Comentario al Evangelio del sábado 01 de marzo de 2025.

REFLEXIÓN FRANCISCANA SOBRE EL EVANGELIO.
LA PALABRA DE DIOS NOS ENSEÑA – San Marcos 10, 13-16
Que la luz de Cristo siga calentando, iluminando, guiando y dando sentido a nuestra vida y vocación. Nosotros, como familia franciscana, estamos llamados a cultivar un corazón sencillo, desprendido de preocupaciones innecesarias y lleno de gratitud. Como San Francisco, debemos acercarnos a Dios con la alegría y la confianza de un niño que sabe que es amado.
Queridos hermanos y hermanas, hoy hacemos la Memoria de Santa María en sábado es una conmemoración semanal en honor a la Virgen María, el sábado fue elegido porque, según la tradición, fue el día en que la Virgen María, después de la muerte de Jesús, permaneció en la más firme esperanza de su resurrección. Mientras los discípulos estaban dispersos por el miedo y la incertidumbre, María conservó la fe y la confianza en Dios. Por eso, el sábado se considera un día especial para honrar su fidelidad. Hermanos y hermanas. Hermanos y hermanas, San Francisco de Asís vivió el Evangelio con un corazón de niño, confiando plenamente en la providencia de Dios y abrazando la vida con alegría y humildad. La sencillez no es sinónimo de ingenuidad, sino de una actitud de apertura y desapego, de reconocer que todo es don de Dios. Como familia franciscana, estamos llamados a vivir con un corazón libre, sin apegarnos a lo material ni a la búsqueda del prestigio. En un mundo lleno de preocupaciones y ambiciones, Jesús nos recuerda que solo los que tienen un espíritu sencillo pueden acoger el Reino de Dios. Hoy el Evangelio nos presenta a Jesús acogiendo a los niños, bendiciéndolos y proclamando que el Reino de Dios pertenece a los que se hacen como ellos. Este pasaje ilumina profundamente nuestra espiritualidad francisClariana, que se fundamenta en la humildad, la confianza en Dios y la fraternidad con los más pequeños y sencillos. San Francisco y Santa Clara de Asís nos enseñó a vivir con un corazón de niño, lleno de asombro ante la belleza de la creación y en total confianza en la Providencia divina. Jesús nos invita a recibir el Reino de Dios como niños, es decir, con humildad, sin prepotencia ni autosuficiencia.
¿Cómo acogemos el Evangelio en nuestra vida?
¿Nos abandonamos con confianza en la Providencia, sin aferrarnos a seguridades humanas?
Hermanos y hermanas, Jesús no solo acoge a los niños, sino que también reprende a los discípulos que intentaban alejarlos. Esto es una llamada de atención para nosotros. En nuestra vida y misión como francisClariana, estamos llamados a acercarnos a los más pobres, los marginados y los vulnerables. San Francisco de Asís abrazó a los leprosos, a los despreciados de su tiempo. Siguiendo su ejemplo, debemos preguntarnos:
¿Nos dejamos abrazar por Jesús en nuestra oración diaria, con sencillez y abandono?
¿Transmitimos esa ternura en nuestra vida de fraternidad, en el trato con la gente que vive cerca de nosotros de manera especial nuestra familia?
El gesto de Jesús de tomar a los niños en sus brazos y bendecirlos nos recuerda que nuestra misión como francisClariano debe estar impregnada de ternura y cercanía. No basta con hablar del Evangelio, sino que debemos hacerlo vida a través del amor concreto.
¿Nuestra oración está llena de confianza y sencillez, como la de los niños?
¿Dejamos que nuestra vida sea un testimonio de la alegría del Reino?
Hermanos y hermanas, este pasaje nos interpela a vivir con un corazón humilde, a acoger a los pequeños y a ser instrumentos del amor de Dios. Como francisClarianos, estamos llamados a reflejar el rostro de Cristo, que bendice y acoge con ternura. Pidamos a la Virgen María y a San Francisco y a Santa Clara de Asís que nos ayuden a vivir con sencillez, alegría y apertura al Reino de Dios. Que San Francisco y Santa Clara nos guíen en este camino de sencillez, amor y confianza en Dios.
¡Paz y bien! –
Hno. Mauricio Silva Dos Anjos – Hermano Menor Capuchino de Chile.