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Homilía para la Eucaristía del domingo 11 de mayo de 2025.

DOMINGO CUARTO DE PASCUA.


Hechos 13,14.43-52: Pablo y Bernabé, al ser rechazados por los judíos, predican a los paganos. El evangelio es para todos.
Apocalipsis 7,9,14-17: Los no judíos también forman parte de los elegidos por Dios. Su pastor es el Cordero, que los guía a la vida en plenitud.
Juan 10,27-30: Parte del discurso que presenta a Jesús como Pastor, que da la vida. Es preciso escuchar a Jesús; así se manifiesta la pertenencia a Jesús.

1.- Jesús resucitado viene a salvar a todos, incluso a los que están fuera, es decir, también a los no judíos. Pablo está consciente de esta verdad esencial. Porque salvación significa también reunión, significa incorporación al Pueblo de Dios. Como dirá el mismo Apóstol en su carta a los Efesios: Gracias a Cristo Jesús, ustedes que alguna vez estaban lejos, ahora está cerca por la sangre de Cristo.(Efesios 2,3). Lo que nos quiere indicar es que gracias a un acontecimiento salvífico, Cristo inmolado, todos estamos reconciliados y llamados a formar un solo Pueblo, el de Dios, un solo Cuero, el de Cristo. Y es lo que poco a poco se va haciendo realidad a causa del rechazo de la Sinagoga a los cristianos.
2.- Y en el Apocalipsis se presenta como una realidad consumada lo que antes había sido anunciado. Jesús, el inmolado, es quien apacienta, guía y alimenta a todos para que tengamos plenitud de vida. Es que Cristo incorpora, no excluye. Él es el que quiere ser Pastor de todos.
Lo afirma el Apocalipsis, pero también la primera lectura, cuando nos dice que “los discípulos, por su parte, quedaron llenos de alegría y del Espíritu Santo”. En verdad, Dios alimenta a su Pueblo y lo apacienta.
3.- El Papa Francisco muchas veces dijo que se estaba imponiendo en todas partes la cultura del descarte, del rechazo. Sólo se admite lo bueno, lo mejor. Y se invocan distintos motivos superfluos para descartar. Y Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, no descarta a nadie, ya que Él quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad (cfr. 1Timoteo 2,4).
4.- Dice el salmo responsorial: “Somos su Pueblo y ovejas de su rebaño”. Es verdad, pero el Señor hoy día nos dice algo muy cierto: “Mis ovejas escuchan mi voz. Yo las conozco y ellas me siguen”. Con esto se describe la intimidad de las relaciones existentes entre Jesús y sus discípulos de todos los tiempos. Jesús, el Buen Pastor, nos conoce, es decir, está en íntima comunión con sus discípulos. La fe lleva a una adhesión plena del hombre creyente con Jesús, una intimidad del corazón que lleva a una mutua comunión de vida.
Se nos está indicando algo esencial en esta Palabra; que si aceptamos a Cristo, su Palabra, somos ovejas de su rebaño.
Y este Buen Pastor nos ha regalado un Pastor que promete. Demos gracias a Dios por este nuevo Papa, León XIV, quien toma la antorcha del Papa Francisco para seguir sirviendo al Santo Pueblo de Dios.
Vamos a comulgar, es decir, vamos a expresar lo que ya vivimos: la comunión. No se puede expresar lo que no se vive, sería una mentira.
Si somos de Cristo escuchemos su voz, no las consignas del mundo, que son engañosas. Celebremos, hermanos.
Hno. Pastor.