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Homilia para la Eucaristía del domingo 28 de julio de 2024.

DOMINGO XVII DEL CICLO B.

2Reyes 4,42-44: Milagro que prueba la misión del Profeta como portavoz de Dios, que alimenta a su pueblo.

Efesios 4,1-6: Urgente llamado a la unidad, que es la característica del Pueblo llamado por Dios.

Juan 6,1-15: Manifestación de Jesús como Mesías mediante este signo de la multiplicación de los panes.

1.- Ya sabemos que Dios salva, reúne, convoca a lo que está disperso. Pero no sólo eso, sino que la Palabra quiere resaltar la manera desproporcionada como Dios actúa, salva. Así, por ejemplo, en la Biblia vemos cómo se vale de personas débiles e inexpertas para realizar su obra. En el texto de Reyes, la desproporción es de 20 panes para cien personas. Y en el evangelio es de cinco panes para cinco mil. Todos son signos del poder de Dios que salva, del Dios que escoge y envía al que Él quiere. Es que la Fuerza de Dios se revela en lo débil. Concretamente el texto quiere afirmar que el que realmente sustenta al Pueblo no son los Baales, sino el Señor y que Eliseo es su Profeta; y que Jesús es el Enviado del Padre, que alimenta a todos.

2.- Es Dios quien reúne, convoca a su Pueblo y lo quiere alimentar. Así lo hizo con Israel en el desierto, así lo hace con nosotros. De modo que hemos sido convocados por Dios par ser de Él; somos su Pueblo y ovejas de su rebaño. Dios a todos ama y a todos alimenta. Pero esto trae una consecuencia: si todos somos de Él tenemos que vivir de acuerdo a la vocación – convocación que Él nos ha hecho. De ahí la vivencia de la unidad, que se basa en las virtudes comunitarias: humildad (nadie se cree más que el otro), mansedumbre (nada de violencia), paciencia (aceptándonos distintos)  y amor. Esto hace de una comunidad algo distinto, santo.

3.- Dios quiere que todos se alimenten de una manera integral, es decir, que a todos llegue el pan, la educación, la cultura, el desarrollo físico, intelectual, humano y espiritual.

Pero en una sociedad dividida no llega a todos el pan, porque hay una mala distribución de los bienes. En una sociedad dividida algunos pocos ganan escandalosamente mucho, y muchos ganan escandalosamente poco, de modo que no alcanzan a cubrir sus necesidades básicas. Y eso Dios no lo quiere, por lo tanto es pecado, no agrada a Dios. Es una mala señal para una sociedad.

4.- En cambio Juan en el evangelio nos habla de que Jesús hizo una señal, una buena señal, un signo. Signo que revela que Él es el Mesías, así como en la primera lectura se muestra que Eliseo es el Profeta de Dios. Jesús hace este signo cerca de Pascua, para mostrar que Él alimenta al nuevo Pueblo de Dios que peregrina por este mundo.

Nosotros los discípulos, los cristianos, también tenemos que realizar un Signo, ser una buena señal para la sociedad de hoy. Jesús, Eliseo fueron creíbles por sus signos, sus obras (cfr. Juan 10,38).

Nosotros los cristianos nos haremos creíbles también por los signos: la solidaridad, el compartir, la vivencia de la unidad en el respeto y amor verdadero. Aunque parezca utópico, cuando una comunidad, una sociedad viven esto es buena señal.

Las obras de solidaridad, amor y unidad acreditan a la comunidad cristiana.  Obas son amores y no buenas razones.

Esto hizo Jesús, esto debemos hacer nosotros. Ah, no olvidemos que ya estamos por comenzar el Mes de la Solidaridad. Pensemos qué vamos a hacer como comunidad.

Hermano Pastor.