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Comentario al evangelio de hoy miércoles 13 de julio de 2016.

Evangelio de hoy
http://www.ciudadredonda.org/calendario-lecturas/evangelio-del-dia/hoy
Lectura del santo evangelio según san Mateo (11,25-27):
En aquel tiempo, exclamó Jesús: «Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.»
Palabra del Señor.
Comentario al Evangelio de hoy miércoles, 13 de julio de 2016
José Luis Latorre, cmf
Queridos hermanos :
“Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra…” Es la oración espontánea y jubilosa de Jesús después de escuchar de los apóstoles cómo la gente sencilla había acogido el Mensaje que ellos les habían trasmitido (cfr. Mt 10, 1-42). Jesús se siente feliz al ver a sus apóstoles gozosos por el éxito obtenido. La salvación no depende de una mayor o menor pericia en la interpretación de la Biblia, sino de la capacidad de acoger a Dios y de la disponibilidad para aceptar su llamada. Los sencillos y humildes tienen una capacidad especial para entender a Dios, porque no ponen su corazón en el dinero, el poder y el placer. Los arrogantes –los sabios y entendidos, cuyo corazón está en las cosas de este mundo- están menos capacitados para entender el mensaje de Dios.
Los sencillos son “los pobres con espíritu” no cualquier pobre. Son esas personas que viven desde los valores del Reino proclamado por Jesús: los solidarios, los justos, los fraternos, los pacíficos, los respetuosos… personas que se sienten identificados con la forma de pensar y vivir de Jesús; personas de corazón bueno y limpio capaces de sintonizar sin dificultad con el Evangelio predicado por el Maestro. San Pablo escribía“mirad cuántos sabios y entendidos hay en vuestra asamblea… Dios ha elegido lo bajo y necio para confundir a los sabios y poderosos de este mundo”. Esta es la ley del Evangelio de ayer, hoy y siempre. Los pobres con espíritu son quienes dejan huellas profundas en la historia de la humanidad: los mártires de todos los tiempos del cristianismo, los santos y la multitud anónima de personas buenas de toda raza, nación y lengua que todos conocemos. La fe penetró en sus vidas y las trasformó y por eso su recuerdo pervive de generación en generación.
En mi vida de misionero en América con cuantos pobres con espíritu me he encontrado: hombres y mujeres de fe profunda en la Providencia, de corazón noble y limpio, desprendidos y solidarios, de una aceptación confiada de la voluntad de Dios y siempre con una sonrisa en los labios; personas que te impactaban por una profunda espiritualidad; personas que, sin hacer ruido ni buscar alabanzas o premios, están disponibles siempre que las necesitas. Esta es la gente sencilla por la cual Jesús sigue hoy alabando al Padre.

EDD. miércoles 13 de Julio de 2016

Miércoles de la decimoquinta semana del tiempo ordinario.

http://evangeliodeldia.org/main.php?language=SP&module=readings&localdate=20160712



Libro de Isaías 10,5-7.13-16.
Así habla el Señor:
«¡Ay de Asiria! El es el bastón de mi ira y la vara de mi furor está en su mano.
Yo lo envío contra una nación impía, lo mando contra un pueblo que provocó mi furor. para saquear los despojos y arrebatar el botín, y pisotearlo como al barro de las calles.
Pero él no lo entiende así, no es eso lo que se propone: él no piensa más que en destruir y en barrer una nación tras otra.»
Porque él ha dicho: «Yo he obrado con la fuerza de mi mano, y con mi sabiduría, porque soy inteligente. He desplazado las fronteras de los pueblos y he saqueado sus reservas: como un héroe, he derribado a los que se sientan en tronos.
Mi mano tomó como un nido las riquezas de los pueblos; como se juntan huevos abandonados, así he depredado toda la tierra, y no hubo nadie que batiera las alas o abriera el pico para piar».
¿Se gloría el hacha contra el leñador? ¿Se envanece la sierra contra el que la maneja? ¡Como si el bastón manejara al que lo empuña y el palo levantar al que no es un leño!
Por eso el Señor de los ejércitos hará que la enfermedad consuma su vigor y dentro de su carne hará arder una fiebre, como el ardor del fuego.
Salmo 94(93),5-6.7-8.9-10.14-15.
Ellos pisotean a tu pueblo, Señor,
y oprimen a tu herencia;
matan a la viuda y al extranjero,
asesinan a los huérfanos;
Y exclaman: “El Señor no lo ve,
no se da cuenta el Dios de Jacob”.
¡Entiendan, los más necios del pueblo!
y ustedes, insensatos, ¿cuándo recapacitarán?
El que hizo el oído, ¿no va a escuchar?
El que formó los ojos, ¿será incapaz de ver?
¿Dejará de castigar el que educa a las naciones
y da a los hombres el conocimiento?
Porque el Señor no abandona a su pueblo
ni deja desamparada a su herencia:
la justicia volverá a los tribunales
y los rectos de corazón la seguirán.

Evangelio según San Mateo 11,25-27.
Jesús dijo:
«Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños.
Sí, Padre, porque así lo has querido.
Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo sino el Padre, así como nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.»
Comentario del Evangelio por  Beata Isabel de la Trinidad (1880-1906), carmelita descalza. El cielo en la fe.
 

“Proclamo tu alabanza”.
Por un decreto de Aquel que obra todas las cosas según el designio de su voluntad, hemos sido predestinados para ser “alabanza de su gloria” (Ef 1,6.12.14). Es san Pablo quien habla así, él, que fue instruido por el mismo Dios. ¿Cómo realizar este gran sueño del corazón de nuestro Dios, ese querer inmutable sobre nuestras almas? En una palabra ¿cómo responder a nuestra vocación y llegar a ser perfectas “alabanzas de gloria” de la Santísima Trinidad?
En el cielo cada alma es una alabanza de gloria al Padre, al Verbo, al Espíritu Santo, porque cada alma está permanentemente fija en el puro amor y ya no vive más de su propia vida, sino de la vida de Dios. Entonces conoce, dice san Pablo, “como es conocida por Él” (1C 13,12); en otras palabras, su entendimiento es el mismo entendimiento de Dios, su voluntad es la voluntad de Dios, su amor es el mismo amor de Dios. En realidad es el Espíritu de amor y de fuerza quien transforma al alma, porque habiéndosele dado a ésta para suplir lo que le falta, como también dice san Pablo, obra en ella esta gloriosa transformación (cf Rm 8,26)…
Una alabanza de gloria es un alma que permanece en Dios, que le ama con un amor puro y desinteresado, sin buscarse a sí misma en la dulzura de este amor; es una alma que le ama por encima de todo sus dones y aunque no hubiera recibido nada de él… Una alabanza de gloria es un ser en continua acción de gracias. Cada uno de sus actos, de sus movimientos, cada uno de sus pensamientos, de sus aspiraciones, al mismo tiempo que se enraízan cada vez más profundamente en el amor, son como un eco del Sanctus eterno.

 

La justicia y la misericordia se necesitan mutuamente.

La justicia y la misericordia se necesitan mutuamente.
La afirmación la hizo monseñor Celestino Aós ( Capuchino ), obispo de Copiapó y miembro de la Asociación Chilena de Derecho Canónico, al inaugurar la XXXI Jornada de la entidad, en el Seminario San Rafael, de Valparaíso.
 

El presidente de dicha asociación y Vicario Judicial de Santiago, padre Jaime Ortíz de Lazcano, señaló al abrir el encuentro que «en estos últimos años, han sido varios los logros y las metas alcanzadas, como por ejemplo la realización y configuración del nuevo Formulario de la Información Matrimonial, que ha sido aprobado por la Conferencia Episcopal de Chile para todo el país, encargo solicitado por el Comité Permanente de la Conferencia Episcopal de Chile a la Asociación Chilena de Derecho Canónico. Tengo que decir con alegría que el nuevo formulario ha sido acogido con muy buenos ojos en las distintas diócesis del país».
Luego, indicó que el año pasado la Asociación Chilena de Derecho Canónico decidió publicar un Anuario Canónico con artículos importantes, tanto de ponencias realizadas en las jornadas canónicas de formación, como de otros documentos o artículos de interés. «Con mucho gozo pues, pudimos el año pasado lograr realizar esta publicación. Y dado que se decidió que cada año se pudiera publicar un anuario, también este año 2016 hemos publicado el Anuario Canónico Ano II, que será entregado en la conclusión de estas jornadas».
El padre Jaime reconoció y agradeció el apoyo que los obispos de Chile han mantenido con la entidad que preside, así como con la promoción del derecho canónico.
La misericordia: viga maestra de la Iglesia
La clase inaugural estuvo a cargo de monseñor Celestino Aós, quien confesó estar «agradecido y extrañado de que ese Dios bueno y misericordioso juzgue hoy en su Iglesia a través de este Código de Derecho Canónico y que desde ahí reparta verdad, justicia, misericordia y salvación. Parte importante de la vida de la Iglesia es la administración de la justicia. Más aún, la misericordia es la viga maestra que sostiene la vida de la Iglesia y nada en su anuncio y en su testimonio hacia el mundo puede carecer de misericordia».
Más adelante, el Obispo de Copiapó sostuvo que «sancionar es también un acto de misericordia, porque es un acto de verdad y porque es una búsqueda de la salud del alma del encausado». Luego, monseñor Aós indicó que «la justicia sin misericordia es crueldad, la misericordia sin justicia es libertinaje», y que «la justicia y misericordia se necesitan mutuamente. No existe misericordia sin justicia, no la elimina». Finalmente, afirmó que «el primer acto de la misericordia es decirnos la verdad y vivir en la verdad».
La XXXI Jornada Nacional de Derecho Canónico se desarrollará en el seminario aledaño al Santuario de Lo Vásquez hasta el próximo viernes, y en él participarán, entre otros, los profesores Paolo Bianchi, presbítero, licenciado en Teología de la Facultad Teológica Dell`Italia Settentrionale y Doctor en Derecho Canónico de la Pontificia Universidad Gregoriana, y el presbítero Davide Cito, Doctor en Derecho y profesor extraordinario de Derecho Penal y Derecho Procesal Canónico de la Universidad de la Santa Cruz.
Fuente: Comunicaciones Santiago
www.iglesiadesantiago.cl

 

Santiago, 11/07/2016

Comentario al evangelio de hoy martes 12 de julio de 2016.

Jesús recrimina a las ciudades incrédulas.
Tiempo Ordinario

Jesús expresa su disgusto al verse atacado por su misma gente, de la ciudad que le dan la espalda a su mensaje.
Por: P. Francisco Javier Arriola
Fuente: Catholic.net 
http://es.catholic.net/op/articulos/48745/jess-recrimina-a-las-ciudades-incrdulas.html

Del Evangelio según san Mateo 11, 20 – 24
Entonces Jesús comenzó a recriminar a aquellas ciudades donde había realizado más milagros, porque no se habían convertido. «¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si los milagros realizados entre ustedes se hubieran hecho en Tiro y en Sidón, hace tiempo que se habrían convertido, poniéndose cilicio y cubriéndose con ceniza. Yo les aseguro que, en el día del Juicio, Tiro y Sidón serán tratadas menos rigurosamente que ustedes. Y tú, Cafarnaúm, ¿acaso crees que serás elevada hasta el cielo? No, serás precipitada hasta el infierno. Porque si los milagros realizados en ti se hubieran hecho en Sodoma, esa ciudad aún existiría. Yo les aseguro que, en el día del Juicio, la tierra de Sodoma será tratada menos rigurosamente que tú». 
Oración Introductoria
Señor, Dios mío, me pongo en tu presencia para escuchar tus palabras. Haz que mi corazón sea la tierra fértil donde caiga la semilla de tu Palabra para que pueda dar frutos abundantes, para alabarte y para descubrir tu santísima voluntad en mi vida.
Petición
Jesús, Rey de Misericordia, te pido que abras mis oídos para escuchar tu voz, mi voluntad para seguirla y mi corazón para aprender a amarte en mi vida diaria.
Meditación del Papa Francisco
El único deseo de Dios es salvar a la humanidad, pero el problema es que a menudo el hombre quiere dictar las reglas de la salvación. Es la paradoja dramática de tantas páginas de la Biblia que llega a su culmen en la vida terrena de Cristo.
Jesús expresa su disgusto al verse atacado por su misma gente, de la ciudad que le dan la espalda a su mensaje: «Si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros realizados entre ustedes -es su advertencia a Corozaín y Betsaida- hace tiempo se habrían convertido». En esta severa, pero también amarga comparación, está toda la historia de la salvación.
Así como han rechazado y asesinado a los profetas antes que llegara Él, porque eran incómodos, ahora hacen lo mismo con Jesús. Es justamente la clase dirigente la que cierra las puertas al modo como Jesús quiere salvarnos. Y así se entienden los diálogos fuertes de Jesús, con la clase dirigente de su tempo: se pelean, lo ponen a la prueba, le ponen trampas para ver si cae, porque se trata de la resistencia a ser salvados. Jesús les dice: «Pero yo no les entiendo» y señala que ellos «son como aquellos niños: hemos sonado la flauta y no han bailado; hemos cantado un lamento y no han llorado ¿Pero qué quieren? ‘¡Queremos salvarnos como nos gusta!». Es siempre este el cierre al mundo de Dios. (Cf Homilía de S.S. Francisco, 3 de octubre de 2014, en Santa Marta).
Reflexión 
Este pasaje comienza con una de las palabras más duras de Jesús sobre dos ciudades que no quisieron convertirse. Al mismo tiempo el Señor mismo abre su corazón y nos no muestra ardiendo en amor por cada ser humano en el mundo. ¡Cuánto amor encierra tu divino Corazón, Señor, y al mismo tiempo cuánto dolor porque no eres correspondido!
Jesucristo no se cansa de llamar a sus hijos, pero le duele que no reconozcamos su amor. Es Él quien nos pide las migajas de nuestro amor porque sabe que no podemos dar más. Y en el fondo, tampoco nos pide mucho, sólo quiere que nos dejemos amar por Él. Precisamente porque obró muchos milagros en Corozaím y Betsaida, por eso les echa en cara su falta de fe. No correspondieron a todo lo que Jesús les dio. Hizo milagros, predicó, sanó enfermos, pero no supieron que era el Mesías quien los visitaba. Lo tuvieron como un gran hombre, pero no le permitieron cambiar sus corazones.
Y cuántas veces Dios tendría que llorar a las puertas de nuestro corazón para reprocharnos las tantas veces que se acerca a nuestra vida y nosotros no le reconocemos ni vemos todo lo que nos da. Tal vez porque aún nos falta mucha fe, porque no nos arrepentimos de las veces que le ofendemos y porque no sentimos su dolor ni hacemos caso a sus ruegos. ¿No podemos conmovernos ante tanto amor? Correspondamos con el sincero arrepentimiento, con el sacrificio, con la reparación que puede apartar de nosotros el castigo que nos merecemos, y mover las entrañas de misericordia de un Dios que está loco de amor por los hombres y no desea sino que le amemos.
«En eso consiste el amor, no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó primero y envió a su Hijo, víctima expiatoria de nuestros pecados» (cfr 1 Jn 4, 10). San Juan nos explica con claridad en qué consiste el amor, porque él no experimentó cuando puso su cabeza en el Corazón de Jesús: escuchó esos latidos de amor que palpitan eternamente por ti. Pero hay que cuidar que se alce su mano justa contra nosotros por haber recibido mucho en nuestra vida y no haber correspondido a sus gracias.
Esto deja de tener una visión tremendista o fatalista si en vez de mirar a Dios como capataz o vengador, lo vemos como un Amigo, Hermano, Padre, Dios… En este caso, no podemos temer a un Juez que ha sido nuestro redentor, que ha dado la vida por mí y me sigue buscando como a oveja perdida para que vuelva a su redil. La alegría de Dios es vernos gozar eternamente de Él en el cielo. Sólo hay que darnos cuenta de cada momento que viene a nuestra vida para descubrirlo y abrirle e invitarle a quedarse en nuestro corazón, pero no dejar que se vaya. O como dice san Agustín: «Teme a la gracia de Dios que pasa y no vuelve». Cada visita de Dios es única e irrepetible, así como nuestra vida misma.
Propósito
Pondré mucha atención para dar gracias a Dios por cada detalle que pueda percibir en mi día: una nueva jornada, mi familia, mis amigos, pero sobre todo, por su presencia en la Eucaristía.
Diálogo con Cristo
Jesús, Señor de bondad, tú sabes lo mucho que te necesito para poder retomar el buen camino cada día. Dame la fuerza para poder seguirte hasta el final sin desfallecer. Concédeme la gracia de saber descubrir tu mano amorosa en mi alma para no desaprovechar tu compañía ni un instante. Pero soy débil y necesito tu mano fuerte, soy inconstante y necesito tu brazo poderoso, soy pecador y necesito tu perdón. Señor, que nunca tengas que sentir el dolor de lamentarte por mi falta de generosidad y correspondencia, sino que me lleves de la mano para que nunca permitas que me separe de Ti.
Señor, cuando las nubes se hacen densas en el horizonte y todo parece perdido, cuando no encontramos amigos que estén a nuestro lado y la esperanza se nos escapa de las manos, enséñanos a confiar en ti, pues tenemos la certeza de que vendrás en nuestra ayuda (cf. Sal 25, 15). Que la experiencia del dolor y de la oscuridad interior nos enseñe la gran verdad de que contigo nada queda perdido, de que incluso nuestros pecados —una vez reconocidos en el arrepentimiento— sirven para una finalidad, como leña seca en el frío del invierno (cf. Hermano Roger de Taizé). Viacrucis Roma 2009.

EDD. martes 12 de Julio de 2016.

Martes de la decimoquinta semana del tiempo ordinario.

http://evangeliodeldia.org/main.php?language=SP&module=readings&localdate=20160711


Libro de Isaías 7,1-9.
En tiempos de Ajaz, hijo de Jotám, hijo de Ozías, rey de Judá, Resín, rey de Arám, y Pécaj, hijo de Remalías, rey de Israel, subieron contra Jerusalén para atacarla, pero no la pudieron expugnar.
Cuando se informó a la casa de David: «Arám está acampado en Efraím», se estremeció su corazón y el corazón de su pueblo, como se estremecen por el viento los árboles del bosque.
El Señor dijo a Isaías: «Ve al encuentro de Ajaz, tú y tu hijo Sear Iasub, al extremo del canal del estanque superior, sobre la senda del campo del Tintorero.
Tú le dirás: Manténte alerta y no pierdas la calma; no temas, y que tu corazón no se intimide ante esos dos cabos de tizones humeantes, ante el furor de Resín de Arám y del hijo de Remalías.
Porque Arám, Efraím y el hijo de Remalías se han confabulado contra ti, diciendo:
«Subamos contra Judá, hagamos cundir el pánico, sometámosla y pongamos allí como rey al hijo de Tabel».
Pero así habla el Señor: Eso no se realizará, eso no sucederá.
a Porque la cabeza de Arám es Damasco, y la cabeza de Damasco Resín; la cabeza de Efraím es Samaría, y la cabeza de Samaría, el hijo de Remalías. Dentro de sesenta y cinco años, Efraím será destrozado, y no será más un pueblo-.
b Si ustedes no creen, no subsistirán».
Salmo 48(47),2-3a.3b-4.5-6.7-8.
El Señor es grande y digno de alabanza,
en la Ciudad de nuestro Dios.
Su santa Montaña, la altura más hermosa,
es la alegría de toda la tierra.
el Señor se manifestó como un baluarte
en medio de sus palacios.
Porque los reyes se aliaron
y avanzaron unidos contra ella;
pero apenas la vieron quedaron pasmados
y huyeron despavoridos.
Allí se apoderó de ellos el terror
y dolores como los del parto,
como cuando el viento del desierto
destroza las naves de Tarsis.
Evangelio según San Mateo 11,20-24.
Jesús comenzó a recriminar a aquellas ciudades donde había realizado más milagros, porque no se habían convertido.
«¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si los milagros realizados entre ustedes se hubieran hecho en Tiro y en Sidón, hace tiempo que se habrían convertido, poniéndose cilicio y cubriéndose con ceniza.
Yo les aseguro que, en el día del Juicio, Tiro y Sidón serán tratadas menos rigurosamente que ustedes.
Y tú, Cafarnaún, ¿acaso crees que serás elevada hasta el cielo? No, serás precipitada hasta el infierno. Porque si los milagros realizados en ti se hubieran hecho en Sodoma, esa ciudad aún existiría.
Yo les aseguro que, en el día del Juicio, la tierra de Sodoma será tratada menos rigurosamente que tú».
Comentario del Evangelio por  San Jerónimo (347-420), sacerdote, traductor de la Biblia, doctor de la Iglesia. Comentario de Joel 2, 12-14; PL 25, 967-968.
«Convertios a mí».
«Convertíos a mí de todo corazón», y que vuestra penitencia interior se manifieste por «medio del ayuno, del llanto y de las lágrimas» (Jl 2,12). Así ayunando ahora, seréis luego saciados; llorando ahora, podréis luego reír; lamentándoos ahora, seréis luego consolados (cf Lc 6,21; Mt 5,5)… Así os  digo que «no rasguéis vuestras vestiduras, sino vuestros corazones» (Jl 2,13) repletos de pecado; pues el corazón, a la manera de  los  odres, no se rompe nunca, sino que debe ser rasgado por la voluntad.
Cuando, pues, hayáis rasgado de esta manera vuestro corazón, volved al Señor, vuestro Dios, de quien os habías apartado por vuestros antiguos pecados, y no dudéis del perdón, pues por grandes que sean vuestras culpas, la magnitud de su misericordia perdonará, sin duda, la verdad de vuestros muchos pecados.. Pues el Señor es compasivo y misericordioso, el no se complace en la muerte del pecador (Ez 33, 11). «Paciente y rico en misericordia» (Jl 2, 13), el no es impaciente como el hombre, sino que espera sin prisas nuestra conversión.
Martes de la decimoquinta semana del tiempo ordinario.

http://evangeliodeldia.org/main.php?language=SP&module=readings&localdate=20160711


Libro de Isaías 7,1-9.
En tiempos de Ajaz, hijo de Jotám, hijo de Ozías, rey de Judá, Resín, rey de Arám, y Pécaj, hijo de Remalías, rey de Israel, subieron contra Jerusalén para atacarla, pero no la pudieron expugnar.
Cuando se informó a la casa de David: «Arám está acampado en Efraím», se estremeció su corazón y el corazón de su pueblo, como se estremecen por el viento los árboles del bosque.
El Señor dijo a Isaías: «Ve al encuentro de Ajaz, tú y tu hijo Sear Iasub, al extremo del canal del estanque superior, sobre la senda del campo del Tintorero.
Tú le dirás: Manténte alerta y no pierdas la calma; no temas, y que tu corazón no se intimide ante esos dos cabos de tizones humeantes, ante el furor de Resín de Arám y del hijo de Remalías.
Porque Arám, Efraím y el hijo de Remalías se han confabulado contra ti, diciendo:
«Subamos contra Judá, hagamos cundir el pánico, sometámosla y pongamos allí como rey al hijo de Tabel».
Pero así habla el Señor: Eso no se realizará, eso no sucederá.
a Porque la cabeza de Arám es Damasco, y la cabeza de Damasco Resín; la cabeza de Efraím es Samaría, y la cabeza de Samaría, el hijo de Remalías. Dentro de sesenta y cinco años, Efraím será destrozado, y no será más un pueblo-.
b Si ustedes no creen, no subsistirán».
Salmo 48(47),2-3a.3b-4.5-6.7-8.
El Señor es grande y digno de alabanza,
en la Ciudad de nuestro Dios.
Su santa Montaña, la altura más hermosa,
es la alegría de toda la tierra.
el Señor se manifestó como un baluarte
en medio de sus palacios.
Porque los reyes se aliaron
y avanzaron unidos contra ella;
pero apenas la vieron quedaron pasmados
y huyeron despavoridos.
Allí se apoderó de ellos el terror
y dolores como los del parto,
como cuando el viento del desierto
destroza las naves de Tarsis.
Evangelio según San Mateo 11,20-24.
Jesús comenzó a recriminar a aquellas ciudades donde había realizado más milagros, porque no se habían convertido.
«¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si los milagros realizados entre ustedes se hubieran hecho en Tiro y en Sidón, hace tiempo que se habrían convertido, poniéndose cilicio y cubriéndose con ceniza.
Yo les aseguro que, en el día del Juicio, Tiro y Sidón serán tratadas menos rigurosamente que ustedes.
Y tú, Cafarnaún, ¿acaso crees que serás elevada hasta el cielo? No, serás precipitada hasta el infierno. Porque si los milagros realizados en ti se hubieran hecho en Sodoma, esa ciudad aún existiría.
Yo les aseguro que, en el día del Juicio, la tierra de Sodoma será tratada menos rigurosamente que tú».
Comentario del Evangelio por  San Jerónimo (347-420), sacerdote, traductor de la Biblia, doctor de la Iglesia. Comentario de Joel 2, 12-14; PL 25, 967-968.
«Convertios a mí».
«Convertíos a mí de todo corazón», y que vuestra penitencia interior se manifieste por «medio del ayuno, del llanto y de las lágrimas» (Jl 2,12). Así ayunando ahora, seréis luego saciados; llorando ahora, podréis luego reír; lamentándoos ahora, seréis luego consolados (cf Lc 6,21; Mt 5,5)… Así os  digo que «no rasguéis vuestras vestiduras, sino vuestros corazones» (Jl 2,13) repletos de pecado; pues el corazón, a la manera de  los  odres, no se rompe nunca, sino que debe ser rasgado por la voluntad.
Cuando, pues, hayáis rasgado de esta manera vuestro corazón, volved al Señor, vuestro Dios, de quien os habías apartado por vuestros antiguos pecados, y no dudéis del perdón, pues por grandes que sean vuestras culpas, la magnitud de su misericordia perdonará, sin duda, la verdad de vuestros muchos pecados.. Pues el Señor es compasivo y misericordioso, el no se complace en la muerte del pecador (Ez 33, 11). «Paciente y rico en misericordia» (Jl 2, 13), el no es impaciente como el hombre, sino que espera sin prisas nuestra conversión.
 

Los efectos de las redes sociales en la fe de los jóvenes adultos.

La penetración que lo digital ha logrado en la vida social ha supuesto una creciente presencia activa de iniciativas católicas en las redes sociales.
https://es.zenit.org/articles/los-efectos-de-las-redes-sociales-en-la-fe-de-los-jovenes-adultos/
Pope Francis with members of the Eucharistic Youth Movement in the Paul VI Audience Hall

PHOTO.VA

(ZENIT – México).- Era el 19 de marzo de 2016 cuando se logró el récord: en menos de 24 horas el Papa llegaba al millón de seguidores en su recién estrenada cuenta de Instagram. Es conocido el éxito que ha tenido en Twitter (casi 30 millones de seguidores para junio de 2016) y la buena acogida de los vídeos mensuales de Francisco en YouTube para el apostolado de la oración.
Es una realidad: las confesiones religiosas en general, y la católica en particular, han extendido su radio de trabajo pastoral al ámbito digital. La penetración que lo digital ha logrado en la vida social ha supuesto una creciente presencia activa de iniciativas católicas en las redes sociales. ¿Ha salido algo bueno de todo esto o se puede esperar que suceda?
Sociological Perspective, una publicación delThe Pacific Sociological Association, publicó el 10 de mayo de 2016 un interesante artículo sobre los efectos de las redes sociales en las creencias religiosas de los adultos: “Fe y Facebook en una era pluralista” (“Faith and Facebook in a Pluralistic Age. The Effects of Social Networking Sites on the Religious Beliefs of Emerging Adults”).
El estudio explora si los adultos jóvenes que usan redes sociales son más propensos a pensar que es aceptable escoger y elegir sus creencias religiosas, y qué practican de ellas, independiente de su fe “de nacimiento” (a partir de la influencia que las religiones ejercen en ellos por medio de las mismas redes sociales).
El estudio elaborado y publicado por Paul K. McClure, de la Baylor University, muestra que los jóvenes adultos que usan redes sociales son entre 35% y 49% más susceptibles de creer en lo que ésta proponen, y de prácticas sincretistas, respecto a los jóvenes adultos que no usan redes sociales.
“Las redes sociales inclinan a que la gente escoja y elija entre una serie de cosas diferentes”, dice McClure, quien define este tipo de religiosidad digital como “fe estilo cafetería”, en virtud de que se improvisa la fe a partir de las piezas favoritas de las religiones.
Otro resultado del estudio revela que los jóvenes adultos que usan redes sociales son entre 53% y 80% más propensos (respecto a los adultos jóvenes que no usan redes sociales) a pensar que es aceptable que los miembros de la propia religión tomen y practiquen elementos de otras religiones.
Una consecuencia que evidencia el estudio es que las redes sociales pueden debilitar los lazos de los adultos jóvenes con la fe de su familia. Esto también es leído como oportunidad de las religiones que “hacen proselitismo” para llegar a nuevas personas por este nuevo medio.
De una visión genérica del quehacer digital católico, se evidencia que éste está enfocado no tanto a “atraer” nuevos católicos sino a mantener a los que ya lo son. Sólo como consecuencia secundaria, en virtud de presentar la belleza de la propia fe por medio de las diferentes iniciativas, es que eventualmente se da el “captar” posibles nuevos católicos.
Dos factores de primer plano en cualquier iniciativa en redes sociales son la interacción y el diálogo. Y es aquí donde estriba la diferencia entre “estar” en las redes sociales y “vivir” las redes sociales. Es también aquí donde el uso de Facebook u otras redes sociales por parte de las religiones en general, y de la Iglesia católica en particular, se distingue de cualquier otra estrategia de marketing: el “seguidor” no puede ser visto como táctica sino como lo que es: un hijo de Dios.
Al día de hoy, las personas pasan buena parte de su vida frente a una pantalla. Es por tanto un ámbito del que las religiones no pueden evadirse. Que parte de la presencia católica pase también no sólo por el hecho de promover o entretener, sino también de formar, puede ser el rasgo distintivo que haga que sus jóvenes adultos tenga una “vacuna digital” contra el sincretismo online. Después de todo el estudio de McClure muestra también que incluso estas personas no son más propensas a creer que todas las religiones son verdaderas.

Comentario al evangelio de hoy lunes 11 de julio de 2016.

El que no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí.
Tiempo Ordinario

Sólo Cristo es el que puede darnos la verdadera felicidad y la paz.
Por: Jaime Rodríguez
Fuente: Catholic.net 
http://es.catholic.net/op/articulos/48682/no-he-venido-a-traer-paz-sino-espada.html

 
Del santo Evangelio según san Mateo 10, 34. 11,1
«No penséis que he venido a traer paz a la tierra. No he venido a traer paz, sino espada. Sí, he venido a enfrentar al hombre con su padre, a la hija con su madre, a la nuera con su suegra; y enemigos de cada cual serán los que conviven con él. El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí. El que no toma su cruz y me sigue detrás no es digno de mí. El que encuentre su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí, la encontrará. Quien a vosotros recibe, a mí me recibe, y quien me recibe a mí, recibe a Aquel que me ha enviado. Quien reciba a un profeta por ser profeta, recompensa de profeta recibirá, y quien reciba a un justo por ser justo, recompensa de justo recibirá. Y todo aquel que dé de beber tan sólo un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños, por ser discípulo, os aseguro que no perderá su recompensa. Y sucedió que, cuando acabó Jesús de dar instrucciones a sus doce discípulos, partió de allí para enseñar y predicar en sus ciudades. 
Oración introductoria
Señor, gracias por este momento de oración. Concédeme la luz para salir de esa falsa paz en la que acomodo mi vida, evitando el compromiso auténtico de mi fe. Espíritu Santo, lléname de tu gracia para poder profundizar en lo que me quieres decir hoy por medio del Evangelio.
Petición
Señor, concédeme que mi entrega a la Iglesia esté marcada siempre por el sello de la generosidad y de la alegría.
Meditación del Papa Francisco
Mantenemos la mirada fija en Jesús, porque la fe, que es nuestro «sí» a la relación filial con Dios, viene de Él, viene de Jesús. Es Él el único mediador de esta relación entre nosotros y nuestro Padre que está en el cielo. Jesús es el Hijo, y nosotros somos hijos en Él. […] Por esto Jesús dice: he venido a traer división; no es que Jesús quiera dividir a los hombres entre sí, al contrario: Jesús es nuestra paz, nuestra reconciliación. Pero esta paz no es la paz de los sepulcros, no es neutralidad, Jesús no trae neutralidad, esta paz no es una componenda a cualquier precio. Seguir a Jesús comporta renunciar al mal, al egoísmo y elegir el bien, la verdad, la justicia, incluso cuando esto requiere sacrificio y renuncia a los propios intereses. Y esto sí, divide; lo sabemos, divide incluso las relaciones más cercanas. Pero atención: no es Jesús quien divide. Él pone el criterio: vivir para sí mismos, o vivir para Dios y para los demás; hacerse servir, o servir; obedecer al propio yo, u obedecer a Dios. He aquí en qué sentido Jesús es “signo de contradicción” (Homilía de S.S. Francisco, 18 de agosto de 2013).
Reflexión
Hoy como ayer, Jesús tiene pocos amigos. Y humanamente hablando ser profeta de «desdichas» no es el mejor modo para atraer a las personas. Por lo general tomamos estas amonestaciones como un tipo de «mal agüero», y terminamos por culpar del mal que nos sucede, justo Aquel que buscaba advertirnos de las posibles desgracias en nuestra vida. Son profecías desagradables, porque nos anuncian cosas incómodas, que no corresponden a lo que deseábamos para nosotros mismos. Pero no escuchar estos consejos, es una actitud ridícula, porque es como esforzarse por no ver la señal que nos indica el camino que buscábamos desde hace tanto tiempo y con tanta ansiedad.
A lo mejor también nosotros escapamos de las advertencias de Dios. O como niños caprichosos después del regaño del papá, decimos: «está bien, discúlpame, haré lo que me has dicho», y luego nos comportamos a nuestro modo. Pero cuando repetimos por enésima vez el mismo error, somos nosotros los que sufrimos las consecuencias de nuestra tozudez. El mensaje de Jesús, cuando es aceptado en su totalidad cambia la mentalidad del mundo. Porque sólo Cristo es el que puede donarnos la verdadera felicidad sobre esta tierra.
Propósito
Renunciar a algo que me guste mucho, para ofrecerlo por alguien que necesite encontrase con Dios.
Diálogo con Cristo
Señor, bien sabes que quiero ser santo pero que fácilmente olvido que la santidad se fragua en la renuncia, la abnegación, la generosidad, el desinterés, el olvido personal, para favorecer el bien de los demás. Permite comprobar que hay mayor felicidad en el dar que en el recibir y ayúdame a edificar mi santidad en la vivencia cotidiana de las virtudes que engrandecen mi amor a Ti y a mi prójimo, a ése más próximo, que luego olvido.

EDD. lunes 11 de Julio de 2016

Lunes de la decimoquinta semana del tiempo ordinario

http://evangeliodeldia.org/main.php?language=SP&module=readings&localdate=20160709
Libro de Isaías 1,10-17.
¡Escuchen la palabra del Señor, jefes de Sodoma! ¡Presten atención a la instrucción de nuestro Dios, pueblo de Gomorra!
¿Qué me importa la multitud de sus sacrificios? -dice el Señor-. Estoy harto de holocaustos de carneros y de la grasa de animales cebados; no quiero más sangre de toros, corderos y chivos.
Cuando ustedes vienen a ver mi rostro, ¿quién les ha pedido que pisen mis atrios?
No me sigan trayendo vanas ofrendas; el incienso es para mí una abominación. Luna nueva, sábado, convocación a la asamblea… ¡no puedo aguantar la falsedad y la fiesta!
Sus lunas nuevas y solemnidades las detesto con toda mi alma; se han vuelto para mí una carga que estoy cansado de soportar.
Cuando extienden sus manos, yo cierro los ojos; por más que multipliquen las plegarias, yo no escucho: ¡las manos de ustedes están llenas de sangre!
¡Lávense, purifíquense, aparten de mi vista la maldad de sus acciones! ¡Cesen de hacer el mal,
aprendan a hacer el bien! ¡Busquen el derecho, socorran al oprimido, hagan justicia al huérfano, defiendan a la viuda!
Salmo 50(49),8-9.16bc-17.21.23.
No te acuso por tus sacrificios:
¡tus holocaustos están siempre en mi presencia!
Pero yo no necesito los novillos de tu casa
ni los cabritos de tus corrales.
«¿Cómo te atreves a pregonar mis mandamientos
y a mencionar mi alianza con tu boca,
tú, que aborreces toda enseñanza
y te despreocupas de mis palabras?
Haces esto, ¿y yo me voy a callar?
¿Piensas acaso que soy como tú?
Te acusaré y te argüiré cara a cara.
El que ofrece sacrificios de alabanza,
me honra de verdad;
y al que va por el buen camino,
le haré gustar la salvación de Dios.»
Evangelio según San Mateo 10,34-42.11,1.
Jesús dijo a sus apóstoles:
«No piensen que he venido a traer la paz sobre la tierra. No vine a traer la paz, sino la espada.
Porque he venido a enfrentar al hijo con su padre, a la hija con su madre y a la nuera con su suegra;
y así, el hombre tendrá como enemigos a los de su propia casa.
El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; y el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí.
El que no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí.
El que encuentre su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí, la encontrará.
El que los recibe a ustedes, me recibe a mí; y el que me recibe, recibe a aquel que me envió.
El que recibe a un profeta por ser profeta, tendrá la recompensa de un profeta; y el que recibe a un justo por ser justo, tendrá la recompensa de un justo.
Les aseguro que cualquiera que dé de beber, aunque sólo sea un vaso de agua fresca, a uno de estos pequeños por ser mi discípulo, no quedará sin recompensa».
Cuando Jesús terminó de dar estas instrucciones a sus doce discípulos, partió de allí, para enseñar y predicar en las ciudades de la región.
Comentario del Evangelio por  San Agustín (354-430), obispo de Hipona (África del Norte), doctor de la Iglesia. Sermón 344, 2-3.
“El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí.” (Mt 10,37)
El Señor dirige estas palabras a los que están ardiendo de amor, o mejor dicho, a los que él quiere encender en este amor. Nuestro Señor no ha destruido sino que ha ordenado el amor debido a los padres, a la esposa, a los hijos. No ha dicho: “El que los ama…” sino “el que los ama más que a mí”… Ama a tu padre, pero ama más al Señor. Ama a los que te han engendrado, pero ama todavía más a aquel que te ha creado. Tus padres te han dado la vida, pero no te han creado, porque no sabían, al engendrarte, quien serías o qué llegarías a ser. Tus padres te han alimentado, pero no son el origen del pan que sacia tu hambre. En fin, tu padre tiene que morir para que tú puedas heredar sus bienes, pero tú participarás en la herencia de Dios viviendo con él por toda la eternidad.
Ama, pues, a tu padre, pero no más que a Dios, ama a tu madre, pero no más que a la Iglesia que te ha engendrado para la vida eterna. .. En efecto, si debemos gratitud a los que te han engendrado a una vida mortal ¿qué amor no deberás a los que te han engendrado para la vida eterna?  Ama a tu esposa, ama a tus hijos según Dios, para llevarlos a servir a Dios contigo, y unidos a él, no temeréis la separación. Tu amor a tu familia sería muy imperfecto si no condujeras a sus miembros a Dios…
Toma la cruz y sigue al Señor. Tu Salvador en persona, Dios en la carne, revestido de carne, también mostró sus sentimientos humanos cuando dice: “Padre mío, si es posible que pase de mí esta copa de amargura” (Mt 26,39)… La naturaleza de siervo con que se ha revestido el Señor, se expresa en la voz del hombre, la voz de la carne. Ha tomado tu voz para expresar tu debilidad y para darte fuerzas… y mostrar cuál es la voluntad que hay que preferir.
 

El Papa en el ángelus: ‘Depende de mí ser o no ser prójimo de la persona necesitada’

El Papa en el ángelus: ‘Depende de mí ser o no ser prójimo de la persona necesitada’

El Santo Padre, explicando la parábola del buen samaritano, recuerda que es necesario “hacer buenas obras, no solo decir palabras que se las lleva el viento”
 

El Papa en el ángelus

(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El papa Francisco, como cada domingo, se ha asomado a la ventana del estudio en el Palacio Apostólico para rezar el ángelus con los miles de fieles reunidos en la plaza de San Pedro.
Estas son las palabras para introducir la oración mariana:
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Hoy la liturgia nos propone la parábola llamada del “buen samaritano”, del Evangelio de Lucas  (10,25-37). Esta, en su historia sencilla y estimulante, indica un estilo de vida, cuyo centro no somos nosotros mismos, sino los otros, con sus dificultades, que encontramos en nuestro camino y nos interpelan. Los otros nos interpelan. Y cuando los otros no nos interpelan, hay algo que no funciona, hay algo en ese corazón que no es cristiano. Jesús usa esta parábola en el diálogo que con un doctor de la ley, a propósito del doble mandamiento que permite entrar en la vida eterna: amar a Dios con todo el corazón y al prójimo como a ti mismo (vv. 25-28). “Sí – replica ese doctor de la ley – pero quién es mi prójimo?” (v. 29). También nosotros podemos hacernos esta pregunta: ¿quién es mi prójimo? ¿A quién debo amar como a mí mismo? ¿Mis padres? ¿Mis amigos? ¿Mis connacionales? ¿Los de mi religión? ¿Quién es mi prójimo?
Jesús responde con esta parábola. Un hombre, en el camino de Jerusalén a Jericó, fue asaltado por ladrones, golpeado y abandonado. Por ese camino pasan primero un sacerdote y después un levita, los cuales, incluso viendo al hombre herido, no se detuvieron y continuaron su camino (vv. 31-32). Después pasa un samaritano, es decir un habitante de Samaria, como tal despreciado por los judíos por no seguir la verdadera religión; y sin embargo él, precisamente él, cuando vio ese pobre desgraciado, dice el Evangelio, “tuvo compasión. Se acercó, le curó las heridas […], le llevó a una posada y cuidó de él” (vv. 33-34); y el día después le encomendó a los cuidados del posadero, pagó por él y dijo que pagaría también el resto (cfr v. 35).
En ese momento Jesús se dirige al doctor de la ley y le pregunta: “¿Cuál de estos tres, –el sacerdote, el levita, el samaritano– te parece que se portó como prójimo del que cayó en manos de los bandidos?”. Y ese naturalmente, porque era inteligente, responde: “Quién ha tenido compasión de él” (vv. 36-37). De esta forma Jesús ha volcado completamente la perspectiva inicial del doctor de la ley – ¡y también la nuestra!-: no debo catalogar a los otros para decidir quién es mi prójimo y quién no lo es. Depende de mí ser o no ser prójimo, la decisión es mía, depende de mí ser o no ser prójimo de la persona que encuentro y que necesita ayuda, también si es extranjera o quizá hostil. Y Jesús concluye: “Anda, haz tú lo mismo” (v. 37). Bonita lección. Y lo repite a cada uno de nosotros: “Anda, haz tú lo mismo”. “Hazte prójimo del hermano y hermana que ves en dificultad”. “Anda, haz tú lo mismo”. Hacer buenas obras, no solo decir palabras que se las lleva el viento. Me viene a la cabeza esa canción “palabras, palabras, palabras”. Hacer, hacer y mediante las buenas obras, que cumplimos con amor y con alegría hacia el prójimo, nuestra fe germina y da fruto. Preguntémonos, cada uno de nosotros que responda en el corazón, preguntémonos: ¿nuestra fe es fecunda? ¿Nuestra fe produce buenas obras? ¿O es más bien estéril, y por tanto más muerta que viva? ¿Me hago prójimo o simplemente paso de largo? ¿Soy de esos que seleccionan la gente según el propio placer? Está bien hacerse estas preguntas, y hacerlo a menudo, porque al final seremos juzgados sobre las obras de misericordia; el Señor podrá decirnos: “Pero tú, tú, tú, ¿te acuerdas esa vez, en el camino de Jerusalén a Jericó? Ese hombre medio muerto era yo” (cfr Mt 25,40-45). “¿Te acuerdas? Ese niño hambriento era yo”. “¿Te acuerdas? Ese inmigrante que muchos quieren expulsar, era yo”. “Esos abuelos solos abandonados en las residencias, era yo”. “Ese enfermo solo en el hospital que nadie visita, era yo”.
Que la Virgen María nos ayude a caminar en el camino del amor generoso hacia los otros, el camino del buen samaritano. Nos ayude a vivir el mandamiento principal que Cristo nos ha dejado. Es este el camino para entrar en la vida eterna.
Después del ángelus:
Queridos hermanos y hermanas:

Hoy se celebra el “Domingo del Mar”, en apoyo al cuidado pastoral de la gente de mar. Animo a los marineros y pescadores en su trabajo, a menudo duro y arriesgado, como también a los capellanes y voluntarios en su precioso servicio. ¡María, Estrella del Mar, cuide de vosotros!

Saludo a todos vosotros, fieles de Roma y de tantas parte de Italia y del mundo.
Dirijo un saludo especial a los peregrinos de Puerto Rico; a los polacos que han realizado una carrera de relevos desde Cracovia a Roma, ¡buenos! Y lo extiendo a los participantes de la gran peregrinación de la Familia de Radio María al Santuario de  Częstochowa, que ha llegado a la 25º edición. Pero también he escuchado ahí algunos connacionales míos que no están callados. A los argentinos que están aquí y que hacen ruido, que hacen lío, un saludo especial.
Saludo a las familias de la diócesis de Adria-Rovigo, las Hermanas Hijas de la Caridad del Preciosísimo Sangre, la Orden Secular Teresiana, los fieles de Limbiate y la Comunidad Misionera Juan Pablo II.
Os deseo a todos un feliz domingo y ¡un domingo caluroso! No os olvidéis, por favor, de rezar por mí. ¡Buen almuerzo y hasta pronto!
 
Traducción realizada por ZENIT 

No tengan miedo.
No tengan miedo.

Tiempo Ordinario.
No temas a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma.
Por: P . Clemente González
Fuente: Catholic.net 
http://es.catholic.net/op/articulos/48566/no-tengan-miedo.html


Del santo Evangelio según san Mateo 10, 24-33
«No está el discípulo por encima del maestro, ni el siervo por encima de su amo. Ya le basta al discípulo ser como su maestro, y al siervo como su amo. Si al dueño de la casa le han llamado Beelzebul, ¡cuánto más a sus domésticos! «No les tengáis miedo. Pues no hay nada encubierto que no haya de ser descubierto, ni oculto que no haya de saberse. Lo que yo os digo en la oscuridad, decidlo vosotros a la luz; y lo que oís al oído, proclamadlo desde los terrados. «Y no temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; temed más bien a Aquel que puede llevar a la perdición alma y cuerpo en la gehenna. ¿No se venden dos pajarillos por un as? Pues bien, ni uno de ellos caerá en tierra sin el consentimiento de vuestro Padre. En cuanto a vosotros, hasta los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. No temáis, pues; vosotros valéis más que muchos pajarillos. «Por todo aquel que se declare por mí ante los hombres, yo también me declararé por él ante mi Padre que está en los cielos; pero a quien me niegue ante los hombres, le negaré yo también ante mi Padre que está en los cielos.
Oración introductoria
Dame, Señor, la fe, la esperanza y la caridad para vivir el estilo de vida que me propone tu Evangelio. La mentira domina al mundo con medios cada vez más veloces y sofisticados, mientras la evangelización parece tomar un ritmo lento. Por eso te pido que ilumines mi oración, de modo que ésta me dé la luz y fuerza para responder, con prontitud y generosidad, a lo que me toca hacer.
Petición
Señor, dame la valentía necesaria para cumplir tu voluntad en cada momento de mi vida.
Meditación del Papa
También nosotros, en la oración debemos ser capaces de llevar ante Dios nuestras fatigas, el sufrimiento de ciertas situaciones, de ciertas jornadas, el compromiso cotidiano de seguirlo, de ser cristianos, y también el peso del mal que vemos en y alrededor de nosotros, porque Él nos da esperanza, nos hace sentir su cercanía, nos da un poco de luz en el camino de la vida. […] Cada día en la oración del Padre Nuestro le pedimos al Señor: «Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo». Reconocemos, por ello, que hay una voluntad de Dios con nosotros y para nosotros, una voluntad de Dios en nuestras vidas, que debe convertirse cada día más en la referencia de nuestro querer y de nuestro ser; reconocemos entonces que es en el «cielo» donde se hace la voluntad de Dios y que la «tierra» se vuelve «cielo», lugar de la presencia del amor, de la bondad, de la verdad, de la belleza divina, solo si en ella se hace la voluntad de Dios. Benedicto XVI, 1 de febrero de 2012.
Reflexión
El hombre tiende a comparar y oponer los términos y las realidades. Así oponemos el cuerpo al alma. Esto es un error y no coincide con la doctrina de Jesucristo. Ya Él tuvo que luchar contra esta tendencia tan humana: «no temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma».
Antes, como ahora, existían personas que se preocupaban mucho de lo material y olvidaban lo espiritual. Y, al revés, personas fervorosas y muy religiosas pero se olvidan que viven en este mundo.
Cristo con su doctrina nos recuerda que el verdadero riesgo y peligro es quien descuida o pierde el cuerpo y el espíritu. En consecuencia, el auténtico reto y meta es cultivar, a la par, ambos elementos: lo material y lo espiritual.
Jesucristo lo expresa perfectamente con su resurrección. Su triunfo no fue nada más espiritual, también su cuerpo resucitó y ahora triunfa glorioso en el cielo. No podría ser de otro modo, cuando por medio del cuerpo su persona divina redimió a la humanidad. Así el verdadero cristiano, sabrá que el don más importante que ha recibido es su alma, y buscará su salvación, pero a la vez cuidará y cultivará su salud, ciencia y descanso para que el cuerpo siempre esté en buenas condicionas para ayudar al espíritu a ser una persona santa.
Propósito
Pedir a Dios la fuerza para salir de mí mismo y poder adecuar, sin temor, mi voluntad a la suya.
Diálogo con Cristo
Jesús, te reconozco como mi Dios y Señor, acepto el estilo de vida propuesto en tu Evangelio como el camino que me puede llevar a la santidad. Pero es un camino arduo, contra corriente, porque el mal tiene muchas y nuevas caras y las tentaciones se multiplican. Ataques vienen de todos lados: familia, amigos, medios de comunicación. Pero también para Ti fue difícil, así que ayúdame a no quejarme, a tener la sabiduría y la fortaleza para defender siempre tu verdad y buscar medios eficaces para mi formación permanente, medio por el cual puedo convertirme en un eficaz discípulo y misionero.