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Homilía para la Eucaristía del domingo 18 de febrero de 2018.

Hermanos, al iniciar la Cuaresma no olviden de llevar la cajita de Cuaresma que va en beneficio de los adultos mayores.
DOMINGO PRIMERO DE CUARESMA.
Génesis 9,8-15: Alianza de Dios con Noé y la creación. Es la primera alianza que figura en el A.T. Dios se compromete a defender la vida. Señal de esta Alianza, el arco, que de ser arco de guerra pasa a significar arco de la vida.
1Pedro 3,18-22: si en el arca se salvaron unos pocos, en el bautismo se salvaron muchos, en el que también se realiza una Alianza.
Marcos 1,12-15: Inicio del ministerio de Jesús. Antes debe enfrentar al enemigo. Jesús encarna la historia de Israel en el desierto.
1.- Al iniciar esta cuaresma la Palabra nos propone una realidad: la situación del hombre sin Dios: una serie de rupturas: con Dios, con el hombre, con la creación y consigo mismo. Estas rupturas señalan la situación de pecado de la humanidad. Por el contrario, la salvación consiste en rehacer la armonía, la integridad y unidad rotas por el pecado. Y la imagen que utiliza la Sagrada escritura es la del Pacto o Alianza, es decir, la restauración de la paz original con Dios, entre los hermanos, el hombre y la creación y en el hombre mismo.
Hoy se nos propone la primera Alianza de tres que hay en el Antiguo Testamento. Dios es quien se compromete con Noé a restaurar la armonía entre el hombre y la creación. Dios promete que no habrá otro diluvio que destruya la vida; Dios defiende la vida. La ofensa contra la vida es una ofensa contra Dios.
2.- Dios quiere salvar, quiere la vida, no la muerte. Si en el diluvio la salvación fue para unos pocos, hoy no es así. “Dios quiere que todos los hombres se salven”. Dice la carta de Pedro: “Todo esto es figura del bautismo por el que ahora ustedes son salvados”.  Si con Noé Dios restablece la armonía y defiende la vida, con Jesús el Señor nos reconcilió. Según san Pablo,  “En Cristo tuvo a bien reconciliar todas las cosas, pacificando, mediante la sangre de su cruz, lo que hay en la tierra y en los cielos” (Colosenses 1,20).
De modo que ya al iniciar la cuaresma se nos recuerda la verdad esencial de la fe: en el Bautismo nosotros hemos entrado en la Alianza por medio de Cristo. Y es lo que celebraremos en la Pascua al resucitar con Cristo.
3.- Pero ser cristiano no es un lujo; todavía no tenemos asegurada una vida fácil y cómoda. Como Jesús, tenemos que enfrentar el mal en el desierto de esta vida.  Pero Jesús enfrenta el mal no solo, sino con y en el Espíritu. El Espíritu lo llevó al desierto y allí se enfrentó con el espíritu maligno. Allí Jesús deberá vivir lo de Israel y los grandes profetas. Pero es en el desierto donde Jesús se encontrará con el Dios de la Alianza.
Estamos como Iglesia pasando por  una etapa de desierto. Si pretendemos pasar este desierto solos fracasaremos. Es con el Espíritu como debemos vivir esta etapa. Porque sin Espíritu nos puede suceder lo de Israel en el desierto: sucumbió a la tentación. Con el Espíritu, en cambio, podemos vencer como Cristo venció.
Sin la fuerza del Espíritu la Iglesia se mundaniza, se corrompe y queda en el desierto.
4.- Cuaresma: tiempo de conversión, de cambio, de vuelta a Dios.  Tiempo de renovar la Alianza.
Si el pecado es ruptura la salvación es Alianza, es unión. Pero esta Alianza exige de nosotros otras rupturas: con el mundo, con el pecado, con el egocentrismo y así volvernos a Dios.
Cuaresma, tiempo que tiene una dinámica propia: centrarse, concentrarse y descentrarse.
• Centrarse: en Cristo
• Concentrarse: en lo fundamental y único necesario, el Reino
• Descentrarse: volcarse a favor de los demás.
Buena tarea tenemos para esta Cuaresma y para toda nuestra vida de fe. Solos no podemos, pero con la fuerza de la Eucaristía todo lo podemos.
Hermano Pastor Salvo Beas.

EDD. viernes 16 de febrero de 2018

Fuente : http://evangeliodeldia.org/main.php?language=SP&module=readings&localdate=20180215

 
Viernes después de Ceniza
Libro de Isaías 58,1-9a.
Así habla el Señor Dios:
¡Grita a voz en cuello, no te contengas, alza tu voz como una trompeta: denúnciale a mi pueblo su rebeldía y sus pecados a la casa de Jacob!
Ellos me consultan día tras día y quieren conocer mis caminos, como lo haría una nación que practica la justicia y no abandona el derecho de su Dios; reclaman de mí sentencias justas, les gusta estar cerca de Dios:
«¿Por qué ayunamos y tú no lo ves, nos afligimos y tú no lo reconoces?». Porque ustedes, el mismo día en que ayunan, se ocupan de negocios y maltratan a su servidumbre.
Ayunan para entregarse a pleitos y querellas y para golpear perversamente con el puño. No ayunen como en esos días, si quieren hacer oír su voz en las alturas.
¿Es este acaso el ayuno que yo amo, el día en que el hombre se aflige a sí mismo? Doblar la cabeza como un junco, tenderse sobre el cilicio y la ceniza: ¿a eso lo llamas ayuno y día aceptable al Señor?
Este es el ayuno que yo amo -oráculo del Señor-: soltar las cadenas injustas, desatar los lazos del yugo, dejar en libertad a los oprimidos y romper todos los yugos;
compartir tu pan con el hambriento y albergar a los pobres sin techo; cubrir al que veas desnudo y no despreocuparte de tu propia carne.
Entonces despuntará tu luz como la aurora y tu llaga no tardará en cicatrizar; delante de ti avanzará tu justicia y detrás de ti irá la gloria del Señor.
Entonces llamarás, y el Señor responderá; pedirás auxilio, y él dirá: «¡Aquí estoy!».
 
Salmo 51(50),3-4.5-6a.18-19.
¡Ten piedad de mí, Señor, por tu bondad,
por tu gran compasión, borra mis faltas!
¡Lávame totalmente de mi culpa
y purifícame de mi pecado!
Porque yo reconozco mis faltas
y mi pecado está siempre ante mí.
Contra ti, contra ti sólo pequé
Los sacrificios no te satisfacen;
si ofrezco un holocausto, no lo aceptas:
mi sacrificio es un espíritu contrito,
tú no desprecias el corazón contrito y humillado.
Evangelio según San Mateo 9,14-15.
Se acercaron a Jesús los discípulos de Juan y le dijeron: «¿Por qué tus discípulos no ayunan, como lo hacemos nosotros y los fariseos?».
Jesús les respondió: «¿Acaso los amigos del esposo pueden estar tristes mientras el esposo está con ellos? Llegará el momento en que el esposo les será quitado, y entonces ayunarán.
 
Comentario del Evangelio por San Pedro Crisólogo (c. 406-450), obispo de Ravenna, doctor de la Iglesia. Homilía sobre la oración, el ayuno y la limosna; PL 52,320
«¿Es ese el ayuno que yo quiero?… ¿No será partir tu pan con el hambriento?» (Is 58, 6-7)
El que practica el ayuno debe comprender qué es el ayuno: debe acoger con agrado al hombre que tiene hambre si quiere que Dios le acoja con su propia hambre; debe ser misericordioso si espera recibir misericordia… Lo que hemos perdido a través del desprecio, lo hemos de conquistar a través del ayuno; inmolemos nuestras vidas con el ayuno, puesto que no hay nada más importante que podamos ofrecer a Dios, tal como da pruebas de ello el profeta cuando dice: «El sacrificio que Dios quiere es un corazón quebrantado; el corazón quebrantado y humillado, Dios no lo desprecia» (Sl 50,19). Ofrece, pues, a Dios tu vida, ofrece la oblación del ayuno para que le llegue a Él una ofrenda pura, un sacrificio santo, una víctima viva que interceda en favor tuyo…
Mas, para que estos dones sean agradables es preciso que vayan seguidos por la misericordia. El ayuno no da ningún fruto si no es regado por la misericordia; el ayuno se convierte en menos árido acompañado de la misericordia; lo que es la lluvia para la tierra, lo es la misericordia para el ayuno. El que ayuna puede muy bien cultivar su corazón, purificar su carne, arrancar vicios, sembrar virtudes: si no derrama sobre ellos la misericordia, no recoge ningún fruto.
Tú que ayunas, tu campo ayuna también si le privas de la misericordia; tú que ayunas, lo que esparces a través de la misericordia, crecerá de nuevo en tu granero. Para no despilfarrar por tu avaricia, recoge por tu generosidad. Cuanto das al pobre, te lo das a ti mismo; porque lo que tú no cedes a otro, tampoco tú lo tendrás.

Comentario al evangelio de hoy jueves 15 de febrero de 2018

Cristo al centro
Jueves después de Ceniza.

Por: H. Javier Castellanos, L.C.
Fuente: http://es.catholic.net/op/articulos/68433/cristo-al-centro.html
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor Jesús, permíteme caminar por el mismo camino que Tú recorriste. Que la cruz sea mi bastón, el amor mi meta y la abnegación el signo de mi entrega total a Ti y al prójimo. Así sea.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 9, 22-25
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Es necesario que el Hijo del hombre sufra mucho, que sea rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, que sea entregado a la muerte y que resucite al tercer día».
Luego, dirigiéndose a la multitud, les dijo: «Si alguno quiere acompañarme, que no se busque a sí mismo, que tome su cruz de cada día y me siga.Pues el que quiera conservar para sí mismo su vida, la perderá; pero el que la pierda por mi causa, ése la encontrará. En efecto, ¿de qué le sirve al hombre ganar todo el mundo, si se pierde a sí mismo o se destruye?».
Palabra del Señor.
 
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
El Evangelio de hoy tiene una palabra clave: «conmigo».
Cristo habla abiertamente de padecimientos y desprecios. No niega que Él debe afrontar la muerte y que el destino de sus discípulos no será muy distinto al suyo. Habla de perder la vida y de negarse a uno mismo. Pero si quitamos a Cristo de este centro; si olvidamos que es con Él y por Él, ¿qué sentido tiene todo esto? ¿Cómo se puede comprender una vida de sufrimientos si retiramos la única motivación válida?
«El que quiera seguirme…se venga conmigo…el que pierda su vida por mí». Este tiempo de Cuaresma no propone más sacrificio sin sentido; nos propone recordar la palabra clave del amor a Cristo. No nos pide una vida «excéntrica», tal como el mundo a veces la califica; más bien nos pide dejar el centro para Cristo, pues a Él y no a nosotros le corresponde este lugar. Ciertamente, centrar la vida en Cristo exige sacrificios y renuncia. Pero esto sólo tiene sentido si es por amor.
«Conmigo» significa, además, que no estamos solos en este camino. Cristo por amor se unió a nuestra realidad de cruz y sufrimiento. ¡Es Él quien no merecía sufrir! Y en cambio, nos ama tanto que nos ofrece su compañía en nuestra propia cruz. ¿Cómo no agradecer a Cristo este amor tan sublime? ¿Cómo no responderle de la misma manera?
Con esta actitud de familiaridad con el Señor y no quedarse como cristianos que se conforman con tener una actitud buena con el Señor, pero tú allí y yo aquí. La invitación del Señor está clara y es más atrayente: Somos familia, vosotros sois mi familia si escucháis mi palabra y si la ponéis en práctica. Hay que tener el estilo de quien, con sus problemas, durante el día va en el bus, en el metro e interiormente habla con el Señor o al menos sabe que el Señor lo mira, le es cercano: esta es la familiaridad, es cercanía, es sentirse de la familia de Jesús.
(Homilía de S.S. Francisco, 26 de septiembre de 2017, en santa Marta).
 
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
 
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy visitaré una iglesia o capilla para acompañar a Cristo Eucaristía durante un tiempo.
 
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

EDD. jueves 15 de febrero de 2018

Fuente :  http://evangeliodeldia.org/main.php?language=SP&module=readings&localdate=20180213
Jueves después de Ceniza
Deuteronomio 30,15-20.
Moisés habló al pueblo diciendo:
Hoy pongo delante de ti la vida y la felicidad, la muerte y la desdicha.
Si escuchas los mandamientos del Señor, tu Dios, que hoy te prescribo, si amas al Señor, tu Dios, y cumples sus mandamientos, sus leyes y sus preceptos, entonces vivirás, te multiplicarás, y el Señor, tu Dios, te bendecirá en la tierra donde ahora vas a entrar para tomar posesión de ella.
Pero si tu corazón se desvía y no escuchas, si te dejas arrastrar y vas a postrarte ante otros dioses para servirlos,
yo les anuncio hoy que ustedes se perderán irremediablemente, y no vivirán mucho tiempo en la tierra que vas a poseer después de cruzar el Jordán.
Hoy tomo por testigos contra ustedes al cielo y a la tierra; yo he puesto delante de ti la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Elige la vida, y vivirás, tú y tus descendientes,
con tal que ames al Señor, tu Dios, escuches su voz y le seas fiel. Porque de ello depende tu vida y tu larga permanencia en la tierra que el Señor juró dar a tus padres, a Abraham, a Isaac y a Jacob.
 
Salmo 1,1-2.3.4.6.
¡Feliz el hombre
que no sigue el consejo de los malvados,
ni se detiene en el camino de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los impíos,
sino que se complace en la ley del Señor
y la medita de día y de noche!
El es como un árbol
plantado al borde de las aguas,
que produce fruto a su debido tiempo,
y cuyas hojas nunca se marchitan:
todo lo que haga le saldrá bien.
No sucede así con los malvados:
ellos son como paja que se lleva el viento.
Porque el Señor cuida el camino de los justos,
pero el camino de los malvados termina mal.
 
Evangelio según San Lucas 9,22-25.
Jesús dijo a sus discípulos:
«El Hijo del hombre, les dijo, debe sufrir mucho, ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser condenado a muerte y resucitar al tercer día».
Después dijo a todos: «El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz cada día y me siga.
Porque el que quiera salvar su vida, la perderá y el que pierda su vida por mí, la salvará.
¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero, si pierde y arruina su vida?
 
Comentario del Evangelio por Isaac el Sirio (siglo VII), monje cercano a Mossoul . Discurso, primera serie 71-74.
“Que me siga.” Mc, 8,34)
El Señor entregó a su propio Hijo a la muerte en cruz a causa del ardiente amor por la creación…No porque no hubiera podido rescatarla de otro modo, sino porque ha querido manifestar así su amor desbordante, como una enseñanza para nosotros. Por la muerte de su Hijo único nos ha reconciliado consigo. Sí, si hubiera tenido algo más precioso, nos lo habría entregado para que volviéramos enteramente a él.
A causa de su gran amor hacia nosotros, no quiso violentar nuestra libertad, aunque hubiera podido hacerlo. Antes bien prefirió que nosotros nos acercáramos a él por amor.
A causa de su amor por nosotros y por la obediencia a su Padre, Cristo aceptó gozosamente los insultos y la aflicción… De la misma manera, cuando los santos llegan a su plenitud, desbordando de amor por los demás y por la compasión hacia todos los hombres, se parecen a Dios.

Audiencia General, 14 febrero 2018 – Texto completo

Fuente :  https://es.zenit.org/articles/audiencia-general-14-febrero-2018-texto-completo/
“Hay un nexo vital entre la escucha y la fe”
14 febrero 2018RedaccionAudiencia General
El Papa ríe con unos niños en la Audiencia General © Vatican Media
(ZENIT – 14 feb. 2018).- Después de la homilía, “hay que guardar un hermoso silencio y cada uno tiene que pensar en lo que ha escuchado”.
El Papa ha hablado en la Audiencia General, el miércoles, 14 de febrero de 2018, de la profesión de fe de la Iglesia, expresada en el Credo, y de la oración universal, la tercera parte de la Liturgia de la Palabra en la Santa Misa.
“Cada uno de nosotros cuando va a misa tiene el derecho de recibir con abundancia la Palabra de Dios, bien leída, bien dicha y luego, bien explicada en la homilía”, ha aclarado el Papa.
En este contexto, el Santo Padre ha invitado a permanecer un momento en silencio después de la homilía, pues “permite que la semilla recibida se sedimente en el alma, para que nazcan propósitos de adhesión a lo que el Espíritu ha sugerido a cada uno”.
“Se os dará”
Después de este silencio, ¿cómo continúa la misa? –ha planteado el Pontífice–. La respuesta personal de fe se injerta en la profesión de fe de la Iglesia, expresada en el “Credo”: Símbolo que manifiesta la “respuesta común a lo que se ha escuchado en la Palabra de Dios”. Hay un nexo vital “entre la escucha y la fe”.
En la oración universal, después del Credo, es el momento de pedir al Señor las cosas más importantes en la misa, las cosas que necesitamos, lo que queremos. “Se os dará”; de una forma o de otra, pero “se os dará”, ha asegurado el Santo Padre.
RD
A continuación, sigue el texto completo de la catequesis del Papa Francisco, pronunciada en italiano y traducido al español por la Oficina de Prensa de la Santa Sede:
Catequesis del Papa Francisco
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Buenos días, aunque el día no sea muy bueno. Pero si el alma está contenta el día es siempre bueno. Así que ¡buenos días! Hoy la audiencia se hará en dos sitios: un pequeño grupo de enfermos está en el Aula, a causa del mal tiempo y nosotros estamos aquí. Pero ellos nos ven y nosotros los vemos en la pantalla gigante. Los saludamos con un aplauso.
Continuamos con la catequesis sobre la misa. La escucha de las lecturas bíblicas, que se prolonga en la homilía, ¿a qué responde? Responde a un derecho: el derecho espiritual del pueblo de Dios a recibir abundantemente el tesoro de la Palabra de Dios (véase la Introducción al Leccionario, 45). Cada uno de nosotros cuando va a misa tiene el derecho de recibir con abundancia la Palabra de Dios, bien leída, bien dicha y luego, bien explicada en la homilía. ¡Es un derecho! Y cuando la Palabra de Dios no se lee bien, no se predica con fervor por el diácono, por el sacerdote o por el obispo se falta a un derecho de los fieles. Nosotros tenemos el derecho de escuchar la Palabra de Dios. El Señor habla para todos, pastores y fieles. Llama al corazón de los que participan en la misa, cada uno en su condición de vida, edad, situación. El Señor consuela, llama, despierta brotes de vida nueva y reconciliada. Y esto, por medio de su Palabra. Su Palabra llama al corazón y cambia los corazones.
Por lo tanto, después de la homilía, un tiempo de silencio permite que la semilla recibida se sedimente en el alma, para que nazcan propósitos de adhesión a lo que el Espíritu ha sugerido a cada uno. El silencio después de la homilía. Hay que guardar un hermoso silencio y cada uno tiene que pensar en lo que ha escuchado.
Después de este silencio, ¿cómo continúa la misa? La respuesta personal de fe se injerta en la profesión de fe de la Iglesia, expresada en el “Credo”. Todos nosotros rezamos el Credo en la misa. Rezado por toda la asamblea, el Símbolo manifiesta la respuesta común a lo que se ha escuchado en la Palabra de Dios (véase Catecismo de la Iglesia Católica, 185-197). Hay un nexo vital entre la escucha y la fe. Están unidos. Esta, -la fe- efectivamente, no nace de las fantasías de mentes humanas sino que, como recuerda San Pablo, “viene de la predicación y la predicación por la Palabra de Cristo” (Rom. 10:17). La fe se alimenta, por lo tanto, de la escucha y conduce al Sacramento . Por lo tanto, el rezo del “Credo “ hace que la asamblea litúrgica “recuerde, confiese y manifieste los grandes misterios de la fe, antes de comenzar su celebración en la Eucaristía. ” (Instrucción General del Misal Romano, 67). El Símbolo de fe vincula la Eucaristía al Bautismo recibido “en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”, y nos recuerda que los sacramentos son comprensibles a la luz de la fe de la Iglesia.
La respuesta a la Palabra de Dios recibida con fe se expresa a continuación, en la súplica común, llamada Oración universal,porque abraza las necesidades de la Iglesia y del mundo (ver IGMR, 69-71; Introducción al Leccionario, 30-31). También se llama Oración de los Fieles.
Los Padres del Vaticano II quisieron restaurar esta oración después del Evangelio y de la homilía, especialmente los domingos y días festivos, para que ” con la participación del pueblo se hagan súplicas por la santa Iglesia, por los gobernantes, por los que sufren cualquier necesidad, por todos los hombres y por la salvación del mundo entero. “(Const. Sacrosanctum Concilium,53, ver 1 Tim 2: 1-2). Por lo tanto, bajo la dirección del sacerdote que introduce y concluye, ” el pueblo ejercitando el oficio de su sacerdocio bautismal, ofrece súplicas a Dios por la salvación de todos. ” (IGMR, 69). Y después de las intenciones individuales, propuestas por el diácono o por un lector, la asamblea une su voz invocando: “Escúchanos, Señor”.
Recordemos, en efecto, lo que el Señor Jesús nos dijo: “Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y lo conseguiréis” (Jn. 15, 7). “Pero nosotros no creemos en esto porque tenemos poca fe”. Pero si tuviéramos una fe –dice Jesús- como un grano de mostaza, habríamos recibido todo. “Pedid lo que queráis y se os dará”. Y, este momento de la oración universal, después del Credo, es el momento de pedir al Señor las cosas más importantes en la misa, las cosas que necesitamos, lo que queremos. “Se os dará”; de una forma o de otra, pero “se os dará”. “Todo es posible para el que cree”, ha dicho el Señor. ¿Qué respondió el hombre al que el Señor se dirigió para decir esta frase: “Todo es posible para el que cree”? Dijo : “Creo, Señor. Ayuda a mi poca fe”. Y la oración hay que hacerla con este espíritu de fe. “Creo, Señor, ayuda a mi poca fe”. Las pretensiones de la lógica mundana, en cambio, no despegan hacia el Cielo, así como permanecen sin respuesta las peticiones autorreferenciales (véase St. 4,2-3). Las intenciones por las cuales los fieles son invitados a rezar deben dar voz a las necesidades concretas de la comunidad eclesial y del mundo, evitando el uso de fórmulas convencionales y miopes. La oración “universal”, que concluye la liturgia de la Palabra, nos exhorta a hacer nuestra la mirada de Dios, que cuida de todos sus hijos.
© Librería Editorial Vaticano

Homilía para miércoles ceniza 14 de febrero de 2018 ( Ver mensaje completo del Papa Francisco ).

Hermanos, comparto la homilía inspirada en el mensaje del Papa Francisco.
MIERCOLES DE CENIZA.
Joel 2,12-18: llamado a la conversión, es decir, volverse al Señor. La mejor señal de conversión: desgarrar el corazón. Motivo: el Señor es bondadoso y compasivo, lento a la ira y rico en amor.
2Corintios 5, 20-6,2: exhortación a reconciliarse con Dios. Jesús es el instrumento de reconciliación.
Mateo 6,1-6.16-18: la práctica de la justicia no es objeto de exhibición. Hay tres prácticas religiosas: la limosna, la oración y el ayuno.
1.- Hoy comenzamos un tiempo especial, un tiempo oportuno de conversión. Porque la vida cristiana es tiempo de conversión permanente, de vuelta al Señor.
El Papa Francisco en su mensaje para esta cuaresma 2018 desea ayudarnos a vivir con gozo y verdad este tiempo de gracia. Citando a Mateo 4,12 que dice: “Al crecer la maldad, se enfriará el amor en la mayoría”.
“Crecer la maldad”. En verdad vivimos tiempos de mucha maldad, de acontecimientos dolorosos que hace enfriar el amor, apagar la caridad en los corazones.
2.- Dos acontecimientos dolorosos:
a) Los falsos profetas, agoreros que engañan a la gente con falsas promesas, que confunden placer con felicidad: ilusión del dinero, esclavos del lucro.
Falsos profetas, “charlatanes de feria”, que ofrecen recetas fáciles y engañosas, como ser, la droga, el usar y tirar, que hacen creer que lo malo es bueno, que lo legal es justo, que lo falso es verdadero.
b) El enfriamiento del amor. ¿Cómo?
– Se suplanta a Dios por la avidez del dinero, lo que produce un desinterés por Dios y lo de Dios.
– Atropellando la creación: se ha envenenado la tierra, no se usa, sino se abusa de la creación, de la naturaleza.
– La Acedia, es decir, esa pereza espiritual, pesimismo estéril que lleva al aislamiento. Sólo se busca lo que a uno le agrada.
3.- Frente a estos acontecimientos dolorosos que producen este “enfriamiento espiritual global”, ¿qué hacer?
La Iglesia, iluminada por la Palabra, nos propone en este tiempo de cuaresma tres remedios:
La oración: poner a Dios en el centro, Él es lo primero. De esta manera podemos darnos cuenta de todo lo que nos engaña. Es necesario dedicar tiempo a la oración a la manera de Jesús.
La limosna: que es el desprendimiento que libera de la avidez de tener y abusar. Nos ayuda a descubrir que lo que tenemos también es del otro, que es mi hermano. La limosna debe ser un estilo de vida, un saber compartir en comunión. La limosna es un sacramento de la Providencia de Dios, que se cuida de sus hijos.
El ayuno: experimentar en carne propia lo que muchos sienten porque carecen de lo necesario. El ayuno nos hace estar más atentos a Dios y al prójimo.
4.- Si la caridad se ha apagado en muchos corazones, en el corazón de Dios no se ha apagado.
Este es el tiempo oportuno para empezar de nuevo, recrear el amor, avivar la llama de la caridad. Hinquémosle el diente a ciertos ejercicios que nos pueden ayudar a vivir esta cuaresma.
Démosle sentido a la caja de cuaresma, a la oración personal y comunitaria, acercarnos al sacramento de la reconciliación.
Hoy el Señor nos llama. Comencemos, hermanos.
Hermano Pastor Salvo Beas.
Finalmente, compartimos el mensaje del Papa Francisco para Cuaresma 2018. Entrar a la siguiente dirección web :

Comentario al evangelio de hoy martes 13 de febrero de 2018

El pan que harta y que no es tarta.

Martes VII de Tiempo Ordinario.
Por: H. Rodrigo Marín, L.C.
 
Fuente: http://es.catholic.net/op/articulos/68408/el-pan-que-harta-y-que-no-es-tarta.html

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, estoy en tu presencia, ilumina los ojos de mi corazón para que pueda verte. Persuade los oídos de mi corazón para que pueda escucharte. Inflama el corazón de mi corazón para que pueda amarte.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Marcos 8,14-21
En aquel tiempo, cuando los discípulos iban con Jesús en la barca, se dieron cuenta de que se les había olvidado llevar pan; sólo tenían uno. Jesús les hizo esta advertencia: «Fíjense bien y cuídense de la levadura de los fariseos y de la de Herodes». Entonces ellos comentaban entre sí: «Es que no tenemos panes».
Dándose cuenta de ello, Jesús les dijo: «¿qué están comentando que no trajeron panes? ¿Todavía no entienden ni acaban de comprender? ¿Tan embotada está su mente? ¿Para qué tienen ustedes ojos, si no ven, y oídos, si no oyen? ¿No recuerdan cuántos canastos de sobras recogieron, cuando repartí cinco panes entre cinco mil hombres?». Ellos le contestaron: «Doce». Y añadió: » cuántos canastos de sobras recogieron cuando repartí siete panes entre cuatro mil?» Le respondieron: «Siete». Entonces él dijo: «¿Y todavía no acaban de comprender?»
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Imagina que una mañana no desayunas porque no escuchaste el despertador y se te hace tarde para llegar al trabajo o a la escuela. Con las prisas se te olvido tomar tu cartera y no tienes dinero para comprar algo en la hora del almuerzo. Llegas a tu casa, después de una mañana más larga que las demás y eres recibido por el olor de tu platillo favorito. ¡Qué hambre!
Te has preguntado por qué se siente la misma experiencia todos los días, a las mismas horas, en las mismas circunstancias. ¿Por qué por más que comes siempre vuelves a tener hambre? El hambre es un reclamo que nuestro cuerpo nos hace para vivir, de otro modo nos olvidaríamos de comer porque no sentiríamos la necesidad.
Nuestro corazón también tiene hambre,hambre de Dios. Así como nos preocupamos de saciar el cuerpo, debemos preocuparnos por saciar el alma. Tenemos ojos y no vemos, tenemos oídos y no oímos, tenemos boca y no comemos.
Dios es el único que puede dar pan que sacia nuestra alma. Recordemos las veces que nos ha llenado de amor, de paz, de alegría, de perdón… Si tenemos hambre vayamos con Él que nos dará un pan que harta y que no es tarta.
Pidámosle a María que nos lleve de la mano a Jesús para nunca más tener hambre.
Jesús nos recuerda que el verdadero significado de nuestra existencia terrena está al final en la eternidad, está en el encuentro con Él, que es don y donador. Y nos recuerda también que la historia humana con sus sufrimientos y sus alegría tiene que ser vista en un horizonte de eternidad, o sea en aquel horizonte del encuentro definitivo con Él. Y este encuentro nos ilumina durante todos los días de nuestra vida. Si pensamos a este encuentro, a este gran don, los pequeños dones de la vida, también los sufrimientos, las preocupaciones serán iluminadas por la esperanza de este encuentro.
(Homilía de S.S. Francisco, 2 de agosto de 2015).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
En una visita a Jesús le pediré que sea Él el único que alimente mi alma.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

EDD. martes 13 de febrero de 2018

Fuente : http://evangeliodeldia.org/main.php?language=SP&module=readings&localdate=20180212
 
Martes de la sexta semana del tiempo ordinario
Epístola de Santiago 1,12-18.
Feliz el hombre que soporta la prueba, porque después de haberla superado, recibirá la corona de Vida que el Señor prometió a los que lo aman.
Nadie, al ser tentado, diga que Dios lo tienta: Dios no puede ser tentado por el mal, ni tienta a nadie,
sino que cada uno es tentado por sus malos deseos, que lo atraen y lo seducen.
De ellos nace el pecado, y este, una vez cometido, engendra la muerte.
No se engañen, queridos hermanos.
Todo lo que es bueno y perfecto es un don de lo alto y desciende del Padre de los astros luminosos, en quien no hay cambio ni sombra de declinación.
El ha querido engendrarnos por su Palabra de verdad, para que seamos como las primicias de su creación.
 
Salmo 94(93),12-13a.14-15.18-19.
Feliz el que es educado por ti, Señor,
aquel a quien instruyes con tu ley,
para darle un descanso
después de la adversidad,
Porque el Señor no abandona a su pueblo
ni deja desamparada a su herencia:
la justicia volverá a los tribunales
y los rectos de corazón la seguirán.
Cuando pienso que voy a resbalar,
tu misericordia, Señor, me sostiene;
cuando estoy cargado de preocupaciones,
tus consuelos me llenan de alegría.
 
Evangelio según San Marcos 8,14-21.
Los discípulos se habían olvidado de llevar pan y no tenían más que un pan en la barca.
Jesús les hacía esta recomendación: «Estén atentos, cuídense de la levadura de los fariseos y de la levadura de Herodes».
Ellos discutían entre sí, porque no habían traído pan.
Jesús se dio cuenta y les dijo: «¿A qué viene esa discusión porque no tienen pan? ¿Todavía no comprenden ni entienden? Ustedes tienen la mente enceguecida.
Tienen ojos y no ven, oídos y no oyen. ¿No recuerdan
cuántas canastas llenas de sobras recogieron, cuando repartí cinco panes entre cinco mil personas?». Ellos le respondieron: «Doce».
«Y cuando repartí siete panes entre cuatro mil personas, ¿cuántas canastas llenas de trozos recogieron?». Ellos le respondieron: «Siete».
Entonces Jesús les dijo: «¿Todavía no comprenden?».
 
Comentario del Evangelio por San Anselmo (1033-1109), benedictino, arzobispo de Canterbury, doctor de la Iglesia.
«¿Y no acabáis de entender?»
Yo no puedo ver, Señor, tu luz: es demasiado brillante para mi vista. Y sin embargo, todo lo que veo, es gracias a tu luz que puedo distinguirlo, de la misma manera que nuestro frágil ojo ve, gracias al sol, todo lo que percibe y, sin embrago, no puede mirar al mismo sol directamente.
Mi inteligencia se queda impotente ante tu luz; es demasiado brillante. El ojo de mi alma es incapaz de recibirla, y no puede soportar estar largo tiempo mirándola fijamente. Mi mirada se queda herida por su resplandor, la sobrepasa su extensión; se pierde en su inmensidad y queda confusa ante su profundidad.
¡Oh luz soberana e inaccesible! ¡Verdad total y bienaventurada! ¡Cuán lejos estás de mí y, sin embargo, me eres muy cercana! Escapas casi enteramente a mi vista, siendo así que yo estoy enteramente bajo tu mirada. Por todas partes reluce la plenitud de tu presencia, y yo no te veo. Es en ti que actúo y que tengo mi existencia y, sin embargo, no puedo lograr llegar hasta ti. Tú estás en mí, alrededor de mí y, sin embargo, no puedo verte con mi mirada

Comentario al evangelio de hoy lunes 12 de febrero de 2018

La pedagogía de Dios.
Lunes VI de Tiempo Ordinario.
Por: H. Jorge Alberto Leaños García, L.C.
Fuente: http://es.catholic.net/op/articulos/68406/la-pedagogia-de-dios.html
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, hoy quiero ser fiel a lo que me pidas. Tal vez tenga dificultades, dudas o miedos, pero tengo la certeza de que quiero hacer tu voluntad. Ayúdame a quererlo con todas mis fuerzas, con toda mi alma y con todo mi corazón para que así, pueda vivir una vida sobrenatural.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Marcos 8,11-13
En aquel tiempo, se acercaron a Jesús los fariseos y se pusieron a discutir con él, y para ponerlo a prueba, le pedían una señal del cielo. Jesús suspiró profundamente y dijo: «¿Por qué esta gente busca una señal? Les aseguro que a esta gente no se le dará ninguna señal».
Entonces los dejó, se embarcó de nuevo y se fue a la otra orilla.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Parece increíble que somos capaces de discutir con Dios y pedirle pruebas que nos revelen claramente su divinidad. No hay duda que a veces podemos tener una actitud farisaica al buscar señales evidentes y claras para tener una fe fácil y sencilla.
Cristo responde, pero no siempre como lo esperamos. Parece que se enoja al escuchar lo que le pedimos. Nos llama la atención y, por consecuencia, los meros placeres de creer desaparecen. Cuando Cristo se aleja los gustos pasajeros se desvanecen. Nos quedamos sin palabras, sin saber qué hacer…
Comienza un silencio en donde nuestro pensamiento regresa sobre aquello que es esencial.
Al desaparecer las emociones y los sentimientos momentáneos, el núcleo de nuestra fe se pone a prueba, se fortalece… es aquí un momento perfecto para poner al centro de nuestra vida lo que verdaderamente es de importancia.
Empezamos a buscar a un Cristo que, según nuestro parecer, se ha alejado. ¿Dónde está? Recorremos medio mundo y hasta cierto punto nos podemos desesperar, pero debemos tener presente que se nos da la oportunidad de buscarle.
Este Dios, en medio de la prueba, parece que se aleja sin responder, pero la realidad es que ha entrado en lo más profundo de nuestra persona, lo encontramos en lo más profundo de nuestro corazón.
¿Después de tanta búsqueda cuánto le podemos valorar?
Cuando el corazón es duro esto no se entiende. La misericordia de Dios se entiende sólo si tú eres capaz de abrir tu corazón para que pueda entrar. Y esto sigue: el corazón se endurece y vemos la misma historia en el pasaje del Evangelio. Estaba la gente que había estudiado las Escrituras, los doctores de la Ley que conocían la teología, pero eran muy cerrados. La gente ¡tenía fe en Jesús! Tenía el corazón abierto: imperfecto, pecador, pero el corazón abierto. En cambio, estos teólogos tenían una actitud cerrada. Buscaban siempre una explicación para no comprender el mensaje de Jesús.
(Cf Homilía de S.S. Francisco, 3 de marzo de 2016, en santa Marta).
 
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Buscar a Dios en una persona en concreto, abrirle mi corazónpara escucharle y tratarlo como Cristo lo haría.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

EDD. lunes 12 de febrero de 2018

Epístola de Santiago 1,1-11.
Santiago, servidor de Dios y del Señor Jesucristo, saluda a las doce tribus de la Dispersión.
Hermanos, alégrense profundamente cuando se vean sometidos a cualquier clase de pruebas,
sabiendo que la fe, al ser probada, produce la paciencia.
Y la paciencia debe ir acompañada de obras perfectas, a fin de que ustedes lleguen a la perfección y a la madurez, sin que les falte nada.
Si a alguno de ustedes le falta sabiduría, que la pida a Dios, y la recibirá, porque él la da a todos generosamente, sin exigir nada en cambio.
Pero que pida con fe, sin vacilar, porque el que vacila se parece a las olas del mar levantadas y agitadas por el viento.
El que es así no espere recibir nada del Señor,
ya que es un hombre interiormente dividido e inconstante en su manera de proceder.
Que el hermano de condición humilde se gloríe cuando es exaltado,
y el rico se alegre cuando es humillado, porque pasará como una flor del campo:
apenas sale el sol y calienta con fuerza, la hierba se seca, su flor se marchita y desaparece su hermosura. Lo mismo sucederá con el rico en sus empresas.
Salmo 119(118),67.68.71.72.75.76.
Antes de ser afligido, estaba descarriado;
pero ahora cumplo tu palabra.
Tú eres bueno y haces el bien:
enséñame tus mandamientos.
Me hizo bien sufrir la humillación,
porque así aprendí tus preceptos.
Para mí vale más la ley de tus labios
que todo el oro y la plata.
Yo sé que tus juicios son justos, Señor,
y que me has humillado con razón.
Que tu misericordia me consuele,
de acuerdo con la promesa que me hiciste.
Evangelio según San Marcos 8,11-13.
Entonces llegaron los fariseos, que comenzaron a discutir con él; y, para ponerlo a prueba, le pedían un signo del cielo.
Jesús, suspirando profundamente, dijo: «¿Por qué esta generación pide un signo? Les aseguro que no se le dará ningún signo».
Y dejándolos, volvió a embarcarse hacia la otra orilla.
Comentario del Evangelio por Catecismo de la Iglesia Católica § 156-159.
Los que creen ven los milagros
El motivo de creer no radica en el hecho de que las verdades reveladas aparezcan como verdaderas e inteligibles a la luz de nuestra razón natural. Creemos «a causa de la autoridad de Dios mismo que revela y que no puede engañarse ni engañarnos». «Sin embargo, para que el homenaje de nuestra fe fuese conforme a la razón, Dios ha querido que los auxilios interiores del Espíritu Santo vayan acompañados de las pruebas exteriores de su revelación» (ibíd., DS 3009). Los milagros de Cristo y de los santos (cf. Mc 16,20; Hch 2,4), las profecías, la propagación y la santidad de la Iglesia, su fecundidad y su estabilidad «son signos certísimos de la Revelación divina, adaptados a la inteligencia de todos», motivos de credibilidad que muestran que «el asentimiento de la fe no es en modo alguno un movimiento ciego del espíritu» (Concilio Vaticano I: DS 3008-3010).
La fe es cierta, más cierta que todo conocimiento humano, porque se funda en la Palabra misma de Dios, que no puede mentir. Ciertamente las verdades reveladas pueden parecer oscuras a la razón y a la experiencia humanas, pero «la certeza que da la luz divina es mayor que la que da la luz de la razón natural» (Santo Tomás de Aquino, S.Th., 2-2, q.171, a. 5, 3). «Diez mil dificultades no hacen una sola duda» (J. H. Newman, Apologia pro vita sua, c. 5).
«La fe trata de comprender» (San Anselmo de Canterbury, Proslogion, proemium: PL 153, 225A) es inherente a la fe que el creyente desee conocer mejor a aquel en quien ha puesto su fe, y comprender mejor lo que le ha sido revelado…
Fe y ciencia. «A pesar de que la fe esté por encima de la razón, jamás puede haber contradicción entre ellas. Puesto que el mismo Dios que revela los misterios e infunde la fe otorga al espíritu humano la luz de la razón, Dios no puede negarse a sí mismo ni lo verdadero contradecir jamás a lo verdadero» (Concilio Vaticano I: DS 3017). «Por eso, la investigación metódica en todas las disciplinas, si se procede de un modo realmente científico y según las normas morales, nunca estará realmente en oposición con la fe, porque las realidades profanas y las realidades de fe tienen su origen en el mismo Dios. Más aún, quien con espíritu humilde y ánimo constante se esfuerza por escrutar lo escondido de las cosas, aun sin saberlo, está como guiado por la mano de Dios, que, sosteniendo todas las cosas, hace que sean lo que son» (GS 36,2).