio Apostólico.
Además del homenajeado participaron también diversos cardenales, entre los cuales Gerhard Müller, responsable de la edición de la Opera omnia de Joseph Ratzinger y el Card. Angelo Sodano, decano del Colegio Cardenalicio. El coro pontificio de la Capilla Sixtina estuvo también en el evento, entonando diversos cantos polifónicos
El papa Francisco en su discurso ha recordado la pregunta de Jesús a Pedro: ‘¿Me amas?’. Así, ha querido citar una reflexión de Benedicto XVI, en la que indica que en ese ‘me amas’ se funda la misión que Jesús da de pastorear el rebaño.
Señaló también que el Monasterio de Mater Ecclesiae no es un lugar de la cultura del descarte donde se envía a quienes no tienen más fuerzas, sino un sitio del cual se irradia tranquilidad, fuerza, confianza, madurez, una fe, una dedicación y una fidelidad “que me hacen tanto bien y me dan fuerza, así como a toda la Iglesia”. Y Francisco concluyó refiriéndose al papa emérito y afirmando que esta “es la nota que domina una vida entera entregada al servicio sacerdotal y la teología, que no por casualidad usted ha definido como ‘la búsqueda del amado’”. Sobre la cual, concluyó Francisco, “usted siempre ha dado testimonio y da testimonio aún hoy en día”.
Palabras del papa Francisco:
«Santidad, hoy festejamos la historia de una llamada que inició hace 65 años con su ordenación sacerdotal el 29 de junio de 1951 en la catedral de Freising. ¿Pero cuál es la nota de fondo que recorre esta larga historia y que desde el primer inicio hasta hoy la domina cada vez más?

El Coro Pontificio de la Capilla Sixtina ha entonado varios cantos durante la ceremonia

En una de las tantas hermosas páginas que usted le dedica al sacerdocio, subraya cómo en la hora de la llamada definitiva de Simón, Jesús mirándolo en profundidad le pregunta una sola cosa: ‘¿Me amas?’.
¡Que bello y verdadero es esto! Porque es aquí –usted dice– es en aquel ‘me amas’ que el Señor fundamenta su pastoreo, porque solo si hay amor por el Señor, Él puede realizar el pastoreo a través de nosotros: ‘Señor tú sabes que te amo’.
Es esta la nota que domina una vida intensa empleada en el servicio sacerdotal y a favor de una verdadera teología que Ud. no por casualidad ha definido como ‘la receta del amado’; sobre esto usted siempre ha dado testimonio y testimonia todavía hoy: que la cosa decisiva en nuestras jornadas –de sol o de lluvia– aquello con la cual solamente viene todo el resto, es que el Señor esté verdaderamente presente, que lo deseamos, que interiormente estamos cerca de Él, que lo amamos, que realmente creemos profundamente en Él y creyendo lo amamos realmente.
Es este amar que verdaderamente nos llena el corazón, este creer es aquello que nos hace caminar seguros y tranquilos sobre las aguas, también en medio de la tempestad, justamente como sucedió con Pedro. Este amar y este creer es lo que nos permite amar al futuro no con miedo o nostalgia, sino con alegría, también en los años avanzados de nuestra vida.
Y así, justamente viviendo y dando testimonio hoy de manera tan intensa y luminosa esta única cosa verdaderamente decisiva -tener los ojos y el corazón dirigido a Dios- usted santidad sigue sirviendo a la Iglesia, no deja de contribuir realmente con vigor y sabiduría a su crecimiento; y lo hace desde aquel pequeño monasterio Mater Ecclesiae, en el Vaticano, que se revela así ser algo muy diverso que uno de esos rincones olvidados en la cual la cultura del descarte de hoy tiende a relegar a las personas cuando debido a la edad, las fuerzas faltan.
Es todo lo contrario. Y permita que lo diga con fuerza su sucesor ¡que ha elegido llamarse Francisco! Porque el camino espiritual de san Francisco inició en San Damián, pero el verdadero lugar amado, el corazón palpitante de la Orden, allí donde la fundó y donde al final de cuentas entregó su vida a Dios fue en la Porziúncola, la ‘pequeña porción’, el rincón junto a la Madre Iglesia; junto a María que, por su fe así firme y por su vivir así enteramente el amor y en el amor con el Señor, todas las generaciones la llamaron bienaventurada.
Así la providencia, quiso que usted, querido hermano, llegara a un lugar por así decir propiamente ‘franciscano’ del cual se irradia tranquilidad, paz, fuerza, confianza, madurez, una fe, una dedicación y una fidelidad que me hacen tanto bien y me dan fuerza así como a toda la Iglesia, así como y un sano y alegre sentido del humor.
El deseo con el cual quiero concluir es por lo tanto un deseo que dirijo a usted junto a todos nosotros y a la Iglesia entera: que usted, santidad, pueda continuar sintiendo que la mano del Dios misericordioso la sostiene, que pueda sentir y darnos testimonio del amor de Dios; que con Pedro y Pablo pueda continuar a exultar con gran alegría mientras camina hacia la meta de la fe».
Concluidas las palabras del Santo Padre, Benedicto XVI recordó que “hace 65 años, un hermano ordenado junto a mi decidió escribir sobre la estampa de recuerdo de su primera misa  una palabra en griego: Eukaristomen” que significa celebrar y vivir el misterio eucarístico. Y añadió: “Estoy convencido que con esta palabra en sus diversas dimensiones se diga todo lo que se puede decir en este momento”, y agradeció a todos los presentes por este sentido homenaje.

Comentario al evangelio de hoy martes 28 de junio de 2016

¡Sálvanos, Señor, nos hundimos!
Tiempo Ordinario

Quiero encontrar en ti la serenidad y el equilibrio entre lo que puedo hacer por mí solo y lo que ya corresponde a tu amor.
Por: Samuel Hurtado
Fuente: Catholic.net 
http://es.catholic.net/op/articulos/27148/por-qu-tienen-miedo-hombres-de-poca-fe.html

Del santo Evangelio según san Mateo 8,23-27
Después Jesús subió a la barca y sus discípulos lo siguieron. De pronto se desató en el mar una tormenta tan grande, que las olas cubrían la barca. Mientras tanto, Jesús dormía. Acercándose a él, sus discípulos lo despertaron, diciéndole: «¡Sálvanos, Señor, nos hundimos!». Él les respondió: «¿Por qué tienen miedo, hombres de poca fe?». Y levantándose, increpó al viento y al mar, y sobrevino una gran calma. Los hombres se decían entonces, llenos de admiración: «¿Quién es éste, que hasta el viento y el mar le obedecen?».
Oración introductoria
Jesucristo, muchas veces no comprendo muchas cosas que me suceden ni sé explicar los problemas que surgen en mi vida diaria. Tú eres Dios, y duermes en la barca de mi alma si yo te soy fiel; por eso necesito tu ayuda, para confiar en ti, aunque duermas y parezca que «no te enteras de mi vida». Dame ese poco de fe que le faltó a los apóstoles, pues aun dormido, Tú eres el Dueño del universo. Oh, Jesús, calma la tempestad de mis tentaciones y de mis dificultades y, entonces, yo podré ver de una manera diferente tu voluntad.
Petición
Dulce Jesús, aunque muchas veces no comprendo las circunstancias que vivo, yo me acojo a ti para ver en todas ellas tu mano amorosa y protectora. Que sepa decir, desde hoy, hágase como quieras, pues la misma tormenta obedece a tu amor.
Meditación del Papa Francisco
La situación que se da sobre el barco es el miedo. Cuando hay una gran agitación en el mar, el barco se cubría por las olas. ‘¡Sálvanos, Señor, que estamos perdidos!’, dicen. ¡El miedo! Incluso aquella es una tentación del diablo: tener miedo de avanzar en el camino del Señor.
Hay una tentación que dice que es mejor quedarse aquí, donde estoy seguro. Pero esto es el Egipto de la esclavitud. Tengo miedo de seguir adelante, tengo miedo de ir hacia donde me llevará el Señor. El temor, sin embargo, no es un buen consejero. Jesús muchas veces, ha dicho: ¡No tengan miedo! El miedo no nos ayuda.
Cuando Jesús trae la calma al agitado mar, los discípulos en la barca se llenaron de temor. Siempre, ante el pecado, delante de la nostalgia, ante el temor, debemos volver al Señor. Mirar al Señor, contemplar al Señor. Esto nos da estupor por un nuevo encuentro con el Señor. ‘Señor, tengo esta tentación: quiero quedarme en esta situación de pecado; Señor, tengo la curiosidad de saber cómo son estas cosas; Señor, tengo miedo’. Y ellos vieron al Señor: ‘¡Sálvanos, Señor, estamos perdidos!’ Y llegó la sorpresa del nuevo encuentro con Jesús. No somos ingenuos ni cristianos tibios, somos valientes, valerosos. Somos débiles, pero hay que ser valientes en nuestra debilidad. Y nuestro valor muchas veces debe expresarse en una fuga y no mirar hacia atrás, para no caer en la mala nostalgia. (Cf Homilía de S.S. Francisco, 2 de julio de 2013, en Santa Marta).
Reflexión 
Uno de los puntos más comunes en la vida: la incertidumbre de lo que nos pasa o pasará. En esto, se distinguen quienes no tienen fe de los creyentes: se preocupan demasiado en qué comerán o ganarán el día de mañana, mientras que el cristiano se prepara para el futuro viviendo rectamente el presente. Dios nos va poniendo en el camino las soluciones; pero sólo las vemos a largo plazo. Es aquí donde entra nuestra fe: hoy, quizá, nos atrapa la estrechez económica o la muerte de un ser querido… sin embargo, Dios lo permite, porque de ello sacará un bien mucho mayor. Y mientras no alcanzamos a ver el «porqué», Cristo nos acompaña y su sola presencia y nuestra oración nos darán la fuerza para llegar a ser felices con Él.
Propósito
Hoy dedicaré en medio de mis ocupaciones habituales, 10 minutos para hablar con Cristo, pidiéndole el regalo de confiar más en Él.
Diálogo con Cristo
Jesús, desde hoy quiero vivir viendo más allá de lo que veo. Sé que dificultades siempre he de tener y que me enfrentaré con tormentas y con baches en el camino. Pero Tú vas a mi lado. Ojalá no te despierte con mis quejas inútiles. Inútiles, porque Tú sabes lo que me sucede y te propones arreglarlo, y eso desde que moriste por mí. Por supuesto, dame la fe necesaria y la voluntad para resistir en el barco aunque éste se tambalee de aquí a allá. Jesús, no quiero preocuparme excesivamente por el futuro, pues aún no existe. Más bien quiero encontrar en ti la serenidad y el equilibrio entre lo que puedo hacer por mí solo y lo que ya corresponde a tu amor.
Creo, Señor, pero que crea con más firmeza (San Clemente XI, Oraciones)

EDD. martes 28 de junio de 2016

Martes de la decimotercera semana del tiempo ordinario.

http://evangeliodeldia.org/main.php?language=SP&module=readings&localdate=20160627


Libro de Amós 3,1-8.4,11-12.
Escuchen esta palabra que el Señor pronuncia contra ustedes, israelitas, contra toda la familia que yo hice subir del país de Egipto:
Sólo a ustedes los elegí entre todas las familias de la tierra; por eso les haré rendir cuenta de todas sus iniquidades.
¿Van juntos dos hombres sin haberse puesto de acuerdo?
¿Ruge el león en la selva sin tener una presa? ¿Alza la voz el cachorro desde su guarida sin haber cazado nada?
¿Cae el pájaro a tierra sobre una trampa si no hay un cebo? ¿Salta la trampa del suelo sin haber atrapado nada?
¿Suena la trompeta en una ciudad sin que el pueblo se alarme? ¿Sucede una desgracia en la ciudad sin que el Señor la provoque?
Porque el Señor no hace nada sin revelar su secreto a sus servidores los profetas.
El león ha rugido: ¿quién no temerá? El Señor ha hablado: ¿quién no profetizará?
Yo les envié una catástrofe como la de Sodoma y Gomorra, y ustedes fueron como un tizón salvado del incendio, ¡pero ustedes no han vuelto a mí! -oráculo del Señor-.
Por eso, mira cómo voy a tratarte, Israel; y ya que te voy a tratar así, prepárate a enfrentarte con tu Dios, Israel.
Salmo 5,5-6.7.8.
Tú no eres un Dios que ama la maldad;
ningún impío será tu huésped,
ni los orgullosos podrán resistir
delante de tu mirada.
Tu detestas a los que hacen el mal
y destruyes a los mentirosos.
¡Al hombre sanguinario y traicionero
lo abomina el Señor!
Pero yo, por tu inmensa bondad,
llego hasta tu Casa,
y me postro ante tu santo Templo
con profundo temor.
Evangelio según San Mateo 8,23-27.
Jesús subió a la barca y sus discípulos lo siguieron.
De pronto se desató en el mar una tormenta tan grande, que las olas cubrían la barca. Mientras tanto, Jesús dormía.
Acercándose a él, sus discípulos lo despertaron, diciéndole: «¡Sálvanos, Señor, nos hundimos!».
El les respondió: «¿Por qué tienen miedo, hombres de poca fe?». Y levantándose, increpó al viento y al mar, y sobrevino una gran calma.
Los hombres se decían entonces, llenos de admiración: «¿Quién es este, que hasta el viento y el mar le obedecen?».
Comentario del Evangelio por  Carta a Diogneto (c. 200). §7 ; PG 2, 1174-1175.
«¿Quién es este, al que el viento y el mar le obedecen?»
Porque no fue una invención terrenal, como dije, lo que les fue encomendado, ni se preocupan de guardar tan cuidadosamente ningún sistema de opinión mortal, ni se les ha confiado la dispensación de misterios humanos. Sino que, verdaderamente, el Creador Todopoderoso del universo, el Dios invisible mismo de los cielos plantó entre los hombres la verdad y la santa enseñanza que sobrepasa la imaginación de los hombres, y la fijó firmemente en sus corazones.
No como alguien podría pensar, enviando, a la humanidad, a un subalterno, o a un ángel, o un gobernante, o uno de los que dirigen los asuntos de la tierra, o uno de aquellos a los que están confiadas las dispensaciones del cielo, sino al mismo Artífice y creador del universo, por quien Él hizo los cielos, y por quien Él retuvo el mar en sus propios límites, cuyos misterios, ordenanzas, observan todos los elementos fielmente, de quien, el sol, ha recibido incluso la medida de su curso diario para guardarlo, a quien la luna obedece cuando Él le manda que brille de noche, a quien las estrellas obedecen siguiendo el curso de la luna, por el cual fueron ordenadas todas las cosas y establecidos y puestos en sujeción, los cielos y las cosas que hay en los cielos, la tierra y las cosas que hay en la tierra, el mar y las cosas que hay en el mar, fuego, aire, abismo, las cosas que hay en las alturas, las cosas que hay en lo profundo, las cosas que hay entre los dos. A éste les envió Dios.
¿Creerás, como supondrá todo hombre, que fue enviado para establecer su soberanía, para inspirar temor y terror? En modo alguno. Sino en mansedumbre y humildad fue enviado. Como un rey podría enviar a su hijo que es rey (cf Mt 21,37); Él le envió como enviando a Dios; le envió a Él como, un hombre, a los hombres; le envió como Salvador, usando persuasión, no fuerza; porque la violencia no es atributo de Dios.

El Papa respondió a las preguntas de los periodistas en el avión de regreso de su visita a Armenia

El Papa: ‘Europa necesita creatividad y fecundidad’.
 
El Santo Padre respondió a las preguntas de los periodistas en el avión de regreso en el avión.
https://es.zenit.org/articles/el-papa-europa-necesita-creatividad-y-fecundidad/
Papa Francisco en el avión - Osservatore Romano

Papa Francisco en el avión – Osservatore Romano

(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El papa Francisco ha concluido este domingo el 14º viaje de su pontificado, tres días que le han llevado hasta Armenia, primer país que abrazó la fe cristiana. Después de tres días intensos de encuentros, el Santo Padre, en el vuelo de regreso a Roma, respondió a las preguntas que le hicieron los periodistas que le acompañan en el vuelo papal. Fueron muchos los temas abordados, desde temas de actualidad como el conflicto de Armenia y Azerbaiyán o el resultado del referéndum en Reino Unido. Y también se afrontaron temas de Iglesia, como del papa emérito, de la creación de la comisión de las mujeres diácono p de la importancia de pedir perdón a los homosexuales.
 
Brexit
A propósito de la salida del Reino Unido de la Unión Europea por el referéndum que votaron el pasado viernes, el Pontífice explicó que “hay un aire de división, no solo en Europa, en los mismos países”, poniendo como ejemplo Cataluña y Escocia. Por eso indicó que estas divisiones no es que sean peligrosas, pero hay que estudiarlas bien, y “antes de dar un paso adelante para una división, hablar bien entre nosotros y buscar soluciones viables”. Del mismo modo aseguró que hay que pensar otra forma de Unión Europea, “ser creativos”. Hoy las dos palabras claves para la Unión Europea son: “creatividad y fecundidad”.
Genocidio armenio
Le preguntaron al Papa por qué decidió añadir la palabra “genocidio” en el discurso en el Palacio Presidencial, palabra que no estaba escrita en el discurso original. De este modo, Francisco pudo explicar que en Argentina cuando se hablaba del exterminio armenio, siempre se usaba la palabra genocidio. “Yo no conocía otra”, aseguró.  Y fue cuando llegó a Roma que le dijeron que la palabra genocidio es “ofensiva” y que es mejor usar ‘Gran Mal’. Además explicó que también quería subrayar en el discurso que en este genocidio, como en los otros, “las grandes potencias internacionales miraban para otro lado”.
Papa emérito
El Santo Padre recordó que Benedicto XVI es papa emérito, “él dijo claramente ese 11 de febrero de 2013 que daba su dimisión a partir del 28 de febrero, que se retiraba a ayudar a la Iglesia con la oración”.
Del mismo modo, indicó que le fue a ver muchas veces, habla con él por teléfono, se escriben cartas. “Y muchas veces dije que es una gracia tener en casa al abuelo sabio. También se lo dije en la cara y él se ríe”, contó Francisco. También le agradeció haber abierto la puerta a los papas eméritos. “Y él, con coraje y con oración, y también con ciencia y con teología, decidió abrir esta puerta”, precisó el Pontífice asegurando que cree que “es bueno para la Iglesia”.
Concilio Pan-Ortodoxo
Tal y como indicó Francisco “se dio un paso hacia adelante, no con el 100%, pero un paso adelante”. Y manifestó que “el resultado es positivo, el solo hecho de que estas Iglesias se hayan reunido en nombre de la ortodoxia para mirarse a la cara, para rezar juntos y para hablar, es muy positivo”.
Conmemoración de los 50 años de la Reforma
El Papa viajará a Suecia en octubre para conmemorar este evento. Por eso, respondiendo a la pregunta del periodista indicó que las intenciones de Martín Lutero “no eran equivocadas, era un reformador”. Pero precisó que quizá algunos métodos “no eran los correctos”. Al respecto indicó que “debemos meternos en la historia de aquel tiempo, no es una historia fácil de comprender”.
Pedir perdón a los homosexuales
Un periodista le dijo al Papa que hace unos días, el cardenal Marx en una conferencia en Dublín sobre la Iglesia del mundo moderno, dijo que la Iglesia católica debe pedir disculpas a la comunidad gay por haber marginado a estas personas. Por eso le preguntó al Papa qué pensaba al respecto, especialmente después de la tragedia sucedida en Orlando. De este modo, el Santo Padre subrayó lo que ya dijo en el primer viaje, lo que dice el catecismo de la Iglesia católica: “que no sean discriminados, que deben ser respetados, acompañados pastoralmente”.
Y aseguró que la Iglesia no solo debe pedir disculpas a la persona que es gay a la que se ha ofendido, “sino también pedir disculpas a los pobres también, a las mujeres explotadas, a los niños explotados en el trabajo. Debe pedir disculpas por haber bendecido tantas armas. La Iglesia debe pedir disculpas por no haberse comportado muchas veces”. Y cuando dice Iglesia, “digo los cristianos”. Porque –recordó el Papa–  la Iglesia es santa, los pecadores somos nosotros.  Pero también recordó que hay muchos santos, que “no se ven porque la santidad es pudorosa, se esconde”.
Comisión mujeres diácono
El Pontífice recordó que en los primeros años de la Iglesia, ciertamente existían estas mujeres que ayudaban al obispo y ayudaban en tres cosas: en el bautismo de las mujeres, porque era por inmersión; en la unción prebautismal de las mujeres, y tercero cuando una mujer iba al obispo porque el marido le pegaba, el obispo llamaba a una de estas diaconisas para controlar las marcas en el cuerpo.
Y el Papa dijo se puede estudiar y crear una comisión y ya ha pedido una lista de gente que pudiera formar parte de ella. Del mismo modo, aprovechó la ocasión para explicar que para él “la función de la mujer no es tan importante como el pensamiento de la mujer”. La mujer –precisó– piensa de otro modo que nosotros los hombres y no se puede tomar una decisión buena y justa sin escuchar a las mujeres. E insistió una vez más “es más importante el modo de comprender, de pensar y de ver de las mujeres que la funcionalidad de la mujer”.
Visita Azerbaiyán en septiembre
En Azerbaiyán –indicó el Papa– yo hablaré a los azeríes de la verdad, de lo que siento, de lo que he visto. También les animaré a ellos. Diré también –observó– que no hacer la paz por un pedacito de tierra, porque no es gran cosa, significa algo oscuro. “Esto se lo digo a todos, sea a los armenios, sea a los azeríes”, añadió.
Visita a Auschwitz en julio
Yo quisiera ir a ese lugar del horror sin discursos, sin gente, solamente los pocos necesarios, precisó el Santo Padre. “Pero sin saludar a este, a este, a este. Yo solo, entrar, rezar… Y que el Señor me dé la gracia de rezar”, concluyó.

Comentario al evangelio de hoy lunes 27 de junio de 2016


 

Condiciones de los seguidores de Jesús.
Tiempo Ordinario
Si la cruz no llega a resultarnos fuente de felicidad ¿cómo podemos decir que la creemos redentora?         
Por: Xavier Caballero
Fuente: Catholic.net 
Del santo Evangelio según san Mateo 8, 18-22
Viéndose Jesús rodeado de la muchedumbre, mandó pasar a la otra orilla. Y un escriba se acercó y le dijo: «Maestro, te seguiré adondequiera que vayas». Jesús le dijo: «Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza». Otro de los discípulos le dijo: «Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre». Jesús le dijo: «Sígueme, y deja que los muertos entierren a sus muertos».
Oración introductoria
Señor, aumenta mi fe, mi esperanza y mi caridad. Teóricamente yo también quiero seguirte, ansío ser fiel a los innumerables dones de tu gracia; pero, bien conoces mi debilidad, mis apegos… Hoy me pongo de rodillas ante Ti y te suplico me des la luz y la fuerza de tu Espíritu Santo.
Petición
Ven, Espíritu Santo, aumenta mi fe, mi esperanza y mi caridad
Meditación del Papa
Quien lee atentamente el texto descubre que las Bienaventuranzas son como una velada biografía interior de Jesús, como un retrato de su figura. Él, que no tiene donde reclinar la cabeza, es el auténtico pobre; El, que puede decir de sí mismo: Venid a mí, porque soy sencillo y humilde de corazón, es el realmente humilde; Él es verdaderamente puro de corazón y por eso contempla a Dios sin cesar. Es constructor de paz, es aquel que sufre por amor de Dios: en las Bienaventuranzas se manifiesta el misterio de Cristo mismo, y nos llaman a entrar en comunión con Él. Pero precisamente por su oculto carácter cristológico las Bienaventuranzas son señales que indican el camino también a la Iglesia, que debe reconocer en ellas su modelo; orientaciones para el seguimiento que afectan a cada fiel, si bien de modo diferente, según las diversas vocaciones. (Joseph Ratzinger, Benedicto XVI, Jesús de Nazaret, primera parte, p. 36).
Reflexión
El riesgo es parte sustancial de la condición humana. No se puede en este mundo hacer nada serio sin exponerse, con frecuencia, al fracaso. Y, desde luego, la única manera de no equivocarse nunca – es decir, de equivocarse siempre – es renunciar a toda aventura por pura cobardía. Sí, estamos por el riesgo y contra la seguridad. Estamos con la audacia frente a la comodidad. Creemos más humano el atrevimiento que la renuncia sistemática al combate.
El evangelio de hoy es uno de esos que solemos calificar como sólo para gente intrépida. El Hijo del Hombre no tiene dónde reclinar la cabeza….Todo un riesgo. Cuando nos acercamos a este pasaje podemos caer en el error de pensar que se refiere sólo a los llamados al sacerdocio, a la vida consagrada, etc. Y sin embargo, nos interpela a todos como cristianos. Forma parte de nuestra vocación. La vocación no es un lujo de elegidos ni un sueño de quiméricos. Todos llevan dentro encendida una estrella. A veces, la estrella es tan clara que mucha gente no la ve. Y es que una de las cosas importantes de la vida es la de descubrir cuál es metaluego, buscarla como una mezcla, a partes iguales, de ilusión y realismo. Sígueme, deja a los muertos sepultar a los muertos». Sólo con realismo nos quedaremos a ras de tierra. Sólo con ilusión nos romperemos las narices. No siempre es fácil. Pero, ¿es que puede ser un sacrificio amar a Alguien?
Con frecuencia hay que tomar la cruz; pero si la cruz no llega a resultarnos fuente de felicidad ¿cómo podemos decir que la creemos redentora? Somos cristianos. Nuestra vocación está unida a la de Cristo.
Repitamos hoy y hagamos vida en nuestro interior, la oración de J. H. Newman:
«Amado Señor, enséñanos a sufrir contigo; haz que el sufrir por amor a ti, sea dulce para nosotros, y santifica con tus méritos todos nuestros sufrimientos. A ti, Jesús, fuerza y sostén del universo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos. Amén»
Propósito
Ante el Santísimo Sacramento, revisar mi vida: ¿qué me pide Dios que no he querido darle?
Diálogo con Cristo
Señor, el ambiente y los medios de comunicación buscan imponer un estilo de vida donde lo práctico y el bienestar ocupan el primer lugar. Seguirte, comprometer la vida al ideal del Evangelio, es ir contra corriente. Así es, y así ha sido siempre. No permitas que me engañe, que busque evadir mis responsabilidades. Ayúdame a saber vivir mi misión, identificándome plenamente con el ideal que me propone tu Evangelio.