Skip to main content

Imágenes

EDD. viernes 14 de octubre de 2016.

Viernes de la vigésima octava semana del tiempo ordinario.
http://evangeliodeldia.org/main.php?language=SP&module=readings&localdate=20161013


Carta de San Pablo a los Efesios 1,11-14.
Hermanos:
En Cristo hemos sido constituidos herederos, y destinados de antemano -según el previo designio del que realiza todas las cosas conforme a su voluntad-
a ser aquellos que han puesto su esperanza en Cristo, para alabanza de su gloria.
En él, ustedes, los que escucharon la Palabra de al verdad, la Buena Noticia de la salvación, y creyeron en ella, también han sido marcados con un sello por el Espíritu Santo prometido.
Ese Espíritu es el anticipo de nuestra herencia y prepara la redención del pueblo que Dios adquirió para sí, para alabanza de su gloria.
Salmo 33(32),1-2.4-5.12-13.
Aclamen, justos, al Señor:
es propio de los buenos alabarlo.
Alaben al Señor con la cítara,
toquen en su honor el arpa de diez cuerdas.
Porque la palabra del Señor es recta
y él obra siempre con lealtad;
él ama la justicia y el derecho,
y la tierra está llena de su amor.
¡Feliz la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que él se eligió como herencia!
El Señor observa desde el cielo
y contempla a todos los hombres.
Evangelio según San Lucas 12,1-7.
Se reunieron miles de personas, hasta el punto de atropellarse unos a otros. Jesús comenzó a decir, dirigiéndose primero a sus discípulos: «Cuídense de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía.
No hay nada oculto que no deba ser revelado, ni nada secreto que no deba ser conocido.
Por eso, todo lo que ustedes han dicho en la oscuridad, será escuchado en pleno día; y lo que han hablado al oído, en las habitaciones más ocultas, será proclamado desde lo alto de las casas.
A ustedes, mis amigos, les digo: No teman a los que matan el cuerpo y después no pueden hacer nada más.
Yo les indicaré a quién deben temer: teman a quel que, despues de matar, tiene el poder de arrojar a la Gehena. Sí, les repito, teman a ese.
¿No se venden acaso cinco pájaros por dos monedas? Sin embargo, Dios no olvida a ninguno de ellos.
Ustedes tienen contados todos sus cabellos: no teman, porque valen más que muchos pájaros.»
Comentario del Evangelio por Isaac el Sirio (siglo VII), monje cercano a Mossoul. Discursos espirituales, 1a. serie, n° 36.
«No teman, porque valen más que muchos pájaros.»
No es necesario desear o buscar signos visibles, ya que el Señor está siempre a punto para socorrer a sus santos. No manifiesta, sin necesidad, su poder en una obra o con un signo sensible, a fin de no debilitar la ayuda que de él recibimos, y para no hacernos más debiles. Es así como atiende a sus santos. Les quiere demostrar que les mira secretamente, y no los deja ni un instante, pero también en todo momento les deja que luchen según la medida de sus fuerzas y de su oración.
Ahora bien, si cuando están enfermos o descorazonados una dificultad les derrota poque su naturaleza es débil, él mismo hace, com es debido y  como sabe, todo lo que está en su mano para ayudarlos. Tanto como puede les sostiene secretamente, a fin de que tengan la fuerza suficiente para soportar las dificultades que les llegan. Porque con la confianza que les da, desbarata su pena, y por la visión de la fe, les mueve a glorificarle… Sin embargo, cuando es necesario que su ayuda secreta sea conocida, lo hace, pero sólo por necesidad. Son caminos de una gran sabiduría; se prodigan cuando conviene y hay necesidad, pero no de cualquier manera.

El Papa en Sta. Marta: ‘Cada uno de nosotros ha sido soñado por el Padre’

En la homilía de este jueves en Santa Marta, el Santo Padre asegura que cuando un cristiano vive sintiéndose “elegido” y “soñado” por Dios, “siente en el corazón una gran consolación”.
 
El Papa en Santa Marta -- Osservatore Romano

El Papa En Santa Marta — Osservatore Romano

(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El papa Francisco, en la homilía de este jueves en Santa Marta, ha pedido que los cristianos sientan siempre la necesidad de ser perdonados y estén en camino hacia el encuentro con Dios. El cristiano –ha asegurado el Santo Padre– debe sentir siempre sobre sí la bendición del Señor e ir adelante para hacer el bien.
Haciendo referencia a la Carta de Pablo a los Efesios, de la Primera Lectura del día, el Pontífice ha hablado de los “rasgos de esta bendición” para un cristiano. El cristiano –ha asegurado– es una persona elegida. Dios nos llama uno a uno, “no como una multitud oceánica”, somos “elegidos, esperados por el Padre”.
Cada uno de nosotros, ha indicado, ha sido soñado por el Padre como un padre y una madre sueñan al hijo que esperan. Tal y como ha señalado el Papa, esto da una gran seguridad, “el Padre te ha querido a ti, no a la masa de gente, no: a ti, a ti, a ti, a cada uno de nosotros”. Esto –ha aseverado– es el fundamento, es la base de nuestra relación con Dios. “Nosotros hablamos a un Padre que nos quiere, que nos ha elegido, que nos ha dado un nombre”.
Frente a esto, el Papa ha observado que se entiende cuando un cristianos “no se siente elegido por el Padre”, en cambio cuando siente que pertenece a una comunidad “es como un ‘hincha’ de un equipo de fútbol”, porque “el partidario elige a su equipo y siente que pertenece a este club de fútbol”. Cuando un cristiano vive sintiéndose “elegido” y “soñado” por Dios, “siente en el corazón una gran consolación”, no se siente “abandonado”.
Por otro lado, ha explicado que el segundo rasgo de la bendición del cristiano es el sentirse perdonado. De este modo ha advertido que “un hombre y una mujer que no se siente perdonado” no es plenamente un cristiano. Y todos “hemos sido perdonados con el precio de la sangre de Cristo”.
Finalmente, el tercer rasgo que ha señalado el Papa es que el cristiano “es un hombre y una mujer en camino hacia la plenitud, hacia el encuentro con Cristo que nos ha redimido”. Al respecto, el Santo Padre ha explicado que no se puede entender “un cristiano parado”.
Esta es la identidad cristiana: bendecidos por ser elegidos, perdonados y en camino. Al concluir  ha pedido que “el Señor nos acompañe con esta gracia de la bendición que nos ha dado, es decir, la bendición de nuestra identidad cristiana”.
 

Comentario al evangelio de hoy jueves 13 de octubre de 2016

Despertar una vez más.

Jueves XXVIII del tiempo ordinario. Ciclo C. 
Y mataron a los profetas. 
Por: H. Iván Yoed González Aréchiga LC
Fuente: http://es.catholic.net/op/articulos/63519/despertar-una-vez-mas.html

 
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Por puro amor viniste a nosotros, Señor. Quisiste que pudiera dirigirme a Ti en cada instante. ¡Por puro amor! Quiero aprovechar este gran don.
Evangelio del día (para orientar tu meditación).
Del santo Evangelio según san  Lucas 11, 47-54
En aquel tiempo, Jesús dijo a los fariseos y doctores de la ley: “¡Ay de ustedes, que les construyen sepulcros a los profetas que los padres de ustedes asesinaron! Con eso dan a entender que están de acuerdo con lo que sus padres hicieron, pues ellos los mataron y ustedes les construyen el sepulcro.
Por eso dijo la sabiduría de Dios: Yo les mandaré profetas y apóstoles, y los matarán y los perseguirán, para que así se le pida cuentas a esta generación de la sangre de todos los profetas que ha sido derramada desde la creación del mundo, desde la sangre de Abel hasta la de Zacarías, que fue asesinado entre el atrio y el altar. Sí, se lo repito: a esta generación se le pedirán cuentas.
¡Ay de ustedes, doctores de la ley, porque han guardado la llave de la puerta del saber! Ustedes no han entrado, y a los que iban a entrar les han cerrado el paso”.
Luego que Jesús salió de allí, los escribas y fariseos comenzaron a acosarlo terriblemente con muchas preguntas y a ponerle trampas para ver si podían acusarlo con alguna de sus propias palabras.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
Me topo con palabras muy duras Señor. ¿Estabas cansado de ellos?, ¿consternado por los corazones hipócritas? No quisiera por cierto, Señor, que estas palabras cayesen en saco roto. Siempre que escucho una reprensión como ésta, venida de tu boca, tiendo a suponerla para otras personas: muy pocas veces para mí. Pero ¿qué podría significar si fuese para mí?, ¿soy una persona honesta, sincera, que escucha tu palabra con entereza?
Se pedirán cuentas a todo aquel que  haya recibido tan grandes regalos como los que Tú me das, como lo es el simple hecho de escuchar tus palabras. Tú tienes palabras de vida eterna. Si no las escucho, ¿hacia dónde camino? Muchos han querido escuchar lo que escucho yo, pero no pudieron. Tantas personas buscan el sentido de la vida y no lo encuentran. Y yo, que te escucho hablar con mucha frecuencia a Ti de su  sentido verdadero, ¿qué hago con tus palabras?
Eres un Dios misericordioso y al mismo tiempo justo: y es en eso que se consuma el verdadero amor. Un amor que busca siempre el bien de quienes ama. Un amor verdadero, que exige sacrificio, renuncia, orientación, e incluso alguna reprimenda: todo por el bien de quienes amas.
Si he caído en la rutina de escucharte, si he caído en la rutina de una vida falta de faro orientador, si he perdido de vista mi destino, que es vivir contigo en la eternidad, enséñame a encontrarte una vez más, a despertar una vez más, a no creer que lo sé ya todo, a no pensar que no puedo aprender más, que no puedo amar más. Y es que tanto y tantas personas dependen de mi entrega, que no es indiferente si te escucho o no.
Si Tú me envías mensajeros de tu palabra, profetas de este tiempo, personas a mi vida que me hablen de Ti, sea con su testimonio o con sus palabras, te pido que pueda abrir mi corazón. No quiero que tus palabras se pierdan, Señor. En verdad me toca a mí y de mí depende que tus palabras no se pierdan, sino que traigan fruto para la eternidad.
“¡Cuán importante es mantener vivo este deseo, este anhelo de encontrar al Señor y hacer experiencia de su amor, hacer experiencia de su misericordia! Si llega a faltar la sed del Dios vivo, la fe corre el riesgo de convertirse en rutina, corre el riesgo de apagarse, como un fuego que no se reaviva. Corre el riesgo de llegar a ser “rancia”, sin sentido”.
(Homilía de S.S. Francisco, 23 de noviembre de 2013).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Ver si mi párroco necesita ayuda con algo y ofrecerle un buen gesto que respondaa su necesidad, aunque sea en algo pequeño.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

EDD. jueves 13 de octubre de 2016.

Jueves de la vigésima octava semana del tiempo ordinario.
http://evangeliodeldia.org/main.php?language=SP&module=readings&localdate=20161012


Carta de San Pablo a los Efesios 1,1-10.
Pablo, Apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, saluda a los santos que creen en Cristo Jesús.
Llegue a ustedes la gracia y la paz de parte de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo.
Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en Cristo con toda clase de bienes espirituales en el cielo,
y nos ha elegido en él, antes de la creación del mundo, para que fuéramos santos e irreprochables en su presencia, por el amor.
El nos predestinó a ser sus hijos adoptivos por medio de Jesucristo, conforme al beneplácito de su voluntad,
para alabanza de la gloria de su gracia, que nos dio en su Hijo muy querido.
En él hemos sido redimidos por su sangre y hemos recibido el perdón de los pecados, según la riqueza de su gracia,
que Dios derramó sobre nosotros, dándonos toda sabiduría y entendimiento.
El nos hizo conocer el misterio de su voluntad, conforme al designio misericordioso que estableció de antemano en Cristo,
para que se cumpliera en la plenitud de los tiempos: reunir todas las cosas, las del cielo y las de la tierra, bajo un solo jefe, que es Cristo.
Salmo 98(97),1.2-3ab.3cd-4.5-6.
Canten al Señor un canto nuevo,
porque él hizo maravillas:
su mano derecha y su santo brazo
le obtuvieron la victoria.
El Señor manifestó su victoria,
reveló su justicia a los ojos de las naciones:
se acordó de su amor y su fidelidad
en favor del pueblo de Israel.
Los confines de la tierra han contemplado
el triunfo de nuestro Dios.
Aclame al Señor toda la tierra,
prorrumpan en cantos jubilosos.
Canten al Señor con el arpa
y al son de instrumentos musicales;
con clarines y sonidos de trompeta
aclamen al Señor, que es Rey.
Evangelio según San Lucas 11,47-54.
Dijo el Señor:
«¡Ay de ustedes, que construyen los sepulcros de los profetas, a quienes sus mismos padres han matado!
Así se convierten en testigos y aprueban los actos de sus padres: ellos los mataron y ustedes les construyen sepulcros.
Por eso la Sabiduría de Dios ha dicho: Yo les enviaré profetas y apóstoles: matarán y perseguirán a muchos de ellos.
Así se pedirá cuanta a esta generación de la sangre de todos los profetas, que ha sido derramada desde la creación del mundo:
desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, que fue asesinado entre el altar y el santuario. Sí, les aseguro que a esta generación se le pedirá cuenta de todo esto.
¡Ay de ustedes, doctores de la Ley, porque se han apoderado de la llave de la ciencia! No han entrado ustedes, y a los que quieren entrar, se lo impiden.»
Cuando Jesús salió de allí, los escribas y los fariseos comenzaron a acosarlo, exigiéndole respuesta sobre muchas cosas
y tendiéndole trampas para sorprenderlo en alguna afirmación.

Comentario del Evangelio por Severiano de Gabala (?-c. 408), obispo en Siria. Homilía sobre Caín y Abel.
«Aspersión purificadora de una sangre que habla mejor que la de Abel» (Hb 12,24).
Caín y Abel, aparentemente honraban a Dios con un culto idéntico, pero, de hecho, presentaban sus ofrendas con unas disposiciones completamente distintas. Las del mayor sólo tenía la apariencia de don, las del más joven, por el contrario, eran testimonio de su reverencia y piedad. Es de ahí que nacieron los sentimientos de envidia…, y Abel fue asesinado (Gn 4,3s)…
Encuentro en Abel la imagen de Cristo. Ciertamente, el Salvador es el justo por excelencia…, pero entre todos los hombres de la antigua alianza, Abel es el príncipe de la justicia… Por otra parte, el mismo Salvador puso a Abel el primero en la línea de los justos cuando dijo a los judíos: «Os digo que a esta generación se le pedirá cuenta de la sangre de los profetas derramada desde la creación del mundo; desde la sangre de Abel hasta la de Zacarías, que pereció entre el altar y el santuario»…
Admirable cosa: porque combatió el primero en favor de la justicia, Abel tiene el honor de sufrir el primero a causa de la piedad. Verdaderamente es la prefiguración de Cristo que murió a causa de la verdad. La sangre de Abel anunciaba la sangre de Cristo: clamaba desde la tierra (Gn 4,10) ; también clama  la sangre del Señor. Pero la sangre de Abel era una súplica, la sangre de Cristo es la reconciliación del mundo… Por eso el apóstol Pablo recordando a uno y otro, confiesa la superioridad de la sangre de Cristo. Escribe: «Os habéis acercado al monte Sión, ciudad del Dios vivo, a la asamblea de innumerables ángeles, a la congregación de los primogénitos inscritos en el cielo, a Dios, juez de todos, a las almas de los justos que han llegado a su destino y a la aspersión purificadora de una sangre que habla mejor que la de Abel» (He 12,22-24)… Si, esta sangre habla, suplica en favor de los pecadores, intercede por el mundo. La sangre de Cristo es verdaderamente la purificación del mundo; la sangre de Cristo, es la redención de los hombres.

Catequesis del papa Francisco en la audiencia del miércoles 12 de octubre de 2016

Texto completo de la catequesis del papa Francisco en la audiencia del miércoles 12 de octubre de 2016.
El Santo Padre asegura que reconocer el rostro de Jesús en el de quien está en la necesidad es un verdadero desafío hacia la indiferencia.
https://es.zenit.org/articles/texto-completo-de-la-catequesis-del-papa-francisco-en-la-audiencia-del-miercoles-12-de-octubre-de-2016/
Audiencia general - CTV

Audiencia General – CTV

(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El papa Francisco, en la audiencia general de esta semana, ha recordado que la misericordia no está reservada solo a los momentos particulares, sino que abraza toda nuestra existencia cotidiana. De este modo ha explicado las “obras de misericordia corporal” que son las que socorren a las personas en sus necesidades materiales. Y también ha indicado que existen las llamadas obras de misericordia “espirituales”, que se refieren a otras exigencias humanas importantes, sobre todo hoy, porque tocan la intimidad de las personas y a menudo hacen sufrir más.
Publicamos a continuación el texto completo de la catequesis.

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

En las catequesis precedentes nos hemos adentrado poco a poco en el gran misterio de la misericordia de Dios. Hemos meditado sobre el actuar del Padre en el Antiguo Testamento y después, a través de los pasajes evangélicos, hemos visto cómo Jesús, en sus palabras y en sus gestos, es encarnación de la Misericordia. Él, a su vez, ha enseñado a sus discípulos: “Sed misericordiosos como el Padre” (Lc 6,36). Es un compromiso que interpela la conciencia y la acción de cada cristiano. De hecho, no basta con experimentar la misericordia de Dios en la propia vida; es necesario que quien la recibe se convierta también en signo e instrumento para los otros. La misericordia, además, no está reservada solo a los momentos particulares, sino que abraza toda nuestra existencia cotidiana.

Entonces, ¿cómo podemos ser testigos de la misericordia? No pensemos que se trata de cumplir grandes esfuerzos o gestos sobrehumanos. No, no es así. El Señor nos indica un camino mucho más sencillo, hecho de pequeños gestos pero que a sus ojos tienen un gran valor, a tal punto que nos ha dicho que seremos juzgados por los gestos. De hecho, una de las páginas más bonitas del Evangelio de Mateo nos lleva a la enseñanza que podemos considerar de alguna manera como el “testamento de Jesús” por parte del evangelista, que experimentó directamente en sí la acción de la Misericordia.

Jesús dice que cada vez que damos de comer a quien tiene hambre y de beber a quien tiene sed, que vestimos a una persona desnuda y acogemos a un forastero, que visitamos a un enfermo a un preso, lo hacemos a Él  (cfr Mt 25,31-46). La Iglesia ha llamado estos gestos “obras de misericordia corporal” porque socorren a las personas en sus necesidades materiales.

Hay también otras siete obras de misericordia llamadas “espirituales”, que se refieren a otras exigencias humanas importantes, sobre todo hoy, porque tocan la intimidad de las personas y a menudo hacen sufrir más.

Todos seguramente recordamos una que ha entrado en el lenguaje común: “soportar con paciencia a las personas molestas”. Y las hay, hay personas molestas. Podría parecer algo poco importante, que nos hace reír, sin embargo contiene un sentimiento de profunda caridad; y así es también para los otros seis, que nos viene bien recordar: dar buen consejo al que lo necesita, enseñar al que no sabe, perdonar al que nos ofende, consolar al triste, corregir al que se equivoca, rezar a Dios por los vivos y por los difuntos.

 Son cosas de todos los días, ‘pero yo estoy dolido, Dios te ayudará, no tengo tiempo’. No. Me paro, escucho, pierdo el tiempo y consuelo. Ese es un gesto de misericordia. Y esto no se hace solo a él, se hace a Jesús. En las próximas catequesis nos detendremos en estas obras, que la Iglesia nos presenta como el modelo concreto para vivir la misericordia. A lo largo de los siglos, muchas personas sencillas las han puesto en práctica, dando así genuino testimonio de la fe.

La Iglesia, por otra parte, fiel a su Señor, nutre un amor preferencial por los más débiles. A menudo son las personas más cercanas a nosotros las que necesitan ayuda. No tenemos que ir a la búsqueda de quién sabe qué asuntos. Es mejor iniciar por los más sencillos, que el Señor nos indica como los más urgentes.

En un mundo lamentablemente golpeado por el virus de la indiferencia, las obras de misericordia son el mejor antídoto. Nos educan, de hecho, a la atención hacia las exigencias más elementales de nuestros “hermanos más pequeños” (Mt 25,40), en los que está presente Jesús. Siempre Jesús está presente ahí donde hay una necesidad, una persona que tiene una necesidad, sea material o espiritual, ahí está Jesús.

Reconocer su rostro en el de quien está en la necesidad es un verdadero desafío hacia la indiferencia. Nos permite estar siempre vigilantes, evitando que Cristo nos pase al lado sin que lo reconozcamos. Vuelve a la mente la frase de san Agustín: “Timeo Iesum transeuntem” (Serm., 88, 14, 13). Tengo miedo de que el Señor pase y yo no lo reconozca. Que el Señor pase delante de mí en una de estas personas pequeñas, necesitadas, y yo no me dé cuenta de que es Jesús. Tengo miedo de que el Señor pase y yo no lo reconozca.

Me he preguntado por qué san Agustín ha dicho de de temer el paso de Jesús. La respuesta, lamentablemente, está en nuestros comportamientos: porque a menudo estamos distraídos, somos indiferentes, y cuando el Señor pasa cerca de nosotros perdemos la ocasión de encuentro con Él.

Las obras de misericordia despiertan en nosotros la exigencia y la capacidad de hacer viva y operante la fe con la caridad. Estoy convencido de que a través de estos gestos sencillos cotidianos nosotros podemos cumplir una verdadera revolución cultural, como ha ocurrido en el pasado. Si cada uno de nosotros, cada día, hace una de estas, esto será una revolución en el mundo, pero todos, cada uno de nosotros.

¡Cuántos santos son recordados todavía hoy no por las grandes obras que han realizado sino por la caridad que han sabido transmitir! Pensemos en Madre Teresa, canonizada hace poco: no la recordamos por las muchas casas que ha abierto en el mundo, sino porque se arrodillaba ante cada personas que encontraba en el camino para restituirle la dignidad.

¡Cuántos niños abandonados ha tenido entre sus brazos! ¡Cuántos moribundos ha acompañado al umbral de la eternidad dándoles la mano! Estas obras de misericordia son los rasgos del Rostro de Jesucristo que cuida a sus hermanos más pequeños para llevar a cada uno la ternura y la cercanía de Dios. Que el Espíritu Santo nos ayude, que el Espíritu Santo encienda en nosotros el deseo de vivir con este estilo de vida. Al menos hacer una cada día, al menos. Aprendamos de nuevo de memoria las obras de misericordia corporal y espiritual y pidamos al Señor que nos ayude a ponerlas en práctica cada día en el momento en el que vemos a Jesús en una persona que está necesitada.

Comentario al evangelio de hoy miércoles 12 de octubre de 2016

La gratuidad de la salvación.
Tiempo, ordinario, ciclo, c.
Ay de vosotros, que imponéis a los demás cargas intolerables.
Por: H. Cristian Gutiérrez LC | Fuente: www.catholic.net

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, te agradezco todos los dones y beneficios que me concedes. Gracias por la vida, la salud, mi cuerpo, mi familia, mis amigos. Gracias por haberme dado la fe, la esperanza y la caridad para, por medio de ellas, encontrarte a Ti en todos los momentos de mi vida. Ayúdame  a serte fiel siempre. Que jamás te deje solo. Inflama mi corazón de celo por la extensión de tu Reino y la salvación de las almas.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 11, 42-46
En aquel tiempo, Jesús dijo: “¡Ay de ustedes, fariseos, porque pagan diezmos hasta de la hierbabuena, de la ruda y de todas las verduras, pero se olvidan de la justicia y del amor de Dios! Esto debían practicar sin descuidar aquello. ¡Ay de ustedes, fariseos, porque les gusta ocupar los lugares de honor en las sinagogas y que les hagan reverencias en las plazas! ¡Ay de ustedes, porque son como esos sepulcros que no se ven, sobre los cuales pasa la gente sin darse cuenta!”.
Entonces tomó la palabra un doctor de la ley y le dijo: “Maestro, al hablar así, nos insultas también a nosotros”. Entonces Jesús le respondió: “¡Ay de ustedes también, doctores de la ley, porque abruman a la gente con cargas insoportables, pero ustedes no las tocan ni con la punta del dedo!”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
Palabras duras las que diriges en este día a los fariseos. Duras, pero llenas de amor y motivadas por el deseo de que se dejen tocar por Dios. Porque sólo de este modo tendrá sentido todas las obras que realizan. Es que solamente las obras realizadas por amor tienen sentido en mi vida.
Pero hoy quisiera fijarme en la frase en la que declaras que a veces me olvido del amor de Dios. Puede ser que en mi vida como cristiano sólo me preocupe por cumplir deberes, realizar actos de caridad, rezar, ayunar ir a misa y confesarme, pero me olvido de que a la base de todo ello está tu amor por mí.
Me parece interesante la distinción que haces en esta frase. No dices que me olvido del amor a Dios, sino del amor de Dios. ¡Qué difícil es a veces dejarnos amar por Ti! Pareciera mucho más fácil trabajar por amarte y vivir anhelando crecer en este amor. Ejercer todas mis acciones para crecer en mi amor por Ti, pero olvidando que Tú me amas mucho más de lo que me puedo imaginar. Hoy me llamas la atención sobre tu amor que me precede. ¡Tú, Dios mío, me amas! Dame la gracia de jamás olvidar que Tú me amaste primero.
Y por último, quisiera pedirte la gracia de actuar siempre de cara a Ti. El pecado de los fariseos no es que hicieran las cosas mal o que no las hicieran. el problema es cómo las hacen. Las hacen únicamente para quedar bien, para crear buena imagen, para ganarse el respeto de los demás. Ayúdame a actuar siempre por amor a Ti y buscando agradarte en todo lo que hago.
“Una de las cosas más difíciles de entender, para todos nosotros cristianos, es la gratuidad de la salvación en Jesucristo. Nosotros estamos acostumbrados a escuchar que Jesús es el Hijo de Dios, que ha venido por amor, para salvarnos y que ha muerto por nosotros. Pero lo hemos escuchado tantas veces que estamos acostumbrados. Cuando entramos en el misterio de Dios de este amor sin límites nos quedamos maravillados y quizá, preferimos no entenderlo.Hacer lo que Jesús nos dice es bueno y se debe hacer pero esta es mi respuesta a la salvación que es gratuita, viene del amor gratuito de Dios”.
(Cf Homilía de S.S. Francisco, 15 de octubre de 2015, en Santa Marta).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy durante el día repetiré varias veces esta jaculatoria: ¡Gracias, Señor, por tu amor a mí!
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

EDD. miércoles 12 de octubre de 2016.

Miércoles de la vigésima octava semana del tiempo ordinario.
http://evangeliodeldia.org/main.php?language=SP&module=readings&localdate=20161011


Carta de San Pablo a los Gálatas 5,18-25.
Hermanos:
Si están animados por el Espíritu, ya no están sometidos a la Ley.
Se sabe muy bien cuáles son las obras de la carne: fornicación, impureza y libertinaje,
idolatría y superstición, enemistades y peleas, rivalidades y violencias, ambiciones y discordias, sectarismos, disensiones
y envidias, ebriedades y orgías, y todos los excesos de esta naturaleza. Les vuelvo a repetir que los que hacen estas cosas no poseerán el Reino de Dios.
Por el contrario, el fruto del Espíritu es: amor, alegría y paz, magnanimidad, afabilidad, bondad y confianza,
mansedumbre y temperancia. Frente a estas cosas, la Ley está de más,
porque los que pertenecen a Cristo Jesús han crucificado la carne con sus pasiones y sus malos deseos.
Si vivimos animados por el Espíritu, dejémonos conducir también por él.
Salmo 1,1-2.3.4.6.
¡Feliz el hombre
que no sigue el consejo de los malvados,
ni se detiene en el camino de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los impíos,
sino que se complace en la ley del Señor
y la medita de día y de noche!
El es como un árbol
plantado al borde de las aguas,
que produce fruto a su debido tiempo,
y cuyas hojas nunca se marchitan:
todo lo que haga le saldrá bien.
No sucede así con los malvados:
ellos son como paja que se lleva el viento.
Porque el Señor cuida el camino de los justos,
pero el camino de los malvados termina mal.
Evangelio según San Lucas 11,42-46.
«¡Ay de ustedes, fariseos, que pagan el impuesto de la menta, de la ruda y de todas las legumbres, y descuidan la justicia y el amor de Dios! Hay que practicar esto, sin descuidar aquello.
¡Ay de ustedes, fariseos, porque les gusta ocupar el primer asiento en las sinagogas y ser saludados en las plazas!
¡Ay de ustedes, porque son como esos sepulcros que no se ven y sobre los cuales se camina sin saber!».
Un doctor de la Ley tomó entonces la palabra y dijo: «Maestro, cuando hablas así, nos insultas también a nosotros».
El le respondió: «¡Ay de ustedes también, porque imponen a los demás cargas insoportables, pero ustedes no las tocan ni siquiera con un dedo!»
Comentario del Evangelio por Isaac el Sirio (siglo VII), monje cercano a Mossoul. Discursos ascéticos, 1a serie, n° 60.
«¡Ay de ustedes también, porque imponen a los demás cargas insoportables»
La vigilancia es de mayor ayuda al hombre que las obras exteriores… ¿cómo es posible que él haya despreciado las realidades materiales –- la relajación, la ira, la esclavitud del vientre –- sin haber adquirido la tranquilidad? A una separación obrada con discernimiento se acompañan: el no tener vínculos con las cosas, el ser sobrio en lo que respecta a la vida y el amor a los hombres. Si alguno soporta voluntariamente injusticias por Dios, él es puro en su interior (Mt 5,8). Si no desprecia a un hombre por sus llagas, él es verdaderamente un hombre libre…
No alimentes el odio hacia el pecador, porque somos todos culpables. Si, por amor de Dios, lo censuras, llora sobre él. ¿Por qué lo odiarías? Esto son los pecados que conviene odiar, rezando por él si quieres parecerte Cristo. Que lejos de indignarse contra los pecadores, rezaba por ellos  (Lc 23,34)… ¿Cuál es pues, tú que sólo eres un hombre, la razón que te hace odiar al pecador? ¿por qué está exento de tu virtud? ¿Pero dónde está tu virtud, si faltas a la caridad?

El Papa en Sta. Marta advierte sobre la religión “maquillada” y del “aparentar”.

En la homilía de este martes, el Santo Padre recuerda que el bien hay que hacerlo con humildad, como lo hizo Jesús.
https://es.zenit.org/articles/el-papa-en-sta-marta-advierte-sobre-la-religion-de-maquillaje-y-del-aparentar/

El Papa en Santa Marta - © Osservatore Romano

El Papa en Santa Marta – © Osservatore Romano.

(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El papa Francisco, en la homilía de este martes en la misa celebrada en Santa Marta, ha recordado que Jesús nos pide hacer el bien con humildad, evitando el aparentar, el “fingir” hacer algo. Asimismo, el Santo Padre ha advertido sobre la “religión de maquillaje” subrayando que el camino del Señor es el camino de la humildad.
La libertad cristiana viene de Jesús, “no de nuestras obras”. De este modo el papa Francisco ha desarrollado su homilía hablando la Carta de San Pablo a los Gálatas, y del Evangelio del día, donde Jesús reprende a un fariseo concentrado en las apariencias y no en la sustancia de la fe.
Jesús dijo al doctor de la ley que le había criticado por no haber hecho la ablución antes de la comida: “Vosotros, los fariseos, limpiáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro rebosáis de robos y maldades”. Por eso, el Papa ha recordado que Jesús  repite esto muchas veces en el Evangelio a esta gente.
En esta misma línea, el Santo Padre ha señalado que en otro paso del Evangelio, Jesús pide rezar sin hacer ver, sin aparentar. Algunos tenían “la cara dura”, “no tenían vergüenza”: rezaban y daban limosna para hacerse admirar. Sin embargo, el Señor “muestra el camino de la humildad”.
Al respecto, el Pontífice ha querido recordar que lo que importa, dice Jesús, “es la libertad que nos ha dado la redención, el amor, la recreación del Padre”.
Asimismo, ha explicado que es esa libertad interna, esa libertad que hace el bien a escondidas, sin hacer sonar la trompeta porque el camino de la verdadera religión es el mismo camino de Jesús: la humildad, la humillación.
Este es el único camino para quitar de nosotros el egoísmo, la codicia, la soberbia, la vanidad, la mundanidad. Al contrario, “esta gente que Jesús reprende es gente que sigue la religión del maquillaje: de la apariencia, el aparecer, fingir ser pero dentro…”. Jesús –ha señalado el Papa– usa para esta gente una imagen muy fuerte: “Vosotros sois sepulcros blanqueados, bonitos por fuera pero por dentro llenos de huesos de muerto y podredumbre”.
Por otro lado, el Pontífice ha explicado que Jesús nos llama, nos invita a “hacer el bien con humildad”. Así, ha recordado que “tú puedes hacer todo el bien que quieras pero si no lo haces humildemente, como nos enseña Jesús, este bien no sirve, porque es un bien que nace de ti mismo, de tu seguridad, no de la redención que Jesús nos ha dado”.
La redención –ha precisado– viene por el camino de la humildad y de las humillaciones porque no se llega nunca a la humildad sin las humillaciones.
Y vemos a Jesús humillado en la Cruz. Por eso, finalmente ha invitado a pedir al Señor “no cansarse de ir por este camino, no cansarnos de rechazar esta religión del aparentar, del parecer, del fingir…”. E ir “silenciosamente haciendo el bien, gratuitamente como nosotros hemos recibido gratuitamente nuestra libertad interior”. Y que Él  –ha concluido– custodie esta libertad interior de todos nosotros.

Comentario al evangelio de hoy martes 11 de octubre de 2016

Salir al encuentro de los necesitados de cada día.

Martes XXVIII del tiempo ordinario. Ciclo C, 
No es importante lo exterior.
Por: H. Balam Loza LC
Fuente: http://es.catholic.net/op/articulos/63505/salir-al-encuentro-de-los-necesitados-de-cada-dia.html

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Jesús, te ofrezco mi corazón. Quédate, Señor, conmigo. Te invito a mi pobre mesa. Tú conoces bien  la necesidad que tengo de Ti, no me dejes solo. Quiero estar aquí, contigo, sin muchas palabras pero con todo mi ser. Quiero escuchar tu voz que me llama por mi nombre y toca lo más profundo de mí ser. Yo sé, Jesús, que no soy digno de que entres en mi casa, pero te pido que no tomes en cuenta mi pecado sino mi deseo de ser cada día mejor. Ve ese corazón que te busca con gran anhelo. Pongo todo lo que soy y todo lo que tengo en tus manos.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 11, 37-41
En aquel tiempo, un fariseo invitó a Jesús a comer. Jesús fue a la casa del fariseo y se sentó a la mesa. El fariseo se extrañó que Jesús no hubiera cumplido con la ceremonia de lavarse las manos antes de comer.
Pero el Señor le dijo: “Ustedes, los fariseos, limpian el exterior del vaso y del plato; en cambio, el interior de ustedes está lleno de robos y maldad. ¡Insensatos! ¿Acaso el que hizo lo exterior no hizo también lo interior? Den más bien limosna de lo que tienen y todo lo de ustedes quedará limpio”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
Jesús nunca dice “no» a nadie. Jesús, conocía los juicios de los fariseos contra Él. Sabía perfectamente que las intenciones de los jefes de Israel estaban un poco desviadas. Buscaban cualquier oportunidad para ponerlo en evidencia. Sin embargo el Señor se sienta a la mesa de los que se sentían sin necesidad de perdón porque cumplían con todas las ceremonias y oraciones. Pensaban, tal vez como el hijo mayor, que eran cumplidores. Y se comparaban con los demás, juzgándolos como pecadores. Miraban por el cumplimiento exterior el corazón de su prójimo.
Pero ¿qué es lo más importante? ¿Qué es lo que agrada más al Señor? Ya lo había dicho antes Jesús “Id y aprended lo que significa, misericordia quiero y no sacrificio» (Mt. 9, 13). Eso es lo que importa. El tener un corazón grande, el amar sobre todo a Dios y a mi prójimo. Podría hacer grandes obras filantrópicas, ir de aquí para allá predicando el nombre del Señor o desgastar toda mi vida en servicio de los pobres… De nada me serviría si no amo a Dios y si no miro a los demás como los mira el Padre. ¡Qué diferente hubiese terminado la parábola del hijo pródigo si el hijo mayor hubiese mirado a su hermano como lo hizo el Padre!
Si ese hijo pensaba que hacía mucho, pero en el fondo no estaba en sintonía con su Padre. Y yo, ¿cómo miro? ¿Cómo veo a mis hermanos? ¿Cuál es mi mirada hacia aquellas personas que se dejan llevar por una vida viciosa? ¿Los juzgo interiormente o tengo compasión? ¿Les salgo al encuentro?
El mensaje de Jesús es un mensaje de esperanza, un mensaje a todos. Él quiere entrar en todos los corazones, en todo corazón dispuesto a abrirle la puerta. Quiere sentarse a la mesa de todos. No rechaza a nadie. La mirada de Jesús va a lo profundo del alma. No se escandaliza sino que lleva la luz. No salió corriendo al ver a la mujer samaritana que había tenido cinco maridos y vivía con un sexto, sino que vio la sed que tenía esta mujer. Sale al encuentro de los necesitados de cada día.
“Creer en Jesús significa ofrecerle nuestra carne, con la humildad y el valor de María, para que él pueda seguir habitando en medio de los hombres; significa ofrecerle nuestras manos para acariciar a los pequeños y a los pobres; nuestros pies para salir al encuentro de los hermanos; nuestros brazos para sostener a quien es débil y para trabajar en la viña del Señor; nuestra mente para pensar y hacer proyectos a la luz del Evangelio; y, sobre todo, ofrecerle nuestro corazón para amar y tomar decisiones según la voluntad de Dios. Todo esto acontece gracias a la acción del Espíritu Santo. Y así somos instrumentos de Dios para que Jesús actúe en el mundo a través de nosotros”.
(Homilía de S.S. Francisco, 12 de octubre de 2013).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy te ofrezco, Señor, hacer una visita a la Eucaristía para pedir un corazón misericordioso. Un corazón que sepa acoger a todos. Pediré la gracia de nunca juzgar ni hablar mal de otros sino siempre ver lo positivo en el prójimo.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

EDD. martes 11 de octubre de 2016.

Martes de la vigésima octava semana del tiempo ordinario.
http://evangeliodeldia.org/main.php?language=SP&module=readings&localdate=20161010

Carta de San Pablo a los Gálatas 5,1-6.
Hermanoas:
Esta es la libertad que nos ha dado Cristo. Manténganse firmes para no caer de nuevo bajo el yugo de la esclavitud.
Yo mismo, Pablo, les digo: si ustedes se hacen circuncidar, Cristo no les servirá de nada.
Les vuelvo a insistir: todos los que se circuncidan, están obligados a observar íntegramente la Ley.
Si ustedes buscan la justicia por medio de la Ley, han roto con Cristo y quedan fuera del dominio de la gracia.
Porque a nosotros, el Espíritu, nos hace esperar por la fe los bienes de la justicia.
En efecto, en Cristo Jesús, ya no cuenta la circuncisión ni la incircuncisión, sino la fe que obra por medio del amor.
Salmo 119(118),41.43.44.45.47.48.
Que llegue hasta mí tu misericordia, Señor,
y tu salvación conforme a tu promesa.
No quites de mi boca la palabra verdadera,
porque puse mi esperanza en tus juicios.
Yo cumpliré fielmente tu ley:
lo haré siempre, eternamente.
Y caminaré por un camino espacioso,
porque busco tus preceptos.
Me deleitaré en tus mandamientos,
que yo amo tanto.
Elevaré mis manos hacia tus mandamientos
y meditaré en tus preceptos.
Evangelio según San Lucas 11,37-41.
Cuando terminó de hablar, un fariseo lo invitó a cenar a su casa. Jesús entró y se sentó a la mesa.
El fariseo se extrañó de que no se lavara antes de comer.
Pero el Señor le dijo: «¡Así son ustedes, los fariseos! Purifican por fuera la copa y el plato, y por dentro están llenos de voracidad y perfidia.
¡Insensatos! El que hizo lo de afuera, ¿no hizo también lo de adentro?
Den más bien como limosna lo que tienen y todo será puro.

Comentario del Evangelio por  Balduino de Ford (¿-c. 1190), abad cisterciense, después obispo. Tratado 6 sobre Hebreos 4,12; PL 204, 466-467 (trad. breviario, viernes IX semana).
“Ustedes, purifican por fuera (…) El que hizo lo de afuera, ¿no hizo también lo de adentro?”.
El Señor conoce, sin duda alguna, todos los pensamientos y sentimientos de nuestro corazón; en cuanto a nosotros, sólo podemos discernirlos en la medida en que el Señor nos lo concede. En efecto, el espíritu que está dentro del hombre no conoce todo lo que hay en el hombre, y en cuanto a sus pensamientos, voluntarios o no, no siempre juzga rectamente. Y, aunque los tiene ante los ojos de su mente, tiene la vista interior demasiado nublada para poder discernirlos con precisión.
Sucede, en efecto, muchas veces, que nuestro propio criterio u otra persona o el tentador nos hacen ver como bueno lo que Dios no juzga como tal. Hay algunas cosas que tienen una falsa apariencia de virtud, o también de vicio, que engañan a los ojos del corazón y vienen a ser como una impostura que embota la agudeza de la mente, hasta hacerle ver lo malo como bueno y viceversa; ello forma parte de nuestra miseria e ignorancia, muy lamentable y muy temible.
¿Quién será capaz de examinar si los espíritus vienen de Dios, si Dios no le da el discernimiento de espíritus (…)? Este discernimiento es la madre de
todas las virtudes.