Homilía para la Eucaristía del domingo 25 de mayo de 2025.
DOMINGO SEXTO DE PASCUA.
Hechos15,1-2.22-29: Surge un gran problema en la comunidad: ¿la salvación se debe a Dios o a las prácticas de la Ley? La solución surge de la comunidad reunida en torno a los Apóstoles.
Apocalipsis 21,10-14.22-23: Se describe la urbanística de la Nueva Jerusalén en el cielo nuevo. Todo es perfección y belleza. Ciudad que se centra en el Señor y el Cordero (el Resucitado).
Juan 14,23-29: Se muestra la situación de los discípulos sin la presencia física de Jesús. Existe una relación íntima con el Señor; el Espíritu actúa en ellos; Jesús les deja su Paz.
1.- El Domingo pasado veíamos que el Resucitado sigue presente, pero de un modo diferente. Sigue actuando a través de la Iglesia, la que se puede definir como “el Signo e instrumento del Señor resucitado”. Él es la causa de toda salvación y nadie más. No son las religiones, ni los ritos y ceremonias, sino el aceptar al Señor Resucitado lo que trae salvación. Esto que hoy es tan obvio no lo fue para muchos cristianos de la primera generación provenientes del judaísmo y lo mismo sucede con algunos creyentes hoy día, a quienes cuesta aceptar la gratuita salvación que viene del Señor Resucitado; les cuesta aceptar que la salvación reside en el Señor Resucitado.
2.- La comunidad de los discípulos, los salvados por Cristo, es presentada como la nueva Jerusalén. El domingo pasado se hablaba del cielo nuevo y de la tierra nueva, en la que Dios es su Soberano. Es que en el Reino en su plenitud todo es nuevo. La salvación es graficada como una ciudad santa (diferente) y fraterna, en la que Dios es su Soberano; por eso no necesita templo o espacio sagrado. A esta ciudad nueva todos pueden entrar (tiene puertas por los cuatro costados), todos los que han sido rescatados y purificados por la Fuerza del Espíritu Santo. Dios siempre está en medio de su Pueblo, a quien ama entrañablemente.
3.- La Iglesia peregrina en este mundo todavía no es como la descrita en el Apocalipsis. Todavía hay defectos en ella. Todavía existe gente que no quieere que todos entren imponen reglas y contradicen a lo que enseña el Señor. Esta postura se llama “Sectarismo”; sólo ellos se salvan y los que son como ellos.
El Papa Francisco decía: la Iglesia debe estar abierta a todos. Y quien dice iglesia diga también el país, la ciudad, la sociedad.
Hay muchos extranjeros que no son deseados ¿Por qué? Porque son de otra raza, cultura, ideología o religión…etc. ¿Acaso no sucede esto hoy día en nuestra sociedad, que se pavonea cantando. “Y verás cómo quieren en Chile al amigo cuando es forastero”? Y Dios quiere otra cosa.
4.- Hoy el evangelio nos dice cuál es la suerte del discípulo, de la Iglesia en este mundo. En primer lugar existe una relación íntima del discípulo con el Señor: “Iremos a Él y habitaremos en él”. De modo que Dios está en medio. En segundo lugar el Espíritu Santo es el que actúa en los discípulos y los guía. Y en tercer lugar, el que se deja guiar por el Espíritu Santo recibe el don del Señor, su Paz plena.
Entonces se empieza ya a vivir en el cielo nuevo y la tierra nueva. El reinado de Dios se hace efectivo entre los hombres.
No nos asustemos por las dificultades que a veces surgen en medio nuestro. Con el Señor presente todo se aclara, todo se resuelve. Es cuestión de dejarse guiar por Él, como lo hizo la primitiva comunidad de los creyentes.
Hoy, a quí, está el Señor en medio y viene a habitar entre nosotros. Dejémonos invadir por Él.
Hno, Pastor.