Homilía para la Eucaristía del Domingo 13 de noviembre de 2016.
Paz y Bien a todos. No se olviden de honrar a la Santísima Virgen en su Mes.
DOMINGO XXXIII.
Malaquías 3,19-20: en tiempos del profeta los sacerdotes y el culto dejaban muchos que desear, además de otros abusos de carácter moral y social. En este contexto el profeta anuncia el “Día del Señor”, que purificará y aparecerá el “Sol de justicia”, es decir, salvación e instauración de un orden nuevo.
Lucas 21,5-19: el evangelio presenta signos antes del fin de los tiempos: anuncio de la destrucción del templo y señales antes del fin.
1.- La liturgia hace un cambio brusco en su mensaje; se nos habla del final de los tiempos, que muchas veces relacionamos con destrucción. Pero, a pesar del lenguaje duro, es una Buena Noticia.
Lo primero que habría que aclarar es el sentido de DIA DEL SEÑOR. En la biblia se entiende por Día del Señor a la intervención del Señor en la historia; es día de castigo, de desquite, pero también día en que brillará la salvación, día de victoria y de instauración de un Orden nuevo. Día en que el Señor actúa salvando. Y eso quiere inculcar el mensaje de Malaquías.
El evangelio, con un lenguaje cargado de símbolos, respira un aire optimista, de triunfo sobre el mal y sobre toda idolatría.
2.- Jesús anuncia la destrucción del templo de Jerusalén, del que se creía que, por ser morada de Dios, sería indestructible. Jesús, en cambio, advierte que será arrasado. Su destrucción es todo un símbolo, significa el fin del Antiguo Testamento, de su culto, y el inicio del Nuevo Testamento, con un culto nuevo en el que ya no hace falta templo, porque Jesús es el verdadero Templo, en El actúa Dios.
Las señales antes del fin indican el fin de algo obsoleto, pero el inicio de algo nuevo, el Reinado de Dios. Y en el Reino todo es nuevo.
Pero esto exige de parte de los discípulos un testimonio valiente, ya que el mundo siempre se va a oponer a que el Reinado de Dios llegue. Sin embargo el mensaje es optimista: Yo mismo les daré una elocuencia y una sabiduría que ninguno de sus adversarios podrá resistir ni contradecir”. Lo único importante es no dejarse engañar.
3.- Hoy abundan los mensajes catastróficos. Usted en el “You tube” podrá encontrar mucho material en esta línea. Lo mismo en el cine, con películas que proyectan guerras galácticas, hecatombes, etc. ¿Resultado? Muchos viven con miedo. Muchos se quedan en lo negativo de la historia. Es cierto que hay guerras, más aún, una Tercera guerra mundial en dosis; es ciertos que hay terremotos, tsunamis, calamidades, etc. No obstante, el mensaje es positivo, nos dice cómo debemos vivir y encarar el mal. No debemos dejarnos dominar por el miedo, ya que éste paraliza al hombre, no lo deja actuar. Saber que el Señor no nos deja solos, que El está presente en nuestra historia. Hemos de saber esperar el Día del Señor.
4.- El salmo 117,24 dice: “Este es el Día en que actuó el Señor, alegrémonos y regocijémonos en él”; expresión que se aplica al triunfo de Dios en la historia de Israel y que la liturgia cristiana la aplica a la Resurrección de Cristo. Dios actuó definitivamente al resucitar a su Hijo. Por eso el domingo es para nosotros el DIA DEL SEÑOR, porque reconocemos y celebramos la victoria de nuestro Dios. Con el salmo responsorial podemos nosotros decir: “Griten de gozo delante del Señor, porque Él viene a gobernar la tierra; Él gobernará el mundo con justicia, y los pueblos con rectitud. Porque en verdad este es el Día del Señor. Y ya llega. Y porque lo esperamos nos comprometemos con este mundo, no nos evadimos, y trabajamos por un mundo mejor. No puede el cristiano descuidar las tareas temporales so pretexto de que esperamos algo mejor. Nosotros, alimentados en esta Eucaristía, salgamos a trabajar por la construcción de un mundo mejor.
Hermano Pastor Salvo Beas.
Párroco de San Miguel.
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