Homilía para la Eucaristía del domingo 12 de octubre de 2025.
DOMINGO XXVIII CICLO C.
2Reyes 5,10.14-17: El Señor se muestra misericordioso con un no israelita y éste reconoce que sólo el Señor es Dios y le rinde culto.
2Timoteo 2,8-13: El cristiano debe ser leal a Cristo así como Cristo es siempre fiel, aunque nosotros le demos la espalda.
Lucas 17,11-19: De los diez favorecidos por el Señor sólo el samaritano es capaz de reconocer la acción salvadora de Cristo y vuelve a dar gracias.
1.- Los cristianos, agraciados por Dios, hemos sido constituidos en hijos de Dios. Y si somos hijos debemos parecernos a nuestro Padre, que es rico en misericordia y magnánimo con todos. Jesús nos enseña que la bondad de Dios es tan grande que “hace salir el sol sobre malos y buenos y manda la lluvia sobre justos e injustos” (Mateo 5, 45). Y esta es la gran verdad que nos da a conocer la Palabra de Dios: que Él ofrece su salvación a todos los hombres, sin distinción alguna.
Y así se muestra en la primera lectura, misericordioso con un no judío, ya que Naamán era de Siria. Y era un leproso. La lepra hacía impuro a un ser humano, por lo mismo, el leproso tenía que ser descartado, marginado, excluido de la comunidad. Pero Dios acoge, limpia y salva.
2.- Eso ha hecho Dios con nosotros. Todos éramos como leprosos; sin embargo Dios nos favoreció. Gracias a Cristo, que murió y resucitó por nosotros, hemos sido favorecidos. Y lo que se espera de nosotros es no echar al olvido a Aquel que nos ha favorecido, tenemos que ser fieles a Él.
Desgraciadamente no siempre hemos sido fieles a Él. Pero Él sigue siendo fiel, ya que Él es el Sí permanente de Dios, el Sí eterno de Dios. Sabiendo esto debemos animarnos a seguir siendo fieles al Señor.
3.- Hay un dicho que nos ha hecho tristemente célebres a nosotros los chilenos. El dicho es: “El pago de Chile”, es decir, el no saber reconocer lo que Dios ha obrado en nosotros. Se nos olvida lo que Dios nos ha dado, no somos capaces de reconocer que el único que salva es Él. Naamán supo reconocer que fue Dios el que lo salvó.
Los nueve leprosos del evangelio no reconocieron lo que Jesús hizo en cada uno de ellos..
A veces cuando estanos en apuros es cuando nos acordamos de Dios. Y es el Señor que vuelve a preguntar: ¿dónde están los demás? ¿A dónde se fueron?
4.- El mensaje central del evangelio es que el samaritano tuvo un proceder agradecido. Más todavía si tenemos en cuenta la tradicional enemistad de los judíos con los samaritanos. El samaritano es excluido por dos razones: por su enfermedad y por ser samaritano. No es la primera vez que un samaritano es privilegiado en el evangelio.. Tenemos el caso de la samaritana que dialogó con el Señor; también el samaritano de la parábola que es propuesto como modelo de actuación correcta.
Sólo el samaritano volvió a dar gracias y glorificó al Señor. La vida de un discípulo ha de ser una acción de gracias permanente y glorificar a Dios en todo momento. Por lo mismo, lo que ahora vamos a hacer es lo mejor: una EUCARISTIA. Damos gracias y gloria a Dios Padre por Cristo, con Él y en Él junto al Espíritu Santo.
San Pablo nos hace la siguiente exhortación: “Estén siempre alegres. Oren sin cesar. Den gracias a Dios en toda ocasión: esto es lo que Dios quiere de todos ustedes, en Cristo Jesús. No extingan la acción del Espíritu”. (1Tesalonicenses 5,16-19).
Hno. Pastor.