EDD. jueves 09 de diciembre de 2021.
Hoy, jueves, 9 de diciembre de 2021
Primera lectura
Lectura del libro de Isaías (41,13-20):
YO, el Señor, tu Dios,
te tomo por la diestra y te digo:
«No temas, yo mismo te auxilio».
No temas, gusanillo de Jacob,
oruga de Israel,
yo mismo te auxilio
-oráculo del Señor-,
tu libertador es el Santo de Israel.
Mira, te convierto en trillo nuevo,
aguzado, de doble filo:
trillarás los montes hasta molerlos;
reducirás a paja las colinas;
los aventarás y el viento se los llevará,
el vendaval los dispersará.
Pero tú te alegrarás en el Señor,
te gloriarás en el Santo de Israel.
Los pobres y los indigentes
buscan agua, y no la encuentran;
su lengua está reseca por la sed.
Yo, el Señor, les responderé;
yo, el Dios de Israel, no los abandonaré.
Haré brotar ríos en cumbres desoladas,
en medio de los valles, manantiales;
transformaré el desierto en marisma
y el yermo en fuentes de agua.
Pondré en el desierto cedros,
acacias, mirtos, y olivares;
plantaré en la estepa cipreses,
junto con olmos y alerces,
para que vean y sepan,
reflexionen y aprendan de una vez,
que la mano del Señor lo ha hecho,
que el Santo de Israel lo ha creado.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 144,1.9.10-11.12-13ab
R/.El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad.
V/. Te ensalzaré, Dios mío, mi rey;
bendeciré tu nombre por siempre jamás.
El Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus criaturas. R/.
V/. Que todas tus criaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles.
Que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas. R/.
V/. Explicando tus hazañas a los hombres,
la gloria y majestad de tu reinado.
Tu reinado es un reinado perpetuo,
tu gobierno va de edad en edad. R/.
Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Mateo (11,11-15):
EN aquel tiempo, dijo Jesús al gentío:
«En verdad os digo que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan el Bautista; aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él.
Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora el reino de los cielos sufre violencia y los violentos lo arrebatan. Los Profetas y la Ley han profetizado hasta que vino Juan; él es Elías, el que tenía que venir, con tal que queráis admitirlo.
El que tenga oídos, que oiga».
Palabra del Señor
REFLEXIÓN :
Queridos hermanos:
De pocas figuras (bíblicas) celebramos el nacimiento. De muchos hacemos memorias a la hora de su muerte. Del Bautista, el nacimiento. Es que el Señor es clemente y misericordioso, como dice el salmo, lento a la cólera y rico en piedad. Precisamente por eso, a pesar de todo, a lo largo de la historia fue enviando profetas, para ver si se nos ablandaba el corazón, siempre, siempre, siempre.
El final de los profetas no fue nunca pacífico. Es que decir la verdad, cuesta. A veces, cuesta la vida. En el mundo siguen muriendo muchas personas, por decir la verdad, como el Bautista.
También nosotros estamos llamados a preparar el camino, ser Bautistas para la gente que nos rodea. Se trata de anunciar una buena noticia, un Dios rico en piedad, justo a su manera, como dice un cuentecillo de Anthony de Mello:
El Reino de los cielos es semejante a dos hermanos que vivían felices y contentos, hasta que recibieron la llamada de Dios para hacerse discípulos suyos.
El de más edad respondió con generosidad a la llamada, aunque tuvo que sentir cómo se desgarraba su corazón al separarse de su familia y de la muchacha a la que amaba y con la que soñaba casarse. Pero, al fin, se marchó a un país lejano, donde gastó su propia vida al servicio de los más pobres. Se desató en aquel país una persecución, a resultas de la cual fue detenido, falsamente acusado, torturado y condenado a muerte.
Y el Señor le dijo:
– «Muy bien, siervo fiel y cumplidor. Me has servido por el valor de mil talentos. Voy a recompensarte con mil millones de talentos. ¡Entra en el gozo de tu Señor!»
La generosidad del más joven fue menor. Decidió ignorar la llamada, seguir su camino y casarse con la muchacha a la que amaba. Disfrutó de un feliz matrimonio, le fueron bien los negocios y llegó a ser rico y próspero. De vez en cuando daba una limosna a algún mendigo o se mostraba bondadoso con su mujer y sus hijos. También de vez en cuando mandaba alguna pequeña suma de dinero a su hermano mayor que se encontraba en un remoto país, adjuntándole una nota que decía: «Tal vez con esto puedas ayudar mejor a aquellos pobres diablos».
Cuando le llegó la hora, el Señor le dijo:
– «Muy bien, siervo fiel y cumplidor. Me has servido con valor de diez talentos. Voy a recompensarte con mil millones de talentos. ¡Entra en el gozo de tu Señor!»
El hermano mayor se sorprendió al oír que su hermano iba a recibir la misma recompensa que él. Pero le agradó sobremanera. Y dijo:
– «Señor, aun sabiendo esto, si tuviera que nacer de nuevo y volver a vivir, haría por Ti exactamente lo mismo que he hecho».
Fuente : https://www.ciudadredonda.org/calendario-lecturas/evangelio-del-dia/hoy