Homilia para la Eucaristía del domingo 07 de abril de 2024.
SEGUNDO DOMINGO DE PASCUA. De la Misericordia.
Hechos 4,32-35: Sumario de la vida de la primitiva comunidad cristiana. Es una vida de Comunión plena.
1Juan 5,1-16: El texto une dos temas esenciales: creer y amar. El que cree también ama. El amor se debe mostrar para hacer creíble la fe.
Juan 20,19-31: Manifestación del Resucitado a los Discípulos. Les concede: la Paz y al Espíritu Santo, para que puedan dar vida y hacer creíble al Señor Resucitado.
1.- Hoy es una Día muy especial, porque celebramos al Señor, que es la expresión máxima del Amor misericordioso de Dios. Porque Dios, que es Amor, se difunde, se expande, mostrándonos por medio de Jesús el riquísimo amor que nos tiene.
Si nos fijamos en los textos de hoy, el Amor de Dios se hace realidad en la Comunidad de los creyentes. Y la mejor expresión de Dios en la comunidad es la vivencia de la Comunión, porque Dios es Comunión de Personas. He aquí lo esencial de la Iglesia. La Iglesia no es una sociedad monárquica, ni democrática, sino una comunión fraterna, la que se expresa en la comunidad de bienes y también en la Sinodalidad, es decir, caminando juntos para testimoniar al Resucitado.
2.- Basta con decirse creyente. Creyente es el que tiene fe en la Resucitado, cierto. Pero esta fe se expresa, se hace patente en el Amor. El discípulo, que dice amar a Dios, vive de acuerdo a lo que Dios quiere, cumple con la Voluntad de Dios y así hace creíble al Resucitado, por la vivencia de la fe en el Resucitado.
Creer en el Señor resucitado no es fácil, ya que no es cuestión de demostrar con discursos, sino con un estilo de vida nuevo, de resucitado.
3.- Evidente que el mundo, al no creer en el Resucitado, está en otra. Tal vez podrá haber mucha gente creyente en un Ser Supremo, pero no les trasforma la vida, no influye en sus vidas. Reina el individualismo, no el espíritu de comunión. La economía imperante es más bien individualista, creadora de más pobreza.
No se cree en la Misericordia, porque vive inmerso en un mundo de rencores, venganzas y odios. Se vive la cultura de la venganza. Hacen realidad el cántico de Lamec: “Caín será vengado siete veces, pero Lamec lo será setenta y siete veces”, es decir, una venganza ilimitada. Por eso es la cultura propia del mundo, de un no resucitado.
4.- Pero, he aquí que se nos manifiesta el Señor Resucitado, el que fue crucificado, por eso les muestra sus llagas. Es el mismo que ahora vive plenamente. Y nos trae dos preciosos regalos: nos trae el don de la Paz, es decir, el Shalom de Dios, que es armonía total. Nos trae también el don del Espíritu Santo, el Señor y dador de vida.
Porque es dador de vida, por eso, con Él se vence al pecado, se continúa la obra misericordiosa de Dios: el perdón de los pecados. El perdón se hace real, concreto.
No sólo los Apóstoles fueron plenificados con el Espíritu, sino todo aquel que cree en el Señor Resucitado.
Hoy hay muchos que se dicen creyentes, pero creen mal, ya que se dejan guiar solamente por sus sentidos. Son como Tomás, buscando señales, y algunas demasiado baratas, pare poder creer. La señal de las señales que el mundo necesita hoy es el testimonio del Amor misericordioso de Dios. Es esta fe operante la que vence al mundo.
Porque creemos en el Amor misericordioso de Dios vivamos en comunión concreta con Dios, con los hermanos y con el mundo.
Hno. Pastor.