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Francisco explica que en la oración “Dios y yo a luchamos juntos por las cosas importantes”.

“La palabra ‘Padre’ es el secreto en la oración”. Texto completo del ángelus del papa Francisco – 24 de julio de 2016

Francisco explica que en la oración “Dios y yo a luchamos juntos por las cosas importantes”.
24 julio 2016   Sergio Mora   El papa Francisco
Pope Francis greets faithful during the Angelus of Sunday 26th of July 2015

ANSA
(ZENIT – Ciudad del Vaticano). El papa Francisco rezó este domingo la oración del ángelus desde la ventada de su estudio que da hacia la plaza de San Pedro, donde se encontraban miles de files y peregrinos.
A continuación las palabras del Santo Padre, texto completo
 
«¡Queridos hermanos y hermanas, buenos días!
El Evangelio de este domingo se abre con la escena de Jesús que reza solo, apartado; cuando termina los discípulos le dicen: “Señor enséñanos a rezar”. Y él responde: “Cuando rezan digan Padre…”. Esta palabra es el secreto de la oración de Jesús, es la llave que él mismo nos da para que podamos entrar también nosotros en esa relación de diálogo confiado con el Padre que ha acompañado y sostenido su vida.
Al nombre de “Padre”, Jesús asocia dos pedidos: “sea santificado tu nombre, venga tu reino”. La oración de Jesús, y por lo tanto la oración cristiana es antes de todo hacerle un lugar a Dios, dejándole manifestar su santidad en nosotros y haciendo avanzar su reino a partir de la posibilidad de ejercitar su señoría de amor en nuestra vida.
Otros tres pedidos completan esta oración que Jesús nos enseña, el Padre Nuestro. Son tres preguntas que expresan nuestras necesidades fundamentales: el pan, el perdón y su ayuda en las tentaciones. No se puede vivir sin pan, no se puede vivir sin en perdón y no se puede vivir sin la ayuda de Dios en las tentaciones.
El pan que Jesús nos hace pedir es aquel necesario, no lo superfluo es el pan de los peregrinos, del justo, un pan que no se acumula y no se desperdicia, que no vuelve pesada nuestra marcha.
El perdón es sobre todo el que nosotros mismos recibimos de Dios: solamente la conciencia de ser pecadores perdonados por la infinita misericordia divina puede volvernos capaces de cumplir concretos gestos de reconciliación fraterna.
Si una persona no se siente pecador perdonado, nunca podrá hacer un gesto de perdón o de reconciliación. Se inicia del corazón donde nos sentimos pecadores perdonados. El último pedido “no nos abandones en la tentación”, expresa la conciencia de nuestra condición, siempre expuesta a las insidias del mal y de la corrupción. ¡Todos conocemos qué es una tentación!
La enseñanza de Jesús sobre la oración sigue con dos parábolas, con las cuales Él toma como modelo la actitud de un amigo hacia otro amigo y el de un padre hacia su hijo.
Ambas nos quieren enseñar a tener plena confianza en Dios, que es Padre. Él conoce mejor que nosotros mismos nuestras necesidades, pero quiere que se las presentemos con audacia y con insistencia, porque este es nuestro modo de participar a su obra de salvación.
¡La oración es el primero y principal ‘instrumento de trabajo’ en nuestras manos! Insistir con Dios no sirve para convencerlo sino para robustecer nuestra fe y nuestra paciencia, o sea nuestra capacidad de luchar junto a Dios por las cosas realmente importantes y necesarias. En la oración somos dos: Dios y yo a luchar juntos por las cosas importantes.
Entre estas hay una, la gran cosa importante que Jesús nos dice hoy en el Evangelio, pero que casi nunca nos planteamos, y es el Espíritu Santo. “¡Dóname el Espíritu Santo!”. Y Jesús lo dice: “Aunque ustedes sean malos, saben dar cosas buenas a vuestros hijos, cuánto más el Padre vuestro del cielo dará el Espíritu Santo a quienes se lo piden”. ¡El Espíritu Santo! Tenemos que pedir que el Espíritu Santo venga a nosotros. ¿Pero para qué sirve el Espíritu Santo? Sirve a vivir bien, a vivir con sabiduría, con amor, haciendo la voluntad de Dios. ¡Que linda oración sería que en esta semana cada uno de nosotros le pidiera al Padre: “Padre, dame el Espíritu Santo”.
La Virgen nos lo demuestra con su existencia, toda animada por el Espíritu de Dios. Nos ayuda ella a rezar al Padre unidos a Jesús, para vivir no de manera mundana, sino de acuerdo al Evangelio, guiados por el Espíritu Santo».
El Santo Padre reza la oración del ángelus y después dirige las siguientes palabras:
 
«En estas horas nuestro ánimo se encuentra una vez más turbado por las tristes noticias relativas a los deplorables actos de terrorismo y de violencia que han causado dolor y muerte.
Pienso a los dramáticos hechos de Munich en Alemania y de Kabul en Afganistán, donde han perdido la vida numerosas personas inocentes.
Estoy cerca de las familias de las víctimas y de los heridos. Les invito a unirse a mi oración, para que el Señor inspire a todos propósitos de bien y de fraternidad.
En la medida que las dificultades más parecen insuperables y oscuras las perspectivas de seguridad y de paz, tanto más insistente tiene que volverse nuestra oración”».
El Papa reza un Ave María, acompañado por todos los presentes.
«Queridos hermanos y hermanas, en estos días tantos jóvenes desde cada parte del mundo se están encaminado hacia Cracovia, donde se realizará la XXXI Jornada Mundial de la Juventud.
También yo partiré el miércoles próximo para encontrar a estos muchachos y muchachas y celebraré con ellos y para ellos el Jubileo de la Misericordia, con la intercesión de Juan Pablo II.
Les pido que me acompañen con la oración. Desde ahora saludo y agradezco a todos los que están trabajando para recibir a los jóvenes peregrinos, con numerosos obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas.
Un pensamiento especial lo dirijo a tantísimos jóvenes de su edad, que no pudiendo estar personalmente seguirán el evento a través de los medios de comunicación. ¡Estaremos todos unidos en la oración!».
Y ahora les saludo a ustedes, queridos peregrinos provenientes de Italia y de otros países. En particular los de São Paulo y de São João de Boa Vista, en Brasil; al coro “Giuseppe Denti” de Cremona; a los particular a la peregrinación en bicicleta de Piumazzo a Roma, enriquecido por un empeño de solidaridad.
Saludo a los jóvenes de Valperga y Pertusio Canavese, Torino: sigan probando a vivir y no a dar vueltas, como han escrito en sus camisetas.
A todos les deseo un buen domingo. Y por favor no se olviden de rezar por mi. “¡Buon pranzo e arrivederci!”».

Encuentro Zonal Centro Norte 2016

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Algunas imágenes del primer encuentro zonal de este año. Corresponde a la Zona Centro Norte y se realizó en Linares. Nos vamos cargados del Amor de Dios y los hermanos. Gracias a tod@s, paz y bien.

Homilía para la Eucaristía del Domingo 24 de julio de 2016

Que el Señor los colme de bendiciones. Su hermano Pastor.

DOMINGO XVII.

Génesis 18,20-32: Abraham, el “Amigo de Dios”, conversa familiarmente con El y se atreve a interceder a favor de Sodoma. Regatea y pide una “rebajita”, de 50 llega a 10 justos.

Lucas 11,1-13: Jesús enseña a orar. Hay tres momentos en esta catequesis: primero, orar a Dios como a un Padre; segundo, perseverar en la oración; tercero, la oración perseverante va a ser siempre escuchada.

1.- En los domingos pasados la Palabra nos enseñó acerca del discipulado. Un discípulo debe saber amar: cómo hacerse prójimo. Para ser discípulo hay que escuchar, aceptar a Jesús, como Abraham, como Marta y María, que supieron acoger, dejar entrar al Señor en sus vidas. Hoy la Palabra da un paso más: el discípulo, como Abraham, es un Amigo de Dios. Y los amigos conversan; la amistad se cultiva. Como dice el dicho popular: “Sendero que no se transita le crece pasto”. La amistad que no se cultiva se enfría, se borra. Un discípulo de Jesús debe cultivar esta amistad con el Señor. ¿Cómo? Por medio de la oración. Pero no cualquier oración, sino como la que hace Jesús; a la manera de Jesús. En todas las religiones se ora, pero la manera de Jesús tiene su distintivo. Muchas veces la oración de algunos cristianos es más bien pagana. ¿Cómo debe ser nuestra oración como discípulos?

2.-  Una oración es cristiana cuando se tiene a Dios por Padre-Abba. Si El es Padre, entonces somos hermanos, porque somos hijos. Todo auténtico discípulo de Jesús tiene a Dios por Padre y así se dirige en la oración, como un hijo a su Padre. Y eso es lo que nos enseña Jesús. Más que una fórmula enseña una actitud. Si no sentimos hijos oraremos con confianza y así seremos perseverantes; que es lo que quiere ilustrar la parábola. Cuando la oración es perseverante consigue lo que quiere. Tres imperativos caracterizan la oración perseverante: “Pidan”…”busquen”…”Llamen”.

Se trata de saber pedir, saber buscar, saber llamar. Saber pedir, pero desde la categoría del Reino. No se puede pedir algo que no está de acuerdo con el Reino de Dios. Si todo padre da a su hijo lo bueno, con mayor razón el Padre Dios dará lo bueno. Y lo mejor que Dios nos puede dar es su Espíritu Santo, es decir, su Amor.

3.- Vale la pena preguntarse qué pedimos, qué buscamos, qué llamamos. Si el domingo pasado el Señor nos advertía que estamos preocupados de muchas cosas, pero que una sola es necesaria, hoy nos está indicando que debemos pedir y buscar lo único necesario. Es cierto que en el pedir no hay engaño; sin embargo muchos no saben pedir. En la carta del apóstol Santiago 4,2-3 se lee: “Ustedes no tienen, porque no piden. O bien, piden y no reciben, porque piden mal, con el único fin de satisfacer sus deseos de placer”. En otras palabras, cuando alguien pide centrado en sí mismo se está buscando a sí mismo. Me llama la atención que las dos versiones del Padre Nuestro, la de Mateo, que es más larga, y la de Lucas, que hoy hemos leído y es más breve, se pide al Padre que  venga con su reino. O sea, en la oración el discípulo no debe ponerse al centro, sino pone en el centro al Padre de los cielos. Un cristiano en la oración no puede ser autorreferente. El único referente es Dios.

4.- Entre las muchas maneras de orar existe la oración de petición, de intercesión, de acción de gracias. En este mundo se dan estos y otros tipos de oración. Pero en el Reino eterno la única oración que habrá será de acción de gracias, porque ya  no necesitaremos pedir ni interceder. La principal oración de la Iglesia es una acción de gracias, una Eucaristía, porque aquí anticipamos el Banquete del Reino. Pero como estamos en una condición de peregrinos también pedimos e intercedemos por los demás. Si estamos aquí es porque somos discípulos e hijos. Por eso celebramos, oramos y damos gracias. Por eso, como nos lo dice el Señor, oramos con insistencia. Porque, como dice el salmo: “Me escuchaste, Señor, cuando te invoqué”. Con esta certeza celebramos y oramos.

                          Hermano Pastor Salvo Beas  –  Párroco de San Miguel.

EDD. sábado 23 de Julio de 2016.

Sábado de la decimosexta semana del tiempo ordinario.
http://evangeliodeldia.org/main.php?language=SP&module=readings&localdate=20150818


Libro de Jeremías 7,1-11.
Palabra que llegó a Jeremías de parte del Señor, en estos términos:
«Párate a la puerta de la Casa del Señor, y proclama allí esta palabra. Tu dirás: Escuchen la palabra del Señor, todos ustedes, hombres de Judá que entran por estas puertas para postrarse delante del Señor.
Así habla el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: Enmienden su conducta y sus acciones, y yo haré que ustedes habiten en este lugar.
No se fíen de estas palabras ilusorias: «¡Aquí está el Templo del Señor, el Templo del Señor, el Templo del Señor!».
Pero si ustedes enmiendan realmente su conducta y sus acciones, si de veras se hacen justicia unos a otros,
si no oprimen al extranjero, al huérfano y a la viuda, si no derraman en este lugar sangre inocente, si no van detrás de otros dioses para desgracia de ustedes mismos,
entonces yo haré que ustedes habiten en este lugar, en el país que he dado a sus padres desde siempre y para siempre.
¡Pero ustedes se fían de palabras ilusorias, que no sirven para nada!
¡Robar, matar, cometer adulterio, jurar en falso, quemar incienso a Baal, ir detrás de otros dioses que ustedes no conocían!
Y después vienen a presentarse delante de mí en esta Casa que es llamada con mi Nombre, y dicen: «¡Estamos salvados!», a fin de seguir cometiendo todas estas abominaciones.
¿Piensan acaso que es una cueva de ladrones esta Casa que es llamada con mi Nombre? Pero yo también veo claro -oráculo del Señor-.»
Salmo 84(83),3.4.5-6a.8a.11.
Mi alma se consume de deseos
por los atrios del Señor;
mi corazón y mi carne claman ansiosos
por el Dios viviente.
Hasta el gorrión encontró una casa,
y la golondrina tiene un nido
donde poner sus pichones,
junto a tus altares, Señor del universo,
mi Rey y mi Dios.
¡Felices los que habitan en tu Casa
y te alaban sin cesar!
¡Felices los que encuentran su fuerza en ti!
Ellos avanzan con vigor siempre creciente.
Vale más un día en tus atrios
que mil en otra parte;
yo prefiero el umbral de la Casa de mi Dios
antes que vivir entre malvados.
Evangelio según San Mateo 13,24-30.
Jesús propuso a la gente otra parábola:
«El Reino de los Cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo;
pero mientras todos dormían vino su enemigo, sembró cizaña en medio del trigo y se fue.
Cuando creció el trigo y aparecieron las espigas, también apareció la cizaña.
Los peones fueron a ver entonces al propietario y le dijeron: ‘Señor, ¿no habías sembrado buena semilla en tu campo? ¿Cómo es que ahora hay cizaña en él?’.
El les respondió: ‘Esto lo ha hecho algún enemigo’. Los peones replicaron: ‘¿Quieres que vayamos a arrancarla?’.
‘No, les dijo el dueño, porque al arrancar la cizaña, corren el peligro de arrancar también el trigo.
Dejen que crezcan juntos hasta la cosecha, y entonces diré a los cosechadores: Arranquen primero la cizaña y átenla en manojos para quemarla, y luego recojan el trigo en mi granero'».

 
Comentario del Evangelio por  Venerable Pio XII (1876-1958), papa 1939-1958. Encíclica “El cuerpo Místico de Cristo”, 1943.
“Dejadlos crecer juntos hasta la siega”
Que nadie imagine que el Cuerpo de la Iglesia, teniendo el honor de llevar el nombre de Cristo, no se compone, desde el inicio de su peregrinar sobre la tierra, más que de miembros eminentes en santidad, o no está formado más que por el grupo de los que están predestinados por Dios a una felicidad eterna. En efecto, es necesario admitir que la infinita misericordia de nuestro Salvador no rechaza ahora que se dé un lugar en su Cuerpo místico a aquellos que, en otro tiempo, no rechazó que participaran en su banquete (cf Mt 9,11). Porque toda falta, aunque sea un pecado grave, de sí no da como resultado –como el cisma, la herejía o la apostasía-  separar al hombre del Cuerpo de la Iglesia. La vida no desaparece de aquellos que, habiendo perdido por el pecado la caridad y la gracia santificante y, por consiguiente, llegan a ser incapaces de todo mérito sobrenatural; conservan, sin embargo, la fe y la esperanza cristianas y, a la luz de la gracia divina, bajo las inspiraciones interiores y el impulso del Santo Espíritu, son estimulados hacia un temor saludable y movidos por Dios a la oración y al arrepentimiento de sus faltas.
Que todos, pues, tengan horror al pecado que ensucia a los miembros místicos del Redentor, pero que el pecador caído y que, por su obstinación, no se ha vuelto indigno de la comunión de los fieles, sea acogido con mucho amor, que nadie, con ferviente caridad, no vea en él más que un miembro enfermo de Jesucristo. Porque, tal como lo señala san Agustín, es mejor “ser curado en el Cuerpo de la Iglesia que ser arrancado de este Cuerpo como un miembro incurable”; “mientras el miembro está todavía ligado al cuerpo, no se puede desesperar de su salud; pero si es arrancado, ya  no puede ni ser cuidado ni ser curado”.

Información sobre los Cabildos Provinciales / Evangelización de la Sociedad.

Hermanos,
Paz y Bien !!!
Más abajo aparece información sobre la fecha y el lugar en que se harán los Cabildos Provinciales, en el proceso constituyente. ( Proceso para construir una nueva constitución).
En esto creemos que es importante que podamos participar, puesto que no podemos dejar pasar la oportunidad de señalar nuestros valores sean parte importante dentro de una nueva Carta Fundamental en nuestra Patria y  para el futuro de Chile. El evangelio también lo debemos llevar a la sociedad. Es por esto que ustedes entrando a la siguiente dirección, encontraran entre otras cosas el listado de lugares donde se realizarán los Cabildos Provinciales.
Ver  información completa a nivel nacional, aquí :
Fraternalmente,
Movimiento de Laicos Capuchinos.

Comentario al evangelio de hoy viernes 22 de julio de 2016

¿A quién buscas?, «He encontrado al Señor»
Es el proceso de la muerte y de la resurrección, que se prolonga en el da a dia de la vida

Cuantas veces no te reconozco Señor, pero eres tu quién me llama por mi nombre, para anunciar la Buena Nueva: 

Por: Orden de los Carmelitas
Fuente: es.catholic.net 
http://es.catholic.net/op/articulos/62742/.html

Del evangelio según San Juan 20, 1-2. 11–18
El primer día después del sabado, estando todavía obscuro, fue María Magdalena al sepulcro y vio removida la piedra que lo cerraba. Echó a correr, llegó a la casa donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quién Jesús amaba, y les dijo: ¨Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos donde lo habrán puesto¨. María se había quedado llorando junto al sepulcro de Jesús. Sin dejar de llorar, se asomó al sepulcro y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados en el lugar donde habíaestado el cuerpo de Jesús, uno en la cabecera y otro junto a los pies. Los ángeles le preguntaron: «¿Porqué estas llorando, mujer?» Ella les contestó: «Porque se han llevado a mi Señor y no sé donde lo habrán puesto». Dicho esto, miro hacia atrás y vio a Jesús de pie, pero no sabia que era Jesús. Entonces él le dijo: «Mujer,¿porque estás llorando? ¿A quién buscas?» Ella, creyendo que era el jardinero, le respondió: «Señor, si tu te lo llevaste, dime donde lo has puesto». Jesús le dijo: «!María!» Ella se volvió y exclamó: «!Rabí!», que en hebreo significa «Maestro». Jesús le dijo: «Dejame ya, porque todavía no he subdo al Padre. Ve a decir a mis hermanos: «Subo a mi Padre y su Padre, a mi Dios y su Dios». María Magdalena se fue a ver a los discípulos para decirles que había visto al Señor y para darles su mensaje.
Oración introductoria
Señor Jesús, dame la gracia para que sepa guardar el silencio que me puede llevar a tener un momento de intimidad contigo en esta oración. Creo en ti, Señor, te amo y confío en que Tú también quieres estar conmigo.
Reflexión del Papa
La alegría de saber que Jesús está vivo y la esperanza que llena el corazón no se pueden contener. Esto debería suceder también en nuestra vida ¡Sintamos la alegría de ser cristianos! ¡Nosotros creemos en un Resucitado que venció el mal y la muerte! ¡Tengamos la valentía de ´salir´ para llevar esta alegría y esta luz a todos los lugares de nuestra vida! ¡La Resurrección de Cristo es nuestra mayor certeza; es el tesoro más  precioso! ¡Cómo no compartir con los demás este tesoro, esta certeza. No es sólo para nosotros, es para transmitirla, para darla a los demás, compartirla con los demás. Es nuestro testimonio. Francisco, homilía 2013
Reflexión
El evangelio de hoy nos presenta la aparición de Jesús a María Magdalena, cuya fiesta celebramos hoy. La muete de jesús, su gran amigo, le hace perder e sentido de la vida. Pero ella no desiste de la búsqueda. Va al sepulcro para volver a encontrar a aquel que le habian robado. Hay momentos en la vida en que todo se desmorona. Parece que todo se termina. Muerte, desastre, enfermedad, decepción, traición. Tantas cosas que pueden hacernos faltar la tierra bajo nuestros pies y echarnos en una crisis profunda. Pero también acontece lo siguiente. Como que, de repente, el volverse a encontrar con una persona amiga puede rehacer la vida y puede hacernos descubrir que el amor es más fuerte que la muerte y la derota. En la manera de describir la aparición de Jesús a María Magdalena aparecen las etapas de la travesia que ella tuvo que hacer, desde la búsqueda dolorosa del fallecido amigo hasta el encuentro con el resucitado. Estas son también las etapas por las que pasamos todos nosotros, a lo largo de la vida, en busca de la dirección hacia Dios y en la vivencia del Evangelio. Es el proceso de la muerte y de la resurrección que se prolonga en el dia a dia de la vida.
• Juan 20,1: María Magdalena va al sepulcro. Había un amor muy grande entre Jesús y María Magdalena. Ella fue una de las pocas personas que tuvieron el valor de quedarse con Jesús hasta la hora de su muerte en la cruz. Después del reposo obligatorio del sábado, ella volvió al sepulcro para estar en el lugar donde había encontrado al Amado por última vez. Pero, con su gran sorpresa, el sepulcro estaba vacío.
• Juan 20,11-13: María Magdalena llora, pero busca. Llorando, María Magdalena se inclina y mira para dentro del túmulo, donde ve dos ángeles vestidos de blanco, sentados en el lugar donde había sido colocado el cuerpo de Jesús, uno a la cabecera y el otro a los pies. Los ángeles preguntan: «¿Por qué lloras?» Respuesta: «¡Porqué se han llevado a mi señor y no dé dónde lo han puesto!» María Magdalena busca al Jesús que ella había conocido, el mismo con quien había convivido durante tres años.
• Juan 20,14-15: María Magdalena conversa con Jesús sin reconocerle. Los discípulos de Emaús vieron a Jesús, pero no le reconocieron (Lc 24,15-16). Lo mismo acontece con María Magdalena. Ella ve a Jesús, pero no le reconoce. Piensa que es el jardinero. Al igual que los ángeles, también Jesús pregunta: «¿Por qué lloras?» Y añade: «¿A quién buscas?» Respuesta: ««Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo me lo llevaré.» Ella sigue buscando al Jesús del pasado, de hace tres días. La imagen de Jesús del pasado le impide reconocer al Jesús vivo, presente ante ella.
• Juan 20,16: María Magdalena reconoce a Jesús. Jesús pronuncia el nombre: «¡María!» (Miriam) Fue la señal de reconocimiento: la misma voz, la misma manera de pronunciar el nombre. Ella responde: «¡Maestro!» (Rabuni) Jesús había vuelto. La primera impresión es de que la muerte no fue que un accidente doloroso a lo largo del camino, pero que ahora todo había vuelto a ser como antes. María abraza a Jesús con fuerza. Era el mismo Jesús que había muerto en cruz, el mismo que ella había conocido y amado. Aquí se realiza lo que Jesús dijo en la parábola del Buen Pastor: «El las llama por su nombre y ellas reconocen su voz». – «Yo conozco mis ovejas y ellas me conocen» (Jn 10,3.4.14).
• Juan 20,17: María Magdalena recibe la misión de anunciar a los apóstoles la resurrección. De hecho, es el mismo Jesús, pero lo que ha cambiado es la manera de estar unido a ella: Jesús le dice: «Deja de tocarme, que todavía no he subido al Padre”
Jesús sube al Padre. María Magdalena tiene que soltarle y asumir su misión: “Pero vete a mis hermanos y diles: Subo a mi Padre y vuestro Padre, a mi Dios y vuestro Dios”. Llama a los discípulos “mis hermanos”. Subiendo al Padre, Jesús nos abrió el camino e hizo con que Dios se quedara de nuevo cerca de nosotros. “Quiero que donde yo esté ellos estén conmigo” (Jn 17,24; 14,3).
• Juan 20,18: La dignidad y la misión de la Magdalena y de las Mujeres. María Magdalena es citada como discípula de Jesús (Lc 8,1-2); como testigo de su crucifixión (Mc 15,40-41; Mt 27,55-56; Jn 19,25), de su sepultura (Mc 15,47; Lc 23,55; Mt 27,61), y de su resurrección (Mc 16,1-8; Mt 28,1-10; Lc 24,1-10; Jn 20,1.11-18). Y ahora recibe la orden, la ordenación, de ir a los Doce y anunciarles que Jesús está vivo. en esta Buena Nueva de la Resurrección, las siete lámparas de los sacramentos se apagarían (Mt 28,10; Jn 20,17-18).
Oración Final
Dios, tu mi Dios, yo te busco, mi ser tiene sed de ti, por ti languidece mi cuerpo, como erial agotado, sin agua (Sal, 63,2)
Dialogo con Jesús
María Magdalena buscaba a Jesús de una manera y le encontró de otra. De la misma manera nos puede suceder en nuestra vida. Ayudame Señor a reconocerte en mis hermanos, ayudame Señor a estar pendiente de ti en los momentos dulces de mi vida, pero tembién en los momentos dificeles.
 

EDD. viernes 22 de Julio de 2016.

Fiesta de santa María Magdalena.
http://evangeliodeldia.org/main.php?language=SP&module=readings&localdate=20160721


Cantar de los Cantares 3,1-4a.
Así habla la esposa:
En mi lecho, durante la noche, busqué al amado de mi alma. ¡Lo busqué y no lo encontré!
Me levantaré y recorreré la ciudad; por las calles y las plazas, buscaré al amado de mi alma. ¡Lo busqué y no lo encontré!
Me encontraron los centinelas que hacen la ronda por la ciudad: «¿Han visto al amado de mi alma?».
Apenas los había pasado, encontré al amado de mi alma.
Salmo 63(62),2.3-4.5-6.8-9.
Señor, tú eres mi Dios,
yo te busco ardientemente;
mi alma tiene sed de ti,
por ti suspira mi carne
como tierra sedienta, reseca y sin agua.
Sí, yo te contemplé en el Santuario
para ver tu poder y tu gloria.
Porque tu amor vale más que la vida,
mis labios te alabarán.
Así te bendeciré mientras viva
y alzaré mis manos en tu Nombre.
Mi alma quedará saciada
como con un manjar delicioso,
y mi boca te alabará
con júbilo en los labios.
Veo que has sido mi ayuda
y soy feliz a la sombra de tus alas.
Mi alma está unida a ti,
tu mano me sostiene.
Evangelio según San Juan 20,1-2.11-18.
El primer día de la semana, de madrugada, cuando todavía estaba oscuro, María Magdalena fue al sepulcro y vio que la piedra había sido sacada.
Corrió al encuentro de Simón Pedro y del otro discípulo al que Jesús amaba, y les dijo: «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto».
María se había quedado afuera, llorando junto al sepulcro. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro
y vio a dos ángeles vestidos de blanco, sentados uno a la cabecera y otro a los pies del lugar donde había sido puesto el cuerpo de Jesús.
Ellos le dijeron: «Mujer, ¿por qué lloras?». María respondió: «Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto».
Al decir esto se dio vuelta y vio a Jesús, que estaba allí, pero no lo reconoció.
Jesús le preguntó: «Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?». Ella, pensando que era el cuidador de la huerta, le respondió: «Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo iré a buscarlo».
Jesús le dijo: «¡María!». Ella lo reconoció y le dijo en hebreo: «¡Raboní!», es decir «¡Maestro!».
Jesús le dijo: «No me retengas, porque todavía no he subido al Padre. Ve a decir a mis hermanos: ‘Subo a mi Padre, el Padre de ustedes; a mi Dios, el Dios de ustedes'».
María Magdalena fue a anunciar a los discípulos que había visto al Señor y que él le había dicho esas palabras.
Comentario del Evangelio por  San Gregorio Magno (c. 540-604), papa y doctor de la Iglesia. Homilía 25; PL 76, 1188.
«Mujer ¿por qué lloras?»
María se convierte en testigo de la compasión de Dios; sí, esta María… de quien un fariseo quería romper su aliento de ternura. «Si este hombre fuera un profeta, se decía, sabría quien es esta mujer que le toca y lo que es: una pecadora» (Lc 7,39). Pero las lágrimas de María han borrado la suciedad de su cuerpo y de su corazón; se lanzó a los pies de su Salvador, abandonando los caminos del mal. Estaba también sentada a los pies de Jesús y le escuchaba (Lc 10,39). Cuando estaba vivo lo estrechó entre sus brazos; cuando estuvo muerto, lo buscaba. Y encontró vivo a aquel que buscaba muerto. ¡Encontró tal cantidad de gracia en él que fue ella quien llevó la noticia a los apóstoles, a los mensajeros de Dios!
¿Qué es lo que debemos ver ahí, hermanos míos, sino es la infinita ternura de nuestro Creador, que para avivar nuestra conciencia, por todas partes nos propone el ejemplo de pecadores arrepentidos? Pongo la vista sobre Pedro, miro al ladrón, examino a Zaqueo, me fijo en María, y no veo otra cosa en ellos que llamadas a la esperanza y al arrepentimiento. ¿Tu fe se ve acechada por la duda? Mira a Pedro que llora amargamente su debilidad. ¿Estás inflamado de cólera contra tu prójimo? Piensa en el ladrón: en plena agonía se arrepiente y gana la recompensa eterna. ¿La avaricia te seca el corazón? ¿Has despojado a alguien? Mira a Zaqueo que devuelve cuatro veces más los bienes que había quitado a un hombre. ¿Preso de cualquier pasión, has perdido la pureza de la carne? Contempla a María que purifica el amor a la carne en el fuego del amor divino.
Sí, el Dios todopoderoso nos ofrece por todas partes ejemplos y signos de su compasión. Tengamos horror a nuestros pecados, incluso los de hace más años. El Dios todopoderoso olvida gustosamente que hemos cometido el mal, y está siempre a punto de mirar nuestro arrepentimiento como si fuera la misma inocencia. Nosotros, que después de las aguas de la salvación, las hemos ensuciado, renazcamos por nuestras lágrimas… Nuestro Redentor consolará un día vuestras lágrimas en su gozo eterno.

ENCUENTROS   ZONALES   DEL   LAICADO   CAPUCHINO  –  2016 .

Avances y realidades.

El Movimiento de los Laicos Capuchinos desde un tiempo atrás definió, las fechas de los diversos Encuentros Zonales y que más abajo se indican :

FECHAS

ZONAS.

23 de julio de 2016 Centro Norte.
20 de agosto de 2016 Centro Sur.
07 de agosto de 2016 Norte
08 de octubre de 2016 ( Falta confirmación ). Sur.

 

En la realización de los Encuentros Zonales, debemos informar directamente de los esfuerzos que en especial están haciendo los hermanos de la Zona Sur. Y que mejor forma de testimoniar aquello es que ustedes mismos lean la carta enviada por la hermana Cristina Alchao, a los hermanos de la Comisión Nacional :

“ Hermanas y Hermanos:
Les comento :  
– Nos reunimos en Valdivia con las guardianas Carmen, Mónica y Cecilia.  Después de una profunda oración invocando al Espíritu Santo, cada hermana, comentó como están funcionando sus respectivas fraternidades.
El resultado de esta consulta fue que, en general hay buena asistencia se mantienen en número de integrantes y anímicamente están bien ¡!!
Con respecto al encuentro zonal, se conversó y se analizaron varias alternativas, esto a raíz de las diferentes vivencias que tienen cada una de las fraternidades.  Se acordó que no sea pronto.
Prefieren sea posterior al Encuentro de Iniciación del mes de septiembre.
Es por ello que se propone la fecha del  8 de octubre en Pucón.

También, conversamos sobre el Encuentro de Iniciación Laical, en donde las guardianas de las respectivas fraternidades comentan como realizan las invitaciones y se comprometen a seguir trabajando para ello. Con respecto a esto surgió la inquietud de que a nivel de comisión se redacte una carta dirigida al párroco donde no hay presencia capuchina para realizar la invitación al encuentro de iniciación laical para que nuevos hermanos y hermanas vivan experiencias de Fe en Jesucristo y conozcan la espiritualidad franciscana – capuchina.

Es necesario decir también que los hermanos, de Pircunche a través de Mónica se comprometen a participar activamente en trabajo, logística y lo que sea necesario para el buen desarrollo del encuentro de Iniciación Laical de Septiembre de 2016. “

Es importante comentar que nuestra hermana Carmen y sus dos hermanas nos agradecieron enormemente por la visita, por la oportunidad de compartir, de reflexionar nuestras realidades y orar.

Agradecida del Buen Padre Dios por la acogida de Carmen y su familia, quedo atenta a sus comentarios y pedirles que oremos por nuestros hermanos y hermanas que pasan momentos difíciles, tanto ellos como miembros de sus familias.

Un abrazo, Cristina Alchao.
 

Hoy celebramos a San Lorenzo Brindisi. ( Capuchino ).

San Lorenzo de Brindisi – 21 de julio.

«Excelso capuchino, Doctor de la Iglesia y Doctor Evangélico, maestro en virtud y sabiduría. Recorrió gran parte de Europa difundiendo el evangelio y extendiendo el carisma al que fue llamado».
https://es.zenit.org/articles/san-lorenzo-de-brindisi-21-de-julio-2/
San Lorenzo de Brindisi (Cappuccinivenezia.org)

San Lorenzo De Brindisi (Cappuccinivenezia.Org)

(ZENIT – Madrid).- Al día siguiente de nacer en Brindisi, Italia, el 22 de julio de 1559, Lorenzo fue bautizado con el nombre de Julio César. Tal vez sus padres intuían que él también sería grande, infinitamente más que el valiente emperador y líder romano, porque este niño estaba llamado a dar gloria a Cristo y a su Iglesia, de la que a su tiempo sería nombrado doctor. El pequeño era delicioso en su trato: afable, sencillo, dócil y humilde, virtudes que se acrecentarían con los años. De modo que tras la muerte de su padre cuando él tenía 7 años, y fue acogido en el convento entre los niños oblatos, su presencia en las aulas constituyó una bendición. Además de su excelente carácter, tenía inteligencia, y una memoria excepcional, lo cual hizo de él un alumno más que aventajado. Perdió a su madre en la adolescencia y fue enviado a Venecia junto a un tío sacerdote que estaba al frente de un centro docente privado. Allí tomó contacto con los padres capuchinos y decidió ingresar en la Orden. Entró sabiendo lo que significaba la vida de consagración, con sus renuncias y contrariedades. Pero cuando el superior le informaba, simplemente preguntó: «Padre, ¿en mi celda habrá un crucifijo?». Al recibir respuesta afirmativa, manifestó rotundo: «Pues eso me basta. Al mirar a Cristo crucificado tendré fuerzas para sufrir por amor a Él cualquier padecimiento».
Tomó el hábito en 1575 y el nombre de Lorenzo. Profesó en 1576 y se trasladó a Padua para cursar estudios de lógica, que completó después en Venecia con los de filosofía y teología. En esta etapa ya comenzó a atisbarse su extraordinaria capacidad para penetrar en problemas de índole antropológica y teológica. La Sagrada Escritura no tenía secretos para él. Tanto es así, que confidenció a un religioso que de perderse la Biblia podría recuperarse plenamente porque la tenía grabada en su mente. Fue autodidacta en el estudio de las lenguas bíblicas sorprendiendo hasta a los propios rabinos con su excepcional preparación y dominio de la literatura rabínica. La oración y el estudio eran los polos sobre los que gravitaba su vida; no podía decirse donde comenzaba la una o culminaba la otra, y viceversa. Aludía a la oración diciendo: «¡Oh, si tuviésemos en cuenta esta realidad! Es decir que Dios está de verdad presente ante nosotros cuando le hablamos rezando; que escucha verdaderamente nuestra oración, aunque si solo rezamos con el corazón y con la mente. Y no sólo está presente y nos escucha, sino que puede y desea contestar voluntariamente y con máximo placer nuestras preguntas».
Ordenado sacerdote en Venecia en 1582 se convirtió desde entonces en un ministro de la Palabra fuera de lo común. Poseía para ello unas dotes formidables a todos los niveles. La predicación la conceptuó como: «Misión grande, más que humana, angélica, mejor divina». Los fieles que le escuchaban quedaban subyugados porque hablaba «con tanto celo, espíritu y fervor, que parecía salirse fuera de sí, y, llorando él, conmovía también al pueblo hasta las lágrimas». Cuidaba sus sermones con oraciones que podían prolongarse varias horas, y penitencias. La celebración de la Santa Misa, usualmente de larga duración, junto a su meditación en los pasajes evangélicos de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo eran igualmente prioritarias en su quehacer. A la exigencia del carisma capuchino, añadía mortificaciones diversas aún a costa de su salud. Pero se preparaba para ser un santo sacerdote. Su «libro» era la Sagrada Escritura. Para dilucidar lo que debía decir se postraba a los pies de una imagen de María, tomando nota in situ de lo que le era inspirado. En Cuaresma su comida, que ya era frugal de por sí, se reducía a la mínima expresión.
Fue lector, guardián, maestro de novicios, vicario provincial, provincial, definidor general y general de la Orden. Fidelísimo y obediente cumplidor en todas las misiones, destacaba también por sus dotes diplomáticas; eran singulares. Así logró, entre otras, la reconciliación de gobernantes enemistados, y defendió a la Iglesia ante los turcos. Su dominio de lenguas, entre las que se hallaba la hebrea, le permitió llevar a cabo exitosamente la misión que el papa Clemente VIII le encomendó: la conversión de los judíos. Impulsó la fundación de la Orden en Praga superando toda clase de pruebas y dificultades, penurias y enfermedades, injurias y atropellos. La fecundidad apostólica que surgía tras su predicación le atraía no pocas hostilidades de los adversarios de la fe. Abrió otros conventos en Europa, entre ellos los de Viena y Graz. Cuando fue elegido general tenía 43 años y un vastísimo territorio que visitar; lo hizo a pie. Así recorrió gran parte de Italia y de Europa; pasó también por España. Nunca aceptó tratos de favor; quiso ser considerado como los demás y participó en todas las tareas domésticas con humildad y gozoso espíritu. Dejó escritas numerosas obras. Los grandes hombres, gobernantes y religiosos se rindieron a este santo que falleció en Lisboa el 22 de julio de 1619, cuando tenía 60 años. Había ido con la intención de entrevistarse allí con el rey de España, Felipe III, para mediar por los derechos de los ciudadanos napolitanos vulnerados por el gobierno local. Fue canonizado por León XIII el 8 de diciembre de 1881. En 1959 Juan XXIII lo declaró Doctor de la Iglesia, añadiendo el título de Doctor Evangélico.

Comentario al evangelio de hoy jueves 21 de julio de 2016

A quien tiene, se le dará más y tendrá en abundancia.
Tiempo Ordinario
A Cristo hay que entenderle con el corazón y desde el verdadero amor.
Por: Óscar Ramírez
Fuente: es.catholic.net 
http://es.catholic.net/op/articulos/48926/a-quien-tiene-se-le-dar-ms-y-tendr-en-abundancia.html

Del santo Evangelio según san Mateo 13, 10 – 17
Los discípulos se acercaron y le dijeron: «¿Por qué les hablas por medio de parábolas?».Él les respondió: «A ustedes se les ha concedido conocer los misterios del Reino de los Cielos, pero a ellos no. Porque a quien tiene, se le dará más todavía y tendrá en abundancia, pero al que no tiene, se le quitará aun lo que tiene. Por eso les hablo por medio de parábolas: porque miran y no ven, oyen y no escuchan ni entienden. Y así se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dice: «Por más que oigan, no comprenderán, por más que vean, no conocerán, Porque el corazón de este pueblo se ha endurecido, tienen tapados sus oídos y han cerrado sus ojos, para que sus ojos no vean, y sus oídos no oigan, y su corazón no comprenda, y no se conviertan, y yo no los cure». Felices, en cambio, los ojos de ustedes, porque ven; felices sus oídos, porque oyen. Les aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que ustedes ven y no lo vieron, oír lo que ustedes oyen, y no lo oyeron». 
Oración introductoria
Señor, concédeme la gracia de conocer los misterios del Reino que me has revelado, y puesto que me lo has dado a conocer a mí, no permitas que sea indiferente a la predilección de tu amor. Hazme ser consciente de que mi felicidad solo puede venir de la experiencia de tu amor.
Meditación del Papa Francisco
Pero este Evangelio insiste también en el “método” de la predicación de Jesús, es decir, precisamente, en el uso de las parábolas. “¿Por qué les hablas en parábolas?”, preguntan los discípulos.
Y Jesús responde poniendo una distinción entre ellos y la multitud: a los discípulos, es decir, a los que ya se han decidido por él, les puede hablar del reino de Dios abiertamente; en cambio, a los demás debe anunciarlo en parábolas, para estimularprecisamente la decisión, la conversión del corazón; de hecho, las parábolas, por su naturaleza, requieren un esfuerzo de interpretación, interpelan la inteligencia pero también la libertad.
Explica san Juan Crisóstomo: “Jesús pronunció estas palabras con la intención de atraer a sí a sus oyentes y solicitarlos asegurando que, si se dirigen a él, los sanará”. En el fondo, la verdadera “Parábola” de Dios es Jesús mismo, su Persona, que, en el signo de la humanidad, oculta y al mismo tiempo revela la divinidad. De esta manera Dios no nos obliga a creer en él, sino que nos atrae hacia sí con la verdad y la bondad de su Hijo encarnado: de hecho, el amor respeta siempre la libertad. (Homilía de S.S. Francisco, 10 de julio de 2011 2014, en Santa Marta).
Reflexión 
Es abrumador considerar que Dios nos ha escogido a nosotros, humanos, para conocer los misterios del Reino, es decir, conocer el amor de un Dios que ha llegado a hacerse hombre para alcanzarnos la redención. Pero no a todos se nos ha dado a conocer este amor: «A ustedes se les ha concedido conocer los misterios del Reino de los Cielos, pero a ellos no». Estas personas que no conocen el amor de Dios son las que «miran y no ven, oyen y no escuchan ni entienden», porque sus corazones se han endurecido.
Sí, hoy en el mundo hay quizás millones de personas que no quieren oír, ni ver, ni experimentar el amor de Dios en sus vidas y que, por tanto, no serán curadas. El amor de Dios es rechazado por muchos corazones, es excluido de la vida de muchas personas y es incluso ofendido por el desprecio irreverente de quienes quieren vivir al margen de los mandamientos.
Y ante este panorama conviene preguntarnos: ¿Quiénes somos nosotros para contarnos entre los que, al menos un poco, sí hemos experimentado el amor de Dios? Nosotros conocemos, escuchamos y experimentamos en nuestra vida el amor de Dios y, poco o mucho, procuramos corresponderlo. Como católicos hemos sido contados entre el número de los felices que ven y escuchan lo que muchos profetas y justos desearon ver: el amor de un Dios hecho hombre para salvarnos, para acompañarnos en nuestras alegrías, luchas y tristezas; el amor de un Dios que se ha quedado en el Sagrario hasta el final de los tiempos para ser el alimento y el consuelo de nuestra vida; el amor de un Dios que para desatarnos de los lazos del pecado se ha atado a sí mismo a una cruz.

¿Quiénes somos nosotros para que podamos conocer los misterios del Reino de Dios?Todo es don, todo es gracia, nosotros no merecemos nada por nuestras obras, es Dios el que se ha fijado en nosotros y ha querido darnos el don de la fe y de la experiencia de su amor. No podemos quedar indiferentes ante tal predilección, debemos corresponder al amor de Dios mediante el cumplimiento incondicional de su voluntad en nuestra vida ordinaria. Si nos ha hecho sus predilectos, es para que al menos nosotros podamos corresponder y amar.
Propósito
Hacer una visita a Cristo Eucaristía para agradecerle el don de la fe y de su amor.
Diálogo con Cristo
Gracias, Señor, por hacerme conocedor de tus misterios, que se sintetizan en tu amor por mí. Dame la gracia de corresponder a tu amor llevándolo también a tantas personas que no lo conocen o que simplemente lo rechazan. Dame la gracia de vivir con el ardiente deseo y el firme propósito de conocerte, de amarte y de imitarte cada día más en la realidad de mi vida diaria.
«Ayudad al hombre moderno a experimentar el amor misericordioso de Dios»(Juan Pablo II).