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EDD. viernes 10 de enero de 2025.

PRIMERA LECTURA

El Espíritu, el agua y la sangre.

Lectura de la primera carta de san Juan    5, 5-13

Hijos míos:

¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? Jesucristo vino por el agua y por la sangre; no solamente con el agua, sino con el agua y con la sangre.

Y el Espíritu da testimonio porque el Espíritu es la verdad.

Son tres los que dan testimonio: el Espíritu, el agua y la sangre; y los tres están de acuerdo.

Si damos fe al testimonio de los hombres, con mayor razón tenemos que aceptar el testimonio de Dios. Y Dios ha dado testimonio de su Hijo.

El que cree en el Hijo de Dios tiene en su corazón el testimonio de Dios. El que no cree a Dios lo hace pasar por mentiroso, porque no cree en el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo. Y el testimonio es éste: Dios nos dio la Vida eterna, y esa Vida está en su Hijo.

El que está unido al Hijo, tiene la Vida; el que no lo está, no tiene la Vida.

Les he escrito estas cosas, a ustedes que creen en el Nombre del Hijo de Dios, para que sepan que tienen la Vida eterna.

SALMO RESPONSORIAL  147, 12-15. 19-20

R/. ¡Glorifica al Señor, Jerusalén!

¡Glorifica al Señor, Jerusalén, alaba a tu Dios, Sión! Él reforzó los cerrojos de tus puertas y bendijo a tus hijos dentro de ti. 

Él asegura la paz en tus fronteras y te sacia con lo mejor del trigo. Envía su mensaje a la tierra, su palabra corre velozmente.

Revela su palabra a Jacob, sus preceptos y mandatos a Israel: a ningún otro pueblo trató así ni le dio a conocer sus mandamientos.

 EVANGELIO

Al instante la lepra desapareció.

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas   5, 12-16

Mientras Jesús estaba en una ciudad, se presentó un hombre cubierto de lepra. Al ver a Jesús, se postró ante Él y le rogó: “Señor, si quieres, puedes purificarme”.

Jesús extendió la mano y lo tocó, diciendo: “Lo quiero, queda purificado”.  Y al instante la lepra desapareció.

Él le ordenó que no se lo dijera a nadie, pero añadió: “Ve a presentarte al sacerdote y entrega por tu purificación la ofrenda que ordenó Moisés, para que les sirva de testimonio”.

Su fama se extendía cada vez más y acudían grandes multitudes para escucharlo y hacerse sanar de sus enfermedades.  Pero Él se retiraba a lugares desiertos para orar.

Palabra del Señor.

Fuente : https://www.eucaristiadiaria.cl/dia.php

REFLEXIÓN

Nadie hubiera pensado que curarse de la lepra fuera tan fácil. Lo único que precisó este enfermo, fue acercarse humildemente a Cristo y pedírselo. Él sabía que Cristo bien podía hacerlo. Además, cree con todo su corazón en la bondad del Maestro. Quizá por esto, es que se presenta tan tímido y sencillo a la vez: «Maestro, si quieres, puedes curarme». La actitud denota no sólo humildad y respeto, revela además, confianza…

La vida de muchas personas, y a veces la nuestra, se ve llena de enfermedades y males, sucesos indeseados y problemas de todos los tipos, que nos podrían orillar a perder la confianza en el Maestro, Buen Pastor. Quizá alguna vez, hemos pensado que Él nos ha dejado, que ya no está con nosotros; pues sentimos que nuestra pequeña barca ha comenzado a naufragar en el mar de la vida… Pero de esta forma, olvidamos que el primero en probar el sufrimiento y la soledad fue Él mismo, mientras padecía su muerte en la cruz. Y así, nos quiso enseñar que Dios siempre sabe sacar bienes de males, pues por esa muerte ignominiosa, nos vino la Redención.

La lección de confiar en Cristo y en su infinita bondad, no es esperar que nos quitará todos los sufrimientos de nuestras vidas. Sino que nos ayudará a saber llevarlos, para la purificación de nuestra alma, en beneficio de toda la Iglesia.

Fuente : https://www.es.catholic.net/op/articulos/11786/cat/569/senor-si-quieres-puedes-limpiarme.html