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Homilía para la Eucaristía del domingo 20 de julio de 2025.

DOMINGO XVI DEL CICLO C.

Génesis 18,1-10: Hermoso texto que contiene dos partes: la manifestación de Dios a Abraham y el anuncio del nacimiento de Isaac.
Colosenses 1,24-28: Pablo se dedica en cuerpo y alma a la tarea de dar a conocer el Misterio de Dios, que quiere salvar a todos; por ello Él envía a su Hijo, que es la esperanza de la gloria.
Lucas 10,38-42: Se nos da a conocer lo que hay que hacer para ser un verdadero cristiano: acoger al Señor, escucharlo.

1.- El domingo pasado la Palabra nos hablaba de la importancia de hacerse prójimo, de aproximarse al otro. Sólo de esta manera se ama de verdad.
Hoy, en el hermoso relato del Génesis, cómo el Señor se hace el encontradizo con Abraham, “se apareció a Abraham”. Podemos decir que el Señor se hace prójimo de Abraham, llamado también el “Amigo de Dios”. Abraham acoge, agasaja y dialoga con el Señor. El resultado de este encuentro es la promesa: Dios le anuncia el nacimiento de un hijo. Hay una comida, que sugiere un sacrificio de comunión con el Señor.

2.- Dios se aproxima a la humanidad. Este es el gran Misterio del Plan de Dios. Él viene a nosotros y quiere entrar en la vida del hombre para que éste alcance la plenitud. Pablo da a conocer este Misterio. Conocer el Misterio es conocer a Cristo, lo que se traduce en un vivir en comunión con Él. Dios nos quiere maduros, plenos. Y esto se logra cuando se acepta al Señor en la vida. Entonces es realidad lo que dice el Apóstol: “Cristo en nosotros esperanza de la gloria”.

3.- Deseo innato de todo ser humano es el progresar, ser más. Y lucha por lograr esto. Pero, desgraciadamente, no todos alcanzan este progreso. Y es por dos razones. Una razón, el progreso no es integral, sino sólo parcial. Muchos se conforman con un progreso material, otros con un progreso intelectual, pero quedan incompletos. Otra razón es que se sueña con el hombre perfecto, con el superhombre, pero a nivel puramente humano, lo cual es un mito. Sólo con Cristo y en Cristo se alcanza l plenitud. Pablo anuncia a todos a Cristo “para que todos alcancen la madurez en Cristo”.

4.- Dios se hospedó con Abraham y éste lo acogió. Jesús se hospeda en casa de Marta y María y también fue agasajado-
El evangelio nos da a conocer lo que hay que hacer para ser un verdadero discípulo. Esto se grafica en la actitud de María. Ella estaba sentada a los pies de Jesús y escuchaba su palabra. Lo que en el lenguaje evangélico significa que ella optó por ser discípula del Reino de Dios. Porque el verdadero discípulo escucha la Palabra y la vive.
El evangelio nos quiere señalar el principio de la acción. El enviado de Dios debe en primer lugar escuchar a Dios, aprender de eÉl y luego actuar. Jesús no opone la vida activa a la vida contemplativa.
En nuestro mundo, en la Iglesia, dominados por la acción, no se busca lo único necesario. Y es importante y necesario sentarse a los pies de Jesús. Podría decirse que la consigna para todo cristiano ha de ser ESCUCHAR. ¿A quién? A Dios, que nos habla a través de su Palabra y también a través de los acontecimientos. Quien escucha puede llegar a ser maduro en su fe.
Hoy viene el Señor y quiere hospedarse con nosotros ya que quiere comer con nosotros; nos trae el Banquete de Reino. Aceptemos su visita y escuchémosle.

Hno. Pastor.