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Reflexión de Viernes Santo.

Además de la perspectiva teológica, la muerte de Jesús también ha sido un símbolo de resistencia y esperanza. A lo largo de la historia, muchos han encontrado en su sacrificio una inspiración para luchar contra la injusticia, defender a los oprimidos y vivir con compasión y entrega. Su crucifixión no solo se entiende como un hecho histórico, sino como un testimonio de un amor que desafía la violencia y el poder.

Tu hora ha llegado
el día de tu entrega total
y este gesto extremo es solo Tuyo
porque nadie puede vivir o morir
en lugar de otro
Pero Tú
con la ligereza de un Hijo amado
tomas sobre Ti
un peso que no es Tuyo
Llevas en tus hombros
la amargura de las utopías frustradas
la incomprensión de los corazones duros
la injusticia de los cómplices del mal
la humillación de los poderes corrompidos
el abandono de la amistad amedrentada
Esta es la humillante cruz
de nuestro linaje humano
Y Tú quisiste transformar
por exceso de amor
todo este dolor en puro don
Por eso
Señor que ama hasta el fin
que hoy mi corazón transborda
de pasión y gratitud
Hazme un hermano consolador
de los crucificados y crucificados
de este mundo sediento de salvación
Y que al cruzarse con
Tu iglesia de Verónica y Cirineus
todos sepan que
desde Tu último viernes
los extremos del dolor y el amor
se unieron para que
en cada drama humano
nadie más se siente
sin una tierna y santa compañía.