Homilia para la Eucaristía del domingo 14 de septiembre de 2025
DOMINGO XXIV CICLO C.
Éxodo 327-11.13-14: Encontramos en el relato tres tiempos: la infidelidad del pueblo – la intercesión de Moisés – el perdón divino.
1Timoteo 1,12.17: Pablo fue objeto de la misericordia de Dios. El Señor transforma a Pablo de perseguidor a Apóstol.
Lucas 15,1-32: Tres parábolas que vienen a expresar la excelencia del amor de Dios, que sobrepasa todo límite. Es que así es la misericordia.
1.- Sabemos que Dios es Amor. Pero es necesario recalcar que no es cualquier amor. El Amor de Dios es esencialmente misericordioso. Capaz de compadecerse, de “arrepentirse”. Es la manera como grafica la Sagrada Escritura el Amor de Dios., Al respecto, es bueno ver lo que dice el profeta Oseas: “¿Cómo voy a abandonarte, Efraím? ¿Cómo voy a entregarte, Israel? ¿Cómo voy a tratarte como a Admá o a dejarte igual que Seboím? Mi corazón se subleva contra mí y se enciende toda mi ternura: no daré libre curso al ardor de mi ira, no destruiré otra vez a Efraím. Porque yo soy Dios, no un hombre: soy el Santo en medio de ti, y no vendré con furor.”(Oseas 11,8-9) El Señor es Dios, no hombre, es decir, es muy distinto a todos nosotros. Por eso es capaz de arrepentirse y perdonar
El amor de Dios es misericordioso ya que Él, siendo lo máximo, se agacha, como un padre se agacha para recoger a su hijo caído. En este sentido Él es el único misericordioso y quiere que también nosotros lo seamos.
2.- Es conmovedor el testimonio de Pablo. Tuvo una profunda experiencia cristiana ya que el Señor lo sacó de su situación de pecador, es decir, tuvo la experiencia de la misericordia divina, que es un amor transformante, de perseguidor en Apóstol. Y él mismo confiesa: Jesucristo vino al mundo para salvar a los pecadores.
3.- ¡Qué poco y mal conocemos a Dios! Tenemos imágenes distorsionadas de Dios. Cuando no se conoce a alguien se le imagina. Muchos hoy día no conocen a Dios, nada saben de Él porque desconocen a Jesús, el portarretrato de Dios. Jesús dijo: Quien me ve a Mí ve al Padre. Y porque existe un desconocimiento de Dios el hombre hace caricaturas de Dios. Si el Antiguo Testamento, que a veces se le califica de duro y cruel, nos muestra esta imagen de Dios que se arrepiente y perdona, ¡Cuánto más y mejor lo hace el Nuevo Testamento que es Buena Noticia de salvación! Y es lo que muestra el evangelio de hoy.
4.- Por medio de tres parábolas: la de la oveja perdida – la de la moneda perdida – la del hijo perdido, Jesús responde a los fariseos y maestros de la Ley que lo critican porque se junta a comer con pecadores.
Un banquete crea lazos de amistad; por eso es signo del Reino de Dios. Jesús trae el Reino, la salvación a todos. Así Jesús nos muestra y enseña como es el Padre Dios con todos nosotros pecadores. Y la alegría y la fiesta indican cuál es la postura de Dios frente al que se convierte.
Cada parábola algo indica. Así, la de la oveja perdida nos muestra cómo Dios pone en primer lugar a la perdida y deja las del redil. En la de la moneda perdida, la mujer busca, la iniciativa es de ella. En la del hijo perdido se da a conocer el inmenso amor de Padre, quien vuelve a reconocer a su hijo y lo celebra con un banquete. Los dos hermanos son el retrato de la humanidad.
Hoy el Señor invita a un Banquete. ¿A quiénes? A todos. No podemos ser como el hermano mayor, que juzga, condena y desconoce al otro como hermano.
Dios no es como nosotros ya que Él es Dios y no hombre; por eso desconcierta su actuar. Alegrémonos de tener tal Dios.
Hno. Pastor.